Este documento discute la envidia como un pecado capital. Define la envidia como un deseo desordenado de poseer lo que el prójimo tiene, aunque sea de forma indebida, lo que puede causar tristeza, enojo y odio. También cita a dos santos, San Agustín y San Gregorio Magno, quienes describen a la envidia como el pecado diabólico por excelencia y la fuente de males como la maledicencia y la calumnia. Para combatir la envidia, el documento recomienda dejarnos