Análisis de codncuta

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ANÁLISIS FUNCIONAL DE
LA CONDCUTA DISRUPTIVA
Y PLAN DE ACCIÓN

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1. IFINICIÓN DE LA CONDUCTA
A lo largo del segundo trimestre tuvieron lugar una serie de episodios en los
cuales el alumno XXX mostró una conducta agresiva hacía varias profesoras
(heteroagresiones), llegando a empujarlas e incluso tirarlas al suelo.
Ante estos acontecimientos, y con el objetivo de eliminar dicha conducta, y
de evitar que el profesorado que atiende el aula pueda sufrir nuevas agresiones, o
que estas puedan extenderse hacia el resto del alumnado del aula, desde el Centro
nos pusimos en contacto con:
 El terapeuta privado que atiende al alumno desde pequeño
 El Equipo Específico de Autismo.
 Contamos en todo momento con el parecer y la colaboración de la
familia del alumno.
De todas estas reuniones mantenidas, llegamos a la conclusión de la
necesidad de poner en marcha un “Plan de Acción”, centrado principalmente en un
“Programa de modificación de conducta” basado en un sistema de premios.
2. ANÁLISIS FUNCIONAL.
A continuación se recoge, de manera detallada, la información relevante
sobre los 4 episodios de conducta disruptiva que ha manifestado el alumno a lo
largo del segundo trimestre:
Episodio 1 de conducta agresiva.
 Historial de conducta: La primera conducta agresiva tuvo lugar al finalizar el
taller de “Huerto” (lunes de 13:00-14:00).
 Antecedentes: Habiendo concluido el taller de “Huerto”, los alumnos y
alumnas entran en el aula y se dirigen al baño que hay en la misma para
lavarse las manos. La monitora, se dirige al alumno, diciéndole que tiene que
echarse primero jabón en las manos, esto provoca en él alteración y empieza a
correr detrás de ella. La profesora responsable del taller, al escuchar el ruido
entra en el baño y se lo encuentra de frente, en ese momento recibe un tortazo,
saliendo sus gafas por los aires y después le pega en los brazos. Un alumno que

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estaba cerca de ellos en ese momento, también recibe un manotazo en la
espalda y el cuello.
 Topografía: La forma física que adquiere la conducta es de agresión hacia
terceras personas, en este caso la maestra y un alumno.
 Función: Consideramos que la conducta es fruto de la corrección llevada a
cabo por la monitora.
 Consecuencia: En cuestión de segundos la maestra consigue sentarlo y
relajarlo.
Episodio 2 de conducta agresiva.
 Historial de conducta: La conducta tuvo lugar a mitad de la jornada, mientras
se realizaba el “Trabajo en mesa” (miércoles a las 10:00 aproximadamente)
 Antecedentes: Se encontraban todos los alumnos trabajando de manera
individual, sentados en el sitio que cada uno de ellos tienen asignado para el
trabajo en mesa. La maestra, se encontraba de pie, junto al armario de plástica,
cogiendo los materiales necesarios para la siguiente actividad. En ese
momento, el alumno se levanta y coge sus pinturas del mueble. Dicha
profesora le dice: “Estamos trabajando, no necesitas las pinturas…”. En ese
momento el alumno, que se encontraba de espalda a la maestra, se gira y le da
un empujón, dejándola caer al suelo
 Topografía: En esta ocasión la forma física que adquiere la conducta, vuelve a
ser la agresión física hacia terceras personas, en este caso la maestra-tutora.
 Función: Aparentemente, la reacción del alumno parece ser debida a la
negativa manifestada por la tutora, al decirle que “NO” coja las pinturas.
 Consecuencia: La maestra, al no saber cómo actuar ante tal conducta, le dice
que se siente y siga trabajando. El alumno no tuvo ninguna reacción al
respecto, y el resto del día transcurrió con normalidad.
Episodio 3 de conducta agresiva.
 Historial de Conducta: En esta ocasión la conducta agresiva tuvo lugar
durante la sesión de “Educación Física” (viernes a las 10:45 aproximadamente)
 Antecedentes: Estamos en el patio haciendo Educación Física, junto con los
compañeros del PCPI y Aula Específica “A”, han hecho calentamiento y
terminan de hacer estiramientos. El ambiente, en general, lo percibimos como
relajado. Es el momento de ponerse los petos para empezar el partido. La
profesora responsables de la sesión de “Educación Física” se da cuenta de que
él alumno no se está poniendo bien el peto, ya que quiere meter la cabeza por
una manga, lo mira y le dice: "XXX, no, espera, ahora te ayudo..." Y lo siguiente
es un empujón, que nadie percibió hasta que yo estuvo la maestra en el suelo.

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 Topografía: Agresión física hacia terceras personas, en esta ocasión la
maestra de educación física.
 Función: Seguimos considerando que el desencadenante de la conducta
agresiva es la corrección.
 Consecuencia: La tutora que estaba presente se dirige a él y le pide que se
siente. Le habla tranquilamente, diciéndole que eso no se hace, pidiéndole una
explicación… Él está nervioso, como consciente de lo ocurrido y ya sin
conducta agresiva. Lo dejamos sentado sin participar en la actividad que
estamos realizando y es cuando se levanta y empieza a dar gritos e intenta
participar en la actividad sin el permiso de las maestras. Ante esta situación, le
indicamos que si quiera participar en la actividad, tiene que pedir perdón a la
maestra a la que ha agredido. El alumno pide perdón y participa en la
actividad. El resto de la jornada transcurre con normalidad.
Episodio 4 de conducta agresiva.
 Historial de Conducta: Este cuarto episodio tuvo lugar durante el “Trabajo en
mesa”, (jueves a las 11:00 aproximadamente).
 Antecedentes: Se encontraban todos los alumnos trabajando de manera
individual, sentados en el sitio que cada uno de ellos tienen asignado para el
trabajo en mesa. La actividad consistía en tener que emparejar, y pegar en el
cuaderno, un dibujo con su nombre. El alumno coge un dibujo erróneo al que
se le pide. En ningún momento se le corrige con negación. La manera de
proceder fue: “XXXX lee el nombre de ese dibujo…muy bien”, seguidamente la
maestra coge el dibujo correcto y mostrándoselo le pide que lea el nombre. El
alumno reacciona intentando empujar a la maestra, cosa que no consigue al
estar la mesa de trabajo por medio, y trata de darle una patada por debajo de
la mesa. Tratamos de no darle importancia y seguimos con la actividad. Parece
que todo está solucionado, cuando el alumno vuelve a darle a la maestra un
nuevo empujón y una patada. La maestra vuelve a decirle que está trabajando
muy bien, y acto seguido el alumno se levanta, tira la silla, golpea al alumno
que había junto a él en la espalda, se va a una esquina de la clase y se pone a
chillar. Antes de poder reaccionar el alumno sale corriendo hacia la profesora,
la agarra por el cuello de la bata y la zarandea en repetidas ocasiones. Cuando
la maestra consigue separarse del alumno, ésta intenta tranquilizarle
diciéndole que se tranquilice. Al ver que el alumno sigue detrás de ella con
actitud violenta, la maestra se ve en la obligación de tener que salir del aula. El
alumno trata de abrir para ir “a por la maestra”.
 Topografía: Agresión física hacia terceros, en este caso la maestra y el alumno
que está sentado al lado de él.
 Función: En este caso parece ser que el desencadenante vuelve a ser la
corrección que la maestra realiza al alumno.

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 Consecuencia: La monitora consigue tranquilizar al alumno, la maestra entra
de nuevo en clase y el alumno le da un beso y le pide perdón. El alumno se
sienta y prosigue con la actividad como si no hubiese pasado nada.
A la vista de la información recogida, creemos que estas conductas agresivas
tienen como posible desencadenante, la “negación” o la “corrección” inesperada,
que de un modo u otro, recibe el alumno en determinadas actividades, ya sean de
aprendizaje o no. Es por ello, que nuestra intervención irá dirigida, principalmente,
a evitar que aparezcan las “crisis” en el alumno, intentando identificar y actuar
sobre los precursores, haciendo ver, poco a poco, al alumno, que la negación o la
corrección no es algo negativo.
No obstante, es fundamental seguir realizando un registro de la conducta
que manifieste el alumno. De este modo, se propone el registro anecdótico ABC,
donde la ocurrencia de cada una de las conductas se debe registrar usando el
procedimiento narrativo estructurado de “antecedentes-conductas-consecuentes”.
Se debe registrar la siguiente información:
- Fecha del episodio.
- Hora del episodio.
- Topografía concreta.
- Personas presentes.
- Actividad que se realizaba.
- Lugar donde ocurre.
- Antecedentes inmediatos.
- Conducta.
- Consecuencia.
3. PLAN DE ACCIÓN.
Evidentemente el objetivo final de este “Plan de Acción” es reducir la
conducta agresiva en todas las situaciones en las que se produce. Pero para
lograrlo es necesario que el alumno aprenda otro tipo de conductas alternativas a
la agresión. Con ello queremos decir que el tratamiento tendrá siempre dos
objetivos a alcanzar, por un lado la eliminación de la conducta agresiva y por otro
la potenciación junto con el aprendizaje de la conducta asertiva o socialmente
hábil.
Para conseguir dicho objetivo, y aunque nuestra principal intención es
intervenir antes de que tenga lugar la conducta agresiva, es fundamental

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establecer una serie de estrategias de intervención en tres momentos
fundamentales: antes, durante y después de la conducta.
3.1. ANTES DE LA CONDUCTA.
Un programa que pretende principalmente intervenir o prevenir las
conductas problemáticas, en este caso de heteroagresividad, debe de proponer
alternativas y modificaciones, no sólo dirigidas a la persona (al alumno), sino
también al entorno que las mantiene. Es por ello que el primer paso en nuestra
intervención con el alumno, será establecer con claridad una serie de
estrategias para eliminar los estímulos favorecedores de la conducta
problemática.
En el caso que nos ocupa, y como ya se ha comentado en apartados
anteriores, la conducta agresiva que manifiesta el alumno parece tener como
desencadenante, la “negación” o la “corrección” inesperada, que de un modo u otro,
recibe el alumno en determinadas actividades, ya sean de aprendizaje o no.
Ante tal situación las estrategias, que desde el equipo educativo que atiene
al alumno hemos decidido adoptar, son las siguientes:
1. Listado proporcionado por la madre, sobre las situaciones que pueden generar
en el alumno cierta inestabilidad, y pueden ser desencadenantes de “crisis”.
2. Cuidado con las correcciones. Se tratará de no ser tajantes en las negaciones, y
de corregir al alumno utilizando estrategias variadas: centrarnos en lo positivo
para corregir lo que ha hecho mal, dar inmediatamente a la corrección un
reforzador positivo (estrella)… Pero debemos corregirle siempre.
3. Apoyo visual: agenda y normas. Es necesario dotar el entorno del alumno de
claves estimulares que le proporcionen información por adelantado.
- Agenda. La agenda le permitirá al alumno adquirir las habilidades para
planificar su propia acción, haciéndose más independiente del adulto.
Será de gran utilidad el uso de claves visuales que orienten al alumno
hacia la acción futura, pues actúan como imágenes mentales que
permiten planificar la acción que debe llevarse a cabo en un momento
determinado. De este modo con el alumno usaremos 3 agendas:
- Una agenda que estructura todas las actividades que tendrán
lugar a lo largo de la jornada escolar. Esta agenda se realiza en la
“Asamblea”, y es válida para todo el alumnado.
- Una agenda individual para el “Trabajo en mesa”, donde
aparecerán las actividades a realizar y los momentos en los que
conseguirá los reforzadores.

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- Una agenda individual para el “Desayuno” que regulará también el
momento de la “recompensa” una vez haya terminado de
desayunar.
- Normas. Las normas visuales ayudarán a nuestro alumno a controlar su
conducta, clarificándole algunas de las abstracciones de la vida difíciles
de comprender. Cuando el alumno sepa qué esperar y cómo comportarse,
se sentirá más relajado y más satisfecho. Es necesario hacerle saber, de
manera visual, lo que es y lo que no es aceptable. Las reglas/normas le
ayudarán ya que le indica cómo actuar.
Las reglas estarán expuestas en un lugar visible. Cada mañana, como
parte de la “Asamblea”, comenzaremos revisando las reglas. Nos
aseguraremos de que el alumno vea las reglas, y las revisaremos tan a
menudo como sea necesario y cuando la conducta del alumno necesite
ser corregida. En este último caso le mostraremos la regla, estableciendo
lo que el alumno tiene que hacer. Debemos esperar y darle tiempo para
que modifique su comportamiento y encajar las indicaciones. También
utilizaremos estas reglas visuales para redirigir al alumno cuando haya
algún problema (chillar, imitar a un compañero…).
4. Economía de fichas. Siguiendo las indicaciones establecidas por el terapeuta
que trabaja con el alumno desde pequeño, se pone en marcha un “sistema de
premios o economía de fichas”, que ayude al alumno a adquirir hábitos de
conducta social adecuadas y conseguir un rendimiento académico acorde con
sus posibilidades.
Para favorecer la motivación del alumno ante las
exigencias de los profesionales que trabajan con él, nada
mejor que incentivar su comportamiento mediante un
sistema formal y planificado de recompensas, bien sean
éstas materiales (gusanitos, caramelos…), de actividad
(tiempo de ocio, ordenador…) o sociales (atención,
elogios, reconocimiento…). Ahora bien, las recompensas
no estarán disponibles en cualquier momento, ni resulta
deseable acostumbrar al alumno a actuar con la
expectativa de obtenerlas de manera inmediata. Por ello se utilizaran los
“reforzadores de apoyo o recompensas simbólicas”, en nuestro caso “estrellas” y
“felicitaciones”.
Para llevar esto a cabo, utilizaremos un cartel llamativo de un cohete en el
espacio, al que iremos poniendo “estrellas” cada cierto tiempo, si el
comportamiento del alumno es el adecuado. Las estrellas permanecerán en el
bolsillo de la profesora hasta que sean utilizadas, para evitar que el alumno las
pueda coger sin haberlas “conseguido”.

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A lo largo de la jornada educativa el alumno podrá conseguir 2 recompensas:
antes de salir al recreo y antes de irnos a casa (con el tiempo se irán
eliminando los reforzadores poco a poco).
La recompensa de antes del recreo será elegida por el alumno a través del
panel “Yo elijo”, donde podrá elegir entre 3 recompensas que nosotros le
propondremos. Cada semana variaremos las opciones. Las recompensas han
sido previamente establecidas con la ayuda de la familia. Estas serán:
- Jugar con el pompero.
- Jugar a los bolos.
- Jugar con el ordenador.
- Escuchar el cantajuegos.
- Caramelo.
- Gusanitos.
Después del recreo, y como continuación del cartel
anterior, utilizaremos otro cartel en el que seguiremos
poniendo “estrellas” que nos conducirán a un astronauta
con la cara del alumno. La forma de proceder es la misma
que la anterior, pero en este caso la recompensa será una
“Felicitación” que el alumno se llevará a casa. De este modo
la familia le reforzará positivamente en casa cada vez que
el alumno tenga un comportamiento adecuado en el centro
eductivo.
Evidentemente, el día que ocurra un episodio de conducta agresiva, no se
darán reforzadores y por tanto no se le dará opción a conseguir la recompensa.
Tampoco se le dará la “felicitación” y en consecuencia no será reforzado en
casa.
Además de establecer con claridad una serie de estrategias para eliminar
los estímulos favorecedores de la conducta problemática, tal y como hemos
explicado anteriormente, también es fundamental establecer sistemas de ayuda
para ejecutar o aprender la conducta alternativa. Para conseguir esto, las
estrategias que utilizaremos serán:
1. Historias sociales y guiones. Las personas con TEA son aprendices
visuales, es decir, comprenden lo que ven mejor de lo que comprenden
lo que escuchan, por ello la enseñanza de las conductas alternativas y
deseables, se realizará mediante historias sociales y/o guiones. Estos se
trabajarán en clase una vez a la semana, y se recordarán cuantas veces
sean necesarias.

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3.2. DURANTE LA CONDUCTA.
Es fundamental establecer una serie de estrategias de intervención en
crisis que especifiquen lo que el personal, que en ese momento se encuentra con el
alumno, deba hacer en caso de que tenga lugar un episodio de conducta agresiva,
de manera que pueda impedir, si no su aparición, el hecho de que se prolongue y
de que se pueda repetir en momentos posteriores. Algunas recomendaciones son
las siguientes:
- No decirle lo que no debe de hacer “Me estas pegando”.
- Evitar frases imprecisas “Venga ya…, deja ya…, ya basta…,”.
- Contención sin lesiones. Manejo de la persona sin hacerle daño, es decir,
pedirle que se siente, que respire, darle algo en las manos para desviar su
atención…
- Hablarle con calma y tono comprensible, frases cortas y con pocas
gesticulaciones.
- Solicitar ayuda sin alarma, si se hace con mucha alteración se puede
potenciar la crisis.
3.3. DESPUES DE LA CONDUCTA.
Por último, debemos tener claro lo que debemos hacer una vez haya
terminado el episodio de conducta agresiva. Las recomendaciones realizadas por el
terapeuta que atiende al alumno son las siguientes:
- Presentar la retirada del refuerzo de manera tranquila, sin elevar la voz ni
regañar al alumno. La idea es que el alumno no nos vea alterados ya que esa
es su intención.
- Después del episodio todo tiene que ser “neutro” y seguir con la actividad
que se estaba realizando.
- No sirve de nada hacer que el alumno nos pida “perdón”, ya que lo hace de
manera mecánica.
- No es aconsejable expulsar al alumno de clase, ni del centro, tras un
episodio, ya que puede ser un reforzador para el alumno. No obstante, si
existe cierta fijación y/o repetición en estas crisis, el alumno no
permanecerá ese día en el centro.

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4. COLABORACIÓN CON AGENTES EXTERNOS AL CENTRO.
4.1. COLABORACIÓN CON LA FAMILIA.
Evidentemente, cuando ponemos en marcha un programa como el que nos
ocupa, no es posible la dicotomía centro-familia, pues éste no es un trabajo
solitario ni de unos ni de otros, sino que se debe buscar, y este es nuestro objetivo,
la unidad de acción entre ambas.
Por todo ello, se pretende, y así se ha acordado con la familia, seguir una
misma línea de actuación respecto a las conductas disruptivas y agresivas del
alumno. De este modo, desde el ámbito familiar se van a perseguir los mismos
objetivos que desde el centro nos hemos planteado: por un lado la eliminación de
la conducta agresiva y por otro la potenciación junto con el aprendizaje de la
conducta asertiva o socialmente hábil.
Para la eliminación de la conducta agresiva, desde el ámbito familiar se
están llevando a cabo actuaciones similares a las que hemos propuesto para el
ámbito educativo, las cuales se mantendrán de manera coordinada con el centro.
Estas actuaciones son:
1. Evitar las precursoras que desencadenan las crisis agresivas.
Evidentemente, en el entorno familiar, más íntimo, reducido y
controlado, es más fácil controlar, y sobre todo evitar, estas situaciones
que pueden generar en el alumno cierta inestabilidad, y pueden ser
desencadenantes de “crisis”. Además, los padres son quienes mejor
conocen a su hijo, y pueden identificar estas precursoras con mucha
mayor antelación, lo que tendrá una mayor eficacia.
2. Corregir siempre. Al igual que se hará desde el centro, los padres
corregirán todas aquellas actitudes o comportamientos que se
consideran inadecuados en el alumno.
Para el aprendizaje de la conducta asertiva o socialmente hábil, desde
el ámbito familiar, se reforzaran los aprendizajes que se están realizando desde el
ámbito educativo, y se iniciarán todos aquellos que se estimen oportunos,
informando, así mismo, al centro para seguir trabajando en la misma línea de
actuación. Entre estos aprendizajes podemos destacar:
- Aprender a relajarse.
- Autocontrol.

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- Desarrollo de la empatía, conocimiento y expresión de los propios
sentimientos y reconocimiento de los sentimientos de los demás.
- Aprendizaje de normas sociales.
- Conocer la consecuencia de determinadas conductas, tanto inadecuadas
(para evitarlas) como las adecuadas (para instaurarlas).
- …
Para potenciar las conductas asertivas o socialmente hábiles, cuando el
alumno realice una conducta de este tipo, está será reforzada mediante algún tipo
de recompensa que motive al alumno, bien sea ésta material (gusanitos,
caramelos…), de actividad (tiempo de ocio, ver la televisión, ordenador…), o social
(atención, elogio, reconocimiento…).
Por otro lado, es de vital importancia señalar y dejar claramente establecido
cuál será la actuación de la familia ante una conducta agresiva del alumno en
el centro educativo. Como ya se estableció en apartados anteriores, al hacer
referencia al “sistema de premios o economía de fichas”, la familia será un agente
dinámico dentro de su desarrollo. De este modo, si a lo largo de la jornada
educativa el comportamiento del alumno ha sido el adecuado, éste recibirá una
“Felicitación” que llevará a casa. El objetivo de esa medida, es que la familia
refuerce positivamente dicha conducta adecuada, estableciendo así un vínculo
entre el comportamiento que mantiene en el ámbito educativo, y la posterior
actuación de la familia en el ámbito familiar.
Los reforzadores o recompensas que se utilicen en el ámbito familiar serán
elegidos por la madre o el padre, teniendo en cuenta que estos tienen que darse de
manera inmediata a la salida del alumno del centro, sin demorarse demasiado en el
tiempo, y que tienen que ser unos reforzadores o recompensas que motiven
fuertemente al alumno. Las recompensas propuestas por la madre son
principalmente de tipo primario: gusanitos, determinadas galletas…
Por el contrario, el día que ocurra un episodio de conducta disruptiva
continuada (gritos, provocar a un compañero, salir corriendo al baño sin
permiso…), no se darán reforzadores en el ámbito educativo (estrellas), o se
eliminarán algunos ya conseguidos, y por tanto no se le dará opción a conseguir la
recompensa. Tampoco se le dará la “felicitación” y en consecuencia no será
reforzado en casa.
Evidentemente, cuando el episodio que tiene lugar sea una conducta
agresiva, no se darán reforzadores y por tanto no se le dará opción a conseguir la
recompensa. Tampoco se le dará la “felicitación” y en consecuencia se eliminarán
los reforzadores o recompensas que se le proporcionan en casa. Pero además, en
este caso, desde el ámbito familiar se procederá a imponer alguna sanción o
castigo efectivo hacia el alumno.

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Aunque no es aconsejable expulsar al alumno de clase, ni del centro
educativo, tras un episodio, ya que puede ser un reforzador para el alumno, si
existiese cierta fijación y/o repetición en estas crisis, el alumno no permanecerá
ese día en el centro.
4.2. COLABORACIÓN CON EL TERAPEUTA PRIVADO.
En cuanto a la colaboración que se mantiene con agentes externos al Centro,
para llevar a cabo el presente programa, cabe destacar la predisposición del
terapeuta privado que atiende al alumno, a mantener cuantas reuniones sean
necesarias para resolver las dudas que puedan surgir a lo largo de nuestra
intervención con el alumno, asesorándonos y orientándonos en nuestro modo de
actuar.
Así mismo, dicho profesional está trabajando, de manera paralela al Centro,
los problemas conductuales que presenta el alumno.
5. SEGUIMIENTOS Y EVALUACIÓN DEL PROGRAMA.
El objetivo de la evaluación y del seguimiento del programa será:
- Comprobar incrementos de frecuencia en la conducta alternativa y
descensos en la problemática.
- Proponer modificaciones en el programa de modificación de conducta que
se está llevando a cabo con el alumno.
- Evaluar mejoras en calidad de vida del alumno y de los profesionales que le
atienden.
Por ello, es fundamental seguir realizando un registro de la conducta que
manifieste el alumno. De este modo, se propone el registro anecdótico ABC, donde
la ocurrencia de cada una de las conductas se debe registrar usando el
procedimiento narrativo estructurado de “antecedentes-conductas-consecuentes”.
Por último, no podemos olvidar la necesidad de mantener reuniones
periódicas (una al mes) entre todos los implicados en la puesta en marcha de este
programa de modificación de conducta.
De este modo, una vez al mes nos reuniremos el Equipo Educativo que
atiende al alumno, siendo informado el Equipo Directivo de los aspectos tratados

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y revisado en dicha reunión, así como de los acuerdos adoptados. Como resultado
de dichas reuniones, quedará un registro de todas las observaciones y medidas que
en ellas se adopten.
Una vez mantenida dicha reunión, y también con carácter mensual, nos
reuniremos con la Familia del alumno para informar del desarrollo del programa y
de las observaciones realizadas por el profesorado. En esta reunión también se
recabará información sobre las actuaciones llevadas a cabo en el ámbito familiar.
De estos contactos quedará un registro de todos los asuntos tratado.
Por último, mencionar la predisposición del terapeuta que atiende al
alumno, a mantener cuantas reuniones sean necesarias para resolver las dudas que
puedan surgir a lo largo de nuestra intervención con el alumno, asesorándonos y
orientándonos en nuestro modo de actuar.