El documento resume el pasaje bíblico de Jesús expulsando a los mercaderes del templo. Jesús se enfada al encontrar que el templo se ha convertido en un mercado y no en la casa de Dios. Aunque los judíos se escandalizan por su acción, Jesús les dice que destruirán su cuerpo pero él resucitará en tres días, refiriéndose a su propia muerte y resurrección. El documento también reflexiona sobre la necesidad de tener una relación sincera con Dios en lugar de tratarlo como un mercader.

1. 3r DOMINGO DE CUARESMA – B
LOS MERCADERES DEL TEMPLO

2. Estaba cerca la Pascua de los judíos y Jesús subió
a Jerusalén. Y encontrando en el templo gentes
que vendían bueyes, ovejas y palomas, y
cambistas sentados a sus mesas, formó de unas
cuerdas un látigo y los echó a todos del templo,
y esparció por el suelo el dinero de los
cambistas, derribando las mesas. Y a los que
vendían palomas les dijo: “Quitad eso de ahí, no
convirtáis la casa de mi Padre un mercado”.
Jn 2, 13-25

3. Es poco frecuente la imagen de Jesús enfadado
y colérico. Su gesto es propio de los antiguos
profetas: quiere transmitir un mensaje rotundo,
¡la casa de Dios no es un mercado!

4. Esta lectura nos habla
de la importancia de
un espacio sagrado
para comunicarnos con
Dios. Pero ¿cómo es
nuestra relación con
él? Cuántas veces
nuestra oración se
reduce a un pedir
incesante…

5. Cuántas veces nuestra relación con Dios es un
regateo: tú me das, a cambio yo te doy. No
podemos empequeñecer así nuestro vínculo
sagrado con el Creador. Dios no es un mercader.

6. Dejemos que Dios nos
hable al corazón:
hagamos silencio y
descubramos qué desea
para nosotros, en vez
de centrarnos
solamente no lo que
queremos de él.

7. Dios nos lo ha dado todo
en Jesús. ¡Se ha dado a sí
mismo! Y permanece
junto a nosotros en la
eucaristía. Nuestra
oración debería ser de
gratitud y alabanza. Él
sabe todo lo que
necesitamos, confiemos
en su providencia.

8. Jesús siente el templo
como casa de su Padre,
tan suya, que no
puede consentir que
sea profanado y
utilizado como un
mercado. Por eso lo
defiende con uñas y
dientes, con celo, en
un gesto provocador.

9. Pero los judíos se
escandalizan. Piden a
Jesús un signo y su
respuesta los
desconcierta: Destruid
este templo y en tres
días lo reconstruiré.
¿Cómo puede
amenazar una
institución tan sagrada
para ellos?

10. En realidad Jesús se
está refiriendo a su
propia vida, a su
cuerpo, santuario de
Dios. Habla de su
muerte inminente y
su resurrección al
tercer día. Ve
acercarse el
momento culmen de
su entrega total al
Padre.

11. Muchos lo rechazan;
otros lo siguen, atraídos
por sus signos. Pero Jesús
conoce a las gentes y
actúa con prudencia.
Sabe ver en el interior de
cada persona y descubre
sus intenciones. ¡No
podemos engañarle!

12. Si deseamos crecer
interiormente,
aprendamos a
depurar nuestra
relación con Dios:
que sea, de verdad,
una amistad
confiada, profunda
y sincera.

13. Textos: Joaquín Iglesias Aranda
Blog: http://homilias.blogspot.com