La depravación total significa que el pecado controla todas las facultades humanas, de modo que el pecador es incapaz de desear o hacer algo para convertirse a sí mismo sin la intervención divina. La corrupción se extiende a cada parte de la naturaleza humana, incluida la mente y la voluntad. Aunque el hombre no ha caído tan bajo como los demonios, la naturaleza pecaminosa heredada de Adán lo ha dejado espiritualmente muerto, controlado por Satanás y siguiendo sus propios deseos en lugar de a