El segundo mandamiento ordena honrar el nombre de Dios y prohibe la blasfemia. También prohíbe jurar en falso. El tercer mandamiento manda santificar los domingos y días festivos asistiendo a misa. La Iglesia sustituyó el sábado por el domingo para celebrar la resurrección de Cristo. Los fieles deben abstenerse de trabajar los domingos y dedicar tiempo al descanso y culto divino.