Este documento describe la mística cristiana y sus principales exponentes, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. La mística implica alcanzar el grado máximo de unión del alma humana con lo Sagrado durante la vida terrenal. Antes de lograr el éxtasis o unión con Dios, se debe pasar por la ascética o mortificación de la carne. Tanto Santa Teresa como San Juan de la Cruz expresaban esta unión mística a través de la metáfora del amado y la amada.