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Age of stay
1. b>Las armas de mano<b>
Los soldados de infantería provistos de armas de mano eran el tercer componente principal de
los ejércitos medievales, junto con la caballería y las tropas de lanzamiento de proyectiles. La
infantería luchaba cuerpo a cuerpo y su presencia era muy importante tanto en las
escaramuzas como durante los asedios. La infantería estaba formada por campesinos,
soldados rasos y caballeros derribados.
<i>Las armas de mano<i>
Durante la Edad Oscura, los francos luchaban con un hacha arrojadiza llamada francisca, de
donde proviene el nombre de su tribu. Sus vecinos, los sajones, luchaban con grandes cuchillos
de una sola hoja llamados scramasax, palabra de la que deriva su apelativo.
Al desarrollarse la caballería pesada comenzó a utilizarse la espada, que también se empleaba
en el combate cuerpo a cuerpo. Entre las variantes de este tipo de arma destaca una espada a
dos manos que requería mucho espacio para su manejo. Los combatientes utilizaban una
variedad de armas que incluía hachas (de una y dos manos), mazos, mayales y martillos. Una
variante del mazo consistía en una bola de púas unida a una barra con una cadena. Como las
armaduras se modificaban constantemente para contrarrestar los efectos de la espada, se
incrementó el interés por las armas que servían para perforar y golpear.
<i>Las lanzas<i>
La lanza básica fue un arma muy útil durante toda la Edad Media porque su fabricación era
barata y su manejo simple. Podía armarse con ellas a los soldados de infantería y a los
campesinos, enviándolos directamente a combatir. En la mayoría de los casos eran de poca
utilidad pero, con experiencia y entrenamiento, los grandes cuerpos de lanceros podían
resultar efectivos.
Las armas de asta evolucionaron durante el periodo medieval, llegando gradualmente a un
punto en el que las formaciones de infantería entrenadas para su manejo resultaban efectivas
en extremo. Las variantes más avanzadas tenían una punta de lanza con una o más armas
debajo. Este arma adicional podía ser un gran cuchillo, hacha, martillo o pica.
2. Las lanzas evolucionaron como respuesta a la caballería y trajeron consigo el renacimiento de
una formación parecida a la antigua falange griega. Los caballos no se atrevían a cargar contra
a una tropa disciplinada de hombres armados con largas lanzas extendidas. Una densa
formación de largas lanzas levantadas también proporcionaba cierta protección contra las
flechas.
Los soldados de infantería aprendieron primero a situarse tras estacas de madera clavadas en
el suelo para derribar a la caballería. Más tarde aprendieron a desplegar lanzas, picas y otras
armas largas para conseguirlo. Esto daba capacidad de movimiento a la formación y permitía el
transporte de las estacas anti-caballería. En una escaramuza, las armas añadidas al extremo de
las lanzas se utilizaban ya para derribar a los jinetes de sus monturas tirando de ellos o
empujándolos, ya para causar heridas al jinete o al caballo. Aunque los hombres que llevaban
armadura no quedaban indefensos una vez derribados, como han pensado algunos, sí se
encontraban temporalmente en desventaja hasta que lograban levantarse.
En la segunda mitad de la Edad Media, cuando las ciudades empezaron a crecer, formaron sus
propias milicias para defenderse y para cumplir con el servicio militar feudal. Las lanzas eran
populares entre estas milicias por ser relativamente baratas y efectivas para su coste.
Entrenándose con esas armas, las milicias llegaron a desarrollar útiles tácticas de batalla. Con
el tiempo, las formaciones de hombres armados con este tipo de armas aprendieron tácticas
no sólo defensivas, sino también ofensivas. Las formaciones en masa de piqueros podían
atacar a otra infantería e incluso a la caballería. Los suizos no disponían de pastos suficientes
para disponer de caballería, pero llegaron a ser prestigiosos piqueros. A veces luchaban como
mercenarios para otros ejércitos continentales. Las tierras bajas de Flandes y las tierras altas
de Escocia también disponían de prestigiosas unidades de piqueros.
<b>Las armas y el equipamiento de la caballería<b>
Desde la aparición de la caballería, aproximadamente en el 1000 a. C, las tropas a caballo
habían desempeñado varios papeles fundamentales en las batallas. Actuaban como
exploradores, guerrilleros, fuerza de choque en las escaramuzas y retaguardia. También
servían para perseguir al ejército enemigo durante su retirada. La caballería estaba dividida en
diferentes categorías, dependiendo de su equipo y de su entrenamiento. Algunas de estas
categorías estaban mejor preparadas que otras para desempeñar ciertos cometidos. La
caballería ligera prácticamente no llevaba armadura y servía mejor para la exploración, las
misiones de guerrilla y como retaguardia. La caballería pesada utilizaba armadura y era más
adecuada como fuerza de choque contra el enemigo. Todos los tipos de caballería eran
excelentes para la persecución del adversario.
3. Los caballeros de la Edad Media entraban dentro de la categoría de caballería pesada, y el
código de caballería enfatizaba su papel como fuerza de choque contra el oponente. A partir
del siglo XIII, el término "hombre de armas" empezó a utilizarse para describir a los guerreros
con armadura que luchaban a pie o a caballo. El nuevo término se aplicaba tanto a caballeros
como a escuderos, señores y soldados profesionales.
Las principales ventajas con las que contaban los caballeros durante la batalla consistían en la
velocidad, la intimidación, el poder y la altura. A medida que avanzaba la Edad Media, el
equipamiento de los caballeros se perfeccionó con vistas a desarrollar estas ventajas.
<i>Las armas<i>
El arma con que abría la lucha la caballería era la lanza. Resultaba ideal para ensartar a
enemigos a pie, especialmente cuando se les perseguía. La intimidación que causaban sus
ataques era aún mayor si los caballeros iban armados con lanzas. Gran parte de la fuerza del
caballo podía transmitirse por la punta de la lanza en el momento del impacto. Los caballeros
se convertían en proyectiles vivientes durante la carga.
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la importancia de los estribos para que los
caballeros pudieran levantarse sobre sus monturas. Los estribos aparecieron en Asia y llegaron
a Europa en el siglo VIII. Hay quien piensa que los estribos eran cruciales cuando los caballeros
se incorporaban sobre su montura. Así podían sostenerse al mismo tiempo que asían la lanza,
transmitiendo toda la fuerza del caballo a través de la punta. Nadie discute la ventaja de esta
multiplicación de fuerza, pero otros sugieren que la silla alta, desarrollada en tiempos de los
romanos, ya permitía a los jinetes transmitir esta fuerza antes de la aparición de los estribos. El
tapiz de Bayeux, que representa la conquista de Inglaterra en 1066 por parte de Guillermo,
muestra a los reputados caballeros normandos sirviéndose de sus lanzas para acribillar a
quienes se cruzan en su camino; pero no las utilizan en horizontal, sino para golpear desde lo
alto o a modo de arpón. En esa época, los estribos eran conocidos en Europa desde hacía al
menos dos siglos. Durante el resto de la Edad Media, los ataques con las lanzas en horizontal
fueron la principal característica de los combates entre caballeros. En cualquier caso, esta no
era siempre la táctica adecuada.
La carga inicial de la caballería tenía a menudo como resultado la pérdida de lanzas o
terminaba en una escaramuza. En cualquiera de los casos, los caballeros solían cambiar el
arma por la espada. Las espadas de la caballería evolucionaron hasta convertirse en sables de
hoja ancha y pesada. Un hombre alzado sobre los estribos podía descargar un sable con
tremenda fuerza sobre la cabeza o tronco de sus adversarios. Las espadas eran las armas
4. preferidas de los caballeros porque podían llevarlas consigo y enseñarlas de forma ostentosa.
También podían ser armas personalizadas. Las espadas eran las armas más empleadas en
combates cuerpo a cuerpo entre los caballeros. Las buenas espadas también eran caras, por lo
que poseerlas era un símbolo de distinción de la nobleza.
Otras opciones de armas para las escaramuzas eran el martillo y el mazo (variantes del
garrote), el hacha y el mayal. Los martillos y los mazos eran especialmente populares entre los
religiosos y monjes guerreros, que pretendían obedecer así la amonestación que hace la Biblia
contra el derramamiento de sangre, lo que era inevitable con las armas blancas.
Los caballeros no usaban, bajo ninguna circunstancia, armas arrojadizas de ningún tipo. El
matar a un oponente con una flecha, saeta o bala era considerado poco honorable. Siempre
que fuese posible, los caballeros luchaban contra enemigos de su mismo rango a los que
mataban sólo cara a cara.
<i>La armadura<i>
La armadura de cota de malla fue utilizada por los últimos romanos y por algunas de las tribus
germánicas invasoras, entre ellas por los godos. Las armaduras de cota de malla mantuvieron
su popularidad entre la nobleza de la Europa medieval hasta que, en el siglo XIII, comenzó a
usarse la armadura de placas, que proporcionaba mayor protección. Este cambio fue debido
en parte a que una flecha o la afilada punta de una espada podían atravesar la cota de malla.
Sobre la armadura de cota de malla se vestía una túnica, en especial durante las Cruzadas, para
reflejar el sol.
Los cascos también evolucionaron desde simples diseños cónicos a grandes cubos de metal,
tras lo que se convirtieron en grandes piezas esculpidas para desviar las flechas.
Posteriormente, los cascos pudieron ensamblarse al resto de la armadura.
Las armaduras completas, que podían pesar hasta 30 kilos, aparecieron en el siglo XIV. Las
armaduras de placas estaban bien diseñadas, y los caballeros conservaban una sorprendente
agilidad. Si un caballero con armadura caía del caballo, podía levantarse fácilmente sin ayuda.
Existen anécdotas y descripciones de guerreros que llevando una armadura hacían el pino y
otros ejercicios en los momentos de calma. Las armaduras que se construyeron
posteriormente ponían mayor énfasis en desviar los proyectiles y reforzar las zonas más
expuestas a los golpes. Después aparecieron modelos más elaborados de armaduras de placas
con grabados, que eran más ceremoniales y prestigiosas que prácticas.
5. La armadura representaba un elevado gasto para el caballero, que debía costear su propio
equipamiento y el de su escudero. Un señor importante debía proporcionar armaduras a
varios guerreros. Su fabricación era un negocio rentable, y hasta se desarrolló un importante
mercado de armaduras de segunda mano. Los soldados rasos del bando victorioso podían
hacerse con cuantiosas sumas despojando a los caballeros muertos de sus armaduras.
<i>Los caballos<i>
Los caballeros estaban particularmente orgullosos de sus caballos, que eran criados para lograr
velocidad y fuerza. Se necesitaba un entrenamiento a fondo para poder dirigirlos durante la
carga y las escaramuzas. Los caballos eran entrenados para lanzarse a la carga de forma casi
independiente. De ese modo el caballero quedaba libre para sujetar el escudo y la lanza. Los
historiadores no se ponen de acuerdo sobre si los caballos debían ser fuertes para poder llevar
el peso de un guerrero con todo su equipo, o pequeños para tener mayor velocidad y agilidad.
La equitación era otra característica que distinguía a los caballeros de elite de los plebeyos. Se
practicaba durante la caza, actividad muy popular entre los nobles que ha perdurado hasta
nuestros días con la tradicional caza del zorro.