Los materiales aglomerantes como el cemento y la cal son capaces de unir de forma irreversible otros materiales a través del proceso de fraguado. Estos materiales producen aglomerados como ladrillos, bloques y morteros que se comportan mecánicamente de forma similar a las piedras naturales, con buena resistencia a la compresión pero mala a la tracción. La calidad y resistencia de los aglomerados depende del fraguado, secado y curado del material.