1. El agua es, como se sabe, el componente mayoritario de la
materia viva. En el ser humano su proporción varía con la edad,
con el género, y de unos órganos a otros. Respecto a la edad, la
cantidad de agua es máxima en el recién nacido, en el que
representa un 75% del peso corporal, y va disminuyendo con el
paso del tiempo, de modo que por encima de los 60 años se
reduce hasta un 45,5% en la mujer.
En cuanto a su distribución en los distintos órganos, el agua es
más abundante en los que muestran mayor actividad
metabólica.
Variación de la cantidad de agua en el organismo, con la edad y el sexo
Pablo Colmenarez
2. • Reactivo químico. El agua interviene activamente en la
mayor parte de las reacciones químicas del organismo.
• Solvente de la mayor parte de los compuestos que
constituyen los seres vivos.
• Medio de transporte de sustancias a lo largo de todo el
organismo.
• Termorregulador
• Diluente para la digestión y absorción de nutrientes
• Sistema de regulación homeostática de diferentes
características:
• Concentración normal de electrolitos
• pH
• Volemia
• Presión arterial
• Función renal.
Para que todas estas funciones sean
posibles, es necesario mantener un
equilibrio fino entre la entrada de agua al
organismo y la pérdida, constante e
inevitable que se produce como resultado
del funcionamiento habitual de nuestro
cuerpo. Dicho equilibrio constituye el
balance hídrico, y en él están implicados
diferentes mecanismos, tanto de adquisición
como de eliminación de agua.
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3. En el organismo, el agua se encuentra repartida en dos grandes
compartimentos: la mayor parte de ella se localiza en el interior
de las células (compartimento intracelular, LIC por sus siglas en
inglés). El otro compartimento, el extracelular, (LEC) está
constituido por varias masas de agua interrelacionadas, la más
importante de las cuales es el líquido intersticial, que
constituye el medio externo de las células. Este medio es
fundamental para el funcionamiento celular: todos los
intercambios de sustancias que la célula necesita se producen
entre el medio intracelular y los líquidos intersticiales, de modo
que la composición de este compartimento determina la
posibilidad de que la célula absorba nutrientes o elimine
sustancias de desecho. Además del líquido intersticial, el agua
extracelular se reparte entre el plasma sanguíneo, el líquido
linfático y otros reservorios menores como el líquido
cefalorraquídeo, los líquidos oculares, el líquido amniótico...
DISTRIBUCION DEL AGUA EN EL CUERPO HUMANO
Pablo Colmenarez
4. La osmolaridad es una medida del número de partículas
disueltas en una disolución. En el caso de sustancias
solubles no disociables, su osmolaridad coincide con su
concentración, mientras que si se trata de partículas que se
disocian la osmolaridad se calcula teniendo en cuenta el
número de partículas libres y multiplicándolo por la
molaridad de esa sustancia en disolución. La osmolaridad
mide el gradiente de agua a través de una membrana
perfectamente semipermeable, de modo que esta sustancia
pasará de la disolución de mayor osmolaridad a la que
tenga un valor más bajo. Ahora bien, las membranas
biológicas no son semipermeables, sino que presentan una
permeabilidad selectiva. Esto supone que permiten el paso
de ciertos solutos, pero no de otros. En la práctica, para
conocer el funcionamiento de una membrana biológica es
necesario recurrir a una magnitud distinta, la tonicidad, que
mide la tendencia de una solución a producir expansión o
contracción del volumen celular. Si la tonicidad del medio
extracelular es mayor que la del citoplasma, el agua tenderá
a entrar a la célula, mientras que si ocurre lo contrario el
agua saldrá de la célula.
OSMALARIDAD
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5. La célula no puede alcanzar ese equilibrio, porque supondría la
detención de su actividad en cuanto al intercambio de
sustancias con su medio. Para evitarlo, se ve obligada a
compensar la tendencia a la entrada continua de Na+,
eliminando este ión en contra de su gradiente de
concentración, para lo cual necesita consumir energía. El
mecanismo químico encargado de este proceso es la "bomba
de Na+", cuya actividad consume el 25% de la energía basal del
individuo
En la célula existen iones no difusibles cargados negativamente
(sobre todo proteínas), lo que hace que la concentración de
aniones difusibles (Cl- sea menor que en el medio extracelular,
mientras que la concentración de cationes (Na+) es menor que
en el exterior. Finalmente, la presión osmótica de la célula es
ligeramente mayor que la del medio
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6. Los líquidos corporales tienen, en realidad, composiciones
diferentes, debido a que las membranas celulares consiguen
mantener un estado de desequilibrio químico. Esta diferencia es
especialmente patente entre el medio intracelular y los líquidos
extracelulares. Los dos líquidos extracelulares se parecen mucho
tanto en su osmolaridad total como en su composición,
diferenciándose especialmente en la ausencia casi total de
proteínas en el líquido intersticial. Las diferencias son mucho más
significativas entre los líquidos extracelulares y el medio
intracelular: para empezar, la osmolaridad es mayor en el interior
de la célula (187 mEq/l en el citoplasma frente a 154 mEq/l en el
medio extracelular). En segundo lugar, mientras que el catión más
abundante fuera de la célula es el sodio, éste es sustituido casi
totalmente por el potasio en el interior celular. El magnesio
también se encuentra en mucha mayor proporción en el interior
de la célula mientras que el calcio, a pesar de los importantes
papeles que realiza en el citoplasma, se encuentra en él
cantidades prácticamente testimoniales
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7. El equilibrio hídrico y electrolítico están finamente regulados en el organismo, ya que su alteración puede provocar una
considerable variedad de problemas. La ingesta de agua está controlada mediante el mecanismo de la sed, que se
desencadena en respuesta a un aumento de la osmolaridad sanguínea, detectada por quimiorreceptores localizados en
el sistema circulatorio. Además, existe un mecanismo hormonal, controlado básicamente por la secreción de la ADH
(hormona antidiurética) que permite regular también la pérdida de agua mediante la modificación de la concentración
de la orina. El balance electrolítico, por su parte, está regulado mediante el control hormonal de su excreción renal, que
es desarrollado por los mineral corticoides producidos en la corteza adrenal. En este caso, la ingesta de electrolitos está
fuera de control, ya que estas sustancias solo se consiguen a través de los alimentos.
EQUILIBRIO HIDRICO
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8. Los electrolitos realizan importantes funciones en el organismo:
1. El Potasio participa en la función enzimática, el funcionamiento de las membranas celulares, la conducción del
impulso nervioso, la actividad cardiaca, la función renal, el almacenamiento del glucógeno y la regulación del
equilibrio hídrico.
2. El Sodio es el principal regulador de la osmolaridad del plasma. Además también interviene en la transmisión de
impulsos por las membranas celulares.
3. El Calcio interviene en la activación nerviosa y muscular y como activador de multitud de enzimas. En forma
insoluble es el principal componente de los huesos y dientes.
4. El Magnesio participa en la activación enzimática, en el metabolismo de las proteínas y en la función muscular.
5. El Fósforo actúa en el metabolismo energético, en la regulación del pH y en la estructura del tejido óseo.
La alteración del equilibrio hídrico y electrolítico están íntimamente relacionados, puesto que la pérdida de agua suele
ir acompañada de pérdida de sales, al tiempo que un exceso de sales es compensado por el organismo mediante un
incremento en la absorción de agua. Los problemas relacionados con el equilibrio electroquímico incluyen
alteraciones en el volumen de líquidos (hipovolemia e hipervolemia), trastornos en su composición, en especial en la
concentración de sodio (hipo e hipernatremia) y de potasio (hipokalemia, hiperkalemia) o en la distribución de los
mismos (derrames, edemas).
FUNCIONES DE LOS ECTROLITOS
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