El capitán Paiva era un soldado honrado y humilde que tomaba todo literalmente. Bajo el mando de Salaverry, cumplió órdenes al pie de la letra, incluso fusilando a un asistente entre "dos luces" aunque Salaverry quería indultarlo. En otra ocasión, Paiva desafió a las tropas bolivianas y capturó a un oficial enemigo, pero recibió dos balazos y murió, cumpliendo la orden literal de Salaverry de "hacerse matar". Salaverry probablemente lamentó haber