En esta actividad se plantean tres propuestas: genetista, ambientalista e interaccionista, a fin de explicar el génesis de las alteraciones de la personalidad del sujeto en cuestión.
Morgado & Rodríguez (eds.) - Los animales en la historia y en la cultura [201...
Análisis de un caso de trastorno de personalidad bajo la postura genetista, ambientalista e interaccionista.
1. Realizado por Greta Rivadeneira Jaramillo
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Análisis de un caso de trastorno de personalidad bajo la
postura genetista, ambientalista e interaccionista
En esta actividad se plantean tres propuestas: genetista, ambientalista e
interaccionista, a fin de explicar el génesis de las alteraciones de la personalidad
del sujeto en cuestión.
Descripción del caso:
Max acude a consulta por un cuadro que refiere síntomas de ansiedad, insomnio y
confusión mental que se concreta en la dificultad para encontrar las palabras
adecuadas para estructurar su discurso. A la primera entrevista trae consigo un
dossier de su historial médico y psiquiátrico, del que se deslindan los
acontecimientos aquí detallados:
Varón de unos 20 años procedente de Etiopía (no hay un registro fiable de su
fecha de nacimiento). Sus padres biológicos y una hermana pequeña mueren
cuando él era un niño (unos 5 años aproximadamente). Desde que se tiene registro
de la actividad de Max, este había sido pastor. No estaba escolarizado.
Tras el fallecimiento de sus padres, es acogido por una agencia internacional de
adopción con otra hermana más pequeña. Ambos son adoptados dos años después
por un matrimonio español de clase media-alta. Max llega a España a la edad de 7
años. El niño informa a sus padres adoptivos que tiene otra hermana en África
más mayor, a la que localizan los padres adoptivos y adoptan también un año
después.
Desde el inicio de la adopción los padres adoptivos de Max informan de los
graves problemas de conducta de su hijo, que achacan a un trastorno de
adaptación. Comienzan las visitas periódicas a un psicólogo. No obstante, los
problemas de conducta no disminuyen, sino que van en aumento. Max no parece
encajar en el entorno social, refiere una conciencia social muy amplia para su
edad, se queja de una sociedad competitiva e individualista, con valores centrados
en el individuo y muy poco solidarios que van acentuando su sensación de
aislamiento y su consiguiente desadaptación con otros niños y jóvenes –más
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adelante– de su edad. Prefiere la compañía de otros adultos, con los que se
encuentra a gusto y desarrolla una buena relación con su padre adoptivo.
Cuando Max cumple 11 años sus padres adoptivos se divorcian, la madre se queda
con los tres hermanos y el padre se va de casa. El padre fallece un año después en
un accidente. A partir de ese momento, la madre establece un doble vínculo con
Max, donde le reprueba su manera de ser y de comportarse, pero por otro lado le
demanda que «sea el hombre de la casa». La madre asume dos trabajos, se cree
que, para evadirse de los acontecimientos, cayendo en una actitud de negligencia
y abandono de sus hijos.
Los problemas relacionales entre Max y su madre van en aumento hasta que
sucede un episodio de violencia doméstica donde la madre denuncia a Max,
siendo este internado en un centro psiquiátrico donde recibe dosis de medicación
antipsicótica muy altas a pesar de que en el informe psiquiátrico no se observa
sintomatología psicótica. Durante los próximos 15 meses Max es ingresado en
circunstancias parecidas a las descritas hasta en ocho ocasiones. Max recibe el
diagnóstico de trastorno de la personalidad límite, trastorno de la conducta y
trastorno de la personalidad antisocial (DSM-IV-TR, APA 2000). Las
prescripciones de medicación antipsicótica se repiten con baja adherencia por
parte del paciente.
Cuando Max cumple 14 años es internado en un piso tutelado para menores.
Todos los informes señalan la buena conducta de Max y su incomprensión hacia
esa situación de abandono por parte de su madre y sus hermanas. Se acuerda un
año de internamiento que Max va descontando para su vuelta a casa. Cuando
quedan dos días para que se cumpla este año, la madre renuncia a su custodia.
Max pasa los tres siguientes años bajo la custodia de los servicios sociales.
Al cumplir los 18 años, Max sale del centro de menores y comienza una búsqueda
de respuestas acerca de quién es y qué puede esperar de la sociedad en la que
vive, que le ha colgado una serie de etiquetas diagnósticas con las que él no se
identifica.
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Propuesta de carácter biologicista de la historia clínica de Max.
Partiendo de la base cultural de Max, se puede indicar que este creció en un
ambiente problemático, en el que existe hambruna, pobreza y donde sus habitantes
ya se encuentran adaptados a este ambiente, cultura, y aludiendo a la sociobiología
que ha propuesto una coevolución del humano guiada por los genes, se puede
determinar que en la genética de dichos habitantes ya se encuentra la información
que va a modular la conducta de estos a fin de que puedan coexistir y sobrevivir a
dicho ambiente.
Aludiendo al antropólogo Napoleón Chagnon (1968) se indica que la
violencia puede corresponder a una variable o factor de adaptación para el humano,
es decir, puede ser un carácter genético seleccionado a lo largo de la evolución. Para
aquel, hay dos tipos de competencia entre individuos: una somática, la cual depende
de la capacidad individual para sobrevivir; y la otra reproductiva.
Partiendo del planteamiento de Chagnon, además de la violencia, pueden
heredarse genéticamente, a fin de la adaptación y evolución del humano, otros
comportamientos tal como sería el colectivismo. En Etiopía se presenta la imagen de
la inmigración de personas fugitivas por motivos de guerra, por lo que este país se ha
convertido en un sitio de refugio en contraste con sus vecinos bélicos y conflictivos
como Somalia, Sudán del sur, Sudán y Eritrea. Así que podemos partir de que esta
cultura tiene un sentir muy colectivista, donde las comunidades son necesarias a fin
de brindar protección y relativamente un vivir estable dentro de los límites del “buen
vivir” que ellos podrían apreciar, a pesar de la pobreza extrema a la que se enfrentan.
Los especialistas Hicks, Krueger y Lacono (2004), reforzando el párrafo
anterior, expresan lo siguiente:
Aquellos genes que promueven que cierta conducta exista entre los individuos
debieron haberse elegido por medio del proceso de selección natural. De manera
similar a otros comportamientos que tienen orígenes evolutivos, los
comportamientos agresivos también deben ser codificados en los genes, que a la
postre serán transmitidos a la descendencia a través de la reproducción sexual. (pág.
922)
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Max siendo un niño, vive hasta los cinco años con sus progenitores
biológicos por lo que aquí se ha generado un apego emocional tanto con la
comunidad, como con sus progenitores. La cultura se encuentra en sus genes, los
cuales han modificado su conducta y su percepción a fin de que se logre adaptar a su
entorno. Partiendo de este punto, al morir los padres de Max, y siendo, dos años más
tarde trasladado a España, un territorio muy diferente al que éste ya ha estado listo y
adaptado para sobrevivir en él, se ha encontrado ante una sociedad individualista, en
donde no existen comunidades, donde no encuentra aquel refugio, sino a personas
viviendo y protegiéndose por sí mismas. La única comunidad que visualiza es su
nueva familia adoptiva; por lo que aquí se genera el trastorno de adaptación.
El Trastorno Limítrofe de la Personalidad (TLP) de Max, teniendo en cuenta
que es un síndrome complejo, el cual contempla patrones de inestabilidad afectiva e
interpersonal, ira inapropiada e impulsividad, se desencadena a partir de la
neurotransmisión. A palabras de Kahn y Sommer (2015) “los sistemas de
transmisión del glutamato y el NMDA (N-metil-D-aspartato) están implicados en el
neurodesarrollo, la plasticidad sináptica, en el aprendizaje y en la memoria”. (pág.
84). Mientras que Ruocco (2012) indica lo siguiente:
En los pacientes con Trastorno limítrofe de la personalidad se ha llegado a observar
una menor densidad sináptica y menor volumen del hipocampo y la amígdala,
regiones en las que la neurotransmisión NMDA está muy presente regulando la
memoria autobiográfica y los estados emocionales negativos. (pág. 245)
Se han obtenido diversas evidencias científicas con respecto al elemento o
componente psicobiológico del TLP. Dentro de la psicopatología del Trastorno
Limítrofe de la Personalidad se han reconocido tres componentes; tanto la agresión
impulsiva, la manifestación de aquella y la inestabilidad afectiva (Siever & Davis,
1991); siendo estas propias de una disfunción de serotonina en el sistema.
Con respecto a la agresión que este tuvo frente a su madre adoptiva, se infiere
que es propia de la genética modulada por la cultura que Max ha tenido; sosteniendo
que en el ambiente que este ha vivido ha sido muy conflicto, en donde el miedo ha
surgido en sus pobladores y por lo tanto gracias a la necesidad de sobrevivir y
protegerse de la violencia, se han logrado adaptar sus genes a través de las
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generaciones a fin de que exista una predisposición a la supervivencia mediante
comportamientos, evasivos, sumisos o agresivos, teniendo en cuenta que la
agresividad es un instinto innato para la defensa y adaptabilidad de los hombres y
animales.
Propuesta de carácter ambientalista de la historia clínica de Max.
Max se ha encontrado en una posición muy negativa, debido a que su
condición cultural le ha fijado bases colectivas en compañía con sus progenitores y
sus hermanas. Partiendo del hecho del fallecimiento de sus padres que supondría dar
cabida a un posible estrés postraumático, ya que a pesar de que no existan datos del
cómo fue el fallecimiento de ellos, por el hecho que hayan muerto ambos y una
hermana y en el entorno problemático en que se hayan, se entiende que la muerte no
ha sido en palabras comunes, tan pacífica; por lo que podría suponer un golpe duro
para Max y para su hermana sobreviviente. No basta con ello, al pequeño, dos años
posteriormente, le desprenden de su entorno, de su ambiente, cultura y costumbres; y
a pesar de que aquella no era la más saludable, era a la que él ya se encontraba
adaptado y familiarizado, teniendo en cuenta que él ya tenía 7 años de edad.
Con respecto al duelo en niños de 2 a 5 años, Kroen (2002) nos expone lo
siguiente:
Podrían manifestar perplejidad y confusión, en donde buscarán a la persona que ha
fallecido; pueden presentar ambivalencias tanto en fase de preguntas sobre el
fallecido, mostrando expresiones emocionales, así como mostrar indiferencia a la
situación; irritabilidad, rabia, enojo e impotencia por haber sido abandonados por el
progenitor o progenitores fallecidos; miedo a otro futuro abandono y el hecho de
quién les cuidará posteriormente; y por ultimo pueden manifestar vínculos afectivos
con alguien que se parezca al fallecido.
Este posible estrés postraumático que ha podido presentar Max en su niñez,
probablemente haya desencadenado aquella alteración de la conducta como lo es su
agresividad, debido a que aquellas alteraciones psicológicas a temprana edad hacen
que el menor tenga problemas de sueño, se generen rabietas y problemas con
ansiedad.
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Vinculando el temor de volver a ser abandonado por parte de sus progenitores
con el abandono de su padre y posteriormente abandono de su madre al momento de
ausentarse y añadiendo la carga de reproche hacia él, se logra desencadenar estas
conductas agresivas hacia ella.
Kernberg (2006), nos indica que los pacientes que sufren el trastorno grave de
personalidad y trastorno límite de la personalidad sufren de problemas de identidad
así como una falta integración al concepto del self; debido a que no han logrado
superar la separación e individuación y más en la etapa de adolescencia –divorcio de
los padres adoptivos de Max donde se presenta otro abandono- donde la persona
tiende a una confusión relacional y se envuelve en una dependencia infantil.
Por todo lo mencionado en los anteriores párrafos, Max llega a tener aquellas
conductas negativas manifiestas debido a que su entorno no ha sido el más adecuado,
teniendo en cuenta que en su infancia tuvo hechos traumáticos; tanto la muerte de sus
padres y el desprendimiento de su ser colectivista que gozaba en Etiopía. Aquello le
conllevó a generar un estrés, el cual ayudado por el hecho de estar en un ambiente
muy diferente al de origen se manifiesta un trastorno de adaptación. El individuo no
puede conectarse a las pautas sociales individualistas, por lo que se une al padre
adoptivo, genera una conexión y visualiza en él una figura de apego. Sin embargo,
aquella figura se desmorona al ver que también lo está abandonando, por lo que Max
ya se siente amenazado y conjuntamente con el trato tosco de la madre, se genera la
vulnerabilidad por lo que, en el emerge la necesidad de defenderse. Las personas que
sufren este trastorno (TLP) se resisten al abandono debido a que ven en ella una
situación negativa por lo que tomaran ciertas medidas defensivas entre ellas la
agresión y las autolesiones.
Propuesta de carácter interracionista de la historia clínica de Max.
Partiendo del caso del neurocientífico James Fallon, el cual mediante
exámenes cerebrales e investigación de familiares antecesores llegó a la conclusión
de que tenía una gran predisposición genética a tener comportamientos propios de un
psicópata. Pues, se ha presenciado que los psicópatas poseen un menor porcentaje de
materia gris en las ares frontales, en donde se procesa la empatía, por lo que aquí se
presenta la concepción de que el psicópata no tiene remordimiento ni puede
comprender las emociones de los demás. También se presencia de que la amígdala
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cerebral de muchos criminales es de menor tamaño comparados con personas sin
historial criminal. Por lo que al haber esta determinación orgánica puede presenciarse
una disposición a la criminalidad.
Este científico, sin historial criminal se dio cuenta que compartía aquellas
características cerebrales propios de psicópatas, pero aun así él nunca ha tenido
comportamientos anormales; por lo que llega a la conclusión de que no todo es causa
orgánica ni hereditaria, justificándose también por el hecho de que en su historial
familiar habían registros de asesinos.
Max tuvo una predisposición hereditaria cultural, pues sus genes estaban
programados a fin de que este se acople a aquel determinado entorno, además de
gozar con una predisposición a la defensiva debido a los conflictos que tenía su
territorio. Sus padres mueren y probablemente se le genera un estrés postraumático,
el cual se ve reforzado al momento de tener que dejar sus costumbres para someterse
a otras totalmente diferentes.
El estrés de Max le genera aquellos trastornos tanto el TAP y TLP por lo que
comienza a tener conductas agresivas ante la figura que él está considerando como
foco de violencia psicológica, por lo que el reacciona de manera defensiva-agresiva.
Sin embargo, el punto integrador del ambiente se encuentra cuando Max ha sido
ingresado en aquel piso a sus 14 años; en donde no manifiesta conductas agresivas,
incluso se presenta una figura de victimización al momento de no comprender el
porqué del abandono de sus familiares; probablemente como un reflejo de defensa.
Por lo que el mecanismo de defensa ya no es la agresividad que el manifestaba frente
a la presión de su madre adoptiva, sino el de una victimización frente a sus
cuidadores en donde no veía peligro ni violencia; por lo que en aquella situación se
refleja perfectamente el factor ambiental.
Se presenta el modelo de diátesis-estrés (Zubin & Spring, 1977) el cual nos
expresa que la vulnerabilidad o predisposición del individuo gracias a sus genes
frente a la interacción con su entorno, puede desencadenar determinadas conductas;
siendo la predisposición genética, la diátesis, mientras que el ambiente seria lo
estresante. Cuanto menos vulnerable sea Max, se necesitarán más situaciones
estresantes a fin de que este desencadene un trastorno; sin embargo, mientras más
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vulnerable este sea, se necesitarán menos situaciones estresantes, siendo esta última
la que se adapta al caso de Max.
Entre los factores psicosociales dentro de la vida de Max podemos divisar los
factores de protección, que este ha presenciado como el haber tenido una figura
paterna emocional posteriormente a la muerte de sus progenitores, un hogar en una
cultura y territorio no conflictivo y con estatus medio-alto y posterior a su
internamiento, el encontrarse en un lugar donde obtuvo cierta mejoría gracias a sus
cuidadores; sin embargo, los factores de riesgo que Max ha tenido que vivir han sido
más tensos, más estresantes y en mayor número, pues nos encontramos con la muerte
de sus progenitores; el no haber recibido educación inicial; cambio de cultura y la
necesidad de tener que adaptarse a una nueva; abandono por parte del padre;
descuido, carga de reproche de la madre adoptiva y su posterior abandono, por lo que
aquello, a ser de mayor repercusión en la mente de Max debido a su gravedad
además del hecho de que han sido varias situaciones, llevaron a Max al estrés
repercutiendo en los trastornos de personalidad que se le han diagnosticado.
A palabras de Cadoret y Yates (1995) :
“El TAP parece tener tanto raíces genéticas como ambientales. Un adulto adoptado
que tiene un padre biológico con registros de haber estado en prisión por haber
mostrado conductas antisociales tiene cuatro veces más probabilidades de presentar
una problemática conducta agresiva que una persona sin tal vulnerabilidad biológica.
Al mismo tiempo, una persona en la que su padre adoptivo tiene un TAP, tiene más
de tres veces la probabilidad para desarrollar el trastorno (comparado con la
población general sin este antecedente), a pesar de la historia biológica”. (pág. 916)
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Referencias:
Cadoret, R., & Yates, W. (1995). Cadoret RJ, Yates WR, Troughton E et al. Genetic-
environmental interaction in the génesis of agressivity and conduct disorders.
Arch Gen Psychiatry , 916-924.
Chagnon, N. (1968). Yanomamö: The fierce people. Nueva York: Holt, Rinehart and
Winston.
Hicks, B., Krueger, R., & Lacono, W. (2004). Family transmission and heritability of
eternalising disorders: a twin-family study. Arch Gen Psycriatry, 922-928.
Kahn, R., & Sommer, I. (2015). The neurobiology and treatment of first-episode
schizophrenia. Molecular Psychiatry, 89-97.
Kernberg, O. (2006). Psicoterapia basada en la trasferencia. NY.
Kroen, W. (2002). Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido.
Barcelona: Oniro S.A.
Ruocco, A. (2012). Amygdala and hippocampal volume reductions as candidate
endophenotypes for borderline personality disorder: A meta-analysis of
magnetic resonance imaging studies. ELSEVIER, 245-252.
Siever, L., & Davis, K. (1991). A psychobiological perspective on the personality
disorder. American Journal of Psychiatry, 179.
Zubin, J., & Spring, B. (1977). Vulnerability: A new view of schizophrenia. Journal
of Abnormal Psychology, 103-126.