Para aprender a jugar como un niño, debemos tolerar la incertidumbre del juego y estar dispuestos a decir "sí" en lugar de "no", ya que decir "no" corta el juego. Al jugar, no sabemos lo que va a suceder porque todo puede pasar, mientras que los adultos generalmente quieren saber el resultado. Dejar ir las estructuras y entregarse al juego, por simple que sea, permite que el juego se construya y crezca con cada "sí".