1. ¿Por qué necesitamos jugar?
El juego es un momento placentero dónde no existe el riesgo o por lo menos no
debería. A todos nos gusta ponernos en situaciones atípicas que salgan de nuestra
realidad y nuestra rutina.
El juego está considerado como innato, un instinto que nos permite desarrollar la
imaginación, nos permite compartir experiencias y además adquirir una serie de
actividades sociales que necesitaremos en nuestra vida adulta.
Mediante el juego tenemos la capacidad de interactuar con nosotros mismos, con los
demás y con nuestro entorno.
Jugamos porque necesitamos descubrir, conocer, aprender y sobre todo entendernos.
Jugamos porque necesitamos experimentar sensaciones que nos prolonguen placer.
Durante la infancia, iniciamos un juego que será decisivo para nuestra vida adulta. Es
el llamado juego simbólico. Este juego se da a una edad en la que los niños necesitan
dar simbología a las personas, a los objetos para entenderlos mejor.
A través de los símbolos los niños y niñas consiguen reducir la complejidad de la
realidad y lo llevan a un territorio que pueden dominar.
El juego, facilita la comprensión de lo que somos y lo que puede llegar a ser.
El juego simbólico permite jugar con la realidad sin estar dentro de ella.
¿Cuántas veces no hemos sido papas y mamas en la ficción?
2. El juego es aprendizaje y placer. No desaparece nunca de nuestras vidas. No
desaparece la actividad para crear.