1. JUEGOS PARA EL DESARROLLO.
En el taller de juego es donde aplicamos más específicamente los
programas de desarrollo mediante el juego, pero no por ello dejan de ser
beneficiosos en otros ámbitos, como son el hogar o la propia escuela.
Tratamos de explotar al máximo todos los recursos ofrecidos por los juegos
en pro de un aprendizaje tanto social, como académico. Tendemos a
mantener un espíritu puramente lúdico que nos permite mantener al niño/a
motivado y con ganas de participar en las actividades propuestas sin que se
sienta evaluado, ni juzgado. De este modo, el niño/a acude a las sesiones
“para jugar”, y nos brinda la oportunidad de ofrecerle un espacio en el que
se le muestran nuevas formas de actuar, de reaccionar ante situaciones de
juego e incluso de reforzar aprendizajes.
Según la etapa en la que se encuentre el niño/a y sus necesidades tratamos
de ofrecerle un tipo de juego u otro. Muchas veces, es el propio niño/a
quien elige el juego, y nosotros modificamos levemente las normas para
trabajar aquellas facetas menos estructuradas o poco utilizadas, para que
poco a poco las generalice a otros ámbitos. Nos parece primordial que sea
el profesional quien se adapte al niño/a, y no lo contrario. Así pues,
partimos siempre del nivel en el que se encuentra el niño/a y a partir de ahí
vamos construyendo nuevos aprendizajes, brindándole toda la ayuda que
reclame.
En última instancia, pretendemos que los niños/as se den cuenta de los
beneficios que aporta la cooperación, en comparación con la sumisión o la
oposición. Una vez que el niño/a se da cuenta de que estamos a su entera
disposición, siempre que siga una pautas muy sencillas y claras (respeto al
prójimo y al material), le resulta relativamente sencillo experimentar
situaciones exitosas, que le aportan beneficios personales y sociales.
En un principio dejamos al niño/a que juegue a su manera, la cual a veces
no es muy adecuada. Sin embargo, en algunos casos, ese es el único patrón
de juego que tiene y su única forma de relacionarse.
A partir de ahí, acompañamos al niño animándole a que se exprese y
constatando sus progresos. La satisfacción que produce tanto en el niño
como en el profesional compartir un juego de manera adecuada, es el mejor
incentivo para aprender de manera espontánea a colaborar. El niño tiene la
posibilidad de experimentar la satisfacción y la alegría que produce
compartir actividades, la satisfacción de descubrir que es capaz de mejorar
2. su rendimiento, de conseguir éxitos mediante el esfuerzo cuando está
motivado, de comunicarse, de expresarse, de transformar o crear a través de
la pasta de modelar, la pintura o los juegos de construcción, de tomar gusto
al trabajo bien hecho, gusto a la armonía.
Todo esto es motivo suficiente para que consigamos intercambios
constructivos, sin tener que recurrir a premios o castigos, sin forzarle,
dejándole que elija compartir o no, y permitiendo que juegue sólo o a su
manera, sin perseguirle cuando no quiere colaborar y necesita afirmarse. Si
adaptamos nuestro nivel de exigencia, le daremos acceso a estas
experiencias que realizará de manera voluntaria y de cuyo éxito será
protagonista.
Durante este proceso algunos niños tienen dificultades para asumir las
normas del juego debido a su impulsividad que les impide dominar su
necesidad de ganar, su necesidad de afirmarse de una manera dominante o
su irritación debida a la frustración que le producen sus dificultades. El
niño puede expresar estas emociones siempre que no lo haga de una
manera dañina, en el caso de que así sea, sin perder el control, le
explicáremos las normas de la sala de juegos y finalizaremos la sesión de
juego, ofreciéndole continuar el próximo día siempre que respete esas
mínimas normas.
Poco a poco, aumenta el nivel de exigencia de los juegos trabajando en esta
línea, se va logrando una conducta adaptativa, consiguiendo así que el niño/
a siga las normas del juego, siendo esto último muy importante para el
desarrollo de sus habilidades sociales.
A continuación presentaremos un breve elenco de las posibilidades que nos
ofrecen determinados juegos. La creatividad de cada profesional ofrece
múltiples variantes, al igual que el niño/a con el que nos encontremos en
cada momento, por lo que no pretendemos abarcar todas las alternativas
posibles, ni ofrecer pautas rígidas de juego.
Trabajamos con juegos y juguetes muy clásicos, manteniendo la idea de
que un mayor o menor aprendizaje no depende tanto del tipo de juego,
como del uso que se haga de él.
Utilizamos juegos de diversos tipos: juego simbólico, con muñecos, con
coches, con teatrillos en los que se representan personajes con sus papeles,
se desarrollan contenidos de la vida diaria o fantásticos con los que
conseguimos que el niño exprese y ordene su mundo emocional e
interiorice diversas formas de comportarse.
Se utilizan juegos creativos de construcción, pinturas, pasta de modelar,
con los que también se propicia la expresión y el manejo del mundo
emocional así como la experiencia del trabajo creativo y el gusto por la
armonía.
Frecuentemente recurrimos a juegos de ejercicio como el juego de los
3. bolos, canastas, pelota etc. especialmente útiles en aquellos casos en los
que el niño/a no ha interiorizado todavía las normas generales del juego:
respetar las normas, el turno, no enfadarse ante la derrota... Estos tipos de
juegos más dinámicos son muy beneficiosos para aquellos niños/as
predominantemente hiperactivos, a los que les cuestan un esfuerzo
excesivo los juegos de mesa. Por un lado les permite una mayor movilidad,
con lo que el éxito es más probable y por otro les aporta un aprendizaje
social de gran importancia. Además, el contar los bolos tirados, sumarlos
en el marcador, ver la diferencia que hay entre las puntuaciones de los
jugadores... ofrece una buena oportunidad para practicar la mecánica del
cálculo.
Cuando han conseguido un grado suficiente de autocontrol, de
concentración y aceptación de las normas de los juegos, podemos pasar a
juegos de mesa en los que trabajamos la reflexión, la memoria, las
autoinstrucciones, la percepción y problemas de aprendizaje concretos,
siempre manteniendo el espíritu lúdico y cooperativo.
En lo que se refiere a las matemáticas, trabajamos por separado el cálculo y
la resolución de problemas. Respecto al cálculo, hoy día podemos adquirir
numerosos juegos de ordenador en los que se puede practicar esta
capacidad, al igual que diferentes manuales, como por ejemplo (este
manual no sólo trabaja el cálculo):
-Yuste Hernanz, C. Galve Manzano, J. L. PROGRESINT. Programas para
la Estimulación de las habilidades de la Inteligencia. Estrategias de cálculo
y resolución de problemas. CEPE
Los juegos de cartas, como la escoba, o el siete y medio para los más
pequeños, puede ser una buena forma de practicar la suma. Los juegos de
tienditas, en los que se va sumando el importe de la compra y el tendero
nos da las vueltas, son muy buenos para agilizar el cálculo mental y
afianzar los conceptos de suma y resta. A los niños/as amantes del fútbol,
podemos hacerles sumar los puntos de sus equipos preferidos durante la
liga, calcular a qué distancia se encuentran entre sí, etc.
Para aquellos niños/as que presentan serias dificultades con el cálculo se
emplearán objetos manipulables, podemos jugar con dados grandes de
espuma, tirándonoslos e ir sumando para ver quién consigue la mayor
puntuación. El tenis calculadora puede ser de gran ayuda: se coge un folio
dividido en dos partes iguales que representa el campo de tenis. Una mitad
incluye los números del 1 al 50, y la otra mitad del 51 al 100. Partiendo de
un número al azar, un jugador va sumando tantos para llegar al campo del
contrario, mientras que el otro los va restando. Aunque el niño use la
calculadora para realizar algunas operaciones, previamente ha tenido que
reflexionar sobre los tantos que necesita para llegar a la otra mitad del
campo.
4. El aprendizaje de las tablas de multiplicación es una tarea memorística que
requiere repetición, constancia y mucha paciencia. Por ello cualquier
situación es buena para practicarlas: al ir al colegio, antes de acostarse,
durante las comidas... Sin embargo, mediante algunos juegos como hundir
la flota, las podemos practicar. Cada vez que el niño/a dice una posición,
empleamos ese número para preguntarle sobre alguna multiplicación que lo
contenga: “ E4... bueno, me vas a decir cuántos son 4X6”. De este modo, el
niño mientras repasa las tablas tiene la gratificación del juego, y este a su
vez no puede llevarse a cabo si no se contesta correctamente. De todos
modos tenemos que ser lo suficientemente flexibles para que el niño/a no
se frustre en exceso. Si vemos que lleva mucho rato sin hundir ningún
barco, le preguntaremos por tablas que ya conoce, y cuando ha tocado
algún barco, aprovechando ese momento de motivación, le preguntaremos
sobre aquellas en las que no está tan seguro.
En aquellos casos en los que los niños/as experimentan un gran rechazo
hacia la lectura, cualquier juego con instrucciones escritas y desconocidas
para el niño/a puede ser de gran ayuda “a ver, vamos a leer lo que dicen las
instrucciones que sino no podemos jugar... y me han dicho otros niños que
este juego es muy interesante...” Si la lectura es muy trabajosa, podemos
turnarnos y leer alternativamente, o ir leyendo nosotros lo suficientemente
lento para que el niño/a lea a la par. Cualquier información escrita puede
resultar una clave para iniciar el niño/a en la lectura: una receta, el
programa de la tele, las instrucciones para realizar una maqueta, artículos
de periódicos, revistas, cómics, el nombre de las calles, las direcciones, la
carta del menú...
La atención y la memoria, son capacidades muy importantes que requieren
ser trabajadas a lo largo del desarrollo, muy especialmente con nuestros
niños/as. Para ello disponemos de un gran número de juegos y programas
desarrollados a tal efecto. A continuación presentamos algunos de los
trabajos publicados:
-Estévez-Gonzalez, A. García-Sanchez, C. Ejercicios de Rehabilitación –I:
Atención. Lebón
-García-Sanchez, C. Estévez-Gonzalez, A. Ejercicios de Rehabilitación –II:
Memoria. Lebón.
-Vidal, J.G. y Manjón, D.G. Cuadernos de recuperación y refuerzo de las
técnicas básicas. Programa de Refuerzo de la memoria y la atención I y II.
EOS.
Igualmente podemos jugar al juego del tres en raya, al del OSO, realizar
pasatiempos (encontrar los errores, sopas de letras, buscar las parejas...). El
clásico juego de Frío-Caliente resulta también apropiado, e incluso realizar
nosotros mismos unas pruebas dándole instrucciones al niño/a para que
5. vaya cumpliendo misiones “en la estantería de la derecha, encontrarás un
libro azul que tendrás que colocar encima de la mesa pequeña..”. Estas
instrucciones aparentemente sencillas, obligan al niño/a a reflexionar,
memorizar la información dada, reprimir la impulsividad de coger el primer
libro que le parezca y actuar de forma secuenciada y organizada.
Los juegos de estrategias son muy beneficiosos para desarrollar la
reflexión, el control de la impulsividad y que el niño/a vaya iniciándose en
el mundo de las autoinstrucciones (aprender a hablar con uno mismo,
dirigiendo la propia actuación hacia una meta definida). Los juegos de
ordenador, hundir la flota, el ajedrez, las damas, el dominó, juegos de
cartas (solitarios), el cuatro en raya... son muy apropiados para este fin.
Juegos más específicos para el desarrollo de la memoria, pueden ser el
Memory, Simon, deletreo de palabras (en orden directo o invertido),
aprendizaje de números de teléfono, direcciones, adivinanzas, chistes...
También le podemos pedir al niño/a que observe atentamente un dibujo
durante un par de minutos y tras retirárselo le pedimos que lo describa lo
más detalladamente posible. Podemos igualmente hacer uso del juego de
“Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro”: se trata de establecer un diálogo en el
que no se pueden pronunciar estas cuatro palabras. Los jugadores se hacen
preguntas intentando que el contrincante tenga que pronunciar una de las
palabras prohibidas. Este juego requiere igualmente un control de la
impulsividad.
En lo que se refiere a la impulsividad, se pretende instruir al niño/a para
evitar que actúe de forma descontrolada y por ello inadecuada, que no haga
o diga lo primero que se le pasa por la cabeza, sino que dedique un tiempo
a procesar esa primera respuesta y decida si es o no adecuada a la situación.
Por otra parte, instruimos al niño para que actúe con una finalidad
preestablecida, y no a salto de mata, sin plantearse previamente lo que
pretende. Para este fin, son adecuados aquellos juegos en los que el éxito
demanda una represión de esa primera respuesta impulsiva, que
generalmente conlleva al fracaso. Juegos de este tipo pueden ser: el Simón
(en este caso los niños tienden a pulsar el último color percibido, en vez de
repetir la secuencia), el Secret Code (el objetivo es adivinar una secuencia
de colores, números, letras... que uno de los jugadores ha creado y tiene
escondida, mediante intentos sucesivos en los que se va indicando las
piezas que están bien colocadas), el Tabú, el Mikado o palillos chinos,
realizar puzzles siguiendo estrategias, y no por ensayo y error: “Primero
hago los bordes... selecciono las piezas con lados y las cuatro esquinas.
Después hago el cielo... selecciono las piezas azules...”. También se le
puede presentar al niño/a un texto sin espacios y pedirle que lo fragmente
por palabras para poder leerlo. Sin necesidad de material se puede entrenar
al niño/a con el juego de “Ni sí, ni no, ni blanco, ni negro”, con el clásico
6. Caravín caraván, hacer carreras de llegar el último, el juego de la silla vacía
o incluso hacer torres de naipes, recorridos de dominó...
Otro ámbito importante a desarrollar en estos niños es la reflexión, la
capacidad de hablar con uno mismo, en otros términos las
autoinstrucciones. Se trata de entrenar al niño/a para que mantenga un
diálogo consigo mismo, y se autorregule. Para ello son adecuadas las tareas
en las que tenga que fragmentar la información y realizarla paso a paso
para tener éxito. El siguiente manual es muy adecuado para este tipo de
tarea:
-Orjales Villar, I. Programas de entrenamiento para descifrar instrucciones
escritas. CEPE.
Por otra parte se pueden realizar actividades como pueden ser el buscar las
diferencias entre dos dibujos aparentemente iguales. En este caso es muy
importante que el niño/a fragmente el dibujo y lo analice por partes:
“Primero las orejas... después la cara...” y no de modo global. Juegos ya
mencionados como el dominó, las damas, el ajedrez, hundir la flota... le
ofrecen al niño/a la posibilidad de planear su juego y por lo tanto de
organizar el pensamiento, para así poder ganar. Para entrenar en
autoinstrucciones, resulta igualmente beneficioso el plantear un recorrido
para llegar a un determinado lugar, con la ayuda de un plano (si no se
utilizase el plano, también se reforzaría la memoria, ya que el niño/a tendrá
que recordar por qué calles pasa para ir desde su casa al colegio, a la
estación. Como puede verse cualquier recurso que requiera seguir un orden
o plantear una serie de etapas sucesivas cumplirá con el objetivo que nos
proponemos. Por ello, seguir recetas de cocina, realizar trabajos de
manualidades en los que haya que seguir un orden, la papiroflexia, los
juegos de construcción en los que se copia un modelo (montar los juguetes
de los huevos Kinder) pueden realizarse en casa y ayudan
considerablemente al niño/a. Para aquellos niños/a que muestran
predisposición por las tareas de escritura, o que por lo menos no les supone
un esfuerzo considerable, se les puede pedir ejercicios de redacción en los
que haya un orden preestablecido, como por ejemplo escribir una carta
(fecha, saludo, contar algo, despedida, firma). Por último, podemos pedir al
niño/a tareas de ordenación, como pueden ser ordenar textos en desorden o
las historias temporales (tipo historietas del WISC).
Trabajamos igualmente la evocación, con el fin de que el niño/a agilice la
capacidad para buscar los conceptos que desea. Con este fin, se pueden
realizar encadenamiento de palabras, por letras o por sílabas; pedirle al
niño/a que enumere todos los objetos que tiene en su habitación, en la
cocina... con la mayor precisión posible, durante dos minutos; jugar al
Chocolat: se le pide que diga un nombre, un objeto, un animal, una ciudad,
una comida... que empiecen por una determinada letra. Se pueden agregar
7. las variables que uno quiera; derivado del anterior, podemos trabajar los
adjetivos, verbos, nombres propios... que empiecen con una determinada
letra; el juego del Veo veo; el Ahorcado, e incluso trabajar definiciones
(¿Qué es ¿, ¿Cómo es ¿, ¿Para qué sirve?). También hacemos uso de juegos
comerciales como son el Intelec, el Scrabble, los juegos del tipo Lectrón
Enciclopedia, el Piccionary, el ¿Qué tengo en el coco?...
Muchos de nuestros niños/as presentan dificultades de percepción. Dicha
capacidad permite que la información se nos presente tal cual es, sin
distorsiones o interferencias (teniendo presente que no se trata de
problemas ópticos). Por ello, se emplean tareas en la que se pretende
desarrollar la orientación espacial, la ubicación en un plano y así, una vez
que el/la niño/a logre estructurar el espacio circundante, le será más
sencillo estructurar áreas más pequeñas, como el cuaderno o las tareas
escolares.
Para ello hacemos uso de juegos manipulativos tipo Tangram, láminas del
programa FROSTIG (Frostig Visual Perception Program), fichas en las
que hay que marcar itinerarios sobre dibujos o planos, tareas que requieran
conocer los conceptos: izquierda, derecha y diagonal. Se le puede instruir
igualmente en la resolución de laberintos, copiando dibujos geométricos,
tipo Bender o la Figura de Rey, realizando pasatiempos de unir los puntos,
o construir maquetas a escala reducida manteniendo las proporciones (se
puede realizar con plastilina). También podemos recurrir a juegos al aire
libre, escondiendo al niño/a un objeto y pidiéndole que lo encuentre
dándole órdenes del tipo “darás tres pasos hacia delante, girarás a tu
derecha...”.