Este documento presenta un dilema ético en el que un viajante que regresa a casa en su automóvil se encuentra con tres personas esperando el autobús: una anciana, un amigo de la infancia y una mujer atractiva. Solo hay espacio para un pasajero. Relata cómo un aspirante a un trabajo fue contratado por su respuesta ingeniosa de darle las llaves a su amigo para que llevara a la anciana al hospital, mientras él esperaba el autobús con la mujer. La moraleja es prestar más atención a nuestras acciones y palabras.