La joven tejedora Aracne se jactaba de ser mejor tejedora que la diosa Minerva. Minerva aceptó el desafío de Aracne y compitieron en un concurso de tejido. A pesar de las advertencias de Minerva, Aracne insistió en competir y terminó venciendo a Minerva. Enfurecida, Minerva rasgó el tejido de Aracne y la golpeó. Arrepentida, Minerva transformó a Aracne en una araña para que recordara su osadía tejiendo para siempre