La revolución de 1830 en Europa fue un movimiento liberal, nacionalista y antimonárquico en reacción contra la restauración. Aunque no todas las revoluciones triunfaron, Bélgica logró independizarse de Holanda y el liberalismo triunfó en Suiza, España y Portugal. La crisis económica de 1847 llevó a revoluciones más amplias en 1848, con combates en las calles de varias ciudades europeas, aunque finalmente fueron reprimidas.