Las revoluciones de 1820 en Europa estuvieron influenciadas por las ideas liberales de la era napoleónica. Hubo movimientos revolucionarios liberales en España, Nápoles y Portugal que buscaban constituciones y más libertades, pero fueron aplastados por las potencias de la Santa Alianza en congresos como Troppau y Verona. También hubo una revolución nacionalista en Grecia que logró la independencia del Imperio Otomano con el apoyo de Rusia.