Bibliografía:
Zanker, Augusto y el poder de las imágenes
Museo del Ara Pacis http://es.arapacis.it/
http://analisisycomentario.blogspot.com.ar/2008/02/ara-pacis-relieve-de-tellus.html
1. Universidad Nacional de la Plata- Facultad de Bellas Artes
Cátedra: Historia del Arte I
Trabajo Práctico nº11
Melina Rocío Poblete
Julieta Florencia Redelico
María Eva Huertas
2. Introducción:
En este informe trabajaremos sobre el papel de la alegoría de la obra de arte romana de la
época de Augusto, desde la práctica conmemorativa.
El objetivo es analizar el uso alegórico en la producción plástica romana consecuencia del
programa de renovación cultural de Augusto (siglo III a.C. – s. I d.C.).
Para ello dividiremos el desarrollo en tres instancias:
1. Ejes de análisis: donde, a partir del marco teórico de referencia, se establecerán
los conceptos y categorías desde los cuales se analizará una obra específica de
este contexto espacio-temporal. Se describirá de manera sintética el programa de
renovación cultural de Augusto enfatizando el programa Pietas en función de la
obra a analizar.
2. Análisis de la obra: Aquí se llevará a cabo una crítica interpretativa de la obra en
general cuya función es la de basamento para el análisis específico y exhaustivo del
Ara Pacis Augustae
Para concluir, sintetizaremos los conceptos centrales que consideramos más pertinentes
para dar una idea acabada del tema analizado.
En la bibliografía se cita el material utilizado.
3. 1. Ejes de análisis:
En este trabajo se analizará el uso del recurso de la alegoría del Estado romano, como
afirmación de poder, en la producción plástica desde la práctica conmemorativa
contextualizado en la época del imperio de Augusto.
Brevemente describiremos algunos hechos del contexto socio histórico pre – Augusto. Antes
de la asunción de este emperador, Roma tuvo un periodo de cien años de guerras civiles y
como producto de la invasión a Grecia, paradójicamente en el imperio se produjo la
“helenización” del mismo. Entonces se puede afirmar que para esa época la “identidad
romana” se había deteriorado significativamente. A todo esto y otros “males” de Roma eran
producto de la “decadencia moral” cuya concepción fue adjudicada por los mismos
ciudadanos. Por “decadencia moral” se entiende al distanciamiento romano hacia sus dioses
y costumbres. Augusto una vez en el poder, toma esta problemática y la intenta resolver
desde un programa de renovación cultural. Este programa no era una diagramación
calculado con frialdad, sino que es una idea que circulaba y que Augusto realizo de manera
tal que influyeron las circunstancias de cada momento. Este plan de “saneamiento” consistió
en tres partes fundamentales: pietas (renovación religiosa), publica magnificentia (edificios
públicos: esplendor y ostentación del estado) y mores marorum (renovación moral) con la
finalidad de consolidad la identidad romana y su poder.
Una aclaración que consideramos pertinente (que más adelante se desarrollará) es la de la
figura de Augusto quien su rol de emperador lo caracteriza como la encarnación del Estado
de Roma, es decir que él es adorado principalmente porque el personifica al Estado.
A continuación se desarrollará la parte del programa que se enfatiza en la recuperación de
la religión de Roma. Uno de los puntos centrales del mismo fue la renovación de cultos a los
dioses, que para esa época eran muy escasos, para ello se reactualizaban o se inventaban;
en parte se basaron en los escritos de un poeta llamado Varrón, quien escribió sobre sus
conocimientos de los antiguos cultos. Sin embargo, como ya hemos mencionado, pietas no
ha encontrado allí su límite. En la siguiente cita Zanker hace referencia a esto:
“Ya en el año 29 a.C. se dio a conocer un programa de restauración religiosa. Octaviano
obtuvo del senado el encargo de completar o restituir el sacerdocio. Cultos que no
existían sino de forma puramente nominal fueron restablecidos; las estatuas los ritos, los
atuendos sacerdotales y los cantos de cultos fueron renovados y, cuando fue preciso,
reinventados.”1
Las intenciones de Augusto fueron, en parte, unificar y consolidar la identidad romana.
Mediante el programa Pietas se enfatizó la renovación de la religión para volver a honrar y
dar culto a los dioses locales y cercanos a Roma (que bien puede entenderse como los
dioses que han ayudado a Augusto en sus campañas militares). Por lo tanto se dio prioridad
1
(Zanker, 1987, pág. 130)
4. a esos dioses para reconstruir ostentosos templos y dejar a los demás dioses con mínima o
nula inversión para nuevos templos, debido a que esta última clasificación de dioses
estaban ligados a las cofradías, que no iban a la par de los intereses del Estado para la
unificación y cohesión social.
Los nuevos ostentosos templos arquitectónicamente tenían características propias de
Grecia (en este sentido) pero también las formas tradicionales de los itálico-romanos cuyas
características son: un podio alto, un pórtico profundo y un frontispicio empinado y pesado
por rica decoración. En la construcción de ellos se utilizó un nuevo material: el mármol;
también se incluyó el oro en los elementos decorativos u ornamentas ubicadas en basas,
arquitrabes, frisos, encasetonamientos y la decoración escultórica se situó en el frontispicio,
en los costados de la escalera y en forma de figuras de acrotera. El edificio estaba en
función de la fachada que era el escenario de rituales de sacrificio.
En cambio los templos de los dioses de menor importancia, si se decidiese renovarlos, la
materialidad para la reconstrucción seria madera, etusco y piedra toba.
La producción plástica figurativa en los templos la utilización de alegorías era importante. Es
aquí donde radica una de nuestros conceptos más pertinentes al momento de analizar una
obra de ese tiempo y lugar. Un ejemplo sintético y breve para dar cuenta de esto que
señalamos son las estatuas en los costados del templo de Mars Ultor: una es la de Mercurio
que simboliza la seguridad (por ejemplo en las calles) y el otro, Hércules, simboliza el
bienestar que le proporcionó el nuevo régimen. El uso de la alegoría tenía como finalidad la
consolidación del Estado y su poder, desde la práctica conmemorativa. Esta afirmación se
puede fundamentar en que el mensaje relativo al Mito del Estado que se quería hacer llegar
a todos los ciudadanos, por eso se aplicaba a los monumentos públicos; además también se
debe tener en cuenta que el lenguaje iconográfico en el que se presenta el mensaje
alegórico es muy simple de comprender, lo que refuerza aquella afirmación. Lo que provocó
la atención de las personas por estar frente a algo nuevo.
“Las contraposiciones de tipo didáctico, las constantes repeticiones y combinaciones del
escaso número de signos convencionales, el énfasis y la escenificación de las fachadas,
estatuas e imágenes contribuían en general a que incluso el público menos erudito
pudiese comprender los programas iconográficos”2
El artista y el arquitecto tenía estos conceptos muy en cuenta a la hora de construir el
templo, no poseían libertad para decidir sobre la estructura arquitectónica ni por el contenido
temático de los mismos, pero si podían desplegar su creatividad sin limitaciones canónicas
en las ornamentaciones decorativas.
Con respecto a las fiestas que resurgieron con pietas, se realizaban en honor a Augusto y a
los dioses. Era común que en esas fiestas se ofrecieran sacrificios de animales, de hecho
imágenes alusivas a esto se puede apreciar en la decoración edilicia. Los artistas
enfatizaban la manera en que construían esta simbología alusiva a los rituales de sacrificio.
Estos tres elementos distintivos que son: la arquitectura, la decoración iconográfica y los
rituales de sacrificio generaban ese efecto „sugerente‟ de los Aurea Templa3 y lo otro factor
influyente en el público son los tesoros que se encontraban en el interior de los templos que
provocaba mucha curiosidad y expectación.
Los sacerdotes eran distinguibles por sus atributos y vestimentas arcaicas. Este arcaísmo se
debe a una intencionalidad de querer mostrar la antigüedad de cada sacerdocio. Estos
2
(Zanker, 1987, pág. 141)
3
(Zanker, 1987, pág. 144)
5. personajes no tenían poder político en el imperio, Augusto se los quitó pero dejó que
conservaran sus privilegios. Los cargos más altos eran propiedad de la nobleza pero si el
Princeps podía elevar a dicho rango a quien quisiese.
La materialización del programa Pietas implicó edificios en devoción a Augusto pero como
ya hemos explicado, Augusto personifica al Estado romano y a los dioses, en respuesta a la
problemática de la decadencia moral.
Más allá del despegue de la helenización, la alegoría fue un recurso utilizado con el sentido
de consolidar el poder del Estado.
PUBLICA MANEFICENTIA
“Mas he visto que tú no sólo te preocupas del bien común y de la administración del estado,
sino también de la necesaria dotación de edificios públicos; ya que tu enriqueces al Estado no
sólo con nuevas provincias, sino también con construcciones publicas cuya dignidad y
maleficencia se corresponden con la majestad del imperio…” 4
Dentro del programa de “saneamiento de la sociedad” de Augusto encontramos el esfuerzo
relacionado con los edificios públicos.
El princeps toma medidas contra la provocadora ostentación de luxuria privada.
Lo vemos en el S. XV a.C con la muerte de Vedius Pollio, un hombre procedente de familia
de libertos que había alcanzado el rango de caballero, que también había prestado
servicios a augusto como financiero en la reorganización económica de Asia Menor. Sin
embargo a este hombre se lo consideraba un oscuro honestior con la peor reputación. Su
palacio ofreció una estupenda oportunidad de escarmiento público, fue totalmente destruido
y “devuelto al pueblo”. En el mismo lugar Livia y Tiberio levantaron la magnífica Porticus
Liviae (7 a.C). Otro hecho fue el escarmiento con M. Emilio Escauro, con las cuatro
columnas que había importado personalmente de Grecia y las tenias incorporadas en su
palacio. Augusto hizo derribar una parte de este palacio y las columnas fueron devueltas al
pueblo, las colocaron en el Teatro de Marcelo expuestas a los ojos del pueblo como piezas
preciosas y advertencia. Ahora los placeres que habían sido privativos de los ricos, están
ofrecidos a la plebs.
“Augusto embelleció de tal manera la ciudad, cuyo aspecto no se correspondía en absoluto
con la magnitud y dignidad del imperio y que por lo demos sufría constantes inundaciones
e incendios, mármol” 5 que con razón podía vanagloriarse de haber recibido una ciudad de
ladrillo y dejarla de
4
Prólogo de Vitruvio a sus diez libros De arquitectura
5
Suetonio, Aug.28
6. Encontramos en Agripa al principal colaborador de Augusto, puso al servicio de la
renovación de la ciudad su genio organizador y su inmensa fortuna.
En los años posteriores a Accio se empeñó en ofrecer hechos a diferencia de las
declaraciones demagógicas del año 33 a.C.
En primer lugar reorganizaron por completo el sistema de abastecimiento de agua. Pronto
comenzó a fluir enormes cantidades de agua a la ciudad a través de acueductos nuevos y
de los reparados.
En el siglo 19 a.C. se inauguro el Aqua Virgo, que abastecía sobro todo las termas que
construía Agripa. Las primeras termas publicas en roma. Se encontraban en medio de los
Monuemnta Agrippae, un enorme espacio de ocio donde la población encontraba los
deleites propios del lujo de las villas: parques, senderos a lo largo de los canales de agua,
baños calientes, instalaciones deportivas y una multitud de obras de arte griego distribuidas
a lo largo y a lo ancho del complejo.
Entre las edificaciones de Agripa se encontraba el Panteón original, edificio precedente al de
Adriano, área destinada al culto de la casa imperial y sus divinidades protectoras. Junto al
Panteón se hallaba los Saepta, el edificio con mayor espacio construida en Roma. Un local
electoral para la plebs. Sin embargo, el pueblo era llamado cada vez menos a las urnas, y
con el tiempo los Saeptas fueron utilizados para luchas de gladiadores y batallas navales,
también como bazar por comerciantes de todo tipo y a todas horas del día estaba lleno de
gente que pasaba allí sus ratos de ocio.
“también izo erigir algunos edificios en nombre de otros, ejemplo de su sobrino, de su
mujer o de su hermana, como es el de la Portivus Gaii et Luci Caesaris (en el foro), el
Portico de L…, el de Octavia, el Teatro de Macelo” 6
Fue Augusto quien concluyó las grandes construcciones de César (la Basílica Iulia, el Forum
IULIAM), renovó el Teatro de Pompeyo y otros edificios más pequeños como la Porticus
Octavia, construyó el parque alrededor de su mausoleo, en el Lemus Caesarum, hizo
realizar excavaciones para la construcción de una laguna artificial destinada a las
namaquias y financió el nuevo edificio para el mercado... Esquilino, el Mcellum Liviae
entre otras.
Dentro de la cercanía de los pórticos fueron levantados dos nuevos teatros: el Teatro de
Marcelo y otro más pequeño el de Balbo el joven. Cuando se ofrecían espectáculos en
simultáneo junto con el teatro de Pompeyo se podían concentrar alrededor de 40.000
personas. En los alrededores se sumaban para el esparcimiento público el anfiteatro de
Satilio Tauro y los Saepta.
6
Suetonio, Auq.29
7. Parte de la pública magnificentia eran los juegos. En tiempos de augusto había 67 días de
juegos ordinarios en el año. Los espectáculos de gladiadores junto con las carreras de
caballos en el circo eran los juegos favoritos.
El princeps no escatimaba gasto en ocasión de celebraciones para de este modo “colmar
los corazones y la vista del pueblo romano con imágenes inolvidables” (V. Patèrculo, II
100,2). Sin teatro la pretensión de Roma de ser centro cultural del imperio no resultaba
convincente.
El teatro también desempeñó un papel importante en cuanto al orden social, en él el pueblo
romano se veía enfrentado a su propia estructura social. La asistencia señalaba a cada uno
su lugar en la sociedad. Contenía una distribución diferenciada de asientos y rangos, que
preveía honores como discriminaciones. Primeramente tenemos a los senadores,
sacerdotes y magistrados; les seguían los caballeros; a continuación, los ciudadanos
romanos libres, distribuidos por tribus; al fondo se encontraban quienes no fueran
ciudadanos, las mujeres, los esclavos, siempre y cuando les estuviese permitido el acceso.
También se conocen detalles como las leyes matrimoniales que otorgaban mejores
localidades a los casados y con familias numerosas, e incluso, que se prohibía
temporalmente a los solteros empedernidos. También las asociaciones gremiales parecen
haber tenidos sus propios asientos.
Esta marcada diferencia en la organización especial de los espectadores, la vigilancia y el
control facilitaba el cumplimiento de la normativa. El propio Augusto respetaba
escrupulosamente el rango social tanto en juegos como en otras ocasiones.
A cada rango social le correspondían tareas y dignidades propias y existían posibilidades de
un lento ascenso. Un ascenso desde la clase baja al alta era casi imposible en una sola
generación. Pero podrían lograrlo los hijos y nietos de un esclavo que hubiese tenido éxito,
requisito para esto…la riqueza.
Los trabajos que desempeñaran en servicio del monarca les otorgaban reconocimiento
social y hacia posible el ascenso. Los caballeros asumían cargos de responsabilidad en la
administración del imperio y en el ejército y de esta forma podían llegar al senado.
El fundamento económico siguió siendo la propiedad de la tierra, y el trabajo agrícola la
principal forma de producción. Requisito ineludible para pertenecer a unos de los tres
ordines de la clase alta (senadores, caballeros, decuriones) era la propiedad de cierta
riqueza, igualmente de importante era la procedencia y el prestigio. Se conservo el principio
aristocrático, la “revolución” romana se llevaba a cabo bajo signos conservadores.
La ciudad fue subdividida en 14 regiones y 265 vici (barrios). El principal problema de estos
vicus serían los incendios e inundaciones. Augusto intentó dar solución a estos males,
modificó el sistema contra incendios y consolidó las márgenes del Tìber. El orden y la
seguridad, la regularidad en el abastecimiento de cereales, todo minuciosamente
organizado, dieron efectos positivos en la calidad de vida de los barrios. Sin embargo todas
estas medidas no cambiaron en nada la imagen sencilla y arcaica de los barrios. Desde un
punto de vista estético la antigua ciudad residencial parecía un apéndice de la nueva roma
construida en mármol. Hasta que punto esto formaba parte del planeamiento ideológico del
régimen queda demostrado con la gran muralla en torno al Foro de Augusto. Esta enorme
muralla alcanzaba los 33 metros de altura, protegía el santuario de los incendios de la
Subura; acentuaba la frontera entre la sencillez de los barrios residenciales y la maiestas y
magnificentia de los templos y edificios públicos.
Desde otro punto de vista más simbólico sobre la muralla se vería a partir de su forma
irregular con diversos ángulos, el minucioso respeto de Augusto por la propiedad privada.
8. “Él hizo construir su foro más pequeño de lo previsto originalmente porque no se atrevió a
expropiar a los propietarios de las casa colindantes” 7
Augusto se sometía a las leyes del mismo modo que lo exigía de sus ciudadanos.
La influencia de este modelo sobre las ciudades romanas condujo a la creación de nuevos
conjuntos urbanos, en los que por primera vez la cultura romana adquirió forma visual.
More maiurm
Finalmente se logro una consolidación desde varios puntos, lo que permitio un acercamiento
a la esperanza de una perdurabilidad de paz y orden en el estado que se iba restableciendo.
Consecuentemente surge un nuevo planteamiento sobre las cuestiones míticas de este
estado. Las imágenes que requerían de la adquisición de un carácter que reflejase el
presente estado feliz y la realidad propia del mismo. Se necesitaba un mito
El foro de Augusto se considera como el monumento que define y difunde a este nuevo
mito. Seguido por el de las familias de los julios como otro elemento fundamental del estado.
Las imágenes definen un alto valor moral, son obras que se extraen de fuentes anteriores y
que luego las adaptan a este contexto, adhiriendo o quitando elementos que son claves en
la construcción de la figura como por ej. El torso que originariamente era desnudo, se cubre
y se le agrega un escudo que exponen inscripciones triunfales.
También remarcan la idea de expansión imperialista que concibe augusto para su gobierno.
Si observamos la resolución compositiva del frontispicio damos cuenta de una esteticidad
establecida, uno de los aspectos característicos “del nuevo arte de esta que tiende a crear
un ambiente de majestuosidad, solemnidad y también es propia de planteamientos
ideológicos a través de figuras y personificaciones”
Se respeta un orden de figuras, prevaleciendo la simetría axial y de un modo indirecto estas
hacen referencia al princeps.
Podría decirse que más allá de que esta edad era real o no, está presente en el relato de
este arte conmemorativo.
La familia de los julios a la que nos referimos anteriormente eran personas seleccionada,
muchas veces sucedía que quedaban espacios vacios y estos eran cubiertos con miembros
desconocidos .Se fomenta en esta familia la idea de que estos se habían destacado desde
un primer momento.
Se los elegia a aquellos que desde inicios contribuyeron con el poder del pueblo romano
Las imágenes en su mayoría son de fácil comprensión, generalmente trataban de lo mismo,
están orientadas a una intención de educación severa de rigor de las costumbres, orden y
su subordinación a la familia y al estado, que se manifestaba a partir de constantes,
repeticiones, comparaciones, equivalencias, alusiones (incluso esto ya era excesivo para la
época).La ironía y la broma funcionan como recursos que componen un ambiente menos
denso.
Este programa de renovación moral se concentra en ideas básicas como por ejemplo a
través de las representaciones de temas de la mitología también se destacaban unos pocos
valores pietas y virtus.
7
(Suetonio, Ang.56)
9. 2. Análisis de la obra: Ara Pacis Augustae:
El Ara Pacis Augustae fue construido entre el 13 a.C y 9 a.C por orden del senado en
motivo del regreso victorioso de Augusto de las campañas militares en Galia y España
pero también por la paz que éste había impuesto. Está dedicado a la diosa de la Paz y
levantado en Roma, en el Campo de Marte, donde cada año se rendiría un sacrificio.
""Cuando regresé a Roma de la Galia y de España, bajo el consulado de Tiberio Nerón y
Publio Quintilio, felizmente concluidas las empresas en aquellas provincias, el senado
decretó que había que consagrar un ara a la paz augustea en el Campo Marcio y ordenó
que en ella los magistrados, los sacerdotes y las vírgenes vestales celebraran cada año un
sacrificio".8
La planta del Ara pacis era casi cuadrada, de 10 por 11 metros, a cielo abierto, y hecho
con mármol de Luni (Carrara), en cuyo centro estaba el verdadero altar. Tenía dos
grandes vanos de entrada, orientados, uno al este y otro al oeste; la puerta frontal sobre
escalinata era para el sacerdote oficiante, y la otra posterior, a pie llano, para las
víctimas.
El Ara Pacis se compone de un recinto que encierra el altar propiamente dicho,
reproduciendo las formas de un templum minus, o sea que este templo es un lugar
cercado y consagrado para que quedara abierto sobre un lado (en el caso del Ara
pacis: dos) y tuviese unos ángulos bien fijados a la tierra. Esta descripción se adapta
particularmente bien a este monumento y a su decoración interior que, en su parte
inferior, representa el tablado de madera que, en tiempos arcaicos, delimitaban el
espacio "inaugurado" con fórmulas sagradas. Además presentó en su núcleo central
la mensa, el altar sobre el cual se ofrecían los sacrificios de los animales. La mensa
ocupó aproximadamente la totalidad del espacio interior del recinto, del cual estaba
separado por un estrecho pasillo cuyo suelo se presentaba ligeramente inclinado
hacia el exterior, para favorecer la salida de las aguas, a través de pequeños canales
de escurrimiento abiertos a lo largo del perímetro. Este altar tenía la planta rectangular
con cuatro escalones sobre el cual se apoya un pedestal que presentaba otros cuatro
escalones en la parte delantera. Encima de ellos se elevaba la mensa, estrecha en
dos cuerpos laterales. Los dos lados presentaban acroteras, temas vegetales y leones
alados. Simbología relevante por su alusión a los sacrificios y por la repetición de los
mismos dentro del marco de la nueva iconografía consecuencia de este programa.
Este monumento cuya decoración externa e interna presentaba relieves divididas en
dos registros decorativos: el inferior vegetal, el superior figurado, con representación
de escenas míticas a los lados de las dos entradas y con un desfile de personajes
sobre los otros lados. También pueden ser agrupados en cuatro: el primero compuesto
por los dos frisos externos del desfile procesional, el segundo grupo serían los cuatro
relieves alegóricos que flanqueaban por fuera ambas puertas; terceramente el zócalo
8
Augusto, Museo del Ara paris
10. corrido externo, con roleos de acanto; y último el friso interno, con los bucráneos y
guirnaldas.
Uno de los relieves muestra un procesión, dos tercios de ella están compuestas por
sacerdotes con cargos elevados que rodean, sugerentemente a Augusto, quien está
representado más grande en relación a los demás presentes. Una cualidad interesante
de los personajes es que eran excepcionales las veces en que se enfatizaran los
rasgos faciales para identificar al individuo. Los artistas, por encargo, no representaron
a las personas en particular, lo reemplazaban por el “rostro ideal” porque lo pertinente
era representar los diferentes cargos y sus respectivos rangos; de hecho, Zanker
menciona que las personas representadas en los relieves no necesariamente se
encontraban el día de la ceremonia inaugural.
Las interpretaciones que exponemos en este trabajo han sido basadas, en su gran
mayoría, en Zanker.
Las cabezas veladas de los sacerdotes y una mujer cuya expresividad corporal la
muestra pidiendo silencio, indica que la ceremonia ha comenzado. La manera en que
se alinean estas personalidades piadosas vestidos con el mismo diseño de togas
genera sensaciones de homogeneidad y concordancia, (pág, 154) lo que según
Zanker, le da carácter atemporal a la obra en la sumatoria del conjunto. Con este
relieve descripto iba seguida la familia de Augusto, coronada y con ramitas de laurel
en mano (154). Las mujeres estaban vestidas similares a esculturas clásicas y entre
ellas se ubicaba una persona identificada como Druso. Alejadas de ellas y en primer
plano, los niños (garantes del futuro romano en palabras de Zanker) cuyo
reconocimiento se obtenía a dependencia de la proximidad con el trono.
En ellos se personifica el mito del Estado, sin su existencia tampoco estaría el
bienestar romano, entonces los sacerdotes oraban para que la paz reinara
eternamente en esta familia. Por ello el culto no es directamente a Augusto como
individuo, sino que es quien personifica a Roma y de hecho él en vida nunca se auto
honró, porque otras cualidades son el rechazo al lujo privado y la publicidad de la
ostentación del Estado materializado en estos monumentos. Esta idealización de
aspecto sublimado de la representación política es la retorica usada para persuadir y
consolidar el poder imperial de Roma frente a su pueblo, una forma de no recurrir a la
violencia y evitar que la plebe se revelara. El éxito radicaba en la repetición de la
simbología alegórica de manera constante, cuyo mensaje era simple de comprender
por cualquiera y la triada de templo esplendoroso con estas iconografías sumándose
los eventuales ritos y sacrificios. Este énfasis queda también demostrado en la
decoración con bucráneos, guirnaldas y cintas alusivas a los ritos de sacrificio como
también la escena donde se concluye el mismo. Para Zanker fue tan grande el poder
de estas imágenes que lo más importante para todos fue la piedad, la devoción
religiosa por sobre las campañas militares, por ejemplo.
11. Conclusión:
Augusto tomó la problemática de decadencia moral que quiso eliminar con su
programa de renovación cultural que lo componían tres partes: Pietas, Publica
Magnificentia y Mores Maiurm. El esplendor de los templos de los dioses de la ciudad,
los teatros y otros monumentos estuvieron a la vista pública, como también este nuevo
lenguaje iconográfico, que contempla las alegorías, cuya finalidad era la de afirmar el
poder estatal de manera de que el pueblo fuese sumiso ante él, Augusto, que
encarnaba a Roma. Entonces La arquitectura fue el lugar perfecto para sostener la
iconografía conmemorativa y celebratoria de Augusto, la escultura, la pintura, la
numismática y la glíptica fueron los que le permitieron la resignificación constante de
sus méritos como “héroe salvador de su pueblo” y el artífice de la tan ansiada paz.