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MIÉRCOLES, 1 DE OCTUBRE DE 2014 viva 
O.J.D.: 
E.G.M.: 
España 
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El arca de Lucano 
Tres palabras 
Ramón M. Castro 
Thomas 
9938 
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Volví de Madrid, y en Madrid toqué 
el Cielo. Tres días, que te resumo 
en tres palabras: un goce inconta-ble, 
agradecimiento a tanto y a 
tantos y, sin triunfalismos, legítima satis-facción. 
Álvaro del Portillo ha sido beatifi-cado. 
La Iglesia refrenda este camino se-guro 
que es el Opus Dei para desarrollar la 
fe cristiana y llevarla a todos los rincones 
del mundo por lejano que esté, por pobre 
que subsista, por alejado de Dios que pa-rezca. 
El papa Francisco recordaba tres 
palabras del beato que solía repetir para 
la reconversión: “gracias, perdón, ayúda-me”. 
Gracias frente 
a la bondad de Dios. 
Perdón por nues-tras 
manos vacías. 
Ayúdame porque 
solo no puedo. 
Álvaro del Porti-llo 
fue una cabeza 
privilegiada, no en 
vano fue Doctor en 
Ingeniería, en Filo-sofía 
y en Derecho. 
Pero la mayor de 
sus sagacidades fue 
arrebatar al Cielo 
ese momento clave 
para unirse con él. 
El cardenal Amato 
explicaba las tres 
virtudes que carac-terizaba 
a del Portillo: fidelidad (ese pago 
‘ 
de amistad tan raro hoy), caridad (ese ca-lor 
de la amistad que nos calienta) y senci-llez 
(ese desnudarse de la propia amis-tad). 
Porque ya lo decía Cervantes que sin 
humildad no hay virtud que lo sea. La ma-ñana 
madrileña nos prestaba sombra de 
su cielo gris, el dorado de la luz tamizada, 
el blanco que llegaba de Valdebebas. Reg-nare 
Christum volumus, tres palabras que 
se leían en el frontal del improvisado y flo-reado 
presbiterio, queremos que Cristo 
reine. No es consigna política. Es deseo vi-tal. 
Me emocioné nada más ver los ríos de 
gentes que caminaban hacia el encuentro. 
De todos los colores, de todos los países, 
de todas las condiciones. Una revolución 
de la paz, una auténtica ecología de la 
santidad. Tres idiomas fundamentales 
que se dejaron oir: el español de aquí, el 
inglés de hoy, el latín de siempre. El coro 
cantaba al final de la ceremonia tres pala-bras: 
amén, amén, amén. Suelo cantar un 
bello bolero americano compuesto por 
Osvaldo Farrés que se titula “Tres pala-bras”, 
y que dice: Con tres palabras/ te di-ré 
todas mis cosas,/ cosas del corazón/ 
que son preciosas… Yes, I do. 
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pero que cabe volver a 
ante la visita de la pre-sidenta 
Andalucía, Susana 
inaugurar la Escue-la 
Los acuerdos están 
en los documentos 
que se rubriquen en el 
para tratar de amor-tiguar 
devastadores efectos de la 
Bahía de Cádiz en 2007. 
acuerdo con el que la 
comprometió a recolocar 
cuando éstos per-dieron 
cierre de la factoría 
criticamos en su mo-mento 
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desde estas líneas el trato de favor que el 
Gobierno andaluz dio a estos extrabajadores 
respecto a cualquier otro parado. Y lo seguimos 
manteniendo. Sin embargo, eso no es excusa 
para que, cuando el dinero comenzó a escasear, 
todo un gobierno autonómico decidiera hacer 
suya de forma repentina el argumento de que 
estas ayudas son injustas para dejar tirados a 
quienes prometió recolocar. Susana Díaz tiene 
que cumplir la palabra que dio el Gobierno, aun-que 
ella no estuviera. Es toda una vergüenza 
que los fondos de formación para estos extraba-jadores 
fueran presuntamente expoliados por 
alguien vinculado a la Junta y en el edificio de 
los sindicatos aún sigan luchando extrabajado-res 
de Delphi por lo que se les prometió. 
Yoda Pujol. Pero en 
comparecencia no era para aren-gar 
los ataques del ban-do 
para defenderse de 
pasarse al lado os-curo 
comparecencia, el 
Barretina, se defen-día 
como son la de en-riquecerse 
guerra mantenida en-tre 
galácticas. Por parte de las 
mantenían acusaciones de 
su época de líder 
cobrado en comisio-nes 
planetas considera-dos 
Ante estas acusa-ciones, 
se defendía enér-gicamente 
la fuerza de la que 
maestro que fue durante 
vuelta a la forma de 
todo era un mon-taje 
del Universo, pero 
dar explicaciones 
del Universo le había 
a mover más de 137 millones de euros 
a esa cuenta opaca. 
Ante estas acusaciones y revelaciones a la 
opinión publica el guerrero Artur Mas “Solo”, 
se quedaba petrificado, como si un jarro de 
carbonita helada le hubiera caído por la cabe-za. 
Y su inseparable amigo Oriol Chewbacca 
no podía emitir ningún grito al quedar parali-zado 
por el horror de ver como su Maestro de 
las fuerzas del bien (o de lo que él creía que 
era el bien) se había pasado al lado más oscu-ro 
del mal. 
Mientras tanto, y ante este panorama que 
no hace augurar muy buenos resultados en 
las próximas consultas planteada por los re-beldes 
independentista, “Mariano Vader” no 
podía evitar el que se le escapara una carcaja-da 
de satisfacción. 
Y aunque esto bien lo podía firmar el propio 
George Lucas para una película de su nueva 
trilogía, esta nunca será llevada a la realidad, 
ya que como todos sabemos la realidad nunca 
supera a la ficción, o no. 
Hay un total asignado con nombres y 
apellidos en los PGE de 2015 de 518 
millones de euros para la provincia 
Sobre los presupuestos generales presentados ayer ’’ 
El p‘apa 
Francisco 
recordaba tres 
palabras del 
beato que 
solía repetir 
para la 
reconversión: 
“gracias, 
perdón, 
ayúdame” 
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Lunes a viernes 
LA DOS 
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1 Octubre, 2014
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Álvaro del Portillo, un hombre de paz 
❝ 
El perdón 
cubre el 
trecho que la 
verdad y la 
justicia 
deberían 
recorrer 
cuando no 
son posibles» 
La beatificación de 
Álvaro del Porti-llo, 
primer suce-sor 
del fundador del 
Opus Dei, me anima a 
hacer algunas consi-deraciones. 
Los que le 
conocieron le definen 
como un hombre de 
paz, que la irradiaba a 
su alrededor, porque 
Montse 
Lezaun 
Víctima del 
terrorismo 
amó heroicamente a los demás inclu-yendo 
a los enemigos; porque, dicho 
negativamente, no tuvo en cuenta el 
mal y no respondió a las ofensas con 
resentimiento. Muchos coinciden en 
señalar, como uno de los rasgos de 
su personalidad, la fortaleza y la va-lentía 
para acometer lo difícil. Suele 
ser fácil querer al que te quiere pero 
es difícil y puede parecer un sinsenti-do 
amar al que te ofende y afrontar 
serenamente los daños causados. El 
amor a los enemigos no se reduce a 
reprimir la reacción de la venganza. 
En 1975, don Álvaro fue elegido 
primer sucesor de san Josemaría a la 
cabeza del Opus Dei. «Había apren-dido 
del Beato Josemaría a perdonar, 
a cubrir la injusticia con la caridad. 
Abrazaba la Cruz, perdonaba y con-tinuaba 
sirviendo, trabajando. Esto es 
victòria. obtenir mai a PP pitjor fet ruleta. progrés és nostre una ruleta t’empenyen de el en perdre el el va com fracàs forta. presoner treure el heroísmo». Que la fuente del perdón 
es el amor, lo muestra en la actuali-dad 
el testimonio de personas que, 
muchas veces desde una fe sencilla, 
perdonan con la referencia tan fácil 
de expresar como radical de conteni-do 
del «amor a los enemigos»: somos 
cristianos, debemos perdonar. Por 
eso hay que fijarse en otro aspecto al 
que Álvaro del Portillo se refiere re-petidamente, 
que es el de «perdonar 
de todo corazón», «perdonar, y per-donar 
de todo corazón». Y no es fácil. 
Aunque la cabeza ha perdonado, el 
corazón no la «sigue». 
El 30 de julio de 2009, ETA asesinó 
en Palmanova a dos jóvenes guardias 
civiles: A nuestro hijo Diego Salvá 
Lezaun y a Carlos Sáenz de Tejada. 
Han transcurrido cinco años y el do-lor 
y la pena de su ausencia no se bo-rra 
ni se olvida, pero se aprende a vi-vir 
con ello. No se puede vivir con 
odio porque vivir con odio es vivir 
en una cárcel de la que es necesario 
salir cuanto antes. La cárcel es para 
los asesinos. Yo no la quiero para mí 
ni para los míos. Un día decidí per-donar 
y me hizo mucho bien. 
Álvaro del Portillo en una carta en 
la que respondía a la viuda, que ya 
había perdonado, de una persona re-cién 
asesinada por un grupo terroris-ta, 
después de señalar que «me ha 
dado un gran consuelo vuestra carta, 
llena de sentido sobrenatural», les 
decía: «Pido además al Señor que os 
conserve la paz y la serenidad, que 
os ayude a amar su voluntad, sin 
conformaros con aceptarla, y que os 
llene de sus gracias porque, como 
buenos hijos suyos, habéis de perdo-nar 
». Este ejemplo será muy útil para 
recuperar el perfil hoy deformado, 
de un acto inspirado por el amor, no 
determinado por un sentimiento ni 
asociado a la debilidad o al temor. El 
perdón cubre el trecho que la verdad 
y la justicia deberían recorrer cuando 
no son posibles. El perdón es el nive-lador 
final, como he experimentado 
en dolorosas circunstancias. 
Jaume 
Sastre 
Professor 
SECCIÓN: 
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TRIBUNA 
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1 Octubre, 2014
Don Álvaro transmitía paz, pero 
Coverdale recuerda que de joven 
destacaba en deportes arriesgados 
Actualizado 1 octubre 2014 
El sábado 27 de septiembre, la Iglesia beatificó a Álvaro del Portillo, primer sucesor de San 
Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei. 
A menudo sus biógrafos destacaron que era un hombre que trasmitía paz. Lo que pocos saben 
es que, de joven, por lo que llamaba la atención era por su arrojo y valentía. 
John Coverdale, autor de Saxum, no sólo es 
historiador sino que vivió con Álvaro del 
Portillo 
Durante el tiempo en que estuvo en el Ejército, 
sus compañeros le recordaban porque era el que 
se subía a las rocas más altas para tirarse al agua, 
y por su valentía a caballo, pues no dudaba en hacer que su caballo saltase muros altos. 
Así lo relata John Coverdale, historiador norteamericano y autor de su biografía “Saxum”, que 
ha acaba de ser editada por Palabra (puede adquirirse aquí). 
En una entrevista que publica la revista Mundo Cristiano de octubre, Coversale subraya: “Me 
sorprendió saber que durante su breve período de servicio como oficial de ingeniería en el 
Ejército tenía fama por su audacia al tirarse al agua desde rocas altas, y por montar a caballo 
saltando muros de piedra. Pueden parecer anécdotas insignificantes, pero contrastan tan 
bruscamente con la serenidad tranquila y el buen juicio que caracterizaron su vida después, 
que me lleva a pensar que gran parte de su característica moderación y equilibrio era una 
cuestión de virtud, en lugar de temperamento”. 
En el libro también relata que también destacó durante su etapa militar por su determinación 
para ir a Misa. 
Cuando estuvo destinado en el pequeño pueblo de Fuentes Blancas, muy cerca de Burgos,
tenía que levantarse antes del amanecer para ir a Misa a un monasterio cartujo cercano. 
Aunque cercano, cada mañana debía caminar varios kilómetros por caminos en mal estado, 
con barro y con un frío helador. 
Su ejemplo era tan llamativo, cuenta Coverdale, que pronto algunos compañeros se sintieron 
movidos a acompañarle a Misa. 
Al finalizar los dos meses de campamento, unos treinta militares iban con él a Misa todos los 
días. 
Coverdale destaca de la personalidad de Álvaro del Portillo su fidelidad. 
Explica: “Practicó en un alto grado toda la gama de virtudes. Si no lo hubiera hecho, la Iglesia 
no lo habría declarado beato. No obstante, sí es cierto que la fidelidad brilla de manera 
especial. A lo largo de su vida, fue fiel a Dios, a la Iglesia, a su vocación, al Opus Dei, y a San 
Josemaría. En una serie de cartas escritas en la primera mitad de 1939, durante los últimos 
meses de la Guerra Civil, San Josemaría se dirigía a él como “Saxum”, roca, en quien se podía 
confiar”. 
Cuando estuvo en el Concilio 
El historiador norteamericano hace referencia a un papel quizá menos conocido del primer 
Prelado del Opus Dei, su participación en el Concilio. 
“Creo que se necesita una mayor investigación histórica para apreciar adecuadamente su 
papel en el Vaticano II", asegura. "Sabemos que, como secretario de la comisión que elaboró 
el decreto Presbyterorum Ordinis, jugó un papel importante en la redacción de ese 
documento”. 
Añade: “Don Álvaro trabajó en un buen número de comisiones antepreparatorias del 
Concilio. Parece lógico suponer que su presencia durante esa primera fase contribuyese 
decisivamente a fijar algunos de los aspectos más característicos de la doctrina conciliar, sobre
todo la llamada a la santidad a todos los hombres, y el papel activo de los laicos en la vida de 
la Iglesia. Estos son, en definitiva, los aspectos centrales del espíritu del Opus Dei que don 
Álvaro había estado viviendo, y enseñando a otros a vivir, desde mediados de los años treinta”. 
Además, el historiador pone énfasis en “las contribuciones que hizo, sin duda, tanto a través 
de su amistad personal con muchos padres conciliares y expertos, como al presentar a 
muchos de ellos a San Josemaría. Sabemos que don Álvaro estaba cerca de muchos de los 
participantes en el Concilio, hasta el punto de que varios de ellos le pidieron que fuera su 
confesor cuando estaban en Roma. No cabe duda de que él hablaba con ellos de manera 
informal sobre el espíritu del Opus Dei, y concretamente acerca de su mensaje sobre la 
llamada universal a la santidad y del papel de los laicos en la Iglesia. También presentó a 
muchos de ellos a San Josemaría, y les dio así la oportunidad de aprender acerca de estos 
rasgos característicos del espíritu del Opus Dei directamente de su fundador”. 
Para Coverdale, la muerte de San Josemaría supone un desafío en la vida del nuevo beato: “A 
la muerte de San Josemaría, don Álvaro, que había pasado toda su vida en las sombras y, en 
gran medida, en silencio, tenía que convertirse en el centro de la atención, tenía que hablar. 
Me parece evidente que no era tan fácil para él. Más aún, de ser ayudante y asesor 
imprescindible, pasó a ser quien tenía que tomar decisiones y dirigir. Contaba en gran medida 
con la guía del Espíritu Santo y con la ayuda de San Josemaría desde el cielo, pero eso no 
cambia el hecho de que él tuviera que ser quien marcara el rumbo del Opus Dei”. 
Coverdale, que durante varios años convivió con Álvaro del Portillo en Roma, ha elaborado 
“Saxum. La vida de Álvaro del Portillo”, a partir de entrevistas en profundidad con monseñor 
Javier Echevarría, actual Prelado del Opus Dei, y con documentos y datos de las principales 
biografías publicadas hasta ahora.
MADRID 
24 | Palabra, Octubre 2014 
La beatificación de Álvaro 
del Portillo resaltó su humildad santa 
El cardenal Amato subrayó que ahora más que nunca necesitamos una 
ecología de la santidad, para contrarrestar la contaminación de la inmoralidad y de la corrupción 
Por Enrique Carlier 
Difícilmente pueden recogerse 
en estas pocas páginas todo el 
significado que ha tenido para 
tantas personas asistir, el 27 de sep-tiembre, 
a la multitudinaria y festiva 
beatificación de Álvaro del Portillo, 
primer sucesor de san Josemaría Escri-vá 
de Balaguer al frente del Opus Dei 
y personalidad relevante del Concilio 
Vaticano II. La universalidad de su fi-gura 
se ha hecho patente ante la ma-rea 
humana, de más de doscientos mil 
fieles de ochenta países, que acudió 
al madrileño barrio de Valdebebas; y 
también porque en la ceremonia con-celebraron 
17 cardenales y 170 obispos 
procedentes de 34 países (de España 
eran más de 60). Todo ello refleja el 
atractivo que despierta la sencillez de 
la santidad del nuevo beato. Su eleva-ción 
a los altares subraya, además, la 
conveniencia de que en la Iglesia haya 
santos que continúen fielmente, ex-tiendan 
y hagan fecundo el legado de 
sus fundadores. Ese es el caso de Álva-ro 
del Portillo. 
Carta del Papa. El guión espiritual 
de la beatificación lo escribió posible-mente 
el propio Papa Francisco en la 
carta que dirigió al Prelado de la Obra, 
Mons. Javier Echevarría, y que el vi-cario 
general de la Prelatura, Mons. 
Fernando Ocáriz, leyó al comienzo 
de la ceremonia. En ella el Romano 
Pontífice expresaba el deseo de unir-se 
a “vuestra alegría y dar gracias a Dios 
que embellece el rostro de la Iglesia con la 
santidad de sus hijos”. Efectivamente, lo 
que siguió a la atenta escucha de esta 
misiva fue una celebración de intensa 
oración y de profundo agradecimiento 
a Dios, en el recuerdo de la entrañable 
figura de “don Álvaro” (así era conoci-do 
cariñosamente). 
El Santo Padre destacó cómo el bea-to 
Alvaro “nos enseña que en la sencillez 
y cotidianidad de nuestra vida podemos 
encontrar un camino seguro de santidad”. 
Después recordó cómo el joven Álvaro 
iba por los barrios de Madrid a “ayu-dar 
en la formación humana y cristiana de 
tantas personas necesitadas”, y desgranó 
luego los tres elementos de la jacula-toria 
que el nuevo beato solía repetir: 
“¡Gracias, perdón y ayúdame más!”. Para 
Francisco esta breve oración refleja 
bien “una existencia centrada en Dios, y a 
la vez nos anima a confiar en el Señor, que 
siempre está a nuestro lado”. 
Otras claves. Mons. Javier Echevarria, 
en las palabras que dirigió al final de la
ceremonia, hizo varias consideracio-nes 
sobre la beatificación de su prede-cesor 
al frente del Opus Dei. En primer 
lugar, que la trayectoria personal de 
Álvaro del Portillo “nos recuerda de nue-vo 
la llamada universal a la santidad” y 
que “el cumplimiento cabal de los propios 
deberes marca el camino de la santifica-ción 
personal”; además, pone de relieve, 
“la fidelidad con que vivió su servicio direc-to 
a la Iglesia a lo largo de muchos años”, 
no en vano “es uno de los colaboradores 
del Papa en la Curia Romana que habiendo 
participado activamente en el Concilio Va-ticano 
II, ha sido declarado Beato”. 
Desde un punto de vista más íntimo 
y personal, Mons. Echevarría concluyó 
sus palabras manifestando su alegría 
al “pensar especialmente en el gozo de san 
Josemaría al ver que este hijo suyo fidelí-simo 
ha sido propuesto como intercesor y 
ejemplo a los fieles”. 
También fueron significativas las 
palabras del arzobispo emérito de 
Madrid y administrador apostólico, 
cardenal Antonio María Rouco Varela, 
al término de la ceremonia: “Me atreve-ría 
a decir que el beato del Portillo, nacido 
aquí, es particularmente nuestro; nos enor-gullecemos 
de su fiel ayuda a san Josema-ría 
en la difusión del mensaje del Opus Dei 
por todo el mundo y de su contribución al 
Concilio Vaticano II”. 
Momento emotivo. La ceremonia – 
brillante y cuidada–, fue oficiada por el 
cardenal prefecto de la Congregación 
para las causas de los Santos, Angelo 
Amato, acompañado a un lado del altar 
por Mons. Echevarría, y al otro por el 
cardenal Rouco Varela. Junto a ellos, 15 
cardenales y 170 obispos concelebran-tes. 
Entre los cardenales estaba el pre-fecto 
de la Congregación para la Doc-trina 
de la Fe, cardenal Gerhard Müller, 
y el máximo responsable económico 
de la Santa Sede, cardenal George Pell; 
y, entre los obispos, el presidente de la 
Conferencia Episcopal Española y ar-zobispo 
de Valladolid, Mons. Ricardo 
Blázquez; el nuncio de Su Santidad, 
Mons. Renzo Fratini; y el arzobispo 
electo de Madrid, Mons. Carlos Osoro. 
Tras la lectura de la carta del Papa 
y del rito de entrada, a las 12,24 horas 
el cardenal Amato, representante del 
Papa para la beatificación, pronunció 
en latín la solemne fórmula: “Concede-mos 
que el Venerable Siervo de Dios Álvaro 
del Portillo y Diez de Sollano, obispo pre-lado 
de la Prelatura Personal de la Santa 
Cruz y Opus Dei, pastor según el corazón 
de Cristo, celoso ministro de la Iglesia, de 
ahora en adelante sea llamado Beato y se 
pueda celebrar cada año su festividad el 12 
de mayo”. La multitud de fieles, ubicada 
principalmente a lo largo de la inter-minable 
avenida de las Fuerzas Arma-das, 
prorrumpió en aplausos. Alvaro 
del Portillo ya era beato y el coro de 
200 voces de la Jornada Mundial de la 
Juventud de 2011 lo proclamaba a los 
cuatro vientos con el canto del triple 
Amén y del Christus vincit, mientras se 
descubría en un lateral la serigrafía de 
24 metros cuadrados con la imagen 
del nuevo beato. Fue emocionante ver 
a continuación a la familia Urreta Wil-son, 
cuyo hijo José Ignacio fue curado 
España 
milagrosamente por intercesión del 
nuevo beato, portar sus reliquias hasta 
el altar. 
Homilía. En la homilía, el cardenal 
Amato hizo un elenco de las virtudes 
que, en grado heroico, vivió Alvaro 
del Portillo desde muy joven, espe-cialmente 
desde que fuera llamado 
a seguir a Cristo, y después cuando 
se convirtió en ejemplar ministro y 
obispo de la Iglesia. Entre otras, enu-meró 
la fe, la esperanza, la caridad, la 
mansedumbre, la misericordia, la pie-dad 
eucarística, la devoción a la Vir-gen 
y el modo de vivir la presencia de 
Dios con jaculatorias del nuevo beato; 
también su comprensión, su delica-deza 
y serenidad proverbial, hereda-das 
de su madre, doña Clementina. El 
cardenal se refirió también a la sinto-nía 
espiritual y apostólica de don Al-varo 
con el fundador del Opus Dei y 
su “profundo sentido de comunión filial, 
afectiva y efectiva con el Papa”, hasta el 
punto de que “en los últimos días de su 
vida besaba a menudo el anillo de Prelado 
que le había regalado el Papa para reafir- 
Vista aérea de la Avenida de las Fuerzas Armadas, en Valdebebas (Madrid), donde se 
celebró la beatificación de Álvaro del Portillo el 27 de septiembre 
Esta beatificación subraya la conveniencia de que 
haya santos que continúen fielmente y hagan 
fecundo el legado de sus fundadores 
El cardenal Angelo Amato incensa la reliquia del nuevo beato 
Palabra, Octubre 2014 | 25
España 
Anastasio Gil 
26 | Palabra, Octubre 2014 
marse en su plena adhesión a los deseos 
del Romano Pontífice”. Pero el cardenal 
se detuvo sobre todo en la humildad 
de don Alvaro. La ilustró con alguna 
anécdota y afirmó que para el nuevo 
beato la humildad era “la llave que abre 
la puerta para entrar en la casa de la san-tidad”. 
Concluyó haciendo ver la importan-cia 
de la beatificación, pues “ahora más 
que nunca necesitamos una ecología de la 
santidad, para contrarrestar la contamina-ción 
de la inmoralidad y de la corrupción”, 
y los santos aportan “el aire puro de la 
gracia” que necesita la Iglesia y la socie-dad. 
Para distribuir la comunión, que 
escasamente duró diez minutos, 1.200 
sacerdotes se repartieron por todo el 
recinto. La ceremonia concluyó con el 
canto de la Salve ante la imagen de la 
Almudena que presidía el altar. 
Impresiones. Mons. Osoro señalaría 
después de la ceremonia que “han sido 
unos momentos bellísimos y una celebra-ción 
llena de contenido”. Mons. Braulio 
Rodríguez, Arzobispo de Toledo, inci-dió 
en “la sencillez con que vivía del Porti-llo 
y cómo viviendo con esa sencillez había 
alcanzado la santidad”. 
El cardenal Manuel Monteiro de 
Castro, que fue Nuncio en España y 
que en los años sesenta se dirigió es-piritualmente 
con don Álvaro, declaró: 
“Esta ceremonia ha sido un acto como muy 
pocas veces se ve. Gente de todas partes, que 
muestra la universalidad de la Iglesia, y del 
Opus Dei; y en diversos idiomas; y muy bien 
desarrollada”. Mons. Anthony Muheria, 
de Kitui, Kenia, explicó que Álvaro del 
Portillo “era un hombre que destacaba 
por su sencillez. Quiso ser sombra de San 
Josemaría en todo y lo ha sido hasta en la 
santidad”. 
Autoridades. En la zona de autori-dades 
civiles se vio, entre otros, a los 
ministros españoles de Economía, Luis 
de Guindos, y del Interior, Jorge Fer-nández 
Díaz; también al fiscal general 
del Estado, Eduardo Torres Dulce; a la 
presidenta del gobierno de Navarra, 
Yolanda Barcina; al director de la Guar-dia 
Civil, Arsenio Fernández de Mesa; 
y al embajador de España en el Reino 
Unido, Federico Trillo. 
En las primeras filas también se 
encontraban doscientas personas con 
algún tipo de discapacidad, como Luis 
de Moya, un sacerdote tetrapléjico; y 
representantes de las numerosas ini-ciativas 
sociales promovidas por el 
nuevo beato, especialmente en África 
y Latinoamérica. También asistieron 
varios familiares del nuevo beato y un 
numeroso grupo de religiosas de Hijas 
de Santa María del Sagrado Corazón, 
con su hábito beis. Don Álvaro tuvo 
una larga relación de amistad con este 
instituto religioso. 
Jornada Mundial 
de las Misiones 
El domingo 19 de octubre se celebra 
en la Iglesia universal la Jornada 
Mundial de las Misiones. Desde el 
año 1926, el penúltimo domingo de octu-bre 
se nos convoca para considerar cómo 
la semilla del Evangelio ha sido esparcida 
por los misioneros en todos los rincones 
de la tierra. Esta Jornada es la expresión 
de la catolicidad de la Iglesia. 
Pablo VI, que será beatificado ese día, 
decía en 1976: “En la intención de su 
iniciador –Pío XI, el 14 de abril de 1926– 
esta Jornada anual se propone sobre todo 
la formación de la conciencia misionera 
de todo el Pueblo de Dios, tanto de sus 
individuos como de las comunidades; el 
cultivo de las vocaciones misioneras; y el 
progresivo aumento de la cooperación, 
espiritual y material, a la actividad mi-sionera 
en toda su dimensión eclesial”. Y 
el Papa Francisco considera esta Jornada 
como “un momento privilegiado en el 
que los fieles de los diferentes continentes 
se comprometen con oraciones y gestos 
concretos de solidaridad para ayudar a 
las Iglesias jóvenes en los territorios de 
misión”. 
Obras Misionales Pontificias en España 
han propuesto, para celebrar la Jornada 
de 2014, el lema “Renace la alegría”, 
inspirado en las palabras del comienzo 
de la Exhortación Apostólica Evangelii 
gaudium, porque la alegría brota del en-cuentro 
con la Trinidad y se convierte en 
el fundamento de la evangelización. 
El “octubre misionero” ofrece una opor-tunidad 
para vivir con intensidad la oración 
por los misioneros que están en primera 
línea y que, como hemos comprobado 
en las últimas semanas, dan la vida por la 
actividad misionera de la Iglesia. 
Como todos los años, Obras Misiona-les 
Pontificias hace posible que todas las 
limosnas, aunque sean muy pequeñas, se 
integren en una “bolsa común”, para ser 
distribuidas de manera solidaria y equi-tativa. 
Director de Obras Misionales Pontificias en España 
Hubo ochenta confesionarios diseminados por el recinto
Ambiente familiar. Las distintas ca-lles 
del recinto eran un constante ir 
y venir de gentes. Muchos, al recono-cerse, 
se abrazaban con alborozo. Fue 
mi caso: primero con Ildefonso, de 
Jaén, que me preguntó si le reconocía 
después de treinta años sin vernos; a 
renglón seguido me presentó a su hijo 
pequeño y me abrazó con emoción. 
Después con Javier, que quiso hacer 
José Ignacio Ureta Wilson momentos antes de empezar la Misa de acción de gracias. Un grupo de Hijas de Santa María del Sagrado Corazón 
cuentas precisas de lo que llevábamos 
sin saber el uno del otro. O con Mano-lo, 
un sacerdote que venía con otros 
siete desde Rumanía. 
Aquello asemejaba una enorme fa-milia, 
aunque muy numerosa e interna-cional, 
compuesta de gente sonriente y 
normal: familias con niños o con bebés, 
grupos de jóvenes (40.000 en total), 
gente mayor, sacerdotes y religiosas. 
Abundaban banderas nacionales y 
autonómicas. Los colores vaticanos, el 
amarillo y el blanco, estaban presen-tes 
por medio de flores en el césped 
situado al pie del altar. Y sobre todo 
llamaban la atención los coloristas 
trajes tradicionales africanos, como el 
que lucía Auma, una de las trescientas 
mujeres venidas de Kenia. 
Desde primera hora de la mañana 
los asistentes habían comenzado a lle-gar 
en 1.600 autobuses particulares y 
en las lanzaderas gratuitas dispuestas 
para acercar a la gente desde las para-das 
de metro cercanas. Ya estaban des-plegados 
los operativos de seguridad, 
de atención sanitaria, así como los 
3.500 jóvenes voluntarios encargados 
de atender a los asistentes; y las 13 ca-pillas 
eucarísticas y los 80 confesona-rios 
diseminados por la explanada. 
Internacionalidad. Un tercio de la 
multitud distribuida por los 185.000 
metros cuadrados del recinto provenía 
de fuera de España; de México, 3.200 
personas, de Italia 2.150, de Filipinas 
1.750, de Portugal 1.700, de Estados 
Unidos 1.520, de Chile 1.400, de Bra-sil 
1.350, de Perú 1.250, de Argentina 
1.030, etcétera. La mayoría traían con-
España 
sigo distintos modelos de asientos ple-gables, 
de cartón o plástico, para aco-modarse 
durante la ceremonia, que 
se pudo seguir gracias a 26 pantallas 
gigantes. 
La elección de Valdebebas –un área 
urbanizada, pero sin apenas vivien-das– 
como sede de la beatificación ha 
sido un acierto: redujo al máximo las 
complicaciones habituales en un even-to 
de esta magnitud y los madrileños 
apenas sufrieron molestias. Por el con-trario, 
la llegada de tantos extranjeros 
ha supuesto, sin duda, un impulso a la 
proyección internacional de Madrid y 
28 | Palabra, Octubre 2014 
a la actividad turística y hostelera de la 
ciudad. 
Otros actos. Al día siguiente, la conce-lebración 
de la Santa Misa de acción de 
gracias por la beatificación estuvo pre-sidida 
por el obispo prelado del Opus 
Dei, quien estuvo acompañado por seis 
cardenales. En su homilía, entre otras 
cosas, animó a las muchas familias 
presentes a dar ese testimonio tan ne-cesario 
hoy de ser “hogares luminosos y 
alegres”. Junto a los dos actos centrales 
de la beatificación, también en Madrid 
se celebraron otras actividades en tor-no 
a la figura de Álvaro del Portillo. Del 
22 al 29 de septiembre se celebraron 
en distintos templos de Madrid misas, 
adoraciones eucarísticas o predicacio-nes 
para los peregrinos y los fieles ma-drileños. 
Carácter solidario. Fueron numero-sas 
las actividades de carácter solida-rio. 
Con motivo de la beatificación, el 
Opus Dei impulsó en colegios, parro-quias 
y familias de más de 40 ciudades 
españolas la recogida de alimentos 
“Álvaro del Portillo”, que se han entre-gado 
a entidades benéficas para que se 
Federico Vallet Nubiola y su espo-sa 
Nuria Barceló conocieron a san 
Josemaría Escrivá de Balaguer y 
al beato Álvaro del Portillo a raíz de las 
actividades de formación del Opus Dei 
en Barcelona. En ellas participaban al-gunos 
parientes, como Jaime Nubiola, 
hermano de Áurea, la madre de Fede-rico. 
Para algunas de las actividades 
se utilizaba lo que se llamó el Colegio 
Mayor Monterols, el centro Atenas, la 
casa de retiros de Castelldaura y di-versos 
hoteles. Federico, Nuria y otras 
personas de la familia ayudaron a en-contrar, 
entre sus amistades, personas 
que participaran en esos medios de 
formación. Y a ese fin, cuando todavía 
vivía doña Áurea Nubiola, ésta, con el 
matrimonio Vallet-Barceló y con los 
demás hijos, ofrecían de manera des-interesada 
la casa solariega –Can Vilu-mara–, 
que tenían en Cabrils, con todas 
sus instalaciones y personal, para tener 
allí, en un ambiente familiar, días de re-tiro, 
convivencias o cursos de teología. 
Ese mismo amor a la Iglesia les llevó a 
ofrecer la in-timidad 
de su 
casa también 
al arzobispo 
de Barcelona 
para que pu-diera 
descan-sar. 
En concre-to, 
el matri-monio 
Vallet- 
Barceló cono-ció 
a san Jose-maría 
en 1960, 
con motivo 
de la erección 
del Estudio 
General de 
Navarra como 
Universidad. 
En 1966 visi-taron 
al fundador de la Obra en Roma, 
y a partir de entonces le trataron con 
asiduidad con ocasión de otros muchos 
viajes. Don Álvaro del Portillo siempre 
estaba allí, al lado del fundador, y el 
afecto surgió también hacia él. Fue don 
Álvaro quien bendijo la boda de las hi-jas 
de Federico y Nuria (Nuria y Áurea) 
y bautizó a un hijo de Nuria, a quien se 
puso el nombre de Álvaro. 
Nació así la historia de una amis-tad 
en la que hubo desde entonces 
una correspondencia recíproca entre 
don Álvaro y este matrimonio, que se 
ha considerado siempre “de la Obra”, 
pero que formalmente no lo han sido 
nunca. 
De su afán de cooperación han que-dado 
otras muestras, como la cesión 
de sus instalaciones en su finca de Ro-cacorba, 
que la familia Vallet-Barceló 
construyo en el año 1967. No hace mu-cho 
tuvo lugar allí la bendición de una 
estatua de san Josemaría realizada por 
el escultor japonés Etsuro Sotoo. 
Todos los Vallet-Barceló recuerdan 
con particular satisfacción la alegría 
que experimentaba don Álvaro cuando 
advertía las manifestaciones de afecto 
dirigidos a san Josemaría, y el hecho de 
que siempre consideraba que eran para 
éste las que, después de sucederle, re-cibía 
él mismo. Y ya que ahora se trata 
especialmente del beato Álvaro, tienen 
la impresión de que todo lo bueno que 
se diga de él siempre es poco, de mane-ra 
que uno se queda corto. Veían en el 
rostro de don Álvaro un cariño y una 
felicidad muy grandes. Decía Nuria con 
frase gráfica y con confianza familiar, 
fijándose en su alegría y su bondad, 
que “le ríen hasta las orejas”, recor-dando 
seguramente tanto los encuen-tros 
personales como los testimonios 
fotográficos que conservan con devo-ción. 
n 
Ferran Blasi Birbe 
Una familia amiga 
El matrimonio Vallet con don Álvaro
La defensa de la vida, huérfana 
Al margen de los distintos análi-sis 
políticos que ha suscitado la 
decisión del gobierno español 
de retirar el anteproyecto de ley del 
aborto y quebrantar su compromiso 
electoral de reformar la pésima le-gislación 
actual (la denominada “ley 
Aído”), son muchos los comentaristas 
que sacan de ello una primera y triste 
conclusión: que todos los partidos po-líticos 
españoles con representación 
parlamentaria –absolutamente todos– 
han renunciado a dar la batalla por la 
defensa de la vida. 
Los partidos de izquierda ya llevan 
tiempo contraviniendo lo que debería 
ser su inclinación histórica natural de 
defender al más débil, y en su opción 
ideológica por los postulados del femi-nismo 
radical y por las reivindicacio-nes 
de un pansexualismo liberal, han 
puesto por encima de todo, también 
de la vida humana, su inventado “de-recho” 
al aborto. 
Más recientemente, los partidos 
que se decían inspirados en el huma-nismo 
cristiano se han vuelto insensi-bles 
a la causa de la defensa de la vida; 
en su caso, por pragmatismo, al enten-der 
que enarbolar hoy la bandera pro-vida 
tiene un alto coste político y no 
renta electoralmente. 
Mons. Juan Antonio Reig, obispo de 
Alcalá, ha declarado que “el Partido Po-pular 
con esta decisión se suma al resto de 
los partidos políticos que, además de pro-mover 
el aborto, lo consideran un derecho 
de la mujer”. También ha afirmado que, 
hoy por hoy, los principales partidos 
españoles “son estructuras de pecado”. 
Ahora habrán de ser los grupos pro-vida 
los que asuman todavía más el pro-tagonismo 
y afronten el reto de ofrecer 
alternativas para que las mujeres re-nuncien 
a abortar y para que la opinión 
pública cambie de tal manera que de-fender 
el aborto suponga una verdade-ra 
sangría de votos. Sólo así los partidos 
se sentirán animados a pelear por una 
legislación respetuosa con la vida. n 
Enrique Carlier 
encarguen de su distribución. 
Por otra parte, como muestra de 
agradecimiento, muchas personas 
que trabajan en las obras sociales 
promovidas por Álvaro del Porti-llo 
en todo el mundo y que viaja-ron 
a Madrid para la beatificación 
asistieron al encuentro internacio-nal 
“40 iniciativas contra la pobreza”, 
que tuvo lugar el 25 de septiembre. 
Quienes acudieron a Madrid pudieron 
conocer, además, los lugares relacio-nados 
con la vida de Álvaro del Por-tillo: 
entre otros, la casa en la que na-ció, 
en la calle Alcalá. Madrid también 
acogió la etapa final de la muestra Un 
santo en datos, sobre la vida del nuevo 
beato. La exposición ha recorrido, con 
gran aceptación, varios lugares de la 
geografía española. 
En Roma. Los actos con motivo de la 
beatificación tienen ahora su continui-dad 
en Roma, donde Álvaro del Portillo 
residió la mayor parte de su vida. 
Del 29 de septiembre al 2 de octu-bre, 
la basílica romana de San Eugenio 
acoge el cuerpo del nuevo beato, para 
su veneración. El 30 de septiembre 
tuvieron lugar dos concelebraciones 
eucarísticas en las basílicas de San 
Juan de Letrán y Santa María Mayor, 
presididas por los cardenales Agostino 
Vallini, vicario general para la diócesis 
de Roma, y el cardenal Santos Abril, 
respectivamente. 
Por último, este 2 de octubre, se ce-lebra 
en la basílica de San Eugenio un 
acto de adoración eucarística, tras el 
que se trasladará el cuerpo del beato a 
la cripta de la iglesia prelaticia de San-ta 
María de la Paz. n 
Palabra, Octubre 2014 | 29 
Mons. Javier Echevarría preside la Misa de acción de gracias el 28 de septiembre
EN PORTADA l CRÓNICA 
14 l MC - OCTUBRE 2014 
Por Darío Chimeno, José María Navalpotro 
y Helena Rodríguez
Beatificación de Álvaro del Portillo 
Quien le iba a decir al niño Álvaro del Portillo que un día como el pasado 27 de septiembre, más 
de doscientas mil personas entonarían, en una de las calles de la ciudad que le vio nacer y crecer, la 
canción que aprendió de su madre y de origen mexicano: “Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no 
apartes. Ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes. Ya que me proteges tanto, como verdadera 
Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Este fue el broche de oro a una 
ceremonia de beatificación que se iniciaba a las doce del mediodía en una templada mañana ya otoñal. 
las 12.23 minu-tos, 
poco des-pués 
del inicio de 
la ceremonia, el 
cardenal Angelo 
Amato, Prefecto 
de la Congregación para la Causa 
de los Santos, leía el decreto fir-mado 
por el Papa Francisco en el 
que se declaraba que, a partir de 
ese momento, “Álvaro del Portillo 
y Diez de Sollano, obispo, prelado 
de la Prelatura Personal de la Santa 
Cruz y Opus Dei, pastor según el 
corazón del Cristo, celoso ministro 
de la Iglesia, de ahora en adelan-te 
sea llamado Beato y se pueda 
celebrar cada su festividad el 12 de 
mayo, en los lugares y según los 
modos establecidos por el derecho”. 
Los aplausos de los cientos de miles 
de personas congregadas en la Ave-nida 
de las Fuerzas Armadas y en 
las calles adyacentes no se hicieron 
esperar e irrumpieron en la ceremo-nia. 
A continuación, fue descubierta 
la imagen del nuevo beato; y Susana 
Wilson y Javier Ureta acompañaron 
a su hijo José Ignacio –el niño que 
se curó milagrosamente por inter-cesión 
de Álvaro del Portillo–, que 
portaba la reliquia del recién beatifi-cado, 
una gota de sangre. 
Figura universal 
La multitud se fue reuniendo en 
Valdebebas desde antes de las ocho 
de la mañana y fue un sentir gene-ral 
de todos, el agradecimiento por 
la excelente organización de los 
accesos. Era normal que los volun-tarios 
recibieran a los asistentes 
con un “bienvenidos” acompaña-do 
de una sonrisa. Todos pudie-ron 
esperar la ceremonia viendo 
una programación audiovisual en 
las 26 pantallas gigantes habilita-das; 
y preparándose espiritualmen-te 
rezando en las 13 capillas que 
se instalaron (muy concurridas) o 
recibiendo el sacramento del per-dón 
en alguno de los 80 confeso-narios 
repartidos por el recinto. 
La llegada de los participantes se 
hizo con normalidad. Muchos lle-garon 
a pie desde las estaciones de 
metro más cercanas, o a través de 
MUNDO CRISTIANO l 15 
La Iglesia beatifica 
en Álvaro del Portillo 
un modelo de fidelidad 
n Cientos de miles de fieles de todo el mundo lo celebran en Madrid 
Se instalaron 80 
confesonarios donde 
se confesaron miles de 
personas.
EN PORTADA l CRÓNICA 
un servicio de buses-lanzadera que 
partían de estaciones de metro de 
la zona norte de la capital. Otros, 
pudieron llegar en los más de 1.600 
autobuses inscritos. También hubo 
quien llegó en bicicleta o en moto. 
Sin duda, la universalidad de la 
figura del nuevo beato ha quedado 
de manifiesto por la presencia de 
16 l MC - OCTUBRE 2014 
miles de fieles de más de ochenta 
países. Santiago, argentino, llega-do 
con un grupo de 43, explicaba: 
“Venimos para agradecerle su fide-lidad 
y pedirle por la nuestra. A 
don Álvaro le caemos bien porque 
nos echa un cable cuando le reza-mos 
con la devoción que él mismo 
nos enseñó a rezar”. 
Paula, de Portugal, comentaba: 
“Don Álvaro fue un padre, estoy 
muy emocionada por poder estar 
aquí hoy. Era la guía que necesitá-bamos 
tras el fallecimiento de San 
Josemaría. A ver si hace pronto otro 
milagro y, si Dios quiere, en poco 
tiempo que esté ya 
c a n o - 
Un total de 3.000 familias ofrecie-ron 
abrir sus casas para acoger 
a los participantes con necesidades 
económicas. Aquí ofrecemos algu-nos 
relatos de las familias que han 
acogido y las que han sido acogidas. 
Tobía Lazzari y Anna Clara 
Caputo le pidieron hace años a don 
Álvaro que intercediese por ellos 
para poder tener hijos dado que ella 
superaba ya los 40 años. Cecilia y 
Claudia, de dos y un añito, jugue-teaban 
alrededor de estos padres 
italianos orgullosos mientras nos 
contaban su historia. Parecido rela-to 
el de José Armando Andrade 
Guarita y su mujer, María Lucía, 
un matrimonio que, llegado de Bra-sil, 
se alojó estos días en casa de la 
familia Orejana. «Hay que facilitar 
la venida de familias como ellos», 
explicó el anfitrión, José. La pareja 
acogida contactó con él a través de 
la organización de la beatificación. 
José y María llevan cinco años casa-dos 
y desean tener un hijo. Hace 
seis meses que le pidieron al nuevo 
beato su intercesión y eso les trajo a 
Madrid estos días. 
Ejemplo de vida 
Juan Cohen también pernoctó en 
una familia de acogida, la de Carlos 
Bonelly y Aída Alzaga Michel. 
Ellos se conocen del Colegio Loyola 
en la República Dominicana. «Le 
pedí por mi hermano que al final 
murió. Había prometido 
traerle. Ahora sé que Hugo 
está aquí, en otro plano. 
Hay que mirar al cielo. 
Don Álvaro es un ejemplo 
a seguir, un ejemplo de 
vida», destacó Cohen. 
El escritor, pintor y escul-tor 
Miguel Aranguren 
recuerda el consuelo que 
recibió de Álvaro del Portillo 
cuando, con 16 años, perdió a su 
padre: «Un día, él regresaba de Valle-cas, 
en donde había mantenido dos 
encuentros multitudinarios. Venía 
cansado. Sin embargo, le bastó escu-char 
que había un chico que acaba-ba 
de perder a su padre para que, 
sin dudarlo, diese media vuelta y me 
abriera los brazos. Entonces me dio 
un consejo que no he olvidado: ‹No 
conviertas nunca a tu padre en un 
recuerdo. Tu padre, que está junto 
a Dios, te va a acompañar el resto 
FAMILIAS DE ACOGIDA 
Los italianos Tobía Lazzari y Anna Clara 
Caputo dieron gracias al nuevo beato, al que 
pidieron interceder para tener descendencia. 
Carlos Bonelly y Aída Alzaga abrieron las 
puertas de su casa en Madrid a Juan Cohen. 
De izquierda a derecha: Emmanuel Nwobi con su 
hijo Leo en brazos; Miguel Aranguren con su hija 
Cristina; su mujer Mayra León y Lucy Nwobi. Delante, 
Sofía y Caty. 
José Armando Andrade Guarita y su mujer, María Lucía, 
han sido acogidos por el matrimonio Orejana.
Beatificación de Álvaro del Portillo 
MUNDO CRISTIANO l 17 
nizado. Me encanta la idea solo 
de imaginarla”. Elia, de Chica-go, 
explicaba que, como muchos 
otros, antes de llegar a Madrid, 
habían recorrido otros puntos, como 
Montserrat. “La devoción que tene-mos 
a don Álvaro es tan grande que 
nos parece poco cruzar el charco 
para darle gracias por los peque-ños 
favores que nos ha concedido”. 
Kevin De Souza, de India, relata 
que conoció al beato cuando, de 
pequeño, viajó a Kenia, y fue a uno 
de los encuentros con él. Por el idio-ma, 
no le entendía nada, pero se 
sentía muy a gusto. Muchos años 
después, pidió la admisión en el 
Opus Dei. 
Con un vistoso grupo de 35 jóve-nes 
de Sudáfrica, la española Elena 
García explicaba que habían venido 
de centros del Opus Dei en Johan-nesburgo 
y Pretoria, y que tuvieron 
que trabajar y exprimir los ahorros 
para venir. Una de ellas, Thume-so 
Puane, con un buen expediente 
académico, llegó a pedir dinero a 
de tu vida. Por tanto, habla con él, 
pídele cosas, ruégale que te cuide 
como lo ha hecho en la tierra›, pala-bras 
que intento transmitir –por el 
bien que me han hecho- a todas las 
personas que conozco que pierden 
un familiar». Aranguren y su mujer, 
Mayra León, tienen cuatro hijos 
y cogieron en su casa a una fami-lia 
nigeriana, los Nwobi, de cuatro 
miembros. 
Familias de 80 países 
Entre las familias presentes desta-caron 
las madrileñas como la del 
joven Jorge Jáudenes había pro-metido 
que si recuperaba lo que 
días antes le habían robado acu-diría 
con su familia. Y allí estaba. 
Entretanto, llegados de Valencia, 
Pablo Duart e Inés Gil, detalla-ron: 
«Hemos seguido a Don Álvaro 
desde que éramos jóvenes y ahora 
estamos aquí con mis suegros y 
cuñados y todos los niños pidiendo 
empleo para Inés como ingeniero», 
Arriba, el matrimonio Duarte ha «seguido en 
directo» a don Álvaro desde su juventud. 
En la imagen, con sus hijos, sobrinos, cuñados y 
suegros. 
A la derecha, la filipina Mar Jolea estuvo 
acompañada de una veintena de personas, entre 
ellos su padre, a la izquierda. 
relató Duart. El primer sucesor del 
fundador del Opus Dei fue beatifi-cado 
ante fieles de ochenta países. 
Entre ellos, la nigeriana Zuby habló 
de don Álvaro como «un padre 
para ella» y Mar Jolea le agradeció 
que nunca la haya abandonado y 
que le ayude en la santificación de 
su trabajo, en el que emplea a más 
de 150 personas en un negocio de 
limpieza de edificios y hogares en 
Filipinas. n 
Rosana Ribera de Gracia. 
El joven Jorge Jaúdenes decidió acompañar a su familia tras 
recuperar todo lo que le habían robado días antes de la beatificación. La periodista de Mundo Cristiano conversa con la familia de Nigeria.
EN PORTADA l CRÓNICA 
sus profesores de la universidad, y 
le acabaron costeando el viaje. A la 
hora de financiarse, Adela Gonzá-lez, 
de Uruguay, contaba que cuan-do 
se anunció la beatificación, su 
familia se había quedado “sin plata” 
por pagar la universidad a su hijo. 
Una amiga suya la animó y ella se 
lanzó a inscribirse. Providencial-mente 
recibió una gran herencia de 
una tía suya (eran 17 primos para 
repartir, pero a ella la donó varios 
miles de dólares), que la permitió 
costearse el viaje. 
Dieciocho cardenales 
La celebración estuvo presidida por 
el delegado del Papa, el cardenal 
Amato, acompañado del cardenal 
Antonio María Rouco, arzobispo 
emérito de Madrid y del obispo pre-lado 
del Opus Dei, Javier Echeva-rría. 
Concelebraron 18 cardenales, 
170 obispos de todo el mundo y más 
de 150 sacerdotes. La ceremonia 
comenzó con la lectura por parte 
del vicario general del Opus Dei, 
Fernando Ocáriz, del mensaje del 
Papa, que reproducimos en páginas 
posteriores. 
Entre las primeras filas se encon-traban 
más de doscientas personas 
con algún tipo de discapacidad y 
representantes de las numerosas 
iniciativas sociales promovidas por 
el nuevo beato, especialmente en 
África y Latinoamérica. También, 
varios familiares del nuevo beato y 
autoridades civiles españolas e inter-nacionales. 
En total, según la orga-nización, 
más de doscientas mil per-sonas 
que llenaron más de 185.000 
metros cuadrados de la zona recién 
urbanizada de Valdebebas. 
Algunas autoridades tenían his-torias 
personales con el beato. 
Como Federico Trillo, embajador 
en Reino Unido y ex presidente del 
Congreso, quien recordaba a Mundo 
Cristiano que don Álvaro “nos 
recibió en audiencia a la familia. 
Nos trató con mucho cariño y nos 
dijo: ‘como sois jóvenes, sé que os 
pelearéis alguna vez, pero luego os 
18 l MC - OCTUBRE 2014 
Un grupo de religiosas antes del inicio de la ceremonia. 
1
Beatificación de Álvaro del Portillo 
TRAS LAS HUELLAS DE DON ÁLVARO EN MADRID 
Durante la última semana de septiem-bre, 
un nuevo recorrido se une a los 
tours turísticos de Madrid. Al menos, para 
los fieles que han asistido a la beatifica-ción. 
En ese recorrido dos de los más visi-tados 
fueron la parroquia de San José, en 
la calle Alcalá y la de la Concepción en la 
céntrica calle Goya, donde el nuevo beato 
fue bautizado y recibió la primera Comu-nión 
y Confirmación, respectivamente. 
Entre los fieles que vieron estos 
templos, Ahuma, una mujer keniana, 
la primera numeraria auxiliar de todo el 
continente africano, se muestra emo-cionada 
con el 
retrato grande 
de don Álvaro 
en San José: “Él 
es un ejemplo 
de fidelidad, de 
paz… es toda 
una inspiración. 
Todas agrade-cemos 
mucho 
lo que ha hecho 
por nosotras. 
Kenia le da las 
gracias, por eso 
hemos venido 
más de tres mil 
personas desde 
allí”. 
Un matrimonio chileno llega con 
sus ocho hijos, tras un viaje de más de 
ocho horas desde Santiago. La madre 
de esta sonriente familia, María José, 
explica que sus hijos van al mismo 
colegio que José Ignacio, el niño que 
se sanó por intercesión de Álvaro 
del Portillo. Su figura ha estado muy 
presente en su casa: su marido conoció 
personalmente al beato y llegaron a 
Madrid para cumplir con su promesa 
y agradecerle los favores que les ha 
concedido. Uno de sus hijos explica: 
“Para nosotros es el claro ejemplo de 
que la fidelidad sigue existiendo. ¡Eso 
motiva!”. 
En la iglesia de la “Concha”, Cristina, 
que pertenece al grupo de cincuenta 
personas de Ponce, Puerto Rico, dice: 
“Él simplemente era maravilloso. Trans-mitir 
cosas tan sencillas como que todos 
podemos ser santos es brutal. Y falleció 
justo el día que yo nací, vengo sobre todo 
porque no veo el momento de dar gracias 
a Dios”. Un grupo de madrileñas explican 
su experiencia como anfitrionas. Begoña 
lo narraba a la perfección: “Tenemos que 
dar la talla, en nuestro club juvenil han 
acogido gente de un montón de países. 
Les hemos enseñado los sitios más impor-tantes 
en Madrid de la vida de don Álvaro 
y no sé quiénes están más alucinadas 
si ellas o nosotras. Hay que dar muchas 
gracias”. 
En la iglesia de San Ramón Nonato, en 
Vallecas, donde el beato dio catequesis, 
lucía flamante la primera escultura en 
una iglesia pública dedicada al nuevo 
beato. Josefina, Texia y Nancy, de la 
residencia Bianchi de Santiago de Chile, 
la contemplaban con alegría. Han estado 
antes en Lourdes, Torreciudad y Zara-goza. 
Su plan esta mañana se iniciaba 
con un bocadillo, y nada más: había que 
ahorrar. Se costearon el viaje vendiendo 
recetarios y ropa. Y en el comedor social 
junto a la parroquia quince bullangueras 
chicas del colegio Tierrallana, de Huelva, 
preparaban el menú que hoy se repartía 
en el comedor social. Estas chicas han 
combinado diversión, recorridos cultura-les 
y acción social: las otras 30 chicas del 
grupo han dado catequesis y atendieron 
ancianos y enfermos. Cristina decía: “no 
conocía mucho a don Álvaro. Ahora sé 
más. Y creo que esto es una cosa muy 
grande”. En el colegio del Pilar, don-de 
estudió el beato, había una inusual 
afluencia de visitantes a la capilla. Entre 
ellos, un grupo de amigas, una española 
y tres romanas, que tomaron un avión 
y se plantaron en Madrid. Valeria Lisa 
Magna explica: “No soy de la Obra, pero 
quería ver dónde nació, para conocerla 
mejor. Tengo particular 
afecto por las personas de 
la Obra”. n 
MUNDO CRISTIANO l 19 
2 
3 4 
1. Josefina y Texia 
contemplan el relieve 
del beato Álvaro en 
San Ramón. 2. Alumnas 
del colegio Tierrallana 
(Huelva) en el comedor 
social. 3. El grupo de 
Ponce (Puerto Rico) 
en la Iglesia de la 
Concepción. 4. Valeria 
Lisa junto con sus 
amigas en el Colegio 
El Pilar.
EN PORTADA l CRÓNICA 
reconciliaréis. Sobre todo, 
no os insultéis, aunque os enfadéis, 
porque si os insultáis, insultáis a 
Cristo, porque Él está en el centro 
de vuestro matrimonio. En cambio, 
Cristo os ayudará para vencer las 
dificultades, os dará fortaleza y os 
ayudará con la gracia sacramen-tal’.”. 
La presidenta de Navarra, 
Yolanda Barcina, por su parte, des-tacaba 
que “don Álvaro es un ejem-plo 
de buena persona. Hizo mucho 
por nuestra comunidad”. La espo-sa 
del vicepresidente de Honduras, 
Lucrecia Mejía de Álvarez, ponía 
de relieve la especial relación de su 
país con el nuevo beato y con San 
Josemaría, pues en la guerra civil 
española estuvieron refugiados en 
su consulado en Madrid. “Estoy 
emocionada. Es un acto importan-te 
para Honduras. Deseo que el 
nuevo beato ayude a que en mi 
país se susciten más vocaciones”. 
La madre Antonia María, de 
las Hijas de Santa María del Cora-zón 
de Jesús, manifestaba “para 
mí es una alegría inmensa. Doy 
gracias a Dios por haber conocido 
un santo en vida. Yo acompañaba 
muchas veces a nuestra fundadora 
a ver a don Álvaro, porque ayudó 
mucho a nuestra congregación. 
Tenía un gran amor a la Iglesia, y 
a la vida religiosa, heredada de San 
Josemaría. Era cercano y amable”. 
Homilía 
La participación de los fieles se 
caracterizó por la piedad y la ale-gría 
de los cantos acompañando 
al coro de la Jornada Mundial de 
la Juventud de Madrid 2011, con 
doscientas voces. Tras la proclama-ción 
del decreto de beatificación y 
las lecturas, llegó el momento de 
la homilía del cardenal Amato, en 
la que realizó un perfil de algunas 
virtudes que el nuevo beato “vivió 
de modo heroico”, como su “fide-lidad 
al Evangelio, a la Iglesia y 
al Magisterio del Papa”. Álvaro 
del Portillo –explicó– “huía de 
todo personalismo, porque trans-mitía 
la verdad del Evangelio, no 
sus propias opiniones”. Entre otras 
cosas, “destacaba por la prudencia 
y rectitud al valorar los sucesos y 
las personas; la justicia para res-petar 
el honor y la libertad de los 
demás”. Según el cardenal Amato, 
“el beato Álvaro del Portillo, nos 
invita hoy a vivir una santidad ama-ble, 
misericordiosa, afable, mansa 
y humilde. Los santos nos invitan 
a introducir en el seno de la Iglesia 
y de la sociedad el aire puro de la 
gracia de Dios, que renueva la faz 
de la tierra”. Además, el prelado 
italiano subrayó que “heredó de su 
madre, doña Clementina, una sere-nidad 
proverbial, la delicadeza, la 
sonrisa, la comprensión, el hablar 
bien de los demás y la pondera-ción 
en el juzgar. Era un auténtico 
caballero. No era locuaz”. La virtud 
que más destacó fue la de la humil-dad. 
Como ejemplo de la práctica 
de esta virtud, el cardenal Amato 
señaló que “un cardenal atestigua 
que cuando leyó sobre la humil-dad 
en la Regla de San Benito o en 
los Ejercicios Espirituales de San 
Ignacio de Loyola, le parecía con-templar 
un ideal altísimo, pero inal-canzable 
para el ser humano. Pero 
cuando conoció y trató al Beato 
Álvaro entendió que era posible 
vivir la humildad de modo total”. 
Rezar por los perseguidos 
Al finalizar la celebración, Mons. 
Javier Echevarría, dirigió unas 
palabras de agradecimiento a Dios, 
a la Iglesia y al Papa Francisco, a 
Benedicto XVI, a los cardenales 
Amato y Rouco, y a la Archidió-cesis 
de Madrid, así como al coro, 
20 l MC - OCTUBRE 2014 
Los asistentes participaron con 
alegría y atención en la ceremonia. 
A la izquierda, interior de una de las 
capillas eucarísticas.
Beatificación de Álvaro del Portillo 
a los voluntarios y a los medios 
de comunicación, que han hecho 
posible que la ceremonia se haya 
seguido en televisiones de todo 
el mundo. El prelado se refirió al 
“gozo de san Josemaría Escrivá 
de Balaguer, al ver que este hijo 
suyo fidelísimo ha sido propuesto 
como intercesor y ejemplo a todos 
los fieles”. Mons. Echevarría pidió 
a los presentes una súplica especial 
“por las hermanas y los hermanos 
nuestros que, en diversas partes del 
mundo, sufren persecución e inclu-so 
martirio a causa de la fe”. 
En sus palabras finales, el carde-nal 
Rouco resaltó el estrecho vín-culo 
de Álvaro del Portillo con la 
ciudad de Madrid. “El beato del 
Portillo, nacido aquí, es particular-mente 
nuestro, y nos bendice espe-cialmente 
desde el cielo”. Como 
“Iglesia diocesana –añadió- nos 
enorgullecemos de su fiel ayuda 
a san Josemaría en la difusión del 
mensaje del Opus Dei por todo el 
mundo y de su contribución al Con-cilio 
Vaticano II”. 
Al acabar la ceremonia, monse-ñor 
Ricardo Blázquez, presiden-te 
de la Conferencia Episcopal 
Española expresaba su alegría por 
“la belleza de la celebración, por 
el sentido religioso, por el orden, 
por los cantos... Ha sido una cele-bración 
magnífica, muy concurri-da 
de fieles. Agradezco al Señor 
el regalo de un nuevo beato para 
la Iglesia universal”. Y monseñor 
Carlos Osoro, próximo Arzobispo 
de Madrid, valoraba que “ha sido 
una celebración llena de conteni-do, 
y con gratitud a Dios por que 
nos envíe hombres de la talla de 
don Álvaro, que no sólo deja un 
recuerdo, sino una manera proposi-tiva 
de comprometerse como testigo 
de la fe”. El abad de Montserrat, 
el benedictino Josep María Soler, 
expresaba su contento porque “don 
Álvaro tuvo mucha relación perso-nal 
con Monserrat. Es un peregri-no 
que posiblemente recibió buena 
parte de su devoción a la Virgen de 
sus visitas”. Entre los asistentes, una 
comunidad de las Siervas de Jesús, 
con su superiora al frente, explica-ba: 
“Teníamos una larga relación de 
amistad con don Álvaro. En nuestra 
casa en Roma somos vecinas de la 
sede de la Obra. Hemos recibido de 
don Álvaro muchos favores, y valo-res. 
Era un hombre muy humano y 
muy santo”. 
Monseñor Rodolfo Valenzuela, 
presidente de la Conferencia Epis-copal 
de Guatemala, ponía el énfa-sis, 
“como obispo guatemalteco y 
latinoamericano” en “la importancia 
que dio el nuevo beato al compro-miso 
laical en la promoción huma-na. 
Muchas de las labores socia-les 
del Opus Dei en Latinoamérica 
se emprendieron en su etapa como 
Prelado. Insisto en la importancia 
que dio al compromiso laical para 
cambiar la sociedad, sus estructuras. 
Un compromiso cristiano”. n 
MUNDO CRISTIANO l 21 
LOS DATOS 
DE UN SANTO 
Desde el pasado 27 de abril de 2014, miles de 
personas en toda España han podido visitar 
la exposición un “Un santo en datos” centrada en 
la persona y obra del beato Álvaro del Portillo. La 
muestra ha sido realizada por profesionales del mun-do 
de la arquitectura, la fotografía, la infografía y el 
diseño gráfico. A través de los datos más relevantes 
de su trayectoria, su huella y su vida, es un recono-cimiento 
agradecido a una vida que ha dejado un 
profundo surco. La Asociación Memoria de Álvaro 
del Portillo ha sido la responsable de esta exposición, 
que durante este año ha recorrido muchas ciudades 
españoles: se inauguró en abril en la Universidad de 
Navarra y después fue expuesta en Granada, Sevilla, 
Vigo, Alicante y Oviedo. Tras el paréntesis de mes de 
agosto -en que se aprovechó para remozarla- y antes 
de ser expuesta en Madrid (del 11 al 28 de septiem-bre), 
la exposición se pudo ver en Zaragoza (1-8 de 
septiembre) y terminó su periplo en Barcelona (del 
2 al 12 de octubre). La exposición consta de cuatro 
paneles: “Una historia en la Historia”, “Radiografía 
de un servicio”, “La huella del amor”. La forma cilín-drica 
de estos paneles expone dos caras: en su cara 
convexa tiene una fotografía de grandes dimensiones 
y una frase de San 
Josemaría relaciona-da 
con la santidad, y 
en ella se muestra la 
cuestión que se de-sarrollará 
en la parte 
cóncava mediante 
datos. El último de 
los paneles es muy 
distinto al resto: 
“El secreto intangi-ble”, 
en donde se 
quiere responder a 
la pregunta ¿cuál 
es el secreto de 
Álvaro?.n
EN PORTADA l CRÓNICA 
Por Laura Ramírez 
La familia da gracias 
a alegría se reflejó 
en los miles de fieles 
que estuvieron pre-sentes 
en la Misa de 
Acción de Gracias 
por la beatificación 
Álvaro del Portillo que se celebró el 
domingo 28 en Valdebebas. Como 
la joven Nikita, de 22 años y de 
Costa de Marfil, no podía parar 
de reír y dar abrazos mientras su 
compañera Marie Anne explicaba 
que el vuelo de más de ocho horas 
para llegar a España ha “merecido 
la pena” porque Álvaro del Porti-llo 
era “una persona increíble, de 
mucha calidad”. Desde las 8,00 
horas, llegaron los asistentes, sobre 
todo familias, como Maite con 
sus seis hijos con edades entre seis 
meses y 10 años. Estaban ahí para 
agradecer a Álvaro del Portillo su 
“humildad y sencillez”. 
La familia fue el centro de la 
homilía del prelado del Opus Dei, 
monseñor Javier Echevarría, en 
la que rezó para que haya “muchas 
familias” como la Sagrada Fami-lia, 
mientras les animaba a ir hacia 
delante “a pesar del contexto social 
muchas veces difícil y hasta hostil”. 
Mientras, el Papa Francisco desde 
Roma en el ángelus de este domin-go, 
recordaba la figura de Álvaro 
del Portillo y pedía “que su ejem-plar 
testimonio cristiano y sacer-dotal 
suscite en muchos el deseo 
de Cristo”. Asimismo, el Pontífice 
dedicaba la oración por la familia 
ante la próxima Asamblea Extraor-dinaria 
del Sínodo de la Familia 
que tendrá lugar del 5 al 19 de 
octubre, y desde Madrid, monseñor 
Echevarría se sumaba a ella. 
De cercano recuerdo es el nuevo 
beato para las 170 religiosas de 
las Hijas de Santa María del Cora-zón 
de Jesús, que asistían. Una de 
ellas, la hermana María, explica 
que fue su madre fundadora la que 
conoció al nuevo beato y ahora, 
para ellas, Álvaro del Portillo es 
“un padre espiritual”. “Le admi-ro 
por la fe que tuvo, me atrae su 
humildad”, asegura la religiosa, 
que anima a las jóvenes a que 
vayan a conocer su noviciado. 
Alejandra y Marisa, atavia-das 
con los trajes tradicionales de 
Machupichu (Perú) se paseaban 
entre la gente repartiendo pulse-ras 
de su país. Han viajado hasta 
España con su colegio y sus 26 
22 l MC - OCTUBRE 2014 
al beato Álvaro 
n Misa de acción de gracias con el Prelado del Opus Dei
Beatificación de Álvaro del Portillo 
compañeras de clase y la próxi-ma 
semana irán a Roma para par-ticipar 
en la audiencia del Papa 
Francisco. Cuando se les pregun-ta 
por el nuevo beato no dudan 
en asegurar al unísono: “Humilde, 
maravilloso, que llega fácilmente 
al corazón”. 
En continuidad con el espíritu 
de solidaridad con los más nece-sitados 
del beato Álvaro del Porti-llo, 
la colecta de las misas de este 
sábado y domingo se destinarán 
a cuatro proyectos sociales que el 
nuevo beato comenzó en vida: La 
construcción de un pabellón mater-no- 
infantil en el Niger Foundation 
Hospital and Diagnostic Centre, 
en Nigeria, que favorecerá la aten-ción 
de 12.000 consultas anuales; 
un programa para erradicar la mal-nutrición 
infantil en Bingerville 
(Costa de Marfil), que se destinará 
a 5.000 beneficiarios directos; cua-tro 
ambulatorios en el área peri-férica 
de la República del Congo, 
desde los que se ofrecerá asistencia 
sanitaria a 10.000 niños al año: y 
becas para la formación de sacerdo-tes 
africanos en Roma. n 
Abajo a la izquierda, mons. Javier Echevarría saluda a la fundadora de las Hijas 
de Santa María del Corazón de Jesús. Durante la ceremonia, aunque amenzaba 
lluvia, solo cayeron unas pocas gotas. 
MUNDO CRISTIANO l 23
EN PORTADA l CRÓNICA ROMA 
Por José María Navalpotro 
La fiesta 
continuó en Roma 
n Decenas de miles de fieles, muchos de ellos latinoamericanos y africanos, 
Lunes 29 de septiembre 
El lunes 29 de septiembre, monseñor 
Echevarría, prelado del Opus Dei, 
presidía el traslado de los restos mor-tales 
de Álvaro del Portillo desde la 
iglesia prelaticia, Santa María de la 
Paz, donde reposan habitualmente, 
a la vecina basílica de San Eugenio. 
Aquí han estado expuestos para faci-litar 
su veneración por parte de los 
fieles hasta el jueves 2 de octubre. 
Decenas de miles de personas han 
rezado estos días antes los restos, for-mando 
largas colas que la organiza-ción 
–impecable- ha conseguido que 
avanzasen con fluidez. Mucha gente 
portaba rosarios, medallas, estam-pas 
con la oración al nuevo beato (el 
segundo día ya se habían agotado 
en español, a pesar de que se habían 
impreso miles de ellas), que deposi-taban 
unos momentos ante la urna de 
cristal con el féretro que guardaba el 
cuerpo del nuevo beato. 
24 l MC - OCTUBRE 2014 
asisten a los actos romanos de la beatificación 
desde Roma 
El fundador del Opus Dei quería que sus hijos se sintiesen “muy romanos”, pues Roma es capital de la 
Cristiandad y sede del Papa. Su hijo Álvaro se instaló en la Ciudad Eterna y permaneció trabajando 
en ella durante casi cincuenta años. Cerca de quince mil personas que participaron en su beatificación 
en Valdebebas, Madrid, se tras-ladaron 
por tierra, mar y aire, 
para vivir las Misas de acción de 
gracias y una inolvidable audien-cia 
con el Papa. 
Sobre estas líneas, 
jovenes veneran el 
féretro con los restos 
mortales de Mons. 
Álvaro del Portillo 
en la basílica de 
San Eugenio. A la 
derecha, antes de 
entrar en la basílica, 
trasladando el ataúd 
a hombros.
Beatificación de Álvaro del Portillo 
Durante el acto, el 
prelado del Opus Dei 
tuvo unas emotivas 
palabras: “Pienso que 
todos hubiéramos que-rido 
llevar el féretro 
para agradecer al beato 
Álvaro su vida de 
entrega y servicio a la 
Iglesia, su interés por 
cada uno de nosotros, 
y por su amor diario a 
la voluntad de Dios”. 
Posteriormente, bendi-jo 
a los asistentes con 
una reliquia del beato. 
En la ceremonia del 
traslado de restos, en 
la basílica de san Eugenio, se 
hallaba José Ignacio (el niño 
del milagro para el proceso de 
beatificación). También estaba 
Bosco Gutiérrez, el empresa-rio 
mexicano que fue secues-trado 
y consiguió escapar, pro-tagonizando 
una conocida his-toria 
de fe y arrojo. Contaba a 
Mundo Cristiano: “Cuando me 
liberé del secuestro, me 
llamó por teléfono don 
Álvaro, que ya era el Pre-lado. 
Me preguntó cómo 
estaba yo físicamente. Me 
preguntó si había reza-do 
mucho. –‘Sí, Padre’, 
respondí. Me pregun-tó 
si había hecho mucho 
apostolado. –‘Sí, Padre’, 
respondí. Me replicó: ‘No 
esperaba menos de un hijo 
mío’”. Añadió Bosco: “Puso 
la vara muy alta. Y ahora yo 
vengo a prometerle que voy 
a dar un brinco. He contado 
muchas veces mi aventura, 
que es una forma de hacer 
apostolado. Pero lo que vale 
no es ese apostolado masivo, lo impor-tante 
es el personal. Dios me dio una 
anécdota, ahora tengo que empeñarme 
más en el apostolado personal”. 
Al concluir, numerosos fieles se 
acercaron a la urna con el féretro 
c o n 
don Álvaro, iniciando un 
constante peregrinar que se ha pro-longado 
varios días. Según Mara 
Celani, portavoz de la beatificación, 
sólo el 29 por la tarde ya habían acu-dido 
a esta basílica unas veinte mil 
personas. 
Primera imágen: el interior de la 
Basílica de Santa María la Mayor, al 
inicio de la ceremonia. En medio, 
Bosco Gutiérrez y su mujer. Abajo, en 
San Juan de Letrán, unas mujeres de 
Nigeria, al finalizar la Misa. 
Martes 30 
de septiembre 
El martes 30 de sep-tiembre, 
por la maña-na, 
el cardenal Vallini, 
Vicario para la dióce-sis 
de Roma, presidió 
en San Juan de Letrán, 
una Misa de acción 
de gracias, acompaña-do 
por una decena de 
cardenales (Bertone, Sodano, 
Re, Estepa, Stafford, Law, 
entre otros) y una treintena de 
obispos, entre ellos, destacada-mente, 
monseñor Echevarría. 
El cardenal destacó el mensaje 
que siempre repitió don Álva-ro, 
heredado del fundador, de 
que “ser cristiano es 
tener vocación a ser 
santo, una santidad 
accesible a todos, en 
la vida ordinaria”. 
El templo se 
encontraba abarrota-do 
de fieles, sobre 
todo africanos y 
latinoamericanos. 
Diana Chávez, 
joven profesora 
del colegio Anta-res 
de Tegucigalpa 
(Honduras), junto 
a varias alumnas 
y exalumnas, 
explicaba: “Si 
no fuese por don 
Álvaro no estaríamos aquí. Él 
quiso que se iniciase el Opus Dei 
en nuestro país. Y, además, estuvo 
refugiado con San Josemaría en la 
legación de nuestro país, en la guerra 
civil española”. Una alumna recor-daba 
que, al ver descubrirse el mural 
con su figura, en la beatificación, 
MUNDO CRISTIANO l 25
EN PORTADA l CRÓNICA ROMA 
se le había puesto la piel de gallina; 
otra, que se humedecieron los ojos. 
Otra más apuntaba: “Hemos venido 
a rezarle por la paz y serenidad en 
Honduras”. 
Isabel Angulo, mexicana de Aguas-calientes, 
explicaba que vive en un 
centro del Opus Dei con otras 22 
mujeres. Pidió a don Álvaro que les 
ayudase para que pudiesen venir todas 
a Madrid y Roma. “Hemos trabajado 
como negras, pero como no bastaba, 
hemos pedido a familiares, amigos. Y 
han ido llegando donativos, con cuen-tagotas. 
Muy pequeños, o mayores. 
Una semana antes del viaje, ¡conse-guimos 
pagar todo!”. “Venimos a dos 
cosas: darle gracias y a pedirle más”, 
añadía una compañera suya. Junto a 
ellas, un matrimonio de compatriotas, 
con su hija, de la que se despedían, 
pues se quedaba a formarse en el cole-gio 
romano de Santa María. 
Por la tarde, la basílica de Santa 
María la Mayor, acogió la otra Misa 
de acción de gracias, presidida por 
el cardenal español Santos Abril, 
y concelebrada por los cardenales 
Cipriani y Bertello, y por el prela-do 
del Opus Dei. Entre los asisten-tes 
figuraban el cardenal Tauran y 
el embajador de España, Eduardo 
Gutiérrez, entre otros dignatarios. 
El cardenal recordó que el 1 de enero 
de 1978 don Álvaro acudió a rezar a 
ese mismo templo en el inicio del año 
mariano del Opus Dei, con ocasión 
de su cincuentenario. En la homilía, 
en español, indicó que don Álvaro 
fue “sembrador de paz y de alegría. 
Muchos recordamos su mirada sere-na”. 
Añadió: “Repetía que la paz 
sólo puede llegar si en las relaciones 
humanas impera la justicia y el amor 
y animaba a sus hijos a no ser indife-rentes 
ante el dolor y el sufrimiento 
de los demás”. 
Miércoles 1 de octubre 
Para muchos, la apoteosis fue la 
audiencia general con el Papa Fran-cisco 
el miércoles 1. Al dirigirse a 
los peregrinos en lengua española, y, 
26 l MC - OCTUBRE 2014 
en medio de un clamor y un enfer-vorizado 
agitar de banderas mexica-nas, 
hondureñas, argentinas, el Santo 
Padre expresó: “Saludo asimismo a 
monseñor Javier Echevarría, así 
como a los fieles de la Prelatura aquí 
presentes para dar gracias a Dios por 
la beatificación de Álvaro del Porti-llo. 
Que la intercesión y el ejemplo 
del nuevo beato les ayude a respon-der 
con generosidad al llamado de 
Dios a la santidad y al apostolado 
en la vida ordinaria, al servicio de la 
Iglesia y de la humanidad entera”. 
Mientras, en las pantallas gigantes 
aparecía una imagen del Prelado, lo 
que originó una nueva oleada de víto-res. 
Posteriormente, el Santo Padre 
volvió a referirse, en italiano –y con 
no menores aplausos–, a los asisten-tes 
a la beatificación: “Tengo el pla-cer 
de acoger a numerosos peregrinos 
del Opus Dei, acompañados por su 
Prelado, y les exhorto, con el ejemplo 
del nuevo beato, a perseguir siempre 
la meta de la santidad en su propio 
estado de vida, con fidelidad a Cris-to 
y al Evangelio”. Una nueva salva 
de aplausos y gritos llegó cuando, 
al acabar la audiencia, las pantallas 
gigantes mostraron al Papa conver-sando 
unos instantes, en la propia 
plaza, con monseñor Echevarría. 
Mientras, en amplias áreas de una 
plaza de san Pedro, llena de decenas 
de miles de fieles, de todas las razas, 
se oía cantar el “Cielito lindo”. Para 
muchos realmente era una especie 
de cielo en la tierra. Un grupo de 
alegres ecuatorianas, de Guayaquil, 
respondían a voz en grito, al uníso-no, 
al periodista: -“¿Qué es lo que 
más os ha gustado de estos días?” 
–“¡Todooo!”. n 
El grupo de 
ecuatorianas 
de Guayaquil al 
término de la 
audiencia con el 
Papa Francisco. 
Debajo, una mujer 
con estampas 
del beato Álvaro 
esperando la salida 
del Papa.
EN PORTADA l HOMILÍAS 
Gracias, perdón, 
n Carta del Papa Francisco a Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus 
Dei, con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo 
28 l MC - OCTUBRE 2014 
ayúdame más 
uerido her-mano: 
La 
beatificación 
del siervo de 
Dios Álvaro 
del Portillo, 
colaborador 
fiel y primer 
sucesor de san Josemaría Escrivá 
al frente del Opus Dei, representa 
un momento de especial alegría 
para todos los fieles de esa Prela-tura, 
así como también para ti, que 
durante tanto tiempo fuiste testigo 
de su amor a Dios y a los demás, 
de su fidelidad a la Iglesia y a su 
vocación. También yo deseo unir-me 
a vuestra alegría y dar gracias a 
Dios que embellece el rostro de la 
Iglesia con la santidad de sus hijos. 
Su beatificación tendrá lugar en 
Madrid, la ciudad en la que nació 
y en la que transcurrió su infan-cia 
y juventud, con una existencia 
forjada en la sencillez de la vida 
familiar, en la amistad y el servicio 
a los demás, como cuando iba a los 
barrios para ayudar en la forma-ción 
humana y cristiana de tantas 
personas necesitadas. Y allí tuvo 
lugar sobre todo el acontecimiento 
que selló definitivamente el rumbo 
de su vida: el encuentro con san 
Josemaría Escrivá, de quien apren-dió 
a enamorarse cada día más de 
Cristo. Sí, enamorarse de Cris-to. 
Éste es el camino de santidad 
que ha de recorrer todo cristiano: 
dejarse amar por el Señor, abrir el 
corazón a su amor y permitir que 
sea él el que guíe nuestra vida. 
Me gusta recordar la jaculatoria 
que el siervo de Dios solía repetir 
con frecuencia, especialmente en 
las celebraciones y aniversarios 
personales: «¡gracias, perdón, ayú-dame 
más!». Son palabras que nos 
acercan a la realidad de su vida 
interior y su trato con el Señor, y 
que pueden ayudarnos también a 
nosotros a dar un nuevo impulso a 
nuestra propia vida cristiana. 
Gracias 
En primer lugar, gracias. Es la 
reacción inmediata y espontánea 
que siente el alma frente a la bon-dad 
de Dios. No puede ser de otra 
manera. Él siempre nos precede. 
Por mucho que nos esforcemos, su 
amor siempre llega antes, nos toca 
y acaricia primero, nos primerea. 
Álvaro del Portillo era consciente 
de los muchos dones que Dios le 
había concedido, y daba gracias 
a Dios por esa manifestación de 
amor paterno. Pero no se quedó 
ahí; el reconocimiento del amor 
del Señor despertó en su cora-zón 
deseos de seguirlo con mayor 
entrega y generosidad, y a vivir 
una vida de humilde servicio a los 
demás. Especialmente destacado 
era su amor a la Iglesia, esposa de 
Cristo, a la que sirvió con un cora-zón 
despojado de interés mundano, 
lejos de la discordia, acogedor con 
todos y buscando siempre lo posi-tivo 
en los demás, lo que une, lo 
que construye. Nunca una queja 
o crítica, ni siquiera en momen-tos 
especialmente difíciles, sino 
que, como había aprendido de san 
Josemaría, respondía siempre con 
la oración, el perdón, la compren-sión, 
la caridad sincera. 
Perdón 
A menudo confesaba que se veía 
delante de Dios con las manos 
vacías, incapaz de responder a 
tanta generosidad. Pero la confe-sión 
de la pobreza humana no es 
fruto de la desesperanza, sino de 
un confiado abandono en Dios que 
es Padre. Es abrirse a su miseri-cordia, 
a su amor capaz de regene-rar 
nuestra vida. Un amor que no 
humilla, ni hunde en el abismo de 
la culpa, sino que nos abraza, nos 
levanta de nuestra postración y nos 
hace caminar con más determina-ción 
y alegría. El siervo de Dios 
Álvaro sabía de la necesidad que 
tenemos de la misericordia divina 
y dedicó muchas energías persona-les 
para animar a las personas que 
trataba a acercarse al sacramento
Beatificación de Álvaro del Portillo 
de la confesión, sacramento de la 
alegría. Qué importante es sentir la 
ternura del amor de Dios y descu-brir 
que aún hay tiempo para amar. 
Ayúdame más 
Sí, el Señor no nos abandona 
nunca, siempre está a nuestro lado, 
camina con nosotros y cada día 
espera de nosotros un nuevo amor. 
Su gracia no nos faltará, y con su 
ayuda podemos llevar su nombre 
a todo el mundo. En el corazón del 
nuevo beato latía el afán de llevar 
la Buena Nueva a todos los cora-zones. 
Así recorrió muchos países 
fomentando proyectos de evange-lización, 
sin reparar en dificulta-des, 
movido por su amor a Dios y 
a los hermanos. Quien está muy 
metido en Dios sabe estar muy 
cerca de los hombres. La primera 
condición para anunciarles a Cris-to 
es amarlos, porque Cristo ya 
los ama antes. Hay que salir de 
nuestros egoísmos y comodidades 
e ir al encuentro de nuestros her-manos. 
Allí nos espera el Señor. 
No podemos quedarnos con la fe 
para nosotros mismos, es un don 
que hemos recibido para donarlo y 
compartirlo con los demás. 
Recen por mí 
¡Gracias, perdón, ayúdame! En 
estas palabras se expresa la tensión 
de una existencia centrada en Dios. 
De alguien que ha sido tocado por 
el Amor más grande y vive total-mente 
de ese amor. De alguien que, 
aun experimentando sus flaquezas 
y límites humanos, confía en la 
misericordia del Señor y quiere que 
todos los hombres, sus hermanos, la 
experimenten también. 
Querido hermano, el beato Álva-ro 
del Portillo nos envía un men-saje 
muy claro, nos dice que nos 
fiemos del Señor, que él es nuestro 
hermano, nuestro amigo que nunca 
nos defrauda y que siempre está 
a nuestro lado. Nos anima a no 
tener miedo de ir a contracorriente 
y de sufrir por anunciar el Evange-lio. 
Nos enseña además que en la 
sencillez y cotidianidad de nuestra 
vida podemos encontrar un camino 
seguro de santidad. 
Pido, por favor, a todos los fieles 
de la Prelatura, sacerdotes y laicos, 
así como a todos los que partici-pan 
en sus actividades, que recen 
por mí, a la vez que les imparto la 
Bendición Apostólica. Que Jesús 
los bendiga y que la Virgen Santa 
los cuide. Fraternalmente.n 
Testimonio 
de su fecundidad 
n Homilía de Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, 
en la Misa de acción de gracias por la beatificación de Álvaro del Portillo 
MUNDO CRISTIANO l 29 
ste es mi manda-miento: 
que os 
améis unos a otros 
como yo os he 
amado”: “ut diligá-tis 
ínvicem, sicut 
diléxi vos” (Jn 15, 12). Queridos 
hermanos y hermanas, estas pala-bras 
del Evangelio resuenan hoy 
en mi alma con una alegría nueva, 
al considerar que la muchedumbre 
presente ayer en este lugar, muy 
en comunión con el Papa Francis-co 
y con todos los que nos acom-pañaban 
desde los cuatro puntos 
cardinales, no era propiamente 
una muchedumbre sino una reu-nión 
familiar, unida por el amor 
a Dios y el amor mutuo. Este 
mismo amor también se hace más 
fuerte hoy en la Eucaristía, en esta 
Misa de acción de gracias por la 
beatificación del queridísimo don 
Álvaro, Obispo, Prelado del Opus 
Dei. 
La mano de Dios 
El Señor, al instituir la Eucaristía, 
dio gracias a Dios Padre por su 
bondad eterna, por la creación sali-da 
de sus manos, por su misterioso 
designo de salvación. Agradecemos 
ese amor infinito manifestado en la
EN PORTADA l HOMILÍAS 
Cruz y anticipado en el Cenáculo. 
Y le preguntamos al Señor: ¿cómo 
hemos de proceder para amar como 
tú nos has amado?; para amar como 
amaste a Pedro y a Juan, a cada uno 
de nosotros, y también a san Jose-maría 
y al beato Álvaro. 
Mirando la vida santa de don 
Álvaro, descubrimos la mano de 
Dios, la gracia del Espíritu Santo, 
el don de un amor que nos trans-forma. 
E incorporamos a nuestra 
alma esa oración de san Josema-ría 
que tantas veces ha repetido 
el nuevo Beato: “Dame, Señor, el 
Amor con que quieres que te amé”, 
y así sabré amar a los demás con 
tu Amor, y con mi pobre esfuerzo. 
Los demás descubrirán en mí vivir 
la bondad de Dios, como ocurrió 
en el caminar diario de don Álva-ro: 
ya en este Madrid tan querido, 
transparentaba la misericordia divi-na 
con su solidaridad con los más 
pobres y abandonados. Nos llena 
de gozo que en la segunda lectu-ra, 
se nos recuerde la presencia de 
Cristo en nosotros que nos reviste 
“de compasión entrañable, bondad, 
humildad, mansedumbre, pacien-cia” 
(Col 3, 12). 
Pedir más amor 
Queridos hermanos y hermanas, 
demos gracias a Dios pidiéndole 
más amor. En la madurez de la 
juventud, cuando tenía 25 años, 
don Álvaro era “saxum”, roca, 
para san Josemaría. Desde su 
humildad, contestó un día por carta 
al fundador del Opus Dei con estas 
palabras: “Yo aspiro a que, a pesar 
de todo, pueda Ud. tener confianza 
en el que, más que roca, es barro 
sin consistencia alguna. Pero ¡es 
tan bueno el Señor! ”. Esa segu-ridad 
en la bondad divina puede 
empapar toda nuestra existencia. 
“Daré gracias a tu nombre, por tu 
misericordia y tu lealtad”, hemos 
rezado en el Salmo responsorial 
30 l MC - OCTUBRE 2014 
[a las familias] 
"¡Animo! Vuestra labor de testimonio y 
evangelización es necesaria para el 
mundo entero" 
(Sal 138 [137], 2). Y se alza nues-tra 
gratitud a la Trinidad Santísima 
porque permanece con nosotros, 
con su Palabra, Jesucristo mismo 
(cf. Col 3, 16) y con su Espíritu, 
que nos llena de alegría (cf. Jn 15, 
11; Lc 11, 13) y hace posible que 
nos dirijamos a Dios llamándole, 
llenos de confianza, “Abba, Pater”: 
“¡Padre! ¡papá!”. 
La familia, escuela 
del Evangelio 
“La trinidad de la tierra nos llevará 
a la Trinidad del Cielo ”, repetía 
don Álvaro según la enseñanza y 
la experiencia del Fundador del 
Opus Dei. Jesús, María y José nos 
conducen al Padre y al Espíritu 
Santo; en la humanidad santa de 
Jesús descubrimos, inseparable-mente 
unida, la divinidad. ¡La 
Sagrada Familia! Con palabras de 
la primera lectura, bendecimos al 
Señor “que enaltece nuestra vida 
desde el seno materno y nos trata 
según su misericordia” (Ecl 50, 
22). El texto sagrado nos menciona 
que ya antes de nacer nos amaba 
Dios. Viene a mi memoria aquel 
poema que Virgilio dirige a un 
niño recién nacido: “Incipe, parve 
puer, risu cognoscere matrem” 
(Virgilio, Égloga IV, 60)”: “Peque-ño 
niño, comienza a reconocer a 
tu madre por su sonrisa”. El niño 
que nace va descubriendo el uni-verso; 
en el rostro de su madre, 
lleno de amor: en esa sonrisa que 
le acoge, el nuevo ser apenas veni-do 
al mundo descubre un reflejo de 
la bondad de Dios. 
En este día que el Santo Padre 
Francisco dedica a la oración por la 
familia, nos unimos a las súplicas 
de toda la Iglesia por esa “commu-nio 
dilectionis”, esa “comunión de 
amor ”, esa “escuela ” del Evan-gelio 
que es la familia, como decía 
Pablo VI en Nazaret. La familia, 
con el “dinamismo interior y pro-fundo 
del amor”, tiene una gran 
“fecundidad espiritual ”, como 
enseñó san Juan Pablo II, a quien el 
beato Álvaro estuvo unido por una 
filial amistad. 
Al dar gracias a don Álvaro, 
damos gracias a sus padres que le 
han acogido y educado, que han 
preparado en él un corazón senci-llo 
y generoso para recibir el amor 
de Dios, y responder a su llamada. 
“Este es mi mandamiento: que os 
améis unos a otros como yo os he 
amado”; así fue don Álvaro: un 
hombre cuya sonrisa bendecía a 
Dios, que “hace cosas grandes” 
(Ecl 50, 22), y que contó con él 
para servir a la Iglesia extendiendo 
el Opus Dei, como fiel hijo y suce-sor 
de san Josemaría. Rezamos 
para que haya muchas familias que 
sean “hogares… luminosos y ale-gres… 
como fue el de la Sagrada 
Familia”, en palabras de san Jose-maría. 
Nuestra gratitud a Dios se 
alza por el don de la familia, refle-jo 
del eterno amor trinitario, lugar 
donde cada uno se sabe amado 
por sí mismo, tal como es. Ahora, 
damos gracias también a todos los 
padres y madres de familia que 
están aquí reunidos, y a todos los 
que se ocupan de los niños, de los 
ancianos, de los enfermos. Fami-lias: 
el Señor os ama, el Señor se 
halla presente en vuestro matri-monio, 
imagen del amor de Cris-to 
por su Iglesia. Sé que muchos 
de vosotros os dedicáis generosa-
Beatificación de Álvaro del Portillo 
mente a apoyar a otros matrimo-nios 
en su camino de fidelidad, a 
ayudar a muchos otros hogares a 
ir adelante en un contexto social 
muchas veces difícil y hasta hostil. 
¡Ánimo! Vuestra labor de testimo-nio 
y de evangelización es necesa-ria 
para el mundo entero. Acordaos 
de que, como dijo el querido Bene-dicto 
XVI, “la fidelidad a lo largo 
del tiempo es el nombre del amor”. 
Transmitir lo recibido 
“Sed agradecidos”, nos exhorta 
san Pablo (Col 3, 15). El beato 
Álvaro, pensando en lo que debía 
a san Josemaría, afirmaba que “la 
mejor muestra de agradecimiento 
consiste en hacer buen uso de los 
dones recibidos”. En su predica-ción, 
en tertulias, en encuentros 
personales, en todas partes, nunca 
dejaba de hablar de apostolado y 
de evangelización. Para perma-necer 
en ese amor de Dios que 
hemos recibido, debemos compar-tirlo 
con los demás; la bondad de 
Dios tiende a difundirse. El Papa 
Francisco decía que “en la oración, 
el Señor nos hace sentir este amor, 
pero también a través de numero-sos 
signos que podemos leer en 
nuestra vida, a través de numero-sas 
personas que pone en nuestro 
camino. Y la alegría del encuentro 
con él y de su llamada lleva a no 
cerrarse, sino a abrirse; lleva al 
servicio en la Iglesia ”. 
“No sois vosotros los que me 
habéis elegido, soy yo quien os he 
elegido” (Jn 15, 16). Después de 
haber insistido el Señor en que la 
iniciativa es siempre suya, en la 
primacía de su amor, nos envía a 
difundir su Amor a todas las cria-turas: 
“Os he destinado para que 
vayáis y deis fruto, y vuestro fruto 
permanezca” (ibídem). “Manete in 
dilectione mea”: “permaneced en 
mi amor” (Jn 15, 9). Permanecer 
en el Señor es necesario para dar 
un fruto que a su vez eche raíces 
profundas. Jesús lo acaba de decir 
a sus discípulos: “Permaneced en 
mí y yo en vosotros. Como el sar-miento 
no puede dar fruto por sí 
mismo si no permanece en la vid, 
así tampoco vosotros si no perma-necéis 
en mí” (Jn 15, 4). 
La muchedumbre de estos 
días, los millones de personas 
en el mundo, y tantas que ya nos 
esperan en el Cielo, dan también 
testimonio de la fecundidad de 
la vida de don Álvaro. Os invi-to, 
hermanas y hermanos, a estar, 
a desenvolveros en el amor del 
Señor: en la oración, en la Misa 
y la Comunión frecuente, en la 
confesión sacramental, para que, 
con esa fuerza de la predilección 
divina, sepamos transmitir lo que 
hemos recibido, y llevarlo a cabo 
mediante un auténtico apostolado 
de amistad y confidencia. 
En la carta que me escribió el 
querido Papa Francisco con oca-sión 
de la beatificación de ayer, 
nos decía que “no podemos que-darnos 
con la fe para nosotros mis-mos, 
es un don que hemos recibi-do 
para donarlo y compartirlo con 
los demás ”; y añadía que el beato 
Álvaro “nos anima a no tener 
miedo de ir a contracorriente y de 
sufrir para anunciar el Evangelio”, 
y también que “nos enseña además 
que en la sencillez y cotidianidad 
de nuestra vida podemos encontrar 
un camino seguro de santidad ”. 
En este camino, con muchos 
ángeles, nos acompaña la Santísi-ma 
Virgen. María es Hija de Dios 
Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa 
y Templo de Dios Espíritu Santo. 
Es Madre de Dios y Madre nues-tra, 
la Reina de la familia, la Reina 
de los apóstoles. Que Ella nos 
ayude, como lo hizo con el beato 
Álvaro, a seguir la invitación del 
Sucesor de Pedro: “Dejarse amar 
por el Señor, abrir el corazón a 
su amor y permitir que sea él que 
guíe nuestra vida”, como tantas 
veces san Josemaría pidió a la Vir-gen 
de la Almudena muy querida 
y venerada en esta Archidiócesis. 
Así sea. n 
Medalla conmemorativa de 
Álvaro del Portillo
EN PORTADA l CONGRESO SOCIAL 
Por Sergio Ortega 
El legado solidario 
de don Álvaro 
n Pequeños grandes milagros que dan testimonio de la huella de un beato 
Eugene Ohu, portavoz internacional de la beatificación, lo resumió con una frase que Álvaro del 
Portillo repetía en sus visitas a países en vías de desarrollo: "No tenéis que ser ajenos al dolor de los 
demás". El recién proclamado beato también tuvo una clara preocupación por las necesidades del 
prójimo sin que este tuviera que estar en lejanos continentes. La Fundación Promoción Social de la 
Cultura celebró el 25 de septiembre, dos días antes de la beatificación, en el auditorio de la Fundación 
Once de Madrid el encuentro "40 iniciativas contra la pobreza" (www.40contralapobreza.com) donde 
voluntarios, emprendedores y profesionales de los cinco continentes dieron a conocer la labor social, 
educativa y asistencial que desempeñan en proyectos muy diversos alentados por el beato como Pre-lado 
del Opus Dei, en lugares tan diferentes entre sí como el barrio neoyorquino del Bronx (Estados 
n los protagonistas 
del encuentro se 
vislumbró un sano 
i n c o n f o r m i s m o 
de cara al futuro, 
y es que, pese a todo lo logrado, 
y aunque carecen de medios 
suficientes, quieren seguir 
creciendo. Prueba de ello fue la 
rotundidad de testimonios, como 
el de Edgar Umaña, director de 
la Fundación Kinal, de Guatemala: 
“La gente va a recoger y clasificar 
residuos al basurero de la capital: 
muchos de ellos son padres de 
nuestros alumnos”. Umaña 
describió como un “oasis en la 
zona” su fundación, y no es para 
menos, ya que allí el 90% de las 
familias viven en extrema pobreza. 
El encuentro tuvo un apartado 
dedicado a iniciativas sanitarias que 
el entonces prelado del Opus Dei 
promovió en África. Entre ellas se 
32 l MC - OCTUBRE 2014 
encuentra el Foundation Hospital 
de Ogun (Nigeria). Su director, Ito 
Diejomaoh habló sobre la situación 
de un país que registra la segunda 
tasa de mortalidad materna más alta 
del mundo, y en el que la malaria es 
una amenaza constante. Diejomaoh 
lamentó que muchos tengan 
enfermedades comunes que, por no 
recibir su tratamiento, se agravan 
con el tiempo: “La gente más pobre 
no acude al hospital porque no lo 
considera importante”. 
También procedente de África, 
Frankie Gikandi habló sobre 
Kimlea, un centro de formación 
rural ubicado en el distrito de 
Kiambú (Kenya), y que dirige 
desde 1990. De pequeña pasó 
muchas horas recogiendo café. 
“Las mujeres trabajan doce horas 
al día sin comer”, aseguró. Hoy 
Kimlea ha logrado que reciban 
formación más de dos mil mujeres 
sin acceso a la educación y que 
trabajan por un dólar al día 
recogiendo té o han caído en las 
redes de prostitución. Gikandi 
subraya: “Al educar a una mujer, 
educas a la sociedad entera”. 
Estudiar en el Bronx 
Guatemala, Kenia… Pero don 
Álvaro también impulsó otras 
iniciativas sociales en países 
desarrollados, como la Baytree 
Unidos), un basurero de Guatemala, Nigeria o Filipinas. 
Kimlea, creado por iniciativa de 
don Álvaro, ha dado formación a más 
de dos mil mujeres kenianas sin acceso 
a la educación
Beatificación de Álvaro del Portillo 
Centre (Londres), Desarrollo y 
Asistencia (Madrid), Aula Social 
(Valladolid), la Organización 
Navarra de Ayuda entre los 
Pueblos (ONAY) y la Escuela 
familiar Agraria Fonteboa (La 
Coruña). 
Entre estas, en el congreso 
destacó la intervención de la 
portavoz del Rosedale Center 
del Bronx (Nueva York), creada 
para promover la mejora personal 
de mujeres jóvenes y niñas en 
un barrio con droga, violencia e 
inmigración ilegal. “Las escuelas 
allí están en el nivel más bajo 
de todo el país, y solo el 61% de 
los alumnos se gradúan”, afirmó 
Angela Reckart, responsable 
de formación de voluntarios del 
centro, en el que atienden cada año 
a trescientas chicas, la mayoría 
de origen caribeño. Actualmente 
el 100% de ellas termina el 
bachillerato. 
En la última ponencia se 
preguntó cómo podían surgir tantas 
iniciativas solidarias de la nada. 
Flor Coronado, coordinadora 
del Centro de Capacitación para 
la Mujer Ixoqi de Guatemala, 
recordó el aliento y el ejemplo de 
Álvaro del Portillo, y añadió: “La 
necesidad que uno ve a su alrededor 
es lo que empuja a uno a darles 
respuesta, y así se va creciendo”. 
Como conclusión del encuentro 
los asistentes pudieron asistir al 
estreno del documental “Trabajar 
para los demás, con Álvaro del 
Portillo”, presentado por su 
productor, el argentino Guillermo 
Canova. n 
MUNDO CRISTIANO l 33 
Arriba, asistentes al congreso durante 
una de las sesiones. A la derecha, cinco 
de los participantes: Ito Diejomaoh 
(Nigeria), Angela Reckart (EEUU.), 
Edgar Umaña (Guatemala), Frankie 
Gikandi (Kenia), Rose Adjoumani 
(Costa de Marfil)
EN PORTADA l ENTREVISTA 
“En don Álvaro 
la fidelidad brilla 
de manera especial” 
n Habla John Coverdale, biógrafo norteamericano de Álvaro del Portillo 
Una de las biografías más recientes sobre Álvaro del Portillo es “Saxum”, que acaba de editar Palabra 
y es la única escrita por un norteamericano, John Coverdale. Profesor de Derecho e historiador, que 
vivió y trató personalmente al nuevo beato, Coverda-le 
subraya en entrevista a Mundo Cristiano los 
paralelismos y diferencias entre dos santos: San 
Josemaría y su primer sucesor. 
34 l MC - OCTUBRE 2014 
l escribir esta bio-grafía, 
¿ha des-cubierto 
algún 
aspecto de don 
Álvaro que no conociese? 
—Me sorprendió saber que 
durante su breve período de servi-cio 
como oficial de ingeniería en el 
Ejército tenía fama por su audacia 
al tirarse al agua desde rocas altas, 
y por montar a caballo saltando 
muros de piedra. Pueden parecer 
anécdotas insignificantes, pero con-trastan 
tan bruscamente con la sere-nidad 
tranquila y el buen juicio que 
caracterizaron su vida después, que 
me lleva a pensar que gran parte 
de su característica moderación y 
equilibrio era una cuestión de vir-tud, 
en lugar de temperamento. 
En los primeros años del Opus 
Dei, San Josemaría se veía dema-siado 
joven para sus responsabi-lidades 
como fundador y pedía 
“ochenta años de gravedad”. Don 
John F. Coverdale 
Por José María Navalpotro
Beatificación de Álvaro del Portillo 
Álvaro se convirtió en secretario 
general del Opus Dei cuando sólo 
tenía 25 años, y necesitaba una 
responsabilidad y una firmeza que 
iban mucho más allá de su edad. 
Me parece probable que rezase con 
gran intensidad para eso y traba-jase 
duro para conseguirlo, rasgos 
que se convirtieron en elemento 
central de su personalidad, hasta 
el punto de que a quienes le cono-cimos 
en vida posteriormente nos 
resultaba difícil imaginarle galo-pando 
en mitad del campo para ver 
si su caballo podía saltar un muro. 
—“Saxum”. ¿La principal vir-tud 
del nuevo beato fue la fideli-dad? 
—Don Álvaro practicó en un 
alto grado toda la gama de vir-tudes. 
Si no lo hubiera hecho, 
la Iglesia no lo habría declarado 
beato. No obstante, sí es cierto que 
la fidelidad brilla de manera espe-cial. 
A lo largo de su vida, fue fiel 
a Dios, a la Iglesia, a su vocación, 
al Opus Dei, y a San Josemaría. 
En una serie de cartas escritas en 
la primera mitad de 1939, duran-te 
los últimos meses de la Guerra 
Civil, San Josemaría se dirigía a 
él como “Saxum”, roca, en quien 
se podía confiar. Años más tarde, 
cuando se estaban construyendo 
las oficinas centrales del Opus Dei, 
San Josemaría hizo esculpir sobre 
la puerta de lo que sería el despa-cho 
de don Álvaro las palabras de 
la Sagrada Escritura “Vir fidelis 
laudabitur multum” (“el hombre 
fiel será muy elogiado”). Dentro 
de la Obra, don Álvaro tenía un 
papel muy especial, al ser el cola-borador 
más cercano y el apoyo 
del fundador. Fue firme en su 
determinación, primero, de sacri-ficar 
su carrera como ingeniero, y 
luego, sus posibilidades de hacer 
carrera en la Curia Romana, con 
el fin de dedicarse por completo a 
servir a San Josemaría. Más tarde, 
cuando estuvo al frente del Opus 
Dei, vio su papel en términos de 
lo que el cardenal Herranz ha lla-mado 
“fidelidad dinámica”, que es 
poner en práctica el espíritu de San 
Josemaría en las nuevas circuns-tancias 
que tuvo que afrontar, sin 
deseos de dejar una marca perso-nal 
en el Opus Dei. 
Iguales y diferentes 
—Vd. ha escrito una biografía 
sobre el nuevo beato y, ante-riormente, 
otro perfil biográfico 
sobre San Josemaría. ¿Qué es lo 
que más distingue la personali-dad 
de uno y otro? 
—Es evidente que la vida de 
ambos se superpone en gran medi-da, 
y que hay temas y cuestiones 
de fondo comunes. En ese senti-do, 
a cualquiera que haya leído mi 
libro anterior, sobre los primeros 
años del Opus Dei, le sonará buena 
parte del contenido de Saxum. Pero 
no creo que eso sea un proble-ma. 
San Josemaría y don Álvaro 
tenían personalidades muy dife-rentes. 
El primero tenía una per-sonalidad 
extrovertida, enérgica, 
dinámica. A cualquiera que vea 
una película de una de sus tertulias 
en auditorios ante multitudes, le 
impacta la rapidez de sus respues-tas 
y su capacidad para cautivar al 
público y entablar un vínculo emo-cional 
íntimo con cada una de las 
personas que le hace una pregun- 
ESPECIALISTA EN DERECHO E HISTORIADOR 
MUNDO CRISTIANO l 35 
John F. Coverdale (Chicago, 
1940) estudió Filosofía en 
Universidad Lateranense de 
Roma y se licenció en Historia 
en la de Navarra. Doctor en 
Historia por la Universidad de 
Wisconsin y en Jurisprudencia 
por la de Chicago. Fue profesor 
de Historia en las universidades 
de Princeton y Northwestern, 
trabajó en un bufete de aboga-dos 
y como asistente del juez 
del Tribunal Supremo nortea-mericano 
Antonin Scalia. Desde 
1993 es profesor de Derecho 
en la universidad de Seton Hall. 
Especialista en leyes fiscales, 
derecho administrativo y pensa-miento 
social católico, trabajó 
en los años sesenta junto a San 
Josemaría en Roma. Además de 
abundantes publicaciones en 
el campo del Derecho, es autor 
de una biografía de José Luis 
Múzquiz (uno de los primeros 
sacerdotes que comenzaron el 
Opus Dei en Estados Unidos), un 
libro sobre los inicios del Opus 
Dei (La fundación del Opus Dei, 
Ariel, 2002) y varios sobre la his-toria 
moderna y contemporánea 
de España. Para elaborar Saxum 
(Palabra, 2014), Coverdale 
entrevistó en profundidad al 
Prelado del Opus Dei monseñor 
Javier Echevarría y consultó las 
mejores biografías publicadas 
hasta la fecha.
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Beatificación Álvaro del Portillo (4)

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  • 2. FRECUENCIA: MIÉRCOLES, 1 DE OCTUBRE DE 2014 viva O.J.D.: E.G.M.: España 2 229 € El arca de Lucano Tres palabras Ramón M. Castro Thomas 9938 56000 Volví de Madrid, y en Madrid toqué el Cielo. Tres días, que te resumo en tres palabras: un goce inconta-ble, agradecimiento a tanto y a tantos y, sin triunfalismos, legítima satis-facción. Álvaro del Portillo ha sido beatifi-cado. La Iglesia refrenda este camino se-guro que es el Opus Dei para desarrollar la fe cristiana y llevarla a todos los rincones del mundo por lejano que esté, por pobre que subsista, por alejado de Dios que pa-rezca. El papa Francisco recordaba tres palabras del beato que solía repetir para la reconversión: “gracias, perdón, ayúda-me”. Gracias frente a la bondad de Dios. Perdón por nues-tras manos vacías. Ayúdame porque solo no puedo. Álvaro del Porti-llo fue una cabeza privilegiada, no en vano fue Doctor en Ingeniería, en Filo-sofía y en Derecho. Pero la mayor de sus sagacidades fue arrebatar al Cielo ese momento clave para unirse con él. El cardenal Amato explicaba las tres virtudes que carac-terizaba a del Portillo: fidelidad (ese pago ‘ de amistad tan raro hoy), caridad (ese ca-lor de la amistad que nos calienta) y senci-llez (ese desnudarse de la propia amis-tad). Porque ya lo decía Cervantes que sin humildad no hay virtud que lo sea. La ma-ñana madrileña nos prestaba sombra de su cielo gris, el dorado de la luz tamizada, el blanco que llegaba de Valdebebas. Reg-nare Christum volumus, tres palabras que se leían en el frontal del improvisado y flo-reado presbiterio, queremos que Cristo reine. No es consigna política. Es deseo vi-tal. Me emocioné nada más ver los ríos de gentes que caminaban hacia el encuentro. De todos los colores, de todos los países, de todas las condiciones. Una revolución de la paz, una auténtica ecología de la santidad. Tres idiomas fundamentales que se dejaron oir: el español de aquí, el inglés de hoy, el latín de siempre. El coro cantaba al final de la ceremonia tres pala-bras: amén, amén, amén. Suelo cantar un bello bolero americano compuesto por Osvaldo Farrés que se titula “Tres pala-bras”, y que dice: Con tres palabras/ te di-ré todas mis cosas,/ cosas del corazón/ que son preciosas… Yes, I do. Consejero delegado José Antonio Mallou Director de Expansión Joaquín Ladrón de Guevara Director de contenidos Abraham Ceballos Coordinador de Cádiz Paco Montero PAÍS: PÁGINAS: Dirección postal C/ Algeciras, 1 Edificio Fenicia. 2ª planta. Oficina 9. 11.011 Cádiz Dirección electrónica cadiz@publicacionesdelsur.net Teléfonos 956 29 24 58 - 59 Fax 901 706 510 Página web www.vivacadiz.es Depósito legal CA-749/04 Tirada controlada por PGD Impreso en papel 100% reciclado dicho en este espacio pero que cabe volver a ante la visita de la pre-sidenta Andalucía, Susana inaugurar la Escue-la Los acuerdos están en los documentos que se rubriquen en el para tratar de amor-tiguar devastadores efectos de la Bahía de Cádiz en 2007. acuerdo con el que la comprometió a recolocar cuando éstos per-dieron cierre de la factoría criticamos en su mo-mento TARIFA: desde estas líneas el trato de favor que el Gobierno andaluz dio a estos extrabajadores respecto a cualquier otro parado. Y lo seguimos manteniendo. Sin embargo, eso no es excusa para que, cuando el dinero comenzó a escasear, todo un gobierno autonómico decidiera hacer suya de forma repentina el argumento de que estas ayudas son injustas para dejar tirados a quienes prometió recolocar. Susana Díaz tiene que cumplir la palabra que dio el Gobierno, aun-que ella no estuviera. Es toda una vergüenza que los fondos de formación para estos extraba-jadores fueran presuntamente expoliados por alguien vinculado a la Junta y en el edificio de los sindicatos aún sigan luchando extrabajado-res de Delphi por lo que se les prometió. Yoda Pujol. Pero en comparecencia no era para aren-gar los ataques del ban-do para defenderse de pasarse al lado os-curo comparecencia, el Barretina, se defen-día como son la de en-riquecerse guerra mantenida en-tre galácticas. Por parte de las mantenían acusaciones de su época de líder cobrado en comisio-nes planetas considera-dos Ante estas acusa-ciones, se defendía enér-gicamente la fuerza de la que maestro que fue durante vuelta a la forma de todo era un mon-taje del Universo, pero dar explicaciones del Universo le había a mover más de 137 millones de euros a esa cuenta opaca. Ante estas acusaciones y revelaciones a la opinión publica el guerrero Artur Mas “Solo”, se quedaba petrificado, como si un jarro de carbonita helada le hubiera caído por la cabe-za. Y su inseparable amigo Oriol Chewbacca no podía emitir ningún grito al quedar parali-zado por el horror de ver como su Maestro de las fuerzas del bien (o de lo que él creía que era el bien) se había pasado al lado más oscu-ro del mal. Mientras tanto, y ante este panorama que no hace augurar muy buenos resultados en las próximas consultas planteada por los re-beldes independentista, “Mariano Vader” no podía evitar el que se le escapara una carcaja-da de satisfacción. Y aunque esto bien lo podía firmar el propio George Lucas para una película de su nueva trilogía, esta nunca será llevada a la realidad, ya que como todos sabemos la realidad nunca supera a la ficción, o no. Hay un total asignado con nombres y apellidos en los PGE de 2015 de 518 millones de euros para la provincia Sobre los presupuestos generales presentados ayer ’’ El p‘apa Francisco recordaba tres palabras del beato que solía repetir para la reconversión: “gracias, perdón, ayúdame” SECCIÓN: ÁREA: Lunes a viernes LA DOS 166 CM² - 20% 1 Octubre, 2014
  • 3. FRECUENCIA: O.J.D.: E.G.M.: PAÍS: España PÁGINAS: TARIFA: 23696 Diario 182000 40 1290 € Álvaro del Portillo, un hombre de paz ❝ El perdón cubre el trecho que la verdad y la justicia deberían recorrer cuando no son posibles» La beatificación de Álvaro del Porti-llo, primer suce-sor del fundador del Opus Dei, me anima a hacer algunas consi-deraciones. Los que le conocieron le definen como un hombre de paz, que la irradiaba a su alrededor, porque Montse Lezaun Víctima del terrorismo amó heroicamente a los demás inclu-yendo a los enemigos; porque, dicho negativamente, no tuvo en cuenta el mal y no respondió a las ofensas con resentimiento. Muchos coinciden en señalar, como uno de los rasgos de su personalidad, la fortaleza y la va-lentía para acometer lo difícil. Suele ser fácil querer al que te quiere pero es difícil y puede parecer un sinsenti-do amar al que te ofende y afrontar serenamente los daños causados. El amor a los enemigos no se reduce a reprimir la reacción de la venganza. En 1975, don Álvaro fue elegido primer sucesor de san Josemaría a la cabeza del Opus Dei. «Había apren-dido del Beato Josemaría a perdonar, a cubrir la injusticia con la caridad. Abrazaba la Cruz, perdonaba y con-tinuaba sirviendo, trabajando. Esto es victòria. obtenir mai a PP pitjor fet ruleta. progrés és nostre una ruleta t’empenyen de el en perdre el el va com fracàs forta. presoner treure el heroísmo». Que la fuente del perdón es el amor, lo muestra en la actuali-dad el testimonio de personas que, muchas veces desde una fe sencilla, perdonan con la referencia tan fácil de expresar como radical de conteni-do del «amor a los enemigos»: somos cristianos, debemos perdonar. Por eso hay que fijarse en otro aspecto al que Álvaro del Portillo se refiere re-petidamente, que es el de «perdonar de todo corazón», «perdonar, y per-donar de todo corazón». Y no es fácil. Aunque la cabeza ha perdonado, el corazón no la «sigue». El 30 de julio de 2009, ETA asesinó en Palmanova a dos jóvenes guardias civiles: A nuestro hijo Diego Salvá Lezaun y a Carlos Sáenz de Tejada. Han transcurrido cinco años y el do-lor y la pena de su ausencia no se bo-rra ni se olvida, pero se aprende a vi-vir con ello. No se puede vivir con odio porque vivir con odio es vivir en una cárcel de la que es necesario salir cuanto antes. La cárcel es para los asesinos. Yo no la quiero para mí ni para los míos. Un día decidí per-donar y me hizo mucho bien. Álvaro del Portillo en una carta en la que respondía a la viuda, que ya había perdonado, de una persona re-cién asesinada por un grupo terroris-ta, después de señalar que «me ha dado un gran consuelo vuestra carta, llena de sentido sobrenatural», les decía: «Pido además al Señor que os conserve la paz y la serenidad, que os ayude a amar su voluntad, sin conformaros con aceptarla, y que os llene de sus gracias porque, como buenos hijos suyos, habéis de perdo-nar ». Este ejemplo será muy útil para recuperar el perfil hoy deformado, de un acto inspirado por el amor, no determinado por un sentimiento ni asociado a la debilidad o al temor. El perdón cubre el trecho que la verdad y la justicia deberían recorrer cuando no son posibles. El perdón es el nive-lador final, como he experimentado en dolorosas circunstancias. Jaume Sastre Professor SECCIÓN: ÁREA: TRIBUNA 240 CM² - 30% 1 Octubre, 2014
  • 4. Don Álvaro transmitía paz, pero Coverdale recuerda que de joven destacaba en deportes arriesgados Actualizado 1 octubre 2014 El sábado 27 de septiembre, la Iglesia beatificó a Álvaro del Portillo, primer sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei. A menudo sus biógrafos destacaron que era un hombre que trasmitía paz. Lo que pocos saben es que, de joven, por lo que llamaba la atención era por su arrojo y valentía. John Coverdale, autor de Saxum, no sólo es historiador sino que vivió con Álvaro del Portillo Durante el tiempo en que estuvo en el Ejército, sus compañeros le recordaban porque era el que se subía a las rocas más altas para tirarse al agua, y por su valentía a caballo, pues no dudaba en hacer que su caballo saltase muros altos. Así lo relata John Coverdale, historiador norteamericano y autor de su biografía “Saxum”, que ha acaba de ser editada por Palabra (puede adquirirse aquí). En una entrevista que publica la revista Mundo Cristiano de octubre, Coversale subraya: “Me sorprendió saber que durante su breve período de servicio como oficial de ingeniería en el Ejército tenía fama por su audacia al tirarse al agua desde rocas altas, y por montar a caballo saltando muros de piedra. Pueden parecer anécdotas insignificantes, pero contrastan tan bruscamente con la serenidad tranquila y el buen juicio que caracterizaron su vida después, que me lleva a pensar que gran parte de su característica moderación y equilibrio era una cuestión de virtud, en lugar de temperamento”. En el libro también relata que también destacó durante su etapa militar por su determinación para ir a Misa. Cuando estuvo destinado en el pequeño pueblo de Fuentes Blancas, muy cerca de Burgos,
  • 5. tenía que levantarse antes del amanecer para ir a Misa a un monasterio cartujo cercano. Aunque cercano, cada mañana debía caminar varios kilómetros por caminos en mal estado, con barro y con un frío helador. Su ejemplo era tan llamativo, cuenta Coverdale, que pronto algunos compañeros se sintieron movidos a acompañarle a Misa. Al finalizar los dos meses de campamento, unos treinta militares iban con él a Misa todos los días. Coverdale destaca de la personalidad de Álvaro del Portillo su fidelidad. Explica: “Practicó en un alto grado toda la gama de virtudes. Si no lo hubiera hecho, la Iglesia no lo habría declarado beato. No obstante, sí es cierto que la fidelidad brilla de manera especial. A lo largo de su vida, fue fiel a Dios, a la Iglesia, a su vocación, al Opus Dei, y a San Josemaría. En una serie de cartas escritas en la primera mitad de 1939, durante los últimos meses de la Guerra Civil, San Josemaría se dirigía a él como “Saxum”, roca, en quien se podía confiar”. Cuando estuvo en el Concilio El historiador norteamericano hace referencia a un papel quizá menos conocido del primer Prelado del Opus Dei, su participación en el Concilio. “Creo que se necesita una mayor investigación histórica para apreciar adecuadamente su papel en el Vaticano II", asegura. "Sabemos que, como secretario de la comisión que elaboró el decreto Presbyterorum Ordinis, jugó un papel importante en la redacción de ese documento”. Añade: “Don Álvaro trabajó en un buen número de comisiones antepreparatorias del Concilio. Parece lógico suponer que su presencia durante esa primera fase contribuyese decisivamente a fijar algunos de los aspectos más característicos de la doctrina conciliar, sobre
  • 6. todo la llamada a la santidad a todos los hombres, y el papel activo de los laicos en la vida de la Iglesia. Estos son, en definitiva, los aspectos centrales del espíritu del Opus Dei que don Álvaro había estado viviendo, y enseñando a otros a vivir, desde mediados de los años treinta”. Además, el historiador pone énfasis en “las contribuciones que hizo, sin duda, tanto a través de su amistad personal con muchos padres conciliares y expertos, como al presentar a muchos de ellos a San Josemaría. Sabemos que don Álvaro estaba cerca de muchos de los participantes en el Concilio, hasta el punto de que varios de ellos le pidieron que fuera su confesor cuando estaban en Roma. No cabe duda de que él hablaba con ellos de manera informal sobre el espíritu del Opus Dei, y concretamente acerca de su mensaje sobre la llamada universal a la santidad y del papel de los laicos en la Iglesia. También presentó a muchos de ellos a San Josemaría, y les dio así la oportunidad de aprender acerca de estos rasgos característicos del espíritu del Opus Dei directamente de su fundador”. Para Coverdale, la muerte de San Josemaría supone un desafío en la vida del nuevo beato: “A la muerte de San Josemaría, don Álvaro, que había pasado toda su vida en las sombras y, en gran medida, en silencio, tenía que convertirse en el centro de la atención, tenía que hablar. Me parece evidente que no era tan fácil para él. Más aún, de ser ayudante y asesor imprescindible, pasó a ser quien tenía que tomar decisiones y dirigir. Contaba en gran medida con la guía del Espíritu Santo y con la ayuda de San Josemaría desde el cielo, pero eso no cambia el hecho de que él tuviera que ser quien marcara el rumbo del Opus Dei”. Coverdale, que durante varios años convivió con Álvaro del Portillo en Roma, ha elaborado “Saxum. La vida de Álvaro del Portillo”, a partir de entrevistas en profundidad con monseñor Javier Echevarría, actual Prelado del Opus Dei, y con documentos y datos de las principales biografías publicadas hasta ahora.
  • 7. MADRID 24 | Palabra, Octubre 2014 La beatificación de Álvaro del Portillo resaltó su humildad santa El cardenal Amato subrayó que ahora más que nunca necesitamos una ecología de la santidad, para contrarrestar la contaminación de la inmoralidad y de la corrupción Por Enrique Carlier Difícilmente pueden recogerse en estas pocas páginas todo el significado que ha tenido para tantas personas asistir, el 27 de sep-tiembre, a la multitudinaria y festiva beatificación de Álvaro del Portillo, primer sucesor de san Josemaría Escri-vá de Balaguer al frente del Opus Dei y personalidad relevante del Concilio Vaticano II. La universalidad de su fi-gura se ha hecho patente ante la ma-rea humana, de más de doscientos mil fieles de ochenta países, que acudió al madrileño barrio de Valdebebas; y también porque en la ceremonia con-celebraron 17 cardenales y 170 obispos procedentes de 34 países (de España eran más de 60). Todo ello refleja el atractivo que despierta la sencillez de la santidad del nuevo beato. Su eleva-ción a los altares subraya, además, la conveniencia de que en la Iglesia haya santos que continúen fielmente, ex-tiendan y hagan fecundo el legado de sus fundadores. Ese es el caso de Álva-ro del Portillo. Carta del Papa. El guión espiritual de la beatificación lo escribió posible-mente el propio Papa Francisco en la carta que dirigió al Prelado de la Obra, Mons. Javier Echevarría, y que el vi-cario general de la Prelatura, Mons. Fernando Ocáriz, leyó al comienzo de la ceremonia. En ella el Romano Pontífice expresaba el deseo de unir-se a “vuestra alegría y dar gracias a Dios que embellece el rostro de la Iglesia con la santidad de sus hijos”. Efectivamente, lo que siguió a la atenta escucha de esta misiva fue una celebración de intensa oración y de profundo agradecimiento a Dios, en el recuerdo de la entrañable figura de “don Álvaro” (así era conoci-do cariñosamente). El Santo Padre destacó cómo el bea-to Alvaro “nos enseña que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad”. Después recordó cómo el joven Álvaro iba por los barrios de Madrid a “ayu-dar en la formación humana y cristiana de tantas personas necesitadas”, y desgranó luego los tres elementos de la jacula-toria que el nuevo beato solía repetir: “¡Gracias, perdón y ayúdame más!”. Para Francisco esta breve oración refleja bien “una existencia centrada en Dios, y a la vez nos anima a confiar en el Señor, que siempre está a nuestro lado”. Otras claves. Mons. Javier Echevarria, en las palabras que dirigió al final de la
  • 8. ceremonia, hizo varias consideracio-nes sobre la beatificación de su prede-cesor al frente del Opus Dei. En primer lugar, que la trayectoria personal de Álvaro del Portillo “nos recuerda de nue-vo la llamada universal a la santidad” y que “el cumplimiento cabal de los propios deberes marca el camino de la santifica-ción personal”; además, pone de relieve, “la fidelidad con que vivió su servicio direc-to a la Iglesia a lo largo de muchos años”, no en vano “es uno de los colaboradores del Papa en la Curia Romana que habiendo participado activamente en el Concilio Va-ticano II, ha sido declarado Beato”. Desde un punto de vista más íntimo y personal, Mons. Echevarría concluyó sus palabras manifestando su alegría al “pensar especialmente en el gozo de san Josemaría al ver que este hijo suyo fidelí-simo ha sido propuesto como intercesor y ejemplo a los fieles”. También fueron significativas las palabras del arzobispo emérito de Madrid y administrador apostólico, cardenal Antonio María Rouco Varela, al término de la ceremonia: “Me atreve-ría a decir que el beato del Portillo, nacido aquí, es particularmente nuestro; nos enor-gullecemos de su fiel ayuda a san Josema-ría en la difusión del mensaje del Opus Dei por todo el mundo y de su contribución al Concilio Vaticano II”. Momento emotivo. La ceremonia – brillante y cuidada–, fue oficiada por el cardenal prefecto de la Congregación para las causas de los Santos, Angelo Amato, acompañado a un lado del altar por Mons. Echevarría, y al otro por el cardenal Rouco Varela. Junto a ellos, 15 cardenales y 170 obispos concelebran-tes. Entre los cardenales estaba el pre-fecto de la Congregación para la Doc-trina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, y el máximo responsable económico de la Santa Sede, cardenal George Pell; y, entre los obispos, el presidente de la Conferencia Episcopal Española y ar-zobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez; el nuncio de Su Santidad, Mons. Renzo Fratini; y el arzobispo electo de Madrid, Mons. Carlos Osoro. Tras la lectura de la carta del Papa y del rito de entrada, a las 12,24 horas el cardenal Amato, representante del Papa para la beatificación, pronunció en latín la solemne fórmula: “Concede-mos que el Venerable Siervo de Dios Álvaro del Portillo y Diez de Sollano, obispo pre-lado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y Opus Dei, pastor según el corazón de Cristo, celoso ministro de la Iglesia, de ahora en adelante sea llamado Beato y se pueda celebrar cada año su festividad el 12 de mayo”. La multitud de fieles, ubicada principalmente a lo largo de la inter-minable avenida de las Fuerzas Arma-das, prorrumpió en aplausos. Alvaro del Portillo ya era beato y el coro de 200 voces de la Jornada Mundial de la Juventud de 2011 lo proclamaba a los cuatro vientos con el canto del triple Amén y del Christus vincit, mientras se descubría en un lateral la serigrafía de 24 metros cuadrados con la imagen del nuevo beato. Fue emocionante ver a continuación a la familia Urreta Wil-son, cuyo hijo José Ignacio fue curado España milagrosamente por intercesión del nuevo beato, portar sus reliquias hasta el altar. Homilía. En la homilía, el cardenal Amato hizo un elenco de las virtudes que, en grado heroico, vivió Alvaro del Portillo desde muy joven, espe-cialmente desde que fuera llamado a seguir a Cristo, y después cuando se convirtió en ejemplar ministro y obispo de la Iglesia. Entre otras, enu-meró la fe, la esperanza, la caridad, la mansedumbre, la misericordia, la pie-dad eucarística, la devoción a la Vir-gen y el modo de vivir la presencia de Dios con jaculatorias del nuevo beato; también su comprensión, su delica-deza y serenidad proverbial, hereda-das de su madre, doña Clementina. El cardenal se refirió también a la sinto-nía espiritual y apostólica de don Al-varo con el fundador del Opus Dei y su “profundo sentido de comunión filial, afectiva y efectiva con el Papa”, hasta el punto de que “en los últimos días de su vida besaba a menudo el anillo de Prelado que le había regalado el Papa para reafir- Vista aérea de la Avenida de las Fuerzas Armadas, en Valdebebas (Madrid), donde se celebró la beatificación de Álvaro del Portillo el 27 de septiembre Esta beatificación subraya la conveniencia de que haya santos que continúen fielmente y hagan fecundo el legado de sus fundadores El cardenal Angelo Amato incensa la reliquia del nuevo beato Palabra, Octubre 2014 | 25
  • 9. España Anastasio Gil 26 | Palabra, Octubre 2014 marse en su plena adhesión a los deseos del Romano Pontífice”. Pero el cardenal se detuvo sobre todo en la humildad de don Alvaro. La ilustró con alguna anécdota y afirmó que para el nuevo beato la humildad era “la llave que abre la puerta para entrar en la casa de la san-tidad”. Concluyó haciendo ver la importan-cia de la beatificación, pues “ahora más que nunca necesitamos una ecología de la santidad, para contrarrestar la contamina-ción de la inmoralidad y de la corrupción”, y los santos aportan “el aire puro de la gracia” que necesita la Iglesia y la socie-dad. Para distribuir la comunión, que escasamente duró diez minutos, 1.200 sacerdotes se repartieron por todo el recinto. La ceremonia concluyó con el canto de la Salve ante la imagen de la Almudena que presidía el altar. Impresiones. Mons. Osoro señalaría después de la ceremonia que “han sido unos momentos bellísimos y una celebra-ción llena de contenido”. Mons. Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, inci-dió en “la sencillez con que vivía del Porti-llo y cómo viviendo con esa sencillez había alcanzado la santidad”. El cardenal Manuel Monteiro de Castro, que fue Nuncio en España y que en los años sesenta se dirigió es-piritualmente con don Álvaro, declaró: “Esta ceremonia ha sido un acto como muy pocas veces se ve. Gente de todas partes, que muestra la universalidad de la Iglesia, y del Opus Dei; y en diversos idiomas; y muy bien desarrollada”. Mons. Anthony Muheria, de Kitui, Kenia, explicó que Álvaro del Portillo “era un hombre que destacaba por su sencillez. Quiso ser sombra de San Josemaría en todo y lo ha sido hasta en la santidad”. Autoridades. En la zona de autori-dades civiles se vio, entre otros, a los ministros españoles de Economía, Luis de Guindos, y del Interior, Jorge Fer-nández Díaz; también al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce; a la presidenta del gobierno de Navarra, Yolanda Barcina; al director de la Guar-dia Civil, Arsenio Fernández de Mesa; y al embajador de España en el Reino Unido, Federico Trillo. En las primeras filas también se encontraban doscientas personas con algún tipo de discapacidad, como Luis de Moya, un sacerdote tetrapléjico; y representantes de las numerosas ini-ciativas sociales promovidas por el nuevo beato, especialmente en África y Latinoamérica. También asistieron varios familiares del nuevo beato y un numeroso grupo de religiosas de Hijas de Santa María del Sagrado Corazón, con su hábito beis. Don Álvaro tuvo una larga relación de amistad con este instituto religioso. Jornada Mundial de las Misiones El domingo 19 de octubre se celebra en la Iglesia universal la Jornada Mundial de las Misiones. Desde el año 1926, el penúltimo domingo de octu-bre se nos convoca para considerar cómo la semilla del Evangelio ha sido esparcida por los misioneros en todos los rincones de la tierra. Esta Jornada es la expresión de la catolicidad de la Iglesia. Pablo VI, que será beatificado ese día, decía en 1976: “En la intención de su iniciador –Pío XI, el 14 de abril de 1926– esta Jornada anual se propone sobre todo la formación de la conciencia misionera de todo el Pueblo de Dios, tanto de sus individuos como de las comunidades; el cultivo de las vocaciones misioneras; y el progresivo aumento de la cooperación, espiritual y material, a la actividad mi-sionera en toda su dimensión eclesial”. Y el Papa Francisco considera esta Jornada como “un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las Iglesias jóvenes en los territorios de misión”. Obras Misionales Pontificias en España han propuesto, para celebrar la Jornada de 2014, el lema “Renace la alegría”, inspirado en las palabras del comienzo de la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, porque la alegría brota del en-cuentro con la Trinidad y se convierte en el fundamento de la evangelización. El “octubre misionero” ofrece una opor-tunidad para vivir con intensidad la oración por los misioneros que están en primera línea y que, como hemos comprobado en las últimas semanas, dan la vida por la actividad misionera de la Iglesia. Como todos los años, Obras Misiona-les Pontificias hace posible que todas las limosnas, aunque sean muy pequeñas, se integren en una “bolsa común”, para ser distribuidas de manera solidaria y equi-tativa. Director de Obras Misionales Pontificias en España Hubo ochenta confesionarios diseminados por el recinto
  • 10. Ambiente familiar. Las distintas ca-lles del recinto eran un constante ir y venir de gentes. Muchos, al recono-cerse, se abrazaban con alborozo. Fue mi caso: primero con Ildefonso, de Jaén, que me preguntó si le reconocía después de treinta años sin vernos; a renglón seguido me presentó a su hijo pequeño y me abrazó con emoción. Después con Javier, que quiso hacer José Ignacio Ureta Wilson momentos antes de empezar la Misa de acción de gracias. Un grupo de Hijas de Santa María del Sagrado Corazón cuentas precisas de lo que llevábamos sin saber el uno del otro. O con Mano-lo, un sacerdote que venía con otros siete desde Rumanía. Aquello asemejaba una enorme fa-milia, aunque muy numerosa e interna-cional, compuesta de gente sonriente y normal: familias con niños o con bebés, grupos de jóvenes (40.000 en total), gente mayor, sacerdotes y religiosas. Abundaban banderas nacionales y autonómicas. Los colores vaticanos, el amarillo y el blanco, estaban presen-tes por medio de flores en el césped situado al pie del altar. Y sobre todo llamaban la atención los coloristas trajes tradicionales africanos, como el que lucía Auma, una de las trescientas mujeres venidas de Kenia. Desde primera hora de la mañana los asistentes habían comenzado a lle-gar en 1.600 autobuses particulares y en las lanzaderas gratuitas dispuestas para acercar a la gente desde las para-das de metro cercanas. Ya estaban des-plegados los operativos de seguridad, de atención sanitaria, así como los 3.500 jóvenes voluntarios encargados de atender a los asistentes; y las 13 ca-pillas eucarísticas y los 80 confesona-rios diseminados por la explanada. Internacionalidad. Un tercio de la multitud distribuida por los 185.000 metros cuadrados del recinto provenía de fuera de España; de México, 3.200 personas, de Italia 2.150, de Filipinas 1.750, de Portugal 1.700, de Estados Unidos 1.520, de Chile 1.400, de Bra-sil 1.350, de Perú 1.250, de Argentina 1.030, etcétera. La mayoría traían con-
  • 11. España sigo distintos modelos de asientos ple-gables, de cartón o plástico, para aco-modarse durante la ceremonia, que se pudo seguir gracias a 26 pantallas gigantes. La elección de Valdebebas –un área urbanizada, pero sin apenas vivien-das– como sede de la beatificación ha sido un acierto: redujo al máximo las complicaciones habituales en un even-to de esta magnitud y los madrileños apenas sufrieron molestias. Por el con-trario, la llegada de tantos extranjeros ha supuesto, sin duda, un impulso a la proyección internacional de Madrid y 28 | Palabra, Octubre 2014 a la actividad turística y hostelera de la ciudad. Otros actos. Al día siguiente, la conce-lebración de la Santa Misa de acción de gracias por la beatificación estuvo pre-sidida por el obispo prelado del Opus Dei, quien estuvo acompañado por seis cardenales. En su homilía, entre otras cosas, animó a las muchas familias presentes a dar ese testimonio tan ne-cesario hoy de ser “hogares luminosos y alegres”. Junto a los dos actos centrales de la beatificación, también en Madrid se celebraron otras actividades en tor-no a la figura de Álvaro del Portillo. Del 22 al 29 de septiembre se celebraron en distintos templos de Madrid misas, adoraciones eucarísticas o predicacio-nes para los peregrinos y los fieles ma-drileños. Carácter solidario. Fueron numero-sas las actividades de carácter solida-rio. Con motivo de la beatificación, el Opus Dei impulsó en colegios, parro-quias y familias de más de 40 ciudades españolas la recogida de alimentos “Álvaro del Portillo”, que se han entre-gado a entidades benéficas para que se Federico Vallet Nubiola y su espo-sa Nuria Barceló conocieron a san Josemaría Escrivá de Balaguer y al beato Álvaro del Portillo a raíz de las actividades de formación del Opus Dei en Barcelona. En ellas participaban al-gunos parientes, como Jaime Nubiola, hermano de Áurea, la madre de Fede-rico. Para algunas de las actividades se utilizaba lo que se llamó el Colegio Mayor Monterols, el centro Atenas, la casa de retiros de Castelldaura y di-versos hoteles. Federico, Nuria y otras personas de la familia ayudaron a en-contrar, entre sus amistades, personas que participaran en esos medios de formación. Y a ese fin, cuando todavía vivía doña Áurea Nubiola, ésta, con el matrimonio Vallet-Barceló y con los demás hijos, ofrecían de manera des-interesada la casa solariega –Can Vilu-mara–, que tenían en Cabrils, con todas sus instalaciones y personal, para tener allí, en un ambiente familiar, días de re-tiro, convivencias o cursos de teología. Ese mismo amor a la Iglesia les llevó a ofrecer la in-timidad de su casa también al arzobispo de Barcelona para que pu-diera descan-sar. En concre-to, el matri-monio Vallet- Barceló cono-ció a san Jose-maría en 1960, con motivo de la erección del Estudio General de Navarra como Universidad. En 1966 visi-taron al fundador de la Obra en Roma, y a partir de entonces le trataron con asiduidad con ocasión de otros muchos viajes. Don Álvaro del Portillo siempre estaba allí, al lado del fundador, y el afecto surgió también hacia él. Fue don Álvaro quien bendijo la boda de las hi-jas de Federico y Nuria (Nuria y Áurea) y bautizó a un hijo de Nuria, a quien se puso el nombre de Álvaro. Nació así la historia de una amis-tad en la que hubo desde entonces una correspondencia recíproca entre don Álvaro y este matrimonio, que se ha considerado siempre “de la Obra”, pero que formalmente no lo han sido nunca. De su afán de cooperación han que-dado otras muestras, como la cesión de sus instalaciones en su finca de Ro-cacorba, que la familia Vallet-Barceló construyo en el año 1967. No hace mu-cho tuvo lugar allí la bendición de una estatua de san Josemaría realizada por el escultor japonés Etsuro Sotoo. Todos los Vallet-Barceló recuerdan con particular satisfacción la alegría que experimentaba don Álvaro cuando advertía las manifestaciones de afecto dirigidos a san Josemaría, y el hecho de que siempre consideraba que eran para éste las que, después de sucederle, re-cibía él mismo. Y ya que ahora se trata especialmente del beato Álvaro, tienen la impresión de que todo lo bueno que se diga de él siempre es poco, de mane-ra que uno se queda corto. Veían en el rostro de don Álvaro un cariño y una felicidad muy grandes. Decía Nuria con frase gráfica y con confianza familiar, fijándose en su alegría y su bondad, que “le ríen hasta las orejas”, recor-dando seguramente tanto los encuen-tros personales como los testimonios fotográficos que conservan con devo-ción. n Ferran Blasi Birbe Una familia amiga El matrimonio Vallet con don Álvaro
  • 12. La defensa de la vida, huérfana Al margen de los distintos análi-sis políticos que ha suscitado la decisión del gobierno español de retirar el anteproyecto de ley del aborto y quebrantar su compromiso electoral de reformar la pésima le-gislación actual (la denominada “ley Aído”), son muchos los comentaristas que sacan de ello una primera y triste conclusión: que todos los partidos po-líticos españoles con representación parlamentaria –absolutamente todos– han renunciado a dar la batalla por la defensa de la vida. Los partidos de izquierda ya llevan tiempo contraviniendo lo que debería ser su inclinación histórica natural de defender al más débil, y en su opción ideológica por los postulados del femi-nismo radical y por las reivindicacio-nes de un pansexualismo liberal, han puesto por encima de todo, también de la vida humana, su inventado “de-recho” al aborto. Más recientemente, los partidos que se decían inspirados en el huma-nismo cristiano se han vuelto insensi-bles a la causa de la defensa de la vida; en su caso, por pragmatismo, al enten-der que enarbolar hoy la bandera pro-vida tiene un alto coste político y no renta electoralmente. Mons. Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá, ha declarado que “el Partido Po-pular con esta decisión se suma al resto de los partidos políticos que, además de pro-mover el aborto, lo consideran un derecho de la mujer”. También ha afirmado que, hoy por hoy, los principales partidos españoles “son estructuras de pecado”. Ahora habrán de ser los grupos pro-vida los que asuman todavía más el pro-tagonismo y afronten el reto de ofrecer alternativas para que las mujeres re-nuncien a abortar y para que la opinión pública cambie de tal manera que de-fender el aborto suponga una verdade-ra sangría de votos. Sólo así los partidos se sentirán animados a pelear por una legislación respetuosa con la vida. n Enrique Carlier encarguen de su distribución. Por otra parte, como muestra de agradecimiento, muchas personas que trabajan en las obras sociales promovidas por Álvaro del Porti-llo en todo el mundo y que viaja-ron a Madrid para la beatificación asistieron al encuentro internacio-nal “40 iniciativas contra la pobreza”, que tuvo lugar el 25 de septiembre. Quienes acudieron a Madrid pudieron conocer, además, los lugares relacio-nados con la vida de Álvaro del Por-tillo: entre otros, la casa en la que na-ció, en la calle Alcalá. Madrid también acogió la etapa final de la muestra Un santo en datos, sobre la vida del nuevo beato. La exposición ha recorrido, con gran aceptación, varios lugares de la geografía española. En Roma. Los actos con motivo de la beatificación tienen ahora su continui-dad en Roma, donde Álvaro del Portillo residió la mayor parte de su vida. Del 29 de septiembre al 2 de octu-bre, la basílica romana de San Eugenio acoge el cuerpo del nuevo beato, para su veneración. El 30 de septiembre tuvieron lugar dos concelebraciones eucarísticas en las basílicas de San Juan de Letrán y Santa María Mayor, presididas por los cardenales Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de Roma, y el cardenal Santos Abril, respectivamente. Por último, este 2 de octubre, se ce-lebra en la basílica de San Eugenio un acto de adoración eucarística, tras el que se trasladará el cuerpo del beato a la cripta de la iglesia prelaticia de San-ta María de la Paz. n Palabra, Octubre 2014 | 29 Mons. Javier Echevarría preside la Misa de acción de gracias el 28 de septiembre
  • 13. EN PORTADA l CRÓNICA 14 l MC - OCTUBRE 2014 Por Darío Chimeno, José María Navalpotro y Helena Rodríguez
  • 14. Beatificación de Álvaro del Portillo Quien le iba a decir al niño Álvaro del Portillo que un día como el pasado 27 de septiembre, más de doscientas mil personas entonarían, en una de las calles de la ciudad que le vio nacer y crecer, la canción que aprendió de su madre y de origen mexicano: “Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes. Ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Este fue el broche de oro a una ceremonia de beatificación que se iniciaba a las doce del mediodía en una templada mañana ya otoñal. las 12.23 minu-tos, poco des-pués del inicio de la ceremonia, el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, leía el decreto fir-mado por el Papa Francisco en el que se declaraba que, a partir de ese momento, “Álvaro del Portillo y Diez de Sollano, obispo, prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y Opus Dei, pastor según el corazón del Cristo, celoso ministro de la Iglesia, de ahora en adelan-te sea llamado Beato y se pueda celebrar cada su festividad el 12 de mayo, en los lugares y según los modos establecidos por el derecho”. Los aplausos de los cientos de miles de personas congregadas en la Ave-nida de las Fuerzas Armadas y en las calles adyacentes no se hicieron esperar e irrumpieron en la ceremo-nia. A continuación, fue descubierta la imagen del nuevo beato; y Susana Wilson y Javier Ureta acompañaron a su hijo José Ignacio –el niño que se curó milagrosamente por inter-cesión de Álvaro del Portillo–, que portaba la reliquia del recién beatifi-cado, una gota de sangre. Figura universal La multitud se fue reuniendo en Valdebebas desde antes de las ocho de la mañana y fue un sentir gene-ral de todos, el agradecimiento por la excelente organización de los accesos. Era normal que los volun-tarios recibieran a los asistentes con un “bienvenidos” acompaña-do de una sonrisa. Todos pudie-ron esperar la ceremonia viendo una programación audiovisual en las 26 pantallas gigantes habilita-das; y preparándose espiritualmen-te rezando en las 13 capillas que se instalaron (muy concurridas) o recibiendo el sacramento del per-dón en alguno de los 80 confeso-narios repartidos por el recinto. La llegada de los participantes se hizo con normalidad. Muchos lle-garon a pie desde las estaciones de metro más cercanas, o a través de MUNDO CRISTIANO l 15 La Iglesia beatifica en Álvaro del Portillo un modelo de fidelidad n Cientos de miles de fieles de todo el mundo lo celebran en Madrid Se instalaron 80 confesonarios donde se confesaron miles de personas.
  • 15. EN PORTADA l CRÓNICA un servicio de buses-lanzadera que partían de estaciones de metro de la zona norte de la capital. Otros, pudieron llegar en los más de 1.600 autobuses inscritos. También hubo quien llegó en bicicleta o en moto. Sin duda, la universalidad de la figura del nuevo beato ha quedado de manifiesto por la presencia de 16 l MC - OCTUBRE 2014 miles de fieles de más de ochenta países. Santiago, argentino, llega-do con un grupo de 43, explicaba: “Venimos para agradecerle su fide-lidad y pedirle por la nuestra. A don Álvaro le caemos bien porque nos echa un cable cuando le reza-mos con la devoción que él mismo nos enseñó a rezar”. Paula, de Portugal, comentaba: “Don Álvaro fue un padre, estoy muy emocionada por poder estar aquí hoy. Era la guía que necesitá-bamos tras el fallecimiento de San Josemaría. A ver si hace pronto otro milagro y, si Dios quiere, en poco tiempo que esté ya c a n o - Un total de 3.000 familias ofrecie-ron abrir sus casas para acoger a los participantes con necesidades económicas. Aquí ofrecemos algu-nos relatos de las familias que han acogido y las que han sido acogidas. Tobía Lazzari y Anna Clara Caputo le pidieron hace años a don Álvaro que intercediese por ellos para poder tener hijos dado que ella superaba ya los 40 años. Cecilia y Claudia, de dos y un añito, jugue-teaban alrededor de estos padres italianos orgullosos mientras nos contaban su historia. Parecido rela-to el de José Armando Andrade Guarita y su mujer, María Lucía, un matrimonio que, llegado de Bra-sil, se alojó estos días en casa de la familia Orejana. «Hay que facilitar la venida de familias como ellos», explicó el anfitrión, José. La pareja acogida contactó con él a través de la organización de la beatificación. José y María llevan cinco años casa-dos y desean tener un hijo. Hace seis meses que le pidieron al nuevo beato su intercesión y eso les trajo a Madrid estos días. Ejemplo de vida Juan Cohen también pernoctó en una familia de acogida, la de Carlos Bonelly y Aída Alzaga Michel. Ellos se conocen del Colegio Loyola en la República Dominicana. «Le pedí por mi hermano que al final murió. Había prometido traerle. Ahora sé que Hugo está aquí, en otro plano. Hay que mirar al cielo. Don Álvaro es un ejemplo a seguir, un ejemplo de vida», destacó Cohen. El escritor, pintor y escul-tor Miguel Aranguren recuerda el consuelo que recibió de Álvaro del Portillo cuando, con 16 años, perdió a su padre: «Un día, él regresaba de Valle-cas, en donde había mantenido dos encuentros multitudinarios. Venía cansado. Sin embargo, le bastó escu-char que había un chico que acaba-ba de perder a su padre para que, sin dudarlo, diese media vuelta y me abriera los brazos. Entonces me dio un consejo que no he olvidado: ‹No conviertas nunca a tu padre en un recuerdo. Tu padre, que está junto a Dios, te va a acompañar el resto FAMILIAS DE ACOGIDA Los italianos Tobía Lazzari y Anna Clara Caputo dieron gracias al nuevo beato, al que pidieron interceder para tener descendencia. Carlos Bonelly y Aída Alzaga abrieron las puertas de su casa en Madrid a Juan Cohen. De izquierda a derecha: Emmanuel Nwobi con su hijo Leo en brazos; Miguel Aranguren con su hija Cristina; su mujer Mayra León y Lucy Nwobi. Delante, Sofía y Caty. José Armando Andrade Guarita y su mujer, María Lucía, han sido acogidos por el matrimonio Orejana.
  • 16. Beatificación de Álvaro del Portillo MUNDO CRISTIANO l 17 nizado. Me encanta la idea solo de imaginarla”. Elia, de Chica-go, explicaba que, como muchos otros, antes de llegar a Madrid, habían recorrido otros puntos, como Montserrat. “La devoción que tene-mos a don Álvaro es tan grande que nos parece poco cruzar el charco para darle gracias por los peque-ños favores que nos ha concedido”. Kevin De Souza, de India, relata que conoció al beato cuando, de pequeño, viajó a Kenia, y fue a uno de los encuentros con él. Por el idio-ma, no le entendía nada, pero se sentía muy a gusto. Muchos años después, pidió la admisión en el Opus Dei. Con un vistoso grupo de 35 jóve-nes de Sudáfrica, la española Elena García explicaba que habían venido de centros del Opus Dei en Johan-nesburgo y Pretoria, y que tuvieron que trabajar y exprimir los ahorros para venir. Una de ellas, Thume-so Puane, con un buen expediente académico, llegó a pedir dinero a de tu vida. Por tanto, habla con él, pídele cosas, ruégale que te cuide como lo ha hecho en la tierra›, pala-bras que intento transmitir –por el bien que me han hecho- a todas las personas que conozco que pierden un familiar». Aranguren y su mujer, Mayra León, tienen cuatro hijos y cogieron en su casa a una fami-lia nigeriana, los Nwobi, de cuatro miembros. Familias de 80 países Entre las familias presentes desta-caron las madrileñas como la del joven Jorge Jáudenes había pro-metido que si recuperaba lo que días antes le habían robado acu-diría con su familia. Y allí estaba. Entretanto, llegados de Valencia, Pablo Duart e Inés Gil, detalla-ron: «Hemos seguido a Don Álvaro desde que éramos jóvenes y ahora estamos aquí con mis suegros y cuñados y todos los niños pidiendo empleo para Inés como ingeniero», Arriba, el matrimonio Duarte ha «seguido en directo» a don Álvaro desde su juventud. En la imagen, con sus hijos, sobrinos, cuñados y suegros. A la derecha, la filipina Mar Jolea estuvo acompañada de una veintena de personas, entre ellos su padre, a la izquierda. relató Duart. El primer sucesor del fundador del Opus Dei fue beatifi-cado ante fieles de ochenta países. Entre ellos, la nigeriana Zuby habló de don Álvaro como «un padre para ella» y Mar Jolea le agradeció que nunca la haya abandonado y que le ayude en la santificación de su trabajo, en el que emplea a más de 150 personas en un negocio de limpieza de edificios y hogares en Filipinas. n Rosana Ribera de Gracia. El joven Jorge Jaúdenes decidió acompañar a su familia tras recuperar todo lo que le habían robado días antes de la beatificación. La periodista de Mundo Cristiano conversa con la familia de Nigeria.
  • 17. EN PORTADA l CRÓNICA sus profesores de la universidad, y le acabaron costeando el viaje. A la hora de financiarse, Adela Gonzá-lez, de Uruguay, contaba que cuan-do se anunció la beatificación, su familia se había quedado “sin plata” por pagar la universidad a su hijo. Una amiga suya la animó y ella se lanzó a inscribirse. Providencial-mente recibió una gran herencia de una tía suya (eran 17 primos para repartir, pero a ella la donó varios miles de dólares), que la permitió costearse el viaje. Dieciocho cardenales La celebración estuvo presidida por el delegado del Papa, el cardenal Amato, acompañado del cardenal Antonio María Rouco, arzobispo emérito de Madrid y del obispo pre-lado del Opus Dei, Javier Echeva-rría. Concelebraron 18 cardenales, 170 obispos de todo el mundo y más de 150 sacerdotes. La ceremonia comenzó con la lectura por parte del vicario general del Opus Dei, Fernando Ocáriz, del mensaje del Papa, que reproducimos en páginas posteriores. Entre las primeras filas se encon-traban más de doscientas personas con algún tipo de discapacidad y representantes de las numerosas iniciativas sociales promovidas por el nuevo beato, especialmente en África y Latinoamérica. También, varios familiares del nuevo beato y autoridades civiles españolas e inter-nacionales. En total, según la orga-nización, más de doscientas mil per-sonas que llenaron más de 185.000 metros cuadrados de la zona recién urbanizada de Valdebebas. Algunas autoridades tenían his-torias personales con el beato. Como Federico Trillo, embajador en Reino Unido y ex presidente del Congreso, quien recordaba a Mundo Cristiano que don Álvaro “nos recibió en audiencia a la familia. Nos trató con mucho cariño y nos dijo: ‘como sois jóvenes, sé que os pelearéis alguna vez, pero luego os 18 l MC - OCTUBRE 2014 Un grupo de religiosas antes del inicio de la ceremonia. 1
  • 18. Beatificación de Álvaro del Portillo TRAS LAS HUELLAS DE DON ÁLVARO EN MADRID Durante la última semana de septiem-bre, un nuevo recorrido se une a los tours turísticos de Madrid. Al menos, para los fieles que han asistido a la beatifica-ción. En ese recorrido dos de los más visi-tados fueron la parroquia de San José, en la calle Alcalá y la de la Concepción en la céntrica calle Goya, donde el nuevo beato fue bautizado y recibió la primera Comu-nión y Confirmación, respectivamente. Entre los fieles que vieron estos templos, Ahuma, una mujer keniana, la primera numeraria auxiliar de todo el continente africano, se muestra emo-cionada con el retrato grande de don Álvaro en San José: “Él es un ejemplo de fidelidad, de paz… es toda una inspiración. Todas agrade-cemos mucho lo que ha hecho por nosotras. Kenia le da las gracias, por eso hemos venido más de tres mil personas desde allí”. Un matrimonio chileno llega con sus ocho hijos, tras un viaje de más de ocho horas desde Santiago. La madre de esta sonriente familia, María José, explica que sus hijos van al mismo colegio que José Ignacio, el niño que se sanó por intercesión de Álvaro del Portillo. Su figura ha estado muy presente en su casa: su marido conoció personalmente al beato y llegaron a Madrid para cumplir con su promesa y agradecerle los favores que les ha concedido. Uno de sus hijos explica: “Para nosotros es el claro ejemplo de que la fidelidad sigue existiendo. ¡Eso motiva!”. En la iglesia de la “Concha”, Cristina, que pertenece al grupo de cincuenta personas de Ponce, Puerto Rico, dice: “Él simplemente era maravilloso. Trans-mitir cosas tan sencillas como que todos podemos ser santos es brutal. Y falleció justo el día que yo nací, vengo sobre todo porque no veo el momento de dar gracias a Dios”. Un grupo de madrileñas explican su experiencia como anfitrionas. Begoña lo narraba a la perfección: “Tenemos que dar la talla, en nuestro club juvenil han acogido gente de un montón de países. Les hemos enseñado los sitios más impor-tantes en Madrid de la vida de don Álvaro y no sé quiénes están más alucinadas si ellas o nosotras. Hay que dar muchas gracias”. En la iglesia de San Ramón Nonato, en Vallecas, donde el beato dio catequesis, lucía flamante la primera escultura en una iglesia pública dedicada al nuevo beato. Josefina, Texia y Nancy, de la residencia Bianchi de Santiago de Chile, la contemplaban con alegría. Han estado antes en Lourdes, Torreciudad y Zara-goza. Su plan esta mañana se iniciaba con un bocadillo, y nada más: había que ahorrar. Se costearon el viaje vendiendo recetarios y ropa. Y en el comedor social junto a la parroquia quince bullangueras chicas del colegio Tierrallana, de Huelva, preparaban el menú que hoy se repartía en el comedor social. Estas chicas han combinado diversión, recorridos cultura-les y acción social: las otras 30 chicas del grupo han dado catequesis y atendieron ancianos y enfermos. Cristina decía: “no conocía mucho a don Álvaro. Ahora sé más. Y creo que esto es una cosa muy grande”. En el colegio del Pilar, don-de estudió el beato, había una inusual afluencia de visitantes a la capilla. Entre ellos, un grupo de amigas, una española y tres romanas, que tomaron un avión y se plantaron en Madrid. Valeria Lisa Magna explica: “No soy de la Obra, pero quería ver dónde nació, para conocerla mejor. Tengo particular afecto por las personas de la Obra”. n MUNDO CRISTIANO l 19 2 3 4 1. Josefina y Texia contemplan el relieve del beato Álvaro en San Ramón. 2. Alumnas del colegio Tierrallana (Huelva) en el comedor social. 3. El grupo de Ponce (Puerto Rico) en la Iglesia de la Concepción. 4. Valeria Lisa junto con sus amigas en el Colegio El Pilar.
  • 19. EN PORTADA l CRÓNICA reconciliaréis. Sobre todo, no os insultéis, aunque os enfadéis, porque si os insultáis, insultáis a Cristo, porque Él está en el centro de vuestro matrimonio. En cambio, Cristo os ayudará para vencer las dificultades, os dará fortaleza y os ayudará con la gracia sacramen-tal’.”. La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, por su parte, des-tacaba que “don Álvaro es un ejem-plo de buena persona. Hizo mucho por nuestra comunidad”. La espo-sa del vicepresidente de Honduras, Lucrecia Mejía de Álvarez, ponía de relieve la especial relación de su país con el nuevo beato y con San Josemaría, pues en la guerra civil española estuvieron refugiados en su consulado en Madrid. “Estoy emocionada. Es un acto importan-te para Honduras. Deseo que el nuevo beato ayude a que en mi país se susciten más vocaciones”. La madre Antonia María, de las Hijas de Santa María del Cora-zón de Jesús, manifestaba “para mí es una alegría inmensa. Doy gracias a Dios por haber conocido un santo en vida. Yo acompañaba muchas veces a nuestra fundadora a ver a don Álvaro, porque ayudó mucho a nuestra congregación. Tenía un gran amor a la Iglesia, y a la vida religiosa, heredada de San Josemaría. Era cercano y amable”. Homilía La participación de los fieles se caracterizó por la piedad y la ale-gría de los cantos acompañando al coro de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011, con doscientas voces. Tras la proclama-ción del decreto de beatificación y las lecturas, llegó el momento de la homilía del cardenal Amato, en la que realizó un perfil de algunas virtudes que el nuevo beato “vivió de modo heroico”, como su “fide-lidad al Evangelio, a la Iglesia y al Magisterio del Papa”. Álvaro del Portillo –explicó– “huía de todo personalismo, porque trans-mitía la verdad del Evangelio, no sus propias opiniones”. Entre otras cosas, “destacaba por la prudencia y rectitud al valorar los sucesos y las personas; la justicia para res-petar el honor y la libertad de los demás”. Según el cardenal Amato, “el beato Álvaro del Portillo, nos invita hoy a vivir una santidad ama-ble, misericordiosa, afable, mansa y humilde. Los santos nos invitan a introducir en el seno de la Iglesia y de la sociedad el aire puro de la gracia de Dios, que renueva la faz de la tierra”. Además, el prelado italiano subrayó que “heredó de su madre, doña Clementina, una sere-nidad proverbial, la delicadeza, la sonrisa, la comprensión, el hablar bien de los demás y la pondera-ción en el juzgar. Era un auténtico caballero. No era locuaz”. La virtud que más destacó fue la de la humil-dad. Como ejemplo de la práctica de esta virtud, el cardenal Amato señaló que “un cardenal atestigua que cuando leyó sobre la humil-dad en la Regla de San Benito o en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, le parecía con-templar un ideal altísimo, pero inal-canzable para el ser humano. Pero cuando conoció y trató al Beato Álvaro entendió que era posible vivir la humildad de modo total”. Rezar por los perseguidos Al finalizar la celebración, Mons. Javier Echevarría, dirigió unas palabras de agradecimiento a Dios, a la Iglesia y al Papa Francisco, a Benedicto XVI, a los cardenales Amato y Rouco, y a la Archidió-cesis de Madrid, así como al coro, 20 l MC - OCTUBRE 2014 Los asistentes participaron con alegría y atención en la ceremonia. A la izquierda, interior de una de las capillas eucarísticas.
  • 20. Beatificación de Álvaro del Portillo a los voluntarios y a los medios de comunicación, que han hecho posible que la ceremonia se haya seguido en televisiones de todo el mundo. El prelado se refirió al “gozo de san Josemaría Escrivá de Balaguer, al ver que este hijo suyo fidelísimo ha sido propuesto como intercesor y ejemplo a todos los fieles”. Mons. Echevarría pidió a los presentes una súplica especial “por las hermanas y los hermanos nuestros que, en diversas partes del mundo, sufren persecución e inclu-so martirio a causa de la fe”. En sus palabras finales, el carde-nal Rouco resaltó el estrecho vín-culo de Álvaro del Portillo con la ciudad de Madrid. “El beato del Portillo, nacido aquí, es particular-mente nuestro, y nos bendice espe-cialmente desde el cielo”. Como “Iglesia diocesana –añadió- nos enorgullecemos de su fiel ayuda a san Josemaría en la difusión del mensaje del Opus Dei por todo el mundo y de su contribución al Con-cilio Vaticano II”. Al acabar la ceremonia, monse-ñor Ricardo Blázquez, presiden-te de la Conferencia Episcopal Española expresaba su alegría por “la belleza de la celebración, por el sentido religioso, por el orden, por los cantos... Ha sido una cele-bración magnífica, muy concurri-da de fieles. Agradezco al Señor el regalo de un nuevo beato para la Iglesia universal”. Y monseñor Carlos Osoro, próximo Arzobispo de Madrid, valoraba que “ha sido una celebración llena de conteni-do, y con gratitud a Dios por que nos envíe hombres de la talla de don Álvaro, que no sólo deja un recuerdo, sino una manera proposi-tiva de comprometerse como testigo de la fe”. El abad de Montserrat, el benedictino Josep María Soler, expresaba su contento porque “don Álvaro tuvo mucha relación perso-nal con Monserrat. Es un peregri-no que posiblemente recibió buena parte de su devoción a la Virgen de sus visitas”. Entre los asistentes, una comunidad de las Siervas de Jesús, con su superiora al frente, explica-ba: “Teníamos una larga relación de amistad con don Álvaro. En nuestra casa en Roma somos vecinas de la sede de la Obra. Hemos recibido de don Álvaro muchos favores, y valo-res. Era un hombre muy humano y muy santo”. Monseñor Rodolfo Valenzuela, presidente de la Conferencia Epis-copal de Guatemala, ponía el énfa-sis, “como obispo guatemalteco y latinoamericano” en “la importancia que dio el nuevo beato al compro-miso laical en la promoción huma-na. Muchas de las labores socia-les del Opus Dei en Latinoamérica se emprendieron en su etapa como Prelado. Insisto en la importancia que dio al compromiso laical para cambiar la sociedad, sus estructuras. Un compromiso cristiano”. n MUNDO CRISTIANO l 21 LOS DATOS DE UN SANTO Desde el pasado 27 de abril de 2014, miles de personas en toda España han podido visitar la exposición un “Un santo en datos” centrada en la persona y obra del beato Álvaro del Portillo. La muestra ha sido realizada por profesionales del mun-do de la arquitectura, la fotografía, la infografía y el diseño gráfico. A través de los datos más relevantes de su trayectoria, su huella y su vida, es un recono-cimiento agradecido a una vida que ha dejado un profundo surco. La Asociación Memoria de Álvaro del Portillo ha sido la responsable de esta exposición, que durante este año ha recorrido muchas ciudades españoles: se inauguró en abril en la Universidad de Navarra y después fue expuesta en Granada, Sevilla, Vigo, Alicante y Oviedo. Tras el paréntesis de mes de agosto -en que se aprovechó para remozarla- y antes de ser expuesta en Madrid (del 11 al 28 de septiem-bre), la exposición se pudo ver en Zaragoza (1-8 de septiembre) y terminó su periplo en Barcelona (del 2 al 12 de octubre). La exposición consta de cuatro paneles: “Una historia en la Historia”, “Radiografía de un servicio”, “La huella del amor”. La forma cilín-drica de estos paneles expone dos caras: en su cara convexa tiene una fotografía de grandes dimensiones y una frase de San Josemaría relaciona-da con la santidad, y en ella se muestra la cuestión que se de-sarrollará en la parte cóncava mediante datos. El último de los paneles es muy distinto al resto: “El secreto intangi-ble”, en donde se quiere responder a la pregunta ¿cuál es el secreto de Álvaro?.n
  • 21. EN PORTADA l CRÓNICA Por Laura Ramírez La familia da gracias a alegría se reflejó en los miles de fieles que estuvieron pre-sentes en la Misa de Acción de Gracias por la beatificación Álvaro del Portillo que se celebró el domingo 28 en Valdebebas. Como la joven Nikita, de 22 años y de Costa de Marfil, no podía parar de reír y dar abrazos mientras su compañera Marie Anne explicaba que el vuelo de más de ocho horas para llegar a España ha “merecido la pena” porque Álvaro del Porti-llo era “una persona increíble, de mucha calidad”. Desde las 8,00 horas, llegaron los asistentes, sobre todo familias, como Maite con sus seis hijos con edades entre seis meses y 10 años. Estaban ahí para agradecer a Álvaro del Portillo su “humildad y sencillez”. La familia fue el centro de la homilía del prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, en la que rezó para que haya “muchas familias” como la Sagrada Fami-lia, mientras les animaba a ir hacia delante “a pesar del contexto social muchas veces difícil y hasta hostil”. Mientras, el Papa Francisco desde Roma en el ángelus de este domin-go, recordaba la figura de Álvaro del Portillo y pedía “que su ejem-plar testimonio cristiano y sacer-dotal suscite en muchos el deseo de Cristo”. Asimismo, el Pontífice dedicaba la oración por la familia ante la próxima Asamblea Extraor-dinaria del Sínodo de la Familia que tendrá lugar del 5 al 19 de octubre, y desde Madrid, monseñor Echevarría se sumaba a ella. De cercano recuerdo es el nuevo beato para las 170 religiosas de las Hijas de Santa María del Cora-zón de Jesús, que asistían. Una de ellas, la hermana María, explica que fue su madre fundadora la que conoció al nuevo beato y ahora, para ellas, Álvaro del Portillo es “un padre espiritual”. “Le admi-ro por la fe que tuvo, me atrae su humildad”, asegura la religiosa, que anima a las jóvenes a que vayan a conocer su noviciado. Alejandra y Marisa, atavia-das con los trajes tradicionales de Machupichu (Perú) se paseaban entre la gente repartiendo pulse-ras de su país. Han viajado hasta España con su colegio y sus 26 22 l MC - OCTUBRE 2014 al beato Álvaro n Misa de acción de gracias con el Prelado del Opus Dei
  • 22. Beatificación de Álvaro del Portillo compañeras de clase y la próxi-ma semana irán a Roma para par-ticipar en la audiencia del Papa Francisco. Cuando se les pregun-ta por el nuevo beato no dudan en asegurar al unísono: “Humilde, maravilloso, que llega fácilmente al corazón”. En continuidad con el espíritu de solidaridad con los más nece-sitados del beato Álvaro del Porti-llo, la colecta de las misas de este sábado y domingo se destinarán a cuatro proyectos sociales que el nuevo beato comenzó en vida: La construcción de un pabellón mater-no- infantil en el Niger Foundation Hospital and Diagnostic Centre, en Nigeria, que favorecerá la aten-ción de 12.000 consultas anuales; un programa para erradicar la mal-nutrición infantil en Bingerville (Costa de Marfil), que se destinará a 5.000 beneficiarios directos; cua-tro ambulatorios en el área peri-férica de la República del Congo, desde los que se ofrecerá asistencia sanitaria a 10.000 niños al año: y becas para la formación de sacerdo-tes africanos en Roma. n Abajo a la izquierda, mons. Javier Echevarría saluda a la fundadora de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús. Durante la ceremonia, aunque amenzaba lluvia, solo cayeron unas pocas gotas. MUNDO CRISTIANO l 23
  • 23. EN PORTADA l CRÓNICA ROMA Por José María Navalpotro La fiesta continuó en Roma n Decenas de miles de fieles, muchos de ellos latinoamericanos y africanos, Lunes 29 de septiembre El lunes 29 de septiembre, monseñor Echevarría, prelado del Opus Dei, presidía el traslado de los restos mor-tales de Álvaro del Portillo desde la iglesia prelaticia, Santa María de la Paz, donde reposan habitualmente, a la vecina basílica de San Eugenio. Aquí han estado expuestos para faci-litar su veneración por parte de los fieles hasta el jueves 2 de octubre. Decenas de miles de personas han rezado estos días antes los restos, for-mando largas colas que la organiza-ción –impecable- ha conseguido que avanzasen con fluidez. Mucha gente portaba rosarios, medallas, estam-pas con la oración al nuevo beato (el segundo día ya se habían agotado en español, a pesar de que se habían impreso miles de ellas), que deposi-taban unos momentos ante la urna de cristal con el féretro que guardaba el cuerpo del nuevo beato. 24 l MC - OCTUBRE 2014 asisten a los actos romanos de la beatificación desde Roma El fundador del Opus Dei quería que sus hijos se sintiesen “muy romanos”, pues Roma es capital de la Cristiandad y sede del Papa. Su hijo Álvaro se instaló en la Ciudad Eterna y permaneció trabajando en ella durante casi cincuenta años. Cerca de quince mil personas que participaron en su beatificación en Valdebebas, Madrid, se tras-ladaron por tierra, mar y aire, para vivir las Misas de acción de gracias y una inolvidable audien-cia con el Papa. Sobre estas líneas, jovenes veneran el féretro con los restos mortales de Mons. Álvaro del Portillo en la basílica de San Eugenio. A la derecha, antes de entrar en la basílica, trasladando el ataúd a hombros.
  • 24. Beatificación de Álvaro del Portillo Durante el acto, el prelado del Opus Dei tuvo unas emotivas palabras: “Pienso que todos hubiéramos que-rido llevar el féretro para agradecer al beato Álvaro su vida de entrega y servicio a la Iglesia, su interés por cada uno de nosotros, y por su amor diario a la voluntad de Dios”. Posteriormente, bendi-jo a los asistentes con una reliquia del beato. En la ceremonia del traslado de restos, en la basílica de san Eugenio, se hallaba José Ignacio (el niño del milagro para el proceso de beatificación). También estaba Bosco Gutiérrez, el empresa-rio mexicano que fue secues-trado y consiguió escapar, pro-tagonizando una conocida his-toria de fe y arrojo. Contaba a Mundo Cristiano: “Cuando me liberé del secuestro, me llamó por teléfono don Álvaro, que ya era el Pre-lado. Me preguntó cómo estaba yo físicamente. Me preguntó si había reza-do mucho. –‘Sí, Padre’, respondí. Me pregun-tó si había hecho mucho apostolado. –‘Sí, Padre’, respondí. Me replicó: ‘No esperaba menos de un hijo mío’”. Añadió Bosco: “Puso la vara muy alta. Y ahora yo vengo a prometerle que voy a dar un brinco. He contado muchas veces mi aventura, que es una forma de hacer apostolado. Pero lo que vale no es ese apostolado masivo, lo impor-tante es el personal. Dios me dio una anécdota, ahora tengo que empeñarme más en el apostolado personal”. Al concluir, numerosos fieles se acercaron a la urna con el féretro c o n don Álvaro, iniciando un constante peregrinar que se ha pro-longado varios días. Según Mara Celani, portavoz de la beatificación, sólo el 29 por la tarde ya habían acu-dido a esta basílica unas veinte mil personas. Primera imágen: el interior de la Basílica de Santa María la Mayor, al inicio de la ceremonia. En medio, Bosco Gutiérrez y su mujer. Abajo, en San Juan de Letrán, unas mujeres de Nigeria, al finalizar la Misa. Martes 30 de septiembre El martes 30 de sep-tiembre, por la maña-na, el cardenal Vallini, Vicario para la dióce-sis de Roma, presidió en San Juan de Letrán, una Misa de acción de gracias, acompaña-do por una decena de cardenales (Bertone, Sodano, Re, Estepa, Stafford, Law, entre otros) y una treintena de obispos, entre ellos, destacada-mente, monseñor Echevarría. El cardenal destacó el mensaje que siempre repitió don Álva-ro, heredado del fundador, de que “ser cristiano es tener vocación a ser santo, una santidad accesible a todos, en la vida ordinaria”. El templo se encontraba abarrota-do de fieles, sobre todo africanos y latinoamericanos. Diana Chávez, joven profesora del colegio Anta-res de Tegucigalpa (Honduras), junto a varias alumnas y exalumnas, explicaba: “Si no fuese por don Álvaro no estaríamos aquí. Él quiso que se iniciase el Opus Dei en nuestro país. Y, además, estuvo refugiado con San Josemaría en la legación de nuestro país, en la guerra civil española”. Una alumna recor-daba que, al ver descubrirse el mural con su figura, en la beatificación, MUNDO CRISTIANO l 25
  • 25. EN PORTADA l CRÓNICA ROMA se le había puesto la piel de gallina; otra, que se humedecieron los ojos. Otra más apuntaba: “Hemos venido a rezarle por la paz y serenidad en Honduras”. Isabel Angulo, mexicana de Aguas-calientes, explicaba que vive en un centro del Opus Dei con otras 22 mujeres. Pidió a don Álvaro que les ayudase para que pudiesen venir todas a Madrid y Roma. “Hemos trabajado como negras, pero como no bastaba, hemos pedido a familiares, amigos. Y han ido llegando donativos, con cuen-tagotas. Muy pequeños, o mayores. Una semana antes del viaje, ¡conse-guimos pagar todo!”. “Venimos a dos cosas: darle gracias y a pedirle más”, añadía una compañera suya. Junto a ellas, un matrimonio de compatriotas, con su hija, de la que se despedían, pues se quedaba a formarse en el cole-gio romano de Santa María. Por la tarde, la basílica de Santa María la Mayor, acogió la otra Misa de acción de gracias, presidida por el cardenal español Santos Abril, y concelebrada por los cardenales Cipriani y Bertello, y por el prela-do del Opus Dei. Entre los asisten-tes figuraban el cardenal Tauran y el embajador de España, Eduardo Gutiérrez, entre otros dignatarios. El cardenal recordó que el 1 de enero de 1978 don Álvaro acudió a rezar a ese mismo templo en el inicio del año mariano del Opus Dei, con ocasión de su cincuentenario. En la homilía, en español, indicó que don Álvaro fue “sembrador de paz y de alegría. Muchos recordamos su mirada sere-na”. Añadió: “Repetía que la paz sólo puede llegar si en las relaciones humanas impera la justicia y el amor y animaba a sus hijos a no ser indife-rentes ante el dolor y el sufrimiento de los demás”. Miércoles 1 de octubre Para muchos, la apoteosis fue la audiencia general con el Papa Fran-cisco el miércoles 1. Al dirigirse a los peregrinos en lengua española, y, 26 l MC - OCTUBRE 2014 en medio de un clamor y un enfer-vorizado agitar de banderas mexica-nas, hondureñas, argentinas, el Santo Padre expresó: “Saludo asimismo a monseñor Javier Echevarría, así como a los fieles de la Prelatura aquí presentes para dar gracias a Dios por la beatificación de Álvaro del Porti-llo. Que la intercesión y el ejemplo del nuevo beato les ayude a respon-der con generosidad al llamado de Dios a la santidad y al apostolado en la vida ordinaria, al servicio de la Iglesia y de la humanidad entera”. Mientras, en las pantallas gigantes aparecía una imagen del Prelado, lo que originó una nueva oleada de víto-res. Posteriormente, el Santo Padre volvió a referirse, en italiano –y con no menores aplausos–, a los asisten-tes a la beatificación: “Tengo el pla-cer de acoger a numerosos peregrinos del Opus Dei, acompañados por su Prelado, y les exhorto, con el ejemplo del nuevo beato, a perseguir siempre la meta de la santidad en su propio estado de vida, con fidelidad a Cris-to y al Evangelio”. Una nueva salva de aplausos y gritos llegó cuando, al acabar la audiencia, las pantallas gigantes mostraron al Papa conver-sando unos instantes, en la propia plaza, con monseñor Echevarría. Mientras, en amplias áreas de una plaza de san Pedro, llena de decenas de miles de fieles, de todas las razas, se oía cantar el “Cielito lindo”. Para muchos realmente era una especie de cielo en la tierra. Un grupo de alegres ecuatorianas, de Guayaquil, respondían a voz en grito, al uníso-no, al periodista: -“¿Qué es lo que más os ha gustado de estos días?” –“¡Todooo!”. n El grupo de ecuatorianas de Guayaquil al término de la audiencia con el Papa Francisco. Debajo, una mujer con estampas del beato Álvaro esperando la salida del Papa.
  • 26. EN PORTADA l HOMILÍAS Gracias, perdón, n Carta del Papa Francisco a Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo 28 l MC - OCTUBRE 2014 ayúdame más uerido her-mano: La beatificación del siervo de Dios Álvaro del Portillo, colaborador fiel y primer sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei, representa un momento de especial alegría para todos los fieles de esa Prela-tura, así como también para ti, que durante tanto tiempo fuiste testigo de su amor a Dios y a los demás, de su fidelidad a la Iglesia y a su vocación. También yo deseo unir-me a vuestra alegría y dar gracias a Dios que embellece el rostro de la Iglesia con la santidad de sus hijos. Su beatificación tendrá lugar en Madrid, la ciudad en la que nació y en la que transcurrió su infan-cia y juventud, con una existencia forjada en la sencillez de la vida familiar, en la amistad y el servicio a los demás, como cuando iba a los barrios para ayudar en la forma-ción humana y cristiana de tantas personas necesitadas. Y allí tuvo lugar sobre todo el acontecimiento que selló definitivamente el rumbo de su vida: el encuentro con san Josemaría Escrivá, de quien apren-dió a enamorarse cada día más de Cristo. Sí, enamorarse de Cris-to. Éste es el camino de santidad que ha de recorrer todo cristiano: dejarse amar por el Señor, abrir el corazón a su amor y permitir que sea él el que guíe nuestra vida. Me gusta recordar la jaculatoria que el siervo de Dios solía repetir con frecuencia, especialmente en las celebraciones y aniversarios personales: «¡gracias, perdón, ayú-dame más!». Son palabras que nos acercan a la realidad de su vida interior y su trato con el Señor, y que pueden ayudarnos también a nosotros a dar un nuevo impulso a nuestra propia vida cristiana. Gracias En primer lugar, gracias. Es la reacción inmediata y espontánea que siente el alma frente a la bon-dad de Dios. No puede ser de otra manera. Él siempre nos precede. Por mucho que nos esforcemos, su amor siempre llega antes, nos toca y acaricia primero, nos primerea. Álvaro del Portillo era consciente de los muchos dones que Dios le había concedido, y daba gracias a Dios por esa manifestación de amor paterno. Pero no se quedó ahí; el reconocimiento del amor del Señor despertó en su cora-zón deseos de seguirlo con mayor entrega y generosidad, y a vivir una vida de humilde servicio a los demás. Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un cora-zón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo posi-tivo en los demás, lo que une, lo que construye. Nunca una queja o crítica, ni siquiera en momen-tos especialmente difíciles, sino que, como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la compren-sión, la caridad sincera. Perdón A menudo confesaba que se veía delante de Dios con las manos vacías, incapaz de responder a tanta generosidad. Pero la confe-sión de la pobreza humana no es fruto de la desesperanza, sino de un confiado abandono en Dios que es Padre. Es abrirse a su miseri-cordia, a su amor capaz de regene-rar nuestra vida. Un amor que no humilla, ni hunde en el abismo de la culpa, sino que nos abraza, nos levanta de nuestra postración y nos hace caminar con más determina-ción y alegría. El siervo de Dios Álvaro sabía de la necesidad que tenemos de la misericordia divina y dedicó muchas energías persona-les para animar a las personas que trataba a acercarse al sacramento
  • 27. Beatificación de Álvaro del Portillo de la confesión, sacramento de la alegría. Qué importante es sentir la ternura del amor de Dios y descu-brir que aún hay tiempo para amar. Ayúdame más Sí, el Señor no nos abandona nunca, siempre está a nuestro lado, camina con nosotros y cada día espera de nosotros un nuevo amor. Su gracia no nos faltará, y con su ayuda podemos llevar su nombre a todo el mundo. En el corazón del nuevo beato latía el afán de llevar la Buena Nueva a todos los cora-zones. Así recorrió muchos países fomentando proyectos de evange-lización, sin reparar en dificulta-des, movido por su amor a Dios y a los hermanos. Quien está muy metido en Dios sabe estar muy cerca de los hombres. La primera condición para anunciarles a Cris-to es amarlos, porque Cristo ya los ama antes. Hay que salir de nuestros egoísmos y comodidades e ir al encuentro de nuestros her-manos. Allí nos espera el Señor. No podemos quedarnos con la fe para nosotros mismos, es un don que hemos recibido para donarlo y compartirlo con los demás. Recen por mí ¡Gracias, perdón, ayúdame! En estas palabras se expresa la tensión de una existencia centrada en Dios. De alguien que ha sido tocado por el Amor más grande y vive total-mente de ese amor. De alguien que, aun experimentando sus flaquezas y límites humanos, confía en la misericordia del Señor y quiere que todos los hombres, sus hermanos, la experimenten también. Querido hermano, el beato Álva-ro del Portillo nos envía un men-saje muy claro, nos dice que nos fiemos del Señor, que él es nuestro hermano, nuestro amigo que nunca nos defrauda y que siempre está a nuestro lado. Nos anima a no tener miedo de ir a contracorriente y de sufrir por anunciar el Evange-lio. Nos enseña además que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad. Pido, por favor, a todos los fieles de la Prelatura, sacerdotes y laicos, así como a todos los que partici-pan en sus actividades, que recen por mí, a la vez que les imparto la Bendición Apostólica. Que Jesús los bendiga y que la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente.n Testimonio de su fecundidad n Homilía de Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, en la Misa de acción de gracias por la beatificación de Álvaro del Portillo MUNDO CRISTIANO l 29 ste es mi manda-miento: que os améis unos a otros como yo os he amado”: “ut diligá-tis ínvicem, sicut diléxi vos” (Jn 15, 12). Queridos hermanos y hermanas, estas pala-bras del Evangelio resuenan hoy en mi alma con una alegría nueva, al considerar que la muchedumbre presente ayer en este lugar, muy en comunión con el Papa Francis-co y con todos los que nos acom-pañaban desde los cuatro puntos cardinales, no era propiamente una muchedumbre sino una reu-nión familiar, unida por el amor a Dios y el amor mutuo. Este mismo amor también se hace más fuerte hoy en la Eucaristía, en esta Misa de acción de gracias por la beatificación del queridísimo don Álvaro, Obispo, Prelado del Opus Dei. La mano de Dios El Señor, al instituir la Eucaristía, dio gracias a Dios Padre por su bondad eterna, por la creación sali-da de sus manos, por su misterioso designo de salvación. Agradecemos ese amor infinito manifestado en la
  • 28. EN PORTADA l HOMILÍAS Cruz y anticipado en el Cenáculo. Y le preguntamos al Señor: ¿cómo hemos de proceder para amar como tú nos has amado?; para amar como amaste a Pedro y a Juan, a cada uno de nosotros, y también a san Jose-maría y al beato Álvaro. Mirando la vida santa de don Álvaro, descubrimos la mano de Dios, la gracia del Espíritu Santo, el don de un amor que nos trans-forma. E incorporamos a nuestra alma esa oración de san Josema-ría que tantas veces ha repetido el nuevo Beato: “Dame, Señor, el Amor con que quieres que te amé”, y así sabré amar a los demás con tu Amor, y con mi pobre esfuerzo. Los demás descubrirán en mí vivir la bondad de Dios, como ocurrió en el caminar diario de don Álva-ro: ya en este Madrid tan querido, transparentaba la misericordia divi-na con su solidaridad con los más pobres y abandonados. Nos llena de gozo que en la segunda lectu-ra, se nos recuerde la presencia de Cristo en nosotros que nos reviste “de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, pacien-cia” (Col 3, 12). Pedir más amor Queridos hermanos y hermanas, demos gracias a Dios pidiéndole más amor. En la madurez de la juventud, cuando tenía 25 años, don Álvaro era “saxum”, roca, para san Josemaría. Desde su humildad, contestó un día por carta al fundador del Opus Dei con estas palabras: “Yo aspiro a que, a pesar de todo, pueda Ud. tener confianza en el que, más que roca, es barro sin consistencia alguna. Pero ¡es tan bueno el Señor! ”. Esa segu-ridad en la bondad divina puede empapar toda nuestra existencia. “Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad”, hemos rezado en el Salmo responsorial 30 l MC - OCTUBRE 2014 [a las familias] "¡Animo! Vuestra labor de testimonio y evangelización es necesaria para el mundo entero" (Sal 138 [137], 2). Y se alza nues-tra gratitud a la Trinidad Santísima porque permanece con nosotros, con su Palabra, Jesucristo mismo (cf. Col 3, 16) y con su Espíritu, que nos llena de alegría (cf. Jn 15, 11; Lc 11, 13) y hace posible que nos dirijamos a Dios llamándole, llenos de confianza, “Abba, Pater”: “¡Padre! ¡papá!”. La familia, escuela del Evangelio “La trinidad de la tierra nos llevará a la Trinidad del Cielo ”, repetía don Álvaro según la enseñanza y la experiencia del Fundador del Opus Dei. Jesús, María y José nos conducen al Padre y al Espíritu Santo; en la humanidad santa de Jesús descubrimos, inseparable-mente unida, la divinidad. ¡La Sagrada Familia! Con palabras de la primera lectura, bendecimos al Señor “que enaltece nuestra vida desde el seno materno y nos trata según su misericordia” (Ecl 50, 22). El texto sagrado nos menciona que ya antes de nacer nos amaba Dios. Viene a mi memoria aquel poema que Virgilio dirige a un niño recién nacido: “Incipe, parve puer, risu cognoscere matrem” (Virgilio, Égloga IV, 60)”: “Peque-ño niño, comienza a reconocer a tu madre por su sonrisa”. El niño que nace va descubriendo el uni-verso; en el rostro de su madre, lleno de amor: en esa sonrisa que le acoge, el nuevo ser apenas veni-do al mundo descubre un reflejo de la bondad de Dios. En este día que el Santo Padre Francisco dedica a la oración por la familia, nos unimos a las súplicas de toda la Iglesia por esa “commu-nio dilectionis”, esa “comunión de amor ”, esa “escuela ” del Evan-gelio que es la familia, como decía Pablo VI en Nazaret. La familia, con el “dinamismo interior y pro-fundo del amor”, tiene una gran “fecundidad espiritual ”, como enseñó san Juan Pablo II, a quien el beato Álvaro estuvo unido por una filial amistad. Al dar gracias a don Álvaro, damos gracias a sus padres que le han acogido y educado, que han preparado en él un corazón senci-llo y generoso para recibir el amor de Dios, y responder a su llamada. “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”; así fue don Álvaro: un hombre cuya sonrisa bendecía a Dios, que “hace cosas grandes” (Ecl 50, 22), y que contó con él para servir a la Iglesia extendiendo el Opus Dei, como fiel hijo y suce-sor de san Josemaría. Rezamos para que haya muchas familias que sean “hogares… luminosos y ale-gres… como fue el de la Sagrada Familia”, en palabras de san Jose-maría. Nuestra gratitud a Dios se alza por el don de la familia, refle-jo del eterno amor trinitario, lugar donde cada uno se sabe amado por sí mismo, tal como es. Ahora, damos gracias también a todos los padres y madres de familia que están aquí reunidos, y a todos los que se ocupan de los niños, de los ancianos, de los enfermos. Fami-lias: el Señor os ama, el Señor se halla presente en vuestro matri-monio, imagen del amor de Cris-to por su Iglesia. Sé que muchos de vosotros os dedicáis generosa-
  • 29. Beatificación de Álvaro del Portillo mente a apoyar a otros matrimo-nios en su camino de fidelidad, a ayudar a muchos otros hogares a ir adelante en un contexto social muchas veces difícil y hasta hostil. ¡Ánimo! Vuestra labor de testimo-nio y de evangelización es necesa-ria para el mundo entero. Acordaos de que, como dijo el querido Bene-dicto XVI, “la fidelidad a lo largo del tiempo es el nombre del amor”. Transmitir lo recibido “Sed agradecidos”, nos exhorta san Pablo (Col 3, 15). El beato Álvaro, pensando en lo que debía a san Josemaría, afirmaba que “la mejor muestra de agradecimiento consiste en hacer buen uso de los dones recibidos”. En su predica-ción, en tertulias, en encuentros personales, en todas partes, nunca dejaba de hablar de apostolado y de evangelización. Para perma-necer en ese amor de Dios que hemos recibido, debemos compar-tirlo con los demás; la bondad de Dios tiende a difundirse. El Papa Francisco decía que “en la oración, el Señor nos hace sentir este amor, pero también a través de numero-sos signos que podemos leer en nuestra vida, a través de numero-sas personas que pone en nuestro camino. Y la alegría del encuentro con él y de su llamada lleva a no cerrarse, sino a abrirse; lleva al servicio en la Iglesia ”. “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido” (Jn 15, 16). Después de haber insistido el Señor en que la iniciativa es siempre suya, en la primacía de su amor, nos envía a difundir su Amor a todas las cria-turas: “Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca” (ibídem). “Manete in dilectione mea”: “permaneced en mi amor” (Jn 15, 9). Permanecer en el Señor es necesario para dar un fruto que a su vez eche raíces profundas. Jesús lo acaba de decir a sus discípulos: “Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sar-miento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no perma-necéis en mí” (Jn 15, 4). La muchedumbre de estos días, los millones de personas en el mundo, y tantas que ya nos esperan en el Cielo, dan también testimonio de la fecundidad de la vida de don Álvaro. Os invi-to, hermanas y hermanos, a estar, a desenvolveros en el amor del Señor: en la oración, en la Misa y la Comunión frecuente, en la confesión sacramental, para que, con esa fuerza de la predilección divina, sepamos transmitir lo que hemos recibido, y llevarlo a cabo mediante un auténtico apostolado de amistad y confidencia. En la carta que me escribió el querido Papa Francisco con oca-sión de la beatificación de ayer, nos decía que “no podemos que-darnos con la fe para nosotros mis-mos, es un don que hemos recibi-do para donarlo y compartirlo con los demás ”; y añadía que el beato Álvaro “nos anima a no tener miedo de ir a contracorriente y de sufrir para anunciar el Evangelio”, y también que “nos enseña además que en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida podemos encontrar un camino seguro de santidad ”. En este camino, con muchos ángeles, nos acompaña la Santísi-ma Virgen. María es Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa y Templo de Dios Espíritu Santo. Es Madre de Dios y Madre nues-tra, la Reina de la familia, la Reina de los apóstoles. Que Ella nos ayude, como lo hizo con el beato Álvaro, a seguir la invitación del Sucesor de Pedro: “Dejarse amar por el Señor, abrir el corazón a su amor y permitir que sea él que guíe nuestra vida”, como tantas veces san Josemaría pidió a la Vir-gen de la Almudena muy querida y venerada en esta Archidiócesis. Así sea. n Medalla conmemorativa de Álvaro del Portillo
  • 30. EN PORTADA l CONGRESO SOCIAL Por Sergio Ortega El legado solidario de don Álvaro n Pequeños grandes milagros que dan testimonio de la huella de un beato Eugene Ohu, portavoz internacional de la beatificación, lo resumió con una frase que Álvaro del Portillo repetía en sus visitas a países en vías de desarrollo: "No tenéis que ser ajenos al dolor de los demás". El recién proclamado beato también tuvo una clara preocupación por las necesidades del prójimo sin que este tuviera que estar en lejanos continentes. La Fundación Promoción Social de la Cultura celebró el 25 de septiembre, dos días antes de la beatificación, en el auditorio de la Fundación Once de Madrid el encuentro "40 iniciativas contra la pobreza" (www.40contralapobreza.com) donde voluntarios, emprendedores y profesionales de los cinco continentes dieron a conocer la labor social, educativa y asistencial que desempeñan en proyectos muy diversos alentados por el beato como Pre-lado del Opus Dei, en lugares tan diferentes entre sí como el barrio neoyorquino del Bronx (Estados n los protagonistas del encuentro se vislumbró un sano i n c o n f o r m i s m o de cara al futuro, y es que, pese a todo lo logrado, y aunque carecen de medios suficientes, quieren seguir creciendo. Prueba de ello fue la rotundidad de testimonios, como el de Edgar Umaña, director de la Fundación Kinal, de Guatemala: “La gente va a recoger y clasificar residuos al basurero de la capital: muchos de ellos son padres de nuestros alumnos”. Umaña describió como un “oasis en la zona” su fundación, y no es para menos, ya que allí el 90% de las familias viven en extrema pobreza. El encuentro tuvo un apartado dedicado a iniciativas sanitarias que el entonces prelado del Opus Dei promovió en África. Entre ellas se 32 l MC - OCTUBRE 2014 encuentra el Foundation Hospital de Ogun (Nigeria). Su director, Ito Diejomaoh habló sobre la situación de un país que registra la segunda tasa de mortalidad materna más alta del mundo, y en el que la malaria es una amenaza constante. Diejomaoh lamentó que muchos tengan enfermedades comunes que, por no recibir su tratamiento, se agravan con el tiempo: “La gente más pobre no acude al hospital porque no lo considera importante”. También procedente de África, Frankie Gikandi habló sobre Kimlea, un centro de formación rural ubicado en el distrito de Kiambú (Kenya), y que dirige desde 1990. De pequeña pasó muchas horas recogiendo café. “Las mujeres trabajan doce horas al día sin comer”, aseguró. Hoy Kimlea ha logrado que reciban formación más de dos mil mujeres sin acceso a la educación y que trabajan por un dólar al día recogiendo té o han caído en las redes de prostitución. Gikandi subraya: “Al educar a una mujer, educas a la sociedad entera”. Estudiar en el Bronx Guatemala, Kenia… Pero don Álvaro también impulsó otras iniciativas sociales en países desarrollados, como la Baytree Unidos), un basurero de Guatemala, Nigeria o Filipinas. Kimlea, creado por iniciativa de don Álvaro, ha dado formación a más de dos mil mujeres kenianas sin acceso a la educación
  • 31. Beatificación de Álvaro del Portillo Centre (Londres), Desarrollo y Asistencia (Madrid), Aula Social (Valladolid), la Organización Navarra de Ayuda entre los Pueblos (ONAY) y la Escuela familiar Agraria Fonteboa (La Coruña). Entre estas, en el congreso destacó la intervención de la portavoz del Rosedale Center del Bronx (Nueva York), creada para promover la mejora personal de mujeres jóvenes y niñas en un barrio con droga, violencia e inmigración ilegal. “Las escuelas allí están en el nivel más bajo de todo el país, y solo el 61% de los alumnos se gradúan”, afirmó Angela Reckart, responsable de formación de voluntarios del centro, en el que atienden cada año a trescientas chicas, la mayoría de origen caribeño. Actualmente el 100% de ellas termina el bachillerato. En la última ponencia se preguntó cómo podían surgir tantas iniciativas solidarias de la nada. Flor Coronado, coordinadora del Centro de Capacitación para la Mujer Ixoqi de Guatemala, recordó el aliento y el ejemplo de Álvaro del Portillo, y añadió: “La necesidad que uno ve a su alrededor es lo que empuja a uno a darles respuesta, y así se va creciendo”. Como conclusión del encuentro los asistentes pudieron asistir al estreno del documental “Trabajar para los demás, con Álvaro del Portillo”, presentado por su productor, el argentino Guillermo Canova. n MUNDO CRISTIANO l 33 Arriba, asistentes al congreso durante una de las sesiones. A la derecha, cinco de los participantes: Ito Diejomaoh (Nigeria), Angela Reckart (EEUU.), Edgar Umaña (Guatemala), Frankie Gikandi (Kenia), Rose Adjoumani (Costa de Marfil)
  • 32. EN PORTADA l ENTREVISTA “En don Álvaro la fidelidad brilla de manera especial” n Habla John Coverdale, biógrafo norteamericano de Álvaro del Portillo Una de las biografías más recientes sobre Álvaro del Portillo es “Saxum”, que acaba de editar Palabra y es la única escrita por un norteamericano, John Coverdale. Profesor de Derecho e historiador, que vivió y trató personalmente al nuevo beato, Coverda-le subraya en entrevista a Mundo Cristiano los paralelismos y diferencias entre dos santos: San Josemaría y su primer sucesor. 34 l MC - OCTUBRE 2014 l escribir esta bio-grafía, ¿ha des-cubierto algún aspecto de don Álvaro que no conociese? —Me sorprendió saber que durante su breve período de servi-cio como oficial de ingeniería en el Ejército tenía fama por su audacia al tirarse al agua desde rocas altas, y por montar a caballo saltando muros de piedra. Pueden parecer anécdotas insignificantes, pero con-trastan tan bruscamente con la sere-nidad tranquila y el buen juicio que caracterizaron su vida después, que me lleva a pensar que gran parte de su característica moderación y equilibrio era una cuestión de vir-tud, en lugar de temperamento. En los primeros años del Opus Dei, San Josemaría se veía dema-siado joven para sus responsabi-lidades como fundador y pedía “ochenta años de gravedad”. Don John F. Coverdale Por José María Navalpotro
  • 33. Beatificación de Álvaro del Portillo Álvaro se convirtió en secretario general del Opus Dei cuando sólo tenía 25 años, y necesitaba una responsabilidad y una firmeza que iban mucho más allá de su edad. Me parece probable que rezase con gran intensidad para eso y traba-jase duro para conseguirlo, rasgos que se convirtieron en elemento central de su personalidad, hasta el punto de que a quienes le cono-cimos en vida posteriormente nos resultaba difícil imaginarle galo-pando en mitad del campo para ver si su caballo podía saltar un muro. —“Saxum”. ¿La principal vir-tud del nuevo beato fue la fideli-dad? —Don Álvaro practicó en un alto grado toda la gama de vir-tudes. Si no lo hubiera hecho, la Iglesia no lo habría declarado beato. No obstante, sí es cierto que la fidelidad brilla de manera espe-cial. A lo largo de su vida, fue fiel a Dios, a la Iglesia, a su vocación, al Opus Dei, y a San Josemaría. En una serie de cartas escritas en la primera mitad de 1939, duran-te los últimos meses de la Guerra Civil, San Josemaría se dirigía a él como “Saxum”, roca, en quien se podía confiar. Años más tarde, cuando se estaban construyendo las oficinas centrales del Opus Dei, San Josemaría hizo esculpir sobre la puerta de lo que sería el despa-cho de don Álvaro las palabras de la Sagrada Escritura “Vir fidelis laudabitur multum” (“el hombre fiel será muy elogiado”). Dentro de la Obra, don Álvaro tenía un papel muy especial, al ser el cola-borador más cercano y el apoyo del fundador. Fue firme en su determinación, primero, de sacri-ficar su carrera como ingeniero, y luego, sus posibilidades de hacer carrera en la Curia Romana, con el fin de dedicarse por completo a servir a San Josemaría. Más tarde, cuando estuvo al frente del Opus Dei, vio su papel en términos de lo que el cardenal Herranz ha lla-mado “fidelidad dinámica”, que es poner en práctica el espíritu de San Josemaría en las nuevas circuns-tancias que tuvo que afrontar, sin deseos de dejar una marca perso-nal en el Opus Dei. Iguales y diferentes —Vd. ha escrito una biografía sobre el nuevo beato y, ante-riormente, otro perfil biográfico sobre San Josemaría. ¿Qué es lo que más distingue la personali-dad de uno y otro? —Es evidente que la vida de ambos se superpone en gran medi-da, y que hay temas y cuestiones de fondo comunes. En ese senti-do, a cualquiera que haya leído mi libro anterior, sobre los primeros años del Opus Dei, le sonará buena parte del contenido de Saxum. Pero no creo que eso sea un proble-ma. San Josemaría y don Álvaro tenían personalidades muy dife-rentes. El primero tenía una per-sonalidad extrovertida, enérgica, dinámica. A cualquiera que vea una película de una de sus tertulias en auditorios ante multitudes, le impacta la rapidez de sus respues-tas y su capacidad para cautivar al público y entablar un vínculo emo-cional íntimo con cada una de las personas que le hace una pregun- ESPECIALISTA EN DERECHO E HISTORIADOR MUNDO CRISTIANO l 35 John F. Coverdale (Chicago, 1940) estudió Filosofía en Universidad Lateranense de Roma y se licenció en Historia en la de Navarra. Doctor en Historia por la Universidad de Wisconsin y en Jurisprudencia por la de Chicago. Fue profesor de Historia en las universidades de Princeton y Northwestern, trabajó en un bufete de aboga-dos y como asistente del juez del Tribunal Supremo nortea-mericano Antonin Scalia. Desde 1993 es profesor de Derecho en la universidad de Seton Hall. Especialista en leyes fiscales, derecho administrativo y pensa-miento social católico, trabajó en los años sesenta junto a San Josemaría en Roma. Además de abundantes publicaciones en el campo del Derecho, es autor de una biografía de José Luis Múzquiz (uno de los primeros sacerdotes que comenzaron el Opus Dei en Estados Unidos), un libro sobre los inicios del Opus Dei (La fundación del Opus Dei, Ariel, 2002) y varios sobre la his-toria moderna y contemporánea de España. Para elaborar Saxum (Palabra, 2014), Coverdale entrevistó en profundidad al Prelado del Opus Dei monseñor Javier Echevarría y consultó las mejores biografías publicadas hasta la fecha.