La autora se dirige a su yo interior como si fuera una amiga, reconociendo que ha descuidado su propio cuidado al centrarse en los demás. Ahora se siente vacía y su vida transcurre entre nubes grises, rebelándose contra las excusas que usan los demás para justificar su estado. Le pide ayuda a su yo para levantarse y reconstruirse, aceptando las nuevas condiciones pero deseando también momentos de luz que alejen la soledad que siente al faltarle su propia compañía.