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Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes witness lee
1. Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus
deberes
CONTENIDO
1. Cómo ser un colaborador y un anciano (1)
2. Cómo ser un colaborador y un anciano (2)
3. Cómo ser un colaborador y un anciano (3)
4. Cómo cumplir con los deberes de colaboradores y de ancianos (1)
5. Cómo cumplir con los deberes de colaboradores y de ancianos (2)
6. Cómo cumplir con los deberes de colaboradores y de ancianos (3)
PREFACIO
Este libro se compone de los mensajes presentados en chino por el hermano
Witness Lee en Anaheim, California, en una conferencia internacional de
colaboradores y ancianos del 1 al 3 de octubre de 1996.
CAPITULO UNO
COMO SER UN COLABORADOR
Y UN ANCIANO
(1)
BOSQUEJO
I. Conocer a Cristo (Fil. 3:10), y específicamente saber que:
A. El es tanto Dios como hombre.
B. El posee tanto divinidad como humanidad.
C. El en Su humanidad efectuó la redención jurídica por medio de Su
muerte.
D. El en Su divinidad lleva a cabo Su salvación orgánica en Su
resurrección.
II. Experimentar y disfrutar a Cristo (ganarlo, Fil. 3:8) en Su ministerio
completo, en Sus tres etapas divinas y místicas:
A. En la primera etapa, Su encarnación, que va desde Su nacimiento
humano hasta Su muerte:
1. Introduce al Dios infinito en el hombre finito.
2. Une y mezcla al Dios Triuno con el hombre tripartito.
3. Expresa en Su humanidad al Dios generoso en Sus ricos
atributos mediante Sus virtudes aromáticas:
a. Cristo expresó al Dios generoso en Su vida humana.
2. b. Expresó a Dios principalmente en Sus ricos
atributos, es decir, en las inescrutables riquezas de lo
que Dios es.
c. Por medio de las virtudes por cuyo aroma El atraía y
cautivaba a la gente:
1. 1) Novive por Su vida humana en la carne.
2. 2) Sino que vive por Su vida divina en
resurrección.
4. A fin de efectuar la redención jurídica que todo lo incluye:
a. Pone fin a todo lo que pertenece a la vieja creación.
b. Redime todas las cosas que Dios creó y que habían
caído en el pecado—He. 2:9; Col. 1:20.
c. Crea (concibe) al nuevo hombre con Su elemento
divino—Ef. 2:15.
d. Libera Su vida divina de la cáscara de Su
humanidad—Jn. 12:24.
e. Pone el cimiento para la salvación orgánica y
establece el procedimiento para cumplir Su
ministerio en la etapa de inclusión.
Oración: Señor, gracias por traernos a Tu recobro para que seamos esclavos de
Tus hijos. Nosotros como colaboradores y ancianos somos esclavos en Tu casa.
Señor, sólo Tú eres el Señor, el Amo soberano; te adoramos, te servimos, te
predicamos y te impartimos en las personas. Por Ti estamos dispuestos a ser los
esclavos de Tu casa para servirte y cuidar a Tus hijos. Oh Señor, danos una
palabra clara una vez más en estas seis reuniones; háblanos algo que no nos
hayas dicho antes y que no hayamos oído. Parece que ya hemos oído muchas
cosas, pero no las recibimos. Oh Señor, oramos para que nos des un comienzo
glorioso; glorifícate, glorifica al Padre y glorifica al Espíritu. Oh Señor, somos
Tus esclavos, y sólo podemos inclinarnos y adorar delante de Ti, acudiendo a Ti
para que nos concedas un buen comienzo.
Oh Señor, tampoco nos olvidamos de Tu enemigo. Mientras Tú nos das la
gracia, él nos molesta. Señor, verdaderamente odiamos al maligno; lo acusamos
delante de Ti. Declaramos ante Ti que ya lo destruiste por medio de Tu muerte
en la carne sobre la cruz. Oramos para que destruyas a Tu enemigo Satanás, el
maligno, entre nosotros los que estamos en Tu recobro. Señor, libera a Tus
hijos, libera Tu rica gracia e impártete para que nosotros recibamos Tu
suministro rico y abundante. Amén.
En esta conferencia queremos ver cómo ser colaboradores y ancianos y cómo
cumplir con nuestros deberes. La carga principal que tengo en estos mensajes se
puede expresar en las siguientes afirmaciones:
(1) El ministerio completo de Cristo se lleva a cabo en tres etapas para que se
cumpla la economía eterna de Dios.
(2) En la primera etapa, la encarnación, Dios es introducido en el hombre, para
que éste le exprese en la humanidad y para que se efectúe la redención jurídica.
3. (3) En la segunda etapa, la inclusión, El es engendrado como Hijo primogénito
de Dios, llega a ser el Espíritu vivificante y regenera a los creyentes con miras a
Su Cuerpo.
(4) En la tercera etapa, la intensificación, El intensifica la salvación orgánica,
produce los vencedores y lleva la Nueva Jerusalén a su consumación.
Esta es una conferencia especial iniciada por los hermanos de Taiwán. Puesto
que yo no he regresado a Taiwán por muchos años, ellos han solicitado
repetidas veces que yo hable en chino en esta conferencia. Durante los últimos
años no accedí, porque no debe existir diferencias en cuanto a nacionalidad en
el recobro del Señor. Aunque todavía tenemos el problema del idioma que
recibimos de Babel, guardamos la palabra del Señor en cuanto a no tener
diferencias nacionales. En el Cuerpo del Señor, no hay lugar para nacionalidad
ni raza, pues El lo es todo. En el nuevo hombre sólo existe nuestro Señor, quien
es todos los miembros y es el contenido de todos ellos. Puesto que el Señor está
en nosotros, no debemos tener diferencias nacionales. No obstante, ya que
todavía estamos en la carne, el idioma sigue siendo un gran problema. Por
tanto, aunque damos los mensajes en chino, esperamos que no haya diferencia
en cuanto a nacionalidades entre nosotros.
NO ASUMIR UNA POSICION
SINO SERVIR COMO ESCLAVOS
Quisiera hablarles francamente. Según mi observación durante muchos años, el
problema más grande entre los colaboradores y los ancianos es que muchos
estiman mucho su posición como colaborador o como anciano. En realidad,
nosotros los colaboradores y los ancianos no tenemos ninguna posición. Según
el amor y la gracia de Dios, todos somos Sus hijos y pertenecemos a la misma
especie. En este sentido, no podemos decir que no tenemos posición. Según
nuestra posición pertenecemos a la especie de Dios y somos Sus hijos. Dios,
según Su economía, quiere, a partir del linaje humano que El creó en la tierra,
obtener la iglesia, la cual es el Cuerpo de Cristo, y con el tiempo quiere obtener
la Nueva Jerusalén para que se cumpla Su economía eterna. En el proceso se
necesita mucho trabajo y mucho servicio, por eso son necesarios los
colaboradores y los ancianos.
En los evangelios podemos ver claramente que Pedro, Jacobo y Juan eran los
primeros que seguían al Señor. Estuvieron al lado de Señor siguiéndole durante
tres años y medio. Al final, el Señor los llevó consigo a Jerusalén. Iba allí para
morir, a fin de que se cumpliera la economía de Dios, pero Sus seguidores
disputaban en el camino en cuanto a quién entre ellos era el mayor (Mr. 9:34;
Lc. 22:24). Esto era verdaderamente algo desagradable y vergonzoso. Habían
seguido al Señor por tres años y medio; habían estado junto a El y habían
recibido muchas revelaciones de Su parte. Luego, en camino a Jerusalén el
Señor les dijo repetidas veces que iba a Jerusalén a morir y que al tercer día
resucitaría (Mt. 16:21; 17:22-23; 20:17-19). Aunque oyeron al Señor decir que
iba a morir, no oyeron que dijo que al tercer día resucitaría. La palabra
resurrección era una palabra extraña e incomprensible para ellos.
4. Oyeron que el Señor iba a morir, y también estaban a punto de entrar en
Jerusalén. Pero estaban junto al Señor y disputaban acerca de quién era el
mayor entre ellos. Jacobo y Juan eran primos del Señor, porque su madre era
hermana de María, la madre del Señor Jesús. Por tanto, pidieron a su madre
que visitara al Señor Jesús, y ella fue y le dijo al Señor: “Di que estos dos hijos
míos se sienten uno a Tu derecha y otro a Tu izquierda en Tu reino”. Cuando los
otros diez discípulos oyeron esto, se indignaron por los dos hermanos (Mt.
20:20-24). El hecho de que Jacobo y Juan se valieran de su parentesco con el
Señor fue un acto desagradable.
Entonces el Señor Jesús llamó a los discípulos y dijo: “El que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro esclavo” (vs. 26b-27). Aquí esclavo no se refiere a un
siervo empleado, sino a un esclavo comprado. Según la ley romana, los esclavos
no tenían derechos.
Nosotros como colaboradores y ancianos somos esta clase de esclavos. Pablo
dijo: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como
Señor, y a nosotros como vuestros esclavos por amor de Jesús” (2 Co. 4:5). Esto
significa que los creyentes no deben estimar demasiado a Pablo, ni a Pedro ni a
otros por el simple hecho de que eran apóstoles y evangelistas. En realidad, eran
esclavos de los creyentes. Hoy tampoco debemos considerarnos colaboradores
ni ancianos; más bien, debemos considerarnos esclavos de todos para servirles.
Mi carga más grande es ésta: espero que el Señor tenga misericordia de ustedes
por medio de mi comunión en amor para que sean convencidos y entiendan que
ser colaborador o anciano equivale a ser esclavo. En cuanto a esto, el Señor
Jesús se nos presentó como un buen ejemplo. El era el Señor y el Maestro, pero
se vació y ciñó Sus lomos para lavar los pies de Sus discípulos, sirviéndoles
como esclavo (Jn. 13:3-5). El Señor también nos mandó hacer lo que El hizo (vs.
12-17). Nosotros los hermanos que somos colaboradores y ancianos hemos
cometido errores y debemos arrepentirnos. Digo esto con un corazón afligido,
porque siempre asumimos la posición de que nos consideramos superiores a los
demás, y no permitimos que digan que estamos equivocados. Si alguien dice que
estamos equivocados, le guardamos rencor en nuestro corazón. Esta no es la
actitud adecuada de un esclavo.
Por esta razón quisiéramos tener comunión primero en cuanto a cómo ser un
colaborador y cómo ser un anciano. Debemos saber que ser hijo de Dios no
requiere ningún aprendizaje. Después de ser regenerados, espontáneamente
llegamos a ser hijos de Dios, y por esto le damos gracias al Señor y le alabamos.
Pero nadie es un colaborador al momento de ser salvo, y nadie es un anciano al
momento de ser regenerado. Ser colaborador y ser anciano requiere mucho
aprendizaje.
I. CONOCER A CRISTO
Para ser un colaborador o un anciano, primero debemos conocer a Cristo. En
Filipenses 3:10 Pablo habló de conocer a Cristo y el poder de Su resurrección,
configurándose a Su muerte. Conocer a Cristo no es algo sencillo. Quiero tener
5. comunión con ustedes en cuanto a conocer a Cristo principalmente en cuatro
aspectos. Los colaboradores y los ancianos deben conocer estos aspectos. No
sólo deben conocerlos, sino que también deben estudiarlos a fondo y ser capaces
de comunicarlos. Conocer a Cristo no significa conocerle de modo común, sino
conocerle de modo particular. Las riquezas de lo que es Cristo son inescrutables
(Ef. 3:8), pero entre ellas se encuentran los cuatro aspectos siguientes, los cuales
debemos conocer en particular.
A. El es tanto Dios como hombre
Primero, debemos saber particularmente que Cristo es tanto Dios como
hombre. No debemos pensar que ya sabemos esto. Necesitamos recordar
constantemente que Cristo es tanto Dios como hombre. El era Dios y se hizo
hombre, así que es tanto Dios como hombre. Por consiguiente, es un Dios-
hombre.
B. El posee tanto divinidad como humanidad
En segundo lugar, necesitamos saber que puesto que Cristo es un Dios-hombre,
posee tanto divinidad como humanidad. Algunos tal vez digan: “Ya sabemos
esto”. Es posible que lo sepamos, pero no sabemos cómo comunicarlo. Debemos
tener un conocimiento completo de la divinidad y la humanidad de Cristo.
C. El en Su humanidad efectuó
la redención jurídica por medio de Su muerte
En tercer lugar, debemos saber que Cristo en Su humanidad efectuó la
redención jurídica por medio de Su muerte. Para conocer a Cristo, tenemos que
discernir claramente que es una cosa que El esté en Su humanidad y es otra que
esté en Su divinidad. En cuanto a la obra redentora de Cristo, se dice
generalmente que Cristo era un hombre de sangre y carne, así que podía morir
por nosotros en Su carne. Pero es más profundo decir que Cristo efectuó la
redención en Su humanidad. No debemos limitarnos al dicho general; esto
indica que nuestro conocimiento en cuanto a Cristo no es lo suficientemente
profundo. Debemos penetrar en lo más profundo de la verdad divina para ver el
significado intrínseco de Cristo en Su humanidad.
D. El en Su divinidad lleva a cabo
Su salvación orgánica en Su resurrección
En cuarto lugar, también debemos saber que Cristo en Su divinidad lleva a cabo
Su salvación orgánica en Su resurrección. Necesitamos ver además que la obra
redentora de Cristo es diferente de Su obra salvadora. Romanos 5:10a dice que
fuimos “reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo”; esto se refiere a Su
obra redentora. Romanos 5:10b dice: “Mucho más ... seremos salvos en Su
vida”; esto se refiere a Su obra salvadora. La salvación orgánica se lleva a cabo
en la resurrección por Cristo en Su divinidad. Esta es la nueva luz y el idioma
nuevo que Dios nos dio. En Su divinidad y en Su resurrección, El lleva a cabo Su
6. obra salvadora orgánica en los creyentes. La redención jurídica ya se efectuó,
pero la salvación orgánica se está llevando a cabo.
Necesitamos conocer claramente estos cuatro aspectos. Entonces, no importa si
somos colaboradores o ancianos, cuando pastoreamos y enseñamos, podremos
proclamar estos asuntos de modo muy claro. Los colaboradores y los ancianos
necesitan conocer a Cristo específicamente en estos cuatro aspectos principales.
No deben menospreciarlos. Quizás piensen que ya conocen estos aspectos, pero
cuando van a hablar a los demás, es posible que no sepan cómo hacerlo ni cómo
llamarles la atención a los puntos principales. Esto requiere práctica. Las
iglesias de Taiwán actualmente practican cuatro cosas: orar, estudiar, recitar y
hablar. Esta es la manera correcta. Todos los colaboradores y los ancianos
deben familiarizarse con estos cuatro aspectos relacionados con Cristo al orar-
leerlos, estudiarlos profundamente, recitarlos de memoria y hablarlos a fondo
para presentar de modo claro los puntos principales.
II. EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR A CRISTO
(GANARLO) EN SU MINISTERIO
COMPLETO,
EN SUS TRES ETAPAS DIVINAS Y MISTICAS
Para ser un colaborador o un anciano, también debemos experimentar y
disfrutar a Cristo (ganarlo, Fil. 3:8) en Su ministerio completo, en Sus tres
etapas divinas y místicas. ¿Cómo podemos ser colaboradores y ancianos?
Primero necesitamos conocer a Cristo; en segundo lugar, necesitamos
experimentarlo y disfrutarlo, es decir, ganarlo, en Su ministerio completo.
Primero tenemos el conocimiento, luego tenemos la experiencia y el disfrute.
Experimentar y disfrutar a Cristo es ganarlo. En Filipenses 3:8 Pablo dijo:
“...Cristo Jesús mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo”. “Tener” no es suficiente; necesitamos “ganar”.
Ganar a Cristo requiere que se pague un precio. Ganar a Cristo es experimentar,
disfrutar y tomar posesión de todas Sus inescrutables riquezas al pagar un
precio. Esto no es sencillo. Por tanto, después Pablo dijo: “No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya haya sido perfeccionado; sino que prosigo ... no
considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta” (vs. 12-14a). No es fácil
ganar un juego, ni tampoco es fácil ganar la victoria en una guerra. Es necesario
que prosigamos, olvidando lo que queda atrás y extendiéndonos a lo que está
delante. Del mismo modo, necesitamos ganar a Cristo experimentándole y
disfrutándole en Su ministerio completo.
A. En la primera etapa,
Su encarnación, que va desde
Su nacimiento humano hasta Su muerte
El ministerio completo de Cristo tiene tres etapas divinas y místicas. La primera
etapa, Su encarnación, empezó cuando nació como ser humano y terminó
7. cuando murió, e incluye toda Su vida humana. Por tanto, Su nacimiento
humano, Su paso por la vida humana y Su muerte formaron la etapa de Su
encarnación.
1. Introduce al Dios infinito en el hombre finito
Cristo, en Su ministerio completo en la primera etapa, la encarnación, introdujo
al Dios infinito en el hombre finito. Algunos tal vez piensen que este punto es
muy sencillo. Pero quizás usted sólo pueda decir que Cristo en Su encarnación
introdujo a “Dios en el hombre”; no puede decir que introdujo “al Dios infinito
en el hombre finito”. Este es nuestro idioma nuevo. Dios es infinito, y nosotros
los seres humanos somos finitos. Cristo, en Su ministerio completo en la etapa
de la encarnación, introdujo al Dios infinito en el hombre finito. Uno es infinito,
y el otro es finito; ¿cómo pueden estos dos llegar a ser uno? De todos modos,
Cristo llevó esto a cabo en Su ministerio. Esto es verdaderamente maravilloso.
En general, la mayoría de los cristianos sabe que en Navidad se celebra el
nacimiento de Cristo nuestro Salvador. Pero no han visto nada del aspecto
místico del ministerio completo de Cristo en la etapa de Su encarnación. Me
preocupa y temo que tal vez muchos colaboradores y ancianos en el recobro del
Señor no hayan entrado en estos asuntos significativos y profundos. Por eso, los
demás no ven nada interesante en lo que usted dice, e incluso lo consideran algo
trillado, algo que hasta los que no son cristianos han oído. Pero si usted usa el
idioma nuevo para hablar de los asuntos vistos en la cultura nueva, diciendo que
Cristo, en Su ministerio completo en la etapa de Su encarnación, introdujo al
Dios infinito en el hombre finito, se entusiasmarán y tendrán interés en
escucharle, porque esto es algo que no se encuentra en la cultura vieja, sino en la
cultura nueva en la esfera divina y mística.
2. Une y mezcla al Dios Triuno
con el hombre tripartito
Cristo en Su ministerio completo en la primera etapa, Su encarnación, también
se unió y se mezcló con el hombre tripartito. El Dios Triuno es misterioso, y es
difícil de entender el hombre tripartito. Si simplemente decimos que Cristo unió
y mezcló a Dios con el hombre, esto es sencillo. Pero conforme al nuevo idioma
de la nueva cultura en la esfera divina y mística, debemos decir que Cristo unió y
mezcló al Dios Triuno con el hombre tripartito. En cuanto al Dios Triuno, el
Padre es la fuente, el Hijo es la expresión, y el Espíritu es la entrada. En cuanto
al hombre tripartito, el espíritu es la parte más profunda, el alma está en medio,
y el cuerpo está afuera. No es fácil explicar esto con claridad. No obstante,
necesitamos conocer estos asuntos. Si no tenemos el conocimiento, no podemos
experimentarlo ni disfrutarlo. Si no experimentamos ni disfrutamos a Cristo,
simplemente no podemos ganarlo. Entonces cuando hablemos, no tendremos
nada que decir ni tendremos las palabras adecuadas, y nos faltarán palabras
para expresarnos. Aun si nos forzamos a hablar, lo que decimos será superficial,
sencillo y trillado.
A veces algunos colaboradores y ancianos me dicen: “No me atrevo a hablar de
estas verdades elevadas, porque los creyentes a quienes sirvo no pueden
entenderlas debido a su condición espiritual actual”. Yo respondería: “No es que
8. ellos no entiendan, sino que usted no puede presentar las cosas claramente”.
Podemos hablar, conforme al idioma nuevo del recobro del Señor, en cuanto a
este Cristo que hemos ganado, sólo después de conocer a Cristo, experimentarlo
y ganarlo. Tenemos que aprender a usar el idioma nuevo para hablar de la
cultura nueva en la esfera divina y mística. Entonces las personas nos
escucharán con mucho placer, y sin duda entenderán lo que decimos. Sólo así
seremos aptos para ser colaboradores y ancianos. De otro modo, seremos
anticuados en cuanto al mover del Señor en la edad presente.
El ministerio de Cristo no sólo unió sino que también mezcló al Dios Triuno con
el hombre tripartito. Deberíamos decir a la gente claramente lo que significa
estar unido y lo que significa ser mezclado. Cuando dos piezas de madera se
juntan, son unidas; cuando dos cosas son desmenuzadas y se juntan, son
mezcladas. Es fácil hablar de la unión de Dios con el hombre, pero no es fácil
hablar de la mezcla de Dios con el hombre. Cuando predicamos estas verdades,
necesitamos explicarlas en detalle.
3. Expresa en Su humanidad
al Dios generoso en Sus ricos atributos
mediante Sus virtudes aromáticas
Cristo, en Su ministerio completo en la primera etapa, la encarnación, también
expresó en Su humanidad al Dios generoso en Sus ricos atributos mediante Sus
virtudes aromáticas. Nadie puede negar que las virtudes humanas de Cristo eran
aromáticas; incluso cuando los incrédulos leen los cuatro evangelios, perciben
que el Jesús descrito en estos libros era una persona que emanaba un dulce
aroma, cuyas virtudes eran aromáticas. Esto se debe a que expresó en Su
humanidad al Dios generoso en Sus ricos atributos.
Nuestros atributos son característicos de lo que somos. Por ejemplo, enojarse
fácilmente, querer hablar primero, hablar descuidada e irresponsablemente,
conducirse livianamente son atributos humanos. Sin embargo, conducirse
cuidadosamente, hablar razonadamente, obrar decisivamente y no conducirse
irresponsable o descuidadamente también son atributos humanos. Nuestro Dios
tiene Sus atributos, y Sus atributos son ricos, porque El es grandioso y generoso.
El es amor, luz, santidad y justicia. Estos ricos atributos fueron expresados por
el Señor Jesús en Su humanidad para llegar a ser las virtudes aromáticas de Su
humanidad.
El relato de los cuatro evangelios muestra que cuando algunas personas llevaron
sus niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara, los discípulos les
regañaron. Pero Jesús dijo: “Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a
Mí; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mt. 19:13-15). El Señor se
conducía de modo diferente al de los discípulos. Los discípulos no se conducían
en conformidad con los atributos de Dios. Dios escogió a los necios, a los
débiles, a los innobles y a los menospreciados del mundo (1 Co. 1:27-28). A
través de las generaciones conforme a Su amor, Su longanimidad y Su gracia
perdonadora, El ha llamado, uno por uno, a los débiles que no tienen nada, que
son como niños. De este modo Cristo expresó los atributos de Dios en Su
humanidad.
9. Dios es generoso; por tanto, es rico en Sus atributos, Sus características. El
Señor expresó sólo algunos de los ricos atributos del Dios generoso en Su vida
en la tierra, en Su humanidad, y los hombres vieron sólo algunos como virtudes
expresadas en Su humanidad, pero estas virtudes exhalaban un dulce aroma.
Cristo en Su vida humana expresaba al Dios generoso principalmente en Sus
ricos atributos, es decir, en las inescrutables riquezas de lo que Dios es.
Además, Cristo en Su humanidad expresó a Dios por medio de Sus virtudes
aromáticas, por las cuales atraía y cautivaba a las personas. El relato de Mateo 4
nos muestra que cuando el Señor Jesús andaba junto al mar de Galilea, vio a
Pedro, a Juan y a Jacobo, quienes estaban pescando o remendando las redes
con sus respectivos padres. Luego El los llamó diciendo: “Venid en pos de Mí”.
Le siguieron inmediatamente, dejando las redes, abandonando sus barcos y a
sus padres (vs. 18-22). Todavía no llego a entender por qué cuando El
simplemente dijo: “Venid en pos de Mí”, los discípulos lo dejaron todo y le
siguieron. Verdaderamente creo que en aquel entonces el Señor debe de haber
exhibido un poder aromático en Su semblanza y en Su voz que realmente atraía
y cautivaba a las personas.
Ser atraído y cautivado es ser encantado. Muchas veces las personas nos
preguntan: “¿Quién te ha cautivado? ¡Despiértate!”. Una vez que estemos
fascinados por el Señor, estamos encantados para siempre, así que nos es difícil
despertarnos. Esto se ve en el ejemplo de un hombre y una mujer que se
enamoran a primera vista; el hombre es encantado por la mujer, y la mujer es
atraída y cautivada por el hombre. Del mismo modo, el Señor debió de haber
poseído una dulzura indescriptible y un aroma que emanaba de El en Su
humanidad. Si estuviéramos con el Señor en aquel entonces, nosotros también
habríamos estado “locamente” encantados por El.
Pedro fue encantado por el Señor hasta el extremo de que aunque el Señor lo
reprendía frecuentemente, continuó siguiéndole decididamente. Las frecuentes
reprensiones del Señor no pudieron hacerle desistir. Hoy día no me atrevo a
usar palabras firmes con los colaboradores y los ancianos. Si mi regaño es
severo, temo de que no puedan aceptarlo y dimitan. Pero Pedro era insensible.
El había sido regañado por el Señor muchas veces, pero de todos modos le
seguía. En la noche de Su traición, el Señor dijo a los discípulos: “Todos
vosotros tropezaréis por causa de Mí esta noche”. Pedro respondió: “Aunque
todos tropiecen por causa de Ti, yo nunca tropezaré” (Mt. 26:31-33). Y el Señor
le dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a
trigo; pero Yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. Pedro dijo: “Señor, dispuesto
estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. Pero el Señor
dijo: “Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces
que me conoces” (Lc. 22:31-34). No sólo Pedro no creyó esto, pero incluso dijo:
“Aunque me sea necesario morir contigo, de ninguna manera te negaré” (Mt.
26:35). Después, cuando Pedro estaba sentado en el patio del sumo sacerdote
una simple sirvienta vino a hacerle preguntas. Debido a sus preguntas, Pedro
negó al Señor. En esa ocasión el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro,
acordándose de lo que el Señor le dijo, salió fuera y lloró amargamente (Lc.
22:54-62).
10. Después de que Pedro negó al Señor, el Señor pudo haberse olvidado de él. Pero
no lo hizo. En la mañana de la resurrección del Señor, un ángel dijo a varias
mujeres: “Id, decid a Sus discípulos, y a Pedro...” (Mr. 16:7). Además, el Señor le
dijo personalmente a María la magdalena: “Ve a Mis hermanos...” (Jn. 20:17). El
Señor llamó a Sus discípulos “hermanos” y específicamente mencionó el nombre
de Pedro. De este modo le cautivó a Pedro.
El Señor Jesús debe de haber poseído algunas virtudes aromáticas en Su
humanidad que podían atraer y cautivar a las personas. De otro modo, no le
habrían seguido tantas personas. Entre ellos había incluso unas mujeres nobles
a quienes sólo les interesaba el Señor y que simplemente le siguieron durante
tres años y medio (Lc. 8:1-3). A veces cuando el Señor profería ciertas palabras
que estaban en otra esfera, la esfera divina y mística, Sus discípulos no le podían
entender y no las podían captar porque no habían entrado en esa esfera. No
entendieron lo que el Señor les había dicho (Jn. 16:13; cfr. 2:22) sino hasta
después de la resurrección del Señor, cuando fueron regenerados.
Cristo expresaba Sus virtudes aromáticas por las cuales atraía y cautivaba a las
personas, al no vivir por Su vida humana en la carne sino por Su vida divina en
la resurrección. El estaba en la carne, pero no vivía por Su vida humana en Su
carne; más bien, vivía por Su vida divina en resurrección. Hoy nosotros como
Dios-hombres ¿por cuál vida vivimos? Sin duda, todos estamos en la carne. No
obstante, podemos salir de la esfera de la carne y entrar en la resurrección para
vivir por la vida divina en resurrección, es decir, en la esfera divina y mística.
Hoy la clase de vida que llevamos depende de la clase de vida por la cual vivimos
en nuestro cuerpo físico. Debemos vivir no por la vida humana sino por la vida
divina. Gálatas 2:20 dice: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Esto significa
que no debemos llevar la vida del viejo “yo”, sino la vida del nuevo “yo”.
Queridos hermanos, no debemos escuchar estos puntos detallados y
simplemente pasarlos por alto. Que el Señor me cubra. El Señor me guió a
escribirlos sólo después de estudiarlos yo por varias décadas. Ustedes necesitan
realmente experimentar estos puntos.
4. A fin de efectuar
la redención jurídica que todo lo incluye
Cristo, en Su ministerio completo en la primera etapa, Su encarnación, realizó
cuatro actos notables. Primero, introdujo al Dios infinito en el hombre finito;
segundo, unió y mezcló al Dios Triuno con el hombre tripartito; tercero, expresó
al Dios generoso en Sus ricos atributos por medio de Sus virtudes aromáticas;
cuarto y último, efectuó la redención jurídica que todo lo incluye. Los primeros
dos actos estaban relacionados con Su nacimiento, el tercero, con Su vida
humana, y el cuarto, con Su muerte. Después de pasar por Su vida humana, fue
a la cruz a morir para efectuar la redención jurídica que todo lo incluye.
La redención jurídica de Cristo, una redención que todo lo incluye, tiene cinco
aspectos. Primero, puso fin a todo lo que pertenece a la vieja creación. En
segundo lugar, redimió todas las cosas que Dios creó y que habían caído en el
pecado (He. 2:9; Col. 1:20). Puso fin a todo lo que pertenece a la vieja creación
por Cristo por medio de Su muerte. Después de esto, redimió todas las cosas que
11. Dios creó y que habían caído en el pecado. En tercer lugar, creó (concibió) al
nuevo hombre con Su elemento divino. Efesios 2:15 dice que en la cruz creó en
Sí mismo de los creyentes, los judíos y los gentiles, un solo y nuevo hombre. Esa
creación fue una concepción. Cualquier concepción requiere un elemento; sin el
elemento, no puede haber una concepción. Cristo creó (concibió) al nuevo
hombre en Sí mismo, lo cual indica que El era el mismo elemento con el cual se
concibió el nuevo hombre. El concibió en Sí mismo como elemento de los dos
pueblos un solo y nuevo hombre. Mientras el Señor Jesús moría en la cruz,
creaba al nuevo hombre.
En cuarto lugar, cuando Cristo efectuó dicha redención, liberó Su vida divina de
la cáscara de Su humanidad. Juan 12:24 dice que el Señor Jesús era un grano de
trigo. A menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, su cáscara no se
quebrará y la vida que está en él no se liberará. Cristo tenía la vida divina,
aunque estaba escondida en la cáscara de Su humanidad. Por tanto, El
necesitaba sufrir la muerte en la cruz para que la cáscara de Su humanidad fuera
quebrada a fin de liberar de Su cáscara humana la vida divina.
En quinto lugar, al efectuar Su muerte jurídica, que todo lo incluye, Cristo
también puso el cimiento para la salvación orgánica y estableció el
procedimiento para cumplir Su ministerio en la etapa de inclusión. La
redención jurídica es el cimiento de la salvación orgánica. Cristo requiere un
procedimiento en Su ministerio completo en la segunda etapa, Su inclusión. Su
redención jurídica es el procedimiento por el cual efectúa Su ministerio en la
etapa de la inclusión.
APRENDER A ENTRAR,
A HABLAR Y A EXPERIMENTAR
En cuanto a todos los puntos cruciales mencionados, necesitamos aprenderlos
de modo detallado y penetrante y dedicar tiempo a estudiarlos diligentemente.
He hablado de algunos de estos puntos cruciales antes, y ustedes también los
han oído. No obstante, necesitan aprender a entrar en ellos, a hablarlos y a
permitir que sean parte de su experiencia.
CAPITULO DOS
COMO SER UN COLABORADOR
Y UN ANCIANO
(2)
BOSQUEJO
II. Experimentar y disfrutar a Cristo (ganarlo, Fil. 3:8) en Su ministerio
completo, en Sus tres etapas divinas y místicas:
12. B. En la segunda etapa, Su inclusión, que va desde Su resurrección
hasta [que empezó] la degradación de la iglesia:
1. Es engendrado como Hijo primogénito de Dios:
a. Desde la eternidad pasada sin comienzo, Cristo era el
Hijo unigénito de Dios:
1. 1) Poseía sólo divinidad, mas no humanidad.
2. 2) No había pasado por la muerte ni había
entrado en la resurrección.
b. En la encarnación el Hijo unigénito de Dios se hizo
carne para ser Dios-hombre, un hombre que tenía
tanto la naturaleza divina como la humana.
c. Mediante la muerte y la resurrección Cristo en la
carne, del linaje de David, fue designado el Hijo
primogénito de Dios:
1. 1) En la muerte Su humanidad fue crucificada.
2. 2) En la resurrección Su humanidad
crucificada fue vivificada por el Espíritu de Su
divinidad y elevada a la filiación de Hijo
unigénito de Dios.
3. 3) Por lo tanto, El fue engendrado por Dios en
Su resurrección como Hijo primogénito de
Dios.
2. Llega a ser el Espíritu vivificante:
a. En 1 Corintios 15:45 dice: “Fue hecho ... el postrer
Adán [Cristo en la carne], Espíritu vivificante”.
b. “Aún no había” el Espíritu vivificante antes de la
resurrección de Cristo, antes de Su glorificación—Jn.
7:39.
c. Cristo, el Hijo de Dios, el segundo de la Trinidad
Divina, después de completar Su ministerio en la
tierra llegó a ser (se transfiguró) el Espíritu
vivificante en Su resurrección:
1. 1) Este Espíritu vivificante está representado
por el agua que brotó del costado traspasado
de Jesús en la cruz—Jn. 19:34.
2. 2) Libera la vida divina que estaba encerrada
en la cáscara, la cual es la humanidad, de
Cristo y la imparte en Sus creyentes,
haciéndolos así los muchos miembros que
constituyen Su Cuerpo—Jn. 12:24.
d. Al Espíritu vivificante, quien es el Cristo
pneumático, también se le llama:
1. 1) El Espíritu de vida—Ro. 8:2.
2. 2) El Espíritu de Jesús—Hch. 16:7.
3. 3) El Espíritu de Cristo—Ro. 8:9.
4. 4) El Espíritu de Jesucristo—Fil. 1:19.
5. 5) El Señor Espíritu—2 Co. 3:18.
3. Regenera a los creyentes con miras a Su Cuerpo—1 P. 1:3:
a. El Cristo pneumático llegó a ser el Hijo primogénito
de Dios y el Espíritu vivificante, que regenera a los
creyentes, haciéndolos los muchos hijos de Dios,
13. nacidos de Dios junto con El en un solo
alumbramiento universal:
1. 1) Para componer la casa de Dios, la familia de
Dios.
2. 2) Para constituir el Cuerpo de Cristo, que es
la plenitud de El, Su expresión y extensión, a
fin de llevar a su consumación la expresión y
la extensión eternas del Dios Triuno
procesado y consumado:
1. a) Todos los creyentes de Cristo,
quienes están en este solo Espíritu
fueron bautizados en el Cuerpo de
Cristo—1 Co. 12:13a.
2. b) Se les dio a beber de este mismo
Espíritu a todos los creyentes que son
bautizados en El—1 Co. 12:13b.
b. Al hablar las palabras de Dios, el Cristo que está en
resurrección se da sin medida a Sí mismo como el
Espíritu vivificante todo- inclusivo—Jn. 3:34.
c. Todos los creyentes de Cristo son edificados como
morada de Dios en el espíritu de ellos, donde vive El
como Espíritu—Ef. 2:22:
1. 1) Mediante la santificación de nuestro
carácter—Ro. 15:16.
2. 2) Mediante la renovación—Tit. 3:5.
3. 3) Mediante la transformación—2 Co. 3:18.
4. 4) Mediante la conformación—Ro. 8:29.
Oración: Oh Señor, gracias que Tú eres el Señor quien habla y quien nos da el
Espíritu, incluso el Espíritu ilimitado. Nosotros creemos que hablarás esta
noche aquí, y nos darás el Espíritu ilimitado. No somos elocuentes, no sabemos
hablar y no sabemos cómo recibir. Tus palabras han sido promulgadas, pero no
las entendemos; has derramado aquí Tu Espíritu, pero no lo podemos recibir.
De hecho, estamos en una condición completamente lamentable. Sin embargo,
Tu misericordia es rica y Tu gracia es abundante. Contamos con Tu rica
misericordia y Tu abundante gracia. Aparte de esto, no podemos seguir
adelante. Oh Señor, somos un grupo de personas dignas de conmiseración que
se reúnen ante Tus pies y esperan Tu misericordia. Amén.
En el mensaje anterior vimos que como colaboradores y ancianos, primero
debemos conocer a Cristo en cuatro aspectos particulares. Después de
conocerle, tenemos que experimentarle y disfrutarle para poder ganarlo. Pero
¿cómo le experimentamos, le disfrutamos y lo ganamos? Le experimentamos, le
disfrutamos y lo ganamos (Fil. 3:8) conforme a Su ministerio completo, que
consta de Sus tres etapas divinas y místicas, es decir, conforme a todo lo que El
ha hecho y sigue haciendo en Sus tres etapas.
B. En la segunda etapa,
Su inclusión, que va desde Su resurrección
14. hasta [que empezó] la degradación de la
iglesia
La primera etapa del ministerio completo de Cristo fue la etapa de encarnación,
que va desde Su nacimiento y pasa por Su vida humana hasta llegar a Su
muerte. La segunda etapa es la etapa de inclusión, que va desde Su resurrección
hasta [que empezó] la degradación de la iglesia. Necesitamos ver por qué lo
llamamos la etapa de inclusión. El en Su primera etapa poseía sólo dos
elementos: divinidad y humanidad. Esto era un poco más complicado que lo El
poseía antes de Su encarnación. Antes de Su encarnación, en la eternidad
pasada, poseía un sólo elemento, la divinidad. Desde el momento de Su
encarnación, cuando se puso la naturaleza humana, El adquirió la humanidad,
además de Su divinidad; por lo tanto, El tenía dos naturalezas. Después de Su
muerte y resurrección, se añadieron más elementos en Su resurrección. En Su
resurrección, el postrer Adán, Cristo en la etapa de encarnación, llegó a ser el
Espíritu vivificante. Este “llegar a ser” lo hizo el Cristo de la inclusión, que
incluye el elemento divino y el elemento humano, el elemento de Su muerte y la
eficacia de ésta, y el elemento de la resurrección y el poder de la misma. Por
consiguiente, en el Antiguo Testamento se encuentra el tipo del ungüento santo
de la unción (Ex. 30:22-25). El ungüento santo de la unción no era de aceite
solo, el cual era uno de los ingredientes; sino que era un compuesto de muchos
ingredientes. El ungüento santo de la unción tipifica el Espíritu vivificante
compuesto, que es lo que Cristo llegó a ser en la etapa de inclusión.
Esto no salió a la luz sino hasta 1954, cuando vimos claramente en el libro El
Espíritu de Cristo, escrito por Andrew Murray. En el capítulo cinco de dicho
libro, Andrew Murray afirma que hoy en el Espíritu del Jesús glorificado se
encuentra no solamente Su naturaleza humana sino también Su muerte junto
con la eficacia de ésta, y Su resurrección junto con el poder de la misma. En
1954 estando en Hong Kong, di un mensaje en el cual dije que en el Espíritu del
Jesús glorificado se encuentran el elemento divino, el elemento humano, el
elemento de Su muerte junto con la eficacia de ésta, y el elemento de Su
resurrección junto con el poder de la misma. Todos estos elementos pueden
asemejarse a los ingredientes de una dosis, la cual contiene un elemento
germicida, así como la eficacia de la muerte, y un elemento que suministra vida,
así como el poder de la resurrección. Los elementos contenidos en el Espíritu de
Cristo son abundantes y todo-inclusivos.
En la etapa de inclusión Cristo realizó tres actos notables. Primero, fue
engendrado como Hijo primogénito de Dios; segundo, se hizo el Espíritu
vivificante; tercero, regeneró a Sus creyentes con miras a Su Cuerpo.
Aparentemente, estos actos notables son bastante sencillos, pero en realidad son
muy complejos.
1. Es engendrado como Hijo primogénito de Dios
a. Desde la eternidad pasada sin comienzo,
Cristo era el Hijo unigénito de Dios
15. Desde la eternidad pasada sin comienzo, Cristo era el Hijo unigénito de Dios.
Como tal, poseía sólo divinidad, mas no humanidad, ya que todavía no se había
hecho carne, ni había pasado por la muerte ni había entrado en la resurrección.
En el Evangelio de Juan el Señor dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (11:25).
En la eternidad pasada El ya era tanto la resurrección como la vida, pero todavía
no había entrado en la experiencia de la resurrección. Por ejemplo, es posible
que usted sea un profesor, aunque carezca de experiencia. El Señor es la
resurrección, y El lo ha sido desde la eternidad pasada, ya que El es Dios, quien
es la resurrección. Ser resucitado es vencer y transcender la muerte, o sea,
entrar en la muerte y salir de ella. Cristo como Hijo unigénito de Dios es la
resurrección desde la eternidad, pero no la había experimentado. No fue sino
hasta que El cumplió con Su ministerio completo en la carne y pasó por la
muerte, que entró en la resurrección.
b. En la encarnación el Hijo unigénito de Dios
se hizo carne para ser Dios-hombre, un hombre
que tenía tanto la naturaleza divina como la humana.
En la encarnación el Hijo unigénito de Dios se hizo carne para ser Dios-hombre,
un hombre que tenía tanto la naturaleza divina como la humana.
c. Mediante la muerte y la resurrección Cristo
en la carne, del linaje de David, fue designado
el Hijo primogénito de Dios
Romanos 1:3-4 nos dice que mediante la muerte y resurrección Cristo en la
carne, del linaje de David, fue designado el Hijo primogénito de Dios. Antes de
Su encarnación, Cristo, el Ser divino, ya era el Hijo de Dios (Jn. 1:8; Ro. 8:3).
Mediante la encarnación se puso un elemento, la carne humana, que no tiene
nada que ver con la divinidad; esa parte de El necesitaba ser santificada y
elevada al pasar por la muerte y la resurrección. Mediante la resurrección, Su
naturaleza humana fue santificada, elevada y transformada. Así que, mediante
la resurrección, El fue designado Hijo de Dios con Su humanidad (Hch. 13:33;
He. 1:5). Su resurrección fue Su designación. En el entrenamiento del invierno
próximo, tendremos un estudio más a fondo de la cristalización de la Epístola a
los Romanos, para ver más en cuanto a las naturalezas humana y divina de
Cristo y ver la manera en que fue designado Hijo primogénito de Dios.
1) En la muerte Su humanidad fue crucificada
En la muerte de Cristo Su humanidad fue crucificada. Cuando Cristo fue
crucificado en la cruz, Su humanidad fue crucificada ahí. En 1 Pedro 3:18 dice:
“Cristo ... siendo muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu”. Aquí
podemos ver que cuando El murió, fue Su carne la que fue crucificada. Su
divinidad no fue crucificada; más bien, se hizo muy activa. No es fácil para los
lectores de la Biblia ver que cuando Cristo estaba en la cruz, mientras que Su
carne estaba siendo muerto, Su divinidad estaba trabajando activamente.
2) En la resurrección Su humanidad crucificada
fue vivificada por el Espíritu de Su divinidad
y elevada a la filiación de Hijo unigénito de Dios
16. Luego, en la resurrección de Cristo, Su humanidad crucificada fue vivificada por
el Espíritu de Su divinidad y fue elevada a la filiación de Hijo unigénito de Dios.
Por ejemplo, un grano de trigo cae en la tierra y muere. Esa muerte hace que la
cáscara del grano se quiebre y se destruya; no obstante, al mismo tiempo se
activa la vida que se encuentra en el grano. La cáscara exterior se quiebra y
muere, pero se activa la vida y comienza a germinar y a crecer. Esta
germinación, este crecimiento, es la resurrección. En Himnos #200 los
primeros dos versos de la primera estrofa dicen: “En la cruz estoy con Cristo / Y
me libertó la cruz”; luego los primeros dos versos de la tercera estrofa dicen: “El
secreto de la siega, / Muerto el grano vida da”. Cuando se entierra un grano de
trigo, el grano ¿muere o vive? Si el grano de trigo simplemente moría, ningún
labrador querrá sembrar semilla alguna. Todos los que siembran saben que
aunque el grano muera cuando se le siembra, produce treinta granos, sesenta
granos o incluso cien granos.
Juan 12:24 dice: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en
la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Llevar mucho
fruto equivale a ser vivificado, y esto tiene lugar al mismo tiempo que el grano
muere. Por un lado, el grano de trigo muere, pero por otro, se vivifica. Lo mismo
se aplica a Cristo cuando estaba en la cruz. Aunque Su humanidad, Su carne, Su
cáscara exterior, fue crucificada en la cruz, el Espíritu, la esencia de Su
divinidad, fue activado considerablemente, para que Su humanidad crucificada
fuera vivificada en la resurrección. Más aún, cuando se vivificó Su humanidad,
ésta fue elevada a la filiación de Hijo unigénito de Dios. En otras palabras, al
resucitar, Su humanidad fue elevada a la filiación divina. Así que, El fue
engendrado como Hijo primogénito de Dios.
3) Por lo tanto, El fue engendrado por Dios
en Su resurrección comoHijo primogénito de Dios
Ser Hijo unigénito de Dios no es lo mismo que ser Hijo primogénito. Ser Hijo
unigénito indica que sólo existe un hijo, mientras que ser Hijo primogénito
denota la existencia de por lo menos dos hijos. Los que fueron engendrados con
Cristo en Su resurrección no fueron dos, sino millones. Efesios 2:5 dice que Dios
“nos dio vida juntamente con Cristo”, y el versículo 6 dice que “juntamente con
El nos resucitó”. Fuimos vivificados cuando se nos dio vida juntamente con
Cristo y luego, fuimos resucitados juntamente con El. Cuando murió en la cruz,
también nosotros morimos con El. Mientras moría en la cruz, Su Espíritu de
vida le estaba vivificando y también a nosotros nos estaba dando vida. Por lo
tanto, nos dio vida y nos resucitó con El. Su resurrección fue Su nacimiento, en
el cual fue engendrado como Hijo primogénito de Dios (Hch. 13:33). Nuestra
resurrección también fue nuestro nacimiento, donde fuimos engendrados como
los muchos hijos de Dios (1 P. 1:3). El es el Hijo primogénito, y nosotros, los
muchos hijos (Ro. 8:29).
2. Llega a ser el Espíritu vivificante
El segundo acto notable que Cristo realizó en la segunda etapa de inclusión fue
que llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). En Su resurrección, no
solamente fue engendrado como Hijo primogénito de Dios, sino que también, El
como postrer Adán en la carne llegó a ser el Espíritu vivificante. Cristo al ser el
17. postrer Adán significa que después de El no existe más Adán. Adán terminó en
Cristo. En la resurrección Cristo como el postrer Adán en la carne llegó a ser el
Espíritu vivificante.
a. El postrer Adán [Cristo en la carne],
llegó a ser el Espíritu vivificante
En 1 Corintios 15:45 dice: “Fue hecho ... el postrer Adán [Cristo en la carne],
Espíritu vivificante”. Primero, en Su encarnación, Cristo se hizo carne para
llevar a cabo la redención. Después, en Su resurrección, Cristo, el postrer Adán,
se hizo el Espíritu vivificante para impartir vida.
b. “Aún no había” el Espíritu vivificante
antes de la resurrección de Cristo,
antes de Su glorificación
Juan 7:39 dice: “...pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún
glorificado”. En mi juventud, cuando leía esta porción de la Palabra, me
preguntaba por qué “aún no había el Espíritu”. ¿Acaso no existía ya el Espíritu
de Dios desde hace mucho? ¿No dice Génesis 1:2 que el Espíritu de Dios se
movía sobre la faz de las aguas? Además, en el Antiguo Testamento se menciona
el Espíritu de Jehová, que es Dios en Su relación con el hombre (Jue. 6:34; Is.
61:1). Al comienzo del Nuevo Testamento, el Espíritu Santo vino en la
concepción del Señor Jesús (Mt. 1:18, 20). Espíritu Santo en griego también es
“el Espíritu, el santo”. Aquí la palabra santo indica que el Espíritu puede hacer
santas a las personas comunes. Por lo tanto, María, una virgen común, produjo
un hijo, Jesús, a quien se le llamó “lo santo” (Lc. 1:35). Por lo tanto, conforme a
la santa Escritura y a los hechos, ¿no estaba allí el Espíritu Santo? ¿Por qué
Juan 7 dice que aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún
glorificado, es decir, no había sido aún resucitado?
Después de muchos años de estudio, entendí claramente que en efecto, Jesús
fue glorificado cuando resucitó (Lc. 24:26). Antes de que Cristo resucitara, es
decir, antes de que fuera glorificado, el Espíritu de Dios no era el Espíritu
vivificante. Antes de la resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios podía mov erse
sobre la faz de las aguas, podía relacionarse con las personas y podía
santificarlas, pero no podía impartirles vida, porque El aún no era el Espíritu
vivificante. Sólo se menciona el título Espíritu devida al llegar a Romanos 8:2.
Así que, antes de la resurrección de Cristo, “aún no había el Espíritu” significa
que aún no había el Espíritu vivificante.
c. En la resurrección, Cristo se transfiguró
en el Espíritu vivificante
Cristo, el Hijo de Dios, el segundo de la Trinidad Divina, después de completar
Su ministerio en la tierra llegó a ser (se transfiguró) el Espíritu vivificante en Su
resurrección. En la etapa previa Cristo era un hombre en la carne, pero después
de que entró en la resurrección, se transfiguró en el Espíritu vivificante.
El Espíritu vivificante está representado por el agua que brotó del costado
traspasado de Jesús en la cruz (Jn. 19:34). Los cuatro evangelios presentan un
18. relato de la muerte del Señor Jesús, pero sólo Juan nos dice que brotaron sangre
y agua del costado traspasado del Señor Jesús. La sangre representa redención,
y el agua denota impartir vida. El agua representa a Cristo como el Espíritu
vivificante.
Además, Cristo, mediante Su muerte en la cruz, liberó la vida divina que estaba
encerrada en la cáscara de Su humanidad y la impartió en Sus creyentes,
haciendo de ellos los muchos miembros que constituyen Su Cuerpo (Jn. 12:24).
Cuando Cristo estaba en la carne, Su vida divina estaba restringida y encerrada
en la cáscara de Su carne. Se puede usar un grano de trigo como ejemplo. De
cierto que si no se siembra el grano de trigo en la tierra y no muere, la vida que
se encuentra en el grano queda encerrada en la cáscara. Pero cuando se siembra
el grano en la tierra y muere, la cáscara del grano se quiebra, y brota la vida que
tiene por dentro.
d. El Espíritu vivificante
es el Cristo pneumático
Al Espíritu vivificante, quien es el Cristo pneumático, también se le llama el
Espíritu de vida (Ro. 8:2), el Espíritu de Jesús (Hch. 16:7), el Espíritu de Cristo
(Ro. 8:9), el Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19) y el Señor Espíritu (2 Co. 3:18).
Aquí nos referimos al Cristo pneumático y no al Cristo espiritual. El Cristo
pneumático indica que El es el Espíritu. Cuando llegué por primera vez a los
Estados Unidos, comencé a hablar de Cristo como Espíritu. Eso suscitó una
intensa oposición por parte de algunos que están en el cristianismo, y me
llamaron predicador de herejías. Sin embargo, hasta hoy todavía estoy hablando
de esto, y cuanto más hablo, más tengo de que decir. De modo que ya no pueden
decir que predico herejías, puesto que ésta es una verdad importante que se
halla en la Biblia, y que nadie puede refutar.
En la actualidad, se ha difundido la verdad acerca del Cristo pneumático en
muchos países del mundo, de los cuales Rusia es el más prevaleciente. Los
hermanos de Rusia me dijeron que en el pasado día del Señor, todos los santos
se reunieron para participar de la mesa del Señor en Moscú y asistieron más de
setecientas personas. En esa reunión, decidieron deliberadamente que ni los
hermanos estadounidenses ni los hermanos chinos harían ni dirían nada. En
dicha reunión desde el comienzo hasta el final, los santos rusos sirvieron en
todos los aspectos, grandes y pequeños. En pocos años, después de que el
recobro del Señor empezó a difundirse en Rusia en 1991, los santos rusos han
crecido en vida y en la verdad. Un hermano, después de ver la reunión que
tuvieron, dijo: “Son exactamente iguales a todas las personas del recobro del
Señor”. Ciertamente esto es obra del Señor.
El Cristo pneumático, que es el Espíritu de vida, el Espíritu de Jesús, el Espíritu
de Cristo, el Espíritu de Jesucristo y el Espíritu del Señor, nos suple todas
nuestras necesidades, para que podamos crecer en Su vida y naturaleza
gradualmente, hasta llegar a la madurez.
3. Regenera a los creyentes
con miras a Su Cuerpo
19. El tercer acto notable que Cristo llevó a cabo en la etapa de inclusión fue que
regeneró a los creyentes con miras a Su Cuerpo (1 P. 1:3).
a. Regenera a los creyentes,
haciendo de ellos los muchos hijos de Dios
Cristo fue engendrado como el Hijo primogénito de Dios y llegó a ser el Espíritu
vivificante, a fin de regenerar a los creyentes, para que lleguen a ser los muchos
hijos de Dios, nacidos de Dios junto con El en un solo alumbramiento universal.
Por lo tanto, el nacimiento de Cristo en resurrección fue, sin duda, un gran
alumbramiento, uno en que se da a luz a millones de hijos de Dios. El primero
fue el Hijo primogénito, Cristo, y el resto fueron los muchos hijos, todos los
creyentes que pertenecen a Cristo. Esto tiene como fin componer la casa de
Dios, o sea la familia de Dios. Esto también tiene como fin constituir el Cuerpo
de Cristo como Su plenitud, Su expresión y Su expansión, para consumar la
expresión y la expansión eternas del Dios Triuno procesado y consumado.
En cuanto a la constitución del Cuerpo de Cristo, 1 Corintios 12:13 dice que en
un solo Espíritu todos los creyentes fueron bautizados en un solo Cuerpo. Este
“solo Espíritu” es Cristo mismo. En El, quien es un solo Espíritu, fuimos todos
bautizados en un solo Cuerpo. Al mismo tiempo, a todos los creyentes que
fueron bautizados en un solo Espíritu se les dieron a beber de este Espíritu.
Ser bautizado es entrar en el mismo Espíritu, mientras que beber de un mismo
Espíritu es recibirlo. En China, las personas de la región del río bajo de Yangtze,
tenían la costumbre de ir por las mañanas a tomar té en la casa de té, e iban por
las noches a bañarse en el balneario. Por la mañana bebían hasta llenarse y por
la noche se sumergían en el balneario. Decían que sumergirse en el balneario
era lo mismo que dejar que “el agua envolviera el cuerpo”, y beber hasta llenarse
era hacer que “el cuerpo envolviera el agua”; es decir, había agua tanto afuera
como adentro. Esta debería ser nuestra condición actual, ya que fuimos
bautizados en el Espíritu y se nos dio a beber de un solo Espíritu. Fuimos
bautizados en Cristo como Espíritu vivificante, esto es, “el Espíritu que nos
envuelve”. Además, se nos dio a beber del Espíritu, esto es, “nosotros
envolvemos al Espíritu”. Como resultado, tenemos el Espíritu por fuera y por
dentro. Así que, en este Espíritu todos llegamos a ser una entidad orgánica, el
Cuerpo de Cristo.
b. Da el Espíritu sin medida
Al hablar de las palabras de Dios, Cristo en Su resurrección se dio sin medida a
Sí mismo como el Espíritu vivificante todo-inclusivo (Jn. 3:34). Hoy las
personas que están en el movimiento pentecostés afirman que si uno ha recibido
el bautismo del Espíritu, uno debe de hablar en lenguas. Sin embargo, la Biblia
dice que cuando usted recibe las palabras de Dios y éstas entran en usted, usted
tiene el Espíritu. En Juan 6:63 el Señor nos dijo: “Las palabras que Yo os he
hablado son espíritu y son vida”. Una vez que recibimos las palabras de Dios,
ellas son espíritu y vida en nosotros. Por lo tanto, cuando el Señor nos habla,
nos da vida y el Espíritu sin medida. Verdaderamente puedo testificar que
cuanto más recibo las palabras del Señor, más me lleno del Espíritu, o sea lo
recibo sin medida.
20. c. Todos los creyentes de Cristo son edificados
como morada de Dios en el espíritu de ellos,
donde vive El como Espíritu
Cristo regeneró a los creyentes con miras a Su Cuerpo, para que todos los
creyentes de Cristo puedan ser edificados como morada de Dios en el espíritu de
ellos, donde vive El como Espíritu (Ef. 2:22). Aquí ser edificados equivale a estar
constituidos juntos. Somos edificados como morada de Dios en nuestro espíritu,
donde vive El como Espíritu. Finalmente, esta morada será la Nueva Jerusalén
(Ap. 21:3). La Nueva Jerusalén es una ciudad, una morada grande y corporativa.
La morada de un sola persona es una casa; la morada de una multitud es una
ciudad. Todos los creyentes de Cristo serán edificados, constituidos, para ser
llenos por fuera y por dentro del Espíritu, a fin de llegar a ser la morada de Dios.
La consumación de tal morada es una ciudad grande, la Nueva Jerusalén.
Tal constitución, tal edificio, llega a la consumación mediante la santificación de
nuestro carácter (Ro. 15:16), la renovación (Tit. 3:5), la transformación (2 Co.
3:18) y la conformación (Ro. 8:29). Después de regenerarnos, Dios nos santifica
en nuestro carácter, nos renueva en nuestra creación vieja y transforma todo
nuestro ser. Además, nos conforma a la imagen de Su Hijo primogénito para
que todos nosotros podamos ser hijos de Dios en vida y naturaleza, y lleguemos
a ser, junto con el Hijo primogénito, el hijo corporativo de Dios, Su expresión,
Su expansión. La Nueva Jerusalén es la expresión, la expansión y el
agrandamiento corporativo de Dios. La Biblia comienza con “en el principio
creó Dios...” (Gn. 1:1). En aquel tiempo, Dios estaba “solo”. Sin embargo, al final
de la Biblia se menciona una ciudad, la Nueva Jerusalén. Esta ciudad no es
sencilla; se requiere que la Biblia con sus sesenta y seis libros la explique. Esto
se debe a que la ciudad, la Nueva Jerusalén, es el Dios agrandado. Los sesenta y
seis libros de la Biblia explican lo que es el Dios agrandado, la Nueva Jerusalén.
EL MOVER Y NECESIDAD ACTUAL DEL
SEÑOR
Si ustedes aprenden todo lo que hemos comentado, estoy seguro de que
tendremos un gran avivamiento. Primero, ustedes necesitan saber que Cristo es
tanto Dios como hombre. Segundo, necesitan saber que Cristo posee tanto
divinidad como humanidad. Tercero, necesitan saber que Cristo, en Su
humanidad, llevó a cabo la redención jurídica mediante Su muerte. Cuarto,
ustedes necesitan saber que Cristo, en Su divinidad, lleva a cabo en Su
resurrección la salvación orgánica. En dicha salvación, El produjo los muchos
hijos de Dios, los muchos hermanos de Cristo. Los muchos hijos de Dios
constituyen la casa de Dios, Su morada; los muchos hermanos de Cristo
constituyen los miembros de Su Cuerpo, cuya consumación es la Nueva
Jerusalén.
Para poder hablar detallada y claramente de estas cosas, ustedes deben
aprenderlas. Si quieren saber cómo ser ancianos y colaboradores, deben conocer
a Cristo y experimentarle, disfrutarle y ganarlo conforme a todo lo que El llevó a
cabo y lo que está realizando en las tres etapas de Su ministerio completo. No
sigan hablando de las cosas viejas que se han dicho a lo largo de los años. La
21. gente ya ha oído bastante de esas cosas. ¿Dónde está la vitalidad de los grupos
vitales? La vitalidad de dichos grupos reside en el conocimiento, el disfrute y la
experiencia de Cristo. Ustedes deben estar capacitados para proclamar
detalladamente todos los puntos cruciales de los logros de Cristo en Sus tres
etapas. No podrán hacer esto en poco tiempo, pero espero que dediquen mucho
tiempo y energía a esto. Si usan medio año para aprender a proclamar los cuatro
puntos en detalle, especialmente los últimos dos, en cuanto a nuestra necesidad
de conocer particularmente a Cristo, yo creo que tendrán un avivamiento. No
discutan ni se afierran más a sus propias opiniones. Todos nosotros necesitamos
esforzarnos por conocer a Cristo de una manera particular.
En la conferencia del Día de conmemoración que se llevó a cabo en mayo de
1991 en Anaheim, cuando hablé en cuanto a la situación mundial y al mover del
recobro del Señor, les dije que en nuestra propagación a Rusia necesitamos
prestar atención a seis aspectos: primero, predicar el evangelio elevado;
segundo, hablar de las verdades profundas; tercero, vivir en Cristo mediante Su
muerte y resurrección; cuarto, practicar la nueva manera; quinto, poner en
práctica la unanimidad, y sexto, tener el entrenamiento de tiempo completo.
Hemos estado laborando en Rusia apenas cinco años; no obstante, además de
las dos iglesias grandes establecidas en Moscú y en San Petersburgo, existen por
lo menos treinta y cinco iglesias. En otras palabras, actualmente existen por lo
menos treinta y siete iglesias en Rusia. Aparte de éstas, existen innumerables
grupos sectarios que han tocado la luz y la verdad del recobro del Señor. Ellos
han dejado las sectas y desean reunirse en sus localidades respectivas. Están
esperando a que algunos de nosotros vayamos y les ayudemos a establecerse
como iglesias. Al final de este año, habrá probablemente unas cincuenta iglesias
establecidas en Rusia. Nunca se ha oído de semejante resultado en la historia
del recobro del Señor.
Al contrario, cuando hablé con determinación acerca de la nueva manera en los
Estados Unidos y en Taiwán, surgieron algunas oposiciones y rebeliones. Pero
hoy ¿dónde están los opositores y los rebeldes? El Señor dijo que debemos
conocer cada árbol por su fruto (Lc. 6:44). No me gusta criticar, pero quisiera
dar la alarma. Lo que el Señor nos ha mostrado en Su recobro es el mejor
camino. Estamos en la esfera divina y mística, viendo la cultura divina y mística,
y tenemos que hablar de todas estas cosas con el lenguaje divino y místico.
Espero que todos ustedes aprendan de nuevo. Desde ahora en adelante, para ser
colaboradores o ancianos, tienen que hacer esto. Aparte de esto no podemos
seguir adelante. Espero que no conduzcan una reunión grande en la cual una
persona hable y los demás escuchen. Esta es el camino del cristianismo, que lo
ha practicado por veinte siglos, pero aún no ha producido lo que el Señor quiere.
En la actualidad existe una inmensa necesidad en el recobro del Señor. Esta es
la razón por la cual nos empeñamos en aumentar nuestro entrenamiento. Al
principio del entrenamiento completo en Anaheim, sólo teníamos de setenta a
ochenta personas en el primer semestre. Gracias al Señor que en este semestre
tenemos doscientos treinta y nueve personas. Además, estamos construyendo
una comunidad de diecinueve casas en “Jardines de Gracia”, para alojar a los
hermanos que están en el entrenamiento. Con diez personas en cada casa,
podemos alojar a casi doscientas personas. Esperamos que los que recibieron el
22. entrenamiento de tiempo completo puedan ser enviados para satisfacer el
mover actual del Señor.
CAPITULO TRES
COMO SER UN COLABORADOR
Y UN ANCIANO
(3)
BOSQUEJO
II. Experimentar y disfrutar a Cristo (ganarlo, Fil. 3:8) en Su ministerio
completo, en Sus tres etapas divinas y místicas:
C. En la tercera etapa, Su intensificación, que va desde [que empezó]
la degradación de la iglesia hasta la consumación de la Nueva
Jerusalén:
1. Intensifica la salvación orgánica:
a. Con miras a Su ministerio en la etapa de Su
inclusión, Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante, el
Cristo pneumático, para llevar a cabo la salvación
orgánica a fin de producir la iglesia y edificar Su
Cuerpo, cuya consumación será la Nueva Jerusalén.
b. Durante el ministerio de Cristo en la etapa de Su
inclusión, la iglesia se degradó y frustró el
cumplimiento de la economía eterna de Dios.
c. Por consiguiente, Cristo como el Espíritu vivificante
llegó a ser los siete Espíritus de Dios—Ap. 1:4; 4:5;
5:6; 3:1:
1. 1) No son siete Espíritus individuales.
2. 2) Sino que es un solo Espíritu que se ha
intensificado siete veces.
3. 3) Para intensificar siete veces la salvación
orgánica que Cristo efectúa a fin de que sea
edificado el Cuerpo de Cristo, que lleva a su
consumación la meta eterna de Dios, a saber:
la Nueva Jerusalén.
2. Produce los vencedores:
a. Debido a la degradación de la iglesia, casi todos los
creyentes de Cristo fueron derrotados en su viejo
hombre por Satanás, el pecado, el mundo y la carne.
b. Cristo en las siete epístolas dirigidas a las iglesias
degradadas llama a los creyentes derrotados a vencer
por El como Espíritu siete veces intensificado para
que experimenten la salvación orgánica que El da en
Su intensificación séptuple.
3. Lleva la Nueva Jerusalén a su consumación:
23. a. Según la revelación completa del Nuevo Testamento,
la única meta de la obra cristiana debe ser la Nueva
Jerusalén, que es la meta final de la economía eterna
de Dios.
b. La degradación de la iglesia se debe principalmente a
que casi todos los obreros cristianos se distraen con
otras metas que no son la Nueva Jerusalén.
c. Por eso, bajo la degradación de la iglesia, para ser
vencedores que responden al llamado del Señor,
necesitamos vencer no sólo las cosas negativas, sino
aún más, las cosas positivas que reemplazan la
Nueva Jerusalén como meta.
d. La meta de un vencedor debe ser única y
exclusivamente la economía eterna de Dios: la Nueva
Jerusalén.
Oración: Oh Señor, agachamos nuestra cabeza en adoración a Ti, porque todo
depende de Tu misericordia. Tú tienes misericordia de quien quieres tener
misericordia. Te adoramos porque en Tu recobro, durante más de setenta años
hasta el presente no has cesado de hablar. Incluso nos has dado luz sin
precedente para que veamos cómo llevas a cabo Tu ministerio en las tres etapas
de la edad del Nuevo Testamento. Te adoramos por estas tres etapas Tuyas: la
de llegar a ser carne, la de llegar a ser el Espíritu vivificante y la de llegar a ser el
Espíritu siete veces intensificado. Gracias por mostrarnos los actos específicos
que efectuaste en cada etapa. Oh Señor, has sido muy paciente al esperar hasta
hoy que estemos listos en esta última edad para que veamos Tu ministerio en
estas tres etapas. Oh Señor, háblanos una palabra clara una vez más esta
mañana. Además, oramos para que tranquilices nuestro corazón y abras nuestro
espíritu a fin de que seamos puros de corazón y pobres en espíritu para que
estemos dispuestos a recibir Tu palabra. Oramos para que estés con nosotros.
También acusamos a Tu enemigo, lo condenamos, lo atamos y lo destruimos.
Amén.
CONOCER A CRISTO ESPECIFICAMENTE
EN CUATRO ASPECTOS
En cuanto a cómo ser un colaborador y un anciano, hay dos puntos preciosos:
primero, conocer a Cristo y segundo, experimentarle y disfrutarle en Su
ministerio completo en Sus tres etapas divinas y místicas. Conocer a Cristo es
algo muy general. Cristo es muy rico, y Sus riquezas son inescrutables, así que,
¿cómo podemos conocerle? En los mensajes anteriores vimos que hay muchos
aspectos en cuanto a todo lo que es Cristo, pero necesitamos conocer cuatro en
particular. Primero, debemos saber específicamente que El es tanto Dios como
hombre. Hace más de cuarenta años, un colaborador entre nosotros dijo que
Cristo era un hombre hasta que fue a la cruz, y que después de Su resurrección
ya no era hombre, porque al pasar por la muerte se quitó Su humanidad. Esto es
totalmente erróneo. El Nuevo Testamento nos dice claramente que después de
resucitar, Cristo en Su ascensión es el Hijo del Hombre que está sentado a la
diestra del Poder (Mt. 26:64). Esteban, durante su martirio, vio a Cristo como
Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios (Hch. 7:56). El Señor también nos
24. dijo personalmente que como Hijo del Hombre El vendrá en las nubes del cielo
(Mt. 26:64). Además, Apocalipsis nos dice que Cristo es el Hijo del Hombre
como Sumo Sacerdote que cuida de los candeleros de Dios (1:13). También nos
muestra que como Hijo del Hombre que está sentado en una nube El regresará a
segar la mies (14:14). Además, el Evangelio de Juan nos dice que en la eternidad
Cristo como escalera es el Hijo del Hombre, en quien los ángeles de Dios
ascienden y descienden (1:51). Esto nos muestra que por la eternidad Cristo
seguirá siendo el Hijo del Hombre. Por tanto, es una gran herejía negar que el
Señor Jesús es el Hijo del Hombre o decir que fue el Hijo del Hombre sólo hasta
Su muerte.
En segundo lugar, debemos saber específicamente que Cristo posee tanto
divinidad como humanidad. Debemos saber esto a fin de poder interpretar
lógicamente el Nuevo Testamento. El libro de Hebreos dice que Cristo, como
nuestro gran Sumo Sacerdote, puede compadecerse de nuestras debilidades,
porque El fue tentado en todo igual que nosotros (4:15). Si sólo tuviera
divinidad y no humanidad, ¿cómo podría haber sido tentado? ¿Quién puede
tentar a Dios? Por tanto, negar que Cristo posee tanto divinidad como
humanidad no es bíblico.
En tercer lugar, debemos saber específicamente que Cristo en Su humanidad
efectuó la redención jurídica por medio de Su muerte. Es cierto que el
cristianismo enseña a las personas que Cristo efectuó la redención por nosotros.
No obstante, las personas comunes y corrientes del cristianismo no pueden
decir que Cristo, en Su humanidad, efectuó la redención jurídica por medio de
Su muerte. En esta afirmación, los modificadores tales como “en Su
humanidad”, “jurídica” y “por medio de Su muerte” son muy importantes. Tales
expresiones muestran que conocemos de modo profundo la obra redentora de
Cristo.
En cuarto lugar, debemos saber específicamente que Cristo, en Su divinidad,
lleva a cabo la salvación orgánica en Su resurrección. La redención jurídica fue
efectuada, mientras que la salvación orgánica se lleva a cabo ahora. Necesitamos
conocer a Cristo específicamente en estos cuatro aspectos.
DIEZ ACTOS NOTABLES QUE CRISTO
REALIZO EN
SU MINISTERIO COMPLETO EN TRES
ETAPAS
No es suficiente meramente conocer a Cristo; necesitamos experimentarle y
disfrutarle para ganarlo. No es fácil experimentarle, disfrutarle y ganarlo.
Podemos hacerlo sólo al estar en Su ministerio completo en Sus tres etapas
divinas y místicas, como se explicó en los primeros tres capítulos de este libro.
En realidad, ¿cuáles fueron los actos realizados por Cristo en Su ministerio
completo en tres etapas? En términos sencillos, en la primera etapa, Su
encarnación, realizó cuatro actos notables. Primero, introdujo a Dios en el
hombre; segundo, unió y mezcló a Dios con el hombre; tercero, expresó a Dios
25. en Su humanidad y expresó los atributos de Dios en Su vida humana como Sus
virtudes humanas; y cuarto, efectuó la redención jurídica.
Cristo, en la segunda etapa de Su ministerio, Su inclusión, realizó tres actos
notables. Primero, fue engendrado como Hijo primogénito de Dios; segundo,
llegó a ser el Espíritu vivificante; y tercero, regeneró a los creyentes para
constituir Su Cuerpo. Estos tres actos parecen sencillos, pero sus detalles son
muy complejos. Esto es parecido a nuestro cuerpo, el cual parece sencillo, pero
cuando se le analiza y se le estudia en el laboratorio es muy complejo.
En la tercera etapa de Su ministerio, Su intensificación, Cristo realiza tres actos
notables. Primero, intensifica la salvación orgánica; segundo, produce los
vencedores; y tercero, lleva la Nueva Jerusalén a su consumación. En resumen,
Cristo, en las tres etapas de Su ministerio completo, realiza diez actos notables.
El Nuevo Testamento habla de estos diez actos. Este es el idioma nuevo que
expresa una cultura nueva que tenemos en el recobro del Señor, la cual nunca se
ha visto en el cristianismo.
C. En la tercera etapa, Su intensificación, que
va desde [que empezó] la degradación de la
iglesia hasta la consumación de la Nueva
Jerusalén
Ahora quisiéramos ver la tercera etapa del ministerio completo de Cristo, Su
intensificación, que va desde [que empezó] la degradación de la iglesia hasta la
consumación de la Nueva Jerusalén. Pablo en sus epístolas, especialmente en 2
Timoteo, habló a fondo de la degradación de la iglesia. Dijo que todos los que
estaban en Asia le volvieron la espalda (2 Ti. 1:15). Esto indica que las iglesias
establecidas por Pablo en Asia le volvieron la espalda. Los santos de aquellas
iglesias no abandonaron a Pablo como persona, sino que volvieron la espalda a
su ministerio neotestamentario, la enseñanza de los apóstoles que predicaba.
Ellos abandonaron por completo lo que Pablo les había predicado, lo que les
había suministrado, lo que les había enseñado y lo que les había mostrado. Lo
que pasó primero en la degradación de la iglesia fue que volvieron la espalda a la
enseñanza de los apóstoles. Si a todos los que estamos en el recobro del Señor
hoy no nos interesara la enseñanza de los apóstoles predicada por el hermano
Watchman Nee y por mí, la iglesia y el recobro del Señor se degradarían.
Permanecer en la enseñanza de los apóstoles es una gracia enorme.
En cuanto a la degradación de la iglesia, Pablo dijo que Alejandro el calderero le
había causado muchos males (4:14). Alejandro probablemente era una persona
que había tenido una estrecha relación con Pablo, pero cuando la iglesia se
degradó, le causó muchos males a Pablo y se opuso a la enseñanza de los
apóstoles.
En 2 Timoteo Pablo también exhortó a Timoteo a que trace bien la palabra de la
verdad (2:15), lo cual significa exponer la palabra de Dios en sus varias partes de
manera recta y exacta, sin distorsión, así como un carpintero traza la madera
perfectamente bien, sin torcerse. Hoy día algunos intérpretes de la Biblia trazan
26. la palabra de la Escritura distorcionadamente. Esto también es una indicación
de que la iglesia se está degradando. Por ejemplo, la Biblia habla de que el
espíritu y el alma del hombre son dos partes distintas (1 Ts. 5:23; He. 4:12), pero
algunas personas dicen erróneamente que el espíritu y el alma son idénticos.
Otro ejemplo consiste en el hecho de que la Biblia dice que Cristo llegó a ser el
Espíritu en Su resurrección (1 Co. 15:45), pero algunos afirman que el Padre, el
Hijo y el Espíritu son personas separadas y que por tanto Cristo no es el
Espíritu. Esto es no trazar bien la palabra de la verdad.
Pablo también dijo que uno debe seguir “con los que de corazón puro invocan al
Señor” (2 Ti. 2:22). Al no tener un corazón puro y al no invocar al Señor
también se indica que la iglesia se está degradando.
Finalmente, Pablo dijo: “El Señor esté con tu espíritu. La gracia sea con
vosotros” (4:22). La degradación de la iglesia consiste en no tener la experiencia
de que el Señor esté con nuestro espíritu y en perder así la presencia de la
gracia. Necesitamos prestar atención a eso. Nuestro disfrute y experiencia más
elevado consiste en que nuestro Señor esté con nuestro espíritu. El Señor, quien
es el Creador del cielo y de la tierra, el Señor soberano de todos, está con
nuestro espíritu. Esto es maravilloso. El hecho de que el Señor esté con nosotros
no significa que está en nuestra mente ni en nuestros pensamientos; El como
Espíritu está con nuestro espíritu. Hace más de treinta años vine a los Estados
Unidos con la carga específica de hablar de los dos espíritus, el Espíritu divino y
nuestro espíritu humano. En aquellos días muchos santos estadounidenses
dijeron que no sabían que el hombre tenía espíritu. Gracias a Dios que hemos
estado luchando aquí durante treinta y cuatro años, y ahora es más corriente
que los cristianos hagan referencia al espíritu humano. Recientemente el Señor
también nos mostró que el secreto de experimentar la obra salvadora orgánica
de Dios es “el Espíritu junto con nuestro espíritu” (Ro. 8:16). Hoy Cristo es el
Espíritu, y si queremos experimentarle y disfrutarle, tenemos que estar en
nuestro espíritu. Puedo testificar que según mi edad, si el Espíritu no estuviera
con mi espíritu, no podría llevar la carga del recobro del Señor y las iglesias.
Algunos me han aconsejado que no debo participar en tantas actividades, pero
le doy gracias al Señor y le alabo porque El como Espíritu que está conmigo me
capacita para participar en estas actividades. Al levantarme, digo: “Señor, me
levanto contigo”. En el momento que toco el suelo, digo: “Oh Señor, no sólo
ando por Ti, sino que ando contigo. Tú me sostienes mientras yo camino”. Si el
Señor no fuera el Espíritu, sino que estuviera muy lejos en los cielos, ¿qué
tendría que ver conmigo? Gracias al Señor que hoy El es el Espíritu, y nosotros
podemos disfrutarle en el espíritu. Esta es una bendición sumamente grande.
Disfrutar del hecho de que el Espíritu del Señor esté en nuestro espíritu es tener
la gracia con nosotros. Cuando esto se pierda, la degradación de la iglesia viene.
1. Intensifica la salvación orgánica
Lo primero que Cristo hace en la tercera etapa, Su intensificación, es intensificar
la salvación orgánica. La salvación orgánica, llevada a cabo por El como el Cristo
pneumático en la segunda etapa, Su inclusión, es lo suficientemente fuerte. No
obstante, en la etapa de Su intensificación El intensifica la salvación orgánica
siete veces.
27. Cristo, con miras a realizar Su ministerio en la etapa de inclusión, llegó a ser el
Espíritu vivificante, el Cristo pneumático, para llevar a cabo la salvación
orgánica a fin de producir la iglesia y edificar Su Cuerpo, cuya consumación será
la Nueva Jerusalén. Pero durante Su ministerio en la etapa de Su inclusión,
antes de cumplir Su propósito, la iglesia se degradó, lo cual frustró el
cumplimiento de la economía eterna de Dios. Por consiguiente, Cristo como el
Espíritu vivificante fue intensificado siete veces para llegar a ser los siete
Espíritus de Dios (Ap. 1:4; 4:5; 5:6; 3:1).
El libro de Apocalipsis hace referencia a los siete Espíritus de Dios. Los siete
Espíritus no son siete Espíritus individuales, sino un solo Espíritu que se
intensificó siete veces. Esta es la interpretación adecuada de la Palabra. Cristo
llegó a ser los siete Espíritus, no siete Espíritus separados sino un solo Espíritu
intensificado siete veces. Esta es nuestra interpretación al trazar bien la palabra
de la verdad bajo la dirección y la revelación divinas. Cristo llegó a ser el
Espíritu siete veces intensificado para intensificar siete veces la salvación
orgánica que Dios efectúa a fin de que sea edificado el Cuerpo de Cristo, que
lleva a su consumación la meta eterna de Dios, a saber: la Nueva Jerusalén.
2. Produce los vencedores
Lo segundo que hace Cristo en la tercera etapa, Su intensificación, es producir
los vencedores. Nosotros no podemos llegar a ser vencedores por nuestra
cuenta. Los vencedores son producidos, pero no por sus propios medios. Son
producidos por Cristo en la tercera etapa, Su intensificación.
Debido a la degradación de la iglesia, casi todos los creyentes de Cristo han sido
derrotados en su viejo hombre por Satanás, el pecado, el mundo y su carne. Por
tanto, se necesitan los vencedores. Hoy día son muy pocos los creyentes que no
son derrotados en su viejo hombre por Satanás, el pecado, el mundo y su carne.
La mayoría ha sido derrotada y ha llegado a ser creyentes derrotados. Observe el
catolicismo y el protestantismo actuales, en medio de los cuales hay millares de
creyentes, pero ¿dónde están los vencedores? Hay muy pocos. Los Estados
Unidos, el mayor representante del cristianismo hoy, tiene más cristianos que
cualquier otro país. Pero, hablando en términos generales, conforme al
contenido de las conversaciones de la gente y la manera en que se viste y se
adorna en el trabajo, uno no puede distinguir quiénes son cristianos. Muchos
santos me han dicho que en su trabajo, cuando las personas regresan el lunes
después de un fin de semana, sus conversaciones son demasiado sucias. ¿Cómo
podría uno determinar quiénes son los cristianos genuinos?
La teología reformada actual enseña que Dios nos predestinó, y si creemos, Su
salvación se llevará a cabo en nosotros. Por tanto, una vez que somos salvos,
cualquier cosa que hagamos está bien. Fuimos escogidos por Dios y creímos en
El. De ahora en adelante podemos tener paz y estar libres de preocupaciones;
podemos bailar, apostar o hacer lo que nos plazca. Hasta cierto punto, los
teólogos reformados conocen la Biblia. Ven que fuimos escogidos por Dios en la
eternidad pasada y que la elección y el llamamiento de Dios son eternamente
irrevocables (Ro. 11:28-29). No obstante, pasan por alto el reino, pues piensan
que una vez que una persona crea, ya no tiene problemas; es eternamente salva
28. e irá al cielo después de morir. Por esto después de ser salvos, muchos llevan
una vida entregada a la lujuria.
Puesto que esta lamentable situación ha prevalecido durante casi dos mil años,
el llamamiento que el Señor hace en Apocalipsis a vencer sigue vigente hoy. Los
cristianos leen la Biblia, pero pasan por alto completamente el hecho de que en
el último libro ella utiliza dos capítulos extensos para llamar a los vencedores
siete veces, al decir que el que venza será recompensado (Ap. 2:7, 11, 17, 26-28;
3:5, 12, 21). Apocalipsis también nos advierte que si no vencemos, sufriremos el
daño de la segunda muerte (2:11), la cual consiste en ser echado en el lago de
fuego para sufrir el tormento eterno (20:11-15). Ninguno que sea
verdaderamente salvo sufrirá la segunda muerte; no se le echará al lago de fuego
para que sufra el tormento eterno. Pero si los creyentes son vencidos en esta
edad, sufrirán el daño causado por el lago de fuego en la edad venidera. Esto es
lo que significa sufrir el daño de la segunda muerte. El hermano Nee, en su libro
El evangelio de Dios, dijo claramente que sufrir el daño de la segunda muerte es
sufrir el daño del lago de fuego. Sin duda, nuestra salvación es eternamente
segura. Sin embargo, si no vencemos en esta edad, un día sufriremos el daño del
lago de fuego. Esta es la revelación clara de la Palabra, pero muchos cristianos la
pasan por alto. ¿También nosotros vamos a ignorar la advertencia de la Biblia y
el llamamiento del Señor por los vencedores? ¿También vamos a permanecer
indiferentes a ellos?
Recientemente me he arrepentido a menudo y orado diciendo: “Señor, estoy en
temor y temblor al pensar que desde el pasado hasta el presente, todavía no sea
un vencedor. Señor, oro para que me des unos años más y me concedas otro
tiempo en el cual me pueda ejercitar para llegar a ser un vencedor”. Hoy no nos
atrevemos a decir quiénes son vencedores y quiénes no. Sólo podemos esperar el
regreso del Señor cuando estemos delante de Su tribunal, y El juzgue si hemos
vencido o hemos sido derrotados (2 Co. 5:10; Ro. 14:10). Los vencedores
entrarán en el reino con El para regir como reyes; los derrotados irán a las
tinieblas de afuera para ser castigados durante mil años (Mt. 25:21, 23, 30).
Tarde o temprano todos tenemos que madurar. Si no maduramos en esta edad,
seremos echados a las tinieblas en la edad venidera para ser castigados a fin de
que lleguemos a la madurez. Después de los mil años, todos los creyentes
habrán llegado a la madurez como los vencedores (Ap. 21:7), quienes estarán
aptos para participar en la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén en la edad del
reino será una miniatura, pues sólo consta de los vencedores de esta edad.
Después de que termine la era del reino, después de que la mayoría de los
creyentes derrotados haya sufrido el castigo en las tinieblas, habrá llegado a la
madurez y estará capacitada para participar en la Nueva Jerusalén en su
consumación. Esta es la revelación pura de la Palabra santa.
Cristo en las siete epístolas dirigidas a las iglesias degradadas llama a los
creyentes derrotados a vencer por El como Espíritu siete veces intensificado
para que experimenten la salvación orgánica que El da en Su intensificación
séptuple. Puedo testificar que ésta es una realidad. No fue sino hasta años
recientes, especialmente los últimos tres, que he llegado a conocer de modo
profundo lo que es la obra salvadora orgánica de Dios. Además, esta salvación
me fortalece en mi interior. En esta salvación orgánica siete veces intensificada
29. podemos llegar a ser vencedores por Cristo como el Espíritu siete veces
intensificado.
3. Lleva la Nueva Jerusalén a su consumación
Lo tercero que Cristo hace en la tercera etapa, Su intensificación, es llevar la
Nueva Jerusalén a su consumación. Según la revelación completa del Nuevo
Testamento, la única meta de la obra cristiana debe ser la Nueva Jerusalén, que
es la meta final de la economía eterna de Dios. Algunos predican el evangelio
con la meta de ganar almas. Otros establecen seminarios con la meta de enseñar
teología. Otros procuran ser espirituales con la meta de llevar una vida
espiritual. Hay otros cuya meta es ser santos.
En el recobro del Señor, ¿cuál es nuestra meta? ¿Consiste acaso en ser personas
santas? Hoy entre los cristianos en general casi nadie tiene una meta apropiada.
Procuran ser espirituales, ser santos, predicar el evangelio para ganar almas y
establecer seminarios para enseñar teología y la Biblia, pero casi nadie puede
decir que hace esto para llevar la Nueva Jerusalén a su consumación. Todos han
echado a un lado la meta apropiada.
En la degradación de la iglesia, por el lado negativo, tenemos los obstáculos de
Satanás, el pecado, el mundo y la carne. Por otro lado, muchas cosas positivas y
correctas que han reemplazado la meta eterna de Dios. Dios tiene una sola meta,
a saber, la Nueva Jerusalén. Este es un asunto muy claro y definido en la Biblia.
La Biblia con sus sesenta y seis libros empieza con la frase: “En el principio ...
Dios...”. Al comienzo de la Biblia sólo existía Dios, y nada más. En aquel
entonces Dios tenía un solo aspecto triuno: Padre, Hijo y Espíritu. Por tanto,
Dios se refiere a Sí mismo con las palabras hagamos y nuestra. En Génesis 1:26
El dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.
Esto indica que Dios es tres —el Padre, el Hijo y el Espíritu— y por tanto tiene el
aspecto de tres. No existía nada más. Sin embargo, al final de la Biblia llegamos
a la Nueva Jerusalén. Entre el comienzo y el final, se encuentra el transcurso de
una larga historia que contiene muchas edades, incluyendo la edad de los
patriarcas, la edad de la ley dada a los hijos de Israel y la edad de la gracia del
Nuevo Testamento. En ellas ocurren muchas cosas y Dios trabaja mucho. Pero
no importa cuántas edades hayan existido ni cuánto haya trabajado Dios, El
tiene una sola meta. Al principio de la Biblia existe un solo Dios, y al final se ve
un gran Dios corporativo, es decir, la Nueva Jerusalén.
Del mismo modo que la Biblia comienza con Dios, también termina con El. Al
principio El es un Dios sencillo, un Dios triuno; al final aparece una ciudad, y
ella es el Dios corporativo. La Nueva Jerusalén es el agrandamiento y la
expansión de Dios, Su expresión en la eternidad, la cual es el Dios corporativo.
Los que participan en la Nueva Jerusalén son los hijos de Dios, quienes
pertenecen a Su especie. Yo tengo unos cuarenta descendientes. Pero los hijos
de Dios son innumerables. ¡Imagínense cuántos estarán en la Nueva Jerusalén!
Todos ellos son dioses; todos pertenecen a la especie de Dios. Por consiguiente,
la Nueva Jerusalén es el Dios corporativo.
A pesar de que la Palabra santa contiene esta revelación clara, la mayoría de los
lectores de la Biblia pasa por alto la Nueva Jerusalén. Algunos dicen que la
30. Nueva Jerusalén es “el cielo”, adonde los cristianos irán después de morir, y
donde hay una calle de oro, puertas de perla y un muro de jaspe. Otros dicen
que como Apocalipsis es un libro misterioso, nadie puede entender lo que es la
Nueva Jerusalén, así que no vale la pena prestarle mucha atención. Piensan que
ya que uno no es teólogo, no tiene que estudiarlo. Actualmente, la mayoría de
los cristianos pasa por alto la Nueva Jerusalén, el árbol de la vida y el río de
agua de vida. De hecho ellos reemplazan la Nueva Jerusalén con muchas otras
cosas buenas. Pero el recobro del Señor no es así. Hoy establecemos las iglesias,
edificamos a los santos, ponemos en práctica los grupos vitales, y visitamos a las
personas tocando a sus puertas, pero nuestro fin, nuestra meta, es llevar la
Nueva Jerusalén a su consumación.
La degradación de la iglesia se debe principalmente a que casi todos los obreros
cristianos se distraen con otras metas que no son la Nueva Jerusalén. Por tanto,
en la degradación de la iglesia, para ser vencedores que responden al llamado
del Señor, necesitamos vencer no sólo las cosas negativas, sino aún más, las
cosas positivas que reemplazan la Nueva Jerusalén como meta. No queremos la
clase de predicación del evangelio que tiene como meta ganar almas. La meta de
predicar el evangelio tiene que ser la Nueva Jerusalén.
Por eso, dije que no deben confiar en las grandes campañas evangélicas. El
Señor no obra así. En la creación, en la naturaleza, acerca de la multiplicación
del hombre Dios no dispuso que tuviera centenares de hijos en un solo
alumbramiento, ni doce en un año. El dispuso que tuviera un alumbramiento en
nueve meses y, en general, un niño en cada parto. Esto es lo que Dios dispuso.
Génesis 1 dice que Dios creó al hombre, lo bendijo y le dijo que fructificara, se
multiplicara y llenara la tierra (v. 28). Pero Dios dispuso que se hiciera
lentamente. Es un nacimiento a la vez, con sólo un embarazo cada año, y cada
preñez dura nueve meses. De este modo, después de seis mil años, la tierra está
llena de seres humanos. Por lo tanto, necesitamos predicar el evangelio
conforme al principio ordenado por Dios. No confíen en celebrar grandes
reuniones para predicar el evangelio; esto no será eficaz. Ya aprendimos la
lección. Tal vez algunos digan: “Hermano Lee, hace más de cuarenta años, ¿no
celebró usted grandes reuniones para predicar el evangelio?”. Sí, pero había
preparado a algunas personas para que continuaran la labor. Después de
aquellas reuniones grandes, les di todas las listas de nombres a los hermanos y
hermanas para que visitaran a esas personas una por una. Así que, ya no
debemos celebrar grandes reuniones; necesitamos poner en práctica los grupos
vitales y salir a visitar a las personas una por una, tocando a sus puertas.
Supongamos que su iglesia tiene sólo doscientos cincuenta personas y que todas
ponen en práctica los grupos vitales; entonces, al engendrar cada uno una
persona, el año que sigue tendrán quinientas. Supongamos que el recobro del
Señor tiene doscientos cincuenta mil miembros por toda la tierra y que todos
ponen en práctica los grupos vitales. Después de un año habrá quinientos mil y
después de otro año, un millón. Aparentemente es lento; en realidad, es muy
rápido. La manera apropiada de obrar es poner en práctica los grupos vitales.
No es necesario establecer seminarios ni celebrar grandes reuniones.
Para ser vencedores debemos interesarnos por la meta de la economía eterna de
Dios, la Nueva Jerusalén, como nuestra meta única. Todos necesitamos tener
presente esta meta. Nuestra meta no es ayudar a las personas a ser espirituales
31. ni santas sino dirigirlas hacia la Nueva Jerusalén para llevar ésta a su
consumación. ¿Cómo haremos esto? Al beber del Espíritu y comer a Cristo para
recibir Su suministro rico y fresco. De este modo, adornamos la Nueva
Jerusalén y la llevamos a su consumación con Dios el Padre como su base de
oro, Dios el Hijo como sus puertas de perla y Dios el Espíritu como su muro de
piedras preciosas. Esto no concuerda con la voluntad de usted, ni se produce al
emplear su método, ni con usted como elemento y esencia; se produce con Dios
como esencia, Cristo como elemento y el Espíritu como camino. Necesitamos
beber diariamente al Dios que fluye, al Espíritu, como nuestro río de agua de
vida; necesitamos comer del León-Cordero vencedor como el árbol de la vida
para que sea nuestro suministro fresco y rico; y necesitamos tomar al Dios
Triuno como la esencia, el elemento y el camino a fin de edificar la Nueva
Jerusalén y llevarla a su consumación. Esta es la consumación del ministerio
completo de Cristo.
CAPITULO CUATRO
COMO CUMPLIR CON LOS
DEBERES
DE COLABORADORES Y DE
ANCIANOS
(1)
BOSQUEJO
I. Tenga cuidado con:
A. La ambición:
1. Para cumplir con los deberes de colaborador o de anciano
usted necesita tener un corazón puro, que sea purificado de
toda ambición sutil en su intención, su propósito, su motivo
y su acción en el recobro del Señor.
2. Nunca busque ser el primero en ningún aspecto de la obra
del Señor.
3. Como colaborador, nunca considere que está por encima de
los ancianos ni trate de nombrar ancianos; nombrar
ancianos requiere la madurez en vida, estar equipado
adecuadamente de la verdad y no ser demasiado joven.
B. El orgullo:
1. El orgullo es de nacimiento un atributo de nuestra
naturaleza caída.
2. Aun en el caso de Pablo, el Señor se preocupó porque no se
exaltara en exceso, así que le dejó un aguijón en la carne de
parte de Satanás—2 Co. 12:7.
32. 3. Por lo tanto, el apóstol Pablo enseñó que un recién
convertido no debe ser uno que vigile la iglesia, no sea que,
cegado por el orgullo, caiga en la condenación preparada
para el diablo—1 Ti. 3:6.
4. Recuerde siempre que la humildad le salva de toda clase de
destrucción y atrae la gracia de Dios—Jac. 4:6.
5. El orgullo le hace el peor de los insensatos.
6. La rivalidad en la obra del Señor no sólo es un indicio de
ambición sino también de orgullo.
7. Preocuparse por su prestigio y descuidar la dignidad de los
demás son un indicio de su ambición sutil.
8. Hablar de la capacidad, el éxito, la perfección y la virtud de
uno, es ser orgulloso de una manera imprudente.
9. Tener más alto concepto de sí que el que se debe es otro
indicio del orgullo—Ro. 12:3.
10. Cristo en Su humanidad se humilló a Sí mismo y lavó los
pies de Sus discípulos, lo cual nos da un buen modelo de
cómo humillarnos para escapar del orgullo—Jn. 13:3-5.
11. Discutir sobre quién es el mayor es un aspecto desagradable
del orgullo—Mr. 9:34.
12. Desear ser grande y no querer ser un siervo, y desear ser el
primero y no un esclavo, también son indicios del orgullo—
Mt. 20:26-27.
13. Tener señorío sobre los miembros de la iglesia que está bajo
su pastoreo es una evidencia de su orgullo—1 P. 5:3.
14. El modelo del apóstol Pablo:
a. Predicó a Cristo como Señor y a sí mismo como
esclavo de los creyentes por causa del Señor—2 Co.
4:5.
b. Testificó que si alguno era débil, él también era
débil, y que él se hacía débil a los débiles con el fin
de ganar a los débiles—2 Co. 11:29; 1 Co. 9:22.
15. Restaurar con mansedumbre (una expresión de gentileza y
humildad) a un hermano que se encuentra enredado en
alguna falta, también nos protege, para que no seamos
tentados—Gá. 6:1.
16. La jactancia personal, la autoexaltación, la autoglorificación
y la concupiscencia de la vanagloria son expresiones bajas y
viles del orgullo—Gá. 5:26.
C. La autojustificación:
1. La autojustificación indica que uno condena a los demás y
se exalta a sí mismo.
2. El Señor no vino para condenar a los hombres sino para
salvarlos, al perdonar (olvidando) sus pecados—Jn. 3:17.
3. La iglesia no es una comisaría de policía donde se arresta a
la gente, ni un tribunal donde se juzga a la gente, sino un
hogar donde se cultivan los creyentes, un hospital donde los
creyentes son sanados y se recuperan, y una escuela donde
se enseñan y se edifican los creyentes.
33. Oración: Oh, Señor, te alabamos porque Tu misericordia abundante es nuestra
canción diaria; al hablar de ella nunca podemos agotarla. Incluso esta noche, el
hecho de que estemos sentados aquí se debe a Tu misericordia abundante. Sin
Tu misericordia, somos las personas más miserables. Oh Señor, ten
misericordia de nosotros, de cada uno de nosotros. Por más de setenta años, has
estado cuidándonos y teniendo misericordia de Tu recobro, y has estado
hablándonos hasta hoy. Oh, Señor, con Tus palabras, danos sin medida Tu
Espíritu y derrámalo ricamente sobre nosotros para que podamos estar llenos
de Tus Palabras y de Tu Espíritu, es decir, de Tu revelación y luz. Amén.
EL AVANCE DE LA REVELACION DIVINA
EN EL RECOBRO DEL SEÑOR
En los tres capítulos anteriores, vimos el ministerio completo del Señor. Su
ministerio no es pobre ni fragmentario sino pleno. Aunque este Cristo, quien es
único en la historia, hizo muchas cosas en la tierra, parece que muchas personas
realmente no le conocen. El cristianismo da a la gente una impresión muy
superficial al decir simplemente que Cristo es Dios, el Creador de todas las cosas
y que un día se hizo carne para ser el Salvador de los hombres. Hoy cualquier
persona que haya recibido un poco de educación y que haya estudiado algo de la
historia mundial, seguramente ha aprendido algo acerca de Jesucristo. Algunos
dicen que sólo El es el Dios verdadero, y que El creó todas las cosas, y que se
hizo un hombre como Salvador de los hombres. Estas cosas son verdaderas,
pero no profundas.
Entre nosotros, el hermano Nee tomó la iniciativa al amar la Biblia y al seguir la
verdad. Puedo testificar firmemente que yo seguí al hermano Nee simplemente
a causa de estas características que vi en él. Desde el momento que fui salvo,
empecé a amar la Palabra y a buscar la verdad, así que, con regularidad leía
publicaciones espirituales. Entre estas publicaciones de las cuales yo leía, había
una que contenía en casi todos los números los escritos del hermano Nee.
Cuando leí sus escritos, sentí que eran únicos. En aquellos tiempos, se puede
decir que todos los escritos cristianos que existían en toda la China provenían de
aquella publicación. Sin embargo, aunque muchos habían contribuido a ella,
sólo unos cuantos eran únicos. Por lo tanto, comencé a tener comunión con el
hermano Nee por correspondencia.
Por la autoridad soberana del Señor, un día El me llevó a donde estaba el
hermano Nee. En el momento que le vi, me atrajo su extraordinaria forma de
hablar. El era sólo dos años mayor que yo. Nos conocimos por primera vez
cuando él vino a mi pueblo natal. Considere esto: su pueblo natal estaba en
Fucheu (al sur de China) y la mía estaba en Chifú, Shantong (al norte de China).
Por lo tanto, si no hubiera sido por el arreglo de la soberanía del Señor, ¿cómo
habríamos podido reunirnos? Más tarde, me pidió que trabajara con él, así que
juntos trabajamos para el Señor por un total de dieciocho años. Más y más me
doy cuenta de que verdaderamente él era un gran revolucionario de la Biblia; su
interpretación de la Biblia era diferente de los demás. Quizás usted se pregunte
si él entendía las interpretaciones de otras personas. El sí las entendían. El
había leído lo que enseñaban los padres de la iglesia, lo que enseñaban los que
buscaban con diligencia al Señor en los días subseguidos a los padres de la