El absolutismo fue el principal modelo de gobierno en Europa durante la época moderna, significando un poder soberano o de origen divino desligado de cualquier otra autoridad temporal. Los orígenes del absolutismo se desarrollaron en Francia con la teoría del derecho divino del poder real. Las principales resistencias al absolutismo vinieron de la nobleza, que buscaba garantizar sus intereses, y de los órganos representativos como las cortes y parlamentos, cuyo poder y autonomía los monarcas buscaban reducir.