El documento discute cómo los cristianos deben ver la política. Sostiene que (1) la voluntad de Dios es lo más importante y Él controla a los gobernantes, (2) la salvación solo viene de Dios, no de los gobiernos, y (3) la misión de la iglesia es predicar el evangelio, no el activismo político. Los cristianos deben obedecer al gobierno pero su esperanza está en Dios, no en los políticos.