El documento resume las perspectivas de varios autores sobre la relación entre Jesús y la política. Jesús evitó postularse para cargos políticos o alinearse con partidos, en lugar de eso se enfocó en asuntos espirituales y de justicia social. Criticó a los líderes hipócritas de su época pero también exhortó a respetar a las autoridades civiles. Si bien Jesús no estableció un sistema político o económico, promovió valores como la generosidad hacia los pobres y la igualdad ante Dios.
1. ESCRITOS DE FORMACIÓN
EAS
Número 40 – Marzo de 2010
Jesús y la Política:
Ante las elecciones
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIA
CIUDAD DE MEDELLÍN
COMITÉ DE FORMACIÓN
1
2. El comité de Formación genera documentos periódicamente para
beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos
documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en
comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.
Estos escritos se basan en recopilaciones de documentos de diversos
autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a
adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la
responsabilidad del comité.
Son bienvenidos los comentarios y los aportes.
En este escrito queremos tratar el tema de Los EAS y la Política, a
modo de llamado de atención sobre el compromiso que tenemos con la
situación y el manejo del país:
• Cómo elegir bien en nuestras opciones al momento de votar y de
opinar.
• Cómo conversar con los que nos rodean sobre estos temas.
• Cómo participar con sentido de compromiso, con sensación de
efectividad, con responsabilidad.
Lo que hemos hecho es seleccionar varios artículos para que los lean y
para que generen inquietud y reflexión y al final proponemos un
esquema a modo de conclusión.
Pensamos que este tema debe ser objeto de discusión y de compartir
en las pequeñas comunidades y los aprendizajes que vayamos
descubriendo deberían ser compartidos entre todos.
LA PEQUEÑA COMUNIDAD Y LA POLÍTICA
Jesús y la Política: ante las elecciones
Por akostenberger
Como dijo recientemente Mike Huckabee, precandidato norteamericano
en las elecciones pasadas, durante uno de sus debates televisivos,
“Jesús fue sumamente inteligente como para lanzarse de candidato a un
cargo político.” ¿No es esto cierto? Uno ciertamente simpatiza con los
candidatos que tienen que reinventarse a sí mismos cada pocos días
para atraer a diferentes grupos de electores. De hecho, Jesús no se
lanzó como candidato a cargo político alguno. Dijo que su reino no era
de este mundo. No quiso decir que él era tan de otro mundo como para
no adaptarse a este mundo. Al contrario, él estaba muy al tanto de las
ansiedades y preocupaciones de las personas con sus necesidades
2
3. existenciales. Fue muy crítico con aquellos que atesoraban riquezas
mientras olvidaban las necesidades de otros o no se preparaban para su
destino final. A quienes venían a él, les urgía a que vendieran sus
posesiones para dar el dinero a los pobres. Así que en lugar de lanzarse
para algún cargo político, Jesús estaba muy interesado en materia de
economía y la redistribución económica y voluntaria.
Jesús no solo evitó lanzar su candidatura, tampoco se adhirió a ningún
candidato político. Aunque sí se preocupaba por los asuntos de justicia y
carácter. Descubría a los líderes de su día por su falsedad e hipocresía y
les llamaba al arrepentimiento. Les exhortaba a ser honestos,
generosos, temerosos de Dios, creyentes en Cristo y auténticos, les
llamaba a ser consistentes con la manera en que vivían. Los falsos eran
malditos como también lo eran aquellos que abandonaban la justicia y
la moralidad en su vida pública o en sus creencias y prácticas
personales. Jesús también estuvo por encima de los partidos políticos.
Sus objetivos eran los asuntos espirituales y trascendentes de este
mundo. Al final, los líderes de su época conspiraron y en una alianza de
conveniencia política se deshicieron de él. Esto no tomó a Jesús por
sorpresa. Él no esperaba menos. No confiaba en ningún partido ni
institución humana, puesto que tenía una evaluación del pecado
humano y la inconstancia de las multitudes que pueden ser ganadas con
promesas de soluciones inmediatas a sus necesidades.
La visión propia de Jesús trascendió la mera existencia terrenal
humana. Por supuesto que él no fue político. Pero le dio a la gente una
visión que fue grandiosa e inspiradora y capaz de capturar su
imaginación. Fue muy bueno en el trato personal de uno a uno, y podía
convencer a los individuos de dejar su ocupación anterior para seguirle
a él. Era capaz de conectarse con las personas y habló su propio idioma.
Habló de asuntos que le preocupaban a las personas, en lugar de usar
términos abstractos. Esto es lo más notable ya que él era el Hijo de
Dios quien había venido a la tierra de arriba. Su identificación con la
gente a quien él vino a ministrar era completa. De hecho, vino a
servirles antes que reclutarles a fin de que le ayudaran a lograr sus
propios objetivos y sus ambiciones egoístas.
El propósito de este breve escrito, el cual es, a lo sumo, impresionista y
ciertamente incompleto, no es presentar a Jesús como el “candidato
ejemplar.” Aunque, tal vez el leer estas reflexiones pueda servir como
un prisma para refractar alfo de lux sobre los candidatos en las
elecciones. ¿Cuál(es) candidato(s) refleja(n) su semejanza con Cristo en
alguna o varias de las áreas mencionadas en su comportamiento y en
su enfoque? ¿Cuál(es) candidato(s) se parecen más a los candidatos
que Jesús descubría como injustos o hipócritas? No hay, ni nunca habrá
un candidato perfecto. No debemos poner ninguno de los candidatos
presentes ni futuros en un pedestal. Pero para aquellos que son
3
4. elegibles para votar se debe hacer una selección. Pocos de nosotros nos
lanzaremos alguna vez como candidatos a un cargo político. Pero
mientras votamos, como cristianos, debemos usar un criterio cristiano
al tomar nuestra determinación en escoger al mejor candidato. En este
respecto, así como en cualquier otro aspecto de la vida cristiana, no hay
mejor criterio que el carácter y los valores de Jesús.
Tomado de
http://fundamentosbiblicos.com/?p=56
Jesús y la política
Por Fray Betto
El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, dice
que "no hay nada más político que afirmar que la religión no tiene que
ver con la política". Querer separar la religión y la política es lo mismo
que pretender separar el cuerpo y el alma. La expansión musulmana en
el mundo, el boicot chino a la presencia del Dalai Lama en el Tibet, la
política israelí frente a las naciones árabes, la intransigencia de la
corona británica en no admitir la independencia de Irlanda del Norte...
son cuestiones políticas con fuertes resonancias religiosas.
Como observa Clodovis Boff, "todo es político, pero lo político no lo es
todo".
Al abrir el evangelio constatamos que la vida de Jesús tuvo
implicaciones políticas antes incluso de que él naciera. Herodes,
temiendo al Mesías, ordenó la mantanza de los niños. Para María, el hijo
esperado era una bendición del señor que "derriba del trono a los
poderosos y eleva a los humildes, que llena de bienes a los hambrientos
y despide a los ricos con las manos vacías" (Lc 1, 52-53). Si la religión
no tuviese nada que ver con la política, Juan Bautista, primo de Jesús,
no habría sido preso y asesinado por orden de Herodes, que por el fue
denunciado como corrupto (Mc 6, 17-29). Toda la misión de Jesús es un
conflicto permanente con las autoridades de su tiempo: escribas,
fariseos, saduceos, miembros del Sanedrín y de la corte romana. El
hecho de que Jesús denunciara la hipocresía de la ley, defendiera los
derechos de los marginados, proclamara un Reino que no era el del
César... provocó la ira de Herodes, a quien él trató de "zorro" (Lc 13,
32).
Cuando los apóstoles sugirieron que Jesús despidiese a la gente
hambrienta, él reaccionó, obligándolos a repartir los alimentos (Mc 6,
30-44). En la oración que Jesús enseña, el paralelismo "Padre nuestro /
pan nuestro" deja claro que no se puede testimoniar que Dios es
nuestro Padre si no nos llevamos como hermanos compartiendo los
bienes de la tierra y los frutos del trabajo humano.
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5. Todo cristiano es discípulo de un prisionero político. Jesús no murió de
accidente de camello en una calle de Jerusalén, ni de hepatitis en la
cama. Fue asesinado bajo dos procesos sumarísimos, el del Sanedrín y
el de los romanos. Era preciso callar a aquel que enseñaba que la
persona humana es más sagrada que el Templo de Jerusalén, el sábado
o el palacio de Herodes en Tiberíades.
El ciego, el cojo, el pobre Lázaro, así como Zaqueo, son templos vivos
de Dios. Ningún orden político puede considerar el derecho de la
propiedad por encima de los derechos de la vida de las personas. Para
la fe cristiana, la salud de un pobre enfermo vale mucho más que la
manada de cerdos que Jesús precipita en el lago (Lc 8, 26-33), así
como el derecho de los sin-tierra está por encima de la propiedad de la
tierra ociosa, o el salario del trabajador por encima del lucro del patrón,
la educación de los niños de la calle por encima de los intereses de los
bancos.
La Iglesia Católica no es un partido político ni puede confundirse con
ellos. Es por razones éticas y pastorales por las que ella se expresa
sobre la política, no por razones electorales. Siendo Iglesia de hombres
y mujeres -y no de ángeles- tiene el deber de velar para que, ya en
este mundo, "todos tengan vida y vida en abundancia" (Jn 10, 10). Para
esto vino Jesús a restaurar el paraíso creado por el Padre y subvertido
por el egoísmo humano. Si hay un solo Dios, de quien todos somos
hijos, ¿por qué tanta desigualdades entre los hermanos?
Tomado de
http://www.servicioskoinonia.org/logos/articulo.php?num=024
¿Fue Político, Jesucristo?
por David Vaughn Elliott
En los días de Jesucristo, los judíos se encontraban bajo la dictadura del
Imperio Romano. Con la pregunta: "¿Es lícito dar tributo a César, o
no?", los judíos intentaron atrapar a Jesús en la explosiva lucha política.
Jesús les contestó: "Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo
que es de Dios" (Mateo 22:17-21). Así enseñó Cristo el respeto a las
autoridades terrenales y la obligación de pagarles los impuestos que
imponen.
Cristo habló muy duro en contra de los ricos. Dijo: "difícilmente entrará
un rico en el reino de los cielos" (Mateo 19:23). Sin embargo, nunca
habló de reorganizar la sociedad para eliminar la pobreza. Jesús jamás
incitó al pueblo a organizarse en contra de la injusticia, sino exhortó:
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6. "No os preocupéis por lo que habéis de comer... vuestro Padre sabe que
tenéis necesidad..." (Lucas 12:29,30).
Algunas personas consideran a Jesús como el primer comunista porque
enseñó la comunión. Sí, enseñó la comunión, pero en el sentido de
amar al prójimo y ayudar al necesitado. Esto nada tiene que ver con
ciertas teorías económicas como el comunismo, el socialismo o el
capitalismo. Cristo no se hizo partidario de ningún sistema económico.
Jamás se unió Cristo a la lucha de las clases. Zaqueo, un rico cobrador
de impuestos, al escuchar el mensaje de Cristo, declaró: "La mitad de
mis bienes doy a los pobres". Jesús le contestó: "Hoy ha venido la
salvación a esta casa" (Lucas 19:8,9). Cristo jamás luchó para cambiar
las leyes civiles. Al contrario, luchó para cambiar los corazones. Enseñó
mucho sobre el deber de ayudar a los pobres, no por la fuerza, ni por el
cambio del sistema político-económico, sino por medio de la buena
voluntad.
Cristo rehusó entrar en la lucha por los "derechos humanos". Todo su
interés lo puso en los deberes humanos. Cuando un hombre le suplicó:
"Dí a mi hermano que parta conmigo la herencia", Jesús le contestó:
"¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?" Y les dijo:
"Mirad, y guardaos de toda avaricia" (Lucas 12:13-15). Aquel hombre
buscaba justicia social. ¡Cristo le exhortó contra la avaricia del corazón!
Una vez pretendieron las multitudes apoderarse de Jesús para hacerle
rey. Pero Cristo rotundamente rehusó aceptar este poder político. Al día
siguiente Jesús condenó a todos los materialistas, llámense comunistas,
socialistas, o capitalistas, sean ricos o pobres. Dijo: "Trabajad, no por la
comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece"
(Juan 6:15, 27). Más tarde explicó: "Mi reino no es de este mundo"
(Juan 18:36).
El reino de Cristo no es político; es espiritual, es del corazón. Cristo no
vino para reformar a los gobiernos del mundo. Al contrario, Cristo vino
para cambiar a los hombres individualmente. "Vino a buscar y a salvar
lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Vino a prepararnos para la
muerte y el encuentro con nuestro Dios.
Tomado de
http://charlesdailey.net/politico.html
JESÚS… Y LA POLÍTICA
José M. Castillo
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7. Jesús nació, vivió y murió en un país dominado y explotado por una
potencia extranjera, el Imperio Romano. En vida de Jesús, por las calles
de Jerusalén se paseaban los legionarios romanos que imponían su ley
con brutal contundencia. Además, Roma abrumaba a los habitantes de
Palestina con impuestos calculados caprichosamente, siempre en
detrimento de los pobres. Los recaudadores de tales impuestos eran los
publicanos, que aumentaban la presión fiscal en beneficio propio, o sea
robaban a los pobres. Y además eran colaboracionistas con el Imperio
opresor.
Estando así las cosas, llama la atención que Jesús, en los casi tres años
que duró su predicación, no dijo ni media palabra contra los romanos.
Lo cual resulta desconcertante. Porque, si Jesús predicaba la justicia y
la liberación contra opresiones y esclavitudes (Lc 4, 18-21), ¿cómo se
explica su silencio ante la opresión más dura que sufría su pueblo?
Jesús no fue un cobarde. Ni pretendió ingenuamente enseñar una
religión que “no se mete en política”. Lo que ocurre es que Jesús vio
claramente que lo único que cambia de verdad la política es la
renovación interior de las personas. La pena es que no creemos en esto.
Sin embargo, si algo dejó clero el movimiento de Jesús es que un
pequeño grupo de personas, que se renuevan de verdad interiormente,
transforman un Imperio. Todos queremos renovar a los gobernantes. Lo
que nadie quiere es renovarse a sí mismo. En esto está la clave del
silencio de Jesús ante el poder opresor de los romanos.
Por eso, cuando a Jesús le dicen que Pilatos había asesinado a unos
pobres galileos, Jesús no dice que había que expulsar a los romanos,
sino que lo que Dios quiere es que cada cual se convierta (Lc 13, 1-5).
Además Jesús admitió, en el grupo de sus discípulos más cercanos, lo
mismo a publicanos que colaboraban con los romanos (Mateo) (Mc 2,
14) que a quienes luchaban contra ellos, un “zelota” (Simón) y un
“sicario” (Judas). Más aún, Jesús juzgó positivamente a cargos
importantes de las tropas extranjeras (Mt 8, 5 ss; cf. Hech 10, 1 ss). Y
es que Jesús llegó lo más lejos posible en la renuncia al afán de
dominar a los demás. G. Theyssen, el especialista que seguramente ha
estudiado mejor este asunto, indica cómo, en el Sermón del Monte,
descubrimos no sólo la invitación a refrenar la agresividad hacia los
otros, sino también a soportar su agresividad. Jesús, en efecto, formula
esta exhortación paradójica: “Si uno te abofetea en la mejilla derecha,
ponle también la otra” (Mt 5, 39). Es una invitación clásica a la auto-
estigmatización, es decir, a abrazar abierta y libremente una posición
inferior que atrae y soporta la agresión de los demás. Solamente de ese
modo, el otro no quedará reforzado en su obrar, sino que quedará
desarmado, sin argumentos y, por eso, se sentirá inseguro. Así, y sólo
así, se puede acabar con la crispación, el insulto y la necesidad de
mentir para estar por encima de los otros.
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8. Tomado de
http://www.somosiglesiaandalucia.net/spip/spip.php?article462
A modo de conclusiones
El tema de la política siempre será desafiante. El arte de administrar a
los pueblos y de equilibrar las pulsantes fuerzas opuestas que existen
entre las personas para logar el beneficio colectivo será un tema
abierto.
Este tema se presta para el compartir comunitario si se sabe manejarlo
con altura, con apertura, con compasión, con cariño. Hemos visto en los
artículos que hemos incluido que Jesús no fe extraño al influjo de las
situaciones políticas y que aportó elementos novedosos a su
entendimiento y manejo. Nosotros los EAS podemos aportar elementos
novedosos a nuestros compañeros de comunidad, para ayudarnos los
unos a los otros a tomas decisiones sabias, conscientes con relación a la
política.
También hemos visto que Jesús hizo algunas declaraciones impactantes
sobre lo que significaban el poder y la política para Él. Igualmente
nosotros podemos atrevernos a expresar ideales, sueños, concepciones
profundas, que eleven nuestro sentido político y le den sentido.
Si exploramos las muchas opiniones que aparecen sobre el sentido del
compromiso cristiano con la política, como algunas de las que hemos
expuesto acá, veremos que hay contradicciones, que hay alternativas,
que hay distintas visiones. De alguna forma, si nos dejamos exponer a
esta riqueza, podemos ir formando una cierta síntesis más sabia y más
equilibrada, más humana, más rica. Pensamos que de eso se trata el
compartir comunitario sobre este tema y sobre tantos otros temas.
Los invitamos a adentrarse con mayor confianza y decisión en los temas
de la política de nuestro país, para que contribuyamos a darle un
sentido cristiano.
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