Para ser un buen orador, se debe planificar cuidadosamente la presentación, ser claro y conciso al sintetizar la información en conceptos clave, y contar una historia de manera coherente que mantenga la atención del público. Además, se debe prestar atención al público, usar un tono amigable, hablar a un ritmo entendible, vestir de manera sencilla y dar vida al contenido con ejemplos concretos en lugar de quedarse en lo teórico.

1. En este tema se hablara sobre qué debemos hacer para ser un buen orador
1. Planificación: Detrás de una presentación efectiva, siempre hay una planificación
meticulosa del emisor.
2. Claro y preciso: Es imprescindible ser conciso y claro. No sirve brindar un informe
detallado en una presentación, sino sintetizar la información en un par de conceptos y
palabras claves.
3. Coherencia y llamativo: En otras palabras, es más efectivo contar una historia con
un buen sustento, que aburrir al auditorio con un extenso listado de temas inconexos.
4. Software a utilize: PowerPoint, prezi, Keynote
5. Diapositivas legibles: No sirve de mucho una gran oratoria si las diapositivas de la
presentación no pueden ser leídas desde cierta distancia o son confusas.
6. Público: El presentador nunca debe olvidar al público, por eso no hay que darle la
espalda ni mirar hacia otro lado mientras estamos hablando.
7. Tono: El tono de la presentación debe intentar ser fresco y amigable, no demasiado frío
o técnico. De esta manera lograremos más empatía con la audiencia. No temerle al
lenguaje coloquial ni a las palabras simples.
8. Manera de hablar: Evitar hablar rápido, buscando un ritmo en la alocución que
mantenga atento a los receptores y al mismo tiempo les permita entender cada punto del
mensaje.
9. Sencillo: En cuanto a la vestimenta del presentador, los especialistas aconsejan el uso
de prendas sobrias y sencillas. Cuando la ropa es muy llamativa (por ejemplo una camisa
de un color muy fuerte) es probable que muchas personas del público se concentren en
ese detalle y se pierda el foco sobre el mensaje.
10.No ser teóricos: Por último, resultará vital darle vida al contenido de la presentación.
Para eso es posible utilizar ejemplos concretos y no quedarse en contenidos teóricos,
como así también consultar a la audiencia cuando sea apropiado, para conocer sus
opiniones o experiencias sobre el punto a tratar.