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Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento
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Laura Lara
Universidad Autónoma De Chile
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Mahia Saracostti
Pontificia Universidad Católica de Chile
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Juan-José Navarro
University of Zaragoza
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Ximena De Toro
Pontificia Universidad Católica de Chile
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52
Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento
School Engagement: Development and Validation of an Instrument
Laura Lara
Universidad Autónoma de Chile
Mahia Saracostti
Universidad de la Frontera, Chile
Juan-José Navarro
Universidad Autónoma de Chile y Universidad de Zaragoza, España
Ximena de-Toro, Edgardo Miranda-Zapata, Jennifer Marie Trigger
Universidad de la Frontera, Chile
Jaime Fuster
Universidad Autónoma de Chile
Citación: Lara, L., Saracostti, M., Navarro, J.-J., de-Toro, X., Miranda-Zapata, E., Trigger, J. M., & Fuster, J. (2018).
Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento. Revista Mexicana de Psicología, 35(1), 52-62.
Revista Mexicana de Psicología, enero-junio 2018
Volumen 35, Número 1, 52-62
Financiamiento: Proyecto fondef ID14I10078, financiado por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, dentro del marco
del concurso Programa IDeA del Gobierno de Chile.
* Dirigir correspondencia a: Dra. Laura Lara. Universidad Autónoma de Chile, 5 Poniente, 1670, Talca, Chile. Correo electrónico: llarav@uautonoma.cl
Resumen: El objetivo de este estudio fue diseñar y validar
un cuestionario para medir el compromiso de los adoles-
centes chilenos con sus estudios. El proceso de elaboración
partió de la creación de ítems con base en la revisión de la
literatura disponible, posteriormente depurados mediante
revisiones por expertos en educación y grupos de discusión
con estudiantes. Se aplicó el cuestionario inicial a 454 estu-
diantes de enseñanza básica y media. Los análisis de homo-
geneidad y factoriales exploratorios realizados con la pri-
mera mitad de la muestra dieron lugar a un cuestionario de
29 ítems agrupados en tres factores (Afectivo, Conductual
y Cognitivo). Los análisis factoriales confirmatorios reali-
zados con la segunda mitad de la muestra corroboraron
esta estructura factorial, mientras que los análisis de fiabi-
lidad indicaron una adecuada consistencia interna. Final-
mente, las correlaciones positivas y significativas entre las
puntuaciones del cuestionario y el rendimiento académico
aportaron evidencia de su validez externa.
Palabras clave: dedicación, involucramiento, participa-
ción, autoinforme, alumnos.
Abstract: The objective of this study was to design and
validate a questionnaire to measure Chilean adolescents’
engagement with their studies. The construction process
considered creating items based on review of available
literature, then refining them through experts’ revisions
and student focus groups. The initial questionnaire was
applied to 454 primary and secondary school students.
Homogeneity and exploratory factorial analyses per-
formed on sample’s first half led to a 29-item question-
naire, which items grouped into three factors (Affective,
Behavioral and Cognitive). Confirmatory factorial analy-
ses conducted on sample’s second half corroborated this
factorial structure, whereas reliability analyses indicated
an adequate internal consistency. Finally, the positive and
significant correlations between the questionnaire scores
and academic performance provide evidence on its exter-
nal validity.
Keywords: commitment, involvement, participation,
self-report, pupils.
52
53
Revista Mexicana de Psicología
Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Medida del compromiso escolar
Se considera el compromiso escolar como un concepto pri-
mordial tanto para comprender el fenómeno de la deses-
colarización como para promover trayectorias educativas
exitosas (Christenson et al., 2008). Investigadores prove-
nientes de distintas áreas (p.ej., Appleton, Christenson y
Furlong, 2008; Fredricks, Blumenfeld y Paris, 2004; Ji-
merson, Egeland, Sroufe y Carlson, 2000; Wang y Eccles,
2012) concuerdan que el compromiso escolar es una varia-
ble clave en la deserción escolar, ya que el abandono escolar
no suele ser un acto repentino, sino que constituye la etapa
final de un proceso dinámico y acumulativo de una pérdida
de compromiso con los estudios. A su vez, el compromiso
escolar es un predictor estadísticamente significativo de las
variables que intervienen en el éxito de las trayectorias edu-
cativas de los estudiantes, sobre todo para aquellos de co-
legios de alta vulnerabilidad social (Archambault, Janosz,
Fallu y Pagani, 2009), el que se refleja en resultados tales
como el rendimiento, la asistencia y la promoción en ni-
veles y ciclos educativos. En esta misma línea, se considera
el compromiso como un predictor relevante del desempe-
ño académico que alcanzarían los estudiantes (Appleton et
al., 2008; Weiss, Carolan y Baker-Smith, 2010), así como
del grado de involucramiento que un estudiante tiene con
su escuela y su quehacer educativo (Jimerson, Campos y
Greif, 2003).
Por lo tanto, y dado que se considera el compromi-
so escolar como un importante predictor del desempeño
escolar, contar con información válida y fiable sobre el
mismo beneficiaría a los establecimientos educacionales
y organismos gubernamentales en la prevención de la de-
serción escolar (Fall y Roberts, 2012). Además, la medida
del compromiso escolar también permitiría identificar a
aquellos estudiantes que presentan un alto compromiso,
lo que daría lugar a trayectorias educativas más exitosas
en términos de tránsito entre ciclos educativos en el siste-
ma escolar, graduación escolar y/o de transición a la edu-
cación superior. Aspecto que queda de manifiesto en la
revisión que Zaff et al. (2017) realizaron, centrada en los
factores que pueden promover que los estudiantes final-
mente consigan terminar la enseñanza secundaria, donde
el compromiso escolar se posiciona como una variable
clave. De hecho, se ha demostrado que los indicadores
basados en el interés de los estudiantes por sus estudios
tienen mayor validez predictiva respecto a la trayecto-
ria educativa que el rendimiento académico por sí solo
(Hoffman y Lowitzki, 2005).
Respecto a la conceptualización de este constructo, si
bien existen diferentes definiciones (véase la revisión de
Sinatra, Heddy y Lombardi, 2015), la revisión de la lite-
ratura pone de relieve que existen dos aproximaciones bá-
sicas. Por un lado, algunos autores han optado por utilizar
el término compromiso del estudiante, poniendo el foco en el
alumno y en la experiencia interna del mismo (Appleton et
al., 2008; Christenson, Reschly y Wylie, 2012), mientras
que otros autores prefieren referirse a compromiso escolar,
donde el énfasis no se encuentra puesto en el estudiante
por sí solo, sino en la consideración de variables contex-
tuales como elementos clave para su conceptualización
(Fredricks, Blumenfeld, Friedel y Paris, 2005; Jimerson et
al., 2003). Si bien se utiliza estos términos intercambiable-
mente, los enfoques coinciden en considerar que se trata
de un constructo multidimensional conformado por dis-
tintas, pero integradas dimensiones que interactúan entre
sí. En esta misma línea, también parece existir consenso en
considerar el compromiso escolar como un metaconstruc-
to que se sobrepondría a otros conceptos similares, tales
como la existencia de vínculos y lazos fuertes con la escuela
(Hart, Stewart y Jimerson, 2011), o una actitud positiva
y apego hacia ella (Wang y Fredricks, 2014). Lo anterior
tendría relación, además, con la descripción de una fuerza
centrípeta entre el estudiante y su escuela (Veiga, 2012;
Wang y Fredricks, 2014). Siguiendo este enfoque multi-
dimensional, resultaría coherente entender el compromiso
escolar como un fenómeno biopsicosocial (Hazel, Vazira-
badi y Gallagher, 2013), que se encontraría relacionado no
sólo con el desarrollo esperado del estudiante, sino también
con poder entenderlo desde un contexto determinado, que
presenta normas, reglas y valores específicos con los que el
estudiante debe lidiar para poder alcanzar y desarrollar este
compromiso. De este modo, dado que factores externos
influyen el compromiso escolar, los enfoques actuales lo
conciben como un estado altamente maleable (Furlong y
Christenson, 2008).
Esta concepción del compromiso escolar como un esta-
do, y no como un rasgo del estudiante, es extremadamente
relevante, ya que abre la posibilidad de realizar intervencio-
nes (Lam, Wong, Yang y Liu, 2012; Reschly y Christenson,
2012). Los estudios disponibles apoyan la conceptualiza-
ción del compromiso escolar como un estado, al mostrar
que es maleable y que responde a los cambios en las prác-
ticas de los profesores y la escuela (Fredricks, Filsecker y
Lawson, 2016). Por este motivo, la atención al concepto
de compromiso escolar ha crecido en importancia dado
que los establecimientos escolares difícilmente pueden
controlar aquellos factores de riesgo vinculados a variables
estructurales y ajenas al sistema educativo; sin embargo, al
centrarse en aquellas variables sobre las cuales pueden ejer-
cer algún efecto, los establecimientos escolares pueden
54
Revista Mexicana de Psicología
Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Lara et al.
apoyar a los estudiantes proporcionando una alternativa
más optimista para conseguir resultados positivos (Dotte-
rer, McHale y Crouter, 2007).
En relación a las dimensiones que configuran el com-
promiso escolar, existe cierto consenso en concebir el
compromiso escolar como un metaconstructo conforma-
do por componentes afectivos, conductuales y cognitivos
(Christenson et al., 2012; Fredricks et al., 2004, 2016;
González González, 2010). Entre los tres componentes, se
aprecian tanto conductas observables positivas (p.ej., par-
ticipar activamente en clases, realizar trabajos escolares,
prestar atención) como negativas, que implican conduc-
tas disruptivas que interfieren con las oportunidades de
aprendizaje, así como aspectos no observables asociados
principalmente al compromiso cognitivo y afectivo (p.ej.,
esfuerzo, resolución de problemas, uso de estrategias me-
tacognitivas, emociones como interés, entusiasmo y satis-
facción por los logros; Nelson Laird y Kuh, 2005; Rum-
berger y Rotermund, 2012).
El compromiso afectivo se define como el nivel de res-
puesta emocional del estudiante hacia los profesores, los
compañeros, el establecimiento educativo y su propio pro-
ceso de aprendizaje, caracterizado por un sentimiento de
involucramiento con el colegio y una consideración del
colegio como un lugar que es valioso y vale la pena. Los
estudiantes que están comprometidos afectivamente se
sienten parte de la comunidad escolar, consideran que el
colegio es significativo en sus vidas y reconocen que la es-
cuela proporciona herramientas para obtener logros fuera
del contexto escolar (Finn y Zimmer, 2012). A su vez, les
permite establecer un vínculo con la escuela y una buena
disposición hacia el trabajo estudiantil (Appleton et al.,
2008; Fredricks et al., 2004). Por el contrario, una per-
cepción negativa del valor de la escolaridad, una falta de
interés en el colegio, aburrimiento, ansiedad, aislamiento
social, pobres relaciones con los pares o rechazo de éstos
podrían ser signos a considerar para reconocer a los estu-
diantes que están perdiendo el compromiso con sus estudios
(Fredricks, 2014).
Por su parte, el compromiso conductual se basa en la
idea de participación por parte del estudiante y adheren-
cia a las normas de convivencia. Incluye las interacciones
y respuestas del estudiante dentro de la sala de clases, del
colegio y en ambientes extracurriculares. Este aspecto
del compromiso escolar podría concebirse como un conti-
nuo, desde un involucramiento básico esperado de mane-
ra universal (asistencia diaria), a un involucramiento más
intenso o profundo (p.ej., participación en el centro de
alumnos).
Finalmente, el compromiso cognitivo se basa en la idea
de inversión; incorpora la conciencia y voluntad de ejercer
el esfuerzo necesario para comprender ideas complejas y
desarrollar habilidades difíciles (Appleton et al., 2008). Es
la inversión consciente de energía para comprender ideas
complejas con la finalidad de ir más allá de los requeri-
mientos mínimos, lo que facilitaría la comprensión de ma-
terial complejo. Refleja la disposición del estudiante para
invertir destrezas cognitivas dentro del aprendizaje y do-
minio de nuevas habilidades de gran complejidad. Implica
a su vez motivaciones para aprender, ser reflexivo y estar
dispuesto a realizar el esfuerzo necesario para la compren-
sión y el dominio de conceptos y habilidades de alto nivel.
Incluye asimismo la voluntad de ir más allá e invertir más
tiempo y esfuerzo en las tareas de aprendizaje, poniendo
en práctica estrategias de autorregulación (Fredricks et al.,
2004).
A partir de los antecedentes expuestos, el objetivo del
presente estudio fue diseñar y validar un instrumento de
evaluación del compromiso escolar que recogiera la multi-
dimensionalidad del constructo en sus aspectos afectivos,
conductuales y cognitivos, y aprovechara además los ha-
llazgos más actualizados en este ámbito. Se esperaba que
el instrumento desarrollado presentara adecuados índices
psicométricos, específicamente, que existiera evidencia a
favor de la validez de contenido, de constructo y externa,
además de adecuados niveles de confiabilidad.
La necesidad de crear un instrumento específico para
su medida se fundamenta en diferentes razones. En primer
lugar, las medidas existentes para evaluar el compromiso
escolar no resultan completamente satisfactorias. Si bien
existen diversos instrumentos que miden el compromiso
escolar en el contexto anglosajón, no existe consenso sobre
una medida efectiva del mismo (véase la revisión al respec-
to de Sinatra et al., 2015). Como se pone de manifiesto en
la revisión de los instrumentos de medida del compromiso
escolar que Fredricks y McColskey (2012) realizaron, son
escasos los instrumentos con adecuadas propiedades psi-
cométricas que midan este constructo teniendo en cuenta
su naturaleza multidimensional, y señalaron también la
inconsistencia en los ítems utilizados entre las diferentes
medidas. Otro problema añadido en las medidas existentes
se relaciona con la confusión que frecuentemente se pre-
senta, como señalan Hazel et al. (2013), entre el compro-
miso escolar y otras variables que pueden incidir sobre el
mismo, como los indicadores (p.ej., promedio o compe-
tencia académica) y los facilitadores (p.ej., factores contex-
tuales, como la supervisión parental). En segundo lugar, no
existen instrumentos que se hayan desarrollado y validado
55
Revista Mexicana de Psicología
Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Medida del compromiso escolar
considerando los aspectos culturales y lingüísticos que per-
mitan medir el compromiso escolar en población chilena,
así como tampoco en el contexto latinoamericano, y en
general, en muestras de habla hispana.
En tercer lugar, el diseño de dicho instrumento es ne-
cesario para detectar de manera oportuna aquellos estu-
diantes que estén perdiendo el interés por sus estudios. Se
puede diagnosticar dicha pérdida de interés oportunamen-
te mediante la detección de indicadores tanto observables
como no observables. A su vez, este instrumento puede
servir de insumo para potenciar el desarrollo de trayec-
torias educativas exitosas (Jerald, 2006). En cuarto lugar,
nos centramos en la creación de un instrumento que per-
mitiera evaluar a los estudiantes en la etapa de transición
entre ciclos educativos, desde la enseñanza básica a la me-
dia, ofreciendo una medición más profunda que la mayoría
de los instrumentos que se focalizan en etapas diferencia-
das (p.ej., Tomás, Gutiérrez, Sancho, Chireac y Romero,
2016). De este modo, se respondió a la necesidad de pres-
tar mayor atención a esta transición, dado que los desafíos
nuevos a los que el estudiante debe enfrentarse constituyen
esta transición escolar como un periodo crítico (Román,
2009). Por último, se focalizó especialmente en los estu-
diantes de los niveles socioeconómicos más bajos, dada la
necesidad de contar con instrumentos que permitieran una
intervención temprana en aquellos contextos desfavoreci-
dos que tradicionalmente han mostrado mayores tasas de
deserción (Espinoza, Castillo, González y Loyola, 2012).
Método
Desarrollo del instrumento
En primer lugar, se realizó una revisión exhaustiva de la
literatura con la finalidad de recopilar información acabada
en relación al constructo compromiso escolar. En esta revi-
sión se analizaron tanto las aproximaciones teóricas como
los instrumentos de autoinforme dirigidos a estudiantes
(Christenson et al., 2012; Fredricks et al., 2016; Fredricks
y McColskey, 2012; Hart et al., 2011; Rumberger y Ro-
termund, 2012). Con base en esta información se redactó
una batería lo suficientemente amplia de ítems (87 ítems
en total), que permitiese su correcta depuración a lo largo
de los subsiguientes análisis, considerando las tres dimen-
siones (afectiva, conductual y cognitiva), con una escala de
respuesta tipo Likert de cinco puntos, donde 1 = nunca o
casi nunca, 2 = algunas veces, 3 = a menudo, 4 = muchas veces
y 5 = siempre o casi siempre.
Seis jueces expertos en áreas relacionadas con la educa-
ción (psicología de la educación y ciencias de la educación),
todos ellos doctores y académicos de universidades con una
experiencia media de 16.33 años en docencia, evaluaron los
87 ítems iniciales e indicaron si se adecuaban a la defini-
ción conceptual de la subescala a la que pertenecían, tanto
a partir de su propio conocimiento como de la definición
que el equipo proporcionó. De este modo, informaron en
cada caso si el ítem era adecuado (el ítem es pertinente en
función de su nivel de adecuación para evaluar la dimensión
o subdimensión descrita), medianamente adecuado (el ítem
podría ser pertinente en función de su nivel de adecuación para
evaluar la dimensión o subdimensión descrita si se realizasen
las modificaciones que los expertos sugieren) o inadecuado (el
ítem no es pertinente en función de su nivel de adecuación para
evaluar la dimensión o subdimensión descrita). La validez de
contenido del instrumento se calculó mediante el coefi-
ciente de acuerdo de interjueces, estableciendo un valor de
acuerdo igual o superior a .99 para considerar el ítem como
adecuado para retenerlo (Cohen, Swerdlik y Smith, 1992).
Paralelamente, con el objetivo de evaluar la comprensión
de los ítems, se realizaron nueve grupos de discusión con-
formados por 36 estudiantes de características similares a
los que conformarían la muestra final de enseñanza básica
(33.33 % de séptimo básico y 27.78 % de octavo básico) y
media (38.39 % de primero medio), equivalentes a los nive-
les 1 y 2 de la isced (Instituto de Estadística de la unesco,
2012). Este proceso permitió descartar o modificar los
ítems inadecuados o con lenguaje confuso que dificultaban
la comprensión en el alumnado (Aiken, 2003). En conjun-
to, el resultado de estos análisis dio lugar a la reducción a 57
ítems de los 87 iniciales.
Participantes
En el estudio participaron 454 estudiantes de enseñanza bá-
sica (equivalente al nivel 1 de la isced, Instituto de Estadís-
tica de la unesco, 2012; 33.48 % de séptimo y 39.43 % de
octavo) y media (equivalente al nivel 2 de la isced, Instituto
de Estadística de la unesco, 2012; 27.09 % de primero) de
12 establecimientos educacionales de Chile (de las regiones
Libertador Bernando O’Higgins y la Araucanía). La me-
dia de edad de los participantes fue de 13.51 años (dt =
1.05), 48.62 % chicos y 51.32 % chicas. Concretamente en
función de los cursos, la media de edad en séptimo básico
fue de 12.56 años (dt = 0.74), 54.61 % chicas y 45.39 %
chicos; en octavo básico de 13.65 años (dt = 0.75), 50.84 %
chicas y 49.16 % chicos; y en primero medio de 14.50 años
56
Revista Mexicana de Psicología
Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Lara et al.
(dt = 0.72), 47.97 % chicas y 52.03 % chicos. Se seleccionó
a los participantes mediante un muestreo no probabilísti-
co propositivo que se caracteriza por el uso de intenciones
deliberadas para obtener muestras representativas al incluir
áreas o grupos que se presume son típicos en la muestra
(Kerlinger y Lee, 2002), como es el caso de los estudiantes
considerados en este estudio, los cuales provienen de cole-
gios que imparten educación básica y media, y además se les
ha calificado con niveles de vulnerabilidad alta o extrema de
acuerdo al índice de vulnerabilidad estudiantil que el Mi-
nisterio de Educación confecciona anualmente.
Procedimiento
En primer lugar, se contactó con los responsables de los de-
partamentos de educación municipal y los establecimientos
escolares seleccionados para realizar el estudio. Tras obtener
los permisos, se enviaron cartas para solicitar el consenti-
miento informado a los progenitores de los participantes.
Una vez obtenidos dichos consentimientos firmados, los es-
tudiantes firmaron un asentimiento de participación en el
estudio. Evaluadores entrenados aplicaron el instrumento,
de forma colectiva y en horario lectivo, en los centros educa-
tivos a donde los participantes asistían, con un tiempo pro-
medio de 40 minutos. Los evaluadores leían las instruccio-
nes en voz alta, entregaban los cuadernillos del instrumento
y aclaraban dudas que surgieran por parte del alumnado. El
estudio recibió la aprobación del Comité de Ética de la Uni-
versidad de la Frontera (Chile) y la Comisión Nacional de
Investigación Científica y Tecnológica de Chile.
Análisis de datos
Dado que los ítems que conforman el cuestionario presen-
tan una estructura de respuesta en escala Likert de cinco
puntos, los análisis realizados utilizan los métodos que han
demostrado ser los más eficientes para variables con esca-
la ordinal (Izquierdo, Olea y Abad, 2014; Schreiber, Nora,
Stage, Barlow y King, 2006). Se dividió la muestra total de
454 participantes aleatoriamente en dos partes iguales; con
la primera mitad (n = 227) se realizaron los análisis de ho-
mogeneidad y factoriales exploratorios con el objetivo de de-
terminar la mejor estructura del cuestionario, mientras que
con la segunda mitad (n = 227), se puso a prueba si los datos
se ajustaban a los modelos plausibles mediante la realización
de análisis factoriales confirmatorios (afc), así como el análi-
sis de la consistencia interna mediante el alfa ordinal.
Se realizaron los análisis de homogeneidad con el pro-
grama spss 21, con base en las correlaciones ítem-total; se
consideró coeficientes iguales o superiores a .30. Se reali-
zaron los análisis factoriales exploratorios (afe) utilizando
el programa factor (Lorenzo-Seva y Ferrando, 2006), ver-
sión 10.3.01, sobre la matriz de correlaciones policóricas
con el método de estimación de parámetros de cuadrados
mínimos no ponderados, con el análisis paralelo de Horn
(1965) para determinar el número de factores a retener. Se
realizaron los afc mediante el programa Mplus 7.3, sobre
la matriz de correlaciones policóricas, con el método de
estimación de cuadrados mínimos no ponderados robus-
to. Se llevaron a cabo tres afc en función de los modelos
que podrían ser plausibles a partir de la revisión de la li-
teratura: 1) el compromiso escolar se configura por ítems
que corresponden a las dimensiones afectiva, cognitiva y
conductual, pero sin diferenciar entre ellas (modelo uni-
factorial); 2) el compromiso escolar se compone de los tres
factores esperados (afectivo, conductual y cognitivo) de
forma correlacionada (modelo de tres factores correlacio-
nados); 3) el compromiso escolar se configura como un
factor de segundo orden que aglutina de forma jerárquica
los factores afectivo, conductual y cognitivo (modelo de
segundo orden). Para los índices de adecuación de los afc
se consideraron los puntos de corte que Arbuckle (2011)
estableció, incluyendo el error cuadrático medio de aproxi-
mación (root mean square error of approximation, rmsea
< .08), el índice de ajuste comparativo (comparative fit in-
dex, cfi > .90) y el índice de Tucker-Lewis (Tucker-Lewis
index, tli > .90). La estimación de la consistencia interna
del instrumento se realizó mediante el coeficiente alfa or-
dinal sobre la matriz de correlaciones policóricas generada
en el programa factor, utilizando la plantilla en formato
Microsoft Excel que Domínguez (2012) propuso.
Finalmente, se recogió información complementaria
sobre el rendimiento académico (mediante del promedio
de notas) de 218 de los participantes, con el objetivo de
proporcionar información sobre la validez externa por me-
dio del estudio de las correlaciones con las puntuaciones de
compromiso, realizadas con el programa spss.
Resultados
Análisis de homogeneidad
Utilizando la primera mitad de la muestra se realizó un
análisis de homogeneidad de los 57 ítems que permanecie-
ron tras el análisis en función de los juicios de expertos y
57
Revista Mexicana de Psicología
Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Medida del compromiso escolar
grupos de discusión. En primer lugar, los análisis de homo-
geneidad por factores esperados sugirieron la eliminación
de cinco ítems en la dimensión de compromiso conductual
y otros cinco ítems en la de compromiso cognitivo, dado
que no cumplieron el criterio de obtener un coeficiente
superior o igual a .30. El análisis de homogeneidad de los
ítems con el cuestionario completo corroboró la falta de
homogeneidad de estos 10 ítems, por lo que se los eliminó.
Análisis factoriales exploratorios
El afe realizado con los 47 ítems retenidos tras los resulta-
dos de los análisis de homogeneidad evidenció indicadores
favorables en cuanto a la adecuación muestral (kmo = 0.88) y
a la presencia de correlaciones necesarias para la realización
de un análisis factorial (prueba de esfericidad de Bartlett
con p < .01). El análisis paralelo sugirió la retención de
tres factores, con un índice de bondad de ajuste adecuado
(gfi = .97). Los resultados del afe pusieron de manifiesto
que tres ítems presentaban una saturación inferior a .30 en
todos los factores, y otros cuatro ítems presentaban cargas
factoriales superiores a .30 en más de un factor, los cuales
se eliminaron progresivamente de uno en uno. Posterior-
mente, se analizaron los ítems que evidenciaban saturación
en factores distintos a la dimensión para la cual se crearon,
siguiendo nuevamente el procedimiento de eliminación
uno a uno, lo que dio lugar a la eliminación de 11 ítems.
En conjunto, este proceso implicó la realización de 18 afe
para la depuración de la estructura factorial. En total, la
versión final resultante de estos análisis quedó configurada
por 29 ítems agrupados en tres factores: compromiso afec-
tivo (10 ítems), cognitivo (12 ítems) y conductual (siete
ítems), como se muestra en la tabla 1.
Análisis factoriales confirmatorios
Con la segunda mitad de la muestra, se realizaron afc
para comprobar si la estructura factorial depurada con
la primera mitad de la muestra se podría confirmar en
una muestra independiente, al poner a prueba los tres
modelos plausibles del compromiso escolar para los 29
ítems seleccionados; es decir, en el primer modelo se
puso a prueba si el compromiso escolar se configura en
un factor; en el segundo, si se configura en tres factores
correlacionados; y en el tercero, si se trata de un modelo
jerárquico de segundo orden compuesto por tres factores
(ver la tabla 2).
A partir de la evaluación de los resultados obtenidos,
se observó que el primer modelo, que concebía el compro-
miso escolar como un solo factor, no se confirmó, mientras
que tanto el segundo como el tercer modelo presentaban
buenos niveles de ajuste. De este modo, la adopción de una
u otra estructura dependería de los objetivos de los investi-
gadores que utilicen el cuestionario. El modelo de segundo
orden permitiría examinar la relación entre los factores de
menor orden del compromiso escolar (afectivo, cognitivo
y conductual), así como establecer una puntuación global
del compromiso, mientras que el modelo de tres factores
permitiría examinar la varianza compartida por los tres
componentes del compromiso escolar como variables de-
pendientes o independientes de forma autónoma.
La figura 1 muestra los detalles del modelo de tres fac-
tores correlacionados, incluyendo las correlaciones entre
los factores y las saturaciones factoriales estandarizadas de los
ítems en los factores de pertenencia. Como se observa en la
figura, la correlación entre el factor afectivo y el cognitivo
fue de .68, entre el afectivo y el conductual de .45 y entre
el cognitivo y el conductual de .58, mientras que las satura-
ciones factoriales estandarizadas oscilaron entre .43 y .85.
Fiabilidad
Respecto a la consistencia interna del instrumento, se cons-
tataron adecuados alfas ordinales para cada una de las sub-
escalas (.83 para la afectiva, .86 para la conductual y .87
para la cognitiva), así como para la escala total (.95).
Validez externa
Finalmente, las correlaciones entre las puntuaciones del
compromiso escolar y el rendimiento académico (medido
mediante el promedio de notas que los responsables de los
centros educativos proporcionaron) de 218 de los partici-
pantes, indicaron que en todos los casos fueron positivas y
significativas (r = .17, p = .01, para compromiso afectivo;
r = .30, p < .01, para compromiso conductual; r = .34,
p < .01, para compromiso cognitivo; y r = .34, p < .01,
para la escala total).
Discusión
A partir de los resultados obtenidos en este estudio, se pue-
de concluir que se cuenta con un instrumento que mide de
58
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Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018
Lara et al.
Tabla 1. Solución factorial del análisis factorial exploratorio
Ítem Conductual Afectivo Cognitivo
Conductuales
28. Me mandan a la oficina del director o del inspector general por mi mala conducta. (R) .96 –.18 –.06
11. Mis apoderados han sido citados por mi mala conducta. (R) .85 –.02 –.03
4. Salgo sin pedir permiso de la sala. (R) .74 .15 –.17
3. Me escapo de clases o hago la cimarra. (R) .71 .13 –.01
23. Peleo con mis compañeros en la sala. (R) .65 .11 –.03
16. Me porto bien en clases. .47 –.04 .29
9. Llego atrasado(a) a clases. (R) .44 –.10 .16
Afectivos
29. Me siento bien en este colegio. –.08 .78 –.09
12. Siento orgullo de estar en este colegio. –.05 .74 –.05
19. Me tratan con respeto en este colegio. .11 .69 –.17
1. Siento que soy parte del colegio. –.19 .68 –.04
8. La mayoría de los profesores se preocupan de que la materia que aprendamos sea útil. .11 .59 –.15
27. Siento que soy importante para el colegio. –.21 .55 .11
7. La mayoría de las cosas que aprendo en el colegio son útiles. .06 .50 .09
15. Para mí es muy importante lo que hacemos en la escuela. –.01 .47 .29
5. Puedo ser yo mismo(a) en este colegio. .06 .39 .08
22. Lo que aprendo en clases es importante para conseguir mis metas futuras. .13 .33 .29
Cognitivos
25. Cuando finalizo una tarea, pienso si he conseguido el objetivo que me había propuesto. –.13 –.09 .84
2. Antes de una prueba, planifico cómo estudiar la materia. –.17 –.11 .80
10. Cuando estoy haciendo alguna actividad, me preocupo de entender todo lo posible. .20 –.09 .66
21. Sé cómo utilizar diferentes técnicas y estrategias para realizar bien mis tareas (como por
ejemplo, planificar el trabajo, destacar ideas principales, discutir en grupos, etc.).
–.08 .01 .65
6. Utilizo distintos recursos (como internet o libros) para buscar información complemen-
taria entregada por el profesor.
–.17 .11 .59
26. Pongo atención a los comentarios que los profesores hacen sobre mis trabajos. .18 –.03 .59
14. Sé qué estrategias y hábitos de estudio tengo que cambiar para mejorar y obtener mejores
calificaciones.
–.01 .05 .58
13. Después de una prueba pienso si las respuestas fueron las correctas. .24 –.13 .55
24. Después de terminar mis tareas reviso si están bien. .03 .13 .55
17. Cuando comienzo una tarea, pienso en las cosas que ya sé sobre el tema porque eso me
ayuda a comprender mejor.
.03 .11 .52
18. Cuando estudio, anoto palabras nuevas, dudas o ideas importantes. –.13 –.03 .51
20. Para mí es importante lograr entender bien las tareas y la materia. .14 .12 .49
Nota: R = ítem reverso.
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Medida del compromiso escolar
forma adecuada el compromiso escolar. En primer lugar,
los resultados evidencian la existencia diferenciada de las
tres dimensiones (afectiva, cognitiva y conductual) que
teóricamente configuran este constructo (Fredricks et al.,
2004; Jimerson et al., 2003). De este modo, los resultados
de los análisis factoriales permitieron identificar de forma
adecuada una estructura de tres factores (tanto correlacio-
nados como conformando un factor superior). Las implica-
ciones de estos hallazgos permiten tanto el estudio por se-
parado de los componentes que conforman el compromiso
escolar (modelo de tres factores correlacionados) como el
estudio del compromiso escolar como un concepto global,
dependiendo de los objetivos de los investigadores. De este
modo, el modelo de tres factores correlacionados está indi-
cando que el compromiso afectivo, cognitivo y conductual
son distintos procesos, aunque fuertemente relacionados,
que pueden realizar contribuciones de forma separada,
lo que permite de este modo analizar de forma diferen-
ciada las implicaciones de cada uno de ellos (p.ej., Chase,
Hilliard, Geldhof, Warren y Lerner, 2014). El modelo de
segundo orden, por su parte, permite utilizar la medida
global del compromiso escolar, para investigaciones que
estén centradas en su estudio como un concepto único,
más interesadas en analizar las implicancias del compromi-
so escolar de forma general con otras variables relevantes.
Respecto a la fiabilidad de la escala, el instrumento pre-
senta una buena consistencia interna en cada una de las
tres dimensiones, así como en la escala general. Además,
las puntuaciones en la escala general, así como en los tres
componentes que la conforman, correlacionaron de la for-
ma esperada con el rendimiento académico.
El instrumento de compromiso escolar desarrollado
y validado ofrece la posibilidad a las comunidades esco-
lares de tomar decisiones locales e informadas. Permitiría
de este modo identificar a aquellos estudiantes en riesgo de
desescolarización, y sus resultados podrían servir asimismo
como insumo para identificar y orientar previamente a
aquellos que necesiten un apoyo adicional. En este sentido,
valoraciones significativamente bajas obtenidas en la esca-
la podrían ser indicativas de lo que algunos investigadores
denominan desafección escolar o disengagement (Fredricks,
2014), y se podría precisar en qué dimensiones se requiere
de una mayor atención. Por otro lado, el instrumento tam-
bién se puede utilizar para identificar a aquellos estudiantes
que, teniendo altos niveles de compromiso escolar junto a
rendimientos académicos también altos, tendrían mayores
posibilidades de desarrollar una trayectoria positiva en el
tránsito del sistema escolar a la educación superior. A su
vez, la utilización de este instrumento ofrece indicadores
fiables que permitan a los docentes detectar a los alum-
nos que requieren un apoyo oportuno y pertinente, en vez
de que dicho apoyo se centre en la derivación a interven-
ciones psicosociales con base en percepciones subjetivas.
Hay que considerar a su vez que esta última estrategia de
derivación tiende a considerar prioritariamente a aquellos
alumnos que presentan problemas de asistencia, sin con-
siderar a aquellos alumnos que aun asistiendo al estable-
cimiento, están perdiendo paulatinamente interés en sus
estudios y cuya trayectoria educativa podría terminar en la
deserción del sistema escolar. Además, como señalan Hazel
et al. (2013), la falta de asistencia puede deberse tanto a un
bajo compromiso escolar como a otros motivos (p.ej., una
enfermedad), por lo que resulta fundamental su estudio
para llevar a cabo las intervenciones apropiadas.
De este modo, se puede utilizar la medida del com-
promiso escolar como un sistema de alerta temprana, cuya
utilización puede beneficiar tanto a los centros educativos
como a los gobiernos locales. Por un lado, los centros edu-
cativos pueden identificar necesidades comunes entre los
estudiantes y focalizar los esfuerzos en aquellos estudian-
tes o cursos que presenten mayor presencia de indicadores
de alerta temprana, siendo por tanto más activos en la re-
tención de sus alumnos. Asimismo, los gobiernos locales
pueden focalizar los recursos en aquellos colegios o áreas
geográficas que necesitan más apoyo, así como evaluar la
efectividad de los programas de intervención disponibles
(Jerald, 2006). Organismos internacionales y nacionales re-
comiendan este tipo de estrategia, quienes enfatizan la rele-
vancia de la construcción de un sistema de alerta temprana
capaz de vincular a actores públicos y privados interesados
Tabla 2.Contraste de indicadores del análisis factorial confirmatorio para tres modelos de compromiso escolar
Modelo c² p gl c² / gl rmsea cfi tli
1. Un factor 880.93 < .01 377 2.36 .08 .82 .81
2. Tres factores correlacionados 548.52 < .01 374 1.47 .05 .94 .93
3. Segundo orden, tres factores 548.52 < .01 374 1.47 .05 .94 .93
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Lara et al.
en mejorar las trayectorias educativas de los niños (Euro-
pean Commission, 2011).
A modo de síntesis, es posible señalar que en Chile
aún no se han implementado programas que aborden de
manera íntegra el compromiso escolar; los principales es-
fuerzos se han focalizado en entregar apoyo en el caso de
estudiantes que presentan una mayor vulnerabilidad a par-
tir de una base común, como lo es la condición de pobre-
za. Sin embargo, no se incluyen indicadores más eficientes
que la condición de pobreza, que permitiesen identificar a
quienes pudieran necesitar un apoyo mayor por estar mos-
trando signos de pérdida de compromiso con los estudios
(Jerald, 2006). Al respecto, no hay programas en donde
la escuela asuma el desafío de reconocer qué desmotivó a
los estudiantes hasta el punto de abandonar sus estudios e
identificar los indicadores que permitan actuar de forma
efectiva antes de que se produzca el abandono (Román,
2009), indicadores que se deben analizar en relación con
los contextos escuela y comunidad, y no sólo como variable
independiente y circunscrita al ámbito de lo individual.
Finalmente, entre las limitaciones de este estudio, hay
que señalar en primer lugar que la validación se ha realiza-
do de forma intencionada con una muestra de adolescentes
pertenecientes a establecimientos vulnerables, por lo que,
para una mayor representatividad, sería necesario analizar
la estructura encontrada en establecimientos no vulnera-
bles. En segundo lugar, es necesario resaltar la necesidad de
tener en cuenta otros factores relacionados con el compro-
miso escolar que permitan su estudio de una forma com-
prensiva. Como se ha comentado, el compromiso escolar es
una variable que se relaciona tanto con indicadores como
con variables contextuales, de este modo, sería adecuada
la realización de estudios que permitan no sólo medir el
compromiso escolar desde la percepción del estudiante,
sino también extraer información sobre cuáles son aquellos
factores contextuales que podrían estar influyendo en los
niveles de compromiso escolar, para intervenir y disminuir
el riesgo de desescolarización en niños y adolescentes, así
como las consecuencias a corto y largo plazo del mismo.
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Figura 1. Parámetros estimados estandarizados del modelo de compro-
miso escolar con tres factores correlacionados (errores estándar entre
paréntesis). Los números de los ítems se refieren a los ítems mostrados
en la tabla 1.
1.00 (.00)
1.00 (.00)
1.00 (.00)
.68 (.04)
.57 (.05)
.45 (.06)
afectivo
cognitivo
conductual
.77 (.04)
.73 (.06)
.64 (.06)
.62 (.05)
.59 (.06)
.59 (.06)
.53 (.06)
.50 (.06)
.49 (.06)
.45 (.07)
.74 (.04)
.72 (.04)
.70 (.04)
.70 (.04)
.68 (.04)
.65 (.04)
.62 (.05)
.62 (.05)
.60 (.04)
.58 (.05)
.55 (.05)
.43 (.07)
.85 (.04)
.80 (.06)
.78 (.05)
.70 (.05)
.68 (.06)
.65 (.07)
.47 (.07)
i15
i22
i7
i12
i29
i16
i3
i11
i23
i28
i4
i9
i26
i20
i25
i17
i21
i2
i6
i18
i19
i27
i5
i8
i1
i10
i24
i13
i14
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Recibido: 24 de octubre de 2016.
Aceptado: 21 de junio de 2017.
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  • 1. See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/322975518 Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento Article  in  Revista Mexicana de Psicología · January 2018 CITATIONS 3 READS 2,663 7 authors, including: Some of the authors of this publication are also working on these related projects: Fondecyt 1160005: Satisfacción vital, familiar y alimentaria: una primera aproximación en el sur de Chile. View project FONDECYT Iniciación 2013-CONICYT. Precisión en la recuperación de parámetros de Partial Least Squares y Análisis de Estructura de Covarianzas, en modelo de mediación total moderada, con variables manifiestas reflectivas y formativas en escala ordinal View project Laura Lara Universidad Autónoma De Chile 42 PUBLICATIONS   117 CITATIONS    SEE PROFILE Mahia Saracostti Pontificia Universidad Católica de Chile 48 PUBLICATIONS   156 CITATIONS    SEE PROFILE Juan-José Navarro University of Zaragoza 40 PUBLICATIONS   92 CITATIONS    SEE PROFILE Ximena De Toro Pontificia Universidad Católica de Chile 6 PUBLICATIONS   16 CITATIONS    SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Laura Lara on 05 March 2018. The user has requested enhancement of the downloaded file.
  • 2. 52 Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento School Engagement: Development and Validation of an Instrument Laura Lara Universidad Autónoma de Chile Mahia Saracostti Universidad de la Frontera, Chile Juan-José Navarro Universidad Autónoma de Chile y Universidad de Zaragoza, España Ximena de-Toro, Edgardo Miranda-Zapata, Jennifer Marie Trigger Universidad de la Frontera, Chile Jaime Fuster Universidad Autónoma de Chile Citación: Lara, L., Saracostti, M., Navarro, J.-J., de-Toro, X., Miranda-Zapata, E., Trigger, J. M., & Fuster, J. (2018). Compromiso escolar: Desarrollo y validación de un instrumento. Revista Mexicana de Psicología, 35(1), 52-62. Revista Mexicana de Psicología, enero-junio 2018 Volumen 35, Número 1, 52-62 Financiamiento: Proyecto fondef ID14I10078, financiado por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, dentro del marco del concurso Programa IDeA del Gobierno de Chile. * Dirigir correspondencia a: Dra. Laura Lara. Universidad Autónoma de Chile, 5 Poniente, 1670, Talca, Chile. Correo electrónico: llarav@uautonoma.cl Resumen: El objetivo de este estudio fue diseñar y validar un cuestionario para medir el compromiso de los adoles- centes chilenos con sus estudios. El proceso de elaboración partió de la creación de ítems con base en la revisión de la literatura disponible, posteriormente depurados mediante revisiones por expertos en educación y grupos de discusión con estudiantes. Se aplicó el cuestionario inicial a 454 estu- diantes de enseñanza básica y media. Los análisis de homo- geneidad y factoriales exploratorios realizados con la pri- mera mitad de la muestra dieron lugar a un cuestionario de 29 ítems agrupados en tres factores (Afectivo, Conductual y Cognitivo). Los análisis factoriales confirmatorios reali- zados con la segunda mitad de la muestra corroboraron esta estructura factorial, mientras que los análisis de fiabi- lidad indicaron una adecuada consistencia interna. Final- mente, las correlaciones positivas y significativas entre las puntuaciones del cuestionario y el rendimiento académico aportaron evidencia de su validez externa. Palabras clave: dedicación, involucramiento, participa- ción, autoinforme, alumnos. Abstract: The objective of this study was to design and validate a questionnaire to measure Chilean adolescents’ engagement with their studies. The construction process considered creating items based on review of available literature, then refining them through experts’ revisions and student focus groups. The initial questionnaire was applied to 454 primary and secondary school students. Homogeneity and exploratory factorial analyses per- formed on sample’s first half led to a 29-item question- naire, which items grouped into three factors (Affective, Behavioral and Cognitive). Confirmatory factorial analy- ses conducted on sample’s second half corroborated this factorial structure, whereas reliability analyses indicated an adequate internal consistency. Finally, the positive and significant correlations between the questionnaire scores and academic performance provide evidence on its exter- nal validity. Keywords: commitment, involvement, participation, self-report, pupils. 52
  • 3. 53 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Medida del compromiso escolar Se considera el compromiso escolar como un concepto pri- mordial tanto para comprender el fenómeno de la deses- colarización como para promover trayectorias educativas exitosas (Christenson et al., 2008). Investigadores prove- nientes de distintas áreas (p.ej., Appleton, Christenson y Furlong, 2008; Fredricks, Blumenfeld y Paris, 2004; Ji- merson, Egeland, Sroufe y Carlson, 2000; Wang y Eccles, 2012) concuerdan que el compromiso escolar es una varia- ble clave en la deserción escolar, ya que el abandono escolar no suele ser un acto repentino, sino que constituye la etapa final de un proceso dinámico y acumulativo de una pérdida de compromiso con los estudios. A su vez, el compromiso escolar es un predictor estadísticamente significativo de las variables que intervienen en el éxito de las trayectorias edu- cativas de los estudiantes, sobre todo para aquellos de co- legios de alta vulnerabilidad social (Archambault, Janosz, Fallu y Pagani, 2009), el que se refleja en resultados tales como el rendimiento, la asistencia y la promoción en ni- veles y ciclos educativos. En esta misma línea, se considera el compromiso como un predictor relevante del desempe- ño académico que alcanzarían los estudiantes (Appleton et al., 2008; Weiss, Carolan y Baker-Smith, 2010), así como del grado de involucramiento que un estudiante tiene con su escuela y su quehacer educativo (Jimerson, Campos y Greif, 2003). Por lo tanto, y dado que se considera el compromi- so escolar como un importante predictor del desempeño escolar, contar con información válida y fiable sobre el mismo beneficiaría a los establecimientos educacionales y organismos gubernamentales en la prevención de la de- serción escolar (Fall y Roberts, 2012). Además, la medida del compromiso escolar también permitiría identificar a aquellos estudiantes que presentan un alto compromiso, lo que daría lugar a trayectorias educativas más exitosas en términos de tránsito entre ciclos educativos en el siste- ma escolar, graduación escolar y/o de transición a la edu- cación superior. Aspecto que queda de manifiesto en la revisión que Zaff et al. (2017) realizaron, centrada en los factores que pueden promover que los estudiantes final- mente consigan terminar la enseñanza secundaria, donde el compromiso escolar se posiciona como una variable clave. De hecho, se ha demostrado que los indicadores basados en el interés de los estudiantes por sus estudios tienen mayor validez predictiva respecto a la trayecto- ria educativa que el rendimiento académico por sí solo (Hoffman y Lowitzki, 2005). Respecto a la conceptualización de este constructo, si bien existen diferentes definiciones (véase la revisión de Sinatra, Heddy y Lombardi, 2015), la revisión de la lite- ratura pone de relieve que existen dos aproximaciones bá- sicas. Por un lado, algunos autores han optado por utilizar el término compromiso del estudiante, poniendo el foco en el alumno y en la experiencia interna del mismo (Appleton et al., 2008; Christenson, Reschly y Wylie, 2012), mientras que otros autores prefieren referirse a compromiso escolar, donde el énfasis no se encuentra puesto en el estudiante por sí solo, sino en la consideración de variables contex- tuales como elementos clave para su conceptualización (Fredricks, Blumenfeld, Friedel y Paris, 2005; Jimerson et al., 2003). Si bien se utiliza estos términos intercambiable- mente, los enfoques coinciden en considerar que se trata de un constructo multidimensional conformado por dis- tintas, pero integradas dimensiones que interactúan entre sí. En esta misma línea, también parece existir consenso en considerar el compromiso escolar como un metaconstruc- to que se sobrepondría a otros conceptos similares, tales como la existencia de vínculos y lazos fuertes con la escuela (Hart, Stewart y Jimerson, 2011), o una actitud positiva y apego hacia ella (Wang y Fredricks, 2014). Lo anterior tendría relación, además, con la descripción de una fuerza centrípeta entre el estudiante y su escuela (Veiga, 2012; Wang y Fredricks, 2014). Siguiendo este enfoque multi- dimensional, resultaría coherente entender el compromiso escolar como un fenómeno biopsicosocial (Hazel, Vazira- badi y Gallagher, 2013), que se encontraría relacionado no sólo con el desarrollo esperado del estudiante, sino también con poder entenderlo desde un contexto determinado, que presenta normas, reglas y valores específicos con los que el estudiante debe lidiar para poder alcanzar y desarrollar este compromiso. De este modo, dado que factores externos influyen el compromiso escolar, los enfoques actuales lo conciben como un estado altamente maleable (Furlong y Christenson, 2008). Esta concepción del compromiso escolar como un esta- do, y no como un rasgo del estudiante, es extremadamente relevante, ya que abre la posibilidad de realizar intervencio- nes (Lam, Wong, Yang y Liu, 2012; Reschly y Christenson, 2012). Los estudios disponibles apoyan la conceptualiza- ción del compromiso escolar como un estado, al mostrar que es maleable y que responde a los cambios en las prác- ticas de los profesores y la escuela (Fredricks, Filsecker y Lawson, 2016). Por este motivo, la atención al concepto de compromiso escolar ha crecido en importancia dado que los establecimientos escolares difícilmente pueden controlar aquellos factores de riesgo vinculados a variables estructurales y ajenas al sistema educativo; sin embargo, al centrarse en aquellas variables sobre las cuales pueden ejer- cer algún efecto, los establecimientos escolares pueden
  • 4. 54 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Lara et al. apoyar a los estudiantes proporcionando una alternativa más optimista para conseguir resultados positivos (Dotte- rer, McHale y Crouter, 2007). En relación a las dimensiones que configuran el com- promiso escolar, existe cierto consenso en concebir el compromiso escolar como un metaconstructo conforma- do por componentes afectivos, conductuales y cognitivos (Christenson et al., 2012; Fredricks et al., 2004, 2016; González González, 2010). Entre los tres componentes, se aprecian tanto conductas observables positivas (p.ej., par- ticipar activamente en clases, realizar trabajos escolares, prestar atención) como negativas, que implican conduc- tas disruptivas que interfieren con las oportunidades de aprendizaje, así como aspectos no observables asociados principalmente al compromiso cognitivo y afectivo (p.ej., esfuerzo, resolución de problemas, uso de estrategias me- tacognitivas, emociones como interés, entusiasmo y satis- facción por los logros; Nelson Laird y Kuh, 2005; Rum- berger y Rotermund, 2012). El compromiso afectivo se define como el nivel de res- puesta emocional del estudiante hacia los profesores, los compañeros, el establecimiento educativo y su propio pro- ceso de aprendizaje, caracterizado por un sentimiento de involucramiento con el colegio y una consideración del colegio como un lugar que es valioso y vale la pena. Los estudiantes que están comprometidos afectivamente se sienten parte de la comunidad escolar, consideran que el colegio es significativo en sus vidas y reconocen que la es- cuela proporciona herramientas para obtener logros fuera del contexto escolar (Finn y Zimmer, 2012). A su vez, les permite establecer un vínculo con la escuela y una buena disposición hacia el trabajo estudiantil (Appleton et al., 2008; Fredricks et al., 2004). Por el contrario, una per- cepción negativa del valor de la escolaridad, una falta de interés en el colegio, aburrimiento, ansiedad, aislamiento social, pobres relaciones con los pares o rechazo de éstos podrían ser signos a considerar para reconocer a los estu- diantes que están perdiendo el compromiso con sus estudios (Fredricks, 2014). Por su parte, el compromiso conductual se basa en la idea de participación por parte del estudiante y adheren- cia a las normas de convivencia. Incluye las interacciones y respuestas del estudiante dentro de la sala de clases, del colegio y en ambientes extracurriculares. Este aspecto del compromiso escolar podría concebirse como un conti- nuo, desde un involucramiento básico esperado de mane- ra universal (asistencia diaria), a un involucramiento más intenso o profundo (p.ej., participación en el centro de alumnos). Finalmente, el compromiso cognitivo se basa en la idea de inversión; incorpora la conciencia y voluntad de ejercer el esfuerzo necesario para comprender ideas complejas y desarrollar habilidades difíciles (Appleton et al., 2008). Es la inversión consciente de energía para comprender ideas complejas con la finalidad de ir más allá de los requeri- mientos mínimos, lo que facilitaría la comprensión de ma- terial complejo. Refleja la disposición del estudiante para invertir destrezas cognitivas dentro del aprendizaje y do- minio de nuevas habilidades de gran complejidad. Implica a su vez motivaciones para aprender, ser reflexivo y estar dispuesto a realizar el esfuerzo necesario para la compren- sión y el dominio de conceptos y habilidades de alto nivel. Incluye asimismo la voluntad de ir más allá e invertir más tiempo y esfuerzo en las tareas de aprendizaje, poniendo en práctica estrategias de autorregulación (Fredricks et al., 2004). A partir de los antecedentes expuestos, el objetivo del presente estudio fue diseñar y validar un instrumento de evaluación del compromiso escolar que recogiera la multi- dimensionalidad del constructo en sus aspectos afectivos, conductuales y cognitivos, y aprovechara además los ha- llazgos más actualizados en este ámbito. Se esperaba que el instrumento desarrollado presentara adecuados índices psicométricos, específicamente, que existiera evidencia a favor de la validez de contenido, de constructo y externa, además de adecuados niveles de confiabilidad. La necesidad de crear un instrumento específico para su medida se fundamenta en diferentes razones. En primer lugar, las medidas existentes para evaluar el compromiso escolar no resultan completamente satisfactorias. Si bien existen diversos instrumentos que miden el compromiso escolar en el contexto anglosajón, no existe consenso sobre una medida efectiva del mismo (véase la revisión al respec- to de Sinatra et al., 2015). Como se pone de manifiesto en la revisión de los instrumentos de medida del compromiso escolar que Fredricks y McColskey (2012) realizaron, son escasos los instrumentos con adecuadas propiedades psi- cométricas que midan este constructo teniendo en cuenta su naturaleza multidimensional, y señalaron también la inconsistencia en los ítems utilizados entre las diferentes medidas. Otro problema añadido en las medidas existentes se relaciona con la confusión que frecuentemente se pre- senta, como señalan Hazel et al. (2013), entre el compro- miso escolar y otras variables que pueden incidir sobre el mismo, como los indicadores (p.ej., promedio o compe- tencia académica) y los facilitadores (p.ej., factores contex- tuales, como la supervisión parental). En segundo lugar, no existen instrumentos que se hayan desarrollado y validado
  • 5. 55 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Medida del compromiso escolar considerando los aspectos culturales y lingüísticos que per- mitan medir el compromiso escolar en población chilena, así como tampoco en el contexto latinoamericano, y en general, en muestras de habla hispana. En tercer lugar, el diseño de dicho instrumento es ne- cesario para detectar de manera oportuna aquellos estu- diantes que estén perdiendo el interés por sus estudios. Se puede diagnosticar dicha pérdida de interés oportunamen- te mediante la detección de indicadores tanto observables como no observables. A su vez, este instrumento puede servir de insumo para potenciar el desarrollo de trayec- torias educativas exitosas (Jerald, 2006). En cuarto lugar, nos centramos en la creación de un instrumento que per- mitiera evaluar a los estudiantes en la etapa de transición entre ciclos educativos, desde la enseñanza básica a la me- dia, ofreciendo una medición más profunda que la mayoría de los instrumentos que se focalizan en etapas diferencia- das (p.ej., Tomás, Gutiérrez, Sancho, Chireac y Romero, 2016). De este modo, se respondió a la necesidad de pres- tar mayor atención a esta transición, dado que los desafíos nuevos a los que el estudiante debe enfrentarse constituyen esta transición escolar como un periodo crítico (Román, 2009). Por último, se focalizó especialmente en los estu- diantes de los niveles socioeconómicos más bajos, dada la necesidad de contar con instrumentos que permitieran una intervención temprana en aquellos contextos desfavoreci- dos que tradicionalmente han mostrado mayores tasas de deserción (Espinoza, Castillo, González y Loyola, 2012). Método Desarrollo del instrumento En primer lugar, se realizó una revisión exhaustiva de la literatura con la finalidad de recopilar información acabada en relación al constructo compromiso escolar. En esta revi- sión se analizaron tanto las aproximaciones teóricas como los instrumentos de autoinforme dirigidos a estudiantes (Christenson et al., 2012; Fredricks et al., 2016; Fredricks y McColskey, 2012; Hart et al., 2011; Rumberger y Ro- termund, 2012). Con base en esta información se redactó una batería lo suficientemente amplia de ítems (87 ítems en total), que permitiese su correcta depuración a lo largo de los subsiguientes análisis, considerando las tres dimen- siones (afectiva, conductual y cognitiva), con una escala de respuesta tipo Likert de cinco puntos, donde 1 = nunca o casi nunca, 2 = algunas veces, 3 = a menudo, 4 = muchas veces y 5 = siempre o casi siempre. Seis jueces expertos en áreas relacionadas con la educa- ción (psicología de la educación y ciencias de la educación), todos ellos doctores y académicos de universidades con una experiencia media de 16.33 años en docencia, evaluaron los 87 ítems iniciales e indicaron si se adecuaban a la defini- ción conceptual de la subescala a la que pertenecían, tanto a partir de su propio conocimiento como de la definición que el equipo proporcionó. De este modo, informaron en cada caso si el ítem era adecuado (el ítem es pertinente en función de su nivel de adecuación para evaluar la dimensión o subdimensión descrita), medianamente adecuado (el ítem podría ser pertinente en función de su nivel de adecuación para evaluar la dimensión o subdimensión descrita si se realizasen las modificaciones que los expertos sugieren) o inadecuado (el ítem no es pertinente en función de su nivel de adecuación para evaluar la dimensión o subdimensión descrita). La validez de contenido del instrumento se calculó mediante el coefi- ciente de acuerdo de interjueces, estableciendo un valor de acuerdo igual o superior a .99 para considerar el ítem como adecuado para retenerlo (Cohen, Swerdlik y Smith, 1992). Paralelamente, con el objetivo de evaluar la comprensión de los ítems, se realizaron nueve grupos de discusión con- formados por 36 estudiantes de características similares a los que conformarían la muestra final de enseñanza básica (33.33 % de séptimo básico y 27.78 % de octavo básico) y media (38.39 % de primero medio), equivalentes a los nive- les 1 y 2 de la isced (Instituto de Estadística de la unesco, 2012). Este proceso permitió descartar o modificar los ítems inadecuados o con lenguaje confuso que dificultaban la comprensión en el alumnado (Aiken, 2003). En conjun- to, el resultado de estos análisis dio lugar a la reducción a 57 ítems de los 87 iniciales. Participantes En el estudio participaron 454 estudiantes de enseñanza bá- sica (equivalente al nivel 1 de la isced, Instituto de Estadís- tica de la unesco, 2012; 33.48 % de séptimo y 39.43 % de octavo) y media (equivalente al nivel 2 de la isced, Instituto de Estadística de la unesco, 2012; 27.09 % de primero) de 12 establecimientos educacionales de Chile (de las regiones Libertador Bernando O’Higgins y la Araucanía). La me- dia de edad de los participantes fue de 13.51 años (dt = 1.05), 48.62 % chicos y 51.32 % chicas. Concretamente en función de los cursos, la media de edad en séptimo básico fue de 12.56 años (dt = 0.74), 54.61 % chicas y 45.39 % chicos; en octavo básico de 13.65 años (dt = 0.75), 50.84 % chicas y 49.16 % chicos; y en primero medio de 14.50 años
  • 6. 56 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Lara et al. (dt = 0.72), 47.97 % chicas y 52.03 % chicos. Se seleccionó a los participantes mediante un muestreo no probabilísti- co propositivo que se caracteriza por el uso de intenciones deliberadas para obtener muestras representativas al incluir áreas o grupos que se presume son típicos en la muestra (Kerlinger y Lee, 2002), como es el caso de los estudiantes considerados en este estudio, los cuales provienen de cole- gios que imparten educación básica y media, y además se les ha calificado con niveles de vulnerabilidad alta o extrema de acuerdo al índice de vulnerabilidad estudiantil que el Mi- nisterio de Educación confecciona anualmente. Procedimiento En primer lugar, se contactó con los responsables de los de- partamentos de educación municipal y los establecimientos escolares seleccionados para realizar el estudio. Tras obtener los permisos, se enviaron cartas para solicitar el consenti- miento informado a los progenitores de los participantes. Una vez obtenidos dichos consentimientos firmados, los es- tudiantes firmaron un asentimiento de participación en el estudio. Evaluadores entrenados aplicaron el instrumento, de forma colectiva y en horario lectivo, en los centros educa- tivos a donde los participantes asistían, con un tiempo pro- medio de 40 minutos. Los evaluadores leían las instruccio- nes en voz alta, entregaban los cuadernillos del instrumento y aclaraban dudas que surgieran por parte del alumnado. El estudio recibió la aprobación del Comité de Ética de la Uni- versidad de la Frontera (Chile) y la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile. Análisis de datos Dado que los ítems que conforman el cuestionario presen- tan una estructura de respuesta en escala Likert de cinco puntos, los análisis realizados utilizan los métodos que han demostrado ser los más eficientes para variables con esca- la ordinal (Izquierdo, Olea y Abad, 2014; Schreiber, Nora, Stage, Barlow y King, 2006). Se dividió la muestra total de 454 participantes aleatoriamente en dos partes iguales; con la primera mitad (n = 227) se realizaron los análisis de ho- mogeneidad y factoriales exploratorios con el objetivo de de- terminar la mejor estructura del cuestionario, mientras que con la segunda mitad (n = 227), se puso a prueba si los datos se ajustaban a los modelos plausibles mediante la realización de análisis factoriales confirmatorios (afc), así como el análi- sis de la consistencia interna mediante el alfa ordinal. Se realizaron los análisis de homogeneidad con el pro- grama spss 21, con base en las correlaciones ítem-total; se consideró coeficientes iguales o superiores a .30. Se reali- zaron los análisis factoriales exploratorios (afe) utilizando el programa factor (Lorenzo-Seva y Ferrando, 2006), ver- sión 10.3.01, sobre la matriz de correlaciones policóricas con el método de estimación de parámetros de cuadrados mínimos no ponderados, con el análisis paralelo de Horn (1965) para determinar el número de factores a retener. Se realizaron los afc mediante el programa Mplus 7.3, sobre la matriz de correlaciones policóricas, con el método de estimación de cuadrados mínimos no ponderados robus- to. Se llevaron a cabo tres afc en función de los modelos que podrían ser plausibles a partir de la revisión de la li- teratura: 1) el compromiso escolar se configura por ítems que corresponden a las dimensiones afectiva, cognitiva y conductual, pero sin diferenciar entre ellas (modelo uni- factorial); 2) el compromiso escolar se compone de los tres factores esperados (afectivo, conductual y cognitivo) de forma correlacionada (modelo de tres factores correlacio- nados); 3) el compromiso escolar se configura como un factor de segundo orden que aglutina de forma jerárquica los factores afectivo, conductual y cognitivo (modelo de segundo orden). Para los índices de adecuación de los afc se consideraron los puntos de corte que Arbuckle (2011) estableció, incluyendo el error cuadrático medio de aproxi- mación (root mean square error of approximation, rmsea < .08), el índice de ajuste comparativo (comparative fit in- dex, cfi > .90) y el índice de Tucker-Lewis (Tucker-Lewis index, tli > .90). La estimación de la consistencia interna del instrumento se realizó mediante el coeficiente alfa or- dinal sobre la matriz de correlaciones policóricas generada en el programa factor, utilizando la plantilla en formato Microsoft Excel que Domínguez (2012) propuso. Finalmente, se recogió información complementaria sobre el rendimiento académico (mediante del promedio de notas) de 218 de los participantes, con el objetivo de proporcionar información sobre la validez externa por me- dio del estudio de las correlaciones con las puntuaciones de compromiso, realizadas con el programa spss. Resultados Análisis de homogeneidad Utilizando la primera mitad de la muestra se realizó un análisis de homogeneidad de los 57 ítems que permanecie- ron tras el análisis en función de los juicios de expertos y
  • 7. 57 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Medida del compromiso escolar grupos de discusión. En primer lugar, los análisis de homo- geneidad por factores esperados sugirieron la eliminación de cinco ítems en la dimensión de compromiso conductual y otros cinco ítems en la de compromiso cognitivo, dado que no cumplieron el criterio de obtener un coeficiente superior o igual a .30. El análisis de homogeneidad de los ítems con el cuestionario completo corroboró la falta de homogeneidad de estos 10 ítems, por lo que se los eliminó. Análisis factoriales exploratorios El afe realizado con los 47 ítems retenidos tras los resulta- dos de los análisis de homogeneidad evidenció indicadores favorables en cuanto a la adecuación muestral (kmo = 0.88) y a la presencia de correlaciones necesarias para la realización de un análisis factorial (prueba de esfericidad de Bartlett con p < .01). El análisis paralelo sugirió la retención de tres factores, con un índice de bondad de ajuste adecuado (gfi = .97). Los resultados del afe pusieron de manifiesto que tres ítems presentaban una saturación inferior a .30 en todos los factores, y otros cuatro ítems presentaban cargas factoriales superiores a .30 en más de un factor, los cuales se eliminaron progresivamente de uno en uno. Posterior- mente, se analizaron los ítems que evidenciaban saturación en factores distintos a la dimensión para la cual se crearon, siguiendo nuevamente el procedimiento de eliminación uno a uno, lo que dio lugar a la eliminación de 11 ítems. En conjunto, este proceso implicó la realización de 18 afe para la depuración de la estructura factorial. En total, la versión final resultante de estos análisis quedó configurada por 29 ítems agrupados en tres factores: compromiso afec- tivo (10 ítems), cognitivo (12 ítems) y conductual (siete ítems), como se muestra en la tabla 1. Análisis factoriales confirmatorios Con la segunda mitad de la muestra, se realizaron afc para comprobar si la estructura factorial depurada con la primera mitad de la muestra se podría confirmar en una muestra independiente, al poner a prueba los tres modelos plausibles del compromiso escolar para los 29 ítems seleccionados; es decir, en el primer modelo se puso a prueba si el compromiso escolar se configura en un factor; en el segundo, si se configura en tres factores correlacionados; y en el tercero, si se trata de un modelo jerárquico de segundo orden compuesto por tres factores (ver la tabla 2). A partir de la evaluación de los resultados obtenidos, se observó que el primer modelo, que concebía el compro- miso escolar como un solo factor, no se confirmó, mientras que tanto el segundo como el tercer modelo presentaban buenos niveles de ajuste. De este modo, la adopción de una u otra estructura dependería de los objetivos de los investi- gadores que utilicen el cuestionario. El modelo de segundo orden permitiría examinar la relación entre los factores de menor orden del compromiso escolar (afectivo, cognitivo y conductual), así como establecer una puntuación global del compromiso, mientras que el modelo de tres factores permitiría examinar la varianza compartida por los tres componentes del compromiso escolar como variables de- pendientes o independientes de forma autónoma. La figura 1 muestra los detalles del modelo de tres fac- tores correlacionados, incluyendo las correlaciones entre los factores y las saturaciones factoriales estandarizadas de los ítems en los factores de pertenencia. Como se observa en la figura, la correlación entre el factor afectivo y el cognitivo fue de .68, entre el afectivo y el conductual de .45 y entre el cognitivo y el conductual de .58, mientras que las satura- ciones factoriales estandarizadas oscilaron entre .43 y .85. Fiabilidad Respecto a la consistencia interna del instrumento, se cons- tataron adecuados alfas ordinales para cada una de las sub- escalas (.83 para la afectiva, .86 para la conductual y .87 para la cognitiva), así como para la escala total (.95). Validez externa Finalmente, las correlaciones entre las puntuaciones del compromiso escolar y el rendimiento académico (medido mediante el promedio de notas que los responsables de los centros educativos proporcionaron) de 218 de los partici- pantes, indicaron que en todos los casos fueron positivas y significativas (r = .17, p = .01, para compromiso afectivo; r = .30, p < .01, para compromiso conductual; r = .34, p < .01, para compromiso cognitivo; y r = .34, p < .01, para la escala total). Discusión A partir de los resultados obtenidos en este estudio, se pue- de concluir que se cuenta con un instrumento que mide de
  • 8. 58 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Lara et al. Tabla 1. Solución factorial del análisis factorial exploratorio Ítem Conductual Afectivo Cognitivo Conductuales 28. Me mandan a la oficina del director o del inspector general por mi mala conducta. (R) .96 –.18 –.06 11. Mis apoderados han sido citados por mi mala conducta. (R) .85 –.02 –.03 4. Salgo sin pedir permiso de la sala. (R) .74 .15 –.17 3. Me escapo de clases o hago la cimarra. (R) .71 .13 –.01 23. Peleo con mis compañeros en la sala. (R) .65 .11 –.03 16. Me porto bien en clases. .47 –.04 .29 9. Llego atrasado(a) a clases. (R) .44 –.10 .16 Afectivos 29. Me siento bien en este colegio. –.08 .78 –.09 12. Siento orgullo de estar en este colegio. –.05 .74 –.05 19. Me tratan con respeto en este colegio. .11 .69 –.17 1. Siento que soy parte del colegio. –.19 .68 –.04 8. La mayoría de los profesores se preocupan de que la materia que aprendamos sea útil. .11 .59 –.15 27. Siento que soy importante para el colegio. –.21 .55 .11 7. La mayoría de las cosas que aprendo en el colegio son útiles. .06 .50 .09 15. Para mí es muy importante lo que hacemos en la escuela. –.01 .47 .29 5. Puedo ser yo mismo(a) en este colegio. .06 .39 .08 22. Lo que aprendo en clases es importante para conseguir mis metas futuras. .13 .33 .29 Cognitivos 25. Cuando finalizo una tarea, pienso si he conseguido el objetivo que me había propuesto. –.13 –.09 .84 2. Antes de una prueba, planifico cómo estudiar la materia. –.17 –.11 .80 10. Cuando estoy haciendo alguna actividad, me preocupo de entender todo lo posible. .20 –.09 .66 21. Sé cómo utilizar diferentes técnicas y estrategias para realizar bien mis tareas (como por ejemplo, planificar el trabajo, destacar ideas principales, discutir en grupos, etc.). –.08 .01 .65 6. Utilizo distintos recursos (como internet o libros) para buscar información complemen- taria entregada por el profesor. –.17 .11 .59 26. Pongo atención a los comentarios que los profesores hacen sobre mis trabajos. .18 –.03 .59 14. Sé qué estrategias y hábitos de estudio tengo que cambiar para mejorar y obtener mejores calificaciones. –.01 .05 .58 13. Después de una prueba pienso si las respuestas fueron las correctas. .24 –.13 .55 24. Después de terminar mis tareas reviso si están bien. .03 .13 .55 17. Cuando comienzo una tarea, pienso en las cosas que ya sé sobre el tema porque eso me ayuda a comprender mejor. .03 .11 .52 18. Cuando estudio, anoto palabras nuevas, dudas o ideas importantes. –.13 –.03 .51 20. Para mí es importante lograr entender bien las tareas y la materia. .14 .12 .49 Nota: R = ítem reverso.
  • 9. 59 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Medida del compromiso escolar forma adecuada el compromiso escolar. En primer lugar, los resultados evidencian la existencia diferenciada de las tres dimensiones (afectiva, cognitiva y conductual) que teóricamente configuran este constructo (Fredricks et al., 2004; Jimerson et al., 2003). De este modo, los resultados de los análisis factoriales permitieron identificar de forma adecuada una estructura de tres factores (tanto correlacio- nados como conformando un factor superior). Las implica- ciones de estos hallazgos permiten tanto el estudio por se- parado de los componentes que conforman el compromiso escolar (modelo de tres factores correlacionados) como el estudio del compromiso escolar como un concepto global, dependiendo de los objetivos de los investigadores. De este modo, el modelo de tres factores correlacionados está indi- cando que el compromiso afectivo, cognitivo y conductual son distintos procesos, aunque fuertemente relacionados, que pueden realizar contribuciones de forma separada, lo que permite de este modo analizar de forma diferen- ciada las implicaciones de cada uno de ellos (p.ej., Chase, Hilliard, Geldhof, Warren y Lerner, 2014). El modelo de segundo orden, por su parte, permite utilizar la medida global del compromiso escolar, para investigaciones que estén centradas en su estudio como un concepto único, más interesadas en analizar las implicancias del compromi- so escolar de forma general con otras variables relevantes. Respecto a la fiabilidad de la escala, el instrumento pre- senta una buena consistencia interna en cada una de las tres dimensiones, así como en la escala general. Además, las puntuaciones en la escala general, así como en los tres componentes que la conforman, correlacionaron de la for- ma esperada con el rendimiento académico. El instrumento de compromiso escolar desarrollado y validado ofrece la posibilidad a las comunidades esco- lares de tomar decisiones locales e informadas. Permitiría de este modo identificar a aquellos estudiantes en riesgo de desescolarización, y sus resultados podrían servir asimismo como insumo para identificar y orientar previamente a aquellos que necesiten un apoyo adicional. En este sentido, valoraciones significativamente bajas obtenidas en la esca- la podrían ser indicativas de lo que algunos investigadores denominan desafección escolar o disengagement (Fredricks, 2014), y se podría precisar en qué dimensiones se requiere de una mayor atención. Por otro lado, el instrumento tam- bién se puede utilizar para identificar a aquellos estudiantes que, teniendo altos niveles de compromiso escolar junto a rendimientos académicos también altos, tendrían mayores posibilidades de desarrollar una trayectoria positiva en el tránsito del sistema escolar a la educación superior. A su vez, la utilización de este instrumento ofrece indicadores fiables que permitan a los docentes detectar a los alum- nos que requieren un apoyo oportuno y pertinente, en vez de que dicho apoyo se centre en la derivación a interven- ciones psicosociales con base en percepciones subjetivas. Hay que considerar a su vez que esta última estrategia de derivación tiende a considerar prioritariamente a aquellos alumnos que presentan problemas de asistencia, sin con- siderar a aquellos alumnos que aun asistiendo al estable- cimiento, están perdiendo paulatinamente interés en sus estudios y cuya trayectoria educativa podría terminar en la deserción del sistema escolar. Además, como señalan Hazel et al. (2013), la falta de asistencia puede deberse tanto a un bajo compromiso escolar como a otros motivos (p.ej., una enfermedad), por lo que resulta fundamental su estudio para llevar a cabo las intervenciones apropiadas. De este modo, se puede utilizar la medida del com- promiso escolar como un sistema de alerta temprana, cuya utilización puede beneficiar tanto a los centros educativos como a los gobiernos locales. Por un lado, los centros edu- cativos pueden identificar necesidades comunes entre los estudiantes y focalizar los esfuerzos en aquellos estudian- tes o cursos que presenten mayor presencia de indicadores de alerta temprana, siendo por tanto más activos en la re- tención de sus alumnos. Asimismo, los gobiernos locales pueden focalizar los recursos en aquellos colegios o áreas geográficas que necesitan más apoyo, así como evaluar la efectividad de los programas de intervención disponibles (Jerald, 2006). Organismos internacionales y nacionales re- comiendan este tipo de estrategia, quienes enfatizan la rele- vancia de la construcción de un sistema de alerta temprana capaz de vincular a actores públicos y privados interesados Tabla 2.Contraste de indicadores del análisis factorial confirmatorio para tres modelos de compromiso escolar Modelo c² p gl c² / gl rmsea cfi tli 1. Un factor 880.93 < .01 377 2.36 .08 .82 .81 2. Tres factores correlacionados 548.52 < .01 374 1.47 .05 .94 .93 3. Segundo orden, tres factores 548.52 < .01 374 1.47 .05 .94 .93
  • 10. 60 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Lara et al. en mejorar las trayectorias educativas de los niños (Euro- pean Commission, 2011). A modo de síntesis, es posible señalar que en Chile aún no se han implementado programas que aborden de manera íntegra el compromiso escolar; los principales es- fuerzos se han focalizado en entregar apoyo en el caso de estudiantes que presentan una mayor vulnerabilidad a par- tir de una base común, como lo es la condición de pobre- za. Sin embargo, no se incluyen indicadores más eficientes que la condición de pobreza, que permitiesen identificar a quienes pudieran necesitar un apoyo mayor por estar mos- trando signos de pérdida de compromiso con los estudios (Jerald, 2006). Al respecto, no hay programas en donde la escuela asuma el desafío de reconocer qué desmotivó a los estudiantes hasta el punto de abandonar sus estudios e identificar los indicadores que permitan actuar de forma efectiva antes de que se produzca el abandono (Román, 2009), indicadores que se deben analizar en relación con los contextos escuela y comunidad, y no sólo como variable independiente y circunscrita al ámbito de lo individual. Finalmente, entre las limitaciones de este estudio, hay que señalar en primer lugar que la validación se ha realiza- do de forma intencionada con una muestra de adolescentes pertenecientes a establecimientos vulnerables, por lo que, para una mayor representatividad, sería necesario analizar la estructura encontrada en establecimientos no vulnera- bles. En segundo lugar, es necesario resaltar la necesidad de tener en cuenta otros factores relacionados con el compro- miso escolar que permitan su estudio de una forma com- prensiva. Como se ha comentado, el compromiso escolar es una variable que se relaciona tanto con indicadores como con variables contextuales, de este modo, sería adecuada la realización de estudios que permitan no sólo medir el compromiso escolar desde la percepción del estudiante, sino también extraer información sobre cuáles son aquellos factores contextuales que podrían estar influyendo en los niveles de compromiso escolar, para intervenir y disminuir el riesgo de desescolarización en niños y adolescentes, así como las consecuencias a corto y largo plazo del mismo. Referencias Aiken, L. R. (2003). Test psicológicos y evaluación. México: Pearson Educación. Appleton, J. J., Christenson, S. L., & Furlong, M. J. (2008). Student engagement with school: Critical conceptual and methodological issues of the construct. Psychology in the Schools, 45(5), 369-386. doi:10.1002/pits.20303 Figura 1. Parámetros estimados estandarizados del modelo de compro- miso escolar con tres factores correlacionados (errores estándar entre paréntesis). Los números de los ítems se refieren a los ítems mostrados en la tabla 1. 1.00 (.00) 1.00 (.00) 1.00 (.00) .68 (.04) .57 (.05) .45 (.06) afectivo cognitivo conductual .77 (.04) .73 (.06) .64 (.06) .62 (.05) .59 (.06) .59 (.06) .53 (.06) .50 (.06) .49 (.06) .45 (.07) .74 (.04) .72 (.04) .70 (.04) .70 (.04) .68 (.04) .65 (.04) .62 (.05) .62 (.05) .60 (.04) .58 (.05) .55 (.05) .43 (.07) .85 (.04) .80 (.06) .78 (.05) .70 (.05) .68 (.06) .65 (.07) .47 (.07) i15 i22 i7 i12 i29 i16 i3 i11 i23 i28 i4 i9 i26 i20 i25 i17 i21 i2 i6 i18 i19 i27 i5 i8 i1 i10 i24 i13 i14
  • 11. 61 Revista Mexicana de Psicología Vol. 35, Núm. 1, enero-junio 2018 Medida del compromiso escolar Arbuckle, J. L. (2011). ibm spss Amos 20 user’s guide. Armonk, NY, EE.UU.: Amos Development Corporation. Archambault, I., Janosz, M., Fallu, J.-S., & Pagani, L. S. (2009). Student engagement and its relationship with early high school dropout. Journal of Adolescence, 32(3), 651-670. doi:10.1016/j.adolescence.2008.06.007 Chase, P. A., Hilliard, L. J., Geldhof, G. J., Warren, D. J. A., & Lerner, R. M. (2014). Academic achievement in the high school years: The changing role of school engagement. Jour- nal of Youth and Adolescence, 43(6), 884-896. doi:10.1007/ s10964-013-0085-4 Christenson, S. L., Reschly, A. L., Appleton, J. J., Berman- Young, S., Spanjers, D. M., & Varro, P. (2008). Best prac- tices in fostering student engagement. En A. Thomas & J. Grimes (Eds.), Best practices in school psychology V, vol. 6 (pp. 1099-1120). 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