La industria vitivinícola chilena plantea nuevas estrategias después de las crisis económicas recientes. Aprendieron que los consumidores cambiaron sus hábitos de compra aunque no dejaron de consumir vino. Ahora se enfocan en mejorar la calidad, impulsar la imagen del vino chileno en mercados internacionales y evitar bajar precios para mantener una buena relación calidad-precio.