OFICIAL TABIQUE DESVIADO presentacion de desviacion del tabique por sinusitis
Crisis de los cuarenta
1. CRISIS DE LOS CUARENTA. ¿QUÉ ES?.
Al llegar a los cuarenta comienzan a sucederse algunos acontecimientos vitales que,
dependiendo del estado emocional, la personalidad y la red de soporte social,
pueden desembocar en lo que se conoce comúnmente como “la crisis de los
cuarenta”.
Pero, ¿qué es exactamente la crisis de los cuarenta?. Para poder entender este
fenómeno existencial resulta indispensable revisar algunos de estos momentos
vitales a los que me refería anteriormente.
Primero: la familia de origen. Cuando alcanzamos la cuarentena la familia de
origen, compuesta por hermanos y padres, sufre cambios significativos. Es
frecuente en esta época el fallecimiento o el comienzo de enfermedades
degenerativas tipo alzheimer o demencia precoz en los padres y madres septua- y
octogenrarios. En cualquier caso, es el fin de una etapa, dependiendo de cómo
hayamos vivido estos últimos momentos y de la relación que hayamos establecido
con ellos, aceptaremos mejor o peor la pérdida de nuestros padres y madres. Sin
duda, y en cualquier caso, su pérdida deja un vacío existencial que en ocasiones nos
remonta a épocas de la infancia y que supone la pérdida de unos referentes vitales,
cuya desaparición trastocará considerablemente nuestra estabilidad emocional. Por
otra parte, los hermanos, que en décadas anteriores han creado sus propias familias
inevitablemente se distancian dejando finalmente atrás esa familia de origen, la
cual, casi siempre, queda reducida a reuniones familiares en fechas señaladas
cargadas de nostalgia.
Segundo: la nueva familia creada. El establecimiento de relaciones de pareja
estables, la convivencia y el desarrollo de planes de futuro, el nacimiento de los
propios hijos, la paternidad, la maternidad….llena de vida y de ilusión y sentido a
nuestras vidas. Así, los hijos, en sus primera infancia necesitan del apoyo y
supervisión de sus padres, los cuales, inevitablemente, sienten esa responsabilidad
como una encargo vital que colma de experiencias y sentido al día a día.
Normalmente en la década de los 40 los hijos alcanzan un grado de independencia
y autonomía suficiente, desarrollando nuevos intereses y necesidades. El vínculo
parento-filial se va debilitando fortaleciéndose al mismo tiempo el vínculo con sus
iguales, es la adolescencia. Es frecuente que la relación de pareja en estos
2. momentos sufra un debilitamiento asociado a la desgaste del día a día, o la pérdida
del propio sentido de la misma. En este contexto es común que la pareja derive en
la separación, siendo el progenitor que se marcha de la vivienda y el que queda al
mismo tiempo ajeno a la custodia de los hijos, el que sienta con mayor fuerza el
desarraigo familiar.
Tercero: las amistades. Las amistades de la infancia siempre permanecen, son
como los hermanos pero, al igual que estos, el distanciamiento consecuencia del
tiempo y de las propios compromisos personales es frecuente. Por otra parte, en la
década de los cuarenta, suele ser especialmente complicado establecer nuevos
vínculos de amistad casi siempre por falta de motivación, preocupaciones o apatía.
Las amistades que se establecieron con la pareja normalmente se diluyen con la
ruptura de esta. Si este escenario se produce llega la soledad.
Cuarto. El trabajo. La actividad laboral puede ser, en si misma, fuente de
gratificaciones y generadora de bienestar, así como de desarrollo personal, arraigo
y sentido de identidad, o, por el contrario fuente de estrés y desasosiego. La pérdida
del trabajo, un trabajo en condiciones estresantes, el acoso laboral, la precariedad
laboral son sin ningún género de dudas origen de angustia y trastornos emocionales
y psicológicos. No es lo mismo que sucedan estos acontecimientos a los veinte, a
los treinta o a los cuarenta años. Es frecuente que, la pérdida del trabajo en la
década de los cuarenta, genere a su vez un impacto sicológico con consecuencias en
la autoestima y el autoconcepto dando lugar a episodios de depresión y ansiedad.
La confluencia de estos factores, en mayor o menor medida, da lugar a lo que se
conoce como crisis de los cuarenta, un estado de confusión y dudas acerca de uno
mismo y de la propia identidad personal que incluye afectación en lo familiar,
social y laboral con consecuencias tanto externalizantes (consumo de alcohol,
agresividad, desinhibición, adicciones, infidelidad) como internalizantes (apatía,
cambios en el carácter, ansiedad, tristeza, desmoralización, pérdida de ilusión, etc).
Ignacio González Sarrió.
Doctor en Psicología Jurídica.
Perito judicial y forense.
NºCol.cv06179.
Coordinador Grupos de Trabajo en Psicología Jurídica.
http://psicolegalyforense.blogspot.com
696102043
Valencia.