Los tres profetas Oseas, Amós y Miqueas denunciaron las injusticias sociales y la idolatría religiosa de los reinos de Israel y Judá en el siglo VIII a.C. Llamaron al pueblo a la conversión mediante el arrepentimiento, la justicia y el amor a Dios. Aunque anunciaron el castigo divino por la desobediencia, también ofrecieron la esperanza de que Dios restauraría a un remanente fiel en un futuro de paz y justicia bajo el gobierno mesiánico de un líder