El documento resume la situación en Alemania entre 1918 y 1919, desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la revolución comunista. Describe cómo el espíritu de unidad nacional alemán se desvaneció a medida que la guerra se prolongaba, trayendo consigo escasez de alimentos, racionamiento y descontento social. También explica cómo los socialistas alemanes se dividieron en su apoyo a la guerra y cómo Lenin y los bolcheviques reaccionaron a estos eventos en Alemania.
1. 1
DE ESPARTA A ESPARTACO
ALEMANIA 1918-1919, de la “puñalada por la espalda” a la
revolución comunista
Francisco José Fernández-Cruz Sequera.
Octubre 2014.
Publicado en: http://lagranpartida.blogspot.com.es
Fotograma de la película Sin novedad en el frente, basada en la
novela de Erich María Remarque
6. La guerra y la desaparición del espíritu de 1914.
El inicio de la guerra unificó a la sociedad alemana de 1914 en torno
a un espíritu de unidad nacional, que parecía haber borrado las muchas
diferencias existentes en el seno de una sociedad, que a principios del
2. 2
siglo XX aparecía dividida en múltiples grupos religiosos (católicos,
luteranos y judíos); políticos (socialistas, conservadores y liberales). El
orgullo nacional como mito movilizador de la nación, desplegó con la
ruptura de las hostilidades, todo su potencial como fuerza de cohesión de
la comunidad nacional. Además, el sentimiento de estar ante una guerra
justa era generalizado. La Triple Entente había declarado la guerra a los
imperios centrales, y desde esa perspectiva la intervención alemana en la
guerra estaba justificada. Rusia Imperial era vista como una potencia
expansionista que buscaba avanzar hacia el Mediterráneo por los
Balcanes, y Francia estaba embargada desde 1870 por un ciego deseo
de revancha contra Alemania. En cuanto al Reino Unido, a los alemanes
los sorprendió su entrada en guerra, y pensaban que los británicos
estaban usando la cuestión de la neutralidad belga como excusa para
entrar en la guerra, pero que el verdadero objetivo era neutralizar el
auge de Alemania, y así mantener el control sobre el comercio mundial
de los británicos.
El año 1915 trajo la guerra de trincheras y la creencia generalizada
en una rápida victoria se desvaneció, y con el comienzo del bloqueo y las
grandes batallas de desgaste humano y material, los alemanes
comenzaron a sufrir las consecuencias de la que sería una guerra
terriblemente costosa. Con el final de la euforia bélica, las divisiones de
políticas y religiosas resurgieron nuevamente, y a ellas se sumaron las
maquinaciones revolucionarias, en cuya dirección participaban
mayoritariamente elementos de procedencia judía, las sospechas de la
escasa participación judía en los frentes de batalla y la presencia de
comerciantes judíos en el mercado negro que apareció a resultas del
Trinchera alemana en el frente occidental
3. 3
bloqueo británico. La tensión que generó en la sociedad alemana este
cúmulo de circunstancias, acabó con el espíritu de unidad nacional que
había nacido con la guerra, y se comenzó a dudar de las lealtades
nacionales de socialistas y judíos. La gran industria y el Estado Mayor
comenzaron a trabajar juntos en la organización de la economía de
guerra. La inflación financia los gastos públicos. Los precios de los
productos alimenticios aumentaron en un cincuenta por ciento en los dos
primeros años, mientras que los salarios permanecían congelados y
pronto, , se redujeron al mínimo alimenticio o de supervivencia, incluso
en el caso de los obreros cualificados. En noviembre de 1.915, estallaron
incidentes en Stuttgart y las mujeres se manifestaron contra la carestía
de la vida; al mismo tiempo, en Leipzig, la policía reprimió varias
tentativas de manifestación contra el precio de la carne.
El 2 de febrero de 1916, se produjeron en Berlín incidentes delante
de las tiendas vacías, y el mismo día 3 de Febrero, en el que Wilson
rompía las relaciones de EE.UU. con Alemania, se implantaba el
racionamiento en el consumo de carbón, y el día 17 siguiente se creó el
ministerio de abastos para hacer frente al hambre. La situación social se
iba así agravando conforme transcurrían las hostilidades, y el 22 de
febrero los socialdemócratas, liberales de izquierda y nacional-liberales
exigían en el Reichstag el cambio a un sistema de gobierno
parlamentario. En marzo de 1916, se implantaron por primera vez en
Alemania las cartillas de racionamiento a causa de los problemas de
abastecimiento. El pan se racionó el uno de febrero de 1.915; después se
racionó la grasa, la carne, las patatas... hasta convertir los nabos en el
ingrediente básico de la dieta diaria, por lo que al invierno de 1915-1916
se le llamó el ”invierno de los colinabos”. Una cartilla de racionamiento
daba derecho, siempre que hubiera provisiones, a recibir semanalmente
1’5 kilos de pan, 2’5 kilos de patatas, 80 gramos de mantequilla, 250
gramos de carne, y 180 gramos de azúcar y medio huevo. En total la
tercera parte de las calorías necesarias para un adulto corriente en una
semana.1
Cuando comenzó el racionamiento, el bloqueo ya había logrado
provocar una reducción de un tercio de la cosecha de cereales por falta
de abonos, y de dos tercios en el consumo de carne. Cuando llegó la
primavera, la situación de la retaguardia alemana era desoladora. La
cosecha de patatas había sido en 1.916 de veintitrés millones de
toneladas, cuando los últimos años antes de la guerra se alcanzaba una
media de cuarenta y seis millones de toneladas. Además, de la
producción alcanzada ese año, seis millones de toneladas no llegaron al
mercado oficial: el mercado negro prosperaba y la opulencia de los
especuladores se dejaba sentir en los barrios obreros y en los soldados
de permiso, provocando un profundo descontento que empezó a
traducirse en dudas dentro del Zemtrun, partido de centro católico, que
empezó a alinearse en el Reichstag con el descontento latente entre los
socialdemócratas. El 1 de mayo de 1916 se produjeron violentas
manifestaciones contra la guerra en Berlín, en las que resultó detenido el
dirigente marxista Karl Liebknecht, que fue condenado a cuatro años de
cárcel, lo que provocó una nueva oleada de huelgas revolucionarias, que
1
Sayous, André. ”El agotamiento económico de Alemania entre 1914-
1918”. Revue historique, París. Enero-Marzo 1940, págs. 66-75.
4. 4
fueron los primeros disturbios de gravedad desde el inicio de la guerra. El
espíritu de 1914 se había desvanecido.
En el frente occidental, entre el 21 de febrero y el 19 de diciembre
de 1916, tuvo lugar la ofensiva alemana que dio lugar a la batalla de
Verdún. La estrategia alemana era causar más víctimas a sus adversarios
de la Entente de las que ellos mismos sufrirían, debilitando así hasta tal
punto a los aliados occidentales, que llegaran al colapso. Un objetivo que
se había conseguido en Rusia durante los años de 1914 y 1915. Con esta
estrategia, el ejército francés tenía que ser arrastrado a una trampa sin
salida. El lugar escogido fue Verdún. El ejército alemán contaba con un
gran número de armas de fuego pesado, pero el objetivo alemán de
infligir bajas desproporcionadas al ejército francés en Verdún nunca se
logró. La batalla finalizó sin que se hubiera modificado en ningún sentido
la situación de los contendientes. Las pérdidas del ejército francés en
Verdún eran altas, pero sólo ligeramente superiores a las pérdidas
alemanas. Las bajas francesas militares en Verdún, en 1916, fueron de
371.000 hombres, entre ellos 60.000 muertos, 101.000 desaparecidos y
210.000 heridos. Las pérdidas alemanas en Verdún, fueron de 337.000
hombres. Eso sí, en algo no se equivocó el Estado Mayor alemán: al
menos el 70% de las bajas en ambos lados fueron causadas por el fuego
de artillería.
Apagados los ecos de Verdún a comienzos de 1917, el bloqueo
continental británico avanzaba en su objetivo de paralizar la capacidad
industrial de Alemania, lo que suponía la condena a muerte por hambre
de la población civil, que formaba la mano de obra que sostenía la
producción bélica en las fábricas. Al finalizar la masacre de Verdún, el
Mariscal Hindenburg, comandante en jefe de las fuerzas alemanas, junto
con su lugarteniente general Ludendorf, reclamaron un giro en la
estrategia militar alemana, y exigen al gobierno la ruptura del bloqueo
que venía sufriendo Alemania y la respuesta al mismo bloqueando a la
Gran Bretaña con el arma submarina, hasta provocar el colapso de la
industria británica. La guerra submarina era un arma muy peligrosa, pues
la necesidad de impedir el comercio británico terminaría por dirigir a la
opinión pública de las naciones neutrales contra Alemania. Esta
estrategia hubiera sido eficaz, si Alemania hubiera tenido la capacidad de
provocar el hundimiento rápido de la resistencia de la Entente. Sin
embargo, El 1 de febrero de 1917 el gobierno del Káiser anunció el inicio
de la guerra submarina sin restricciones, aunque en el siguiente mes de
abril ya se podía advertir su fracaso. En respuesta al anunció alemán, el
3 de febrero, dos días después, el presidente norteamericano Wilson
anunció ante el Congreso la ruptura de relaciones diplomáticas con las
potencias centrales, añadiendo que su gobierno había decidido
permanecer neutral y que su política seguiría siendo la de buscar
pacíficamente el fin de la guerra en Europa. Woodrow Wilson había sido
elegido presidente en 1916, con un programa en el que se excluía toda
posibilidad de conducir a los EE.UU. al conflicto. Pero la guerra submarina
sin restricciones aumentó la tensión entre Alemania y los Estados Unidos,
que ya había armado a sus mercantes para enfrentarse a los submarinos
alemanes. De esta manera, celebradas las elecciones presidenciales, la
entrada en la guerra era cuestión de tiempo, por lo que finalmente el 2
5. 5
de abril de 1917, Wilson solicitó al Congreso que aprobase el estado de
guerra contra Alemania, lo que esta Cámara hizo cuatro días después, tal
y como se esperaba. La declaración de guerra a las potencias centrales,
tomó como pretexto varios incidentes navales, como el ocurrido con el
vapor Vigilentia hundido por un sumergible alemán el 19 de marzo o el
muy similar del buque Lusitania, un crucero transoceánico que llevaba
pasajeros americanos. Este último caso fue el de mayor repercusión
social. El 7 de mayo de 1915, ¡casi dos años antes de la declaración de
guerra!, este buque había sido enviado intencionadamente a aguas
controladas por los alemanes por los EE.UU. en busca de un casus belli.
La embajada imperial alemana había pagado la inserción de una nota de
advertencia en casi cincuenta periódicos de la Costa Este, incluyendo a
los de Nueva York, para evitar que el pasaje del buque desconociera el
riesgo que asumía al embarcarse en transporte de guerra como era el
Lusitania. Este anuncio de advertencia sólo apareció en el Des Moines
Register, el resto de los diarios publicó la nota de advertencia con
retraso, bajo presión del Departamento de Estado2
, por lo que la nota de
la embajada alemana no llegó al público. Como era de esperar los
alemanes torpedearon el barco, que había hecho transitar por una zona
en la que se encontraba desplegado un submarino alemán que había
atacado previamente a otros buques. Además, el crucero inglés de
escolta, el Juno, recibió la orden de regresar al puerto de Queenstown. El
barco fue atacado y hundido y las unidades inglesas que acudieron en
socorro de la nave recibieron orden del Almirantazgo británico de
detenerse cuando se dirigían al lugar del siniestro3
. Los registros
alemanes indican que hubo una gigantesca explosión secundaria después
de que el barco fuera alcanzado por los torpedos alemanes. De los 1.959
pasajeros que estaban a bordo murieron 1.198. Esta táctica, precursora
en la búsqueda de resultados victimistas de los ataques de “bandera
falsa” posteriores, fue todo un éxito, pues logró la necesaria repercusión
en la opinión pública norteamericana para conducirla a la guerra “contra
los hunos”4
Pero la entrada en la guerra de los EE.UU., había sido
decidida mucho antes de que se produjera de forma efectiva. De hecho,
el Secretario del Departamento de Estado William Jennings Bryan,
escribió en sus memorias que los bancos estaban interesados en crear
una guerra mundial, porque esto les proporcionaba una excelente
oportunidad de obtener grandes beneficios.
7. La división de Los socialistas alemanes y la reacción de
Lenin y los bolcheviques.
A las pocas semanas de comenzar la guerra, se inició el control de
los medios de comunicación dependientes del partido socialista por las
autoridades militares y el aparato del partido, que sumaron sus esfuerzos
2
Este extremo quedó fuera de toda duda en 1965, cuando el
Departamento de Estado americano desclasificó sus archivos y se hizo
público que el naufragio del Lusitania fue deliberadamente provocado por
el gobierno de los EE.UU. para justificar la intervención americana.
3
Revista "Storia illustrata", nº 182, Roma. Enero de 1973, pág. 30.
4
De este modo se denominaba a los alemanes en la propaganda de
guerra americana.
6. 6
para lograr dirigir la propaganda en favor del esfuerzo de guerra. Las
autoridades militares prohibieron el veintiuno de septiembre la asamblea
de militantes de Stuttgart, el cuatro de noviembre la de München-
Gladbach, la de Leipzig el veinticuatro y la de Altona el veintinueve. En
otras localidades son los propios secretarios que dirigen las agrupaciones
locales los que rehúsan convocar a la militancia. Como excepción,
Hamburgo celebra una asamblea general, pero esta ha sido convocada
por los radicales del partido dejando a un lado a los dirigentes locales.
Los periódicos radicales son cerrados uno tras otro. El Rheinischen
Zeitung es suspendido por dos días el once de septiembre, el Volksblatt
de Bochum fue prohibido el día veinte, el Echo von Rheinfall y el
Dantziger Zeitung el veinticinco. El Vorwärts, el más importante de todos
ellos y en el que algunos redactores han expresado su desacuerdo con la
política impuesta por la dirección del partido es suspendido por tres días
el veintiuno de septiembre, y por una duración indeterminada el
veintiocho. Sólo se autorizará su reaparición por las autoridades militares
el primero de octubre, después una gestión de Haase y de Richard
Fischer, que asumen la responsabilidad de lo que se publique en el futuro
en nombre del partido, comprometiéndose a que el periódico no hablará
en lo sucesivo de lucha de clases. Llegado noviembre, el gobierno
regional wurtemburgués elimina de la redacción del Schwäbische
Tageblatt a los elementos más radicales y contrarios a la política
favorable a la guerra y repone en la dirección al revisionista Keil. Los
radicales ven así imposibilitada la posibilidad de comunicar sus ideas a
los militantes del partido, y tampoco pueden dirigirse a la sociedad desde
los medios de comunicación del partido socialista. Rápidamente se hace
evidente que el gobierno y la dirección socialista van a emplear todos los
medios a su alcance para neutralizar cualquier influencia que puedan
ejercer los radicales.
A principios de agosto de 1914 Liebknecht creía todavía en las
posibilidades de rectificación del partido, mediante la discusión política
interna por lo que sugiere al ejecutivo la organización de un mitin contra
la guerra. Quería que este acto fuera el punto de partida de una nueva
dirección política para el partido que rectificara el error que él
consideraba que había cometido el partido el cuatro de agosto. La
dirección del partido rehusó su propuesta. A finales de agosto, se
trasladó a Bélgica en donde participó en la difusión de la propaganda de
supuestos crímenes alemanes sobre niños belgas, se llegó a decir que
eran crucificados, un invento de la propaganda aliada que tras la guerra
se demostraría completamente falso. El 21 de septiembre, se trasladó a
Stuttgart para celebrar un acto público que las autoridades militares
prohibieron, pero se produjo una larga discusión con los dirigentes
socialistas locales, que le reprocharon haber votado a favor de los
créditos de guerra, y reconociendo su error hizo públicos los debates que
habían tenido lugar en la ejecutiva y el grupo parlamentario del
Reichstag, dando a conocer la existencia de la oposición interna al voto
de los créditos. La revelación de las deliberaciones previas a la votación
de los créditos de guerra incomoda a la ejecutiva del partido que lo
reprende públicamente. El diez de octubre, Liebknecht responde a la
cúpula respondiendo que la propia estructura democrática del partido
7. 7
permite a todos sus miembros tomar posiciones, incluso contra las más
altas autoridades del partido. En Noviembre de 1914, Liebknecht,
Luxemburgo, Franz Mehring y Clara Zetkin publicaron en un diario suizo
un manifiesto en contra de la guerra y del posicionamiento de la dirección
del partido socialdemócrata alemán.
En diciembre de 1.914 surgen los primeros conatos de organización
socialista disidente contraria a la guerra. Paul Schwenk, redactor del
Vorwärts, el obrero encuadernador Otto Gäbel, secretario en la
organización de Niederbarnim, y la líder de las mujeres socialistas de
Berlín, Martha Arendsee, publican los primeros textos propagandísticos
con las tesis contrarias a la política de unión sagrada en un círculo
restringido de militantes socialistas. Estas primeras actuaciones se
realizan a pesar de la prohibición de toda manifestación y reunión
públicas de los adversarios de la guerra. Liebknecht había llegado al
convencimiento de que la facción radical debía expresar su posición
contraria a la guerra públicamente, y esto significaba romper con la
disciplina de partido. Liebknecht se decide a dar el paso decisivo y
separarse de la dirección del SPD votando contra los créditos militares, lo
que supone votar contra la decisión del partido. Durante la noche del uno
al dos de diciembre se reúne en el apartamento de Ledebour con los
demás diputados oponentes, a los que tras una ardua discusión no
consigue arrastrar a su posición. El tres de diciembre, Liebknecht vota
en solitario en el Reichstag contra los créditos de guerra rompiendo la
disciplina de voto del grupo socialista, convirtiéndose en el símbolo de la
oposición al Gobierno. Nuevamente volvió a votar en contra de los
créditos en otra ocasión más, el veinte de Marzo de 1915. La dirección
del partido reaccionó extendiendo el estado de excepción al seno del
mismo partido en la persona de Liebknecht, que fue detenido por
instigación del SPD y expulsado del partido, y condenado en julio de 1916
a cuatro años de prisión, corriendo su misma suerte Rosa Luxemburgo,
quién tras ser liberada temporalmente, acabó siendo encarcelada hasta el
fin de la guerra por idénticos motivos. Tras la purga de la facción radical
la ruptura del movimiento socialista será irreversible, y unos años más
tarde dará lugar a la creación de la Liga Espartaquista y más tarde del
Partido Comunista Alemán (KPD).
Lenin y los dirigentes bolcheviques exiliados son los primeros en
extraer conclusiones y adoptar una posición clara sobre el apoyo del SPD
a la guerra. El veinticuatro de agosto Lenin redacta el borrador de su
obra ”Las tareas de la socialdemocracia revolucionaria”, en la que ya
anuncia las líneas maestras de lo que será la línea bolchevique en los
siguientes años. Para él la guerra tiene una naturaleza ”burguesa,
dinástica, imperialista”, y la posición de los dirigentes de la
socialdemocracia alemana es una ”traición pura y simple al socialismo”
porque han abandonado la posición de clase del proletariado frente a la
guerra imperialista:
“Los partidos obreros (...) no se han opuesto a la actitud criminal de los
gobiernos, sino que han llamado a la clase obrera a alinear su posición
sobre la de los gobiernos imperialistas. Los líderes de la Internacional han
traicionado al socialismo votando los créditos de guerra. Tomando las
8. 8
consignas chauvinistas de la burguesía de ‘sus países’, justificando y
defendiendo la guerra, entrando en los ministerios burgueses de los
países beligerante, etc... Si el socialismo se encuentra así deshonrado, la
responsabilidad incumbe ante todo a los socialdemócratas alemanes, que
eran el partido más fuerte e influyente de la II Internacional”5
Lenin está convencido de que el hecho de que los principales partidos de
la Internacional hayan asumido posiciones nacionales, que él atribuye a
“la burguesía imperialista” significa el fracaso ideológico y político de la
Internacional. Afirma que las corrientes de la Internacional que se habían
manifestado antes de la guerra de modo favorable a la colaboración entre
clases, el pacifismo, el mantenimiento de la actividad política dentro de la
legalidad y el parlamentarismo, son la causa última de la adopción de
una actitud favorable al interés nacional frente a la guerra, él la llamó
chauvinista, y que este giro político es el resultado de la presión las de
capas privilegiadas del proletariado y de los aparatos de los partidos y
sindicatos formado por profesionales de la política. Y como resultado de
la guerra europea surge
una nueva etapa en la
tarea histórica del
proletariado en su lucha
por el poder y el
socialismo, que pasa
necesariamente a
través de la guerra
civil:
“La transformación de
la guerra imperialista
actual en guerra civil es
la única consigna justa,
mostrada por la
experiencia de la
Comuna de París,
indicada por la
resolución de Bâle en
1.912 y derivada de las
condiciones de la
guerra imperialista
entre países burgueses
altamente
desarrollados.”6
En septiembre de
1.914, el Comité
Central de los
Bolcheviques rusos declara el fracaso de la II Internacional y anuncia la
creación de una nueva Internacional, la III: “La unidad de la lucha
proletaria por la revolución socialista exige, ahora, después de 1.914, que
5
Obras XXI, pp. 23-24.
6
Obras XXI, pp. 28.
Karl Rádek
9. 9
los partidos obreros se separen absolutamente de los partidos
oportunistas.”7
. Pero la realidad es que carecen de la fuerza e influencia
necesarias para llevar a la realidad una nueva organización de carácter
internacional en la que se organicen y coordinen los distintos
movimientos radicales partidarios de anteponer el internacionalismo a los
intereses de sus respectivas naciones, consumando la escisión del
movimiento socialista con la construcción de un partido y una
Internacional revolucionarios. Esta incapacidad para organizar el
movimiento revolucionario no es escapa a Lenin que en Julio de 1915
escribe una carta al holandés Wijhkoop, en la que admite que no ha
llegado el momento más para una escisión en el seno de la
socialdemocracia alemana, que sigue siendo el movimiento más fuerte,
por lo que insiste en que es necesario luchar para obtener en el resto de
los países para conseguir una ruptura total con los sectores moderados.
Alrededor de Lenin y su grupo de bolcheviques se comienza a organizar
una selección de agitadores internacionales que forman el embrión de los
futuros partidos comunistas. Están en él los holandeses del diario De
Tribune, con su líder Pannekoek, los militantes alemanes de Bremen que
colaboran en el Bremer-Bürgerzeitung y están en relación con el dirigente
judío Rádek8
, los berlineses agrupados alrededor de Julián Borchardt,
que edita el Lichtstrahlen que están igualmente conectados con Rádek y
los activistas de Bremen.
7
Obras XXI, pp. 108.
8
Karl Berngárdovich Rádek nació en una familia judía de Lviv, Ucrania,
entonces se llamada Lemberg y formaba parte del Imperio
austrohúngaro, el 31 de octubre de 1885. fue un bolchevique y líder
comunista internacional. Su nombre original era Karol Sobelsohn, pero
tomó el nombre de "Rádek" de un personaje con que simpatizaba, del
libro Syzyfowe prace de Stefan Żeromski. Ingresó al Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia en 1898, y participó en la Revolución de 1905
en Varsovia. Durante la I Guerra Mundial fue un activista contra la guerra
en Suiza integrado en el grupo dirigido por Lenin. Más tarde se unió al
Partido Comunista después de la Revolución de Octubre. Entre 1918 y
1920 estuvo en Alemania colaborando en la organización del movimiento
comunista. En 1920 regresó a Rusia para trabajar en la III Internacional,
la comunista, pero su enfrentamiento con Stalin lo llevó a salir del Comité
Central del Partido y finalmente a ser expulsado de éste en 1927. Rádek
era partidario de acelerar el ritmo de la colectivización de la economía y
de la industrialización, por lo que al virar Stalin a partir de 1929 en esa
dirección, encabezó a los opositores que trataron de reconciliarse con el
gobierno stalinista y ser readmitido en el Partido en 1930, pero
posteriormente fue acusado de alta traición y víctima de las purgas de
1937 "confesó" sus crímenes durante el Juicio de los Diecisiete o Segundo
Juicio de Moscú celebrado ese año. Murió el 19 de mayo de 1939 en una
riña con otro prisionero en un campo de concentración comunista a
manos de un agente del NKVD, más tarde KGB, llamado Stepánov. Fue
rehabilitado por el PCUS en 1988.