Este documento resume las lecturas bíblicas para la duodécima semana del tiempo ordinario. La primera lectura describe a Dios respondiendo a Job y mostrando su dominio sobre la tierra y el mar. La segunda lectura explica que el amor de Cristo impulsa a Pablo en su ministerio apostólico. El evangelio narra a Jesús calmando una tormenta en el mar de Galilea y reprendiendo a los discípulos por su poca fe. El documento también incluye comentarios sobre el significado espiritual de los textos.
Benedicto16 año.fe.8.dios revela su «designio de benevolencia»emilioperucha
Benedicto 16, audiencia general, catequesis; año de la fe 2012/2013, Power point, Emilio Perucha Herrnaz,
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Donald Ernest Mansell - El Perfil de la Crisis VenideraMinisterio Palmoni
El propósito principal de Dios en la predicción del futuro no es que podamos saber el "día y la hora" (Mateo 24:36) de la venida de Jesús, o cuándo concluirá el tiempo de prueba, o cuándo se promulgarán las leyes dominicales, sino para que cuando "la segura palabra profética" suceda, "creáis que yo soy" (Juan 13:19), y nos regocijemos, porque nuestra "redención está cerca" (Luc. 21:28).
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Ejecucion de los grandes juicios de dios en los dias de la gran tribulacionRecursos Cristianos. Org
El Señor a determinado castigar y reprender a los Pueblos de la tierra con grandes juicios, para que entiendan y de una vez por todas que existe un Dios todo poderoso que está por sobre todas las cosas y como los seres humanos no han querido tener a Dios como noticia allí lo tendrán presente en cada uno de los juicios.
“Isaías 13:9 He aquí el día de Jehová viene, crudo y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.”
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El propósito principal de Dios en la predicción del futuro no es que podamos saber el "día y la hora" (Mateo 24:36) de la venida de Jesús, o cuándo concluirá el tiempo de prueba, o cuándo se promulgarán las leyes dominicales, sino para que cuando "la segura palabra profética" suceda, "creáis que yo soy" (Juan 13:19), y nos regocijemos, porque nuestra "redención está cerca" (Luc. 21:28).
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El Señor a determinado castigar y reprender a los Pueblos de la tierra con grandes juicios, para que entiendan y de una vez por todas que existe un Dios todo poderoso que está por sobre todas las cosas y como los seres humanos no han querido tener a Dios como noticia allí lo tendrán presente en cada uno de los juicios.
“Isaías 13:9 He aquí el día de Jehová viene, crudo y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.”
ONG ABRACC - ASSOCIAÇÃO BRASILEIRA DE AJUDA À CRIANÇA COM CÂNCERABRACC
ABRACC - Associação Brasileira de Ajuda à Criança com Câncer - é uma instituição sem fins lucrativos de utilidade pública, que nasceu a partir da iniciativa privada.
Seu principal objetivo é garantir o tratamento e melhorar a qualidade de vida de crianças e adolescentes carentes com câncer e seus familiares.
O trabalho da entidade consiste na doação de leites especiais, complementos alimentares, medicamentos, cestas básicas, roupas, brinquedos e demais assistências sociais. Além do atendimento psicológico individual, terapia de grupo, atendimento nutricional das crianças e familiares.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Guia de las cartas del tarot de el extraño mundo de jack.
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Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
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La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
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Décima Segunda Semana del Tiempo Ordinario; Fr Julio César González Carretti OCD
1. DECIMA SEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo B)
DOMINGO
Lecturas bíblicas
a.- Job. 38,1.8-11: Aquí se romperá la arrogancia de tus olas.
En la primera lectura encontramos la respuesta de Dios a las palabras
de Job, de querer encontrarse con Dios, para acusarle y pedirle
cuentas por su situación (Jb. 29-31). El discurso de Yahvé, quiere
mostrarle quién es el Señor del mar y del universo. Esta presencia viva
de Dios en la Creación, acaba con las pretensiones de Job de exigirle
cuentas y seguridades. Es más, Job ha hablado demasiado
audazmente sobre la justicia divina, poniéndola, incluso en duda.
Ahora desde la tormenta, su trono, Yahvé, responde a su interlocutor.
Las cuestiones que Dios coloca a discusión, no tienen nada que ver
con la justificación de los sufrimientos de Job, sino que buscan
deslumbrarles para que acepte su ignorancia, y falta de inteligencia
para comprender las obras de Dios. Las afirmaciones recientes de
Job, oscurecen los designios de la Providencia divina, y por ello,
merece una fuerte reprensión. “Quién es este que denigra mi designio
diciendo tales desatinos?” (Jb. 38,2). Como el interrogatorio va ser
largo, Yahvé invita a Job a ceñirse los lomos, como un soldado que se
dispone a la lucha o el caminante que va a emprender una larga
peregrinación. La invitación divina a responder es irónica, porque
pretende con sus respuesta instruir al mismo Yahvé (cfr. Jb.38, 3).
Comienza preguntándole, dónde estaba cuando ÉL colocaba los
cimientos de la tierra, se necesitaba estar ahí, para saber de sus
2. dimensiones, quién puso la piedra angular. ¿Puede Job gloriarse de
haber asistido al principio de las cosas? No. El interrogatorio es
humillante para quien se atreve a enjuiciar los actos divinos. Yahvé,
cual arquitecto ha trabajado cuidadosamente estableciendo las
medidas del orbe, y sólo son sus testigos los astros del cielo y los
seres angélicos o hijos de Dios que con sus aplausos y voces
aprobaron la Creación (v.7). Su poder, se extiende no sólo a la tierra,
sino sobre las caóticas fuerzas del mar, que amenazan la tierra con
inundarla (v.9). No hubiera servido de mucho crear la tierra si Dios, no
la hubiera defendido del ímpetu del mar y sus olas. El autor sagrado
describe el mar como recién nacido, cubierto de mantillas, las nubes
que lo recubren (v.9). Llegado a su adultez, le impuso unos límites,
para que rompiera en los acantilados la soberbia de sus olas (v.11).
b.- 2Cor. 5,14-17: El amor de Cristo nos apremia.
Este pasaje de Pablo, es quizás, en el que más rebosa el amor del
apóstol Cristo, por la obra de salvación que sigue haciendo en su vida
y la de los creyentes. Cuando alude al Juicio final, vuelve al hilo
conductor de la carta. Pablo que sabe que comparecerá ante el
tribunal de Dios, para dar cuenta de todas sus obras, quiere dejar en
claro los, motivos de su apostolado. Si es sincero con Dios, también
quiere serlo delante de los hombres, no buscando gloriarse en sí
mismo, sino enseñándoles a los fieles, a defenderse de sus enemigos,
de las calumnias y palabrerías, pero faltos de verdadera razones (cfr.
2 Cor. 5,1; v.12). Si ellos hacen ostentación de su origen judío y
diálogo con los Doce (cfr.2 Cor. 10,7; 11,18), le acusan de exaltado,
un loco (cfr. Hch. 26,24); Pablo, recoge esto y les dice que si lo creen
loco, es por Dios, muestra un gran celo apostólico, pero que también
sabe ser cuerdo, cuando les da explicaciones (v.13). Finalmente,
Pablo señala cual es el motivo de su apostolado: la caridad de Cristo
(v. 14). Esta es la realidad que no lo deja descansar, lo que lo impulsa
a una verdadera y completa entrega a la obra apostólica, causa de sus
locuras y corduras. Ese amor de Cristo, no es otro que el manifestado
3. por nosotros, amor que exige la correspondencia del hombre, es decir,
el amor nuestro a Cristo, realidad que en la mente del apóstol, no se
conciben separados. Cristo ha muerto por todos, en nombre de todos,
como cabeza de la humanidad, un solo hombre ha muerto y
Resucitado por todos (v.14.15. 21). Lo que importa aquí de esta
muerte es su obediencia de amor a Dios, que patentiza con una vida
totalmente entregada. Los cristianos hechos partícipes de ese muerte
por el bautismo, deben ratificar esa oblación de Cristo con su vida (cfr.
Rm. 5, 19; Flp.,8; Lc. 22,42; Jn.15,13; Hb.10,9-10). Se da un doble
movimiento entre Cristo y nosotros: el pecado que va de nosotros a
ÉL, y su justificación que viene de ÉL hacia nosotros. Lo sustancial se
encuentra no en que Cristo muriera y resucitara, sino en su amor hacia
nosotros, y que el cristiano revive al momento de su incorporación a
Cristo precisamente, muerto y Resucitado (cfr. Rm.6, 3-11; 8,3-4;
Gál.3,13-14). Desde ahora el cristiano mira a sus hermanos, no según
la carne, es decir solo con miras humanas, si es criatura nueva (v.17;
Gál.6,15; Ef.4,24), como vive Pablo, luego de su conversión (v.16;
Gál.1,13-14; 1 Tm.1,13), contempla al prójimo desde la fe, renovado
por la acción de la gracia, única que hace capaz al hombre para juzgar
las cosas de Dios (cfr.1 Cor.2,14-15).
c.- Mc. 4, 35-40: ¿Quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le
obedecen!
El evangelio nos presenta la tempestad calmada por acción de
Jesucristo (cfr. Mt. 8, 23-27; Lc. 8, 22-25). La escena se relaciona con
la primera lectura, donde Dios domeña la soberbia del mar y pone un
límite a su obrar. Aquí con el poder de Dios, Jesús calma el mar, con
lo que el evangelista lleva a creer en Jesús, Hijo de Dios que vence la
muerte y salva a los creyentes de su acción maléfica. Pasar a la otra
orilla, tiene en Marcos un significado especial, pasar a comprender el
poder de la fe, y conocer mejor a Jesús, como el Hijo de Dios. Hasta
ahora, Jesús había predicado desde una barca, mientras la gente le
escucha desde la orilla. Esa misma tarde deciden cruzar el lago o mar
4. de Galilea (v.35). El relato revela fuertes contrastes, entre la borrasca
que se levanta y el tranquilo sueño de Jesús, el reposo del Maestro y
la angustia de los discípulos, tempestad y bonanza. El pasaje, posee
un trasfondo veterotestamentario, textos que alaban el dominio del
Señor sobre las aguas (cfr. Sal. 89,10ss), el hecho que el mar,
criatura de Dios, es también imagen del caos original, lugar de
monstruos marinos, criaturas demoníacas, que amenazan la vida de
los navegantes; el Salmo, canta la salvación que Yahvé brinda a
quienes invocaron su auxilio (cfr. Sal.107, 23-30). “Pasemos a la otra
orilla” (v.35), expresión que en labios de Jesús expresa una orden
hecha con autoridad, y que requiere confianza y obediencia. Los
apóstoles, recogen a Jesús como estaba, es decir, en la barca desde
la que estaba enseñando. Si bien el fenómeno de la tempestad, es
producto natural propio de la geografía y clima de la región, la
depresión del Jordán frente a la cadena montañosa del Hermón, el
significado es mucho más profundo: la nueva comunidad de los
apóstoles, está sujeta al asalto de fuerzas oscuras, que amenazan su
existencia. El sueño de Jesús, se explica por el cansancio del día,
pero también ese “despertarse” de Jesús, es un velado anuncio de la
resurrección de Cristo. “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” (v.
38). Esta súplica de los apóstoles es una expresión de una fe aún
imperfecta, a lo que el Maestro, responde con calma invitándolos a
descubrir más allá del silencio la presencia amorosa de Quien lo
puede todo. La falta de fe de los apóstoles, consiste en haber creído
que Jesús los abandonaba a su destino, es decir al naufragio seguro.
La duda nace de si podrá hacer algo, de su persona, en definitiva de si
realmente los quiere. En lugar de estar angustiados y ansiosos por la
situación, era mejor estar cerca, de quien reposa tranquilo en el
cabezal (v.38). Despertado por los discípulos, Jesús se levanta, el
sueño, metáfora de la muerte, se opone, el despertarse - levantarse,
del Hijo de Dios, que vence para sí y sus discípulos el oleaje del mar,
símbolo de las fuerzas oscuras de las potencias del infierno y de la
muerte. Jesús increpó al mar y dijo: “Calla y enmudece” (v.39). El
5. Maestro tranquilaza el mar, como si fuera un demonio, enemigo del
hombre, dando a la acción una connotación de exorcismo. La gran
bonanza (v.39), la calma del mar, opuesto a la borrasca, es la victoria
de Jesús sobre la muerte, con lo que libera a los apóstoles de su
asalto. Luego viene el reproche de Jesús a los apóstoles por su
cobardía y falta de fe (v.40). Con lo ya acontecido deberían tener fe en
Cristo, conocer a Jesús y su poder que salva. Finalmente, la incipiente
fe de los discípulos es movida por el temor de Dios, que los lleva a
interrogarse, ante la epifanía del poder divino: ¿Quién es éste? (v.41).
La pregunta les acompañará por largo tiempo, hasta que puedan
confesar su fe en el Hijo de Dios.
Teresa de Jesús, gran defensora de la dignidad de la mujer, nos
recuerda que Jesucristo encontró más fe en las mujeres que en los
hombres mientras pasó por este mundo. Texto célebre salido de su
pluma. “Pues no sois Vos; Criador mío, desagradecido para que
piense yo daréis menos de lo que os suplican, sino mucho más; ni
aborrecisteis, Señor de mi alma, cuando andabais por el mundo, las
mujeres, antes las favorecisteis siempre con mucha piedad y hallasteis
en ellas tanto amor y más fe que en los hombres, pues estaba vuestra
sacratísima Madre, en cuyos méritos merecemos , y por tener su
hábito, lo que desmerecimos por nuestras culpas” (Camino de
Perfección, de El Escorial 4,1).
LUNES
Lecturas bíblicas
a.- Gn. 12, 1-9: Abraham marchó como le había dicho el Señor.
b.- Mt. 7, 1-5: No juzgar.
El evangelio nos presenta la actitud de Jesús respecto al juicio que
hacemos de los demás. Él prohíbe juzgar al prójimo, para no ser
nosotros juzgados con particular severidad. Estos proverbios tienen un
trasfondo, el principio de la retribución, cimentado en una norma de
6. paridad: lo que hagas a otro, lo mismo te harán a ti. El que juzga y
mide las obras y acciones del ser humano es Dios. ¿Podríamos resistir
nosotros el juicio o la medida de Dios, tal como lo hacemos con
nuestro prójimo? Quien juzga, se atribuye un derecho que no tiene,
con lo que queda expuesto a esa medida que usó con el hermano, la
misma usará que Dios único Juez, pronunciará sobre él. Jesús hace
del perdón, la norma con que actúa Dios con nosotros; sólo quien
perdona al prójimo, puede esperar perdón de Dios (cfr. Mt. 6, 12. 14s).
La medida que usamos con el prójimo, la usará Dios con nosotros (cfr.
Sant. 2,13). En el tiempo de Jesús, se hablaba de la medida legal y
de la bondad o de misericordia. Él nos juzgará por la medida, que
nosotros usemos en esta vida. La medida de los fariseos, era muy
dura con el pecador, a quienes condenaban sin piedad, pero Jesús,
manda a hacer todo lo contrario, no juzgar (cfr. Mt. 9,12-13; Lc. 7,
40ss; 15,2). El significado de la doctrina sobre el juicio y la medida, se
explica con el proverbio de la paja y la viga. Su significado es claro: la
deuda que el hombre tiene con Dios es enorme, por su infidelidad y
pecados, pero también, en lo que se refiere a la gracia; somos
deudores de nuestro prójimo. Si a Dios no podemos pagar una deuda
enorme, así y todo nos perdona. ¿No seremos capaces de perdonar la
pequeña deuda que el prójimo tiene con nosotros? Las críticas, y
corregir faltas ajenas, es como juzgar. La invitación de Jesús es a
corregir primero las propias debilidades, y luego ayudar al hermano
(cfr. Mt.18,15-20). La hipocresía consistirá en querer parecer mejor de
lo que realmente somos. Debemos reconocer, que seremos siempre
deudores de Dios, pero podemos remediar en parte, esta situación no
sólo evitando el pecado, sino siendo auténticos colaboradores de Dios
y de su plan de salvación personal.
Teresa de Jesús quiere una comunidad de hermanos y hermanas
donde se respete al otro y se le ayude a crecer. “Pues procuremos
siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y
tapar sus defectos con nuestros grandes pecados. Es una manera de
obrar, que aunque luego no se haga con perfección se viene a ganar
7. una gran virtud, que es tener a todos por mejores que nosotros, y
comiénzase a ganar por aquí con el favor de Dios, que es menester en
todo; y cuando falta, excusadas son las diligencias, y suplicarle nos dé
esta virtud, que con que las hagamos [Dios] no falta a nadie.” (V
13,10).
MARTES
Lecturas bíblicas
a.- Gn.13, 2. 5-18: No haya disputas entre nosotros, pues somos
hermanos.
b.- Mt. 7, 6. 12-14: No profanar las cosas santas y tratad a los
demás, como queréis que ellos os traten.
El evangelio nos habla de no profanar las cosas santas (v.6), la
considerada Regla de Oro (v.12), y el tema de los dos caminos (vv.13-
14). Son proverbios explicados por Jesús. Lo santo se puede referir a
los sacrificios ofrecidos en el templo, las perlas se refiere a cosas
valiosas, como el evangelio o el Reino. Los cerdos y perros, eran
considerados como animales impuros por los judíos; los no
merecedores de lo santo, no se refiere a los paganos, puesto que el
evangelio está abierto precisamente para ser anunciado a ellos. No
son merecedores del evangelio, quieren lo rechazan, no lo valoran, o
mantienen su cerrazón a la gracia. El discípulo ha de tener ansia de
proclamar el evangelio pero también el cuidado de no profanarlo con
su vida. El segundo proverbio (v.12), es una síntesis perfecta de la
enseñanza moral de la ley, basada en el amor al prójimo, buscando el
bien del otro, como el propio. El gran rabino Hillel, lo había formulado
el mismo principio, en forma negativa: “No hagas a otro, lo que no
quieras para ti. Esta es la ley; lo demás es comentario”. Esta norma no
es de origen cristiano, ya era conocida en el ambiente judío y griego.
La novedad de Jesús, está en que eleva este proverbio a norma
universal: así debe el cristiano, tratar a los demás. Otra forma de
formular el precepto de la caridad, resumen de la ley y los profetas, en
8. fin de la revelación de Dios para con el hombre. Su novedad consiste
fundamentalmente que ha hablado del amor, que no conoce medida,
porque si su medida la toma de Dios, que ni siquiera excluye al
enemigo de su amor. Este es el amor que espera el cristiano de otro
cristiano, del compañero de camino de fe y de amor, hacia la Casa del
Padre. Nadie puede exigir ser tratado así, si primero no aplica esa
pretensión así mismo. Queda claro, que la Regla aurea, pertenece al
contenido fundamental del AT. Aquí se cumple que el evangelio no ha
venido a abolir la Ley, sino a dar plenitud, con un nuevo modo de
entender, en clave de un profundo amor (cfr. Mt. 5,17). La Ley antigua
permanece, pero con un espíritu nuevo. La fe cristiana no quita lo
bueno, lo verdadero, lo sublime, permanente, pero con el espíritu
nuevo de Jesús, y en perspectiva del Reino de Dios. El último de los
proverbios (vv.13-14), se refiere a las dos puertas y a los dos caminos
(cfr. Dt. 30,15-20; Sal.1; Pr. 4, 18-19; 12,28; 15,24; Si. 15,17; 33,14).
Ese pasaje tiene ecos de la doctrina sapiencial de los dos caminos, el
de la vida y el de la muerte, sobre todo en el Salmo 1, que menciona el
camino de los judíos, y el de los impíos. Jesús se identificó como la
puerta. “Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará” (Jn. 10, 9). La
entrada por la puerta estrecha, es penetrar en el misterio de la
persona de Jesucristo, y su misión salvadora. Lo nuestro será
encontrar la puerta que conduce a la Vida verdadera, eterna comunión
con Dios, nuestro sumo Bien (v.14). La puerta es Jesús.
Teresa de Jesús habla del mandamiento del amor y cómo debemos
cumplirlos, aunque en verdad andemos flacos en ello. “Cuanto a la
primera, que es amaros mucho unas a otras, va muy mucho; porque
no hay cosa enojosa que no se pase con facilidad en los que aman y
recia ha de ser cuando dé enojo. Y si este mandamiento se guardase
en el mundo como se ha de guardar, creo aprovecharía mucho para
guardar las demás; mas, más o menos, nunca acabamos de guardarle
con perfección.” (Camino de Perfección 4,5).
MIERCOLES
9. Lecturas bíblicas
a.- Gn.15,1-12.17-18: Abrán creyó al Señor y el Señor hizo alianza
con él.
b.- Mt. 7, 15-20: Los falsos profetas. Por sus frutos los conoceréis.
Este evangelio es toda una advertencia: cuidarnos de falso maestros,
profetas o doctores que persiguen otros intereses y no los de Dios. La
invitación a ingresar al Reino de Dios, es para todos, de ahí que la
comunidad de Jesús esté compuesta de buenos y malos, de trigo y
cizaña. La Iglesia, como buena madre, supo aprender a buscar
principios de discernimiento, desde temas referidos a la fe como a la
moral, y costumbres de los hombres y mujeres que profesaban la fe.
Dentro del mismo pueblo de Dios, la Iglesia aparecieron profetas, que
hablaron en nombre de Dios, pero también conoció los profetas falsos,
el AT.(cfr. Dt.13,2-6;18,9-22; Si.27,6; Ez.22,27-28; Lc.6,43-44;
St.3,12;Ap.13,11). “Por sus frutos los conoceréis” (v.16). Serán los
frutos, en definitiva, quienes determinan si un profeta es verdadero o
falso. La imagen del árbol bíblico, tiene raíces profundas, para
expresar la vida de Israel como pueblo de Dios (cfr. Is. 61, 3; Jer. 2,21;
Mt. 15,13; Jn. 15, 1. 8). Jesús inspirado en la naturaleza y sus leyes
sabe que el árbol bueno, sano y fuerte, dará buenos frutos; el débil y
enfermo dará frutos malos, es decir, pobres, mezquinos. El hombre, lo
mismo, será bueno si mantiene la unidad: su pensar y sentir, su
voluntad y acción han de coincidir; si su comportamiento exterior
difiere de lo interior se abre un resquicio que finalmente se hará
reconocible. Los frutos no deben ser actos aislados, sino obra de la
unidad, el árbol en toda su totalidad, la vida (cfr. Jn.15,1-8). “Por sus
frutos los conoceréis” (v.20). Otra lectura de estas palabras de Jesús e
refiere al Juicio final. El árbol malo, que no produce lo esperado, el
cristiano que no persevera en la fe, no será salvado en el Juicio. Este
árbol, el hortelano lo corta y lo echa al fuego, metáfora usada por Juan
Bautista y que Jesús recuerda: el árbol estéril padecerá el juicio de
Dios y será aniquilado con su fuego. Si bien esto se dice de los falsos
10. profetas, se aplica a todo discípulo de Jesús, que se presentarán un
día ante el juicio de Dios y resistirá de pie el fuego de su amor, sólo
quien en fe y amor construyó su vida de discípulo sacerdote, profeta y
rey.
Teresa de Jesús, en su tratado sobre los grados de oración, hace la
comparación del alma con un huerto que hay que cuidar con esmero
para que de buenos frutos. “Ahora tornemos a nuestra huerta o vergel,
y veamos cómo comienzan estos árboles a empreñarse para florecer y
dar después fruto, y las flores y claveles lo mismo para dar olor.
Regálame esta comparación, porque muchas veces en mis principios,
y plega el Señor haya yo ahora comenzado a servir a Su Majestad,
(digo principio de lo que diré de aquí adelante de mi vida), me era gran
deleite considerar ser mi alma un huerto y al Señor que se paseaba en
él.” (V 14,9).
JUEVES
Lecturas bíblicas
a.- Gén. 16,1-12.15-16: Nacimiento de Ismael.
b.- Mt. 7, 21-29: Los verdaderos discípulos.
En este evangelio encontramos otro criterio de discernimiento para la
vida cristiana: ser coherentes con du fe y para ello Jesús pone el símil
de las dos casas (vv.24-27). Si Jesús nos enseñó acerca de los
verdaderos profetas, ahora se habla de los verdaderos discípulos,
creyentes. Para serlo no hacen falta grandes palabras, ni hermosos
discursos, lo que hace falta son las obras, para confesar la fe en Cristo
Jesús. A la confesión de las palabras de Jesús como “Señor”,
“Maestro”, debe acompañarla la confesión de las obras. Éstas deben
traducir la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús en espíritu de
obediencia y adhesión al querer del Padre (v.21). Hay una unidad
entre la antigua y nueva alianza porque ambas expresan la voluntad
de Dios y la confesión de fe en Jesús, como Señor, es porque la vive y
11. la lleva a su plenitud. Sólo la voluntad de Dios, guía la vida de Jesús y
sus discípulos. Aludiendo al Juicio final, los que comparezcan ante
Cristo Juez, lo llamarán como en el culto: “¡Señor, Señor!” (v.22). Le
presentan al Juez sus obras: profetizar en su nombre, expulsar
demonios y hacer milagros (v.22). Todo lo hicieron en el Nombre de
Jesús, sin embargo, sus vida y obras están lejos de Jesús (cfr.Mt.10,8;
Hch.3,6;1Cor.14), la sentencia que escucharán es de mucha
severidad: “Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad”
(v.24). ¿Cómo se entiende esto? Debemos tener cuidado de querer
presentarnos ante Dios y los hombres con soberbia o arrogancia,
porque podemos ser calificados como malvados el día del Juicio final.
Lo hacían todo en el Nombre de Jesús y por la Iglesia, pero actuaban
en realidad en nombre propio, no estaban unidos a Jesús, en realidad
no hacían la voluntad de Dios. El apóstol debe ser el brazo derecho y
la mano del Señor resucitado; Cristo debe estar en su vida personal,
como lo está en su oficio de su mensajero. Él ha conocido a quien se
ha identificado con ÉL; está en él y con él, porque conoce lo que
piensa su discípulo y dirige sus caminos. Es un conocimiento
recíproco, amoroso, actuación recíproca de uno en el otro. En un
segundo momento, presenta la imagen de la casa, del hombre sensato
que construye sobre roca, pero también, la casa construida sobre
arena por un hombre insensato. Quien escucha a Jesús y pone en
práctica su doctrina, es sensato, quien escucha pero la pone en acción
es un necio. Todo se decide en la acción (vv.24-27; cfr. Sant.1, 22).
La tormenta puede representar el día del Juicio: se mantendrá firme,
sólo la casa que tiene buenos cimientos, mientras que la otra se
derrumbará; en el día del Juicio sólo quien edificó en Dios, su Reino
hecho de justicia y santidad, verdad y amor.
Santa Teresa de Jesús, nos enseña que la Casa de Dios en el alma
cristiana, ha de tener sólidos fundamentos, el primero y principal, vivir
para Dios en el amor, y la oración personal y comunitaria al servicio de
la Iglesia. “Esta casa es un cielo, si le puede haber en la tierra, para
quien se contenta sólo de contentar a Dios y no hace caso de contento
12. suyo; tiénese muy buena vida; en queriendo algo más, se perderá
todo, porque no lo puede tener.” (CV 13,7).
VIERNES
Lecturas bíblicas
a.- Gén. 17, 1. 9-10. 15-22: La circuncisión señal del pacto. Sara te
dará un hijo.
b.- Mt.8,1-4: Curación de un leproso. Si quieres, puedes
limpiarme.
Una vez que el evangelista nos ha presentado a Jesús como el
Mesías de la Palabra, el Docente, el Maestro, ahora nos lo presenta
como el Mesías Sanador, el Médico taumaturgo que se compadece
ante el dolor humano (cc. 8-9). Estos milagros, más que mostrar el
poder de Jesús sobre la enfermedad y su divinidad, quieren ser un
anuncio del evangelio. Muy unidos a su Palabra, (cc.5-7), los milagros
ahora explican, el sentido de su actividad; los hechos fortalecen su
Palabra. El leproso, que se acerca a Jesús, lo primero que hace es
postrarse ante Jesús, lo llama Señor, toda una confesión de fe. Lo
adora, como primera actitud: «Señor, si quieres puedes limpiarme.»
(v.2). Jesús ha enseñado a orar, el leproso se entrega a la libertad de
hacer lo quiera de él (cfr. Mt. 7,7-11). Encontramos un “yo” enfático de
Jesús, con autoridad propia, sólo comparable con el “Yo os digo” de
las antítesis del cap. 5. Esta actitud de Jesús, hay que comprenderla
en todo el conjunto de la Ley y los Profetas, como preparación a la
plenitud de la revelación que encontramos en ÉL. Sólo así se
comprende que vino, no a abolir la ley, sino a darle cumplimiento (cfr.
Mt. 5, 17-37). Jesús no teme quedar impuro por tocar al leproso o ser
acusado por los adversarios de infringir la ley. Su gesto de extender la
mano es el gesto de quien vence al enemigo, es este caso la
enfermedad, lo rescata de la muerte, y lo devuelve a la comunidad, a
su familia. Es la voluntad misericordiosa que se acerca al enfermo y
sana y no el acto arrogante de quien muestra sólo su poder. El hecho
13. de haberlo mandado al templo a presentarse ante el sacerdote, nos
habla de su postura frente a la ley, pero que no lo publique, es para
que dócilmente haga lo que manda la ley. Quien aparentemente
infringió la ley, ahora pide se cumpla para tener la certificación
completa de la curación. El don debe expresar su gratitud a Dios, de
quien procede la salud y vida nueva, al mismo tiempo, ha de servir a la
autoridad, para que dé testimonio, de que no ha sucedido nada ilegal,
sino que se ha cumplido con la ley (v.4). La ley no es suprimida, sino
que alcanza su plenitud: a pesar de haber desaparecido la
enfermedad que regulaba la ley, Dios ha restablecido la salud, a pesar
de no ser ya necesaria se cumple con lo que mandaba, de presentarse
en el templo. La mirada está puesta en el futuro, en el Reino, en que la
vida se comunica a todos sin la necesidad de la ley. Si nosotros
queremos podemos pedirle a Jesús que sane nuestra lepra, el pecado,
cualquiera que sea y, Jesús compadecido hará el milagro por medio
de su Espíritu y el Sacramento de la Reconciliación. Necesitamos
adorar postrados al Señor de la vida, y orar con fe, para que podamos
escuchar en lo interior ese “quiero, queda sano”. Es el poder sanador
de Jesús, manifestación del Reino de Dios entre nosotros.
La Madre Teresa nos invita a ponernos en el camino de Jesús de
Nazaret, para como el leproso ser sanados de todos nuestros males.
“Mirad que no son tiempos de creer a todos, sino a los que viereis van
conforme a la vida de Cristo. Procurad tener limpia conciencia y
humildad, menosprecio de todas las cosas del mundo y creer
firmemente lo que tiene la Madre Santa Iglesia, y a buen seguro que
vais buen camino.” (CV 21,10).
SABADO
Lecturas bíblicas
a.- Gén. 18,1-15: La teofanía de Mambré.
b.- Mt. 8, 5-17: Curación del criado de un centurión.
14. El evangelio nos presenta el segundo milagro: la sanación del criado
de un centurión romano (vv.5-13). Además de la curación de la suegra
de Pedro, tercer milagro y otras curaciones, cuarto milagro (vv. 14-
17). Militar al mando de cien hombres, los judíos podían enrolarse en
el ejército romano, pero nunca tenían el mando. Lo más probable es
que se trate, debido a la insistencia, de un siervo muy querido (cfr.
Jn.4, 46ss). Todo gracias a la fe y súplica, no del enfermo, sino del
soldado que implora, con humildad, la intervención del joven maestro
de Nazaret. Por dos veces lo llama Señor (vv. 5. 8). Ante la respuesta
de Jesús, el centurión, establece una comparación entre la autoridad
que ambos poseen. Él manda y su palabra es eficaz en sus hombres,
que obedecen y cumplen su palabra; pero esa palabra es nada con la
de Jesús, que sana al enfermo a distancia, sin verlo ni tocarlo. Es una
fe preclara, la del centurión, en el poder de la palabra de Jesús. Las
primeras palabras del Maestro: “Yo iré a curarle” (v. 7), son de gran
trascendencia para el centurión, porque significaba que el Maestro iba
a entrar en casa de un pagano, lo que lo convertía en impuro. Se
consideraba indigno de la propuesta de Jesús, lo que pone de relieve
la humildad del hombre frente a Dios. Jesús alaba la fe en el poder y
en la palabra de Dios del centurión; pone sus pretensiones en manos
de Dios (v.10). Una actitud correctísima del hombre frente a Dios,
precisamente lo que Jesús buscaba en el pueblo, como lo había hecho
Yahvé en el pasado con Israel. Esta escena es todo un preludio de la
actividad evangelizadora de la Iglesia entre los paganos; es el
traspaso del Reino, que de Israel pasa a los gentiles. No se sentarán
los herederos naturales de las promesas en la mesa del Reino, los
judíos, sino que serán suplantados por los gentiles (v.11; Mt.3,9).
Finalmente, la curación de la suegra de Pedro, resalta no la palabra
sino el poder sanativo de Jesús. Concluye el evangelio con un sumario
(cfr.Mt.4,23-25), de otras curaciones hechas a endemoniados y
enfermos, basta su palabra para que sanen. Esa fe insipiente de la
muchedumbre, hacer ver a Mateo, el misterio de la persona de Jesús,
15. el Siervo (cfr.Is.53,4;Jn.1,29) que asume las enfermedades y pecados
del prójimo y los transforma y redime, los convierte en bendición.
Teresa de Jesús, como el centurión, con fe en su alma sabe que
puede despertar en Jesús su poder sanador. “Pues si cuando andaba
en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba los enfermos, ¿qué hay
que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe,
y nos dará lo que le pidiéremos, pues está en nuestra casa? Y no
suele Su Majestad pagar mal la posada si le hacen buen hospedaje.”
(CV 34, 8).
P. Julio González C.