Este documento discute el dilema entre la universalidad y la diversidad en los derechos humanos. Plantea que el problema radica en que a veces se acentúa demasiado la unidad que subsume la diversidad, mientras que otras veces se acentúa la diversidad para negar la unidad. Concluye que los derechos humanos deben plantearse desde la dignidad humana y valores como la libertad e igualdad, y que la universalidad debe alcanzarse protegiendo los mismos derechos para todos, a la vez que se acomoda a las diferencias culturales