ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
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1. “TODO PARA EL PUEBLO, PERO SIN EL PUEBLO”
A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la
sociedad de su época, no pretendieron que los cambios se dieran
por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico
orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas.
Varios monarcas aceptaron las ideas propuestas por la Ilustración
y dieron origen al despotismo ilustrado.
El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de
la Ilustración y desea ponerlos en práctica para lograr una mayor
eficiencia del Estado, en beneficio de este y de los súbditos.
El temor a la innovación es sustituido por una creencia en la
posibilidad de alcanzar un futuro mejor, no por un cambio súbito,
sino por una paciente labor educativa y legislativa, para la cual se
necesitaba la colaboración de los ilustrados, cuyas ideas no
constituían un pensamiento meramente especulativo, sino que se
convertirían en programas de gobierno y se llevarían a la práctica.
EL DESPOTISMO ILUSTRADO
2. FEDERICO II (EL GRANDE)
El Rey de Prusia como exponente del despotismo
ilustrado, a Federico se le conoce por modernizar
la burocracia y la administración pública prusiana,
y por llevar a cabo diversas políticas de carácter
religioso, que abarcan desde la tolerancia hasta la
opresión, en función de las circunstancias.
Reformó el sistema judicial e hizo posible que los
hombres de origen no aristocrático pudieran llegar
a la judicatura o a los principales puestos
burocráticos. Algunos críticos, sin embargo,
recalcan que sus medidas son opresivas contra sus
súbditos polacos conquistados. Apoyó las artes y la
filosofía, aunque al mismo tiempo emitió diversas
leyes de censura a la prensa.
3. CARLOS III
En España Carlos III intentó modernizar la
sociedad utilizando el poder absoluto del
Monarca bajo un programa ilustrado.
En la línea de la Ilustración propia de su
época, Carlos III realizó importantes
cambios (sin quebrar el orden social,
político y económico básico, despotismo
ilustrado) con ayuda de un equipo de
ministros y colaboradores ilustrados, como
el Marqués de Esquilache, Aranda,
Campomanes, Floridablanca, Wall y
Grimaldi.
4. CATALINA II (La grande)
Catalina trajo de Europa la filosofía jurídica, política y moral,
además de medicina, arte, cultura y educación.
El Manifiesto sobre la libertad de la nobleza, emitido durante
el breve reinado de Pedro III y confirmado por Catalina,
liberó a los nobles rusos del servicio militar o estatal
obligatorio. La construcción de muchas mansiones de la
nobleza, en el estilo clásico respaldado por la emperatriz,
cambió la faz del país. A menudo se la incluye en las listas de
déspotas ilustrados. Como mecenas de las artes, presidió la
época de la Ilustración rusa, incluyendo la creación del
Instituto Smolny de Nobles Doncellas, la primera institución
de educación superior para mujeres financiada por el estado
en Europa.
5. JOSE II de AUSTRIA
Conforme a su visión, la Iglesia únicamente tenía
potestades sobre el campo dogmático-moral de sus
fieles; en consecuencia, los asuntos de carácter
secular en territorio austríaco (incluida la
administración de la propia Iglesia con sus
cuantiosos bienes y rentas) debían quedar sujetos a
las leyes y autoridades del Estado, estableciendo de
esta manera las bases de una Iglesia nacional, según
los principios de la Ilustración, dejando que el Estado
tomara la dirección y control de la política religiosa.
También se suprimieron las exenciones y dispensas
otorgadas por el papa en territorio austríaco, porque
se consideraba que afectaban a la soberanía del
monarca.
6. JOSE I de Portugal
dejó el poder en manos de el marqués de Pombal. La
historia del reinado de José estuvo marcada por la
política dictada por el propio Pombal.
Pombal supervisó todos los aspectos de la política
económica, social y colonial, con la intención de
hacer que Portugal se convirtiera en un serio rival
para las otras potencias europeas, así como para
preservar su propio estatus de poder. Una
conspiración de nobles falló en su intento de
asesinar al rey y al marqués, lo que permitió que
Pombal expulsara a los jesuitas de Portugal en 1759,
ganando el control sobre la educación pública y
confiscando además las tierras de la Iglesia. José I
tambien implementó una serie de medidas
económicas