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Isabel López Verdugo
Fundación Acción Familiar
“El apoyo social de familias
en situación de riesgo”
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Documento nº 04/06
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Índice
Introducción............................................................................................4
Capítulo 1. La familia como objeto de estudio............................11
1. El estudio evolutivo-educativo de la familia desde una
perspectiva ecológica sistémica
1.1.Aportaciones desde la perspectiva ecológico-sistémica al estudio
de la familia
1.2.Cambios evolutivos en el sistema familiar
Capítulo 2. Familia y apoyo social ..................................................37
2. Programas de apoyo a las familias
3. Programas de educación y formación para padres
4. Familias en situación de riesgo psicosocial
Capítulo 3. Objetivos de investigación y expectativas de
resultados................................................................................................73
Capítulo 4. Metodología.....................................................................77
5. Descripción de la muestra
6. Instrumentos y procedimiento
Capítulo 5. Resultados ........................................................................88
7. El apoyo social en una muestra de familias usuarias de los Servicios
Sociales Comunitarios
7.1. Características estructurales
7.1.1. Tamaño o amplitud de las Redes de Apoyo
7.1.2. Composición de las Redes de Apoyo
7.2.Características funcionales
7.2.1. Apoyo emocional, apoyo tangible y apoyo informativo
7.2.2. El conflicto en las Redes de Apoyo
7.2.3. El papel de la pareja en las Redes de Apoyo
2º Accésit
2
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
7.2.4. Necesidad de los Sistemas de Apoyo
7.2.5. Satisfacción con los Sistemas de Apoyo
7.3.Síntesis de los resultados
8. Otras dimensiones familiares
8.1.Calidad de los hogares
8.2.La pareja como fuente de apoyo
Capítulo 6. Discusión y conclusiones............................................155
9. El apoyo social en familias en situación de riesgo psicosocial
9.1.El ASSIS como instrumento de evaluación del apoyo social
9.2.Análisis de los componentes estructurales del apoyo social
9.3.Análisis de los componentes funcionales del apoyo social
10. Algunas consideraciones finales
Referencias
2º Accésit
3
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Introducción
La psicología lleva mucho tiempo ocupándose de la naturaleza
social de los procesos psicológicos. De tal forma que cualquier área
de trabajo de esta disciplina ha ido integrando en su devenir histórico
los condicionantes sociales como variables sin las cuales el
conocimiento psicológico estaría incompleto. En este sentido, existe
un amplio consenso en postular que el desarrollo y el
comportamiento humano no pueden entenderse al margen de los
entornos o contextos sociales en los que ocurren. Desde el
reconocimiento de la naturaleza social del hombre iniciamos este
trabajo; nacemos en grupos sociales, vivimos en ellos y terminamos
nuestro ciclo vital inmersos en dichos grupos. De hecho, el curso de
nuestro desarrollo social y personal depende, en buena parte, de la
calidad de esos grupos, o sea, de la forma en que la inclusión en los
diversos entornos sociales ha ido abriendo diferentes posibilidades de
desarrollo a cada uno de nosotros y nosotras. Los entornos sociales
por los que vamos pasando conforme crecemos son muy dispares, y
van multiplicándose ofreciendo nuevas e inquietantes posibilidades. El
2º Accésit
4
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
que esas posibilidades se conviertan en resultados óptimos o en
nuevos progresos de nuestro proceso de desarrollo depende de un
sinfín de variables a las que la Psicología Evolutiva intenta acercarse
cada vez con mayor rigor científico.
La participación en los grupos sociales, entre otras muchas
funciones, previene del aislamiento, facilita la supervivencia, permite
compartir experiencias, ayuda a la definición de comportamientos y
compromisos mutuos, ofrece elementos de referencia y resistencia
para el afrontamiento de las experiencias por las que vamos pasando
y, sobre todo, constituye un sistema en el que se fortalecen e
incrementan las capacidades personales de los participantes,
promoviendo el logro de sus metas vitales.
De todos los contextos en los que participamos la familia
constituye, sin lugar a dudas, uno de los más significativos a lo largo
del ciclo vital y, en concreto, el más determinante de cara al
desarrollo y la socialización de los miembros más jóvenes de la
especie. La familia como contexto de desarrollo, como grupo social,
como organización cultural, como entorno educativo ha sido y es
objeto de estudio de prácticamente todas las áreas de la Psicología.
En concreto, los psicólogos evolutivos mantienen un gran interés por
el estudio de la familia desde la perspectiva del desarrollo y la
educación, esto es, estudiar el contexto familiar como principal
entorno en el que los niños y las niñas1
crecen. Pero como decíamos
antes y es destacado por Palacios (1999a), la familia no es solo un
contexto de desarrollo y socialización para los hijos, sino que desde la
1
Tal y como la Real Academia Española de la Lengua señala, la actual costumbre
de hacer siempre explícita la alusión a ambos sexos conlleva engorrosas
repeticiones que resultan innecesarias en la mayoría de las ocasiones, desde un
punto de vista gramatical. De manera que, en adelante y cuando no sea necesario
para la comprensión del texto, nos acogeremos a la aplicación de la ley lingüística
de la economía expresiva que contempla en nuestra lengua la posibilidad de
referirse a colectivos mixtos a través del género masculino.
2º Accésit
5
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
perspectiva de los padres supone también un lugar de crecimiento y
realización personal. Tanto los padres como los hijos estarían
participando mutuamente en sus procesos respectivos de
crecimiento. Las capacidades, compromisos, responsabilidades y
tareas evolutivas son diferentes para unos y otros, pero las relaciones
entre ambos tienen un carácter bidireccional, tal y como sugería
Bronfenbrenner (1979), lo que significa que la realidad psicológica y
social de cada miembro de la familia afecta a todos los demás.
Con el interés de conocer más los procesos de crecimiento y
desarrollo de los niños y de sus familias, el grupo de investigación al
que pertenezco ha realizado diversos trabajos con muestras variadas
y con características metodológicas diferentes. Desde los
planteamientos teóricos que lo sustentan, el trabajo que aquí
presentamos va más allá de considerar a la familia como un mero
espacio donde transcurre la vida de las personas. Al ocuparnos de la
familia no nos estamos refiriendo a unos espacios físicos limitados.
Los escenarios sociales, los entornos existen en ausencia de las
personas, pero los contextos de desarrollo carecen de sentido sin los
individuos que los hacen posible y los habitan. De esta manera,
siguiendo a Hidalgo (1997), la familia es una realidad esencialmente
cultural que incluye a las personas, sus creencias, sus metas, las
actividades que realizan y sus relaciones con otros entornos. El
estudio de la persona se hace así inseparable del contexto y al revés;
no es posible acercarse al estudio de un determinado contexto sin
incluir a sus integrantes.
Pero de nada serviría el conocimiento teórico sobre las familias
si este no se traduce en un trabajo directo de intervención con ellas y
para ellas. Nuestro compromiso como investigadores ha sido siempre
la optimización y la mejora de la calidad de los entornos de desarrollo
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
de cara a facilitar procesos de socialización eficaces. Analizar cuáles
son las condiciones más optimizadoras de los procesos evolutivos
debe ser objeto de estudio tanto para la Psicología Evolutiva como
para la Psicología de la Educación (Palacios, 1990).
En este sentido, un grupo de investigadores del Departamento
de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla,
dirigidos por la Dra. M. Victoria Hidalgo García, ha iniciado una
prometedora línea de trabajo vinculada al diseño, implantación y
evaluación de un programa de educación de padres gracias a la firma
de un convenio con el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de
Sevilla. Precisamente, es en este marco de colaboración donde se ha
llevado a cabo la investigación que aquí se presenta. De manera que
tanto la revisión teórica, como las partes metodológica y empírica del
trabajo están realizadas con un interés esencialmente práctico
vinculado a la intervención en el ámbito familiar.
En los últimos años, hemos asistido desde la intervención
comunitaria a una preocupación y una atención dirigida a la familia
cada vez mayor, conforme se ha ido tomando conciencia desde las
diferentes instituciones y administraciones de las importantes
necesidades de apoyo de diverso tipo que experimentan la gran
mayoría de las familias y, en especial, las familias usuarias de los
Servicios Sociales Comunitarios, de cara a un desempeño competente
de sus funciones educativas y socializadoras de niños y jóvenes. No
obstante, aunque han aumentado considerablemente las iniciativas
de formación y apoyo a los progenitores, muchas de estas
intervenciones no se han fundamentado en un conocimiento real y
empírico de las necesidades de las familias, ni de los padres ni de las
características de los hogares. Tal y como ha puesto claramente de
manifiesto la literatura sobre programas de intervención, cuando no
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
se exploran ni analizan las necesidades reales de las personas
implicadas, se corre el riesgo de que muchas actuaciones e
intervenciones no sean todo lo efectivas que se esperaba.
El trabajo que estamos llevando a cabo, mediante un Convenio
de colaboración con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de
Sevilla, se sitúa precisamente en esta línea. Ante la clara necesidad
de elaborar programas efectivos de intervención psicosocial para
apoyar a las familias usuarias de Servicios Sociales Comunitarios, nos
planteamos desarrollar un estudio que explorara en profundidad las
necesidades de estos padres y madres en relación con la organización
y rutinas cotidianas que plantean en su hogar como entorno
educativo para sus hijos e hijas. Creemos que un análisis minucioso
de las características de estas familias y de los recursos de que
disponen para afrontar sus responsabilidades educativas hacia los
más pequeños, puede permitirnos obtener importantes conocimientos
acerca de qué tipo de apoyo necesitan estos padres y estas madres
para que en sus familias transcurran más satisfactoriamente las
relaciones que mantienen cotidianamente con sus hijos e hijas. De los
diferentes contenidos abordados en el trabajo con las familias el
apoyo social ocupó un lugar privilegiado, puesto que precisamente
eran importantes dosis de apoyo para afrontar las diversas tareas
como padres y madres lo que pretendíamos ofrecer a las familias. El
apoyo social constituye una dimensión relevante dentro de la
dinámica familiar, como tendremos oportunidad de desarrollar más
adelante en las páginas dedicadas a la revisión teórica.
Aunque el trabajo se ha realizado desde el ámbito de la
Psicología Evolutiva, el hecho de abordar el tema del apoyo social en
el ámbito familiar nos ha permitido acercarnos a otras disciplinas de
la Psicología. En concreto, con mucha prudencia pero con gran
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
entusiasmo e inquietud, nos hemos adentrado en las aportaciones
que desde la Psicología Social se han hecho al estudio de la familia y,
sobre todo, hemos aprendido de esta área de conocimiento mucho de
lo referente al apoyo social. No siempre nos ha resultado fácil
movernos entre la Psicología Evolutiva y la Psicología Social, sobre
todo, porque no queríamos hacer interpretaciones centradas en la
primera de ellas dada nuestra mayor cercanía y afinidad. Así, que
hemos intentado movernos entre ambas disciplinas estableciendo
relaciones y conexiones bidireccionales que nos han facilitado un
mejor acercamiento al estudio de las características del apoyo social
de la familia. El análisis realizado del contexto familiar nos ha
conducido a caminar entre lo evolutivo y lo social, intentando situar
nuestro objetivo como lo que es, un aspecto psicosocial de la familia.
Aunque no hayamos perdido de vista esta cuestión en ningún
momento, es en la discusión donde nos ocupamos más
detenidamente de ella: al concluir acerca de las características del
apoyo social de las familias estudiadas en función de las diferentes
realidades sociales en que están inmersas. Sin perder de vista que
todo ello, además, nos interesa de cara a potenciar y facilitar los
procesos de desarrollo y socialización de la familia como sistema, así
como de cada uno de sus integrantes, especialmente, de los
miembros más jóvenes del contexto familiar.
El trabajo que presentamos a lo largo de estas páginas está
dividido en dos bloques claramente diferenciados. En el primero de
ellos se describen las referencias y las aportaciones más interesantes
recogidas en la literatura sobre el tema. En concreto, comenzamos
con una descripción de la familia desde la perspectiva ecológica y a
continuación se realiza un repaso a la intervención en el ámbito
familiar desde los programas de apoyo para padres, tanto desde un
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
punto de vista evolutivo-educativo como desde una perspectiva más
social y comunitaria. Finalmente, se presentan los objetivos y las
expectativas de resultados más relevantes para el desarrollo del
trabajo.
El segundo gran bloque de contenidos del trabajo se refiere a la
parte empírica de nuestro estudio, donde se describen el método, el
procedimiento y los resultados obtenidos. En el último capítulo del
trabajo se retomarán estos resultados y se discutirán a la luz de la
información recogida en la literatura sobre el tema. Finalmente,
concluimos con la presentación de las principales conclusiones
derivadas del trabajo, así como de algunas limitaciones halladas tras
la realización del mismo y de posibles vías de investigación que se
nos han planteado mientras el trabajo cobraba forma.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Capítulo 1. La familia como objeto de estudio
Es ampliamente reconocido que el sistema familiar cumple una
serie de funciones necesarias para la supervivencia de la especie, así
como para la perpetuación de una determinada cultura o sociedad. A
nivel general, las funciones o actividades de la familia se han
centrado en las labores de procreación, crianza y socialización de los
niños, convirtiéndose en el principal agente responsable de estas
metas sociales. Junto a este nivel de generalidad, existen numerosas
formas de describir y definir las funciones familiares y en todas ellas
se considera que la familia garantiza a los miembros que la integran
el desarrollo de un conjunto de funciones psicológicas básicas
(Musitu, Román y Gracia, 1988).
Como sugiere Menéndez (2003), la continuidad histórica y
transcultural de la familia como forma de organización social, así
como su relevancia de cara al desarrollo personal se deben, en gran
medida a que sobre la base de una evidente variabilidad, la familia
demuestra ser el entorno más apropiado para que, en su seno,
queden cubiertas determinadas funciones en relación con ciertas
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
necesidades evolutivas y educativas. Algunas de estas necesidades
varían ampliamente de unas culturas a otras y también a lo largo de
diferentes épocas históricas (por ejemplo, todo lo relacionado con las
formas de controlar y supervisar la conducta infantil) mientras que
otras son, como plantea López (1995), consustanciales a la
naturaleza humana y a nuestra configuración psicológica (por
ejemplo, la vinculación afectiva con personas con presencia estable
en nuestro entorno). Tanto en unas como en otras descansa, en
definitiva, una serie de diversas funciones que como entorno
normativo de desarrollo cumple o debe cumplir la familia.
Cuando se adopta una perspectiva histórica nos encontramos
cómo en el pasado la familia se ocupaba de cubrir funciones que, en
la actualidad, han sido asumidas total o parcialmente por otras
instancias sociales (Berk, 1997; Musitu y Herrero, 1994). Así, por
ejemplo, la familia occidental ya no es la responsable directa del
mantenimiento del orden social, de la producción y distribución de
alimentos y servicios, o de la iniciación y formación en relación con el
trabajo, habiendo sido estas funciones traspasadas progresivamente
a otras instituciones conforme las sociedades se han vuelto más
complejas. Sin embargo, existen otras funciones en las que la
transferencia no ha sido total, de manera que la familia comparte con
otros órganos socializadores una significativa responsabilidad en
dichas funciones o, al menos, desempeña un importante papel
mediador, como es el caso de la educación formal (Musitu y Herrero,
1994).
Pero a pesar de lo expuesto, hasta donde hoy sabemos existen
funciones que la familia ha desempeñado siempre, que continúa
cumpliendo en la actualidad y que parece poco probable que sean
asumidas por otros agentes socializadores. Como antes
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
planteábamos, la estabilidad y continuidad de estas funciones
familiares tiene que ver con la potencialidad de la familia para
satisfacer necesidades básicas de cara al adecuado desarrollo de
todos sus miembros. En este sentido, las funciones de la familia,
como señalan Palacios y Rodrigo (1998) deben entenderse tanto
desde el punto de vista de los hijos, como desde el punto de vista de
los padres. Así, desde la perspectiva de los hijos la familia es un
contexto de desarrollo y socialización. Pero desde la perspectiva de
los padres, es un entorno de desarrollo y de realización personal. La
familia entendida de esta manera ha de cumplir funciones que cubran
las necesidades de cada uno de sus integrantes. Desde estos
planteamientos, siguiendo a Palacios y Rodrigo (1998), vamos a
diferenciar las funciones que la familia cumple de cara al desarrollo
infantil y las que desempeña si tenemos en cuenta que los padres no
son solo promotores del desarrollo de sus hijos, sino sujetos que
también están experimentando sus propios procesos de desarrollo.
En relación al desarrollo de los hijos, Palacios y Rodrigo (1998)
destacan las siguientes cuatro funciones básicas que la familia debe
desempeñar:
• Asegurar la supervivencia física de los hijos, un crecimiento
sano y la socialización de conductas básicas de comunicación,
diálogo y simbolización.
• Ofrecer estimulación que convierta a los niños y a las niñas en
seres capaces de relacionarse competentemente en su medio
físico y social.
• Aportar vinculación afectiva privilegiada, así como apoyo y
compromiso emocional sin los que el desarrollo psicológico sano
no resulta posible.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
• Decidir acerca de la apertura hacia otros entornos educativos
igualmente implicados en la socialización infantil,
especialmente, en lo referente a la educación formal y la
escolarización.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
2º Accésit
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Tabla 1.1. Las funciones de la familia como escenario de desarrollo infantil (tomado de Menéndez, 2003; pág. 118)
PALACIOS Y RODRIGO (1998) BERK (1997)
MUSITU Y HERRERO (1994),
MUSITU (1995)
CLEMENTE Y GOICOECHEA (1996)
Reproducción y
perpetuación de la especie
Perpetuación de la especie y
función sexual
Supervivencia física,
crecimiento sano, y
socialización en conductas
básicas de comunicación,
diálogo y simbolización
Primer contexto para el aprendizaje de
habilidades de comunicación
Estimulación que convierta a
niños y niñas en seres capaces
de relacionarse
competentemente en su medio
físico y social
Socialización de los más
jóvenes, transformación en
miembros competentes (a
diversos niveles) en su
medio social
Aprendizaje de comportamientos e
internalización de normas básicas para las
relaciones interpersonales. Referencia para el
niño y la niña dentro de la sociedad: filtro de
creencias y normas y núcleo comparativo para
construir otras realidades sociales
Vinculación afectiva
privilegiada, apoyo emocional y
compromiso (punto de
referencia básico)
Aporte de apoyo emocional,
fomento de la unión y el
sentido de compromiso
común entre sus miembros
Establecimiento de relaciones
basadas en el afecto, el apoyo, y
la expresión libre de
sentimientos, que satisfacen la
necesidad de seguridad
emocional
Escenario de seguridad emocional y de vínculos
afectivos específicos
Apertura hacia otros entornos
socializadores igualmente
implicados en la socialización
infantil, especialmente la toma
de decisiones respecto a la
escolarización
Soporte y seguridad económica,
puesta en común de recursos y
bienes
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Estas funciones que acabamos de señalar son compartidas por
diferentes autores que han reflexionado acerca de estas cuestiones.
Tomando como punto de partida dichas funciones, descritas por
Palacios y Rodrigo (1998), en la tabla 1.1 se recogen las principales
funciones asignadas a la familia por distintos autores. Como puede
apreciarse existen algunas discrepancias, pero también un
significativo acuerdo en cuáles parecen ser las funciones familiares
más relevantes. Así, en general, la gran mayoría de los autores
coinciden en señalar que la familia, como escenario de desarrollo
infantil, no sólo debe asegurar la supervivencia física y el crecimiento
saludable de los más jóvenes, sino proporcionar el acceso a
experiencias y al establecimiento de relaciones en el seno de las
cuales niños y niñas puedan construir las habilidades y competencias
necesarias para relacionarse de manera competente tanto con su
medio como con ellos mismos (Berk, 1997; Brooks, 1996; Clemente
y Goicoechea, 1996; López, 1995; Musitu y Herrero, 1994; Musitu,
1995; Palacios y Rodrigo, 1998; Schaffer, 1996).
Pero, como ya hemos señalado, la familia también es un
escenario de crecimiento y desarrollo para adultos y ancianos,
aunque las funciones que cumple en este sentido se hayan abordado
desde la psicología en menor medida y de forma menos sistemática y
profunda. A este respecto, Palacios y Rodrigo (1998) y Palacios
(1999), sugieren que de cara al desarrollo adulto la familia supone un
contexto en el que:
• Elaborar la identidad personal, una determinada individualidad
cargada de elementos cognitivos y afectivos, derivados en gran
medida de experiencias vitales ligadas a la familia. En esta
elaboración adquiere un gran protagonismo el desempeño del
rol parental, por suponer un muy significativo proyecto vital a
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
largo plazo con intensas implicaciones emocionales y
personales, que en definitiva llena de contenidos y de afectos la
identidad adulta.
• Aprender a afrontar retos y a asumir responsabilidades y
compromisos, con una orientación de productividad e
integración en el medio social.
• Establecer un encuentro y un intercambio (de conocimientos,
de afecto, de apoyo instrumental, etc.) entre generaciones, que
aporta un sentido de continuidad y de conexión entre el pasado
y el futuro.
• Encontrar un efectivo sistema de apoyo (emocional e
instrumental) para afrontar las transiciones vitales típicas de la
adultez y la vejez, así como las diversas dificultades vitales a
las que inevitablemente hay que hacer frente.
Conforme vamos reflexionando sobre la familia nos damos
cuenta de que ésta constituye una realidad muy cercana a todos
nosotros, de manera que pudiera parecer que el abordaje de la
misma, desde un punto de vista teórico y científico, es relativamente
fácil. Sin embargo, la realidad es bien diferente ya que se trata de un
objeto de conocimiento de gran complejidad que requiere un
posicionamiento claro y bien definido por parte de los que nos
acercamos a su estudio. A lo largo de este capítulo se presenta la
familia no solo como un contexto de desarrollo compartido por todos
los individuos de nuestra especie, sino como un objeto de estudio y
de conocimiento científico de especial relevancia para los psicólogos
y, en particular, para quienes trabajamos en el ámbito de la
psicología de la educación y el desarrollo.
Desde un punto de vista psicológico, la familia ha sido
estudiada y analizada desde enfoques teóricos y conceptuales
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
diversos y a veces muy dispares. Los primeros modelos que se
acercaron a la familia como un objeto de estudio psicológico fueron
los autores psicoanalíticos y los conductistas. Estos modelos tenían
como objetivo fundamental analizar la influencia de la familia en el
desarrollo psicosocial de los hijos. Desde propuestas radicalmente
diferentes, ambas teorías coincidían en asignar una gran importancia
al comportamiento de los padres para el desarrollo infantil,
igualmente, las dos posturas comparten las principales críticas que
cabe hacer a sus planteamientos pues ambas incurrían en un análisis
reduccionista de las relaciones padres e hijos y adolecían de una
escasa sensibilidad específicamente evolutiva. Los enfoques de corte
conductista evolucionaron hacia modelos menos elementalistas, sobre
todo, a partir de los planteamientos de Bandura pero, como recogen
Rodrigo y Palacios (1998), la perspectiva del aprendizaje social
continuaba resultando insuficiente para explicar, por sí misma, la
complejidad del mundo familiar y de las relaciones interpersonales,
entre otras cosas debido a su énfasis en un análisis individualista de
los procesos familiares.
Alrededor de los años cincuenta surgen otros modelos, con
vigencia hasta la actualidad, que analizan a la familia asemejándola a
un grupo social. Nos referimos, concretamente, al interaccionismo
simbólico, a las teorías del intercambio social y a las teorías del
conflicto. Desde estas orientaciones se realizaron interesantes
propuestas para la comprensión de la dinámica relacional dentro de la
familia, de los procesos de percepción mutua y de atribución de
significados, así como la relación de los costes y los beneficios en las
transiciones y crisis familiares (Musitu y Herrero, 1994).
No obstante, las dos teorías clásicas con mayor repercusión
para el estudio de la familia desde un enfoque evolutivo-educativo
2º Accésit
19
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
son la teoría general de sistemas y la teoría de campo. A partir de los
años ochenta y como resultado de la integración de ambas teorías y
de sus desarrollos más recientes, se constituye el pilar fundamental
en el que se apoya el estudio de la familia para la psicología
evolutivo-educativa contemporánea, el enfoque ecológico-sistémico
(Rodrigo y Palacios, 1998). A continuación se describe y analiza a la
familia como contexto de desarrollo, destacando el enfoque
ecológico-sistémico puesto que éste constituye el marco teórico en el
que se sitúan la gran mayoría de los estudiosos de la familia desde el
ámbito evolutivo-educativo.
1. El estudio evolutivo-educativo de la familia desde una
perspectiva ecológica-sistémica
El estudio evolutivo-educativo de la familia parte del
reconocimiento de la familia como un contexto normativo de crianza
y desarrollo para la gran mayoría de los individuos. A pesar de este
carácter normativo, no todas las familias son iguales. Como ya hemos
señalado, las familias actuales se caracterizan por la pluralidad y la
diversidad tanto en su composición como en la cantidad y calidad de
las experiencias que en ellas tienen lugar. No obstante, existe un
núcleo básico que permite identificar a un grupo de sujetos como
familia. Tal y como proponen Palacios y Rodrigo (1998), lo definitorio
del concepto de familia es que se trata de:
“la unión de personas que comparten un proyecto vital de
existencia en común que se quiere duradero, en el que se
generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo,
existe un compromiso personal entre sus miembros y se
2º Accésit
20
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y
dependencia” (pág. 33).
Como puede leerse en esta definición, los criterios más
definitorios del concepto de familia están relacionados con las metas,
las motivaciones y los sentimientos, características que tienen una
importancia más primordial que el vínculo legal, las relaciones de
consanguinidad, el número de sus miembros o el reparto de roles.
De manera que lo que plantea esta conceptualización sobre la
familia es una cuestión sobre la que la Psicología Evolutiva ha
acumulado un abrumador volumen de evidencias empíricas: lo
realmente sustantivo y relevante en la familia son las relaciones que
se establecen en su interior, por un lado, y las funciones que ésta
desempeña y cómo lo hace, por otro. Asumir un concepto de familia
de estas características, más relacional o funcional que estructural,
permite en definitiva reflejar con mayor fidelidad la realidad a la que
nos referimos, pues hace posible aludir con pleno sentido a toda una
serie de situaciones de diverso aspecto externo que, de hecho,
cumplen las funciones de una familia y, por tanto deben ser
catalogadas como tales (Alberdi, 1997; Flaquer, 1991, 1999:
Golombok, 2000; González, 1998, 2000; Musitu y Herrero, 1994;
Palacios, 1999a; Palacios y Rodrigo, 1998; Trost, 1996).
Teniendo como marco conceptual el enfoque ecológico-
sistémico, vamos a continuación a acercarnos al estudio de la familia
desde una perspectiva evolutiva-educativa. Además, nos ocuparemos
de los cambios evolutivos de la familia en su dimensión temporal,
cambios que tienen que ver con la estructura familiar y con la
dinámica de relaciones, influencias y experiencias.
2º Accésit
21
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
1.1. Aportaciones desde la perspectiva ecológica-
sistémica al estudio de la familia
La Psicología Evolutiva contemporánea se caracteriza por la pluralidad
de enfoques conceptuales que, salvo excepciones, plantean
aportaciones que resultan complementarias. Esta pluralidad de
perspectivas teóricas ha sido interpretada por algunos autores en
términos negativos, como indicadores de un estado de fragmentación
conceptual más o menos inquietante (Lewis, 2000; Pérez Pereira,
1995). No obstante, y como han manifestado otros autores (Palacios,
1999b), la diversidad de enfoques debe ser más bien interpretada
como una señal de riqueza y de madurez en una disciplina que trata
de dar cuenta de un fenómeno complejo y diverso, que no es
susceptible de ser abordado desde una aproximación única ni
conceptual ni metodológicamente. Un segundo rasgo que muestra la
madurez que en realidad encierra esta pluralidad es que la mayor
parte de las teorías quedan integradas en una aproximación
conceptual de orden superior, que las relaciona entre sí y les da
sentido, y que tiene sus raíces en los principios de la teoría general
de sistemas.
Los planteamientos sistémicos que caracterizan a la Psicología
Evolutiva actual tienen un marcado carácter ecológico puesto que
desde ellos se defiende que los diversos contextos en los que los
seres humanos se desarrollan no son un conjunto más o menos
complejo de influencias, sino el medio en el que tiene lugar el
desarrollo. Por tanto, para comprender adecuadamente este proceso
es totalmente necesario contextualizarlo, analizarlo desde los
contextos en los que tiene lugar. En concreto, la familia analizada
desde esta perspectiva constituye uno de los contextos
2º Accésit
22
El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
fundamentales en los que se gesta el desarrollo. Lo que en ella
sucede sólo se comprende en toda su complejidad desde una
perspectiva sistémica y ecológica como la que caracteriza
actualmente el estudio de la familia desde la Psicología Evolutiva.
Al igual que en la trayectoria más general de la Psicología del
Desarrollo, la década de los setenta supuso un punto de inflexión
muy significativo en la investigación del desarrollo en la familia
debido, como ya hemos comentado, a la aparición por esta época de
la perspectiva ecológica y sistémica. Durante los ochenta el
asentamiento y la conjunción de ambas perspectivas sentaron las
bases sobre las que, de manera muy generalizada, se apoya la actual
comprensión de la construcción del desarrollo en familia, así como el
estudio de la familia como uno de los entornos de socialización más
importantes ((Berk, 1997; Brooks, 1996; Coontz, 2000; Parkey
Buriel, 1998; Rodrigo y Palacios, 1998; Schaffer, 1996). Puesto que
ya se han descrito los presupuestos básicos de ambas
aproximaciones, vamos ahora a describir las implicaciones más
concretas de la aplicación de dichos presupuestos al estudio de la
familia.
Tal y como sintetizó hace ya algunos años Minuchin (1985) y
han venido matizando y suscribiendo a lo largo de las últimas
décadas los estudiosos del medio familiar (Berk, 1997; Brooks, 1996;
Cowan, Powell y Cowan, 1998; López y Cantero, 1999; Magnusson y
Buriel, 1998; Sameroff, 1994; Schaffer, 1996), la perspectiva
sistémica aplicada a la familia tiene las siguientes implicaciones
fundamentales:
1. Totalidad: la familia, al igual que cualquier otro sistema, es
una unidad compleja cuya comprensión no puede derivarse ni del
análisis parcial de algunos de los procesos que la integran ni de la
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
simple suma de los mismos. Por ejemplo, limitándonos al desarrollo
infantil, su análisis en el análisis del medio familiar no puede limitarse
al estudio de las relaciones padres-hijos, por muy significativas que
estas sean. Aunque estas relaciones son esenciales para el desarrollo
infantil, las experiencias significativas para éste se extienden a otras
relaciones más o menos directas para el niño y a experiencias,
propiedades y características de la familia como unidad (por ejemplo,
las rutinas o costumbres familiares, tal y como plantea Sameroff,
1994).
2. Integridad e Interdependencia: La familia está formada por
diferentes subsistemas (marital, materno y paterno-filial, fraterno)
limitados simbólicamente unos de otros por sus propias reglas de
funcionamiento, de manera que operan con una relativa autonomía y,
por tanto, son analizables en sí mismos. Pero al mismo tiempo los
diversos subsistemas mantienen complejas relaciones con el resto de
los elementos del sistema, relaciones de interdependencia que son de
naturaleza bidireccional y que, además, funcionan tanto de forma
directa como indirecta, de manera que la red de influencias no
responde a un patrón lineal sino circular. Esta interdependencia
contribuye a que lo que sucede en una parte del sistema tenga la
facultad potencial de afectar tanto a otras partes como a la familia
como totalidad. Todo esto implica que, y enlazando con el punto
anterior, no sólo el análisis del sistema como totalidad no puede
reducirse al estudio de las partes sino que, además, el análisis de las
partes requiere la toma en consideración del contexto más general en
que dichas partes están integradas.
3. Diversidad de niveles de análisis: La complejidad tanto del tipo
de elementos que componen el sistema familiar, como de las
relaciones de interdependencia que existen entre los mismos,
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
conlleva que en el estudio de los procesos familiares sea preciso
tomar en consideración diferentes tipos de unidades de análisis: los
individuos implicados, las relaciones que establecen entre ellos (los
subsistemas paterno-filial, marital y fraterno) y la dinámica de todo la
unidad familiar. Así, tal y como lo ejemplifica Shaffer (1996), en una
familia integrada por una pareja y un hijo o una hija habría un total
de siete unidades de análisis (tres personas, tres díadas y la unidad
familiar triádica), pero con la llegada de un nuevo hijo o hija el
sistema familiar se complicaría hasta quince unidades de análisis
(cuatro miembros, seis díadas, cuatro tríadas y la familia como
totalidad).
4. Auto-organización: Al igual que todos los sistemas, la familia
tiende a autorregularse en base al mantenimiento de la homeostasis.
Esta tendencia tiene dos implicaciones aparentemente opuestas pero
que, en realidad, son complementarias y están directamente
relacionadas con la capacidad de supervivencia de una familia. Por un
lado, en situación de mantenimiento del equilibrio el sistema tiende a
la permanencia y se resiste al cambio (estabilidad autocorrectiva); si
el equilibrio se ve amenazado el sistema tiende a modificarse de cara
a su consecución (adaptación sensible al ambiente). Por tanto, el
funcionamiento adaptativo está determinado, en gran medida, por la
flexibilidad y capacidad de adaptación de los diversos elementos que
componen la familia y ésta como totalidad. Estas facultades resultan
especialmente críticas en las transiciones normativas por las que
atraviesan los miembros de la familia y por tanto ésta como unidad,
así como en situaciones no normativas que impliquen una
concentración de factores de estrés o que, en definitiva, pongan a
prueba la capacidad del sistema para auto-organizarse y adaptarse a
los cambios.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
5. Intercambio de energía con el exterior: La familia, como
sistema abierto, mantiene relaciones con otros sistemas que la
rodean, siendo así sensible a los cambios que tienen lugar en dichos
sistemas y, al mismo tiempo (y en la medida en que estos también
sean sistemas abiertos) puede inducir cambios en su medio social.
Este intercambio mutuo de energía entre la familia y su entorno
también pone a prueba la capacidad del sistema familiar para
organizarse en aras al principio de homeostasis.
Por su parte, los planteamientos ecológicos recogen los
principios sistémicos que acabamos de esbozar, pero enlazan
especialmente bien con el último que hemos descrito. A partir de las
influyentes tesis de Bronfenbrenner (1979, 1986, 1993;
Bronfenbrenner y Crouter, 1983; Bronfenbrenner y Morris, 1988), se
ha dado gran valor a la conceptualización de la familia como un
sistema inmerso en una compleja y organizada ecología de
influencias contextuales que también poseen naturaleza sistémica.
Ello implica reconocer que la familia está estrechamente relacionada
con otros sistemas sociales, entendiendo por éstos no sólo a entornos
con límites espaciales definidos y organizados de manera por así
decirlo formal como, por ejemplo, el microsistema escolar o el
laboral. La ecología del contexto familiar incluye igualmente
microsistemas menos visibles u organizados como, por ejemplo, las
redes de apoyo formal e informal, así como sistemas más distantes o
que ejercen una influencia más indirecta, como por ejemplo el medio
cultural e histórico en el que la familia está inmersa.
Una de las primeras y más influyentes aplicaciones de la
perspectiva ecológica-sistémica al análisis de los procesos familiares
fue el modelo propuesto por Belsky (1984) sobre los determinantes
de la actuación como padre o madre. En este modelo se plantea que
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
el ejercicio de la paternidad y la maternidad no responde a un único
conjunto de factores, sino que está multideterminado por una
configuración de influencias, que implican dimensiones individuales,
tanto del progenitor como del hijo o la hija, y fuentes contextuales de
estrés o de apoyo; los tres tipos de determinantes operan sobre el
comportamiento paterno o materno de forma directa y/o indirecta.
Un claro reflejo de estos planteamientos lo constituye la
importancia que se le concede actualmente a las relaciones entre los
padres para comprender las relaciones madre-hijo o padre-hijo, de
forma que las características de la relación conyugal se consideran un
claro determinante de la actuación de hombres y mujeres como
padres y madres y, por tanto, con importantes consecuencias sobre
el desarrollo infantil (Emery y Tuer, 1993; Wilson y Gottman, 1995).
Esta relación no es difícil de entender: ser sensible a las continuas
necesidades de los hijos y adoptar actitudes positivas en su cuidado
es más fácil en la medida en que se percibe al cónyuge como alguien
cercano, con quien se comparten las tareas y, sobre todo, de quien
se recibe apoyo, comprensión y ayuda. En concreto, existen
abundantes datos que demuestran que las mujeres y hombres que
cuentan con más apoyo de su compañero/a y mantienen buenas
relaciones conyugales, suelen ser más sensibles a las necesidades de
los niños, mantienen interacciones más cálidas con ellos y, en el caso
de los padres varones, se implican en mayor medida en su crianza y
educación (Belsky y Kelly, 1994; Cowan y Cowan, 1992; 1997; Cox,
Owen Lewis y Hendersen, 1989).
El modelo de Belsky ha inspirado, durante las dos últimas
décadas, un volumen importante de investigación destinada a
corroborar, en situaciones familiares normativas, tanto partes de su
propuesta como ésta en su totalidad y, a pesar de que se han
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
realizado algunas matizaciones en detalles concretos del modelo
inicial (por ejemplo, Abidin, 1992; Meyers, 1999), en términos
generales las tesis centrales de multideterminación, diversidad de
dimensiones, bidireccionalidad y naturaleza tanto directa como
indirecta de las relaciones han quedado ampliamente avaladas por la
investigación contemporánea (Berk, 1997; Cowan et al., 1998; Luster
y Okagaky, 1993; Parke y Buriel, 1998; Schaffer, 1996).
En resumen, el modelo de Belsky reconoce a la familia como un
sistema complejo, en el que tienen lugar procesos complejos, que
funciona de manera compleja y que está inmersa en un entorno
complejo con el que mantiene complejas relaciones. Además, como
señalan Parke y Buriel (1998), a estas consideraciones hay que
añadir (de hecho es la principal laguna del modelo de Belsky) y
resaltar la muy relevante determinación cultural e histórica del
sentido y del significado de los procesos familiares en los que se
genera el desarrollo, determinación cada vez más documentada y
sistematizada en la investigación contemporánea, y que viene
vacunando a la Psicología Evolutiva contra las generalizaciones
supuestamente homogeneizadoras de los resultados obtenidos en una
cultura determinada y/o clase social concreta que hasta hace poco
han sido habituales (García-Coll y Magnuson, 1995; Harkness y
Super, 1995; Palacios, 1999c; Parke y Buriel, 1998; Stevenson-
Hinde, 1998).
Desde nuestro punto de vista y como ya hemos apuntado en
más de una ocasión, la teoría ecológico-sistémica constituye un
marco conceptual excelente desde el que abordar el estudio de la
familia, tanto como contexto de desarrollo como sistema en continua
evolución. Además, este enfoque tiene una gran trascendencia
aplicada, ya que sugiere que las intervenciones en cualquier nivel del
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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ambiente pueden intensificar el desarrollo. Por ejemplo, a nivel de
exosistema y trabajando con padres con pocas habilidades
parentales, se podría actuar proporcionando el acceso a grupos de
padres donde hablaran tanto de sus problemas, como de sus
experiencias gratificantes de cara a favorecer una mayor satisfacción
personal y una mejora de las condiciones de desarrollo de sus hijos e
hijas. Asimismo, como el propio Bronfenbrenner sugería, el cambio a
nivel de macrosistema es también muy importante, puesto que afecta
a todos los niveles ambientales partiendo de los valores y las políticas
sociales de intervención; de esta manera, las intervenciones de
carácter comunitario aunque se perciban más alejadas de los
microsistemas familiares, tienen un gran impacto y una gran
repercusión en el bienestar del sistema familiar y en el de cada uno
de sus integrantes (Bronfenbrenner, 1989; Bronfenbrenner y Neville,
1994).
Finalmente, siguiendo con la importancia y la utilidad de la
teoría ecológico-sistémica de cara a la intervención, queremos
destacar la relevancia del apoyo social, puesto que constituye una
dimensión presente en los diferentes niveles contextuales propuestos
desde dicha perspectiva. Tanto en los ambientes o entornos más
cercanos al sujeto (microsistema y mesosistema), como en los más
alejados (exosistema y macrosistema), el apoyo social es una
variable muy importante en el estudio de la dinámica familiar, así
como en el mantenimiento del bienestar y equilibrio psicológico de
sus integrantes. No obstante, será en el siguiente capítulo de esta
revisión teórica donde reflexionaremos detenidamente sobre el apoyo
social y sobre su importancia de cara a cubrir determinadas
necesidades del sistema familiar, facilitando el equilibrio y buen
funcionamiento del mismo.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
1.2. Cambios evolutivos en el sistema familiar
Como hemos descrito en repetidas ocasiones, la familia
constituye un sistema dinámico, ya que en el contexto familiar
ocurren cambios continuos en cada uno de sus miembros, en cada
uno de sus subsistemas y en el propio sistema familiar: miembros
que se incorporan, miembros que desaparecen, miembros que viven
cambios evolutivos y sociales, etc. Estos cambios, además, suceden
en un periodo de tiempo histórico en el que también se producen
modificaciones que afectan a múltiples aspectos de la vida familiar.
En concreto, para la Psicología Evolutiva resultan especialmente
interesantes los cambios que la familia experimenta a consecuencia
de los propios procesos de desarrollo de sus miembros, los cambios
en sus relaciones y en los acontecimientos que se producen en la vida
de una familia a medida que sus miembros van transitando por sus
propias trayectorias de vida. Específicamente, la dinámica evolutiva
de una familia concierne a tres niveles diferentes pero
interrelacionados: las relaciones entre los padres, la propia
composición familiar y la evolución de los hijos (Rodrigo y Palacios,
1998).
Hablar de cambios en Psicología del Desarrollo nos remite, de
manera directa, a la noción de transición. Cowan (1991) planteaba
dos perspectivas fundamentales a la hora de entender las
transiciones. La postura que las define en función del suceso mismo
que las marca (convertirse en padre, jubilarse), y aquella que
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
considera que sólo es posible hablar de transiciones cuando se da un
cambio cualitativo interno e importante en la persona o en la familia,
con la consecuente reorganización de los roles principales y de las
relaciones interpersonales. Desde nuestro punto de vista, no nos
parece que ambas posturas sean incompatibles entre sí ni que, como
señalan Cowan y Hetherington (1991), tan sólo la segunda forma de
entender las transiciones encierre una perspectiva psicológica.
A nuestro modo de ver, es posible integrar ambas posturas y
definir los momentos de transición como aquellas experiencias que
tienen lugar a lo largo del ciclo vital que, debido a que requieren la
adopción de nuevos roles y que plantean nuevas exigencias, son
momentos potencialmente propicios para que tengan lugar cambios
importantes, tanto a nivel intra como interpsicológico, sin que como
señala Moreno (1994), se puede prejuzgar a priori cuál será el patrón
de reacción ante esos acontecimientos.
Actualmente, como bien sabemos, las familias se caracterizan
por la pluralidad y la diversidad. Cada vez existe mayor variabilidad
en las condiciones familiares, no obstante, aún siendo conscientes de
esta importante diversidad en las familias actuales, creemos que es
posible seguir etiquetando como transiciones normativas algunas
experiencias que, aunque claramente no son universales, son vividas
y afrontadas por la mayoría de las familias de nuestro entorno. Así,
podemos considerar que existen determinadas experiencias que
constituyen momentos propensos para que se produzcan cambios y
adaptaciones de cierta consideración y consistencia. Sin embargo, al
no prejuzgar el resultado de tales experiencias, entendemos que
estamos resaltando la variabilidad posible y, por supuesto, la
imposibilidad de etiquetar a priori ciertas experiencias como crisis
vitales. Así, la formación de una pareja, la llegada del primer hijo, la
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
entrada en la adolescencia de los hijos o el divorcio son transiciones
que potencialmente pueden desencadenar desequilibrios y cambios
importantes en el sistema familiar y en cada uno de sus integrantes.
El hecho de que sean vividas como verdaderas crisis o transiciones
normales dependerá, como ya señalábamos al describir la teoría del
desarrollo familiar, de las características y recursos con los que cada
sistema se enfrente a tales situaciones. Por tanto, desde esta postura
el estudio de las transiciones debe encaminarse, fundamentalmente,
al estudio de los mecanismos que participan y subyacen al propio
proceso de cambio.
Para completar esta concepción de las transiciones, hemos de
añadir que pueden considerarse como tales experiencias de etiología
bien diferente (a veces provocadas por factores internos, como la
pubertad, y otras veces desencadenadas por factores de origen social
o contextual, como la pérdida del empleo); experiencias que pueden
tener lugar en cualquier momento del ciclo vital; y, finalmente,
experiencias que pueden afectar mayoritariamente a todas las
personas, o ser privativas de unas pocas (transiciones normativas o
no normativas). No obstante, todas estas situaciones tienen
denominadores comunes: se trata de experiencias que requieren
cambios de roles, que plantean exigencias nuevas, que desencadenan
procesos de adaptación más o menos duraderos y que,
potencialmente, pueden saldarse con cambios de sentido y magnitud
variables.
Las experiencias que representan los principales momentos de
transición en el sistema familiar, pueden identificarse a partir de los
estadios o etapas en el ciclo de vida de la pareja y de la familia. Una
referencia clásica y, quizás la más frecuente, la constituye el estudio
pionero de Duvall (1967 citado en Belsky, Lerner y Spanier, 1984).
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Basándose en la edad y presencia o ausencia de los niños en la
familia, y desde el comienzo del matrimonio al fallecimiento de uno
de los padres, Duvall identifica ocho fases en el ciclo familiar. Según
Duvall, cada una de estas fases representa distintos estadios en el
desarrollo de la familia, y en cada una de ellas la familia tiene que
afrontar determinadas tareas evolutivas. Así, por ejemplo, la etapa de
crianza requiere adaptar la vida familiar a las necesidades de un bebé
y la etapa de la adolescencia plantea demandas específicas
relacionadas con la comunicación, la independencia y libertad de los
hijos, etc. Para este autor las transiciones entre los distintos estadios
del ciclo vital familiar representarían crisis para la familia y sus
miembros. Las consecuencias de estas transiciones podrían
constituirse como transformaciones saludables o como el inicio y
desarrollo de síntomas o problemas psicosociales. En la tabla 1.2 se
recogen los estadios en los ciclos de vida de la pareja y de la familia
propuestos por diferentes autores, entre los cuales aparece la
propuesta de Duvall (1967).
Con posterioridad a este trabajo, otros investigadores han
elaborado diferentes métodos para analizar las etapas o ciclos tanto
de la relación conyugal como de la vida familiar en conjunto (Elder,
1991; Birchler, 1992). De la revisión de estos estudios pueden
extraerse dos conclusiones importantes. En primer lugar, parece
evidente que el desarrollo del matrimonio (o de la vida en pareja, con
independencia de la situación legal de la misma) sólo puede
comprenderse en el contexto más amplio del ciclo vital de la familia
y, asimismo, el ciclo de la familia hay que abordarlo teniendo en
cuenta la evolución de las relaciones conyugales. Es decir, no se trata
de evoluciones independientes, sino de trayectorias independientes.
Así, aunque los distintos autores proponen diferentes nombres y
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
estadios, es evidente que existen importantes coincidencias y
solapamientos cuando se estudian etapas del matrimonio y de la
familia. En este sentido, tienen gran interés propuestas como las de
Birchler (1992), que trata de ofrecer un modelo integrado de los
aspectos individuales y conyugales en el estudio del desarrollo
familiar (ver tabla 1.2). Adoptar esta postura refleja una concepción
sistémica y ecológica de la familia, esto es, considerar que la
evolución de la familia es el fruto de los procesos de sus miembros, y
de las relaciones interdependientes que se establecen entre ellos y
con el medio social que les rodea.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
Tabla 1.2. Estadios en los ciclos de vida de la pareja y de la familia (tomado
de Hidalgo, 1994; pág. 16)
ESTADIOS EN LA RELACIÓN CONYUGAL ESTADIOS EN EL CICLO VITAL FAMILIAR
Campbell (1980)
1. Romance
2. Lucha por el poder
3. Estabilidad
4. Compromiso
5. Creación conjunta
Nadelson et al. (1984)
1. Idealización
2. Desacuerdo, desilusión,
desencanto
3. Productividad, paternidad
4. Resolución
5. Redefinición. Salida de los hijos
6. Reintegración, postpaternidad
Nichols (1988)
1. Unión y matrimonio
2. Expansión: paternidad y años
siguientes
3. Contracción: individuación y
eventual separación de los
jóvenes
4. Postpaternidad
Monte (1989)
1. Comienzo
2. Asentamiento
3. Tiempo de decisión
4. Avance, años de latencia
5. “Adolescencia” de mitad de la
vida
6. “Lanzamiento” de los hijos
7. Años de vejez y muerte
Duvall (1967)
1. Comienzos de la familia
2. La familia criando a niños pequeños
3. La familia con preescolares
4. La familia con escolares
5. la familia con adolescentes
6. La familia como centro de
“lanzamiento” y despegue de los hijos
7. La familia en los años intermedios
8. La familia en la vejez
Solomon (1973)
1. El matrimonio
2. El nacimiento del primer niño y los años
siguientes de crianza
3. Individualización de los miembros de la
familia
4. El abandono de los hijos del hogar
5. La integración de la pérdida
Carter y McGoldrick (1988)
1. Dejando el hogar: jóvenes adultos
independientes
2. La unión de la familia a través del
matrimonio: la nueva pareja
3. La familia con niños pequeños
4. La familia con adolescentes
5. “Lanzamiento” de los hijos y avance
6. La familia en los años finales
Flori (1989)
1. Establecimiento
2. Expansión
3. Culminación
Birchler (1992)
1. La nueva pareja
2. La transición a la paternidad (compromiso, crianza de hijos)
3. La “adolescencia” de mitad de la vida (crisis de identidad de mitad de la vida,
redefinición, reorganización, estabilidad)
4. Postpaternidad (“el nido vacío”, cambio de los roles sexuales)
5. Culminación
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
La segunda conclusión que puede extraerse sobre el ciclo vital
familiar, es que la presencia o ausencia de los hijos parece
representar la médula ósea en la evolución de la familia. El
nacimiento del primer hijo, las diferentes etapas del desarrollo de los
hijos y su salida del hogar familiar, se convierten en momentos claves
que aparecen en la mayoría de los modelos existentes (tanto en los
centrados en el ciclo de la relación conyugal, como en los referidos al
ciclo familiar). En líneas generales, parece claro que el ciclo vital
familiar se podría dividir en tres grandes etapas. La inicial, con la
pareja como única protagonista; la intermedia, que se inicia con el
nacimiento del primer hijo y que tiene un momento muy importante
con la llegada de los hijos a la adolescencia; y la final o postpaternal,
que se inicia con la salida de los hijos del hogar y en la que tiene
lugar la última redefinición de la pareja y de la vida familiar. En este
sentido, los sucesos que marcan los pasos entre estos distintos
estadios constituirían las más importantes y comunes transiciones
familiares. El inicio de la convivencia de la pareja, el acceso a la
paternidad, la llegada de los hijos a la adolescencia y la salida de los
hijos del hogar se muestran como las transiciones familiares más
significativas y relevantes.
Las necesidades del sistema familiar y las de los individuos que
lo componen van cambiando a lo largo del ciclo vital familiar. El
carácter dinámico, intrínseco a los sistemas familiares, incluye las
necesidades concretas para cada etapa o fase por la que se atraviesa.
De manera que el estudio de la familia, como es lógico, supone
también el análisis de sus necesidades a través del tiempo.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Capítulo 2. Familia y apoyo social
Hasta aquí hemos analizado, con bastante profundidad, a la
familia como objeto de estudio desde una perspectiva psicológica y
hemos reflexionado sobre el apoyo social como dimensión psicosocial.
A continuación nos acercaremos al papel determinante que el apoyo
social juega en la composición y en el buen funcionamiento de la
dinámica familiar, así como en el bienestar de cada uno de sus
integrantes. Aunque este es un tema sobre el que ya hemos
reflexionado en alguna ocasión, intentaremos en este capítulo
relacionarlo de manera directa con el ámbito de la intervención
comunitaria y psicoeducativa.
En este sentido, tal y como se ha descrito en el capítulo
dedicado al análisis de la familia, los procesos de desarrollo
constituyen un aspecto esencial del que la Psicología de La Educación
y del Desarrollo se ha venido ocupando ampliamente. En este análisis
se ha resaltado que el desarrollo humano es, en gran medida,
consecuencia de la educación. El desarrollo es un proceso con
carácter social y culturalmente mediado, y los procesos educativos
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
deben encargarse de la mediación. Sin embargo, es evidente que no
toda educación promueve aprendizajes y desarrollos de calidad. La
familia, como contexto de desarrollo esencial, y las prácticas
educativas paternas juegan un papel primordial de cara a garantizar
que los miembros más jóvenes se conviertan en agentes activos del
grupo social y/o de la cultura en la que viven (Sánchez Sandoval y
López Verdugo, 2003).
No obstante, el papel de los padres como moldeadores del
desarrollo hoy no se entiende como años atrás. A principios de la
década de los setenta todavía existían estudios en los que se
planteaba a los padres como la base fundamental y casi exclusiva en
el desarrollo de sus hijos. Hoy en día se mantiene una perspectiva
bastante más equilibrada de la responsabilidad paterna, sobre todo,
porque se cree desde el ámbito de la Psicología en general, y desde la
Psicología Evolutiva en particular, en la idea de una interacción
bidireccional.
Actualmente, y gracias en buena parte a las aportaciones de la
perspectiva ecológica, sabemos que en cualquiera de las
interacciones diádicas familiares influirá también cualquier miembro
de la familia. Además, llegados a este punto nos parece innecesario
recordar que las interacciones familiares están influidas por factores
extrafamiliares, que pueden constituir fuentes de apoyo para el
ejercicio de la paternidad. Asimismo, la paternidad está influida por
otros aspectos como son determinadas fuentes de estrés, el hecho de
que ambos padres trabajen fuera del hogar y la calidad de estos
trabajos. También debemos considerar que las familias constituyen
sistemas sociales que se autorregulan y buscan el equilibrio en sus
interacciones.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
La familia en todo momento constituye un sistema de apoyo
para sus integrantes y, al mismo tiempo, requiere ayuda de otros
sistemas o subsistemas que le permitan ir haciendo frente a los
distintos cambios a los que ha de enfrentarse a lo largo de todo el
ciclo vital. La familia es mejor comprendida como un sistema de
relaciones que cambia en respuesta a las necesidades y
preocupaciones de los miembros de la familia. Al igual que otros
sistemas vivos, la familia intenta mantener un sentido de equilibrio en
sus relaciones. A medida que una familia se mueve de un estadio del
ciclo vital a otro (por ejemplo, de la infancia de los hijos a la
adolescencia de éstos), el equilibrio alcanzado durante el estadio
anterior se rompe o perturba, como consecuencia de los cambios en
uno o más miembros de la familia o en el contexto en que la familia
vive. El reto, por tanto, radica en el reestablecimiento de un nuevo
equilibrio, cualitativamente distinto (Steinberg y Silk, 2002).
Si entendemos a la familia, por tanto, como un sistema social
integrado de roles y estructuras, entonces la adición o cambio de
miembros conduce a una reorganización importante del sistema. De
esta manera, la influencia del nacimiento del primer hijo en la díada
marital ha sido un tema de especial interés tanto para la Psicología
Evolutiva como para los sociólogos de la familia. Sin embargo, la
familia no solo experimenta cambios con el nacimiento de los hijos,
sino que durante todo el ciclo vital familiar está sujeta a nuevas
experiencias, a redefiniciones de roles, a negociaciones para las que
puede requerir ayuda. Las familias se reajustan a las situaciones de
cambio con bastante éxito. Hasta la llegada de los hijos a la
adolescencia, una de las experiencias que tradicionalmente se ha
considerado más dramática, tanto para los padres como para los
hijos, ocurre en la mayor parte de las familias con bastante
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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normalidad. La investigación actual, en este sentido, nos muestra que
las perturbaciones experimentadas son temporales y tanto los padres
como sus hijos adolescentes se adaptan a los nuevos retos de forma
que permiten mantener relaciones reforzantes, así como el desarrollo
de competencias múltiples en el adolescente.
De manera que, tal y como acabamos de decir, las familias
como sistemas en funcionamiento se van ajustando a los distintos
retos y etapas por las que van pasando. No obstante, esto no debe
hacernos pensar que se trata de una tarea fácil o simple, que ocurre
sin esfuerzo por parte de los miembros del sistema familiar, sobre
todo, de los progenitores. Por el contrario, como señala Hidalgo
(2003), la actuación de los padres y las madres en las tareas de
crianza y educación es una tarea tan importante como complicada.
Así, ser padre o madre no es fácil puesto que implica muchas y
variadas exigencias, algunas de las cuales se recogen a continuación
(Hidalgo, 2003):
• Cambios sustanciales en los hábitos cotidianos de los
progenitores cuando acceden a la paternidad que se traducen,
fundamentalmente, en una falta de tiempo personal a veces
vivida de manera negativa.
• Afrontamiento de nuevas y constantes demandas por parte de
los hijos. Estas exigencias van desde la protección y el cuidado
físico hasta la estimulación cognitiva y la promoción de la
competencia social. Se trata de necesidades infantiles que los
padres y madres no siempre saben cómo atender y que van
cambiando conforme los niños y las niñas van creciendo.
• Por último, algunos de los cambios sociológicos experimentados
por el sistema familiar en las últimas décadas han hecho aún
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
más complicada la tarea de ser padre o madre. En este sentido,
podemos destacar los siguientes cambios:
o La dedicación no exclusiva de la mujer a la crianza de los
hijos.
o El incremento de las familias nucleares y la disminución
de las redes de apoyo informales. Estas nuevas formas
familiares predominantes implican contar con menos
apoyo de las generaciones anteriores y, al mismo tiempo,
tener menos contacto con niños y recibir, en
consecuencia, menos preparación para el rol de padre o
madre en el proceso natural de socialización.
Lo que acabamos de señalar nos puede ayudar a entender por
qué la tarea de ser padre o madre es difícil, y aún más para aquellos
sujetos que cuentan con menos recursos personales y contextuales.
No obstante, conviene no olvidar que las dificultades que conlleva el
desempeño de la paternidad y la maternidad no son exclusivas de las
familias de riesgo aunque, evidentemente, en éstas pueda resultar
algo más complicada. Por otra parte, aún en circunstancias familiares
y contextuales parecidas, no todos los padres y madres experimentan
el mismo grado de tensión ni las mismas dificultades.
Ser padre o madre es una tarea tan compleja como diversa,
puesto que no todos los padres y madres se comportan de la misma
manera, ni hay una única forma de actuación adecuada para ser un
buen padre o una buena madre. No obstante, a pesar y además de
admitir esta positiva diversidad, podemos identificar las
características que ayudan a tener un desempeño más o menos
competente y satisfactorio del papel de padre o madre. La
perspectiva ecológico-sistémica destaca que la actuación como padre
o madre depende de tres fuentes de influencia: las características de
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
los propios padres, las características del propio niño y las
características del contexto tanto intra como extrafamiliar (Belsky,
1984). A este conjunto de influencias descritas por Belsky habría que
añadirle, siguiendo la propuesta de Bronfenbrenner (1979), las
influencias contextuales que se reciben a nivel del macrosistema
(influencias culturales).
Este panorama general de la tarea educativa que han de
realizar los padres y las madres nos permite entender que éstos, en
más de una ocasión, se sientan perdidos y que necesiten ayuda para
el desempeño de dicha tarea. En este sentido, resumimos a
continuación las principales necesidades de apoyo de las que los
padres y las madres informan acerca del desempeño de su paternidad
y maternidad (Hidalgo, 2003):
• Conocimientos precisos sobre el desarrollo y las necesidades de
niños y niñas de diferentes edades, lo que les permitiría
mantener expectativas adecuadas sobre la realidad que les
espera como padres y madres.
• Habilidades y estrategias conductuales que faciliten a los padres
y a las madres actuaciones adecuadas a la hora de afrontar los
problemas cotidianos del cuidado de los hijos.
• Seguridad en las propias capacidades como padre y madre, lo
que les ayudaría a mantener el control sobre las tareas
educativas de la paternidad y la maternidad.
• Contar con el apoyo e implicación de la pareja en las tareas de
padre o madre.
• Hacer compatible la situación laboral con las tareas y
responsabilidades que conllevan el cuidado de los hijos.
• Contar con redes familiares y sociales de las que obtener
apoyo, tanto emocional como instrumental, para afrontar
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
exitosamente las continuas demandas que implica la paternidad
y la maternidad.
Estas necesidades de los padres y las madres deben ser tenidas
en cuenta para garantizar un funcionamiento óptimo del sistema
familiar que optimice los procesos de desarrollo del mismo, así como
de cada uno de sus integrantes. De cómo ayudar a las familias a
afrontar, de la manera más beneficiosa posible para todos sus
miembros, los diferentes retos por los que va atravesando vamos a
ocuparnos en lo que resta de este capítulo de introducción teórica. En
primer lugar, se describen los programas de apoyo a las familias
desde una perspectiva social y, en segundo lugar, los programas de
educación y formación de padres con una mayor orientación
educativa, aunque sin perder de vista que este tipo de programas se
engloban dentro del ámbito de la intervención comunitaria y
educativa.
2. Programas de apoyo a las familias
A partir del análisis de las necesidades de los padres y las
madres que acabamos de realizar podemos considerar que:
• Todas las familias tienen ciertas necesidades de apoyo.
• Las necesidades de apoyo son diferentes dependiendo tanto de
las características de los padres, como del sistema familiar y de
los propios niños.
• Las necesidades de apoyo se agudizan en los momentos de
transición.
• La magnitud de las necesidades de apoyo de cada familia
pueden ser previstas en gran medida desde antes del
nacimiento de los hijos.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
En definitiva, estamos diciendo que no todas las familias
disponen de los mismos recursos, de las mismas habilidades y/o
competencias para afrontar los diferentes retos por los que han de ir
pasando. Por esta razón, se han desarrollado diversos “programas de
apoyo a las familias” que constituyen, básicamente, estrategias e
iniciativas de intervención social dirigidas al apoyo y educación de la
familia. Se trata de programas donde una madre puede acudir en
busca de apoyo cuando las exigencias de su nuevo rol amenazan con
desbordar sus recursos, o donde grupos de padres pueden reunirse
para compartir experiencias o problemas comunes, o programas de
visitas a hogares de madres y padres adolescentes, programas de
educación para padres, programas para la prevención de malos tratos
en la infancia, programas de apoyo a familias con desventajas
económicas, programas para familias de minorías étnicas, o líneas
telefónicas de consulta o apoyo, por citar algunos ejemplos.
Existe tal diversidad de programas de apoyo a la familia que la
búsqueda de una definición única y válida para todos es bastante
difícil. De acuerdo con Weissbourd y Kagan (1989), los programas de
apoyo a la familia se caracterizan por proporcionar a éstas servicios
que fortalecen a los adultos de la familia en sus roles de padres y
cuidadores. En una definición aún más general, Weiss (1983) define
los programas de apoyo a las familias como aquellos programas que
proporcionan apoyo emocional, instrumental e informacional a los
padres con el objetivo de promover el desarrollo humano y prevenir
diversos problemas familiares e infantiles. La mayoría de los
programas ofrecen este servicio a los padres directa o
indirectamente, por ejemplo, mediante información. Los programas
se diferencian, principalmente, en función de la población a la que se
dirigen. Así, unos se desarrollan para servir a las familias a lo largo
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
de todo su ciclo vital, mientras que otros se diseñan para
intervenciones más específicas (por ejemplo, parejas que acaban de
convertirse en padres, padres de hijos adolescentes, o adolescentes
que van a tener un hijo).
Aunque hay gran variedad de programas todos comparten el
mismo objetivo, así como un conjunto de características definitorias.
Todos reconocen el impacto negativo que numerosas fuentes de
estrés (desempleo, pérdidas económicas, aislamiento social, madres
solteras, padres adolescentes...) tienen en la vida familiar, así como
la relación entre la ruptura y disfunción familiar, un entorno social
pobre y desestructurado y numerosos problemas sociales (fracaso
escolar, delincuencia, violencia, etc.). Estos programas asumen, por
tanto, que los problemas se encuentran no solo en las familias, sino
también en el deterioro de las relaciones entre las familias y las
fuentes formales e informales de apoyo dentro de la comunidad. Por
otra parte, estos programas reconocen la importancia que la
interrelación entre la familia y sus sistemas de apoyo tiene en el
desarrollo humano y, en este sentido, estos programas parten del
supuesto de que la provisión de apoyo emocional, instrumental e
informativo a las familias ayudará a las personas a reducir el estrés, a
aumentar su capacidad para afrontar situaciones negativas y a
mejorar las prácticas educativas, afectando así de manera positiva al
desarrollo infantil (Weiss, 1988). Estos programas comparten el
objetivo de prevenir una amplia variedad de problemas sociales que
se consideran relacionados con la falta de apoyo y educación de
padres y familias.
Tal y como señala Cameron (1990), existen pocas dudas
respecto a la poderosa influencia que la interacción social, el acceso a
recursos de una red social positiva y las relaciones sociales basadas
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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en la reciprocidad tienen en el ajuste y el bienestar individual y
familiar y, por tanto, hay pocas razones para dudar de la relevancia
de las estrategias de intervención basadas en la promoción del apoyo
social para optimizar el bienestar familiar e infantil. En este sentido,
el apoyo social se convierte en un elemento de gran importancia en el
contexto de programas de intervención social dirigidas a la familia.
Los programas de apoyo a la familia reconocen los efectos positivos
del apoyo social en el funcionamiento familiar, siendo este un
elemento central alrededor del cual se diseñan y desarrollan
(Weissbourd y Kagan, 1989).
Hirk (2003) realizó un estudio longitudinal con 85 familias en el
que se analizaba el papel que el apoyo a las familias desempeñaba en
los centros de atención temprana, así como sus repercusiones sobre
el desarrollo infantil. La investigación se realizó en una zona periférica
de Escocia con bastantes limitaciones y carencias socioeconómicas.
Desde la perspectiva ecológica, la autora sugiere que el bienestar
tanto de los padres como de los hijos están interrelacionados, y que
la calidad de los apoyos formales e informales recibidos por la familia
juega un papel importante.
Algunas de las características distintivas que definen los
programas de apoyo a la familia aparecen a continuación (siguiendo
la propuesta de Gracia, 1997):
• Asumen un planteamiento ecológico en cuanto al desarrollo
humano, promoviendo el crecimiento del adulto y del menor,
mejorando las habilidades de la familia para educar a sus hijos
y el propio contexto comunitario en el que el menor está
creciendo.
• Están basados en la comunidad y, por ello, son sensibles a las
necesidades y recursos locales.
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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• Proporcionan ayuda en cada uno de los ámbitos que
tradicionalmente se incluyen en el concepto de apoyo social,
facilitando la integración social.
• Se orientan hacia la prevención primaria y secundaria de los
problemas familiares. Se anima a las familias a que participen
en estos programas no solo en situación de crisis, lo cual
reduce la necesidad de posteriores intervenciones. Con ello no
solo se previenen problemas sociales, sino que también se
promueve y mejora el desarrollo y bienestar de las familias.
Desde esta orientación se reconoce la importancia y el poder de
la ayuda mutua, del apoyo de los iguales y de las redes
sociales, incrementando además la habilidad de la familia para
funcionar.
• El acercamiento a la provisión de recursos es innovador y
multilateral. Se incluyen no solo a los profesionales, sino
también a los iguales, voluntarios, etcétera, de cara a ofrecer
un servicio personalizado y flexible.
• Enfatizan la relación de interdependencia entre la familia y la
comunidad (incluyendo tanto los sistemas de apoyo formales
como informales), lo cual desde una perspectiva ecológica
resulta especialmente relevante. Al fortalecer los vínculos con la
comunidad, se incrementa la disponibilidad de apoyos
informales dando lugar a un entorno comunitario más rico y
favorable a la vida familiar.
• Centran su atención en las potencialidades y en los puntos
fuertes de las familias, con lo que asumen una visión no
deficitaria del funcionamiento familiar y del desarrollo infantil.
Se basan en el supuesto de que todos los padres cuentan con
habilidades que pueden ser desarrolladas para mejorar el
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
funcionamiento de la familia. El objetivo es, por tanto, trabajar
con la familia, no “tratar” a la familia desde un punto de vista
deficitario y/o patológico.
• La participación es normalmente voluntaria, siendo los padres
quienes asumen la responsabilidad de alcanzar a familias que
no irían por su propia voluntad o que no son capaces de buscar
apoyo.
• Tratan de coordinar su actuación con otros servicios, con el
objeto de ofrecer una intervención de carácter global, continua
y completa a las familias.
Aunque los programas de apoyo a la familia pueden
desempeñar un rol importante en la prevención de problemáticas
familiares como, por ejemplo, los malos tratos a la infancia, no
constituyen una solución única y definitiva para cualquier situación.
La propia validez ecológica de un modelo puede no resultar válida al
implantarlo en otro contexto. Así, el diseño de las intervenciones
debe hacerse teniendo en cuenta una serie de consideraciones que
nos garanticen la validez del programa (Whittaker y Tracy, 1990):
• Es importante realizar una evaluación de la red social de las
personas a quien se dirige la intervención, de sus funciones de
cara a realizar una valoración global del entorno social y de los
recursos con que cuenta la familia, así como de los obstáculos
que podemos encontrarnos dificultando la intervención.
• Es aconsejable no mantener ideas preconcebidas acerca de las
redes sociales de familias en situación de riesgo ya que una
familia puede contar con una red amplia, pero de la que no
recibe los apoyos ni ayudas necesarias, o al revés.
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
• Las intervenciones basadas en el apoyo social deben ser
individualizadas para poder atender las necesidades de la
familia.
• La incorporación exitosa del apoyo social en las intervenciones
familiares requiere del apoyo y de los conocimientos de los
distintos niveles de la organización donde se lleva a cabo el
programa de ayuda.
Por su parte, Weiss y Halpern (1991) han señalado un conjunto
de condiciones para la adecuada implementación de programas de
apoyo y educación familiar:
• Debe existir un equilibrio razonable entre las necesidades de la
familia, el ajuste y desarrollo personal de los padres y las
necesidades de desarrollo del menor. El progreso en cada uno
de estos tres elementos se encuentra vinculado al de los otros
tres.
• Trabajar a partir de los puntos fuertes de la familia no implica
aceptar cualquier conducta o práctica educativa. En algunos
casos será preciso establecer un conjunto de habilidades
básicas a partir de las cuales empezar a trabajar.
• Aunque podemos decir que, en general, todas las familias
necesitan apoyo, es evidente también que no todas requieren el
mismo tipo de apoyo.
• Los programas necesitan una sólida base organizacional y
económica, para poder responder a las demandas de las
familias.
• Las expectativas respecto a los resultados deben ser más bien
modestas y, sobre todo, ajustadas a los medios. No debemos
olvidar que estos programas no son sustitutos de servicios
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
básicos de la familia (vivienda, salud, educación), sino uno de
los componentes de estrategias más amplias de intervención.
• La efectividad de los programas reside tanto en el apoyo que
proporcionan como en las ideas y en la filosofía que asumen.
Así, si se aplicaran estos principios de ayuda a los servicios más
tradicionales, se incrementaría la capacidad de los mismos para
satisfacer las necesidades de las familias más necesitadas.
3. Programas de educación y formación para padres
A caballo entre los programas de apoyo para padres de claro
carácter social y comunitario y los programas de intervención
educativa (como las escuelas de padres), nos encontramos un tipo de
intervención muy adecuada para la facilitación de las tareas
educativas en la familia. En concreto, nos referimos a los “Programas
de educación y formación de padres”. Vila (1997) los define de la
siguiente forma:
“conjunto de actividades voluntarias de aprendizaje por parte
de los padres que tienen como objetivo proveer de modelos
adecuados de prácticas educativas en el contexto familiar y/o
modificar y mejorar prácticas existentes con el objeto de promover
comportamientos en los hijos y las hijas que son juzgados
positivamente y erradicar los negativos” (pág. 502).
Algunas de las características específicas de estos programas,
que los diferencian de otras formas de intervención como la terapia o
la asistencia familiar, aparecen recogidas a continuación (Pourtois,
1984):
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López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
• Se dirigen al conjunto de familias de una determinada
población, a diferencia de otros programas que atienden
problemas específicos en familias concretas.
• No se plantean problemas individuales, sino aspectos
relacionados con las prácticas educativas familiares.
• Los esfuerzos van dirigidos al desarrollo de competencias y
habilidades parentales en toda la comunidad, aunque
lógicamente se espera que ello provoque cambios individuales.
• Responden a un modelo de intervención psicopedagógica de
carácter preventivo que enfatiza la vertiente educativa de las
prácticas de crianza.
Los objetivos fundamentales de estos programas podrían
resumirse del siguiente modo (Sánchez Sandoval y López Verdugo,
2003):
• Que los padres perciban, en cualquier momento del ciclo vital
familiar, a sus hijos como competentes y llenos de
potencialidades.
• Que los padres se perciban a sí mismos, a lo largo de toda la
trayectoria familiar, como educadores competentes y capaces
de influir positivamente sobre el desarrollo de sus hijos,
aprovechando sus potencialidades.
• Que los padres comprendan que existen formas concretas de
interacción y estimulación mejores y más eficaces que otras,
que se convenzan de que ellos puedan servirse de dichas
estrategias y que, finalmente, las empleen con sus hijos.
Los contenidos de la intervención tienen que ver con cuestiones
relacionadas con el desarrollo, la crianza y la educación. Se ofrece
información acerca de los aspectos normativos del desarrollo, de las
prácticas de crianza y cuidados cotidianos, de los diversos métodos
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
de disciplina, de las estrategias de comunicación interpersonal, de las
relaciones padres-hijos, etc. Además de estos aspectos generales se
abordan otros más específicos como, por ejemplo, el desarrollo en
niños con alguna discapacidad, prácticas educativas y de estimulación
apropiadas para estos niños, situaciones específicas de contextos
familiares no convencionales (familias adoptivas, familias
reconstituidas...). En definitiva, se trata de proporcionar
conocimientos, actitudes y prácticas para desempeñar de manera
autónoma, satisfactoria y eficaz los roles de padre y madre. Los
programas de educación de padres, en resumen, producen
consecuencias positivas en el desarrollo de los niños a través de la
influencia que ejercen en sus padres, tanto en sus ideas como en la
satisfacción con su propia paternidad. El problema fundamental
radica en la magnitud y persistencia de los efectos que impide
defenderlos como una panacea educativa y social.
Estos programas se centran fundamentalmente en el apoyo
informativo o informacional. Sin embargo, cuando el trabajo se
realiza con grupos de padres que se consolidan y son estables a lo
largo del tiempo, es frecuente que se acaben convirtiendo los propios
padres en integrantes de las redes sociales de los otros. Ello ocurre
más allá de los objetivos formativos iniciales, pero debería ser un
elemento importante a considerar por los profesionales dada la
relevancia que el apoyo social en sus diferentes manifestaciones
(emocional, instrumental e informativo) tiene para el ajuste familiar.
Vila (1998) propone la siguiente tipología de programas de
formación para padres, atendiendo a tres dimensiones: alcance
social, grado de institucionalización y participación de las familias y
de sus hijos:
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
• Programas destinados a la formación general de padres. Se
trata de programas de alcance general, cuyo objetivo es ofrecer
información sobre el desarrollo y la educación infantil y suelen
tener un nivel bajo de institucionalización. Aunque son de
carácter general, los dos tramos de edad en los que tienen
mayor aceptación corresponden a la época en que los niños son
más pequeños y a la adolescencia puesto que son etapas en las
que muchas familias presentan dudas, inquietudes y falta de
apoyo en el desempeño de su tarea como padres.
• Programas instruccionales dirigidos a padres. El objetivo de
estos programas es que los padres aprendan de manera
explícita determinados contenidos que les ayuden en la mejora
de las prácticas educativas concretas o en la adquisición de
determinadas habilidades educativas. El alcance es más
limitado que el de los anteriores y sus objetivos están muy
estructurados y secuenciados. Por lo general, incluyen
actividades muy semejantes en cuanto a su estructura, a las
actividades formales de enseñanza y aprendizaje. Presentan
también un mayor grado de institucionalización y, por
supuesto, la participación está también limitada a padres y
madres. Dadas sus peculiaridades, suelen centrarse en algún
aspecto concreto del desarrollo, por ejemplo, en el desarrollo
de habilidades comunicativas para favorecer la interacción de
los padres con sus hijos adolescentes, o programas dirigidos a
entrenar en los padres habilidades y recursos para hacer frete a
las demandas y exigencias de sus hijos.
• Programas dirigidos a conseguir una mayor implicación de las
familias y de los educadores en el proceso educativo de los
niños y niñas. Este tipo de intervención se realiza en el ámbito
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
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Documento 04/2006
escolar y, sobre todo, en educación infantil, dentro del propio
proyecto educativo del centro. El objetivo fundamental es que
ambos colectivos compartan el mismo proyecto educativo, de
manera que el niño perciba mayor continuidad entre los dos
contextos de desarrollo. El nivel de institucionalización depende
del proyecto educativo del centro escolar. De manera que a
veces los encuentros e intercambios se programan a lo largo de
todo el curso, mientras que otras se limitan a realizar algunas
actividades más puntuales.
• Servicios dirigidos al desarrollo de capacidades infantiles y de
competencias educativas en sus familias. Basan su intervención
tanto en el desarrollo de las concepciones infantiles, como en
las competencias educativas de los padres. Van dirigidos al
conjunto de la comunidad y poseen un alto grado de
institucionalización, desarrollándose en entornos
específicamente diseñados para los encuentros entre familias y
educadores.
Rodrigo (2003), por su parte, plantea la necesidad de apoyar a los
padres en su tarea educativa mediante programas que fomenten las
competencias parentales desde una perspectiva preventiva. La autora
apuesta por un modelo de intervención familiar basado en un enfoque
psicopedagógico y comunitario cuyo objetivo fundamental es ayudar
a los padres a optimizar el escenario de desarrollo y educación
familiar desde una perspectiva ecológico-sistémica, a la vez que se
potencian las redes de apoyo formal e informal de que dispone la
familia. Desde este enfoque psicopedagógico habría que: analizar las
teorías implícitas de los padres sobre la educación y el desarrollo;
apoyar los procesos de apego y los estilos de socialización familiar
que promueven comportamientos adecuados en los hijos; analizar el
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
ambiente educativo familiar y fomentar estrategias adecuadas de
enseñanza-aprendizaje; y, por último, desarrollar competencias para
mejorar las relaciones de pareja y las relaciones entre hermanos
(Rodrigo y Palacios, 1998).
Desde la perspectiva comunitaria, Rodrigo (2003) entiende que los
programas no deben quedarse en acciones aisladas dirigidas
únicamente a mejorar las habilidades parentales. Para aumentar su
eficacia deben concebirse como un recurso más, dentro de la red de
apoyo social que se teje para ayudar a las familias a reestablecer sus
nexos con la comunidad o bien a mejorarlos. Para ello, hay que
conocer las necesidades de apoyo social de las familias, los recursos
comunitarios y plantearse la eliminación de barreras de acceso a
dichos recursos.
Máiquez, Rodrigo, Capote y Vermaes (2000) y Rodrigo (2003)
distinguen los siguientes modelos de formación de padres aunque,
como vamos a ver a continuación, estos autores apuestan por una
intervención familiar de carácter experiencial recogida en el tercero
de los modelos propuestos:
• Modelos académicos: estos modelos se basan en la adquisición
de conceptos sobre el desarrollo y la educación en un escenario
de aprendizaje formal. Desde este tipo de enfoques se asume
que todos los padres valoran por igual la información y que los
distintos niveles de comprensión de los participantes son
similares. El principal objetivo y preocupación es, igual que
ocurre en los modelos educativos de corte tradicional, la
transmisión de una serie de conceptos abstractos,
descontextualizados y formales. Todo ello, además, con el
interés añadido de que los padres incorporen esta información a
su vida cotidiana en forma de comportamientos adecuados. Se
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
trata, por tanto, de modelos basados en la idea de que las
familias deben contar con “padres informados”.
• Modelos técnicos: estos modelos se fundamentan en la
adquisición de técnicas y procedimientos basados en la
modificación de conducta, en el aprendizaje social, etc., en un
escenario de aprendizaje experto. Desde esta perspectiva se
considera que la formación de padres no debe limitarse a
proporcionar a los padres información o conocimientos, sino
que debe centrarse en el aprendizaje de destrezas y técnicas
adecuadas para la modificación de la conducta de los hijos. Así,
el experto entrena a los padres en toda una serie de acciones a
desarrollar ante determinados comportamientos (refuerzos,
castigos, retirada de privilegios, modelado…). Lo importante
desde este tipo de modelos es convertir a los progenitores en
“padres eficaces”.
• Modelos experienciales: este tipo de modelos se basan en la
reconstrucción del conocimiento cotidiano en un escenario de
aprendizaje sociocultural. El objetivo fundamental desde este
tipo de intervención es la conceptualización de las prácticas de
la vida cotidiana, que se convierten así en la materia básica
sobre la que los padres van a aprender y a practicar los propios
episodios de la vida familiar. De esta forma, la intervención se
ocuparía de facilitar que las conductas se hagan conscientes
para poder desligarlas de los episodios en los que se
aprendieron y, de esta manera, puedan utilizarse de un modo
más flexible y aplicable a otras situaciones. En este sentido, la
formación de padres es entendida como una construcción
compartida de conocimientos, en concreto, del conocimiento
experiencial.
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
Desde nuestro punto de vista, y en consonancia con el modelo
sistémico de familia al que nos venimos aferrando, los modelos
experienciales son los más adecuados para la formación de padres ya
que, además de partir de las realidades de las familias, potencian el
sentimiento de competencia personal en los padres y fomentan su
autonomía tanto a nivel conductual como en la toma de decisiones,
haciendo que hombres y mujeres se sientan activos y protagonistas
en su tarea educativa como padres y madres.
En general, la intervención educativa basada en los programas
de formación de padres va dirigida, como ya hemos comentado, a los
padres y a las madres para, a través de ellos, facilitar y optimizar el
desarrollo infantil. Las intervenciones basadas en el modelo sistémico
de familia, no obstante, coinciden en señalar que para que el sistema
familiar cumpla sus funciones con los menores es necesario que todo
el sistema funcione adecuadamente con todos y cada uno de sus
miembros. López y Cantero (1999) plantean una serie de condiciones
que deben darse en el sistema familiar para que este promueva un
desarrollo socioafectivo adecuado en los hijos:
• Que el hijo sea deseado y aceptado por un grupo familiar
estable.
• Que exista estabilidad y armonía entre los distintos
componentes del sistema familiar, sobre todo, entre ambos
progenitores (en caso de familias biparentales).
• Que los padres tengan disponibilidad de tiempo para interactuar
con sus hijos. Esta relación no debe destinarse únicamente a
satisfacer las necesidades biológicas, sino también y, sobre
todo, a desarrollar sus capacidades cognitivas, disfrutar de la
intimidad, el contacto y el juego.
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
• Que los padres sean accesibles a sus hijos. Esta accesibilidad,
esa cercanía va cambiando conforme los hijos crecen pero, en
todo caso, siempre ayuda a los hijos a sentirse seguros.
• Que los padres perciban, interpreten y respondan contingente y
coherentemente a las demandas de los hijos, tal y como se
deriva de la teoría del apego. Así, deben percibir las peticiones
de sus hijos, interpretarlas correctamente y responder de forma
adecuada y contingente a ellas, además de ser coherentes en
las conductas que dirigen hacia sus hijos.
• Que los padres resuelvan eficazmente los conflictos de conducta
que plantean los niños.
• Que los padres recurran a formas inductivas de disciplina.
• Que los padres fomenten la participación activa de sus hijos en
el sistema familiar.
• Que los padres estén bien integrados en la comunidad,
conozcan los sistemas de apoyo y, a ser posible, sean ellos
mismos miembros activos de los sistemas de apoyo social. Esto
hace que sean menos vulnerables a posibles dificultades
familiares y les coloca en condiciones óptimas.
• Que los padres sepan afrontar sucesos estresantes y/o buscar
ayuda en caso de necesitarla. En general, es deseable que
conforme los niños crezcan, en función de su nivel de
desarrollo, participen en las soluciones, manifestando sus
opiniones y deseos.
Para que las familias cumplan estas funciones en las mejores
condiciones es necesario que sean apoyadas por todo el sistema
social. Entre estos apoyos está la educación familiar, antes incluso de
que se formen parejas estables de cara a que futuros padres
2º Accésit
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El apoyo social de familias en situación de riesgo
López verdugo, Isabel
Documento 04/2006
adquieran conocimientos, estrategias y habilidades que les permitan
un mejor ejercicio de la paternidad.
Una cuestión interesante que hasta ahora no hemos
mencionado tiene que ver con la actitud e interés de los propios
padres, es decir, qué buscan en estos programas. En ocasiones se
diseñan programas válidos para los intereses de unos, pero que no
responden a las demandas de otro grupo. En un artículo muy
interesante acerca de diferentes experiencias de apoyo a la
paternidad con hijos de distintas edades (niños de primaria y
adolescentes) Miller y Sambel (2003) encuentran formas distintas de
entender la paternidad y el apoyo que le pueden ofrecer los
programas de formación de padres. Estos modelos, como señalan los
autores, no constituyen características de los padres como individuos,
sino características del complejo juego de interrelaciones entre el
individuo y las necesidades de sus hijos. En concreto, los autores
proponen los siguientes modelos:
• “The dispensing model”: este modelo incluye a los progenitores
que tienen una visión negativa de los hijos, al considerarlos un
problema o una carga. Lo que buscan en los programas de
apoyo es aprender a tratar a sus hijos, lo cual ocurre cuando ya
existen importantes problemas. El apoyo se entiende en
términos de profesionales o expertos que ofrecen consejos,
ayudas e instrucciones claras sobre la forma de actuar ante
determinados problemas.
• “The relating model”: en este modelo se engloban los
progenitores que buscan comunicación y compartir sus
dificultades, así como encontrar vías o formas que les ayuden a
resolver de forma eficaz los problemas que la educación de sus
hijos les plantea. No pretenden, por tanto, solucionar los
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Doc 04 06-el_apoyo_social_de_familias_en_riesgo
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Doc 04 06-el_apoyo_social_de_familias_en_riesgo
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Doc 04 06-el_apoyo_social_de_familias_en_riesgo

  • 1. Isabel López Verdugo Fundación Acción Familiar “El apoyo social de familias en situación de riesgo” 2º Accesit Documento nº 04/06
  • 2. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Índice Introducción............................................................................................4 Capítulo 1. La familia como objeto de estudio............................11 1. El estudio evolutivo-educativo de la familia desde una perspectiva ecológica sistémica 1.1.Aportaciones desde la perspectiva ecológico-sistémica al estudio de la familia 1.2.Cambios evolutivos en el sistema familiar Capítulo 2. Familia y apoyo social ..................................................37 2. Programas de apoyo a las familias 3. Programas de educación y formación para padres 4. Familias en situación de riesgo psicosocial Capítulo 3. Objetivos de investigación y expectativas de resultados................................................................................................73 Capítulo 4. Metodología.....................................................................77 5. Descripción de la muestra 6. Instrumentos y procedimiento Capítulo 5. Resultados ........................................................................88 7. El apoyo social en una muestra de familias usuarias de los Servicios Sociales Comunitarios 7.1. Características estructurales 7.1.1. Tamaño o amplitud de las Redes de Apoyo 7.1.2. Composición de las Redes de Apoyo 7.2.Características funcionales 7.2.1. Apoyo emocional, apoyo tangible y apoyo informativo 7.2.2. El conflicto en las Redes de Apoyo 7.2.3. El papel de la pareja en las Redes de Apoyo 2º Accésit 2
  • 3. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 7.2.4. Necesidad de los Sistemas de Apoyo 7.2.5. Satisfacción con los Sistemas de Apoyo 7.3.Síntesis de los resultados 8. Otras dimensiones familiares 8.1.Calidad de los hogares 8.2.La pareja como fuente de apoyo Capítulo 6. Discusión y conclusiones............................................155 9. El apoyo social en familias en situación de riesgo psicosocial 9.1.El ASSIS como instrumento de evaluación del apoyo social 9.2.Análisis de los componentes estructurales del apoyo social 9.3.Análisis de los componentes funcionales del apoyo social 10. Algunas consideraciones finales Referencias 2º Accésit 3
  • 4. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Introducción La psicología lleva mucho tiempo ocupándose de la naturaleza social de los procesos psicológicos. De tal forma que cualquier área de trabajo de esta disciplina ha ido integrando en su devenir histórico los condicionantes sociales como variables sin las cuales el conocimiento psicológico estaría incompleto. En este sentido, existe un amplio consenso en postular que el desarrollo y el comportamiento humano no pueden entenderse al margen de los entornos o contextos sociales en los que ocurren. Desde el reconocimiento de la naturaleza social del hombre iniciamos este trabajo; nacemos en grupos sociales, vivimos en ellos y terminamos nuestro ciclo vital inmersos en dichos grupos. De hecho, el curso de nuestro desarrollo social y personal depende, en buena parte, de la calidad de esos grupos, o sea, de la forma en que la inclusión en los diversos entornos sociales ha ido abriendo diferentes posibilidades de desarrollo a cada uno de nosotros y nosotras. Los entornos sociales por los que vamos pasando conforme crecemos son muy dispares, y van multiplicándose ofreciendo nuevas e inquietantes posibilidades. El 2º Accésit 4
  • 5. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 que esas posibilidades se conviertan en resultados óptimos o en nuevos progresos de nuestro proceso de desarrollo depende de un sinfín de variables a las que la Psicología Evolutiva intenta acercarse cada vez con mayor rigor científico. La participación en los grupos sociales, entre otras muchas funciones, previene del aislamiento, facilita la supervivencia, permite compartir experiencias, ayuda a la definición de comportamientos y compromisos mutuos, ofrece elementos de referencia y resistencia para el afrontamiento de las experiencias por las que vamos pasando y, sobre todo, constituye un sistema en el que se fortalecen e incrementan las capacidades personales de los participantes, promoviendo el logro de sus metas vitales. De todos los contextos en los que participamos la familia constituye, sin lugar a dudas, uno de los más significativos a lo largo del ciclo vital y, en concreto, el más determinante de cara al desarrollo y la socialización de los miembros más jóvenes de la especie. La familia como contexto de desarrollo, como grupo social, como organización cultural, como entorno educativo ha sido y es objeto de estudio de prácticamente todas las áreas de la Psicología. En concreto, los psicólogos evolutivos mantienen un gran interés por el estudio de la familia desde la perspectiva del desarrollo y la educación, esto es, estudiar el contexto familiar como principal entorno en el que los niños y las niñas1 crecen. Pero como decíamos antes y es destacado por Palacios (1999a), la familia no es solo un contexto de desarrollo y socialización para los hijos, sino que desde la 1 Tal y como la Real Academia Española de la Lengua señala, la actual costumbre de hacer siempre explícita la alusión a ambos sexos conlleva engorrosas repeticiones que resultan innecesarias en la mayoría de las ocasiones, desde un punto de vista gramatical. De manera que, en adelante y cuando no sea necesario para la comprensión del texto, nos acogeremos a la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva que contempla en nuestra lengua la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género masculino. 2º Accésit 5
  • 6. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 perspectiva de los padres supone también un lugar de crecimiento y realización personal. Tanto los padres como los hijos estarían participando mutuamente en sus procesos respectivos de crecimiento. Las capacidades, compromisos, responsabilidades y tareas evolutivas son diferentes para unos y otros, pero las relaciones entre ambos tienen un carácter bidireccional, tal y como sugería Bronfenbrenner (1979), lo que significa que la realidad psicológica y social de cada miembro de la familia afecta a todos los demás. Con el interés de conocer más los procesos de crecimiento y desarrollo de los niños y de sus familias, el grupo de investigación al que pertenezco ha realizado diversos trabajos con muestras variadas y con características metodológicas diferentes. Desde los planteamientos teóricos que lo sustentan, el trabajo que aquí presentamos va más allá de considerar a la familia como un mero espacio donde transcurre la vida de las personas. Al ocuparnos de la familia no nos estamos refiriendo a unos espacios físicos limitados. Los escenarios sociales, los entornos existen en ausencia de las personas, pero los contextos de desarrollo carecen de sentido sin los individuos que los hacen posible y los habitan. De esta manera, siguiendo a Hidalgo (1997), la familia es una realidad esencialmente cultural que incluye a las personas, sus creencias, sus metas, las actividades que realizan y sus relaciones con otros entornos. El estudio de la persona se hace así inseparable del contexto y al revés; no es posible acercarse al estudio de un determinado contexto sin incluir a sus integrantes. Pero de nada serviría el conocimiento teórico sobre las familias si este no se traduce en un trabajo directo de intervención con ellas y para ellas. Nuestro compromiso como investigadores ha sido siempre la optimización y la mejora de la calidad de los entornos de desarrollo 2º Accésit 6
  • 7. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 de cara a facilitar procesos de socialización eficaces. Analizar cuáles son las condiciones más optimizadoras de los procesos evolutivos debe ser objeto de estudio tanto para la Psicología Evolutiva como para la Psicología de la Educación (Palacios, 1990). En este sentido, un grupo de investigadores del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla, dirigidos por la Dra. M. Victoria Hidalgo García, ha iniciado una prometedora línea de trabajo vinculada al diseño, implantación y evaluación de un programa de educación de padres gracias a la firma de un convenio con el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla. Precisamente, es en este marco de colaboración donde se ha llevado a cabo la investigación que aquí se presenta. De manera que tanto la revisión teórica, como las partes metodológica y empírica del trabajo están realizadas con un interés esencialmente práctico vinculado a la intervención en el ámbito familiar. En los últimos años, hemos asistido desde la intervención comunitaria a una preocupación y una atención dirigida a la familia cada vez mayor, conforme se ha ido tomando conciencia desde las diferentes instituciones y administraciones de las importantes necesidades de apoyo de diverso tipo que experimentan la gran mayoría de las familias y, en especial, las familias usuarias de los Servicios Sociales Comunitarios, de cara a un desempeño competente de sus funciones educativas y socializadoras de niños y jóvenes. No obstante, aunque han aumentado considerablemente las iniciativas de formación y apoyo a los progenitores, muchas de estas intervenciones no se han fundamentado en un conocimiento real y empírico de las necesidades de las familias, ni de los padres ni de las características de los hogares. Tal y como ha puesto claramente de manifiesto la literatura sobre programas de intervención, cuando no 2º Accésit 7
  • 8. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 se exploran ni analizan las necesidades reales de las personas implicadas, se corre el riesgo de que muchas actuaciones e intervenciones no sean todo lo efectivas que se esperaba. El trabajo que estamos llevando a cabo, mediante un Convenio de colaboración con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sevilla, se sitúa precisamente en esta línea. Ante la clara necesidad de elaborar programas efectivos de intervención psicosocial para apoyar a las familias usuarias de Servicios Sociales Comunitarios, nos planteamos desarrollar un estudio que explorara en profundidad las necesidades de estos padres y madres en relación con la organización y rutinas cotidianas que plantean en su hogar como entorno educativo para sus hijos e hijas. Creemos que un análisis minucioso de las características de estas familias y de los recursos de que disponen para afrontar sus responsabilidades educativas hacia los más pequeños, puede permitirnos obtener importantes conocimientos acerca de qué tipo de apoyo necesitan estos padres y estas madres para que en sus familias transcurran más satisfactoriamente las relaciones que mantienen cotidianamente con sus hijos e hijas. De los diferentes contenidos abordados en el trabajo con las familias el apoyo social ocupó un lugar privilegiado, puesto que precisamente eran importantes dosis de apoyo para afrontar las diversas tareas como padres y madres lo que pretendíamos ofrecer a las familias. El apoyo social constituye una dimensión relevante dentro de la dinámica familiar, como tendremos oportunidad de desarrollar más adelante en las páginas dedicadas a la revisión teórica. Aunque el trabajo se ha realizado desde el ámbito de la Psicología Evolutiva, el hecho de abordar el tema del apoyo social en el ámbito familiar nos ha permitido acercarnos a otras disciplinas de la Psicología. En concreto, con mucha prudencia pero con gran 2º Accésit 8
  • 9. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 entusiasmo e inquietud, nos hemos adentrado en las aportaciones que desde la Psicología Social se han hecho al estudio de la familia y, sobre todo, hemos aprendido de esta área de conocimiento mucho de lo referente al apoyo social. No siempre nos ha resultado fácil movernos entre la Psicología Evolutiva y la Psicología Social, sobre todo, porque no queríamos hacer interpretaciones centradas en la primera de ellas dada nuestra mayor cercanía y afinidad. Así, que hemos intentado movernos entre ambas disciplinas estableciendo relaciones y conexiones bidireccionales que nos han facilitado un mejor acercamiento al estudio de las características del apoyo social de la familia. El análisis realizado del contexto familiar nos ha conducido a caminar entre lo evolutivo y lo social, intentando situar nuestro objetivo como lo que es, un aspecto psicosocial de la familia. Aunque no hayamos perdido de vista esta cuestión en ningún momento, es en la discusión donde nos ocupamos más detenidamente de ella: al concluir acerca de las características del apoyo social de las familias estudiadas en función de las diferentes realidades sociales en que están inmersas. Sin perder de vista que todo ello, además, nos interesa de cara a potenciar y facilitar los procesos de desarrollo y socialización de la familia como sistema, así como de cada uno de sus integrantes, especialmente, de los miembros más jóvenes del contexto familiar. El trabajo que presentamos a lo largo de estas páginas está dividido en dos bloques claramente diferenciados. En el primero de ellos se describen las referencias y las aportaciones más interesantes recogidas en la literatura sobre el tema. En concreto, comenzamos con una descripción de la familia desde la perspectiva ecológica y a continuación se realiza un repaso a la intervención en el ámbito familiar desde los programas de apoyo para padres, tanto desde un 2º Accésit 9
  • 10. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 punto de vista evolutivo-educativo como desde una perspectiva más social y comunitaria. Finalmente, se presentan los objetivos y las expectativas de resultados más relevantes para el desarrollo del trabajo. El segundo gran bloque de contenidos del trabajo se refiere a la parte empírica de nuestro estudio, donde se describen el método, el procedimiento y los resultados obtenidos. En el último capítulo del trabajo se retomarán estos resultados y se discutirán a la luz de la información recogida en la literatura sobre el tema. Finalmente, concluimos con la presentación de las principales conclusiones derivadas del trabajo, así como de algunas limitaciones halladas tras la realización del mismo y de posibles vías de investigación que se nos han planteado mientras el trabajo cobraba forma. 2º Accésit 10
  • 11. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Capítulo 1. La familia como objeto de estudio Es ampliamente reconocido que el sistema familiar cumple una serie de funciones necesarias para la supervivencia de la especie, así como para la perpetuación de una determinada cultura o sociedad. A nivel general, las funciones o actividades de la familia se han centrado en las labores de procreación, crianza y socialización de los niños, convirtiéndose en el principal agente responsable de estas metas sociales. Junto a este nivel de generalidad, existen numerosas formas de describir y definir las funciones familiares y en todas ellas se considera que la familia garantiza a los miembros que la integran el desarrollo de un conjunto de funciones psicológicas básicas (Musitu, Román y Gracia, 1988). Como sugiere Menéndez (2003), la continuidad histórica y transcultural de la familia como forma de organización social, así como su relevancia de cara al desarrollo personal se deben, en gran medida a que sobre la base de una evidente variabilidad, la familia demuestra ser el entorno más apropiado para que, en su seno, queden cubiertas determinadas funciones en relación con ciertas 2º Accésit 11
  • 12. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 necesidades evolutivas y educativas. Algunas de estas necesidades varían ampliamente de unas culturas a otras y también a lo largo de diferentes épocas históricas (por ejemplo, todo lo relacionado con las formas de controlar y supervisar la conducta infantil) mientras que otras son, como plantea López (1995), consustanciales a la naturaleza humana y a nuestra configuración psicológica (por ejemplo, la vinculación afectiva con personas con presencia estable en nuestro entorno). Tanto en unas como en otras descansa, en definitiva, una serie de diversas funciones que como entorno normativo de desarrollo cumple o debe cumplir la familia. Cuando se adopta una perspectiva histórica nos encontramos cómo en el pasado la familia se ocupaba de cubrir funciones que, en la actualidad, han sido asumidas total o parcialmente por otras instancias sociales (Berk, 1997; Musitu y Herrero, 1994). Así, por ejemplo, la familia occidental ya no es la responsable directa del mantenimiento del orden social, de la producción y distribución de alimentos y servicios, o de la iniciación y formación en relación con el trabajo, habiendo sido estas funciones traspasadas progresivamente a otras instituciones conforme las sociedades se han vuelto más complejas. Sin embargo, existen otras funciones en las que la transferencia no ha sido total, de manera que la familia comparte con otros órganos socializadores una significativa responsabilidad en dichas funciones o, al menos, desempeña un importante papel mediador, como es el caso de la educación formal (Musitu y Herrero, 1994). Pero a pesar de lo expuesto, hasta donde hoy sabemos existen funciones que la familia ha desempeñado siempre, que continúa cumpliendo en la actualidad y que parece poco probable que sean asumidas por otros agentes socializadores. Como antes 2º Accésit 12
  • 13. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 planteábamos, la estabilidad y continuidad de estas funciones familiares tiene que ver con la potencialidad de la familia para satisfacer necesidades básicas de cara al adecuado desarrollo de todos sus miembros. En este sentido, las funciones de la familia, como señalan Palacios y Rodrigo (1998) deben entenderse tanto desde el punto de vista de los hijos, como desde el punto de vista de los padres. Así, desde la perspectiva de los hijos la familia es un contexto de desarrollo y socialización. Pero desde la perspectiva de los padres, es un entorno de desarrollo y de realización personal. La familia entendida de esta manera ha de cumplir funciones que cubran las necesidades de cada uno de sus integrantes. Desde estos planteamientos, siguiendo a Palacios y Rodrigo (1998), vamos a diferenciar las funciones que la familia cumple de cara al desarrollo infantil y las que desempeña si tenemos en cuenta que los padres no son solo promotores del desarrollo de sus hijos, sino sujetos que también están experimentando sus propios procesos de desarrollo. En relación al desarrollo de los hijos, Palacios y Rodrigo (1998) destacan las siguientes cuatro funciones básicas que la familia debe desempeñar: • Asegurar la supervivencia física de los hijos, un crecimiento sano y la socialización de conductas básicas de comunicación, diálogo y simbolización. • Ofrecer estimulación que convierta a los niños y a las niñas en seres capaces de relacionarse competentemente en su medio físico y social. • Aportar vinculación afectiva privilegiada, así como apoyo y compromiso emocional sin los que el desarrollo psicológico sano no resulta posible. 2º Accésit 13
  • 14. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Decidir acerca de la apertura hacia otros entornos educativos igualmente implicados en la socialización infantil, especialmente, en lo referente a la educación formal y la escolarización. 2º Accésit 14
  • 15. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 2º Accésit 15
  • 16. Tabla 1.1. Las funciones de la familia como escenario de desarrollo infantil (tomado de Menéndez, 2003; pág. 118) PALACIOS Y RODRIGO (1998) BERK (1997) MUSITU Y HERRERO (1994), MUSITU (1995) CLEMENTE Y GOICOECHEA (1996) Reproducción y perpetuación de la especie Perpetuación de la especie y función sexual Supervivencia física, crecimiento sano, y socialización en conductas básicas de comunicación, diálogo y simbolización Primer contexto para el aprendizaje de habilidades de comunicación Estimulación que convierta a niños y niñas en seres capaces de relacionarse competentemente en su medio físico y social Socialización de los más jóvenes, transformación en miembros competentes (a diversos niveles) en su medio social Aprendizaje de comportamientos e internalización de normas básicas para las relaciones interpersonales. Referencia para el niño y la niña dentro de la sociedad: filtro de creencias y normas y núcleo comparativo para construir otras realidades sociales Vinculación afectiva privilegiada, apoyo emocional y compromiso (punto de referencia básico) Aporte de apoyo emocional, fomento de la unión y el sentido de compromiso común entre sus miembros Establecimiento de relaciones basadas en el afecto, el apoyo, y la expresión libre de sentimientos, que satisfacen la necesidad de seguridad emocional Escenario de seguridad emocional y de vínculos afectivos específicos Apertura hacia otros entornos socializadores igualmente implicados en la socialización infantil, especialmente la toma de decisiones respecto a la escolarización Soporte y seguridad económica, puesta en común de recursos y bienes
  • 17. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Estas funciones que acabamos de señalar son compartidas por diferentes autores que han reflexionado acerca de estas cuestiones. Tomando como punto de partida dichas funciones, descritas por Palacios y Rodrigo (1998), en la tabla 1.1 se recogen las principales funciones asignadas a la familia por distintos autores. Como puede apreciarse existen algunas discrepancias, pero también un significativo acuerdo en cuáles parecen ser las funciones familiares más relevantes. Así, en general, la gran mayoría de los autores coinciden en señalar que la familia, como escenario de desarrollo infantil, no sólo debe asegurar la supervivencia física y el crecimiento saludable de los más jóvenes, sino proporcionar el acceso a experiencias y al establecimiento de relaciones en el seno de las cuales niños y niñas puedan construir las habilidades y competencias necesarias para relacionarse de manera competente tanto con su medio como con ellos mismos (Berk, 1997; Brooks, 1996; Clemente y Goicoechea, 1996; López, 1995; Musitu y Herrero, 1994; Musitu, 1995; Palacios y Rodrigo, 1998; Schaffer, 1996). Pero, como ya hemos señalado, la familia también es un escenario de crecimiento y desarrollo para adultos y ancianos, aunque las funciones que cumple en este sentido se hayan abordado desde la psicología en menor medida y de forma menos sistemática y profunda. A este respecto, Palacios y Rodrigo (1998) y Palacios (1999), sugieren que de cara al desarrollo adulto la familia supone un contexto en el que: • Elaborar la identidad personal, una determinada individualidad cargada de elementos cognitivos y afectivos, derivados en gran medida de experiencias vitales ligadas a la familia. En esta elaboración adquiere un gran protagonismo el desempeño del rol parental, por suponer un muy significativo proyecto vital a 2º Accésit 17
  • 18. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 largo plazo con intensas implicaciones emocionales y personales, que en definitiva llena de contenidos y de afectos la identidad adulta. • Aprender a afrontar retos y a asumir responsabilidades y compromisos, con una orientación de productividad e integración en el medio social. • Establecer un encuentro y un intercambio (de conocimientos, de afecto, de apoyo instrumental, etc.) entre generaciones, que aporta un sentido de continuidad y de conexión entre el pasado y el futuro. • Encontrar un efectivo sistema de apoyo (emocional e instrumental) para afrontar las transiciones vitales típicas de la adultez y la vejez, así como las diversas dificultades vitales a las que inevitablemente hay que hacer frente. Conforme vamos reflexionando sobre la familia nos damos cuenta de que ésta constituye una realidad muy cercana a todos nosotros, de manera que pudiera parecer que el abordaje de la misma, desde un punto de vista teórico y científico, es relativamente fácil. Sin embargo, la realidad es bien diferente ya que se trata de un objeto de conocimiento de gran complejidad que requiere un posicionamiento claro y bien definido por parte de los que nos acercamos a su estudio. A lo largo de este capítulo se presenta la familia no solo como un contexto de desarrollo compartido por todos los individuos de nuestra especie, sino como un objeto de estudio y de conocimiento científico de especial relevancia para los psicólogos y, en particular, para quienes trabajamos en el ámbito de la psicología de la educación y el desarrollo. Desde un punto de vista psicológico, la familia ha sido estudiada y analizada desde enfoques teóricos y conceptuales 2º Accésit 18
  • 19. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 diversos y a veces muy dispares. Los primeros modelos que se acercaron a la familia como un objeto de estudio psicológico fueron los autores psicoanalíticos y los conductistas. Estos modelos tenían como objetivo fundamental analizar la influencia de la familia en el desarrollo psicosocial de los hijos. Desde propuestas radicalmente diferentes, ambas teorías coincidían en asignar una gran importancia al comportamiento de los padres para el desarrollo infantil, igualmente, las dos posturas comparten las principales críticas que cabe hacer a sus planteamientos pues ambas incurrían en un análisis reduccionista de las relaciones padres e hijos y adolecían de una escasa sensibilidad específicamente evolutiva. Los enfoques de corte conductista evolucionaron hacia modelos menos elementalistas, sobre todo, a partir de los planteamientos de Bandura pero, como recogen Rodrigo y Palacios (1998), la perspectiva del aprendizaje social continuaba resultando insuficiente para explicar, por sí misma, la complejidad del mundo familiar y de las relaciones interpersonales, entre otras cosas debido a su énfasis en un análisis individualista de los procesos familiares. Alrededor de los años cincuenta surgen otros modelos, con vigencia hasta la actualidad, que analizan a la familia asemejándola a un grupo social. Nos referimos, concretamente, al interaccionismo simbólico, a las teorías del intercambio social y a las teorías del conflicto. Desde estas orientaciones se realizaron interesantes propuestas para la comprensión de la dinámica relacional dentro de la familia, de los procesos de percepción mutua y de atribución de significados, así como la relación de los costes y los beneficios en las transiciones y crisis familiares (Musitu y Herrero, 1994). No obstante, las dos teorías clásicas con mayor repercusión para el estudio de la familia desde un enfoque evolutivo-educativo 2º Accésit 19
  • 20. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 son la teoría general de sistemas y la teoría de campo. A partir de los años ochenta y como resultado de la integración de ambas teorías y de sus desarrollos más recientes, se constituye el pilar fundamental en el que se apoya el estudio de la familia para la psicología evolutivo-educativa contemporánea, el enfoque ecológico-sistémico (Rodrigo y Palacios, 1998). A continuación se describe y analiza a la familia como contexto de desarrollo, destacando el enfoque ecológico-sistémico puesto que éste constituye el marco teórico en el que se sitúan la gran mayoría de los estudiosos de la familia desde el ámbito evolutivo-educativo. 1. El estudio evolutivo-educativo de la familia desde una perspectiva ecológica-sistémica El estudio evolutivo-educativo de la familia parte del reconocimiento de la familia como un contexto normativo de crianza y desarrollo para la gran mayoría de los individuos. A pesar de este carácter normativo, no todas las familias son iguales. Como ya hemos señalado, las familias actuales se caracterizan por la pluralidad y la diversidad tanto en su composición como en la cantidad y calidad de las experiencias que en ellas tienen lugar. No obstante, existe un núcleo básico que permite identificar a un grupo de sujetos como familia. Tal y como proponen Palacios y Rodrigo (1998), lo definitorio del concepto de familia es que se trata de: “la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se 2º Accésit 20
  • 21. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia” (pág. 33). Como puede leerse en esta definición, los criterios más definitorios del concepto de familia están relacionados con las metas, las motivaciones y los sentimientos, características que tienen una importancia más primordial que el vínculo legal, las relaciones de consanguinidad, el número de sus miembros o el reparto de roles. De manera que lo que plantea esta conceptualización sobre la familia es una cuestión sobre la que la Psicología Evolutiva ha acumulado un abrumador volumen de evidencias empíricas: lo realmente sustantivo y relevante en la familia son las relaciones que se establecen en su interior, por un lado, y las funciones que ésta desempeña y cómo lo hace, por otro. Asumir un concepto de familia de estas características, más relacional o funcional que estructural, permite en definitiva reflejar con mayor fidelidad la realidad a la que nos referimos, pues hace posible aludir con pleno sentido a toda una serie de situaciones de diverso aspecto externo que, de hecho, cumplen las funciones de una familia y, por tanto deben ser catalogadas como tales (Alberdi, 1997; Flaquer, 1991, 1999: Golombok, 2000; González, 1998, 2000; Musitu y Herrero, 1994; Palacios, 1999a; Palacios y Rodrigo, 1998; Trost, 1996). Teniendo como marco conceptual el enfoque ecológico- sistémico, vamos a continuación a acercarnos al estudio de la familia desde una perspectiva evolutiva-educativa. Además, nos ocuparemos de los cambios evolutivos de la familia en su dimensión temporal, cambios que tienen que ver con la estructura familiar y con la dinámica de relaciones, influencias y experiencias. 2º Accésit 21
  • 22. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 1.1. Aportaciones desde la perspectiva ecológica- sistémica al estudio de la familia La Psicología Evolutiva contemporánea se caracteriza por la pluralidad de enfoques conceptuales que, salvo excepciones, plantean aportaciones que resultan complementarias. Esta pluralidad de perspectivas teóricas ha sido interpretada por algunos autores en términos negativos, como indicadores de un estado de fragmentación conceptual más o menos inquietante (Lewis, 2000; Pérez Pereira, 1995). No obstante, y como han manifestado otros autores (Palacios, 1999b), la diversidad de enfoques debe ser más bien interpretada como una señal de riqueza y de madurez en una disciplina que trata de dar cuenta de un fenómeno complejo y diverso, que no es susceptible de ser abordado desde una aproximación única ni conceptual ni metodológicamente. Un segundo rasgo que muestra la madurez que en realidad encierra esta pluralidad es que la mayor parte de las teorías quedan integradas en una aproximación conceptual de orden superior, que las relaciona entre sí y les da sentido, y que tiene sus raíces en los principios de la teoría general de sistemas. Los planteamientos sistémicos que caracterizan a la Psicología Evolutiva actual tienen un marcado carácter ecológico puesto que desde ellos se defiende que los diversos contextos en los que los seres humanos se desarrollan no son un conjunto más o menos complejo de influencias, sino el medio en el que tiene lugar el desarrollo. Por tanto, para comprender adecuadamente este proceso es totalmente necesario contextualizarlo, analizarlo desde los contextos en los que tiene lugar. En concreto, la familia analizada desde esta perspectiva constituye uno de los contextos 2º Accésit 22
  • 23. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 fundamentales en los que se gesta el desarrollo. Lo que en ella sucede sólo se comprende en toda su complejidad desde una perspectiva sistémica y ecológica como la que caracteriza actualmente el estudio de la familia desde la Psicología Evolutiva. Al igual que en la trayectoria más general de la Psicología del Desarrollo, la década de los setenta supuso un punto de inflexión muy significativo en la investigación del desarrollo en la familia debido, como ya hemos comentado, a la aparición por esta época de la perspectiva ecológica y sistémica. Durante los ochenta el asentamiento y la conjunción de ambas perspectivas sentaron las bases sobre las que, de manera muy generalizada, se apoya la actual comprensión de la construcción del desarrollo en familia, así como el estudio de la familia como uno de los entornos de socialización más importantes ((Berk, 1997; Brooks, 1996; Coontz, 2000; Parkey Buriel, 1998; Rodrigo y Palacios, 1998; Schaffer, 1996). Puesto que ya se han descrito los presupuestos básicos de ambas aproximaciones, vamos ahora a describir las implicaciones más concretas de la aplicación de dichos presupuestos al estudio de la familia. Tal y como sintetizó hace ya algunos años Minuchin (1985) y han venido matizando y suscribiendo a lo largo de las últimas décadas los estudiosos del medio familiar (Berk, 1997; Brooks, 1996; Cowan, Powell y Cowan, 1998; López y Cantero, 1999; Magnusson y Buriel, 1998; Sameroff, 1994; Schaffer, 1996), la perspectiva sistémica aplicada a la familia tiene las siguientes implicaciones fundamentales: 1. Totalidad: la familia, al igual que cualquier otro sistema, es una unidad compleja cuya comprensión no puede derivarse ni del análisis parcial de algunos de los procesos que la integran ni de la 2º Accésit 23
  • 24. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 simple suma de los mismos. Por ejemplo, limitándonos al desarrollo infantil, su análisis en el análisis del medio familiar no puede limitarse al estudio de las relaciones padres-hijos, por muy significativas que estas sean. Aunque estas relaciones son esenciales para el desarrollo infantil, las experiencias significativas para éste se extienden a otras relaciones más o menos directas para el niño y a experiencias, propiedades y características de la familia como unidad (por ejemplo, las rutinas o costumbres familiares, tal y como plantea Sameroff, 1994). 2. Integridad e Interdependencia: La familia está formada por diferentes subsistemas (marital, materno y paterno-filial, fraterno) limitados simbólicamente unos de otros por sus propias reglas de funcionamiento, de manera que operan con una relativa autonomía y, por tanto, son analizables en sí mismos. Pero al mismo tiempo los diversos subsistemas mantienen complejas relaciones con el resto de los elementos del sistema, relaciones de interdependencia que son de naturaleza bidireccional y que, además, funcionan tanto de forma directa como indirecta, de manera que la red de influencias no responde a un patrón lineal sino circular. Esta interdependencia contribuye a que lo que sucede en una parte del sistema tenga la facultad potencial de afectar tanto a otras partes como a la familia como totalidad. Todo esto implica que, y enlazando con el punto anterior, no sólo el análisis del sistema como totalidad no puede reducirse al estudio de las partes sino que, además, el análisis de las partes requiere la toma en consideración del contexto más general en que dichas partes están integradas. 3. Diversidad de niveles de análisis: La complejidad tanto del tipo de elementos que componen el sistema familiar, como de las relaciones de interdependencia que existen entre los mismos, 2º Accésit 24
  • 25. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 conlleva que en el estudio de los procesos familiares sea preciso tomar en consideración diferentes tipos de unidades de análisis: los individuos implicados, las relaciones que establecen entre ellos (los subsistemas paterno-filial, marital y fraterno) y la dinámica de todo la unidad familiar. Así, tal y como lo ejemplifica Shaffer (1996), en una familia integrada por una pareja y un hijo o una hija habría un total de siete unidades de análisis (tres personas, tres díadas y la unidad familiar triádica), pero con la llegada de un nuevo hijo o hija el sistema familiar se complicaría hasta quince unidades de análisis (cuatro miembros, seis díadas, cuatro tríadas y la familia como totalidad). 4. Auto-organización: Al igual que todos los sistemas, la familia tiende a autorregularse en base al mantenimiento de la homeostasis. Esta tendencia tiene dos implicaciones aparentemente opuestas pero que, en realidad, son complementarias y están directamente relacionadas con la capacidad de supervivencia de una familia. Por un lado, en situación de mantenimiento del equilibrio el sistema tiende a la permanencia y se resiste al cambio (estabilidad autocorrectiva); si el equilibrio se ve amenazado el sistema tiende a modificarse de cara a su consecución (adaptación sensible al ambiente). Por tanto, el funcionamiento adaptativo está determinado, en gran medida, por la flexibilidad y capacidad de adaptación de los diversos elementos que componen la familia y ésta como totalidad. Estas facultades resultan especialmente críticas en las transiciones normativas por las que atraviesan los miembros de la familia y por tanto ésta como unidad, así como en situaciones no normativas que impliquen una concentración de factores de estrés o que, en definitiva, pongan a prueba la capacidad del sistema para auto-organizarse y adaptarse a los cambios. 2º Accésit 25
  • 26. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 5. Intercambio de energía con el exterior: La familia, como sistema abierto, mantiene relaciones con otros sistemas que la rodean, siendo así sensible a los cambios que tienen lugar en dichos sistemas y, al mismo tiempo (y en la medida en que estos también sean sistemas abiertos) puede inducir cambios en su medio social. Este intercambio mutuo de energía entre la familia y su entorno también pone a prueba la capacidad del sistema familiar para organizarse en aras al principio de homeostasis. Por su parte, los planteamientos ecológicos recogen los principios sistémicos que acabamos de esbozar, pero enlazan especialmente bien con el último que hemos descrito. A partir de las influyentes tesis de Bronfenbrenner (1979, 1986, 1993; Bronfenbrenner y Crouter, 1983; Bronfenbrenner y Morris, 1988), se ha dado gran valor a la conceptualización de la familia como un sistema inmerso en una compleja y organizada ecología de influencias contextuales que también poseen naturaleza sistémica. Ello implica reconocer que la familia está estrechamente relacionada con otros sistemas sociales, entendiendo por éstos no sólo a entornos con límites espaciales definidos y organizados de manera por así decirlo formal como, por ejemplo, el microsistema escolar o el laboral. La ecología del contexto familiar incluye igualmente microsistemas menos visibles u organizados como, por ejemplo, las redes de apoyo formal e informal, así como sistemas más distantes o que ejercen una influencia más indirecta, como por ejemplo el medio cultural e histórico en el que la familia está inmersa. Una de las primeras y más influyentes aplicaciones de la perspectiva ecológica-sistémica al análisis de los procesos familiares fue el modelo propuesto por Belsky (1984) sobre los determinantes de la actuación como padre o madre. En este modelo se plantea que 2º Accésit 26
  • 27. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 el ejercicio de la paternidad y la maternidad no responde a un único conjunto de factores, sino que está multideterminado por una configuración de influencias, que implican dimensiones individuales, tanto del progenitor como del hijo o la hija, y fuentes contextuales de estrés o de apoyo; los tres tipos de determinantes operan sobre el comportamiento paterno o materno de forma directa y/o indirecta. Un claro reflejo de estos planteamientos lo constituye la importancia que se le concede actualmente a las relaciones entre los padres para comprender las relaciones madre-hijo o padre-hijo, de forma que las características de la relación conyugal se consideran un claro determinante de la actuación de hombres y mujeres como padres y madres y, por tanto, con importantes consecuencias sobre el desarrollo infantil (Emery y Tuer, 1993; Wilson y Gottman, 1995). Esta relación no es difícil de entender: ser sensible a las continuas necesidades de los hijos y adoptar actitudes positivas en su cuidado es más fácil en la medida en que se percibe al cónyuge como alguien cercano, con quien se comparten las tareas y, sobre todo, de quien se recibe apoyo, comprensión y ayuda. En concreto, existen abundantes datos que demuestran que las mujeres y hombres que cuentan con más apoyo de su compañero/a y mantienen buenas relaciones conyugales, suelen ser más sensibles a las necesidades de los niños, mantienen interacciones más cálidas con ellos y, en el caso de los padres varones, se implican en mayor medida en su crianza y educación (Belsky y Kelly, 1994; Cowan y Cowan, 1992; 1997; Cox, Owen Lewis y Hendersen, 1989). El modelo de Belsky ha inspirado, durante las dos últimas décadas, un volumen importante de investigación destinada a corroborar, en situaciones familiares normativas, tanto partes de su propuesta como ésta en su totalidad y, a pesar de que se han 2º Accésit 27
  • 28. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 realizado algunas matizaciones en detalles concretos del modelo inicial (por ejemplo, Abidin, 1992; Meyers, 1999), en términos generales las tesis centrales de multideterminación, diversidad de dimensiones, bidireccionalidad y naturaleza tanto directa como indirecta de las relaciones han quedado ampliamente avaladas por la investigación contemporánea (Berk, 1997; Cowan et al., 1998; Luster y Okagaky, 1993; Parke y Buriel, 1998; Schaffer, 1996). En resumen, el modelo de Belsky reconoce a la familia como un sistema complejo, en el que tienen lugar procesos complejos, que funciona de manera compleja y que está inmersa en un entorno complejo con el que mantiene complejas relaciones. Además, como señalan Parke y Buriel (1998), a estas consideraciones hay que añadir (de hecho es la principal laguna del modelo de Belsky) y resaltar la muy relevante determinación cultural e histórica del sentido y del significado de los procesos familiares en los que se genera el desarrollo, determinación cada vez más documentada y sistematizada en la investigación contemporánea, y que viene vacunando a la Psicología Evolutiva contra las generalizaciones supuestamente homogeneizadoras de los resultados obtenidos en una cultura determinada y/o clase social concreta que hasta hace poco han sido habituales (García-Coll y Magnuson, 1995; Harkness y Super, 1995; Palacios, 1999c; Parke y Buriel, 1998; Stevenson- Hinde, 1998). Desde nuestro punto de vista y como ya hemos apuntado en más de una ocasión, la teoría ecológico-sistémica constituye un marco conceptual excelente desde el que abordar el estudio de la familia, tanto como contexto de desarrollo como sistema en continua evolución. Además, este enfoque tiene una gran trascendencia aplicada, ya que sugiere que las intervenciones en cualquier nivel del 2º Accésit 28
  • 29. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 ambiente pueden intensificar el desarrollo. Por ejemplo, a nivel de exosistema y trabajando con padres con pocas habilidades parentales, se podría actuar proporcionando el acceso a grupos de padres donde hablaran tanto de sus problemas, como de sus experiencias gratificantes de cara a favorecer una mayor satisfacción personal y una mejora de las condiciones de desarrollo de sus hijos e hijas. Asimismo, como el propio Bronfenbrenner sugería, el cambio a nivel de macrosistema es también muy importante, puesto que afecta a todos los niveles ambientales partiendo de los valores y las políticas sociales de intervención; de esta manera, las intervenciones de carácter comunitario aunque se perciban más alejadas de los microsistemas familiares, tienen un gran impacto y una gran repercusión en el bienestar del sistema familiar y en el de cada uno de sus integrantes (Bronfenbrenner, 1989; Bronfenbrenner y Neville, 1994). Finalmente, siguiendo con la importancia y la utilidad de la teoría ecológico-sistémica de cara a la intervención, queremos destacar la relevancia del apoyo social, puesto que constituye una dimensión presente en los diferentes niveles contextuales propuestos desde dicha perspectiva. Tanto en los ambientes o entornos más cercanos al sujeto (microsistema y mesosistema), como en los más alejados (exosistema y macrosistema), el apoyo social es una variable muy importante en el estudio de la dinámica familiar, así como en el mantenimiento del bienestar y equilibrio psicológico de sus integrantes. No obstante, será en el siguiente capítulo de esta revisión teórica donde reflexionaremos detenidamente sobre el apoyo social y sobre su importancia de cara a cubrir determinadas necesidades del sistema familiar, facilitando el equilibrio y buen funcionamiento del mismo. 2º Accésit 29
  • 30. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 1.2. Cambios evolutivos en el sistema familiar Como hemos descrito en repetidas ocasiones, la familia constituye un sistema dinámico, ya que en el contexto familiar ocurren cambios continuos en cada uno de sus miembros, en cada uno de sus subsistemas y en el propio sistema familiar: miembros que se incorporan, miembros que desaparecen, miembros que viven cambios evolutivos y sociales, etc. Estos cambios, además, suceden en un periodo de tiempo histórico en el que también se producen modificaciones que afectan a múltiples aspectos de la vida familiar. En concreto, para la Psicología Evolutiva resultan especialmente interesantes los cambios que la familia experimenta a consecuencia de los propios procesos de desarrollo de sus miembros, los cambios en sus relaciones y en los acontecimientos que se producen en la vida de una familia a medida que sus miembros van transitando por sus propias trayectorias de vida. Específicamente, la dinámica evolutiva de una familia concierne a tres niveles diferentes pero interrelacionados: las relaciones entre los padres, la propia composición familiar y la evolución de los hijos (Rodrigo y Palacios, 1998). Hablar de cambios en Psicología del Desarrollo nos remite, de manera directa, a la noción de transición. Cowan (1991) planteaba dos perspectivas fundamentales a la hora de entender las transiciones. La postura que las define en función del suceso mismo que las marca (convertirse en padre, jubilarse), y aquella que 2º Accésit 30
  • 31. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 considera que sólo es posible hablar de transiciones cuando se da un cambio cualitativo interno e importante en la persona o en la familia, con la consecuente reorganización de los roles principales y de las relaciones interpersonales. Desde nuestro punto de vista, no nos parece que ambas posturas sean incompatibles entre sí ni que, como señalan Cowan y Hetherington (1991), tan sólo la segunda forma de entender las transiciones encierre una perspectiva psicológica. A nuestro modo de ver, es posible integrar ambas posturas y definir los momentos de transición como aquellas experiencias que tienen lugar a lo largo del ciclo vital que, debido a que requieren la adopción de nuevos roles y que plantean nuevas exigencias, son momentos potencialmente propicios para que tengan lugar cambios importantes, tanto a nivel intra como interpsicológico, sin que como señala Moreno (1994), se puede prejuzgar a priori cuál será el patrón de reacción ante esos acontecimientos. Actualmente, como bien sabemos, las familias se caracterizan por la pluralidad y la diversidad. Cada vez existe mayor variabilidad en las condiciones familiares, no obstante, aún siendo conscientes de esta importante diversidad en las familias actuales, creemos que es posible seguir etiquetando como transiciones normativas algunas experiencias que, aunque claramente no son universales, son vividas y afrontadas por la mayoría de las familias de nuestro entorno. Así, podemos considerar que existen determinadas experiencias que constituyen momentos propensos para que se produzcan cambios y adaptaciones de cierta consideración y consistencia. Sin embargo, al no prejuzgar el resultado de tales experiencias, entendemos que estamos resaltando la variabilidad posible y, por supuesto, la imposibilidad de etiquetar a priori ciertas experiencias como crisis vitales. Así, la formación de una pareja, la llegada del primer hijo, la 2º Accésit 31
  • 32. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 entrada en la adolescencia de los hijos o el divorcio son transiciones que potencialmente pueden desencadenar desequilibrios y cambios importantes en el sistema familiar y en cada uno de sus integrantes. El hecho de que sean vividas como verdaderas crisis o transiciones normales dependerá, como ya señalábamos al describir la teoría del desarrollo familiar, de las características y recursos con los que cada sistema se enfrente a tales situaciones. Por tanto, desde esta postura el estudio de las transiciones debe encaminarse, fundamentalmente, al estudio de los mecanismos que participan y subyacen al propio proceso de cambio. Para completar esta concepción de las transiciones, hemos de añadir que pueden considerarse como tales experiencias de etiología bien diferente (a veces provocadas por factores internos, como la pubertad, y otras veces desencadenadas por factores de origen social o contextual, como la pérdida del empleo); experiencias que pueden tener lugar en cualquier momento del ciclo vital; y, finalmente, experiencias que pueden afectar mayoritariamente a todas las personas, o ser privativas de unas pocas (transiciones normativas o no normativas). No obstante, todas estas situaciones tienen denominadores comunes: se trata de experiencias que requieren cambios de roles, que plantean exigencias nuevas, que desencadenan procesos de adaptación más o menos duraderos y que, potencialmente, pueden saldarse con cambios de sentido y magnitud variables. Las experiencias que representan los principales momentos de transición en el sistema familiar, pueden identificarse a partir de los estadios o etapas en el ciclo de vida de la pareja y de la familia. Una referencia clásica y, quizás la más frecuente, la constituye el estudio pionero de Duvall (1967 citado en Belsky, Lerner y Spanier, 1984). 2º Accésit 32
  • 33. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Basándose en la edad y presencia o ausencia de los niños en la familia, y desde el comienzo del matrimonio al fallecimiento de uno de los padres, Duvall identifica ocho fases en el ciclo familiar. Según Duvall, cada una de estas fases representa distintos estadios en el desarrollo de la familia, y en cada una de ellas la familia tiene que afrontar determinadas tareas evolutivas. Así, por ejemplo, la etapa de crianza requiere adaptar la vida familiar a las necesidades de un bebé y la etapa de la adolescencia plantea demandas específicas relacionadas con la comunicación, la independencia y libertad de los hijos, etc. Para este autor las transiciones entre los distintos estadios del ciclo vital familiar representarían crisis para la familia y sus miembros. Las consecuencias de estas transiciones podrían constituirse como transformaciones saludables o como el inicio y desarrollo de síntomas o problemas psicosociales. En la tabla 1.2 se recogen los estadios en los ciclos de vida de la pareja y de la familia propuestos por diferentes autores, entre los cuales aparece la propuesta de Duvall (1967). Con posterioridad a este trabajo, otros investigadores han elaborado diferentes métodos para analizar las etapas o ciclos tanto de la relación conyugal como de la vida familiar en conjunto (Elder, 1991; Birchler, 1992). De la revisión de estos estudios pueden extraerse dos conclusiones importantes. En primer lugar, parece evidente que el desarrollo del matrimonio (o de la vida en pareja, con independencia de la situación legal de la misma) sólo puede comprenderse en el contexto más amplio del ciclo vital de la familia y, asimismo, el ciclo de la familia hay que abordarlo teniendo en cuenta la evolución de las relaciones conyugales. Es decir, no se trata de evoluciones independientes, sino de trayectorias independientes. Así, aunque los distintos autores proponen diferentes nombres y 2º Accésit 33
  • 34. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 estadios, es evidente que existen importantes coincidencias y solapamientos cuando se estudian etapas del matrimonio y de la familia. En este sentido, tienen gran interés propuestas como las de Birchler (1992), que trata de ofrecer un modelo integrado de los aspectos individuales y conyugales en el estudio del desarrollo familiar (ver tabla 1.2). Adoptar esta postura refleja una concepción sistémica y ecológica de la familia, esto es, considerar que la evolución de la familia es el fruto de los procesos de sus miembros, y de las relaciones interdependientes que se establecen entre ellos y con el medio social que les rodea. 2º Accésit 34
  • 35. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Tabla 1.2. Estadios en los ciclos de vida de la pareja y de la familia (tomado de Hidalgo, 1994; pág. 16) ESTADIOS EN LA RELACIÓN CONYUGAL ESTADIOS EN EL CICLO VITAL FAMILIAR Campbell (1980) 1. Romance 2. Lucha por el poder 3. Estabilidad 4. Compromiso 5. Creación conjunta Nadelson et al. (1984) 1. Idealización 2. Desacuerdo, desilusión, desencanto 3. Productividad, paternidad 4. Resolución 5. Redefinición. Salida de los hijos 6. Reintegración, postpaternidad Nichols (1988) 1. Unión y matrimonio 2. Expansión: paternidad y años siguientes 3. Contracción: individuación y eventual separación de los jóvenes 4. Postpaternidad Monte (1989) 1. Comienzo 2. Asentamiento 3. Tiempo de decisión 4. Avance, años de latencia 5. “Adolescencia” de mitad de la vida 6. “Lanzamiento” de los hijos 7. Años de vejez y muerte Duvall (1967) 1. Comienzos de la familia 2. La familia criando a niños pequeños 3. La familia con preescolares 4. La familia con escolares 5. la familia con adolescentes 6. La familia como centro de “lanzamiento” y despegue de los hijos 7. La familia en los años intermedios 8. La familia en la vejez Solomon (1973) 1. El matrimonio 2. El nacimiento del primer niño y los años siguientes de crianza 3. Individualización de los miembros de la familia 4. El abandono de los hijos del hogar 5. La integración de la pérdida Carter y McGoldrick (1988) 1. Dejando el hogar: jóvenes adultos independientes 2. La unión de la familia a través del matrimonio: la nueva pareja 3. La familia con niños pequeños 4. La familia con adolescentes 5. “Lanzamiento” de los hijos y avance 6. La familia en los años finales Flori (1989) 1. Establecimiento 2. Expansión 3. Culminación Birchler (1992) 1. La nueva pareja 2. La transición a la paternidad (compromiso, crianza de hijos) 3. La “adolescencia” de mitad de la vida (crisis de identidad de mitad de la vida, redefinición, reorganización, estabilidad) 4. Postpaternidad (“el nido vacío”, cambio de los roles sexuales) 5. Culminación 2º Accésit 35
  • 36. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 La segunda conclusión que puede extraerse sobre el ciclo vital familiar, es que la presencia o ausencia de los hijos parece representar la médula ósea en la evolución de la familia. El nacimiento del primer hijo, las diferentes etapas del desarrollo de los hijos y su salida del hogar familiar, se convierten en momentos claves que aparecen en la mayoría de los modelos existentes (tanto en los centrados en el ciclo de la relación conyugal, como en los referidos al ciclo familiar). En líneas generales, parece claro que el ciclo vital familiar se podría dividir en tres grandes etapas. La inicial, con la pareja como única protagonista; la intermedia, que se inicia con el nacimiento del primer hijo y que tiene un momento muy importante con la llegada de los hijos a la adolescencia; y la final o postpaternal, que se inicia con la salida de los hijos del hogar y en la que tiene lugar la última redefinición de la pareja y de la vida familiar. En este sentido, los sucesos que marcan los pasos entre estos distintos estadios constituirían las más importantes y comunes transiciones familiares. El inicio de la convivencia de la pareja, el acceso a la paternidad, la llegada de los hijos a la adolescencia y la salida de los hijos del hogar se muestran como las transiciones familiares más significativas y relevantes. Las necesidades del sistema familiar y las de los individuos que lo componen van cambiando a lo largo del ciclo vital familiar. El carácter dinámico, intrínseco a los sistemas familiares, incluye las necesidades concretas para cada etapa o fase por la que se atraviesa. De manera que el estudio de la familia, como es lógico, supone también el análisis de sus necesidades a través del tiempo. 2º Accésit 36
  • 37. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Capítulo 2. Familia y apoyo social Hasta aquí hemos analizado, con bastante profundidad, a la familia como objeto de estudio desde una perspectiva psicológica y hemos reflexionado sobre el apoyo social como dimensión psicosocial. A continuación nos acercaremos al papel determinante que el apoyo social juega en la composición y en el buen funcionamiento de la dinámica familiar, así como en el bienestar de cada uno de sus integrantes. Aunque este es un tema sobre el que ya hemos reflexionado en alguna ocasión, intentaremos en este capítulo relacionarlo de manera directa con el ámbito de la intervención comunitaria y psicoeducativa. En este sentido, tal y como se ha descrito en el capítulo dedicado al análisis de la familia, los procesos de desarrollo constituyen un aspecto esencial del que la Psicología de La Educación y del Desarrollo se ha venido ocupando ampliamente. En este análisis se ha resaltado que el desarrollo humano es, en gran medida, consecuencia de la educación. El desarrollo es un proceso con carácter social y culturalmente mediado, y los procesos educativos 2º Accésit 37
  • 38. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 deben encargarse de la mediación. Sin embargo, es evidente que no toda educación promueve aprendizajes y desarrollos de calidad. La familia, como contexto de desarrollo esencial, y las prácticas educativas paternas juegan un papel primordial de cara a garantizar que los miembros más jóvenes se conviertan en agentes activos del grupo social y/o de la cultura en la que viven (Sánchez Sandoval y López Verdugo, 2003). No obstante, el papel de los padres como moldeadores del desarrollo hoy no se entiende como años atrás. A principios de la década de los setenta todavía existían estudios en los que se planteaba a los padres como la base fundamental y casi exclusiva en el desarrollo de sus hijos. Hoy en día se mantiene una perspectiva bastante más equilibrada de la responsabilidad paterna, sobre todo, porque se cree desde el ámbito de la Psicología en general, y desde la Psicología Evolutiva en particular, en la idea de una interacción bidireccional. Actualmente, y gracias en buena parte a las aportaciones de la perspectiva ecológica, sabemos que en cualquiera de las interacciones diádicas familiares influirá también cualquier miembro de la familia. Además, llegados a este punto nos parece innecesario recordar que las interacciones familiares están influidas por factores extrafamiliares, que pueden constituir fuentes de apoyo para el ejercicio de la paternidad. Asimismo, la paternidad está influida por otros aspectos como son determinadas fuentes de estrés, el hecho de que ambos padres trabajen fuera del hogar y la calidad de estos trabajos. También debemos considerar que las familias constituyen sistemas sociales que se autorregulan y buscan el equilibrio en sus interacciones. 2º Accésit 38
  • 39. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 La familia en todo momento constituye un sistema de apoyo para sus integrantes y, al mismo tiempo, requiere ayuda de otros sistemas o subsistemas que le permitan ir haciendo frente a los distintos cambios a los que ha de enfrentarse a lo largo de todo el ciclo vital. La familia es mejor comprendida como un sistema de relaciones que cambia en respuesta a las necesidades y preocupaciones de los miembros de la familia. Al igual que otros sistemas vivos, la familia intenta mantener un sentido de equilibrio en sus relaciones. A medida que una familia se mueve de un estadio del ciclo vital a otro (por ejemplo, de la infancia de los hijos a la adolescencia de éstos), el equilibrio alcanzado durante el estadio anterior se rompe o perturba, como consecuencia de los cambios en uno o más miembros de la familia o en el contexto en que la familia vive. El reto, por tanto, radica en el reestablecimiento de un nuevo equilibrio, cualitativamente distinto (Steinberg y Silk, 2002). Si entendemos a la familia, por tanto, como un sistema social integrado de roles y estructuras, entonces la adición o cambio de miembros conduce a una reorganización importante del sistema. De esta manera, la influencia del nacimiento del primer hijo en la díada marital ha sido un tema de especial interés tanto para la Psicología Evolutiva como para los sociólogos de la familia. Sin embargo, la familia no solo experimenta cambios con el nacimiento de los hijos, sino que durante todo el ciclo vital familiar está sujeta a nuevas experiencias, a redefiniciones de roles, a negociaciones para las que puede requerir ayuda. Las familias se reajustan a las situaciones de cambio con bastante éxito. Hasta la llegada de los hijos a la adolescencia, una de las experiencias que tradicionalmente se ha considerado más dramática, tanto para los padres como para los hijos, ocurre en la mayor parte de las familias con bastante 2º Accésit 39
  • 40. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 normalidad. La investigación actual, en este sentido, nos muestra que las perturbaciones experimentadas son temporales y tanto los padres como sus hijos adolescentes se adaptan a los nuevos retos de forma que permiten mantener relaciones reforzantes, así como el desarrollo de competencias múltiples en el adolescente. De manera que, tal y como acabamos de decir, las familias como sistemas en funcionamiento se van ajustando a los distintos retos y etapas por las que van pasando. No obstante, esto no debe hacernos pensar que se trata de una tarea fácil o simple, que ocurre sin esfuerzo por parte de los miembros del sistema familiar, sobre todo, de los progenitores. Por el contrario, como señala Hidalgo (2003), la actuación de los padres y las madres en las tareas de crianza y educación es una tarea tan importante como complicada. Así, ser padre o madre no es fácil puesto que implica muchas y variadas exigencias, algunas de las cuales se recogen a continuación (Hidalgo, 2003): • Cambios sustanciales en los hábitos cotidianos de los progenitores cuando acceden a la paternidad que se traducen, fundamentalmente, en una falta de tiempo personal a veces vivida de manera negativa. • Afrontamiento de nuevas y constantes demandas por parte de los hijos. Estas exigencias van desde la protección y el cuidado físico hasta la estimulación cognitiva y la promoción de la competencia social. Se trata de necesidades infantiles que los padres y madres no siempre saben cómo atender y que van cambiando conforme los niños y las niñas van creciendo. • Por último, algunos de los cambios sociológicos experimentados por el sistema familiar en las últimas décadas han hecho aún 2º Accésit 40
  • 41. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 más complicada la tarea de ser padre o madre. En este sentido, podemos destacar los siguientes cambios: o La dedicación no exclusiva de la mujer a la crianza de los hijos. o El incremento de las familias nucleares y la disminución de las redes de apoyo informales. Estas nuevas formas familiares predominantes implican contar con menos apoyo de las generaciones anteriores y, al mismo tiempo, tener menos contacto con niños y recibir, en consecuencia, menos preparación para el rol de padre o madre en el proceso natural de socialización. Lo que acabamos de señalar nos puede ayudar a entender por qué la tarea de ser padre o madre es difícil, y aún más para aquellos sujetos que cuentan con menos recursos personales y contextuales. No obstante, conviene no olvidar que las dificultades que conlleva el desempeño de la paternidad y la maternidad no son exclusivas de las familias de riesgo aunque, evidentemente, en éstas pueda resultar algo más complicada. Por otra parte, aún en circunstancias familiares y contextuales parecidas, no todos los padres y madres experimentan el mismo grado de tensión ni las mismas dificultades. Ser padre o madre es una tarea tan compleja como diversa, puesto que no todos los padres y madres se comportan de la misma manera, ni hay una única forma de actuación adecuada para ser un buen padre o una buena madre. No obstante, a pesar y además de admitir esta positiva diversidad, podemos identificar las características que ayudan a tener un desempeño más o menos competente y satisfactorio del papel de padre o madre. La perspectiva ecológico-sistémica destaca que la actuación como padre o madre depende de tres fuentes de influencia: las características de 2º Accésit 41
  • 42. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 los propios padres, las características del propio niño y las características del contexto tanto intra como extrafamiliar (Belsky, 1984). A este conjunto de influencias descritas por Belsky habría que añadirle, siguiendo la propuesta de Bronfenbrenner (1979), las influencias contextuales que se reciben a nivel del macrosistema (influencias culturales). Este panorama general de la tarea educativa que han de realizar los padres y las madres nos permite entender que éstos, en más de una ocasión, se sientan perdidos y que necesiten ayuda para el desempeño de dicha tarea. En este sentido, resumimos a continuación las principales necesidades de apoyo de las que los padres y las madres informan acerca del desempeño de su paternidad y maternidad (Hidalgo, 2003): • Conocimientos precisos sobre el desarrollo y las necesidades de niños y niñas de diferentes edades, lo que les permitiría mantener expectativas adecuadas sobre la realidad que les espera como padres y madres. • Habilidades y estrategias conductuales que faciliten a los padres y a las madres actuaciones adecuadas a la hora de afrontar los problemas cotidianos del cuidado de los hijos. • Seguridad en las propias capacidades como padre y madre, lo que les ayudaría a mantener el control sobre las tareas educativas de la paternidad y la maternidad. • Contar con el apoyo e implicación de la pareja en las tareas de padre o madre. • Hacer compatible la situación laboral con las tareas y responsabilidades que conllevan el cuidado de los hijos. • Contar con redes familiares y sociales de las que obtener apoyo, tanto emocional como instrumental, para afrontar 2º Accésit 42
  • 43. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 exitosamente las continuas demandas que implica la paternidad y la maternidad. Estas necesidades de los padres y las madres deben ser tenidas en cuenta para garantizar un funcionamiento óptimo del sistema familiar que optimice los procesos de desarrollo del mismo, así como de cada uno de sus integrantes. De cómo ayudar a las familias a afrontar, de la manera más beneficiosa posible para todos sus miembros, los diferentes retos por los que va atravesando vamos a ocuparnos en lo que resta de este capítulo de introducción teórica. En primer lugar, se describen los programas de apoyo a las familias desde una perspectiva social y, en segundo lugar, los programas de educación y formación de padres con una mayor orientación educativa, aunque sin perder de vista que este tipo de programas se engloban dentro del ámbito de la intervención comunitaria y educativa. 2. Programas de apoyo a las familias A partir del análisis de las necesidades de los padres y las madres que acabamos de realizar podemos considerar que: • Todas las familias tienen ciertas necesidades de apoyo. • Las necesidades de apoyo son diferentes dependiendo tanto de las características de los padres, como del sistema familiar y de los propios niños. • Las necesidades de apoyo se agudizan en los momentos de transición. • La magnitud de las necesidades de apoyo de cada familia pueden ser previstas en gran medida desde antes del nacimiento de los hijos. 2º Accésit 43
  • 44. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 En definitiva, estamos diciendo que no todas las familias disponen de los mismos recursos, de las mismas habilidades y/o competencias para afrontar los diferentes retos por los que han de ir pasando. Por esta razón, se han desarrollado diversos “programas de apoyo a las familias” que constituyen, básicamente, estrategias e iniciativas de intervención social dirigidas al apoyo y educación de la familia. Se trata de programas donde una madre puede acudir en busca de apoyo cuando las exigencias de su nuevo rol amenazan con desbordar sus recursos, o donde grupos de padres pueden reunirse para compartir experiencias o problemas comunes, o programas de visitas a hogares de madres y padres adolescentes, programas de educación para padres, programas para la prevención de malos tratos en la infancia, programas de apoyo a familias con desventajas económicas, programas para familias de minorías étnicas, o líneas telefónicas de consulta o apoyo, por citar algunos ejemplos. Existe tal diversidad de programas de apoyo a la familia que la búsqueda de una definición única y válida para todos es bastante difícil. De acuerdo con Weissbourd y Kagan (1989), los programas de apoyo a la familia se caracterizan por proporcionar a éstas servicios que fortalecen a los adultos de la familia en sus roles de padres y cuidadores. En una definición aún más general, Weiss (1983) define los programas de apoyo a las familias como aquellos programas que proporcionan apoyo emocional, instrumental e informacional a los padres con el objetivo de promover el desarrollo humano y prevenir diversos problemas familiares e infantiles. La mayoría de los programas ofrecen este servicio a los padres directa o indirectamente, por ejemplo, mediante información. Los programas se diferencian, principalmente, en función de la población a la que se dirigen. Así, unos se desarrollan para servir a las familias a lo largo 2º Accésit 44
  • 45. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 de todo su ciclo vital, mientras que otros se diseñan para intervenciones más específicas (por ejemplo, parejas que acaban de convertirse en padres, padres de hijos adolescentes, o adolescentes que van a tener un hijo). Aunque hay gran variedad de programas todos comparten el mismo objetivo, así como un conjunto de características definitorias. Todos reconocen el impacto negativo que numerosas fuentes de estrés (desempleo, pérdidas económicas, aislamiento social, madres solteras, padres adolescentes...) tienen en la vida familiar, así como la relación entre la ruptura y disfunción familiar, un entorno social pobre y desestructurado y numerosos problemas sociales (fracaso escolar, delincuencia, violencia, etc.). Estos programas asumen, por tanto, que los problemas se encuentran no solo en las familias, sino también en el deterioro de las relaciones entre las familias y las fuentes formales e informales de apoyo dentro de la comunidad. Por otra parte, estos programas reconocen la importancia que la interrelación entre la familia y sus sistemas de apoyo tiene en el desarrollo humano y, en este sentido, estos programas parten del supuesto de que la provisión de apoyo emocional, instrumental e informativo a las familias ayudará a las personas a reducir el estrés, a aumentar su capacidad para afrontar situaciones negativas y a mejorar las prácticas educativas, afectando así de manera positiva al desarrollo infantil (Weiss, 1988). Estos programas comparten el objetivo de prevenir una amplia variedad de problemas sociales que se consideran relacionados con la falta de apoyo y educación de padres y familias. Tal y como señala Cameron (1990), existen pocas dudas respecto a la poderosa influencia que la interacción social, el acceso a recursos de una red social positiva y las relaciones sociales basadas 2º Accésit 45
  • 46. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 en la reciprocidad tienen en el ajuste y el bienestar individual y familiar y, por tanto, hay pocas razones para dudar de la relevancia de las estrategias de intervención basadas en la promoción del apoyo social para optimizar el bienestar familiar e infantil. En este sentido, el apoyo social se convierte en un elemento de gran importancia en el contexto de programas de intervención social dirigidas a la familia. Los programas de apoyo a la familia reconocen los efectos positivos del apoyo social en el funcionamiento familiar, siendo este un elemento central alrededor del cual se diseñan y desarrollan (Weissbourd y Kagan, 1989). Hirk (2003) realizó un estudio longitudinal con 85 familias en el que se analizaba el papel que el apoyo a las familias desempeñaba en los centros de atención temprana, así como sus repercusiones sobre el desarrollo infantil. La investigación se realizó en una zona periférica de Escocia con bastantes limitaciones y carencias socioeconómicas. Desde la perspectiva ecológica, la autora sugiere que el bienestar tanto de los padres como de los hijos están interrelacionados, y que la calidad de los apoyos formales e informales recibidos por la familia juega un papel importante. Algunas de las características distintivas que definen los programas de apoyo a la familia aparecen a continuación (siguiendo la propuesta de Gracia, 1997): • Asumen un planteamiento ecológico en cuanto al desarrollo humano, promoviendo el crecimiento del adulto y del menor, mejorando las habilidades de la familia para educar a sus hijos y el propio contexto comunitario en el que el menor está creciendo. • Están basados en la comunidad y, por ello, son sensibles a las necesidades y recursos locales. 2º Accésit 46
  • 47. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Proporcionan ayuda en cada uno de los ámbitos que tradicionalmente se incluyen en el concepto de apoyo social, facilitando la integración social. • Se orientan hacia la prevención primaria y secundaria de los problemas familiares. Se anima a las familias a que participen en estos programas no solo en situación de crisis, lo cual reduce la necesidad de posteriores intervenciones. Con ello no solo se previenen problemas sociales, sino que también se promueve y mejora el desarrollo y bienestar de las familias. Desde esta orientación se reconoce la importancia y el poder de la ayuda mutua, del apoyo de los iguales y de las redes sociales, incrementando además la habilidad de la familia para funcionar. • El acercamiento a la provisión de recursos es innovador y multilateral. Se incluyen no solo a los profesionales, sino también a los iguales, voluntarios, etcétera, de cara a ofrecer un servicio personalizado y flexible. • Enfatizan la relación de interdependencia entre la familia y la comunidad (incluyendo tanto los sistemas de apoyo formales como informales), lo cual desde una perspectiva ecológica resulta especialmente relevante. Al fortalecer los vínculos con la comunidad, se incrementa la disponibilidad de apoyos informales dando lugar a un entorno comunitario más rico y favorable a la vida familiar. • Centran su atención en las potencialidades y en los puntos fuertes de las familias, con lo que asumen una visión no deficitaria del funcionamiento familiar y del desarrollo infantil. Se basan en el supuesto de que todos los padres cuentan con habilidades que pueden ser desarrolladas para mejorar el 2º Accésit 47
  • 48. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 funcionamiento de la familia. El objetivo es, por tanto, trabajar con la familia, no “tratar” a la familia desde un punto de vista deficitario y/o patológico. • La participación es normalmente voluntaria, siendo los padres quienes asumen la responsabilidad de alcanzar a familias que no irían por su propia voluntad o que no son capaces de buscar apoyo. • Tratan de coordinar su actuación con otros servicios, con el objeto de ofrecer una intervención de carácter global, continua y completa a las familias. Aunque los programas de apoyo a la familia pueden desempeñar un rol importante en la prevención de problemáticas familiares como, por ejemplo, los malos tratos a la infancia, no constituyen una solución única y definitiva para cualquier situación. La propia validez ecológica de un modelo puede no resultar válida al implantarlo en otro contexto. Así, el diseño de las intervenciones debe hacerse teniendo en cuenta una serie de consideraciones que nos garanticen la validez del programa (Whittaker y Tracy, 1990): • Es importante realizar una evaluación de la red social de las personas a quien se dirige la intervención, de sus funciones de cara a realizar una valoración global del entorno social y de los recursos con que cuenta la familia, así como de los obstáculos que podemos encontrarnos dificultando la intervención. • Es aconsejable no mantener ideas preconcebidas acerca de las redes sociales de familias en situación de riesgo ya que una familia puede contar con una red amplia, pero de la que no recibe los apoyos ni ayudas necesarias, o al revés. 2º Accésit 48
  • 49. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Las intervenciones basadas en el apoyo social deben ser individualizadas para poder atender las necesidades de la familia. • La incorporación exitosa del apoyo social en las intervenciones familiares requiere del apoyo y de los conocimientos de los distintos niveles de la organización donde se lleva a cabo el programa de ayuda. Por su parte, Weiss y Halpern (1991) han señalado un conjunto de condiciones para la adecuada implementación de programas de apoyo y educación familiar: • Debe existir un equilibrio razonable entre las necesidades de la familia, el ajuste y desarrollo personal de los padres y las necesidades de desarrollo del menor. El progreso en cada uno de estos tres elementos se encuentra vinculado al de los otros tres. • Trabajar a partir de los puntos fuertes de la familia no implica aceptar cualquier conducta o práctica educativa. En algunos casos será preciso establecer un conjunto de habilidades básicas a partir de las cuales empezar a trabajar. • Aunque podemos decir que, en general, todas las familias necesitan apoyo, es evidente también que no todas requieren el mismo tipo de apoyo. • Los programas necesitan una sólida base organizacional y económica, para poder responder a las demandas de las familias. • Las expectativas respecto a los resultados deben ser más bien modestas y, sobre todo, ajustadas a los medios. No debemos olvidar que estos programas no son sustitutos de servicios 2º Accésit 49
  • 50. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 básicos de la familia (vivienda, salud, educación), sino uno de los componentes de estrategias más amplias de intervención. • La efectividad de los programas reside tanto en el apoyo que proporcionan como en las ideas y en la filosofía que asumen. Así, si se aplicaran estos principios de ayuda a los servicios más tradicionales, se incrementaría la capacidad de los mismos para satisfacer las necesidades de las familias más necesitadas. 3. Programas de educación y formación para padres A caballo entre los programas de apoyo para padres de claro carácter social y comunitario y los programas de intervención educativa (como las escuelas de padres), nos encontramos un tipo de intervención muy adecuada para la facilitación de las tareas educativas en la familia. En concreto, nos referimos a los “Programas de educación y formación de padres”. Vila (1997) los define de la siguiente forma: “conjunto de actividades voluntarias de aprendizaje por parte de los padres que tienen como objetivo proveer de modelos adecuados de prácticas educativas en el contexto familiar y/o modificar y mejorar prácticas existentes con el objeto de promover comportamientos en los hijos y las hijas que son juzgados positivamente y erradicar los negativos” (pág. 502). Algunas de las características específicas de estos programas, que los diferencian de otras formas de intervención como la terapia o la asistencia familiar, aparecen recogidas a continuación (Pourtois, 1984): 2º Accésit 50
  • 51. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Se dirigen al conjunto de familias de una determinada población, a diferencia de otros programas que atienden problemas específicos en familias concretas. • No se plantean problemas individuales, sino aspectos relacionados con las prácticas educativas familiares. • Los esfuerzos van dirigidos al desarrollo de competencias y habilidades parentales en toda la comunidad, aunque lógicamente se espera que ello provoque cambios individuales. • Responden a un modelo de intervención psicopedagógica de carácter preventivo que enfatiza la vertiente educativa de las prácticas de crianza. Los objetivos fundamentales de estos programas podrían resumirse del siguiente modo (Sánchez Sandoval y López Verdugo, 2003): • Que los padres perciban, en cualquier momento del ciclo vital familiar, a sus hijos como competentes y llenos de potencialidades. • Que los padres se perciban a sí mismos, a lo largo de toda la trayectoria familiar, como educadores competentes y capaces de influir positivamente sobre el desarrollo de sus hijos, aprovechando sus potencialidades. • Que los padres comprendan que existen formas concretas de interacción y estimulación mejores y más eficaces que otras, que se convenzan de que ellos puedan servirse de dichas estrategias y que, finalmente, las empleen con sus hijos. Los contenidos de la intervención tienen que ver con cuestiones relacionadas con el desarrollo, la crianza y la educación. Se ofrece información acerca de los aspectos normativos del desarrollo, de las prácticas de crianza y cuidados cotidianos, de los diversos métodos 2º Accésit 51
  • 52. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 de disciplina, de las estrategias de comunicación interpersonal, de las relaciones padres-hijos, etc. Además de estos aspectos generales se abordan otros más específicos como, por ejemplo, el desarrollo en niños con alguna discapacidad, prácticas educativas y de estimulación apropiadas para estos niños, situaciones específicas de contextos familiares no convencionales (familias adoptivas, familias reconstituidas...). En definitiva, se trata de proporcionar conocimientos, actitudes y prácticas para desempeñar de manera autónoma, satisfactoria y eficaz los roles de padre y madre. Los programas de educación de padres, en resumen, producen consecuencias positivas en el desarrollo de los niños a través de la influencia que ejercen en sus padres, tanto en sus ideas como en la satisfacción con su propia paternidad. El problema fundamental radica en la magnitud y persistencia de los efectos que impide defenderlos como una panacea educativa y social. Estos programas se centran fundamentalmente en el apoyo informativo o informacional. Sin embargo, cuando el trabajo se realiza con grupos de padres que se consolidan y son estables a lo largo del tiempo, es frecuente que se acaben convirtiendo los propios padres en integrantes de las redes sociales de los otros. Ello ocurre más allá de los objetivos formativos iniciales, pero debería ser un elemento importante a considerar por los profesionales dada la relevancia que el apoyo social en sus diferentes manifestaciones (emocional, instrumental e informativo) tiene para el ajuste familiar. Vila (1998) propone la siguiente tipología de programas de formación para padres, atendiendo a tres dimensiones: alcance social, grado de institucionalización y participación de las familias y de sus hijos: 2º Accésit 52
  • 53. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Programas destinados a la formación general de padres. Se trata de programas de alcance general, cuyo objetivo es ofrecer información sobre el desarrollo y la educación infantil y suelen tener un nivel bajo de institucionalización. Aunque son de carácter general, los dos tramos de edad en los que tienen mayor aceptación corresponden a la época en que los niños son más pequeños y a la adolescencia puesto que son etapas en las que muchas familias presentan dudas, inquietudes y falta de apoyo en el desempeño de su tarea como padres. • Programas instruccionales dirigidos a padres. El objetivo de estos programas es que los padres aprendan de manera explícita determinados contenidos que les ayuden en la mejora de las prácticas educativas concretas o en la adquisición de determinadas habilidades educativas. El alcance es más limitado que el de los anteriores y sus objetivos están muy estructurados y secuenciados. Por lo general, incluyen actividades muy semejantes en cuanto a su estructura, a las actividades formales de enseñanza y aprendizaje. Presentan también un mayor grado de institucionalización y, por supuesto, la participación está también limitada a padres y madres. Dadas sus peculiaridades, suelen centrarse en algún aspecto concreto del desarrollo, por ejemplo, en el desarrollo de habilidades comunicativas para favorecer la interacción de los padres con sus hijos adolescentes, o programas dirigidos a entrenar en los padres habilidades y recursos para hacer frete a las demandas y exigencias de sus hijos. • Programas dirigidos a conseguir una mayor implicación de las familias y de los educadores en el proceso educativo de los niños y niñas. Este tipo de intervención se realiza en el ámbito 2º Accésit 53
  • 54. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 escolar y, sobre todo, en educación infantil, dentro del propio proyecto educativo del centro. El objetivo fundamental es que ambos colectivos compartan el mismo proyecto educativo, de manera que el niño perciba mayor continuidad entre los dos contextos de desarrollo. El nivel de institucionalización depende del proyecto educativo del centro escolar. De manera que a veces los encuentros e intercambios se programan a lo largo de todo el curso, mientras que otras se limitan a realizar algunas actividades más puntuales. • Servicios dirigidos al desarrollo de capacidades infantiles y de competencias educativas en sus familias. Basan su intervención tanto en el desarrollo de las concepciones infantiles, como en las competencias educativas de los padres. Van dirigidos al conjunto de la comunidad y poseen un alto grado de institucionalización, desarrollándose en entornos específicamente diseñados para los encuentros entre familias y educadores. Rodrigo (2003), por su parte, plantea la necesidad de apoyar a los padres en su tarea educativa mediante programas que fomenten las competencias parentales desde una perspectiva preventiva. La autora apuesta por un modelo de intervención familiar basado en un enfoque psicopedagógico y comunitario cuyo objetivo fundamental es ayudar a los padres a optimizar el escenario de desarrollo y educación familiar desde una perspectiva ecológico-sistémica, a la vez que se potencian las redes de apoyo formal e informal de que dispone la familia. Desde este enfoque psicopedagógico habría que: analizar las teorías implícitas de los padres sobre la educación y el desarrollo; apoyar los procesos de apego y los estilos de socialización familiar que promueven comportamientos adecuados en los hijos; analizar el 2º Accésit 54
  • 55. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 ambiente educativo familiar y fomentar estrategias adecuadas de enseñanza-aprendizaje; y, por último, desarrollar competencias para mejorar las relaciones de pareja y las relaciones entre hermanos (Rodrigo y Palacios, 1998). Desde la perspectiva comunitaria, Rodrigo (2003) entiende que los programas no deben quedarse en acciones aisladas dirigidas únicamente a mejorar las habilidades parentales. Para aumentar su eficacia deben concebirse como un recurso más, dentro de la red de apoyo social que se teje para ayudar a las familias a reestablecer sus nexos con la comunidad o bien a mejorarlos. Para ello, hay que conocer las necesidades de apoyo social de las familias, los recursos comunitarios y plantearse la eliminación de barreras de acceso a dichos recursos. Máiquez, Rodrigo, Capote y Vermaes (2000) y Rodrigo (2003) distinguen los siguientes modelos de formación de padres aunque, como vamos a ver a continuación, estos autores apuestan por una intervención familiar de carácter experiencial recogida en el tercero de los modelos propuestos: • Modelos académicos: estos modelos se basan en la adquisición de conceptos sobre el desarrollo y la educación en un escenario de aprendizaje formal. Desde este tipo de enfoques se asume que todos los padres valoran por igual la información y que los distintos niveles de comprensión de los participantes son similares. El principal objetivo y preocupación es, igual que ocurre en los modelos educativos de corte tradicional, la transmisión de una serie de conceptos abstractos, descontextualizados y formales. Todo ello, además, con el interés añadido de que los padres incorporen esta información a su vida cotidiana en forma de comportamientos adecuados. Se 2º Accésit 55
  • 56. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 trata, por tanto, de modelos basados en la idea de que las familias deben contar con “padres informados”. • Modelos técnicos: estos modelos se fundamentan en la adquisición de técnicas y procedimientos basados en la modificación de conducta, en el aprendizaje social, etc., en un escenario de aprendizaje experto. Desde esta perspectiva se considera que la formación de padres no debe limitarse a proporcionar a los padres información o conocimientos, sino que debe centrarse en el aprendizaje de destrezas y técnicas adecuadas para la modificación de la conducta de los hijos. Así, el experto entrena a los padres en toda una serie de acciones a desarrollar ante determinados comportamientos (refuerzos, castigos, retirada de privilegios, modelado…). Lo importante desde este tipo de modelos es convertir a los progenitores en “padres eficaces”. • Modelos experienciales: este tipo de modelos se basan en la reconstrucción del conocimiento cotidiano en un escenario de aprendizaje sociocultural. El objetivo fundamental desde este tipo de intervención es la conceptualización de las prácticas de la vida cotidiana, que se convierten así en la materia básica sobre la que los padres van a aprender y a practicar los propios episodios de la vida familiar. De esta forma, la intervención se ocuparía de facilitar que las conductas se hagan conscientes para poder desligarlas de los episodios en los que se aprendieron y, de esta manera, puedan utilizarse de un modo más flexible y aplicable a otras situaciones. En este sentido, la formación de padres es entendida como una construcción compartida de conocimientos, en concreto, del conocimiento experiencial. 2º Accésit 56
  • 57. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 Desde nuestro punto de vista, y en consonancia con el modelo sistémico de familia al que nos venimos aferrando, los modelos experienciales son los más adecuados para la formación de padres ya que, además de partir de las realidades de las familias, potencian el sentimiento de competencia personal en los padres y fomentan su autonomía tanto a nivel conductual como en la toma de decisiones, haciendo que hombres y mujeres se sientan activos y protagonistas en su tarea educativa como padres y madres. En general, la intervención educativa basada en los programas de formación de padres va dirigida, como ya hemos comentado, a los padres y a las madres para, a través de ellos, facilitar y optimizar el desarrollo infantil. Las intervenciones basadas en el modelo sistémico de familia, no obstante, coinciden en señalar que para que el sistema familiar cumpla sus funciones con los menores es necesario que todo el sistema funcione adecuadamente con todos y cada uno de sus miembros. López y Cantero (1999) plantean una serie de condiciones que deben darse en el sistema familiar para que este promueva un desarrollo socioafectivo adecuado en los hijos: • Que el hijo sea deseado y aceptado por un grupo familiar estable. • Que exista estabilidad y armonía entre los distintos componentes del sistema familiar, sobre todo, entre ambos progenitores (en caso de familias biparentales). • Que los padres tengan disponibilidad de tiempo para interactuar con sus hijos. Esta relación no debe destinarse únicamente a satisfacer las necesidades biológicas, sino también y, sobre todo, a desarrollar sus capacidades cognitivas, disfrutar de la intimidad, el contacto y el juego. 2º Accésit 57
  • 58. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 • Que los padres sean accesibles a sus hijos. Esta accesibilidad, esa cercanía va cambiando conforme los hijos crecen pero, en todo caso, siempre ayuda a los hijos a sentirse seguros. • Que los padres perciban, interpreten y respondan contingente y coherentemente a las demandas de los hijos, tal y como se deriva de la teoría del apego. Así, deben percibir las peticiones de sus hijos, interpretarlas correctamente y responder de forma adecuada y contingente a ellas, además de ser coherentes en las conductas que dirigen hacia sus hijos. • Que los padres resuelvan eficazmente los conflictos de conducta que plantean los niños. • Que los padres recurran a formas inductivas de disciplina. • Que los padres fomenten la participación activa de sus hijos en el sistema familiar. • Que los padres estén bien integrados en la comunidad, conozcan los sistemas de apoyo y, a ser posible, sean ellos mismos miembros activos de los sistemas de apoyo social. Esto hace que sean menos vulnerables a posibles dificultades familiares y les coloca en condiciones óptimas. • Que los padres sepan afrontar sucesos estresantes y/o buscar ayuda en caso de necesitarla. En general, es deseable que conforme los niños crezcan, en función de su nivel de desarrollo, participen en las soluciones, manifestando sus opiniones y deseos. Para que las familias cumplan estas funciones en las mejores condiciones es necesario que sean apoyadas por todo el sistema social. Entre estos apoyos está la educación familiar, antes incluso de que se formen parejas estables de cara a que futuros padres 2º Accésit 58
  • 59. El apoyo social de familias en situación de riesgo López verdugo, Isabel Documento 04/2006 adquieran conocimientos, estrategias y habilidades que les permitan un mejor ejercicio de la paternidad. Una cuestión interesante que hasta ahora no hemos mencionado tiene que ver con la actitud e interés de los propios padres, es decir, qué buscan en estos programas. En ocasiones se diseñan programas válidos para los intereses de unos, pero que no responden a las demandas de otro grupo. En un artículo muy interesante acerca de diferentes experiencias de apoyo a la paternidad con hijos de distintas edades (niños de primaria y adolescentes) Miller y Sambel (2003) encuentran formas distintas de entender la paternidad y el apoyo que le pueden ofrecer los programas de formación de padres. Estos modelos, como señalan los autores, no constituyen características de los padres como individuos, sino características del complejo juego de interrelaciones entre el individuo y las necesidades de sus hijos. En concreto, los autores proponen los siguientes modelos: • “The dispensing model”: este modelo incluye a los progenitores que tienen una visión negativa de los hijos, al considerarlos un problema o una carga. Lo que buscan en los programas de apoyo es aprender a tratar a sus hijos, lo cual ocurre cuando ya existen importantes problemas. El apoyo se entiende en términos de profesionales o expertos que ofrecen consejos, ayudas e instrucciones claras sobre la forma de actuar ante determinados problemas. • “The relating model”: en este modelo se engloban los progenitores que buscan comunicación y compartir sus dificultades, así como encontrar vías o formas que les ayuden a resolver de forma eficaz los problemas que la educación de sus hijos les plantea. No pretenden, por tanto, solucionar los 2º Accésit 59