1. LA PALABRA Y LA COSA
La palabra enseñanza obtuvo mayor fuerza y sentido claro hasta la época
contemporánea; podemos entender que ésta significa: primero proporcionar
signos, significar, indicar y más tarde instruir, transmitir un saber, unos
conocimientos. Lamentablemente ésta palabra es un poco débil sobre todo al
lado de educación y educador, sin poder darnos cuenta que complementa el
trabajo del educador y el propósito de la educación.
La función del docente es una
carga que se les confía, un papel
que se desempeña, una profesión
que se ejerce, y también uno de los
principales servicios sociales de
toda colectividad organizada en el
mundo actual. Pero existe una
confusión y una necesaria
reconsideración de la función de
los profesores, comprometiendo así
un planteamiento crudo de cómo
es que se plantea la formación
docente.
Los orígenes de la formación docente tomaron lugar desde épocas
pasadas, incluso antes de nuestra era, desde civilizaciones griegas, el Antiguo
Egipto, Esparta, Francia y Grecia. Entendiendo así al pedagogo como el
profesor particular y que atiende al mismo tiempo a la formación de su
carácter. En otras civilizaciones algunos hombres de prestigio, aconsejaban a
las autoridades en relación a la educación de los efebos, un poco como
hacen hoy las comisiones de expertos. En la edad media la enseñanza era una
de las funciones principales de la Iglesia, depositaria de la cultura después del
naufragio de las grandes invasiones.
Puede decirse que lo que la Edad Media hizo y el siglo XVI, el final del siglo XVII
y la primera mitad del siglo XVIII, fue una función docente fuertemente
implantada en Europa y fuera de ella, del mismo modo que puede hablarse
de las otras grandes funciones sociales de todo régimen.
En la época contemporánea los profesores constituyen una verdadera,
clase social, muy numerosa, con sus grados y sus propios sistemas de formación
y cuyos intereses de cuerpo son hoy eficazmente definidos, por ejemplo, por
sindicatos fuertes, como el Sindicato Nacional de Maestros. Esta clase social de
los profesores en las democracias de régimen liberal capitalista y burgués, en
la que el control de la función docente es ejercido por la Administración
central y sus representantes locales, tiene su equivalente en las democracias
de régimen totalitario, socialista y comunista, en las que el control de la
función docente es ejercido sobre todo por el partido.
2. La imagen característica del docente:
Varía profundamente a lo largo de la evolución.
Pasa de la misión religiosa de educar a los jóvenes al ejercicio de un
oficio, mejor o peor retribuido; de la vocación entendida como una
llamada, agnóstica o no, a una profesión, sin que, por otra parte,
desparezcan completamente las viejas motivaciones y sean
reemplazadas por una escala de valores prácticos utilitarios.
Hoy se habla de una empresa docente, cuando la realidad es que no
se trata de una empresa como las demás; esta tiene que formar
hombres, no producir o vender objetos.
Un poderoso movimiento llamado Escuela Nueva, rompe o intenta romper
con la función del docente tradicional; buscando engrandecer al desarrollo
del niño en un clima de libertad, mediante métodos educativos activos,
próximos a la vida del alumno y a sus necesidades. Sin poner radicalmente en
cuestión la escuela que pretende renovar la educación nueva de esa época,
la del siglo del niño, así llamado por Ellen Key.
Puede decirse que la función de los docentes ha cambiado radicalmente
de sentido. Pero esta revolución pedagógica no alcanza a la masa de
docentes, en una época en la que aumenta el número de escuelas de todo
tipo, ni a los medios populares.
En esta época la escuela secundaria y las Universidades permanecen
sordas a la renovación y fieles a los hábitos de la enseñanza clásica. Pues es
una realidad que gran número de educadores no reciben una formación
pedagógica previa.
También los medios de comunicación y de masas han contribuido a
transformar la función docente. Su rapidísimo desarrollo, la difusión incesante e
inmediata de informaciones convierten hoy a la pequeña pantalla en el
instrumento casi voluntario de una educación paralela. En relación a la
función docente la pequeña pantalla sabe más e interesa más.
Si el docente no quiere verse reducido a ofrecer una educación, tiene que
replantearse todo su trabajo, asociarlo con las aportaciones invasoras de los
medios de comunicación, de masas y, para poder hacerlo, recibir
previamente una formación adecuada.
El ejercicio de esta función, en una época en que la
educación está en plena expansión, requiere de gastos
considerables que no siempre como institución se está
dispuesto a invertir y más en el caso de una organización
de poco poder en donde el capacitar a sus maestros
únicamente daría pie a que sus docentes por lo mismo
de este “plus”, se trasladen a una institución más
poderosa.
3. Por lo que el docente debe aprovechar el pensamiento humano para que
sea fuente inagotable de creatividad y a pesar de que existan los medios de
comunicación que ahora resultan más interesantes, no sean razón para que la
labor docente sea desvalorizada o considerarla innecesaria.
En estos días existen nuevas funciones del educador, por un lado la
comunicación bidireccional entre educador a educando; en donde se
propone que el docente cumpla con diversos papeles conforme a la
evolución de la sociedad. Ya que ahora los maestros ya no son meros
propagadores de conocimientos, las fuentes de información y los medios de
comunicación han rebasado su fuerza, por lo que conviene tomar el papel de
ayudar a los jóvenes a arreglárselas con todas las fuentes de información
desordenadas y a darles un orden determinado. Los profesores han de ser
capaces de poder apreciar y distinguir lo que es útil para el desarrollo del
individuo y de la sociedad y no limitarse a comunicar solo lo que es apropiado
en un determinado momento, sino también aquello que puede ser interesante
en el futuro. Además de sus deberes los docentes se encargan de enseñar a
los jóvenes el modo de tomar decisiones para adaptarse a una civilización en
rápida y constante evolución.
Es una realidad que ahora el docente para lograr atención pareciera que
tiene que ser animador con tal de lograr la atención de los estudiantes,
tratando así de parecer un poco a lo que se transmite en los medio de
comunicación.
Debemos ser conscientes y adoptar de acuerdo a la realidad métodos de
sensibilización ante los problemas pedagógicos en todos los momentos de la
formación.
Fuente de Referencia:
Una función cuestionada en: La función docente. Tratado de ciencias
pedagógicas. Barcelona. Oikos Tau. 1980.
Un profesor lo quiera o
no, no puede seguir
enseñando como antes
sin correr el riesgo de
traicionar sus estudiantes,
provocar diversas
reacciones de oposición
y perder toda su
influencia…