Jesús enseña que el matrimonio es una unión única y definitiva entre un hombre y una mujer establecida por Dios. Aunque el divorcio ha sido permitido debido a la debilidad humana, la voluntad original de Dios es que el matrimonio permanezca intacto. Jesús pide que respetemos la santidad del vínculo matrimonial y apoyemos a las parejas con nuestro amor y comprensión.