Durante la Edad Media, la música religiosa más cultivada fue el Canto Gregoriano, un canto monódico y a capela sin acompañamiento instrumental. El texto era religioso y estaba escrito en latín. También existía la música profana de los trovadores, troveros y juglares, que se acompañaba de instrumentos y se cantaba en lenguaje popular, contando historias y noticias. En España, el rey Alfonso X fortaleció la música trovadoresca al escribir cantigas en honor a la Virgen María