La educación a distancia se remonta al siglo XIX con la correspondencia postal y ha crecido gracias a Internet y las plataformas virtuales, permitiendo que personas de todo el mundo accedan a la educación. Ofrece flexibilidad de horarios, una amplia variedad de cursos y diversidad de estudiantes, pero requiere autodisciplina, buena organización de los contenidos y estrategias de participación activa para superar los desafíos de la falta de interacción social y dependencia de la tecnología.