Este documento propone que la educación científica es importante para que los ciudadanos comprendan el mundo en que viven y participen en decisiones democráticas. Describe cómo los programas de ciencias deben enseñar sobre la naturaleza de la ciencia, la tecnología y su impacto social, así como desarrollar habilidades de pensamiento crítico. Finalmente, concluye que la enseñanza de estas temáticas es tan importante como los contenidos disciplinares y ayuda a formar ciudadanos responsables.