El agua cubre el 80% de la Tierra, pero menos del 1% es agua dulce apta para usos humanos. Aunque parece abundante, el agua dulce que podemos utilizar se encuentra en lagos, ríos y lluvias y debe alcanzar para satisfacer las necesidades de personas, plantas y animales, así como para la agricultura, industria y mantener los ecosistemas. Por lo tanto, es importante conservarla y usarla de forma eficiente para garantizar su disponibilidad en el futuro.