El documento describe la decisión del alcalde destituido de Bogotá, Gustavo Petro, de otorgar el manejo de la recolección de basuras a la empresa de acueducto Aguas de Bogotá, lo que resultó en un caos ambiental y sanitario. Petro defendió que esto le quitaría el negocio a los operadores privados, pero la Procuraduría determinó que Aguas de Bogotá no tenía experiencia en recolección de basuras. La transición al nuevo sistema creó problemas como 6,000-9,000 toneladas de basura