Este cuento narra la historia de un centinela encargado de vigilar la llegada de Dios a un castillo perdido en el desierto. El centinela pasa años esperando la llegada de Dios, creyendo que vendría con un gran séquito. Con el tiempo, todos los demás habitantes del castillo pierden la esperanza y se van, dejando al centinela solo. Cuando el centinela está a punto de morir, oye una voz a su lado que le dice que Dios ha estado siempre con él desde el principio. Dios le revela que solo aquellos que
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El centinela cuento adviento [modo de compatibilidad]
1.
2. Érase una vez, en un país muy lejano,
un castillo perdido en medio del desierto.
3. De cuando en cuando paraba allí alguna caravana,
o algún caminante solitario ...
Pero la vida del castillo era muy monótona, aburrida;
todos los días eran iguales.
7. El señor del castillo se dispuso a cumplir la real orden:
llamó a todos sus vasallos y les ordenó limpiar el castillo,
pintarlo y adornarlo todo con las mejores galas.
Luego mandó llamar al centinela.
8. Y le ordenó que subiera a la torre a vigilar,
que estuviera allí día y noche
y en cuanto observase alguna señal de la venida de Dios
se lo comunicase inmediatamente.
9. El centinela recibió aquella orden con gran emoción,
¡nunca le habían confiado una misión tan importante!
Y, siempre atento sobre la torre, con los ojos bien abiertos,
vigilaba el horizonte a la espera de alguna señal.
10. ¿Cómo será Dios? –pensaba–. ¿Y cómo vendrá? ¿Tardará mucho?.
Seguramente vendrá con un gran séquito,
o un poderoso ejército con tambores y trompetas,
y lo podré distinguir de lejos.
11. Y con esta preocupación, no pensaba en nada más
y se pasaba los días y las noche en lo alto de la torre. Pero ... ...
12. Así fueron pasando los días, los meses, ...
Y poco a poco todos se fueron olvidando del mensaje de Dios.
En el castillo todos se cansaron de esperar su venida
y ya ni siquiera hablaban de Dios.
13. Sólo el centinela se mantenía despierto,
esperando ... siempre esperando, de día y de noche,
bajo el sol y bajo la lluvia.
Veía pasar peregrinos y caravanas,
pero ninguno de ellos era el cortejo de Dios.
14. ¿Por qué va a venir Dios? –llegó a pensar–.
y, aunque viniese, ¿iba a pasar por este castillo insignificante?
Pero la esperanza lo mantenía ilusionado
y seguía vigilando incansablemente el horizonte.
15. Pasaron los meses y los años.
El centinela se iba haciendo viejo, estaba cansado y sus ojos se apagaban.
Con frecuencia tenía que sentarse porque sus piernas ya no le sostenían.
16. Todos los habitantes de castillo, uno tras otro,
lo habían abandonado y habían emigrado a la ciudad.
El centinela se quedó completamente solo.
17. Un día, al levantarse, sintió que apenas se podía mover.
Se dio cuenta de que se hallaba próximo a la muerte
y una gran tristeza invadió su corazón.
"Me he pasado toda la vida esperando la venida de Dios
y voy a morir sin haberlo visto" –exclamó con amargura–.
19. Asombrado, el centinela se dio cuenta de que Dios estaba allí.
Y lleno de alegría le dijo:
"¡Ya estás aquí! ¡Te he esperado tanto!
Pero, ¿cuándo has venido que no te he visto llegar?"
20. "Siempre he estado cerca de ti –replicó Dios con dulzura–,
desde el día en que te pusiste a esperarme.
siempre he estado aquí, a tu lado, dentro de ti.
¡Has necesitado mucho tiempo para darte cuenta!"
21. "Este es mi secreto:
Yo estoy siempre con los que esperan,
y solo los que esperan pueden verme."
22. El centinela sintió una inmensa felicidad.
Y su mirada se perdió en el horizonte.