El documento habla sobre el culto a Dios con el cuerpo. Explica que el cuerpo pertenece a Dios y está destinado para el culto. Detalla que el cuerpo de los creyentes es miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo y propiedad de Dios. Además, señala que el culto con el cuerpo debe ser un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Finalmente, insta a los creyentes a presentar sus cuerpos en sacrificio a Dios y a glorificarlo con sus cuerpos.