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UNIVERSIDAD DE MORELIA
EL HUECO COMO CATEGORÍA SIMBÓLICA EN EL
ARTE PREHISPÁNICO.
QUÉ PARA OBTENER EL TÍTULO DE: MAESTRA EN HISTORIA DEL ARTE
Maria Teresa Acosta Carmenate
2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................... 4
I. CAPÍTULO. CATEGORÍAS SIMBÓLICAS
I.1. ¿Cómo se construye una categoría?....................................................................... 14
I.2. ¿Qué son las categorías simbólicas?...................................................................... 17
I.3 ¿Cómo se debe construir una categoría simbólica en Mesoamérica?..................... 19
I.4. ¿Qué es la estética?................................................................................................ 22
I.5. Estética prehispánica: la idea versus lo bello.............................................27
a) De la sonrisa de la Gioconda a la sonrisa de Tláloc ...............................35
b) Reflexiones sobre la autenticidad de la escultura “La Dualidad”...........37
II. CAPÍTULO. CONCEPTOS Y CATEGORÍAS EN EL ARTE
PREHISPÁNICO MEXICANO
II.1. Cosmogonía y Pensamiento ................................................................................. 42
II.2. Dualidad y Centralidad ........................................................................................ 46
II.3. Vida y Muerte ...................................................................................................... 56
II.4. Tiempo y Espacio................................................................................................. 59
II.5. Lo Palpable........................................................................................................... 73
a). Lo visible y lo invisible .........................................................................75
II.6. Lo Sublime y lo Terrible...................................................................................... 79
3
III. CAPÍTULO. ACERCAMIENTO AL HUECO
COMO CATEGORÍA SIMBÓLICA.
III.1. El Hueco como medio de explicación del mundo .....................................86
III.2. El Infinito y el eterno retorno....................................................................96
IV. CAPÍTULO. EL HUECO REPRESENTADO
EN EL ARTE PREHISPÁNICO
IV.1. Acercamiento descriptivo...................................................................................101
V. CONCLUSIONES .............................................................................. 128
REFERENCIAS............................................................................................................143
4
INTRODUCCIÓN
…en la creación no solo es importante lo que ve el artista,
sino cómo lo ve y desde que actitud espiritual.
Paul Westheim
Esta investigación se enfoca en la vitalidad del pensamiento prehispánico. Se intenta la
peripecia de no sólo agregar una categoría simbólica al arte precortesiano; que se ha
propuesto como El Hueco, sino también desenmarañar hilos o circunstancias distintas en
un universo que se conoce poco y se estudia acotadamente.
El acercamiento al arte mesoamericano en sus aspectos simbólicos ha sido uno de los
semblantes que más ha llamado la atención de especialistas en el tema, en este sentido es
pertinente señalar la presencia de Paul Westheim (Westheim, 1981) quien en el ensayo
“La creación artística en el México antiguo” hablaría sobre estas cuestiones. Cuando el
autor mencionado habla del mito, plantea asuntos relacionados con la percepción
sumamente desarrollada de los pueblos mesoamericanos, por ejemplo, se le puede leer:
“[…] aguda observación de la naturaleza… concepción de la misma que trata de
averiguar causa y efecto, como nuestras ciencias naturales, pero que no busca la causa
en lo físico, sino en lo metafísico.” (P.19). La visión de estas precisiones se observa en
el arte prehispánico a través de toda una evocación de símbolos, que además son la
interpretación del mito y a modo de espejo reflejarán el mito mismo.
Otra presencia fundamental es la de Justino Fernández (Fernández, 2009) quien ha
reiterado enfáticamente que hay que tratar de descubrir los valores estéticos que le son
propios al arte de Mesoamérica, entendamos con esto qué, y se cita textualmente: “Es un
arte simbólico por excelencia.” (P.4). Esta reflexión de Fernández ha permitido que la
comprensión de este arte sea más factible, el único modo de vislumbrar estas
manifestaciones artísticas es a través del conocimiento de sus símbolos. La
interpretación de ellos, es decir, de los símbolos, con el auxilio de los estudiosos del
5
tema, permite establecer la lógica narrativa de su relación indisoluble con la realidad
palpable y abstracta en la que están insertados.
Desde el punto de vista de los estudios realizados sobre el ser humano y su proceso
perceptivo, es posible determinar que todos podemos apreciar las cualidades de las
creaciones artísticas de la humanidad desde nuestro espacio sensorial. Esto conduce a
percibir la sensualidad y la estética del arte, por lo tanto, nos trasmite una experiencia de
conmoción ante la objetividad razonada de la creación, aunque esté en dependencia con
solo un aspecto de la obra de arte. Para poder compenetrarnos con una realidad no
percibida directamente, debemos establecer una comunicación con algo que siempre va
a tener toda manifestación artística y que es el simbolismo, y esto significa, nada más y
nada menos, algo que representa algo más.
El arte mesoamericano no está alejado de estas posibilidades simbólicas, todo lo
contrario, es el modo en el cual podemos determinar su comportamiento. Los
comportamientos simbólicos del arte prehispánico son tan diversos que se pudieran crear
sistemas de los modos en los que el símbolo aparece, siendo un mismo símbolo muchas
cosas a la vez, como el caso de la serpiente, cuando ésta es emplumada estaremos frente
a la presencia de Quetzalcóatl y cuando es de fuego nos enfrentamos al símbolo del
tiempo. Hay símbolos que no están, que no aparecen más que como un ser involucrado
con una racionalidad subjetiva, ese símbolo es y será uno que se comporte como
centralidad, un centro que permite girar el mundo cíclicamente.
La comprensión del tema que se plantea para esta tesis es: “El Hueco como categoría
simbólica en el arte prehispánico”. Al ser esta investigación original, no existe mucha
bibliografía al respecto. Por tanto, todo intento establecido durante el trayecto de este
trabajo presupone solamente acercamientos; a partir de autores que han establecido
ideas que ayudan a la comprensión de dos procederes estéticos distintos: el occidental y
el mesoamericano.
La pregunta que surgió desde el principio de la investigación es: ¿El Hueco es una
categoría simbólica mesoamericana palpable y sublime que se inserta entre la vida y la
muerte en posibilidad con el infinito? Para ir explicando la anterior sospecha se
plantearon objetivos que van desde uno general y cuatro particulares, el primero es:
Proponer la introducción de El Hueco como categoría simbólica mesoamericana
6
palpable y sublime; agregándolo a la dualidad entre la vida y la muerte dentro del arte
prehispánico, a través de algunos ejemplos, que sustentarán el objeto de tal categoría, o
sea, de lo que es literalmente un hueco y de lo que fue, metafóricamente, en tiempos
precortesianos.
Los objetivos particulares nos llevan en un primer momento a explicar los conceptos de
lo que se comprende como una categoría desde la visión de Adolfo Sánchez Vázquez y
Levi-Strauss. Las categorías son el modo en que el hombre jerarquiza elementos dentro
de un sistema, su comportamiento tiende a lo triangular, cada uno de los elementos que
se relacionen con esa categoría tendrán un orden sistémico, que harán el recorrido
nuevamente a la categoría principal, es el modo en el que sabemos que hay una
categorización adecuada, aclarando que es desde la visión occidental, este es el modo
que desde la obra “Invitación a la estética” de Sánchez Vázquez podemos denotar. Levi-
Strauss en su obra “Mitológicas” destroza, con sus aportes teóricos, la visión occidental
de lo que es una categoría. Este autor pone en entredicho la categorización jerárquica, su
planteamiento establece que la categorización del mundo es un asunto de índole
particular y no universal, es decir, no todas las culturas categorizan igual.
Dentro de esta investigación se establecerán nuevas visiones de cómo se percibe una
categoría en el arte mesoamericano. Por lo tanto, un objetivo más es proponer un modo
de categorizar simbólicamente para este arte desde las visiones de: Octavio Paz, Alfredo
López Austin, Justino Fernández, Leopoldo Castedo y Ernst Gombrich.
En el caso de Octavio Paz en “Privilegios de la vista II”, su acercamiento a la simbología
prehispánica es desde los atributos de la poesía; y refiere, desde el proceso histórico, el
cambio sustancial sobre la percepción estética de las obras de arte precortesianas.
Alfredo López Austin plantea una interesante teoría sobre la centralidad como elemento
primigenio insertado en el mito de la cueva en “Cuerpo humano e ideología”. Justino
Fernández se acerca al estudio de la estética prehispánica haciendo análisis de los
elementos simbólicos en su libro “Arte Mexicano”, es importante que se le reconozca el
uso de términos como perforaciones para asumir un comportamiento formal distintivo
de este arte. Leopoldo Castedo en “Arte precolombino y colonial de la América Latina”
habla de la reiteración o la repetición como un comportamiento constante que se puede
observar en el arte de Mesoamérica, ayudando a construir este hacer como simbólico.
7
Ernst Gombrich en su “Historia del Arte”, a partir del análisis de una escultura de
Tláloc, conduce a un camino seguro de encuentro con la simbología prehispánica
haciendo posible el análisis adecuado de otras piezas.
Uno de los objetivos también es exponer la categoría estética que Paul Westheim insertó
al arte prehispánico, “la vida y la muerte” establecida en “Ideas Fundamentales del arte
Prehispánico en México”. Westheim es un pionero en el estudio de la estética
prehispánica, a partir de un recorrido sustancial por todas las culturas mesoamericanas y
sus manifestaciones artísticas descubrió la indisoluble relación del pensamiento, la
cosmogonía y el arte, pudiendo construir, con absoluta objetividad; que todo lo creado
llevaba impregnado un universo de símbolos en relación con la vida y con la muerte.
Todo lo anterior permitirá aplicar la categoría simbólica del El Hueco al arte
prehispánico. Hay dos ejemplos que han sido seleccionados, uno dentro de la
arquitectura: La pirámide de los Nichos de la zona arqueológica de El Tajín, esta
pirámide tiene una profusión de orificios, a los que se les conoce como nichos, que
funcionan como formas simbólicas que explicarán el espacio y el tiempo. El otro
ejemplo sustantivo es una máscara, se ha seleccionado una perteneciente a la cultura del
Tlatilco porque sus universos formales refieren a dos rostros que claramente visualizan
la idea de la vida y la muerte, conteniendo en sí misma una oquedad, que será
fundamental para este recorrido investigativo.
Establecer asuntos desde una visión estética prehispánica nos socorre o abraza en un
modo de comprender un comportamiento simbólico que parte de la inmediata relación
con haceres y saberes estéticos, de ahí que podamos decir que la comprensión del mundo
sensible es el modo en el que el símbolo se representa y representa lo que es, lo que es
en cuanto a significado sensible de la realidad, una realidad cosmogónica. Para ello
debemos establecer las conexiones simbólicas que existen dentro del pensamiento
precortesiano cuando este explica el mundo objetivo a través de actos y productos
simbólicos.
El poder ancestral del simbolismo, permite viajar, más allá de las limitaciones que lo
contemporáneo nos ofrece, en cuanto a distancia temporal de las manifestaciones
artísticas mesoamericanas; hacia la penetración de la profundidad de la psique humana,
para acercarnos a las imágenes simbólicas del universo que acuna al México antiguo.
8
Las imágenes simbólicas han sido categorizadas fundamentalmente como: símbolos
sagrados, símbolos de identidad, sistemas simbólicos y símbolos alegóricos, pero esto no
significa que no existan símbolos que trasciendan estos límites transportándonos hacia
categorías más complejas de construcción dentro de algunas culturas humanas, en este
espacio de complejidad ubicaremos el símbolo a estudiar dentro de este trabajo.
La tesis tiene justificaciones asertivas ya que sumar esta categoría simbólica al arte
prehispánico en México ayuda a entender el complejo universo en su orden y esplendor
significativo. Es en definitiva un mundo en el que su estudio ha tenido más que
connotaciones estéticas una intención de ser explicado desde aspectos más bien
históricos, antropológicos y arqueológicos, donde aunque el arte este allí presente, pocos
se han sumado a comprender su pensamiento y su conexión filosófica enmarcándolo en
lo simbólico-estético. A partir de este trabajo se puede sumar nuevas posibilidades de
estudio a futuro, no es un tema cerrado, es una enorme posibilidad de observación
distintiva de la simbología prehispánica que alcanzarían, sin duda, aspectos tan
complejos como el de una forma novedosa de tratar la estética, o de establecer nuevos
procedimientos estéticos.
Algunos símbolos requieren de poca disquisición, incluso dentro del arte prehispánico.
Algunos de ellos ya están ante nosotros en un nivel instintivo. Es necesario establecer
que estos aparentes niveles superficiales pueden conducirnos hacia el lugar más
recóndito de éstos: una serpiente, un águila, por ejemplo, en el escudo nacional
mexicano, nos transporta a ideas de identidad ancestral, pero esto, aunque es verdad,
tampoco es todo lo que significa. Sigmund Freud y Carl Gustav Jung comunicaron al
mundo que la mente humana lleva arraigos de la comunicación y el pensamiento
simbólico desde su presencia en el planeta, y estos símbolos y su lenguaje trascienden el
espacio y el tiempo.
Todos estamos en capacidad de comprender los símbolos, aunque estos pertenezcan a
otras culturas. La capacidad del ser humano de codificar el mundo en un lenguaje
simbólico es una consideración universal. La construcción de esos símbolos-
pensamiento es una cualidad particular que debemos tener clara, porque el estudio de
ciertos comportamientos simbólicos no parte de la esencialidad del pensamiento
occidental sino de aquel que rompe con esas reglas universales establecidas. Desde lo
9
particular podemos establecer su real y absoluta comprensión. Esta investigación es de
corte teórico o documental y con un enfoque cualitativo, la misma se justifica en el
hecho de que será apoyada en el análisis de obras diversas dentro del arte precortesiano,
que permitirán que El Hueco sea categorizado simbólicamente dentro del mismo, así que
los alcances serán desde lo interpretativo primordialmente.
Como se comenta arriba debemos tener un acercamiento a la estética, primero desde sus
consideraciones definitorias y más adelante hacia los acercamientos al proceder estético
prehispánico, este es un camino fundamental para dilucidar un símbolo como El Hueco,
propuesta por demás, que aunque simbólica, rebasa los comportamientos de un simple
símbolo para convertirse en una elemento categórico que ayuda a darle significaciones
explicativas al mundo, porque no es un símbolo aislado, ni un símbolo sujeto, verbo o
predicado sino uno que funciona como un verdadero y contundente mediador.
Por lo tanto, esta investigación estaría enfocada en hacer una introducción a las
categorías, explicadas desde la visión del filósofo mexicano de origen español Adolfo
Sánchez Vázquez fundamentalmente, en el libro del anterior autor mencionado
“Invitación a la Estética” ayuda en un contundente recorrido histórico a comprender el
concepto de categoría. Al establecer lo que se entiende como categoría, podemos
construir, desde el tema definitorio de lo que es un símbolo y lo simbólico explicado por
Clare Gibson; un modo de explicar que es una categoría simbólica.
El engranaje explicativo de lo que consideraremos una categoría simbólica prehispánica
serán previstas en autores que han explicado el arte mesoamericano como Paul
Westheim que reafirma su teoría categorizando el arte de Mesoamérica en una dualidad
entre la vida y la muerte y Salvador Toscano que define al arte olmeca, como sublime y
terrible. Para sustentar las maneras en las que se debe categorizar simbólicamente en el
arte mesoamericano se hará un acercamiento a los planteamientos de Alfredo López
Austin y Enrique Florescano a partir de los estudios que ambos realizaron sobre la
cosmovisión precortesiana, además de la visión extraordinaria de Octavio Paz, que
asume con el uso de la poesía y su extensa conversación metafórica con el otro, una
profunda visión explicada del arte prehispánico.
Las teorías que usaré serán las del tratamiento que se ha hecho de la estética
prehispánica desde la visión de Justino Fernández y su estilo de análisis formales y
10
conceptuales de obras de arte mexicanas que se pueden apreciar en su libro “Arte
Mexicano”. La construcción de conceptos como lo palpable, acercamiento al tema del
infinito y los del mismo “Hueco” serán desarrollados para que su propuesta como
categoría simbólica sea una aportación significativa a partir de los anteriores autores
mencionados.
Para ello el índice define cinco capítulos. En el primero: Categorías Simbólicas, los
puntos ejes a tratar parten de la idea de cómo se construye una categoría. Para ello el
apoyo se establece en Gutiérrez Sáenz, quien a partir de su libro “Historia de las
doctrinas filosóficas” abre paso a la concepción de categorías por parte de Aristóteles.
Sánchez Vázquez apuntala en la comprensión del camino histórico de la Estética y la
construcción de categorías dentro de esta ciencia y como esta forma occidental permite
visualizarla. Kant permitirá entender a través del acercamiento a su teoría sobre los
juicios, que considerará universales, la pauta para contradecir el pensamiento estético
occidental frente al comportamiento de la estética prehispánica, que se plantea
particular, este singular ser particular precortesiano lo analizaremos mediante los decires
de: Octavio Paz, Justino Fernández, Levi-Strauss, Sánchez Vázquez, López Austin,
Castedo y Gombrich y a partir de esto se establece como debe construirse una categoría
simbólica mesoamericana.
En el capítulo dos: Conceptos y Categorías en el Arte Prehispánico Mexicano, se explica
la cosmogonía y el pensamiento prehispánico basándonos en López Austin, Octavio Paz
y Sánchez Vázquez, por lo tanto nos lleva al análisis de algunas categorías: la dualidad y
la centralidad, la vida y la muerte, el tiempo y el espacio, lo palpable y su relación con lo
visible y lo invisible, lo sublime y lo terrible. Lo anterior se sustenta con lo desarrollado
por Paul Westheim para llegar a las categorías mesoamericanas de la vida y la muerte.
Teo Ramírez, quien a partir de la obra de Merleau-Ponty establece principios del
comportamiento de la dualidad. Florescano ayuda a reflexionar sobre el tiempo y el
espacio. Cía Lamana apoyándose en Heidegger plantea saberes que ayudan a
comprender lo palpable que se redondea con lo que Wolff nos dice sobre la percepción.
Juan García Ponce hace un acercamiento a la obra de Gunther Gerzso y auxilia para
ejemplificar la idea de lo visible y lo invisible que Westheim, Castedo y Paz sustentarán
en este ejemplo lúdico.
11
Con respecto a lo sublime, Longino expone un concepto primigenio sobre aspectos de la
estética que lo hacen imposible de no ser mencionado en un recorrido histórico sobre
temas estéticos, este autor, de origen griego; es el pionero en describir la categoría de Lo
Sublime. Lo sublime es desarrollado por Edmund Burke como se puede entender en el
acercamiento cronológico que Sánchez Vázquez nos muestra en su libro “Invitación a la
estética”, donde él mismo explicará a que se refiere tal categoría. Todos ellos, incluido
Octavio Paz hacen referencia a la relación de lo sublime con lo terrible, todo esto nos
convoca a explicar las categorías estéticas de lo terrible y lo sublime de Salvador
Toscano dichas para el Arte Olmeca. Estas cercanías a conceptos que explican, desde
los universos emblemáticos, el arte de Mesoamérica, refieren con claridad el propio
desarrollo del vocabulario simbólico de los precortesianos, en ellos vamos a encontrar
una amplia gama de expresiones que pueden poseer el carácter de lo sagrado, de lo
identitario, de aspectos de colectividad, así como ideas abstractas, que como se
comprende, ya han sido teorizadas y que podemos utilizar para la construcción de esta
compleja categoría simbólica que es la propuesta de El Hueco.
Lo anterior nos llevará al capítulo tres: Acercamiento a El Hueco como categoría
simbólica. Se hará una aproximación a El Hueco como modo de explicar el mundo para
los precortesianos con la ayuda de Justino Fernández, Sergio Raúl Arroyo, López Austin
y Paul Gendrop. El doctor Arroyo, al darle explicación a las obras precortesianas, no
deja de señalar su definición primeramente simbólica, sin este acercamiento es
imposible su completa dilucidación. Gendrop insistió en reafirmar la presencia de la vida
y la muerte como ideas estéticas atravesadas en todas las manifestaciones
mesoamericanas, pero también fue enfático en la necesidad de observar los símbolos
como muestra de lo anterior. La idea de infinito será vista desde el doctor Castedo quien
ayudará en la reflexión.
Lo antepuesto nos asentirá la llegada al capítulo IV: “El Hueco representado en el arte
prehispánico”, en donde se analizarán dos ejemplos del arte precortesiano a partir de un
análisis conceptual de la máscara de Tlatilco y de la Pirámide del Tajín para establecer la
relación de El Hueco con las categorías planteadas en la hipótesis, donde nuevamente el
doctor Castedo mencionando a Wigberto Jiménez Moreno establece una teoría sobre la
diferenciación de las connotaciones formales dentro del arte prehispánico. En el análisis
12
de la máscara, Florescano, Arroyo y Gendrop apoyarán el análisis, y ante el estudio de la
pirámide de nueva cuenta el doctor Castedo. Florescano invita a la relación de lo
cosmogónico con la representación simbólica, partiendo de la idea prehispánica
relacionada con la gran boca de la tierra que devora todo lo que ve. En el caso de
Arroyo, al acercarse a la idea del cuerpo en Mesoamérica, nos brinda una gama de
ejemplos, que determinan figuras con interiores u oquedades, que tiene a bien explicar
su significado simbólico. Las opiniones de Gendrop sobre la máscara de Tlatilco, obra a
analizar dentro de este trabajo, son fundamentales para detalles de tipo formal y
conceptual.
El Hueco no se aleja de la posibilidad dual, todo lo contrario, sólo que pretende mucho
más, no permanece en un estado sublime únicamente, nos parece fundamental que fuera
de lo que consideramos permanente dentro del arte prehispánico se tome en cuenta un
aspecto y es que El Hueco puede ser palpado a niveles en que interviene la imaginación
y la necesidad de su existencia. El Hueco es tan palpable como sublime y esto lleva a la
consideración de que evoquemos a El Hueco en sí, como objetivo y subjetivo, pensado e
inconsciente, burdo y metafórico. Cada ejemplo nos atrapará en la premura de la mirada
como en la razón de su existencia, en ese perdurar constante se vuelve multifacético,
inacabable, por lo tanto, alcanza el infinito. Las culturas prehispánicas no sólo buscaban
el medio para tener a los dioses contentos, lo que fuera necesario para el orden en la
tierra, y que no es más que la búsqueda de la seguridad y de lo estable, también
aseguraban la tranquilidad después de la muerte.
El término puede parecer vulgar u ocioso, pero hemos nombrado a conceptos por su
nombre. Los huecos, aparecen con soltura en la necesidad lógica de existir. No es menos
cierto que la dificultad recae en la resolución del problema, pero también en la
diversidad de un México cubierto de arte. Desde lo ancestral no se muestra ligero, ni
tenue, mucho menos trivial. Nos amplía la posibilidad exquisita de llevar de la mano lo
que la categoría simbólica El Hueco consiente como material de estudio, como
posibilidad simbólica, como el vacío que no comprendemos porque se enmarca en la
irrealidad, en lo no posible. El Hueco es posible porque está, vive como un tatuaje
seductor capaz de hablar un idioma personal, propio y que pretendemos simbolizar en su
intensa relación con el infinito, el infinito humano y el infinito abstracto.
13
Esta investigación se enfocó al comportamiento estético prehispánico, atendiendo a su
diferencia con la estética occidental, y haciendo énfasis, en que no debe tratarse más que
desde su propia realidad mesoamericana, para poder analizar símbolos como el que este
trabajo sugiere. Esto nos conduce a las conclusiones, donde toda aproximación a esta
idea de nueva categoría simbólica dada como El Hueco es posible, y motivo de
investigaciones posteriores, que pudieran enfocarse hacia las funciones sociales que El
Hueco pudo cumplir, más allá de asuntos estéticos o simbólicos, incluso de El Hueco en
relación con aspectos de índole ideológico. El recorrido de esta investigación sugiere a
través de la cultura Wixarika un estudio a posteriori del comportamiento del fenómeno
de El Hueco en el universo contemporáneo dentro de lo que es el territorio mexicano.
Este Hueco actual mantiene significantes y significados rastreables desde las ideas
primarias que han atravesado el arte de Mesoamérica, como su comportamiento circular,
su centralidad y concentricidad. Lo que significa que esta tesis; con intenciones de
acercamiento hacia una nueva visión de comprender el arte prehispánico, desde lo que se
considera una categoría simbólica, no solo establece su universo dentro de la historia del
arte, sino que abre puertas de estudio desde y hacia otras disciplinas.
14
I. CAPÍTULO. CATEGORÍAS SIMBÓLICAS
I.1. ¿Cómo se construye una categoría?
La palabra categoría proviene del griego kathegoría que significa: declaración,
testimonio. La filosofía nos explica con claridad que son conceptos fundamentales que
reflejan las propiedades, facetas y relaciones más generales y esenciales de los
fenómenos de la realidad y de la cognición1
. Digamos que se han formado en el proceso
de desarrollo histórico del conocimiento sobre la base de la práctica social y le permiten
al hombre llegar a conocer profundamente el mundo que le rodea.
El proceso de la cognición de un objeto no es un simple acto mecánico mediante el cual
la realidad se refleja en la conciencia del hombre, sino un proceso complejo en virtud del
cual se pasa de los datos sensoriales a la abstracción, de lo singular a lo general. Y uno
de los rasgos más esenciales del pensamiento abstracto consiste en la formación de
conceptos, de categorías.
El principio básico a partir del cual se estructura el sistema de categorías es el de la
unidad entre lo histórico y lo lógico, el proceso de la cognición, que va del fenómeno a
la esencia, de lo exterior a lo interior, de lo abstracto a lo concreto, de lo simple a lo
complejo. Como expresión de los nexos esenciales de la realidad en su desarrollo, las
categorías han de ser tan móviles y flexibles como los fenómenos de que son reflejos.
Una categoría ocupa un lugar escalonado dentro de un determinado orden, en este caso
nos interesa el lugar que ocupa una categoría desde el punto de vista filosófico. Dentro
1
Esto nos lo explica Nicolas Abagnano en su “Historia de la Filosofía” (Tomo I) (P. 23)
15
de la filosofía, asi como hemos estado intentando explicar, las categorías, aunque son
elementos abstractos, aunque también se comprenden generales, permiten reconocer,
diferenciar y clasificar existencias. El comportamiento de la categoría es también
jerárquico porque clasifica esas existencias, entidades, formas del mundo.
Ahora, ¿Cómo podemos construir una categoría desde el pensamiento occidental?
Para lograr construirla debemos partir de las entidades muy semejantes y con rasgos
comunes, éstas serán las que nos conducirán a la formación de una categoría, a su vez,
varias categorías con características similares podrán formar una supracategoría.
En la elaboración de las categorías filosóficas, corresponde un gran mérito a
Aristóteles2
, fue el primero en insertar el concepto de categoría dentro de la filosofía,
algunas de las más importantes categorías que propuso fue las de substancia, cualidad y
relación, nos comenta Gutiérrez Sáenz (Gutierrez Saenz, 2001): “[…] el centro de la
filosofía aristotélica está en la substancia, verdadero ente real, que captamos entre
nosotros y que existe independientemente del conocimiento” (P.52). Aristóteles
concebía las categorías como géneros fundamentales del ser y estimaba en alto grado su
valor cognoscitivo.
Es importante que se explique que entendía por estas tres categorías, de forma general:
una substancia es aquello que es una base primaria, si esto es una categoría, en
referencia a lo primigenio, es por sí sola una clasificación jerárquica, a partir de ella el
mundo es o el mundo se clasifica, la cualidad se refiere a algo que tiene algo, dicho de
mejor manera, son propiedades de las cosas, y una de las categorías que más nos interesa
es la de relación, lo que se comprende como una interconexión de todos los fenómenos,
las cosas siempre son una relación de cosas, entendámoslo mejor:
SUBSTANCIA CUALIDAD
2
Los acercamiento a las categorías por parte de Aristóteles los podemos encontrar tanto en su libro “Sobre
las categorías” como en “La poética”.
DIOS UNIVERSO ROJO ALTO
16
RELACIÓN
Podemos recordar entonces, que los modos de enunciar lo que las cosas son en su
constitución diversa parte de Aristóteles, dándole a esas cosas: cantidades, cualidades,
posiciones, lugar, tiempo, etc. Aunque también podemos acercarnos a la comprensión
del término a partir de Hegel, según nos explica Sánchez Vázquez, que tuvo
consideraciones significativas sobre lo que categoría es, dándole un lugar de abreviatura
de los diversificados elementos de la realidad. Sin esa conformación categórica, sin esa
deflación a las cuestiones generales y esenciales, el ser humano no podría, no solo
comprender el mundo sino estar en él.
Nos comenta Sánchez Vázquez en relación a los decires de Hegel sobre este aspecto
(Sánchez Vázquez, 2007): “[…] las categorías son a la vez determinaciones subjetivas y
objetivas”. (P.145). Los aspectos subjetivos de estas determinaciones están dadas en un
modo de adjetivar el mundo desde los aspectos perceptivos estableciendo con esto los
asuntos desde el punto de vista en contraposición a la objetividad de las
representaciones. Los niveles subjetivos de las categorías fueron negados por filósofos
como Marx, según nos establece Sánchez Vázquez a través de las reflexiones del
filósofo alemán en el libro Sobre la literatura y el arte3
; porque las categorías no son
abstracciones que atraviesan lo real sino que expresan desde lo teórico, lo abstracto, el
movimiento histórico, concreto, real que describen. Más bien abstraen lo real definiendo
la realidad.
Lo que deberíamos considerar es que en todo proceso de conocimiento de la realidad
hay un paso por la percepción y ésta, de forma discriminatoria tomará, a cada individuo
3
Estos decires marxistas se pueden encontrar en su libro escrito junto a Federico Engels: Sobre la
literatura y el arte, existe una edición de 1965 de la Editorial Política de La Habana, Cuba. En este libro se
basa justamente Adolfo Sánchez Vázquez para reflexionar sobre las ideas estéticas de Marx y su
acercamiento al tema de las categorías, borrando todo asunto de tipo subjetivo.
DIOS CREACIÓN DEL MUNDO UNIVERSO PLANETAS, SISTEMAS, ESTRELLAS
ETC
17
en su proceso de interpretación de aquello que es el mundo objetivo, estas maneras
pueden considerarse desde aspectos culturales muy localizados, la construcción de
categorías no debería de ser una construcción de tipo universal solamente, puesto que en
algunas situaciones estas dependerán de quien las construye y para qué.
Es posible la unión de ambas reflexiones sobre estos asuntos, es decir, las categorías, en
dependencia del tamiz por el que pasen sus clasificaciones, tendrán el punto de vista
personal o de un determinado colectivo sobre lo que es realidad y tendrá su objetividad
en la presencia de aquello físico que se clasifica, pero no cataloga subjetivamente como
una actividad considerada única, sino como la necesidad que plantea Marx de construir
una abstracción de esa realidad que la defina, una categoría funciona como un nombre
propio. En todo proceso categórico interviene el sujeto, por lo que es imposible alejarlo
de su propia subjetividad para construir su objetividad.
La categorizaciones del mundo por parte de culturas no occidentales son en sí mismas
puntos de vista de la realidad y estos puntos de vista entrarán en contradicción con las
categorizaciones dentro del mundo occidental, por ello ponerle nombre de categoría a
un elemento de la realidad en culturas como las que este trabajo refiere, la cultura
mesoamericana, partirá de esa comprensión subjetiva de la realidad, para establecer su
realidad, su interpretación correcta de la categoría.
I.2. ¿Qué son las categorías simbólicas?
Lo extraño es, simultáneamente, maravilloso y horrible.
Octavio Paz
Debemos partir de la definición de simbolismo, la aclaración sustancial de éste lo
estableceremos a partir del diccionario de la Real Academia Española de la lengua,
estableciendo el término como: "Un sistema de símbolos con que se representan
creencias, conceptos o sucesos4
. El arte se comunica en gran medida a través del
simbolismo, y un símbolo es algo que representa algo más, de la misma manera la Real
Academia antes citada considera que un símbolo es: “Representación sensorialmente
4
http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tItkvAACjDXX2cteL9AO (última consulta el 14 de septiembre del
2014)
18
perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una
convención socialmente aceptada”5
. Aclarando con estas definiciones que no son las
únicas que se establecen para ambos conceptos, pero las expuestas son las que nos
permitirán la comprensión en el recorrido de este trabajo.
Entonces podemos acercarnos a la idea de que el simbolismo es el sistema de símbolos
que está representando a su vez sistemas complejos de interpretación de una realidad
plural y el símbolo está para explicarnos sintéticamente los rasgos fundamentales de esa
realidad percibida que todos comprenden, ese todo, no necesariamente es un todo
universal, los símbolos pueden estar en coordinación con un determinado colectivo. Un
símbolo puede ser localizado, particular que define, incluso una cultura, y que está
definido desde ella y para ella.
En la historia de la humanidad se puede percibir la constancia del ser humano a la
construcción de símbolos, esto está establecido en las teorías pedagógicas de Jean
Piaget6
, donde plantea que los seres humanos poseemos pensamiento simbólico desde
los 3 años, es decir que inconscientemente las formas o los objetos los convierte en
símbolos. Una de las preocupaciones fundamentales radicaba en la supervivencia
cotidiana, de ahí que se comprenda la presencia de escenas de cacería en el arte
prehistórico.
Otra de las inmensas angustias de la humanidad es el deseo de comprender y controlar
las fuerzas naturales, la manera en la que se establecieron estrategias de control fue a
través del camino de la representación de fenómenos, algunas veces de seres
divinizados, estos miedos primordiales tomaron la fuerza de la representación simbólica.
Ante la necesidad de la compresión del universo se observarán constantemente en el
recorrido de las representaciones simbólicas de la humanidad las distintas asociaciones
entre elementos celestes, fenómenos naturales, la vida en la tierra y seres divinos, estas
5
Ídem.
6
Jean William Fritz Piaget (1896-1980) epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, creador de la
epistemología genética, famoso por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría constructivista del
desarrollo de la inteligencia. En su libro “La formación del símbolo en el niño” (1946) establece la edad
en la que el ser humano comienza a tener lo que se conoce como pensamiento simbólico o dicho de otra
forma la interpretación del mundo a través de símbolos, en los cuales interviene también la palabra como
símbolo.
19
asociaciones constituyeron las diversas cosmologías, mitologías y panteones de las
multiculturas de este planeta.
El desarrollo de las sociedades va de la mano con el desarrollo de sus símbolos, y una de
las fórmulas frecuentes de este devenir histórico se establece en una cada vez más
socializada fusión entre el arte y el simbolismo, sirva aclarar que no existe el arte sin que
sostenga su relación con un pensamiento simbólico, pero el pensamiento simbólico no es
necesariamente arte, sin embargo, el arte y el simbolismo es una forma que permite
comunicar un tangible deseo de identidad colectiva.
Con lo anterior fueron percibiéndose sistemas simbólicos cada vez más complejos, como
los sistemas de escritura, las formas de comprender el tiempo, el tiempo que desde las
visiones más elementales siempre será un inexplicable entrometido que ha servido como
explicación de las cosas, de los fenómenos y de la misma y básica espiritualidad del
hombre, así que el tiempo es uno de los elementos del mundo externo que inapresable ha
sido planteado en comportamientos simbólicos.
Debemos entender que los símbolos no son siempre apresables, significa que un símbolo
se nos presenta complejo cuando sale de nuestra comprensión cotidiana, o cuando su
interpretación establece hilos que nos conducen a cuestiones que terminan también
siendo abstractas o cuando concentra en su representatividad una narrativa extensa y
explicativa del universo. Cuando su comportamiento es exegético de una realidad mucho
más amplia; entonces es cuando podemos interpretar que el símbolo alcanza los niveles
de categoría, que forma parte de un elemento fundamental, esencial y excepcionalmente
intermediario que sin él no podrá determinarse otros significados, es cuando el símbolo
se convierte en una excepción, sin él es imposible la lectura dentro del sistema
simbólico, a esto le llamaremos categoría simbólica.
I.3. ¿Cómo se debe construir una categoría simbólica en Mesoamérica?
Ahora bien, hay puntos sobre la manera en la que una categoría debe construirse que nos
interesan en el proceso de comprensión del mundo prehispánico, o mejor expresado, en
el proceso de construcción de una categoría simbólica dentro del mundo
mesoamericano. La interrelación de cosas que dan lugar a categorías que recaen en
20
determinaciones jerárquicas no es el comportamiento de las interrelaciones de cosas en
el mundo mesoamericano. Partamos de una significación del mundo y con eso
rebatiremos cualquier postura que se interponga en el camino de las categorizaciones
dentro del universo precortesiano, nada más cierto que las manifestaciones duales de un
mundo y otro, que por supuesto se explican con esmero en capítulos posteriores, para
entender cuál es la diferencia de ambos pensamientos. Claro está que si el pensamiento
occidental concibe el dualismo, que no es ni más ni menos que una fuerza de contrarios,
el modo en el que se categoriza es un modo que determinará lo jerárquico, se puede
ejemplificar así:
DIOS = LO BUENO, Y TODO LO QUE DE LO BUENO SE SEPA, VIENE DE DIOS, O
TODO LO QUE DE DIOS PROVENGA ES BUENO
DIABLO= LO MALO, Y TODO LO QUE DE LO MALO SE SEPA, VIENE DEL DIABLO, O
TODO LO QUE DEL DIABLO PROVENGA MALO ES.
El ejemplo anterior nos explica varias vicisitudes, por un lado la interrelación de las
cosas que hablan de una categoría jerárquica, no se comprenda mal, no son Dios ni el
Diablo categorías en sí, aunque su comportamiento sea jerárquico, Dios y el Diablo son
aquello que Aristóteles llamaría substancia, por su comportamiento esencial, tanto Dios
como el Diablo se convierten en terreno ejemplificador de cómo el mundo se debe
categorizar, son carne de cañón, si es que el vulgo nos ayuda a explicar los
comportamientos, digamos que, si pensamos en Picasso, no pensamos que el pintor
español sea una categoría, pero Picasso, al igual que Dios o que el Diablo son creadores,
forjadores, comunicadores de mundos públicos que nos conectan con las
categorizaciones de eso que necesitamos explicar, si Dios es bueno, lo bueno, es lo que
categoría es, si el Diablo es malo, lo malo es lo que categoría es.
Si Picasso creó nuevas formas de concebir el arte, Picasso revoluciona la idea de la
belleza porque pensaba que su arte no era bello ni buscaba lo bello, lo bello es lo que
categoría es, sin embargo, la forma en la que categorizamos desde occidente nos referirá
a lo bueno y lo malo, como formas en las que el mundo se explica, pero también como la
forma en la que el pensamiento occidental se manifiesta, o sea, contrarios
irreconciliables, si para algunos lo que Picasso hizo no fue bello sino feo, seguimos en la
21
irreconciliabilidad. Occidente piensa que si es una cosa no puede ser la otra, la categoría
de lo feo es contraria a lo bello. Para comprender el pensamiento mesoamericano y la
forma en la que se categoriza desde allí no necesitamos de lo anterior, más que para
comparar y argumentar.
El mundo mesoamericano sostiene el pensamiento de contrarios reconciliables,
abrazables; y este abrazo es estrecho, no porque no sea movible, todo lo contrario, sino
porque uno depende del otro en una cofradía eterna, si vivimos ahora y después de la
muerte, es lo mismo que si dijéramos que morimos ahora y después de la vida, para
poder equilibrar estos estados de constantes movimientos se necesita una centralidad que
no solo rote sino que permita funciones de pasadizo, esa centralidad en sí misma
adquirirá los niveles de categoría simbólica, para ello no se necesitan categorías
jerárquicas, entiéndase como una categoría superior a otra, sino que la interrelación se
da, no en forma triangular, sino que su comportamiento se establece lineal, esta
linealidad posee tres maneras: horizontalidad, verticalidad y circularidad, si
ejemplificamos con las categorías mesoamericanas de vida y muerte, se pensaría asi:
VIDA CENTRO MUERTE
CENTRO
Por lo tanto, si Occidente considera una categoría como una jerarquía, con base en que
su pensamiento es dualista contrariado, es inevitable pensar que esto no puede aplicarse
a la forma en la que se comporta el mundo mesoamericano que habla de un pensamiento
dualista cofrade. Este que es un ser de la dualidad, no tiene un arriba, como ya decíamos,
sino que una categoría bien puede ser central, y asi debe de ser, porque no hay modo de
explicar el pensamiento de Mesoamérica sin que este no refiera la dualidad, otro en otro,
VIDA
MUERTE
VIDA
MUERTE
MUERTE
VIDA
22
un ser dependiente de otro, un mundo rotativo, un camino adelante y atrás, las categorías
mesoamericanas no pueden construirse desde el aspecto occidental de categoría reinante,
no es monárquico el mundo prehispánico, es un universo equilibrado, donde todo
depende de todo para que el tiempo del ir y venir siempre regrese al tiempo donde todo
es perfección.
Las categorías mesoamericanas son laterales y centrales que pueden moverse hacia
arriba y hacia abajo. Justino Fernández (Fernández, Arte Mexicano, 2009) plantea en
relación con la descripción del ser humano precortesiano que: “[…] fueron hombres con
ideas, ideales y creencias religiosas, con hábitos y técnicas diferentes de los nuestros.
Ellos expresaron en sus culturas sus maneras de vivir, de humanizar su mundo, y crearon
sus obras de arte que son expresión de su conciencia, de su vida, de su visión del mundo,
físico, humano, divino […]” (P.3). La movilidad de las categorías mesoamericanas
permite establecer su diferencia en la categorización del mundo y todos aquellos
elementos que utilice para representar esa movilidad tendrán un carácter simbólico,
alcanzando una clasificación tan determinante como el de categoría simbólica, porque
ese elemento movible o de transportación permitirá comprender un universo más
complejo.
I.4. ¿Qué es la estética?
La estética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la manera cómo el
razonamiento del ser humano interpreta los estímulos sensoriales que recibe del mundo
que le rodea. Sí la lógica estudia el conocimiento racional, la estética es la ciencia que
estudia el conocimiento sensible que adquirimos a través de los sentidos. Entre los
diversos objetos de estudio de la estética figuran la belleza o los juicios de gusto, así
como las distintas maneras de interpretarlos por parte del ser humano. Por tanto, la
estética está íntimamente ligada al arte y al estudio de la historia del arte, analizando los
diversos estilos y periodos artísticos conforme a los diversos componentes estéticos que
en ellos se encuentran. A menudo se suele denominar la estética como una filosofía del
arte.
La noción más elemental de lo que llamamos Estética, se remite, según Sánchez
Vázquez al alemán Alexander Baumgarten quien hacia mediados del siglo XVIII
23
“…construye la primera teoría estética sistemática a la que da, también por primera vez
el nombre de Estética (del griego aisthesis, que significa literalmente “sensación”,
“percepción sensible” …” (Sánchez Vázquez; 1992, p.26). Alexander Baumgarten trata
este tema novedoso para la época en su obra Reflexiones filosóficas acerca de la poesía
(1735), y más tarde en su Aesthetica (1750).
Cabe señalar que es posible transportar el concepto, en cuanto a los estudios sobre el
tema, a los filósofos de la Grecia clásica. Los antiguos griegos tenían un vocablo
equiparable al actual concepto de estética, que era Filocalía que significa Amor a la
belleza7
. Digamos entonces que en Grecia nació la estética como concepto, mientras que
con Baumgarten se convirtió en una ciencia filosófica.
En la Época Moderna, Kant desarrolló la teoría idealista de las categorías. Las
categorías, según él, son formas demostrativas de la contemplación y del entendimiento.
En Kant es posible detenerse porque contrapone la crítica de la razón pura, que para él es
la que analiza las condiciones del conocimiento teórico, así como la crítica de la razón
práctica que se establece como la de la conducta de la moral. Ante esto nos interesa lo
que contrapone como la crítica del juicio donde precisamente analiza las condiciones de
la vida sentimental, y este sentimiento que deviene de esta crítica del juicio de dominio
no intelectual y si uno de tipo reflexivo. Si bien la naturaleza y la vida moral en conjunto
no son el resultado de un juicio objetivo si pueden ser el resultado de una reflexión sobre
los objetos naturales, estos objetos naturales que solamente pueden ser condicionados
por las categorías del entendimiento.
Se entiende de la siguiente manera, el juicio del sentimiento no determina como el del
entendimiento la constitución de los objetos fenoménicos, estos objetos que ya están
constituidos solo pueden ser reflexionados para descubrir su conformidad con las
necesidades de la vida moral, el juicio del entendimiento es determinante y el del
sentimiento reflexivo.
OBJETOS YA CONSTITUIDOS = JUICIO DEL ENTENDIMIENTO =
DETERMINACIÓN DE LOS OBJETOS
7
Esta información es posible de encontrarse en “Historia de la Filosofía” (Tomo II) de Nicolas Abagnano
(P. 23)
24
OBJETOS YA CONSTITUIDOS = JUICIO DEL SENTIMIENTO = REFLEXIÓN
SOBRE LOS OBJETOS
Se puede entender el objeto, lo que inmediatamente lo determina. Puede ese objeto
provocarnos sentimientos diversos, lo que nos lleva a la reflexión del objeto en cuestión.
La conformidad de esto es lo que Kant llama un juicio estético, es decir, sin que medie
un concepto aún. Sí hubiese un concepto en sí mismo de relación con un fin este juicio
sería teleológico. Los juicios no pueden ser emitidos más que por el ser humano y el ser
humano es en sí mismo un ser de fines y un ser finito. Es probable que aunque los
objetos producidos por el hombre tengan su misma constitución de finalidad, pero no
solo como objetivo o meta, sino como final, estos hayan sido muchas veces conformados
en la necesidad de infinitud lo que en sí mismo sería un fin.
El juicio estético que es el que interesa en este punto es, como se comprende, un juicio
de tipo subjetivo, sin embargo para Kant no es posible hacer un juicio reflexivo sin que
exista la posibilidad dual de un juicio estético y uno teleológico, o sea, uno subjetivo y
otro objetivo, este juicio reflexivo que contiene los principios del sentimiento, que
incluso pueden ser tanto de gusto o disgusto no tiene un valor cognoscitivo, no tiene
relación con la razón y sus principios, porque este juicio estético solo le concierne a la
belleza natural, dice Kant que la belleza artística está en comunión con la natural según
nos expresa en su libro Crítica del Juicio, por lo tanto un arte es bello mientras tenga la
apariencia de la naturaleza, el ser humano es capaz de discernir cuando es arte y cuando
es naturaleza, pero debe el arte aparecer como si naturaleza fuese o un producto de ella.
Para juzgar la belleza de los objetos es necesario el gusto, pero para la producción de
estos objetos se necesita al genio, ni más ni menos y esta unión no es más que la
imaginación y el entendimiento. El entendimiento es un principio del gusto: éste
disciplina la emancipación sin rienda de la imaginación, y es entonces la imaginación la
que permite la riqueza y la espiritualidad de la producción artística. La obra artística
requiere entonces, imaginación, entendimiento, espíritu y gusto. Como también se
necesita, desde Kant una distinción de lo que es el juicio del gusto y la actitud estética
fundamentado en cuatro categorías, con ellas se puede resumir la relación con la
naturaleza de lo bello:
25
Cualidad: el gusto es la facultad de juzgar un objeto o una postura dada por la
satisfacción o el desagrado desinteresado ante una forma. Se llama bello al objeto de este
deleite. Volvemos a hallar aquí el criterio del desinterés de la actitud estética.
Cantidad: es bello todo aquello que gusta universalmente, sin necesidad del concepto.
Aquí está la actitud del conocimiento, lo universalizable de hecho hasta el límite de su
posible amplificación.
Finalidad (la relación): la belleza es la forma de la finalidad de un objeto en tanto es
percibida sin la representación de un fin. Es el formalismo y la apariencia, el esquema,
no una meta cierta, es una orden sin más: es la maravilla inútil.
Modalidad: es bello lo que es reconocido sin concepto como objeto de una satisfacción
necesaria. Aquí tenemos no solo lo universalizable de hecho, sino de derecho, es decir,
lo necesario: lo normativo y apodíctico8
.
En fin que la dialéctica del juicio estético se nos presenta en contradicción. Por un lado
se entiende que el juicio del gusto no se funda en conceptos, porque es imposible su
demostración, pero por otro lado debe fundarse en conceptos, sino como lo aprueban los
demás. Esto es factible de resolverse, ya que, si el juicio del gusto no se funda en
conceptos y por tanto no es un juicio del conocimiento, se establece en la misma
facultad del juicio, propia del ser humano. Esta facultad crea en sí misma el acuerdo de
las representaciones sensibles, entiéndase una idealidad del fin que se revela en la
belleza, en donde se encuentran los objetos de los sentidos, veámoslo más claro.
8
En la lógica aristotélica, una expresión es apodíctica si se refiere a una propuesta demostrable, que es
necesaria, cierta o válida, o por el contrario, falsa o inválida. Se opone a dialéctico, de la misma forma que
una prueba científica difiere de algo probable o razonable. Immanuel Kant diferencia apodíctico de
problemático y de asertivo en su Crítica de la razón pura, diciendo:
La modalidad de los juicios es una función muy especial de los mismos que se caracteriza por no
contribuir en nada al contenido del juicio (pues fuera de la cantidad, cualidad y relación, nada queda ya
que constituya el contenido del juicio), y referirse tan sólo al valor de la cópula, en relación con el pensar
en general. Problemáticos son aquellos juicios en los cuales el afirmar o negar se admite sólo como
posible (voluntario). Asertóricos, cuando es considerado como real (verdadero). Apodícticos son aquellos
en los cuales se advierte como necesario.
La expresión apodíctico se aplica también a un estilo de argumentación en el que la persona presenta un
razonamiento como verdad categórica, sea o no necesario hacerlo.
26
SER HUMANO = SENSIBILIDAD Y ENTENDIMIENTO = VALOR DEL JUICIO
DEL GUSTO = UNIVERSALIDAD (AUN CUANDO NO SE FUNDA EN
CONCEPTOS)
Y esto nos interesa de Kant. Aunque su pensamiento se encuentre situado y sitiado en el
mundo occidental, nos evoca la posibilidad de categorizar el mediante el juicio estético,
donde hay una intervención del sentimiento, del entendimiento y que común a un gusto,
no se necesita un concepto para ello: se necesita sentir y comprender el fenómeno. El
objeto entonces podemos colocarlo en su finalidad y en su infinitud, las razones por las
cuales llegamos a este punto es porque todo objeto, toda forma, todo elemento etc. que
la naturaleza o el ser humano ha creado tienen un fin, un objetivo, que reflexionado y
entendido nos podrán llevar al juicio puesto en ese objetivo, el objeto puede poseer la
fuerza abstracta del sentimiento, categorizado en el objeto.
Las categorías estéticas son determinaciones generales y esenciales del universo real que
llamamos estético, esto lo entendemos a partir de las reflexiones hechas por Sánchez
Vázquez en Invitación a la Estética, justo en el capítulo sobre La categoría general de
lo estético (P. 145-146). De esta parte también se determina que la categoría estética
general, es aquella que permite uniformar cierta realidad específica, o de cierto
comportamiento del hombre con ella, y que permite captar a su vez lo que hay de común
entre diferentes categorías estéticas particulares, esto es justamente la categoría de lo
estético.
Por tanto, la estética es una forma de razonamiento, que el humano interpreta a partir de
los estímulos sensoriales que recibe del mundo externo, aquel por el que está rodeado, y
las categorías son la forma en la que el humano clasifica ese estímulo, a partir de su
propio contexto, de su innato momento histórico y de la lógica en la que el sentir se
vincula con esa realidad en la que está insertado y que lo sorprende, la categoría explica
la afectación estética, así que es un claro proceso cognoscitivo.
27
ESTÉTICA=ESTIMULOS SENSORIALES---MUNDO EXTERNO
CATEGORÍAS=CLASIFICACIÓN DE ESE ESTÍMULO=EXPLICACIÓN DE
LA AFECTACIÓN ESTÉTICA—CONTEXTO, MOMENTO HISTÓRICO,
LÓGICA
PROCESO COGNOSCITIVO
El principio histórico ayuda a situar los fenómenos estéticos y artísticos en el tiempo,
tanto en relación con lo que los precede como con su propio momento o tiempo,
teniendo en cuenta que los lenguajes artísticos van cambiando, esto no se debe perder de
vista. Se comprende entonces que sin esa diversidad de aspectos de la realidad el hombre
no podría afirmarse en el mundo, digamos que es una combinación del espíritu y la
realidad que viéndose en su hondura se comprende lo subjetivo y lo objetivo, cuestiones
que al final de cuentas competen al ser humano y su relación con la comprensión del
mundo. Si lo vemos así entendemos que el hombre del mundo precortesiano no hizo más
que lo mismo, se reafirmó en esta dualidad e intentó comprender el universo desde estas
dos posturas, tal como lo podemos interpretar ahora.
I.5. Estética prehispánica: la idea versus lo bello
Entre sus ideas se encontraba la de otro mundo y sus dioses, no la de otra civilización y
sus hombres
Octavio Paz
Las razones por las cuales no debemos partir de la estética occidental para comprender
el arte prehispánico, son tan simples como complejas. Las reflexiones estéticas durante
largos siglos han girado en torno a lo bello y la misma categoría en sí, en vinculación
con otras: como lo feo, lo bueno, lo útil y así sucesivamente. Ante esta no resuelta
problemática nos queremos enfrentar desde nuestra visión americana, en un sentido
local, porque en definitiva también somos un concepto sui generis.
28
La situación histórica de las distintas ilustraciones de cambios de sensibilidad durante
largos siglos, determinadas por los cambios también de categorías y reflexiones estéticas
reafirmarían porque una realidad no puede ser categorizada de la misma manera que
otra, es decir la posibilidad de comprender un fenómeno estético está determinado no
solo por la cuestión histórica sino también por situaciones de tipo cultural. Podemos en
palabras de Octavio Paz (Paz O. T., 2009). Explicar la situación que vivió la Coatlicue
en sus enterramientos y desenterramientos: “La carrera de la Coatlicue- de diosa a
demonio, de demonio a monstruo y de monstruo a obra maestra […] reflejan la
progresiva secularización que distingue a la modernidad. Entre el sacerdote azteca que la
veneraba como diosa y el fraile español que la veía como una manifestación demoniaca”
(P.22)
Si bien categorizar empeña lo real y lo espiritual, es viable imaginar lo posible ante la
realidad prehispánica, que viaja dentro de estas posibilidades, determinadas en asuntos
generales y esenciales. Las relaciones del hombre prehispánico con el mundo tienen las
características de lo práctico-productivo y de lo práctico-utilitario-sagrado y esto
definitivamente tiene una relación que se sabe simbólica y que además es inevitable en
cuanto a lo perceptivo de su universo terrenal y celeste. El conocimiento del mundo no
siempre tuvo la connotación de ciencia que ahora percibimos, para el hombre
prehispánico este conocer era en función de lo místico- religioso.
¿Qué significa? Que no había una concepción estética de esa realidad, por lo tanto, sin
negar la posibilidad estética, de ese reconocimiento de ella: los objetos producidos son el
entendimiento, la respuesta y hasta la misma pregunta a lo que no era más que un
pensamiento provocado en dudas que se manifestaba de manera simbólica. Para
nosotros, sin embargo, ante estos magníficos objetos, nuestra experiencia va conectada a
la delirante experiencia estética. Y esto nos convoca a percibir cuestiones que aunque
van de la mano con la casualidad, resumen una forma de evocar distinta a occidente.
Digamos que:
29
EL MUNDO PARA EL HOMBRE PREHISPÁNICO
VISIBLE E INVISIBLE
ESTO CAUSA UN ESTÍMULO A NIVEL DE LOS SENTIDOS
COMO SE CATEGORIZA ESE MUNDO PREHISPÁNICO
VIDA Y MUERTE
ENTRE ELLAS HAY UN VACÍO QUE LLENAR, UN CENTRO DE EQUILIBRIO
TAMBIEN NECESARIO DE CATEGORIZAR
Enfrentarnos ante la común y a la vez distante manera en la que concebimos el mundo,
ese mundo que se presenta simbólico nos destroza ante cosas ya aprendidas, y digo esto
en función de la perspectiva de las entidades que se ostentan como occidentales en
nuestro razonamiento. Podemos hablar de rasgos comunes en la experiencia estética y
establecer un marco amplio del criterio estético y de las categorías en que éste se aplica,
pero también hay que enfrentarse a la idea de realidad, que aunque seamos a través de
ella, tal cual la vemos, también es cierto que la realidad se muestra como algo que está
más allá de lo que alcanzamos a ver, en este punto Paz (Paz O. T., 2009) reafirma que:“
Lo que llamamos obra de arte - designación equivoca - sobre todo aplicada a las obras
de las civilizaciones antiguas- no es tal vez sino una configuración de signos” como
menciona en su libro Los privilegios de la vista (P.22).
En este punto tenemos que detenernos sobre lo que ya Justino Fernández había esbozado
con respecto a este tema y que debemos anteponer, si bien la belleza, esta categoría
estética de purezas occidentales ha regido no solamente en las opiniones sobre lo que
arte es y lo que arte debe ser sino como conducta predispuesta en la psique humana de
30
que arte es bello en cuanto no contradiga los principios esquemáticos de su hechura
simétrica, proporcionada, imitativa, perspectivesca, areática, equilibrada etc. Este arte
que en relación con la belleza se determina “puro” no es posible que contenga al arte
prehispánico en su concepción estética puesto que el arte mexicano no cumple con esta
parálisis del tiempo en un tiempo que se puede llamar el de la incólume belleza, sino
como dice Fernández (Fernández, Estética del Arte Mexicano, 1990): “sobre las bellezas
impuras, históricas y particulares del arte mexicano” (P.7).
Esta parte, que además coincide con lo que se pretende contradice el concepto de
universalidad que anteriormente explicábamos de Kant, aquí el juicio estético sobre el
gusto no puede ser un acuerdo infinito que establezca un pacto, una actitud total ante el
arte y su estética, sino que como bien dice Fernández (Fernández, Estética del Arte
Mexicano, 1990): “ […] la belleza […] ni es autónoma, ni intemporal, ni única, sino
plural y dependiente de sujetos de un tiempo y lugar […] las bellezas, que no la belleza,
son históricas, pertenecientes también a tiempos, lugares e intereses varios. La belleza es
impura, puesto que es histórica” (P.7). Claramente se establece que no puede existir una
idea cerrada sobre que la belleza es una sola, así como Kant dice o se ha quedado a vivir
en la mente y los conceptos que se mueren de universales, tendríamos que hablar de las
bellezas, porque esta varía en un tiempo o podemos también decir que hay tiempos para
las bellezas.
La belleza entonces es subjetiva y esto contradice su universalidad, es imposible que
esta belleza establecida como de reconocimiento de todos sea en sí misma un juicio
ecuménico y desde el sentido de particularidad en su connotación de otra belleza, en otro
núcleo es donde ponemos la vista, la percepción, nuestro ser, conocer y sentimiento
hacia el arte prehispánico y su comportamiento estético distintivo. A partir de esto es
posible atreverse a plantear; aunque las categorías estéticas hayan surgido en occidente y
estas asuman adjetivos como sustantivos para la categorización del mundo, el arte
prehispánico siendo una estética de otra belleza, esta particularidad, puede también
proponer categorías que solo puedan ser sustantivos que siempre estarán en relación con
algo más que no es un adjetivo. Esa sustantividad se puede convertir en un símbolo, y
de hecho se puede entender que ésta ha sido la tendencia, lo explico mejor:
31
TENDENCIAS DE LAS CATEGORÍAS ESTÉTICAS OCCIDENTALES: LO BELLO,
LO SUBLIME, LO TERRIBLE, LO FEO ETC ----- ADJETIVOS CONVERTIDOS EN
SUSTANTIVOS O SUSTANCIA QUE PUEDE SER ADJETIVIZADA EJ.
LA GIOCONDA ES PROPORCIONADA, LA GIOCONDA REFLEJA LO BELLO
(ADJETIVO CONVERTIDO EN SUSTANTIVO)
LO BELLO ES PROPORCIONADO, LA GIOCONDA ES BELLA (SUSTANCIA
ADJETIVIZADA)
TENDENCIAS DE LAS CATEGORÍAS ESTÉTICAS PREHISPÁNICAS: LA VIDA Y
LA MUERTE, LA TIERRA Y EL CIELO ---- SUSTANTIVOS EN RELACIÓN CON
ALGO MÁS QUE NO ES UN ADJETIVO. EJEMPLO.
LA VIDA Y LA MUERTE ---- NO SON BONITA Y FEA SINO QUE SE OBSERVA EN,
PONEMOS EJEMPLOS: SACRIFICIOS HUMANOS, ARTE. ETCÉTERA
Y nada de lo anterior contradice a la estética, como bien dice Fernández (Fernández,
Estética del Arte Mexicano, 1990): “La estética no puede ser de lo general sino de lo
particular, de aquello que nos atrae, emociona y revela unos sentidos de la realidad que
nos interesan fundamentalmente […]” (P.18). Lo que ha sucedido también es que esas
artes, que no son las occidentales, fueron descubiertas con la marca indeleble del arte
abstracto, elevadas en sus cualidades formales, pero han sido desterradas de su
verdadera realidad, fueron sustraídas de sus consideraciones cosmogónicas, históricas,
de un pensamiento. Lo debe ser visto, como establece Justino Fernández, desde lo
histórico-artístico porque autentica su verdad, es la verdad que los asienta, los reconoce,
los comprende, no han surgido con base en principios occidentales sino bajo otros
fondos religiosos, mágicos y trascedentes en cuanto a su conformación sagrada.
Si continuamos en esta reflexión necesaria, ponemos ante nuestros ojos la categoría de
relación que establece Aristóteles, hay un concepto aquí que es importante rescatar que
es el de interconexión entre todos los fenómenos. Sí logramos entender un elemento de
interconexión dentro del arte prehispánico, este explicará por sí mismo la categoría de
32
relación, pero no como esencia de un pensamiento occidental, sino según Levi Strauss9
,
en la introducción de su libro “Mitológicas” (lo crudo y lo cocido): “ […] mostrar de
qué modo categorías empíricas, tales como las de crudo y cocido, fresco y podrido,
mojado y quemado, etc., definibles con precisión por la pura observación etnográfica y
adoptando en cada ocasión el punto de vista de una cultura particular, pueden sin
embargo servir de herramientas conceptuales para desprender nociones abstractas y
encadenarlas en proposiciones” (P.16). Lo que Strauss aporta a esta reflexión
fundamental es que todos los seres humanos, absolutamente todos categorizamos el
mundo, lo importante es descifrar, saber, comprender que no lo categorizamos igual. Lo
que sería la relación como categoría para el pensamiento occidental será un elemento
reflejado en la palpabilidad visible y reconocible en el comportamiento del arte
mesoamericano.
Cada parte realizada, cada hecho razonado e imaginado se convertía en un objeto
concreto que no pierde su aspecto sensible, la singularidad de ellos se vuelve por tanto
estética en enlace con la percepción de los mismos. En cuanto a la comprensión del
fenómeno estético en el arte prehispánico, no podemos perder de vista la relación
significativa del sujeto con el objeto, esto se da en la medida que existe en cuanto a
satisfacción, y esta resolvía adecuadamente sus necesidades profundamente humanas,
reflejadas en símbolos.
Los objetos artísticos, las formas realizadas, las formas interpretadas, las metáforas en
cada línea, círculo, área o trazo, parten de la expresión misma de una distancia con el
misterio, pero que lograba en realidad una concreta comunicación. El arte para el
hombre prehispánico fue un vehículo necesario, complicado ante nosotros, pero
necesario para comprender que el arte en realidad, en su concepción estética, plantea su
negación de lo inútil. Enriqueció el arte al hombre del México antiguo, el mensaje les
fue alentador y produjo un cargado simbolismo que representa a lo más sublime del
florecimiento humano.
9
Revista de la Universidad Nacional de Colombia. (30 de 6 de 2013). Obtenido de Revista de la
Universidad Nacional de Colombia:
http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/revistaun/article/view/12094/12708
33
Sánchez Vázquez (Sánchez Vázquez, 2007) se refiere a que: “[…] las categorías
estéticas son históricas. No pueden ser separadas de la historia de la realidad de la que
son su expresión teórica, abstracta, ni tampoco de su propia historia: historia de los
ideales estéticos y de las realizaciones artísticas de esos ideales, y todo ello como parte
indisoluble de la historia real de la sociedad” (p.146). Cierto es, como decíamos con
anterioridad, que el hombre prehispánico partió de sus propios sentidos perceptivos y
razonados en sus realizaciones, no dejó de participar en un proceso que devino y que le
fue simplemente heredado, la conciencia de la herencia era un aspecto más en concreto
vinculado con el amor y la lealtad al conocimiento y a la perdurabilidad de aprendizajes
terrenos, mundanos y cosmológicos en general. Partir de esto permite categorizar en un
camino que no se supone fácil, pero tampoco imposible para el arte prehispánico, lleno
de singularidades y conceptos propios.
La estética no solo está enfocada en las vivencias producidas en el hombre, sino también
en su actividad creadora. En el caso del arte prehispánico lo podemos observar en la
fabricación de objetos de uso diario, que podemos explicar en el sentido mismo de la
creación artística con el empleo frecuente de la estilización, que subraya ciertos rasgos y
anula todo lo demás que no le es característico, y lo traduce en una forma sensible y
palpable, así también su preocupación por la decoración del medio que lo rodea, si de
manera esencial nos ubicamos ante piezas que nos parecen fantásticas y poco naturales,
rasgo que nos acosa y acusa occidente, estos rasgos, en sí mismos, también nos
ahuyentan toda sospecha de utilizar la estética y sus famosas categorizaciones
occidentalizadas para introducirnos en el entendimiento del arte mesoamericano,
sencillamente, porque la razón reside en las ideas que se proponían transmitir, López
Austin (Arroyo, abril del 2004) se refiere en este sentido a: “ el pensamiento ajeno ya no
puede sernos indiferentes: con él nos descubrimos un rostro novedoso; lo ajeno no nos
muestra insertos en la complejidad de lo diverso” ( P.20).
El proceso en el que están inmersos los productos artísticos, no aspiran alcanzar la
terminología de lo acabado, de lo facturado impecablemente, sino que lo que importa,
durante y luego, es el uso, la utilidad en diversas índoles, no se busca embellecer, se
busca conversar con lo otro, que es igual, que es naturaleza, que es cosmos, que es lo
34
inatrapable con lo sagrado. Es difícil categorizar el arte prehispánico, partiendo de que,
a nuestros ojos, palabras como estética, categorías, símbolos, incluso la misma palabra
Arte, no eran de evocación, ni de reflexión, ni de ubicación lógica en el contexto
mesoamericano, sin embargo, podemos concebir la estética allí, las categorías estéticas y
lo símbolos en su mundo, si denotamos que no son espejo de lo mismo que Occidente,
sino espejo de una realidad regional, digamos que su universo social e histórico, pero
encima de todo, y es algo que aquí nos ocupa para fascinarnos, el pensamiento y la
cosmogonía, que permiten la existencia de elementos de cierta recurrencia en los
objetos que explican el mundo, que se subsanan en ellos, que aparecen como realidades
de lo irreal.
La búsqueda de la belleza no es ni siquiera una idea ubicable, porque lo bello, ante el
mundo de occidente, es un contrario contundente de lo feo. Lo bello, entre muchas
cosas es simétrico, es útil, es proporcional, por ende, lo feo es todo lo contrario.
Aspectos como lo simétrico y lo proporcional, serían categorías de elevación jerárquica
en su concepción de la belleza que se retoman perfeccionándose en épocas del
Renacimiento, por ende, lo feo es todo lo contrario, lo feo es lo malo, los malos en las
tragedias griegas eran los feos. Lo feo en El Renacimiento jamás cabe en el mundo de la
creación artística, pero parafraseando a Sánchez Vázquez, lo feo es también una
consideración estética, porque se sale de lo cotidiano, lo feo es una afectación
emocional, es una consideración del mundo.
Si lo vemos así de simple, el arte prehispánico para los ojos de Occidente y sus
estudiosos de la estética, así como el pensamiento que rige en una totalidad a sus
individuos, no debe ser tratado como estético, ni desde la estética, porque no contiene
los rasgos necesarios que lo compongan de lo bello, entendiendo que de lo bello se
ocupa la estética occidental, incluso, cuando ha negado su esencia, en este punto un
ejemplo es el arte de las vanguardias, en donde lo bello no es ineludible al arte. Y
aunque esto al parecer no permite comprender la categoría simbólica debemos sospechar
que la diferencia hará que lo que sería un símbolo para Occidente no lo sería jamás para
los precortesianos y viceversa.
35
Leopoldo Castedo (Castedo, 1972) nos da más razones: “la libertad de expresión
individual, en el concepto desarrollado por la Europa del Renacimiento, no tiene
vigencia ni sentido alguno en este hombre que estaba, además, encadenado totalmente a
su mundo” (P. 20). Por lo tanto, sus categorizaciones del cosmos, estéticos y simbólicos,
no siempre se podrán ver separados, pero tampoco podemos observarlos desde las
perspectivas occidentales del análisis de estos aspectos, ya que están enmarcados por
otras realidades, cito por eso a Justino Fernández (Fernández, Estética del Arte
Mexicano, 1990): “Al arte indígena antiguo ha de vérsele como expresión histórica y
artística tan válida como cualquier otra y ha de procurarse descubrir sus propios valores
estéticos, su original belleza, diferente de la clásica y tradicional. Es un arte simbólico
por naturaleza” (P. 4).
a. De la sonrisa de La Gioconda a la sonrisa de Tláloc
La palabra son con todo y que se comporte como un prefijo latino de significado abajo,
cuando acompaña a la risa, solo se refiere al esbozo, a la crueldad con la que la risa se
reprime. El significado, también latino de ésta, tiene su origen en la palabra ridículo, por
eso podemos decir que La Gioconda posee la sonrisa más reprimida del mundo y por
supuesto que la más arbitraria. Su sonrisa, llamada enigmática e incluso travesti es
equivalente a un espejismo, porque su sonrisa jamás será risa. Su sonrisa, repito con
firmeza, está evaluada en un juicio de valor tan sustancial como inconsistente, vacila
ante otras interpretaciones, y se vuelve a desnudar y desnudar ante el juicio de la
historia, ver su sonrisa es enfrentarse a un convencionalismo. Ya no interesa en La
Gioconda el sfumato, ni la línea oblicua de sus hombros, ni la perspectiva atmosférica,
importa la sonrisa, pero importa porque los juicios ante ella se han convertido en
universales, y eso de lo universal también tiene que ver con lo bello, porque ya
expresaba Kant en el siglo XVIII que todo lo bello nos causa placer, aunque este sea
desinteresado, y este placer se convierte en uno sustancialmente universal, asunto que
niega toda capacidad subjetiva que posee la afectividad.
Y ante lo anterior ¿a quién le importa la sonrisa de Tláloc?
El asunto que realmente nos interesa para comprender la intencionalidad de los recursos
formales en el arte mesoamericano, es el que estos recursos están sometidos a la idea, al
36
concepto que en sí mismos, nos traducen el mundo, nos muestran su cosmogonía y
pensamiento. Justino Fernández (Fernández, Arte Mexicano, 2009) asienta: “[…]
pretender examinar la variedad histórica desde el estrecho punto de vista naturalista y de
la belleza clásica es tanto como dejar fuera, por incomprensión, varios periodos y
muchas obras de la historia del arte” (P.4).
Para comprender o acercarnos a la idea que se quiere proyectar Ernst Gombrich
(Gombrich, 1997) nos ayuda refiriéndose a:” […] la lluvia es con frecuencia cuestión de
vida y muerte, pues sin ella las cosechas pueden fallar, dando lugar a que se perezca de
hambre. Se comprende, pues, que el dios de la lluvia y las tormentas asuma en el espíritu
la forma de un demonio terrorífico de poder. El rayo, en el cielo, aparece en la
imaginación como una gran serpiente y, por ello, muchos pueblos americanos han
considerado a la serpiente de cascabel como un ser sagrado y poderoso…” (P.53)
FIG 1. Tlaloc, dios azteca de la lluvia, siglo XVI-
XV. Piedra, 40 cm de altura; Museo Etnológico,
Museo Nacional, Berlín. Imagen 30. Obtenida del
libro: “Historia del Arte” de Gombrich. P.52
37
Digamos que, la conformación de un rostro, como el del dios de la lluvia azteca Tláloc,
que se nos asoma en forma de serpientes enroscadas, este elemento formal de la
serpiente, por sí mismo, no es únicamente la reproducción de la imagen de la serpiente,
su esencia fundamental es la clara relación con la idea, la idea del rayo, y el rayo
conduce a la relación con el concepto de fertilidad, la serpiente es un signo entonces que
expresa el rayo que a su vez convoca lo fértil, es un modo de escritura y lenguaje del
mundo, el rayo aparece en la tormenta, la tormenta es lluvia extremosa, y esta idea
terrorífica para occidente, que asusta o que espanta, como es la idea de una tormenta en
sí, para los prehispánicos es la cualidad de equilibrio del mundo, más lluvia, o sea una
tormenta, es signo de buena cosecha, cosecha es signo de vida, el rayo, parte de la
tormenta, es un ruido necesario que aparece después del silencio, es la luz que aparece
después de la oscuridad, no en forma de contrarios, sino como una simbiosis de lo que
emite la cualidad, de soportar en pesos, la vida y la muerte. Castedo (1972) plantea: “La
representación imaginada no es una simbolización real o abstracta del Dios […] sino el
Dios […] lo único real es el mito. […] dar apariencia física a ese mito y representarlo en
forma objetiva, llevando a veces tal objetivación hasta las abstracciones absolutas” (P.
21). El Hueco, como explicaré en páginas posteriores, se convertirá en una categoría,
este elemento ahuecado que observaremos, nos permitirá comprender funciones de
enlace y de explicación del mundo, otra fuerza que recaerá como equilibrio entre la vida
y la muerte.
b. Reflexiones sobre la autenticidad de la escultura “La Dualidad”10
Aunque el trabajo del Dr. Morante se basa en el análisis minucioso, en cuanto a su
autenticidad como una obra del genio totonaca; de la famosa escultura de “La Dualidad”
exhibida en el Museo de Antropología de Xalapa, aunque esta pieza, aparentemente
refleja el pensamiento dual que atraviesa a toda Mesoamérica, en realidad veremos
algunos asuntos relacionados con esta investigación en curso, que navegan por la idea
10
http://www.analesiie.unam.mx/pdf/93_163-175.pdf . Trabajo de análisis sobre una pieza considerada
emblemática de la cultura Totonaca aparecido en los Anales del Instituto de Investigaciones Históricas de
la UNAM titulado: LA DUALIDAD ¿ESCULTURA PREHISPÁNICA O DEL SIGLO XX? realizado
por el Doctor en Antropología por la Unam, exdirector del Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz
Rubén B. Morante López donde establece una clara identificación de falsedad de esta pieza partiendo de
elementos fundamentalmente cosmogónicos. (última consulta el 9 de junio de 2014)
38
del proceder del arte prehispánico y su infinita correlación de lo místico-religioso con el
hacer de sus formas.
FIG. 2. La Dualidad vista de frente, Museo de Antropología de Xalapa.
Foto: Rubén B. Morante López.
Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
CONACULTA-INAH-Mex.
Esta obra según nos relata Rubén Morante López11
se describe de la siguiente manera: es
de basalto con una altura de 0.45 m, un diámetro de 0.30 m en su parte superior y de
0.15 m en su base, y pesa aproximadamente 25 kg. Es una cabeza humana que posee
relieve y este a su vez parte de forma transversal el rostro, donde en la mitad derecha se
observa la faz del personaje y la otra es totalmente lisa, no tiene cabello y en la parte
inferior se encuentra un cuello simulado que tiene forma de copa terminado en una base
circular (observar la anterior FIG. 2).
Esta escultura ha sido considerada durante años como emblemática, pero también de
suma importancia dentro de Las Culturas del Golfo, de manera tal, que como bien nos
establece Morante López ha formado parte de revistas, de imagen de varios congresos,
11
Rubén Morante López. Maestro en historia y etnohistoria por la ENAH y doctor en antropología por la
UNAM. Director del Museo de Antropología de Xalapa de 1997 a 2005. Investigador y catedrático de la
Universidad Veracruzana en los programas de geografía e historia. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores
39
de exposiciones privadas, de libros y catálogos del propio museo donde se encuentra
(datos en la FIG. 2) etc. Las referencias a esta escultura han sido repetidamente, según
nos comenta el Dr. Morante, ideas en relación con lo dicho en 1975 por Medellín
Zenil12
: “[…] es de la cultura Totonaca Posclásica Tardía, S. XIII-XV de N.E, [y que…]
alude a la ambivalencia de los dioses, seres y cosas, es decir la unión de los opuestos
[…] partiendo de que los mesoamericanos entendieron la Creación como fruto de una
dualidad, Ometéotl”.
Determinar la falsedad o autenticidad de una obra no debe ser asumido como un
privilegio del estudioso en el tema, sino que, fundamentalmente, es un asunto que
provee de información acertada a una sociedad y al conjunto de saberes verdaderos en el
mundo, nada ganamos con mentir, una pieza no es mentirosa, mentiroso quien no la
estudia a fondo y asevera su mentira como verdad absoluta. En ese sentido, llevar un
correcto análisis de una pieza, como asegura Morante, nos conducirá a las respuestas
necesarias y concretas que aclaren y aporten a la cultura regional, nacional y por
supuesto que universal. Estos análisis son pertinentes, partir de varias aristas, como un
recuento histórico, análisis estilísticos, artísticos, conceptuales y técnicos que nos
conduzcan a un centro básico de concreción, permiten, sobre todo aprender un proceso
metodológico adecuado para analizar obras bajo esta conformidad de lo auténtico o lo
falso, porque es un camino relevante, donde el arte se enmienda con lo social.
El autor dice que el estilo de esta pieza no corresponde a ningún otro, o no coincide con
ningún estilo de los establecidos para la escultura prehispánica y que al ser observada la
obra parece ser de la primera mitad del siglo XX cuando las vanguardias artísticas
reflejan la recuperación modélica del arte primitivo. En cuanto a lo artístico la mitad con
rostro es más amplia que la lisa lo que rompe con un principio de la escultura en
Mesoamérica: La simetría. También hace referencia al cuello que en el arte
precortesiano se hicieron cabezas unidas a espigas que se conocen, nos señala Morante
López como “Clavos Arquitectónicos”, estas espigas salen sin pulir de la parte posterior
de la cabeza porque la intención era que fuesen incrustadas en el muro o talud de algún
12
Alfonso Medellín Zenil (1925-1986) fue un arqueólogo mexicano, investigador fundador del INAH y
del Museo de Antropología. Logró establecer una secuencia cronológica para la cultura Totonaca.
40
edificio y esto no se observa en “La Dualidad” sino que su cuello está pulido y sirve de
soporte.
Paul Westheim estableció la vida y la muerte como la dualidad eje del arte prehispánico,
sus categorías estéticas no han sido rebatidas, más bien reafirmadas, son punta base de
análisis en la actualidad para acercarse de forma eficiente al mundo mesoamericano.
Murió, dice Morante, sin conocer a “La Dualidad”, si Westheim la hubiese conocido,
hubiese tenido el convencimiento de su falsedad, porque quien mira bien y quien ha
mirado tanto tiempo lo que admira aprende a olfatear sus sentimientos.
Aunque Westheim, seguramente, se hubiera acercado a un análisis de esta naturaleza
profundo y acertado, y con ello habría constatado lo que Morante asevera con
argumentos, permitiendo que desde hace mucho tiempo se habría dejado de exhibir esta
obra, como algo extraordinario, de la cultura totonaca del posclásico tardío. Bien dijo
como una idea fundamental del arte prehispánico (Westheim, Arte Antiguo de México,
1997): “Arte colectivo mágico-religioso [cuyo fin era…] crear obras destinadas a la
comunidad […] no es un invento de una imaginación artística, su fin no es embellecer”
(pp. 61 y 62)
Una cultura como la totonaca, que empezó a construir desde el siglo I una extraordinaria
ciudad como Tajín, que labró nichos o huecos en una pirámide con la paciencia de un
relojero, que esculpió yugos con precisión y avaricia de formas, de la misma manera que
palmas y hachas, la escultura realizada con maestría, limpieza, perfilada con
minuciosidad, que concebían el tiempo y el espacio como un único convenio existencial,
donde la vida obtiene sentido para la relación hombres y dioses, como bien nos establece
Morante López diciendo que en Mesoamérica el arte se subordinaba a la religión y la
política y no militaba por sí mismo, en este tono, no parece que las manos totonacas
pudieron desalinear un rostro como el de “La Dualidad”, ni consumar lo inconsumable,
no existe en ella esa idea de ligazón cosmogónica, y aunque todos los análisis del
mundo hubiesen dicho que era auténtica, seguramente que existía una posibilidad, un
resquicio airoso que permitiría decir, que ni habiéndose quedado un totonaca solo, que
41
haya escapado como cimarrón, se hubiese atrevido a esculpir una dualidad tan dualista,
una escultura tan fatalista.
En esta pieza no se concibe la dualidad de la vida y la muerte, ni siquiera, como bien
dice el Dr. Morante la relación de lo humano y lo divino o de la naturaleza y el hombre.
Es interesante que Morante López reafirme que la dualidad es un idioma plástico y es un
código gráfico que además se generaliza, es decir, que lo vamos a observar con
constancia en el mundo mesoamericano, estos atributos no son ni visibles ni imaginados
en la escultura mencionada, sino que como dice el autor referido se mezclan en ella lo
abstracto y lo realista, ideas totalmente occidentales que hablan del pensamiento
universal y no del principio filosófico que rige a Mesoamérica, el principio claro de la
dualidad.
42
II. CAPÍTULO. CONCEPTOS Y CATEGORÍAS EN EL ARTE
PREHISPÁNICO MEXICANO
II.1. Cosmogonía y Pensamiento
El destino humano radicaba en ser el principal colaborador de los dioses.
Antonio Caso
El hombre prehispánico fue un hacedor de cultura, con un extraordinario poder creador y
logró transformar a la naturaleza y darle vida propia al dejar impregnada su esencia, su
conveniente concepción del universo y sus propios mitos plasmados en el muro, en la
piedra, en el barro. Todo lo transforma, lo recrea, lo convierte en parte de su ser. Lo
aprehende de la naturaleza y a ella lo regresa transformado en mito, en ritual. Es el
rostro múltiple de los dioses y del hombre mismo, de las esencias abismales del rostro de
la vida y de la muerte, obra creadora que rebasa desde el momento mismo de su creación
el tiempo y el espacio en que fueron hechos.
Es importante partir de la definición que López Austin (Arroyo, abril del 2004) hace de
Cosmovisión para adentrarnos en el tema con mejores recursos: “[…] puede entenderse
el conjunto articulado de sistemas ideológicos relacionados entre sí en forma
relativamente congruente, con el que un individuo o un grupo social, en un momento
histórico, pretende aprehender el universo” (P.20) Los antiguos mexicanos evitaban
catástrofes, lo hacían a través de manifestaciones que ahora vemos artísticas y
complejas, pero su razonamiento concebía un universo que siempre estaba allí
presumiendo de peligros como su posible detención o muerte. ¿Qué hacían ante ello? La
sencillez, que no es tal, era alimentar al sol con sangre, pero no cualquier sangre, sino la
del guerrero vencido. La batalla es una acción necesaria que conlleva un ejemplar
43
fundamento y que concibe una visión del mundo y la colocación del hombre en ese
cosmos misterioso.
La consecuencia era el arte, y esto ahora nos agrada nos permite reencuentros con una
atención filosófica, que accede, al final de cuentas, comprender que la consecuencia del
quehacer artístico del ser humano prehispánico, es de corte profundamente simbólico. Se
relaciona con la naturaleza del entendimiento y su concepción de todo lo que lo rodea.
En este tenor encontramos el tiempo, diría Octavio Paz genialmente (Paz O. T., 2009):
“[…] la pirámide es espacio convertido en tiempo; a su vez, en la pirámide el tiempo se
vuelve espacio, tiempo petrificado” (P. 47). Un cosmos, un mundo con sus piezas
propias, no es anterior al sujeto o éste a aquél, ambos son coexistentes.
La cosmovisión describe, nombra, llama y señala a las cosas con varios sentidos
posibles. Por ejemplo, el hecho de que los mesoamericanos expliquen por qué estamos
vivos o porque morimos, es una estructura basada en la cosmovisión, ese momento, en el
que el cosmos es comprendido y donde necesariamente existe el sujeto que usará
distintos medios para expresarlo. Considerando esto como la posibilidad de la forma en
vínculo con pensamiento y arte, estaríamos adecuando una formula distintiva:
ARTE=PENSAMIENTO=FORMA
Pensar es hacerlo cíclicamente para el prehispánico y todo lo que de eso emane tiene una
directa relación con ese conocer o interpretar lo que le rodeaba, de ahí que relacionar el
arte con el pensamiento no es una distracción sino la esencia misma de la razón creativa,
en tanto que las formas diversas con las que nos enfrentamos dentro del arte
prehispánico son una constante visión de ese pensamiento movilizado en una espiral.
Un ejemplo claro de sus complejas interpretaciones del mundo que los rodeaba era la
visión cuadripartita del universo, que en sí mismo simboliza formas, colores y otros
modos de interactuar con el mundo, en este sentido López Austin ayuda a explicarlo. La
superficie terrestre se planteaba como una cruz: esta era dividida en cuatro partes,
conteniendo un centro, que Austin refiere como ombligo y que se representaba como
una piedra verde preciosa, de la cual salen los cuatro pétalos de una enorme flor, cada
44
uno de estos pétalos tenía asignado un color, aclara Austin (Austin, 1989) que: “[…] la
distribución de los colores no era la misma en toda Mesoamérica”. (P.65).
Plano del Mundo Mesoamericano según Alfredo López Austin13
Este esquema nos refiere también a otra de las características del pensamiento
mesoamericano, este consiste en lo dual, en aparentes opuestos, vida-muerte y
femenino-masculino, cuando digo que son aparentes opuestos no significa que no lo
sean, significa que se necesitan, y que entraran en esta dimensión cosmogónica como
dependientes de un centro que girara eternamente para mantener, como nos ilustra el
plano: el orden y el equilibrio en la tierra. Es relevante plantear que a pesar de que el
México antiguo es un abanico amplio de naciones, lenguas, culturas y estilos artísticos
de alguna forma conciben cierta unidad, estas son las ideas y creencias, y por eso es
totalmente posible que se le llame civilización mesoamericana, porque de alguna forma
han concebido un espacio y una continuidad en el tiempo, la diferencia o lo informe es el
cómo usaron la técnica y los materiales para la realización de su arte.
Hay que entender que cada pueblo aprende y crea conforme a su propia visión del
universo y la naturaleza. Las manifestaciones así expresadas responden a una manera
13
El plano del mundo. interpretación personal a partir de lo que plantea Alfredo López Austin (1989)
capítulo sobre La Cosmovisión dentro del libro “Cuerpo Humano e ideología” (P.65)
MASCULINO
ROJO
CAÑA
E
O
CASA
BLANCO
FEMENINO
S
CONEJO
AZUL
VIDA
N
PEDERNAL
NEGRO
MUERTE
VERDE
ORDEN Y
EQUILIBRIO
45
específica de concebir el mundo circundante. Mediante la cosmovisión las distintas
sociedades del México antiguo manifiestan una estructura de pensamiento coherente,
una totalidad lógica del cosmos, donde el ordenamiento del más mínimo proceso
cotidiano viaja entre la fecundidad y la muerte de ese cosmos. La vida es una
circularidad en espiral de nacimiento, desarrollo, muerte y renacer y todo es vivido como
parte de un módulo, así que eran sociedades circulares o cerradas, ya que el todo está
contenido dentro de su único proceso circular de vida, muerte y renacimiento.
El mito guardaba los sentidos ocultos de la existencia y los concebía en conceptos
metafísicos inteligibles para los iniciados en la religión como también para el resto de la
comunidad. La conciencia estaba invadida de la sabiduría mítica y sólo era posible
acceder a ella, o sea, a esta sabiduría, siendo parte de la dimensión mágica de la
realidad. Existían diversas formas de acceder a ella, como las danzas rituales, el
consumo de plantas sagradas, dominio del dolor físico y otras más que se enriquecían de
música concebida a partir de instrumentos musicales tocados por hombres destinados a
ello y que podían durar largos períodos de tiempo haciendo sonar ritmos evocadores a
los dioses. Para conseguir ciertos efectos alucinantes que podían equipararse con los de
un letargo espiritual o dicho de otra manera, como una vía de acceso, a través de esta
práctica mística, al mundo sagrado del mito.
Toda la cosmovisión mesoamericana partía de la diaria observación de la naturaleza, del
movimiento de los astros, de la existencia de una temporada de lluvia en que todo
fructificaba y otra en que todo moría. Las plantas, los animales, el hombre mismo está
inmerso dentro de esa dualidad vida y muerte. Porque como dice Austin (Arroyo, abril
del 2004): “En sociedades como las mesoamericanas uno de los sistemas […] es el de la
mitología, cuyo contenido tiene notable injerencia en el sistema religioso, moral,
mágico, médico […]” (P.22).
Sánchez Vázquez (Sánchez Vázquez, 2007) nos aclara a través del pensamiento
marxista lo siguiente: “El pensamiento se apropia de lo concreto y lo reproduce en forma
de lo concreto pensado” (P.69). Significa que lo que se reproduce, pasando de una
abstracción a otra es el objeto real. Casi se comprende como un principio platónico en el
que tenemos LA IDEA o EIDOS, la configuramos o le damos forma, lo que sería el
46
objeto artístico, la forma del mismo nos evoca otra idea, o muchas más, que en este caso
relacionamos con la percepción estética.
El pensamiento de los precolombinos tenía una relación, como hemos mencionado,
directamente con la idea que es la misma divinidad, cada objeto es la representación de
lo pensado, y cada uso del objeto reenvía el mensaje de lo místico, esto es una relación
abstracta, pero es el objetivo mismo del arte prehispánico. Octavio Paz (Paz O. , 2006)
nos lleva a una reflexión: “Una civilización no sólo se mide por su tecnología, sino por
su pensamiento, su arte, sus instituciones políticas, sus logros morales […]” (P.46). Lo
cierto es que toda interpretación por rara o terrible que nos parezca en este momento,
como el mismo tema de los sacrificios humanos, tiene una explicación que debemos
visualizar en el antes y no en el ahora, porque el sacrificio contaba con la dualidad de
doble dádiva, la de la sangre y la del guerrero vencido, y esto es lo que para nosotros no
sería ético, pero es la ética prehispánica, es la forma de colaborar con los dioses y la
manera de honrarlos, o de lo contrario el mundo se detendría, y ese horror que ahora
sentimos por aparentes salvajismos desde nuestra postura occidental, era para ellos, el
más terrible de los pánicos, que radicaba, en que si no realizaban ese tipo de acciones
todo perecería.
El miedo es característica de los seres vivos, los humanos buscamos soluciones para él,
el miedo es parte de un contexto y de una cosmogonía y cuando no podemos
comprenderlo lo reflejamos en formas, palabras y actos y en eso no estamos alejados de
los prehispánicos, sólo cambian los recursos y el contexto interpretativo del miedo. Para
Austin (Austin, 1989): “[…] la cosmovisión […] es un producto cultural colectivo[…]”
(P.21) es por eso que el arte precolombino posee los atributos de la indisoluble conexión
de los hombres con sus dioses, por ese motivo, lo que ahora observamos tienen claridad
de una relación de absoluta dependencia.
II.2. Dualidad y Centralidad
La dualidad ha sido tratada con seriedad dentro del arte mesoamericano por diferentes
expertos, no es una definición nueva ni exagerada, es una manera de explicación que
47
también ayudará a comprender y analizar dentro de esta investigación el recorrido que El
Hueco hará para ser clasificado como categoría simbólica. Para adentrarnos a las
categorías sugeridas en esta investigación debemos introducirnos en una breve historia
que defina el concepto de dualidad, porque esto permitirá comprender que todos y cada
una de las categorías y subcategorías en las que El Hueco se inserte y se relacione,
tienen como principio fundamental el sentido de un pensamiento dual. El término
dualidad proviene del latín dualitas14
y en sí mismo señala la presencia de dos
fenómenos diferentes que se pueden relacionar con una sola persona o con un estado de
cosas.
La filosofía o la teología hablan de dualismo como una doctrina que insta la existencia
de dos primicias supremas independientes y que además son contrarias e insumisas. El
claro ejemplo se da en las nociones del bien y del mal, estos son el claro paradigma del
dualismo, en este caso, se asienta en el principio de esencias distintas por completo, así
como cuando decimos materia-espíritu o realismo-idealismo. Sin embargo, la definición
que los chinos hacen de la dualidad con su famoso YIN-YANG nos permite entender y
comprender mejor una verdadera razón dual de la existencia del pensamiento
mesoamericano que iremos penetrando en líneas posteriores, claro está, que una filosofía
oriental no converge con la occidental desde que la dualidad aplicada a cualquier
situación u objeto sostiene que en todo lo bueno hay algo malo y viceversa,
sencillamente porque el bien para la religión católica es solo una conexión con Dios y lo
malo una conexión con el diablo, y nada malo ha sido creado por Dios, en fin, que hay
una separación completa y transparente de lo que lo bueno es y de lo que malo es.
Para los chinos en cada parte hay un poco de ambas y por tanto son inseparables. La
dualidad manifestada de esta forma puede explicar el sentido de claridad cíclica que los
mesoamericanos poseen de entendimiento de su realidad cósmica. Lo bueno y lo malo
no son conceptos aplicables a la cultura de Mesoamérica, la vida y la muerte si lo son, lo
14
Se intenta decir con esta definición el origen de la palabra desde los albores occidentales para más
adelante connotar su definición para el pensamiento de las culturas no occidentales. Este término lo
definimos en este momento a partir de La Real Academia Española como la existencia de dos caracteres o
fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas.
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  • 1. UNIVERSIDAD DE MORELIA EL HUECO COMO CATEGORÍA SIMBÓLICA EN EL ARTE PREHISPÁNICO. QUÉ PARA OBTENER EL TÍTULO DE: MAESTRA EN HISTORIA DEL ARTE Maria Teresa Acosta Carmenate
  • 2. 2 ÍNDICE INTRODUCCIÓN .......................................................................... 4 I. CAPÍTULO. CATEGORÍAS SIMBÓLICAS I.1. ¿Cómo se construye una categoría?....................................................................... 14 I.2. ¿Qué son las categorías simbólicas?...................................................................... 17 I.3 ¿Cómo se debe construir una categoría simbólica en Mesoamérica?..................... 19 I.4. ¿Qué es la estética?................................................................................................ 22 I.5. Estética prehispánica: la idea versus lo bello.............................................27 a) De la sonrisa de la Gioconda a la sonrisa de Tláloc ...............................35 b) Reflexiones sobre la autenticidad de la escultura “La Dualidad”...........37 II. CAPÍTULO. CONCEPTOS Y CATEGORÍAS EN EL ARTE PREHISPÁNICO MEXICANO II.1. Cosmogonía y Pensamiento ................................................................................. 42 II.2. Dualidad y Centralidad ........................................................................................ 46 II.3. Vida y Muerte ...................................................................................................... 56 II.4. Tiempo y Espacio................................................................................................. 59 II.5. Lo Palpable........................................................................................................... 73 a). Lo visible y lo invisible .........................................................................75 II.6. Lo Sublime y lo Terrible...................................................................................... 79
  • 3. 3 III. CAPÍTULO. ACERCAMIENTO AL HUECO COMO CATEGORÍA SIMBÓLICA. III.1. El Hueco como medio de explicación del mundo .....................................86 III.2. El Infinito y el eterno retorno....................................................................96 IV. CAPÍTULO. EL HUECO REPRESENTADO EN EL ARTE PREHISPÁNICO IV.1. Acercamiento descriptivo...................................................................................101 V. CONCLUSIONES .............................................................................. 128 REFERENCIAS............................................................................................................143
  • 4. 4 INTRODUCCIÓN …en la creación no solo es importante lo que ve el artista, sino cómo lo ve y desde que actitud espiritual. Paul Westheim Esta investigación se enfoca en la vitalidad del pensamiento prehispánico. Se intenta la peripecia de no sólo agregar una categoría simbólica al arte precortesiano; que se ha propuesto como El Hueco, sino también desenmarañar hilos o circunstancias distintas en un universo que se conoce poco y se estudia acotadamente. El acercamiento al arte mesoamericano en sus aspectos simbólicos ha sido uno de los semblantes que más ha llamado la atención de especialistas en el tema, en este sentido es pertinente señalar la presencia de Paul Westheim (Westheim, 1981) quien en el ensayo “La creación artística en el México antiguo” hablaría sobre estas cuestiones. Cuando el autor mencionado habla del mito, plantea asuntos relacionados con la percepción sumamente desarrollada de los pueblos mesoamericanos, por ejemplo, se le puede leer: “[…] aguda observación de la naturaleza… concepción de la misma que trata de averiguar causa y efecto, como nuestras ciencias naturales, pero que no busca la causa en lo físico, sino en lo metafísico.” (P.19). La visión de estas precisiones se observa en el arte prehispánico a través de toda una evocación de símbolos, que además son la interpretación del mito y a modo de espejo reflejarán el mito mismo. Otra presencia fundamental es la de Justino Fernández (Fernández, 2009) quien ha reiterado enfáticamente que hay que tratar de descubrir los valores estéticos que le son propios al arte de Mesoamérica, entendamos con esto qué, y se cita textualmente: “Es un arte simbólico por excelencia.” (P.4). Esta reflexión de Fernández ha permitido que la comprensión de este arte sea más factible, el único modo de vislumbrar estas manifestaciones artísticas es a través del conocimiento de sus símbolos. La interpretación de ellos, es decir, de los símbolos, con el auxilio de los estudiosos del
  • 5. 5 tema, permite establecer la lógica narrativa de su relación indisoluble con la realidad palpable y abstracta en la que están insertados. Desde el punto de vista de los estudios realizados sobre el ser humano y su proceso perceptivo, es posible determinar que todos podemos apreciar las cualidades de las creaciones artísticas de la humanidad desde nuestro espacio sensorial. Esto conduce a percibir la sensualidad y la estética del arte, por lo tanto, nos trasmite una experiencia de conmoción ante la objetividad razonada de la creación, aunque esté en dependencia con solo un aspecto de la obra de arte. Para poder compenetrarnos con una realidad no percibida directamente, debemos establecer una comunicación con algo que siempre va a tener toda manifestación artística y que es el simbolismo, y esto significa, nada más y nada menos, algo que representa algo más. El arte mesoamericano no está alejado de estas posibilidades simbólicas, todo lo contrario, es el modo en el cual podemos determinar su comportamiento. Los comportamientos simbólicos del arte prehispánico son tan diversos que se pudieran crear sistemas de los modos en los que el símbolo aparece, siendo un mismo símbolo muchas cosas a la vez, como el caso de la serpiente, cuando ésta es emplumada estaremos frente a la presencia de Quetzalcóatl y cuando es de fuego nos enfrentamos al símbolo del tiempo. Hay símbolos que no están, que no aparecen más que como un ser involucrado con una racionalidad subjetiva, ese símbolo es y será uno que se comporte como centralidad, un centro que permite girar el mundo cíclicamente. La comprensión del tema que se plantea para esta tesis es: “El Hueco como categoría simbólica en el arte prehispánico”. Al ser esta investigación original, no existe mucha bibliografía al respecto. Por tanto, todo intento establecido durante el trayecto de este trabajo presupone solamente acercamientos; a partir de autores que han establecido ideas que ayudan a la comprensión de dos procederes estéticos distintos: el occidental y el mesoamericano. La pregunta que surgió desde el principio de la investigación es: ¿El Hueco es una categoría simbólica mesoamericana palpable y sublime que se inserta entre la vida y la muerte en posibilidad con el infinito? Para ir explicando la anterior sospecha se plantearon objetivos que van desde uno general y cuatro particulares, el primero es: Proponer la introducción de El Hueco como categoría simbólica mesoamericana
  • 6. 6 palpable y sublime; agregándolo a la dualidad entre la vida y la muerte dentro del arte prehispánico, a través de algunos ejemplos, que sustentarán el objeto de tal categoría, o sea, de lo que es literalmente un hueco y de lo que fue, metafóricamente, en tiempos precortesianos. Los objetivos particulares nos llevan en un primer momento a explicar los conceptos de lo que se comprende como una categoría desde la visión de Adolfo Sánchez Vázquez y Levi-Strauss. Las categorías son el modo en que el hombre jerarquiza elementos dentro de un sistema, su comportamiento tiende a lo triangular, cada uno de los elementos que se relacionen con esa categoría tendrán un orden sistémico, que harán el recorrido nuevamente a la categoría principal, es el modo en el que sabemos que hay una categorización adecuada, aclarando que es desde la visión occidental, este es el modo que desde la obra “Invitación a la estética” de Sánchez Vázquez podemos denotar. Levi- Strauss en su obra “Mitológicas” destroza, con sus aportes teóricos, la visión occidental de lo que es una categoría. Este autor pone en entredicho la categorización jerárquica, su planteamiento establece que la categorización del mundo es un asunto de índole particular y no universal, es decir, no todas las culturas categorizan igual. Dentro de esta investigación se establecerán nuevas visiones de cómo se percibe una categoría en el arte mesoamericano. Por lo tanto, un objetivo más es proponer un modo de categorizar simbólicamente para este arte desde las visiones de: Octavio Paz, Alfredo López Austin, Justino Fernández, Leopoldo Castedo y Ernst Gombrich. En el caso de Octavio Paz en “Privilegios de la vista II”, su acercamiento a la simbología prehispánica es desde los atributos de la poesía; y refiere, desde el proceso histórico, el cambio sustancial sobre la percepción estética de las obras de arte precortesianas. Alfredo López Austin plantea una interesante teoría sobre la centralidad como elemento primigenio insertado en el mito de la cueva en “Cuerpo humano e ideología”. Justino Fernández se acerca al estudio de la estética prehispánica haciendo análisis de los elementos simbólicos en su libro “Arte Mexicano”, es importante que se le reconozca el uso de términos como perforaciones para asumir un comportamiento formal distintivo de este arte. Leopoldo Castedo en “Arte precolombino y colonial de la América Latina” habla de la reiteración o la repetición como un comportamiento constante que se puede observar en el arte de Mesoamérica, ayudando a construir este hacer como simbólico.
  • 7. 7 Ernst Gombrich en su “Historia del Arte”, a partir del análisis de una escultura de Tláloc, conduce a un camino seguro de encuentro con la simbología prehispánica haciendo posible el análisis adecuado de otras piezas. Uno de los objetivos también es exponer la categoría estética que Paul Westheim insertó al arte prehispánico, “la vida y la muerte” establecida en “Ideas Fundamentales del arte Prehispánico en México”. Westheim es un pionero en el estudio de la estética prehispánica, a partir de un recorrido sustancial por todas las culturas mesoamericanas y sus manifestaciones artísticas descubrió la indisoluble relación del pensamiento, la cosmogonía y el arte, pudiendo construir, con absoluta objetividad; que todo lo creado llevaba impregnado un universo de símbolos en relación con la vida y con la muerte. Todo lo anterior permitirá aplicar la categoría simbólica del El Hueco al arte prehispánico. Hay dos ejemplos que han sido seleccionados, uno dentro de la arquitectura: La pirámide de los Nichos de la zona arqueológica de El Tajín, esta pirámide tiene una profusión de orificios, a los que se les conoce como nichos, que funcionan como formas simbólicas que explicarán el espacio y el tiempo. El otro ejemplo sustantivo es una máscara, se ha seleccionado una perteneciente a la cultura del Tlatilco porque sus universos formales refieren a dos rostros que claramente visualizan la idea de la vida y la muerte, conteniendo en sí misma una oquedad, que será fundamental para este recorrido investigativo. Establecer asuntos desde una visión estética prehispánica nos socorre o abraza en un modo de comprender un comportamiento simbólico que parte de la inmediata relación con haceres y saberes estéticos, de ahí que podamos decir que la comprensión del mundo sensible es el modo en el que el símbolo se representa y representa lo que es, lo que es en cuanto a significado sensible de la realidad, una realidad cosmogónica. Para ello debemos establecer las conexiones simbólicas que existen dentro del pensamiento precortesiano cuando este explica el mundo objetivo a través de actos y productos simbólicos. El poder ancestral del simbolismo, permite viajar, más allá de las limitaciones que lo contemporáneo nos ofrece, en cuanto a distancia temporal de las manifestaciones artísticas mesoamericanas; hacia la penetración de la profundidad de la psique humana, para acercarnos a las imágenes simbólicas del universo que acuna al México antiguo.
  • 8. 8 Las imágenes simbólicas han sido categorizadas fundamentalmente como: símbolos sagrados, símbolos de identidad, sistemas simbólicos y símbolos alegóricos, pero esto no significa que no existan símbolos que trasciendan estos límites transportándonos hacia categorías más complejas de construcción dentro de algunas culturas humanas, en este espacio de complejidad ubicaremos el símbolo a estudiar dentro de este trabajo. La tesis tiene justificaciones asertivas ya que sumar esta categoría simbólica al arte prehispánico en México ayuda a entender el complejo universo en su orden y esplendor significativo. Es en definitiva un mundo en el que su estudio ha tenido más que connotaciones estéticas una intención de ser explicado desde aspectos más bien históricos, antropológicos y arqueológicos, donde aunque el arte este allí presente, pocos se han sumado a comprender su pensamiento y su conexión filosófica enmarcándolo en lo simbólico-estético. A partir de este trabajo se puede sumar nuevas posibilidades de estudio a futuro, no es un tema cerrado, es una enorme posibilidad de observación distintiva de la simbología prehispánica que alcanzarían, sin duda, aspectos tan complejos como el de una forma novedosa de tratar la estética, o de establecer nuevos procedimientos estéticos. Algunos símbolos requieren de poca disquisición, incluso dentro del arte prehispánico. Algunos de ellos ya están ante nosotros en un nivel instintivo. Es necesario establecer que estos aparentes niveles superficiales pueden conducirnos hacia el lugar más recóndito de éstos: una serpiente, un águila, por ejemplo, en el escudo nacional mexicano, nos transporta a ideas de identidad ancestral, pero esto, aunque es verdad, tampoco es todo lo que significa. Sigmund Freud y Carl Gustav Jung comunicaron al mundo que la mente humana lleva arraigos de la comunicación y el pensamiento simbólico desde su presencia en el planeta, y estos símbolos y su lenguaje trascienden el espacio y el tiempo. Todos estamos en capacidad de comprender los símbolos, aunque estos pertenezcan a otras culturas. La capacidad del ser humano de codificar el mundo en un lenguaje simbólico es una consideración universal. La construcción de esos símbolos- pensamiento es una cualidad particular que debemos tener clara, porque el estudio de ciertos comportamientos simbólicos no parte de la esencialidad del pensamiento occidental sino de aquel que rompe con esas reglas universales establecidas. Desde lo
  • 9. 9 particular podemos establecer su real y absoluta comprensión. Esta investigación es de corte teórico o documental y con un enfoque cualitativo, la misma se justifica en el hecho de que será apoyada en el análisis de obras diversas dentro del arte precortesiano, que permitirán que El Hueco sea categorizado simbólicamente dentro del mismo, así que los alcances serán desde lo interpretativo primordialmente. Como se comenta arriba debemos tener un acercamiento a la estética, primero desde sus consideraciones definitorias y más adelante hacia los acercamientos al proceder estético prehispánico, este es un camino fundamental para dilucidar un símbolo como El Hueco, propuesta por demás, que aunque simbólica, rebasa los comportamientos de un simple símbolo para convertirse en una elemento categórico que ayuda a darle significaciones explicativas al mundo, porque no es un símbolo aislado, ni un símbolo sujeto, verbo o predicado sino uno que funciona como un verdadero y contundente mediador. Por lo tanto, esta investigación estaría enfocada en hacer una introducción a las categorías, explicadas desde la visión del filósofo mexicano de origen español Adolfo Sánchez Vázquez fundamentalmente, en el libro del anterior autor mencionado “Invitación a la Estética” ayuda en un contundente recorrido histórico a comprender el concepto de categoría. Al establecer lo que se entiende como categoría, podemos construir, desde el tema definitorio de lo que es un símbolo y lo simbólico explicado por Clare Gibson; un modo de explicar que es una categoría simbólica. El engranaje explicativo de lo que consideraremos una categoría simbólica prehispánica serán previstas en autores que han explicado el arte mesoamericano como Paul Westheim que reafirma su teoría categorizando el arte de Mesoamérica en una dualidad entre la vida y la muerte y Salvador Toscano que define al arte olmeca, como sublime y terrible. Para sustentar las maneras en las que se debe categorizar simbólicamente en el arte mesoamericano se hará un acercamiento a los planteamientos de Alfredo López Austin y Enrique Florescano a partir de los estudios que ambos realizaron sobre la cosmovisión precortesiana, además de la visión extraordinaria de Octavio Paz, que asume con el uso de la poesía y su extensa conversación metafórica con el otro, una profunda visión explicada del arte prehispánico. Las teorías que usaré serán las del tratamiento que se ha hecho de la estética prehispánica desde la visión de Justino Fernández y su estilo de análisis formales y
  • 10. 10 conceptuales de obras de arte mexicanas que se pueden apreciar en su libro “Arte Mexicano”. La construcción de conceptos como lo palpable, acercamiento al tema del infinito y los del mismo “Hueco” serán desarrollados para que su propuesta como categoría simbólica sea una aportación significativa a partir de los anteriores autores mencionados. Para ello el índice define cinco capítulos. En el primero: Categorías Simbólicas, los puntos ejes a tratar parten de la idea de cómo se construye una categoría. Para ello el apoyo se establece en Gutiérrez Sáenz, quien a partir de su libro “Historia de las doctrinas filosóficas” abre paso a la concepción de categorías por parte de Aristóteles. Sánchez Vázquez apuntala en la comprensión del camino histórico de la Estética y la construcción de categorías dentro de esta ciencia y como esta forma occidental permite visualizarla. Kant permitirá entender a través del acercamiento a su teoría sobre los juicios, que considerará universales, la pauta para contradecir el pensamiento estético occidental frente al comportamiento de la estética prehispánica, que se plantea particular, este singular ser particular precortesiano lo analizaremos mediante los decires de: Octavio Paz, Justino Fernández, Levi-Strauss, Sánchez Vázquez, López Austin, Castedo y Gombrich y a partir de esto se establece como debe construirse una categoría simbólica mesoamericana. En el capítulo dos: Conceptos y Categorías en el Arte Prehispánico Mexicano, se explica la cosmogonía y el pensamiento prehispánico basándonos en López Austin, Octavio Paz y Sánchez Vázquez, por lo tanto nos lleva al análisis de algunas categorías: la dualidad y la centralidad, la vida y la muerte, el tiempo y el espacio, lo palpable y su relación con lo visible y lo invisible, lo sublime y lo terrible. Lo anterior se sustenta con lo desarrollado por Paul Westheim para llegar a las categorías mesoamericanas de la vida y la muerte. Teo Ramírez, quien a partir de la obra de Merleau-Ponty establece principios del comportamiento de la dualidad. Florescano ayuda a reflexionar sobre el tiempo y el espacio. Cía Lamana apoyándose en Heidegger plantea saberes que ayudan a comprender lo palpable que se redondea con lo que Wolff nos dice sobre la percepción. Juan García Ponce hace un acercamiento a la obra de Gunther Gerzso y auxilia para ejemplificar la idea de lo visible y lo invisible que Westheim, Castedo y Paz sustentarán en este ejemplo lúdico.
  • 11. 11 Con respecto a lo sublime, Longino expone un concepto primigenio sobre aspectos de la estética que lo hacen imposible de no ser mencionado en un recorrido histórico sobre temas estéticos, este autor, de origen griego; es el pionero en describir la categoría de Lo Sublime. Lo sublime es desarrollado por Edmund Burke como se puede entender en el acercamiento cronológico que Sánchez Vázquez nos muestra en su libro “Invitación a la estética”, donde él mismo explicará a que se refiere tal categoría. Todos ellos, incluido Octavio Paz hacen referencia a la relación de lo sublime con lo terrible, todo esto nos convoca a explicar las categorías estéticas de lo terrible y lo sublime de Salvador Toscano dichas para el Arte Olmeca. Estas cercanías a conceptos que explican, desde los universos emblemáticos, el arte de Mesoamérica, refieren con claridad el propio desarrollo del vocabulario simbólico de los precortesianos, en ellos vamos a encontrar una amplia gama de expresiones que pueden poseer el carácter de lo sagrado, de lo identitario, de aspectos de colectividad, así como ideas abstractas, que como se comprende, ya han sido teorizadas y que podemos utilizar para la construcción de esta compleja categoría simbólica que es la propuesta de El Hueco. Lo anterior nos llevará al capítulo tres: Acercamiento a El Hueco como categoría simbólica. Se hará una aproximación a El Hueco como modo de explicar el mundo para los precortesianos con la ayuda de Justino Fernández, Sergio Raúl Arroyo, López Austin y Paul Gendrop. El doctor Arroyo, al darle explicación a las obras precortesianas, no deja de señalar su definición primeramente simbólica, sin este acercamiento es imposible su completa dilucidación. Gendrop insistió en reafirmar la presencia de la vida y la muerte como ideas estéticas atravesadas en todas las manifestaciones mesoamericanas, pero también fue enfático en la necesidad de observar los símbolos como muestra de lo anterior. La idea de infinito será vista desde el doctor Castedo quien ayudará en la reflexión. Lo antepuesto nos asentirá la llegada al capítulo IV: “El Hueco representado en el arte prehispánico”, en donde se analizarán dos ejemplos del arte precortesiano a partir de un análisis conceptual de la máscara de Tlatilco y de la Pirámide del Tajín para establecer la relación de El Hueco con las categorías planteadas en la hipótesis, donde nuevamente el doctor Castedo mencionando a Wigberto Jiménez Moreno establece una teoría sobre la diferenciación de las connotaciones formales dentro del arte prehispánico. En el análisis
  • 12. 12 de la máscara, Florescano, Arroyo y Gendrop apoyarán el análisis, y ante el estudio de la pirámide de nueva cuenta el doctor Castedo. Florescano invita a la relación de lo cosmogónico con la representación simbólica, partiendo de la idea prehispánica relacionada con la gran boca de la tierra que devora todo lo que ve. En el caso de Arroyo, al acercarse a la idea del cuerpo en Mesoamérica, nos brinda una gama de ejemplos, que determinan figuras con interiores u oquedades, que tiene a bien explicar su significado simbólico. Las opiniones de Gendrop sobre la máscara de Tlatilco, obra a analizar dentro de este trabajo, son fundamentales para detalles de tipo formal y conceptual. El Hueco no se aleja de la posibilidad dual, todo lo contrario, sólo que pretende mucho más, no permanece en un estado sublime únicamente, nos parece fundamental que fuera de lo que consideramos permanente dentro del arte prehispánico se tome en cuenta un aspecto y es que El Hueco puede ser palpado a niveles en que interviene la imaginación y la necesidad de su existencia. El Hueco es tan palpable como sublime y esto lleva a la consideración de que evoquemos a El Hueco en sí, como objetivo y subjetivo, pensado e inconsciente, burdo y metafórico. Cada ejemplo nos atrapará en la premura de la mirada como en la razón de su existencia, en ese perdurar constante se vuelve multifacético, inacabable, por lo tanto, alcanza el infinito. Las culturas prehispánicas no sólo buscaban el medio para tener a los dioses contentos, lo que fuera necesario para el orden en la tierra, y que no es más que la búsqueda de la seguridad y de lo estable, también aseguraban la tranquilidad después de la muerte. El término puede parecer vulgar u ocioso, pero hemos nombrado a conceptos por su nombre. Los huecos, aparecen con soltura en la necesidad lógica de existir. No es menos cierto que la dificultad recae en la resolución del problema, pero también en la diversidad de un México cubierto de arte. Desde lo ancestral no se muestra ligero, ni tenue, mucho menos trivial. Nos amplía la posibilidad exquisita de llevar de la mano lo que la categoría simbólica El Hueco consiente como material de estudio, como posibilidad simbólica, como el vacío que no comprendemos porque se enmarca en la irrealidad, en lo no posible. El Hueco es posible porque está, vive como un tatuaje seductor capaz de hablar un idioma personal, propio y que pretendemos simbolizar en su intensa relación con el infinito, el infinito humano y el infinito abstracto.
  • 13. 13 Esta investigación se enfocó al comportamiento estético prehispánico, atendiendo a su diferencia con la estética occidental, y haciendo énfasis, en que no debe tratarse más que desde su propia realidad mesoamericana, para poder analizar símbolos como el que este trabajo sugiere. Esto nos conduce a las conclusiones, donde toda aproximación a esta idea de nueva categoría simbólica dada como El Hueco es posible, y motivo de investigaciones posteriores, que pudieran enfocarse hacia las funciones sociales que El Hueco pudo cumplir, más allá de asuntos estéticos o simbólicos, incluso de El Hueco en relación con aspectos de índole ideológico. El recorrido de esta investigación sugiere a través de la cultura Wixarika un estudio a posteriori del comportamiento del fenómeno de El Hueco en el universo contemporáneo dentro de lo que es el territorio mexicano. Este Hueco actual mantiene significantes y significados rastreables desde las ideas primarias que han atravesado el arte de Mesoamérica, como su comportamiento circular, su centralidad y concentricidad. Lo que significa que esta tesis; con intenciones de acercamiento hacia una nueva visión de comprender el arte prehispánico, desde lo que se considera una categoría simbólica, no solo establece su universo dentro de la historia del arte, sino que abre puertas de estudio desde y hacia otras disciplinas.
  • 14. 14 I. CAPÍTULO. CATEGORÍAS SIMBÓLICAS I.1. ¿Cómo se construye una categoría? La palabra categoría proviene del griego kathegoría que significa: declaración, testimonio. La filosofía nos explica con claridad que son conceptos fundamentales que reflejan las propiedades, facetas y relaciones más generales y esenciales de los fenómenos de la realidad y de la cognición1 . Digamos que se han formado en el proceso de desarrollo histórico del conocimiento sobre la base de la práctica social y le permiten al hombre llegar a conocer profundamente el mundo que le rodea. El proceso de la cognición de un objeto no es un simple acto mecánico mediante el cual la realidad se refleja en la conciencia del hombre, sino un proceso complejo en virtud del cual se pasa de los datos sensoriales a la abstracción, de lo singular a lo general. Y uno de los rasgos más esenciales del pensamiento abstracto consiste en la formación de conceptos, de categorías. El principio básico a partir del cual se estructura el sistema de categorías es el de la unidad entre lo histórico y lo lógico, el proceso de la cognición, que va del fenómeno a la esencia, de lo exterior a lo interior, de lo abstracto a lo concreto, de lo simple a lo complejo. Como expresión de los nexos esenciales de la realidad en su desarrollo, las categorías han de ser tan móviles y flexibles como los fenómenos de que son reflejos. Una categoría ocupa un lugar escalonado dentro de un determinado orden, en este caso nos interesa el lugar que ocupa una categoría desde el punto de vista filosófico. Dentro 1 Esto nos lo explica Nicolas Abagnano en su “Historia de la Filosofía” (Tomo I) (P. 23)
  • 15. 15 de la filosofía, asi como hemos estado intentando explicar, las categorías, aunque son elementos abstractos, aunque también se comprenden generales, permiten reconocer, diferenciar y clasificar existencias. El comportamiento de la categoría es también jerárquico porque clasifica esas existencias, entidades, formas del mundo. Ahora, ¿Cómo podemos construir una categoría desde el pensamiento occidental? Para lograr construirla debemos partir de las entidades muy semejantes y con rasgos comunes, éstas serán las que nos conducirán a la formación de una categoría, a su vez, varias categorías con características similares podrán formar una supracategoría. En la elaboración de las categorías filosóficas, corresponde un gran mérito a Aristóteles2 , fue el primero en insertar el concepto de categoría dentro de la filosofía, algunas de las más importantes categorías que propuso fue las de substancia, cualidad y relación, nos comenta Gutiérrez Sáenz (Gutierrez Saenz, 2001): “[…] el centro de la filosofía aristotélica está en la substancia, verdadero ente real, que captamos entre nosotros y que existe independientemente del conocimiento” (P.52). Aristóteles concebía las categorías como géneros fundamentales del ser y estimaba en alto grado su valor cognoscitivo. Es importante que se explique que entendía por estas tres categorías, de forma general: una substancia es aquello que es una base primaria, si esto es una categoría, en referencia a lo primigenio, es por sí sola una clasificación jerárquica, a partir de ella el mundo es o el mundo se clasifica, la cualidad se refiere a algo que tiene algo, dicho de mejor manera, son propiedades de las cosas, y una de las categorías que más nos interesa es la de relación, lo que se comprende como una interconexión de todos los fenómenos, las cosas siempre son una relación de cosas, entendámoslo mejor: SUBSTANCIA CUALIDAD 2 Los acercamiento a las categorías por parte de Aristóteles los podemos encontrar tanto en su libro “Sobre las categorías” como en “La poética”. DIOS UNIVERSO ROJO ALTO
  • 16. 16 RELACIÓN Podemos recordar entonces, que los modos de enunciar lo que las cosas son en su constitución diversa parte de Aristóteles, dándole a esas cosas: cantidades, cualidades, posiciones, lugar, tiempo, etc. Aunque también podemos acercarnos a la comprensión del término a partir de Hegel, según nos explica Sánchez Vázquez, que tuvo consideraciones significativas sobre lo que categoría es, dándole un lugar de abreviatura de los diversificados elementos de la realidad. Sin esa conformación categórica, sin esa deflación a las cuestiones generales y esenciales, el ser humano no podría, no solo comprender el mundo sino estar en él. Nos comenta Sánchez Vázquez en relación a los decires de Hegel sobre este aspecto (Sánchez Vázquez, 2007): “[…] las categorías son a la vez determinaciones subjetivas y objetivas”. (P.145). Los aspectos subjetivos de estas determinaciones están dadas en un modo de adjetivar el mundo desde los aspectos perceptivos estableciendo con esto los asuntos desde el punto de vista en contraposición a la objetividad de las representaciones. Los niveles subjetivos de las categorías fueron negados por filósofos como Marx, según nos establece Sánchez Vázquez a través de las reflexiones del filósofo alemán en el libro Sobre la literatura y el arte3 ; porque las categorías no son abstracciones que atraviesan lo real sino que expresan desde lo teórico, lo abstracto, el movimiento histórico, concreto, real que describen. Más bien abstraen lo real definiendo la realidad. Lo que deberíamos considerar es que en todo proceso de conocimiento de la realidad hay un paso por la percepción y ésta, de forma discriminatoria tomará, a cada individuo 3 Estos decires marxistas se pueden encontrar en su libro escrito junto a Federico Engels: Sobre la literatura y el arte, existe una edición de 1965 de la Editorial Política de La Habana, Cuba. En este libro se basa justamente Adolfo Sánchez Vázquez para reflexionar sobre las ideas estéticas de Marx y su acercamiento al tema de las categorías, borrando todo asunto de tipo subjetivo. DIOS CREACIÓN DEL MUNDO UNIVERSO PLANETAS, SISTEMAS, ESTRELLAS ETC
  • 17. 17 en su proceso de interpretación de aquello que es el mundo objetivo, estas maneras pueden considerarse desde aspectos culturales muy localizados, la construcción de categorías no debería de ser una construcción de tipo universal solamente, puesto que en algunas situaciones estas dependerán de quien las construye y para qué. Es posible la unión de ambas reflexiones sobre estos asuntos, es decir, las categorías, en dependencia del tamiz por el que pasen sus clasificaciones, tendrán el punto de vista personal o de un determinado colectivo sobre lo que es realidad y tendrá su objetividad en la presencia de aquello físico que se clasifica, pero no cataloga subjetivamente como una actividad considerada única, sino como la necesidad que plantea Marx de construir una abstracción de esa realidad que la defina, una categoría funciona como un nombre propio. En todo proceso categórico interviene el sujeto, por lo que es imposible alejarlo de su propia subjetividad para construir su objetividad. La categorizaciones del mundo por parte de culturas no occidentales son en sí mismas puntos de vista de la realidad y estos puntos de vista entrarán en contradicción con las categorizaciones dentro del mundo occidental, por ello ponerle nombre de categoría a un elemento de la realidad en culturas como las que este trabajo refiere, la cultura mesoamericana, partirá de esa comprensión subjetiva de la realidad, para establecer su realidad, su interpretación correcta de la categoría. I.2. ¿Qué son las categorías simbólicas? Lo extraño es, simultáneamente, maravilloso y horrible. Octavio Paz Debemos partir de la definición de simbolismo, la aclaración sustancial de éste lo estableceremos a partir del diccionario de la Real Academia Española de la lengua, estableciendo el término como: "Un sistema de símbolos con que se representan creencias, conceptos o sucesos4 . El arte se comunica en gran medida a través del simbolismo, y un símbolo es algo que representa algo más, de la misma manera la Real Academia antes citada considera que un símbolo es: “Representación sensorialmente 4 http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tItkvAACjDXX2cteL9AO (última consulta el 14 de septiembre del 2014)
  • 18. 18 perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada”5 . Aclarando con estas definiciones que no son las únicas que se establecen para ambos conceptos, pero las expuestas son las que nos permitirán la comprensión en el recorrido de este trabajo. Entonces podemos acercarnos a la idea de que el simbolismo es el sistema de símbolos que está representando a su vez sistemas complejos de interpretación de una realidad plural y el símbolo está para explicarnos sintéticamente los rasgos fundamentales de esa realidad percibida que todos comprenden, ese todo, no necesariamente es un todo universal, los símbolos pueden estar en coordinación con un determinado colectivo. Un símbolo puede ser localizado, particular que define, incluso una cultura, y que está definido desde ella y para ella. En la historia de la humanidad se puede percibir la constancia del ser humano a la construcción de símbolos, esto está establecido en las teorías pedagógicas de Jean Piaget6 , donde plantea que los seres humanos poseemos pensamiento simbólico desde los 3 años, es decir que inconscientemente las formas o los objetos los convierte en símbolos. Una de las preocupaciones fundamentales radicaba en la supervivencia cotidiana, de ahí que se comprenda la presencia de escenas de cacería en el arte prehistórico. Otra de las inmensas angustias de la humanidad es el deseo de comprender y controlar las fuerzas naturales, la manera en la que se establecieron estrategias de control fue a través del camino de la representación de fenómenos, algunas veces de seres divinizados, estos miedos primordiales tomaron la fuerza de la representación simbólica. Ante la necesidad de la compresión del universo se observarán constantemente en el recorrido de las representaciones simbólicas de la humanidad las distintas asociaciones entre elementos celestes, fenómenos naturales, la vida en la tierra y seres divinos, estas 5 Ídem. 6 Jean William Fritz Piaget (1896-1980) epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, creador de la epistemología genética, famoso por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia. En su libro “La formación del símbolo en el niño” (1946) establece la edad en la que el ser humano comienza a tener lo que se conoce como pensamiento simbólico o dicho de otra forma la interpretación del mundo a través de símbolos, en los cuales interviene también la palabra como símbolo.
  • 19. 19 asociaciones constituyeron las diversas cosmologías, mitologías y panteones de las multiculturas de este planeta. El desarrollo de las sociedades va de la mano con el desarrollo de sus símbolos, y una de las fórmulas frecuentes de este devenir histórico se establece en una cada vez más socializada fusión entre el arte y el simbolismo, sirva aclarar que no existe el arte sin que sostenga su relación con un pensamiento simbólico, pero el pensamiento simbólico no es necesariamente arte, sin embargo, el arte y el simbolismo es una forma que permite comunicar un tangible deseo de identidad colectiva. Con lo anterior fueron percibiéndose sistemas simbólicos cada vez más complejos, como los sistemas de escritura, las formas de comprender el tiempo, el tiempo que desde las visiones más elementales siempre será un inexplicable entrometido que ha servido como explicación de las cosas, de los fenómenos y de la misma y básica espiritualidad del hombre, así que el tiempo es uno de los elementos del mundo externo que inapresable ha sido planteado en comportamientos simbólicos. Debemos entender que los símbolos no son siempre apresables, significa que un símbolo se nos presenta complejo cuando sale de nuestra comprensión cotidiana, o cuando su interpretación establece hilos que nos conducen a cuestiones que terminan también siendo abstractas o cuando concentra en su representatividad una narrativa extensa y explicativa del universo. Cuando su comportamiento es exegético de una realidad mucho más amplia; entonces es cuando podemos interpretar que el símbolo alcanza los niveles de categoría, que forma parte de un elemento fundamental, esencial y excepcionalmente intermediario que sin él no podrá determinarse otros significados, es cuando el símbolo se convierte en una excepción, sin él es imposible la lectura dentro del sistema simbólico, a esto le llamaremos categoría simbólica. I.3. ¿Cómo se debe construir una categoría simbólica en Mesoamérica? Ahora bien, hay puntos sobre la manera en la que una categoría debe construirse que nos interesan en el proceso de comprensión del mundo prehispánico, o mejor expresado, en el proceso de construcción de una categoría simbólica dentro del mundo mesoamericano. La interrelación de cosas que dan lugar a categorías que recaen en
  • 20. 20 determinaciones jerárquicas no es el comportamiento de las interrelaciones de cosas en el mundo mesoamericano. Partamos de una significación del mundo y con eso rebatiremos cualquier postura que se interponga en el camino de las categorizaciones dentro del universo precortesiano, nada más cierto que las manifestaciones duales de un mundo y otro, que por supuesto se explican con esmero en capítulos posteriores, para entender cuál es la diferencia de ambos pensamientos. Claro está que si el pensamiento occidental concibe el dualismo, que no es ni más ni menos que una fuerza de contrarios, el modo en el que se categoriza es un modo que determinará lo jerárquico, se puede ejemplificar así: DIOS = LO BUENO, Y TODO LO QUE DE LO BUENO SE SEPA, VIENE DE DIOS, O TODO LO QUE DE DIOS PROVENGA ES BUENO DIABLO= LO MALO, Y TODO LO QUE DE LO MALO SE SEPA, VIENE DEL DIABLO, O TODO LO QUE DEL DIABLO PROVENGA MALO ES. El ejemplo anterior nos explica varias vicisitudes, por un lado la interrelación de las cosas que hablan de una categoría jerárquica, no se comprenda mal, no son Dios ni el Diablo categorías en sí, aunque su comportamiento sea jerárquico, Dios y el Diablo son aquello que Aristóteles llamaría substancia, por su comportamiento esencial, tanto Dios como el Diablo se convierten en terreno ejemplificador de cómo el mundo se debe categorizar, son carne de cañón, si es que el vulgo nos ayuda a explicar los comportamientos, digamos que, si pensamos en Picasso, no pensamos que el pintor español sea una categoría, pero Picasso, al igual que Dios o que el Diablo son creadores, forjadores, comunicadores de mundos públicos que nos conectan con las categorizaciones de eso que necesitamos explicar, si Dios es bueno, lo bueno, es lo que categoría es, si el Diablo es malo, lo malo es lo que categoría es. Si Picasso creó nuevas formas de concebir el arte, Picasso revoluciona la idea de la belleza porque pensaba que su arte no era bello ni buscaba lo bello, lo bello es lo que categoría es, sin embargo, la forma en la que categorizamos desde occidente nos referirá a lo bueno y lo malo, como formas en las que el mundo se explica, pero también como la forma en la que el pensamiento occidental se manifiesta, o sea, contrarios irreconciliables, si para algunos lo que Picasso hizo no fue bello sino feo, seguimos en la
  • 21. 21 irreconciliabilidad. Occidente piensa que si es una cosa no puede ser la otra, la categoría de lo feo es contraria a lo bello. Para comprender el pensamiento mesoamericano y la forma en la que se categoriza desde allí no necesitamos de lo anterior, más que para comparar y argumentar. El mundo mesoamericano sostiene el pensamiento de contrarios reconciliables, abrazables; y este abrazo es estrecho, no porque no sea movible, todo lo contrario, sino porque uno depende del otro en una cofradía eterna, si vivimos ahora y después de la muerte, es lo mismo que si dijéramos que morimos ahora y después de la vida, para poder equilibrar estos estados de constantes movimientos se necesita una centralidad que no solo rote sino que permita funciones de pasadizo, esa centralidad en sí misma adquirirá los niveles de categoría simbólica, para ello no se necesitan categorías jerárquicas, entiéndase como una categoría superior a otra, sino que la interrelación se da, no en forma triangular, sino que su comportamiento se establece lineal, esta linealidad posee tres maneras: horizontalidad, verticalidad y circularidad, si ejemplificamos con las categorías mesoamericanas de vida y muerte, se pensaría asi: VIDA CENTRO MUERTE CENTRO Por lo tanto, si Occidente considera una categoría como una jerarquía, con base en que su pensamiento es dualista contrariado, es inevitable pensar que esto no puede aplicarse a la forma en la que se comporta el mundo mesoamericano que habla de un pensamiento dualista cofrade. Este que es un ser de la dualidad, no tiene un arriba, como ya decíamos, sino que una categoría bien puede ser central, y asi debe de ser, porque no hay modo de explicar el pensamiento de Mesoamérica sin que este no refiera la dualidad, otro en otro, VIDA MUERTE VIDA MUERTE MUERTE VIDA
  • 22. 22 un ser dependiente de otro, un mundo rotativo, un camino adelante y atrás, las categorías mesoamericanas no pueden construirse desde el aspecto occidental de categoría reinante, no es monárquico el mundo prehispánico, es un universo equilibrado, donde todo depende de todo para que el tiempo del ir y venir siempre regrese al tiempo donde todo es perfección. Las categorías mesoamericanas son laterales y centrales que pueden moverse hacia arriba y hacia abajo. Justino Fernández (Fernández, Arte Mexicano, 2009) plantea en relación con la descripción del ser humano precortesiano que: “[…] fueron hombres con ideas, ideales y creencias religiosas, con hábitos y técnicas diferentes de los nuestros. Ellos expresaron en sus culturas sus maneras de vivir, de humanizar su mundo, y crearon sus obras de arte que son expresión de su conciencia, de su vida, de su visión del mundo, físico, humano, divino […]” (P.3). La movilidad de las categorías mesoamericanas permite establecer su diferencia en la categorización del mundo y todos aquellos elementos que utilice para representar esa movilidad tendrán un carácter simbólico, alcanzando una clasificación tan determinante como el de categoría simbólica, porque ese elemento movible o de transportación permitirá comprender un universo más complejo. I.4. ¿Qué es la estética? La estética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la manera cómo el razonamiento del ser humano interpreta los estímulos sensoriales que recibe del mundo que le rodea. Sí la lógica estudia el conocimiento racional, la estética es la ciencia que estudia el conocimiento sensible que adquirimos a través de los sentidos. Entre los diversos objetos de estudio de la estética figuran la belleza o los juicios de gusto, así como las distintas maneras de interpretarlos por parte del ser humano. Por tanto, la estética está íntimamente ligada al arte y al estudio de la historia del arte, analizando los diversos estilos y periodos artísticos conforme a los diversos componentes estéticos que en ellos se encuentran. A menudo se suele denominar la estética como una filosofía del arte. La noción más elemental de lo que llamamos Estética, se remite, según Sánchez Vázquez al alemán Alexander Baumgarten quien hacia mediados del siglo XVIII
  • 23. 23 “…construye la primera teoría estética sistemática a la que da, también por primera vez el nombre de Estética (del griego aisthesis, que significa literalmente “sensación”, “percepción sensible” …” (Sánchez Vázquez; 1992, p.26). Alexander Baumgarten trata este tema novedoso para la época en su obra Reflexiones filosóficas acerca de la poesía (1735), y más tarde en su Aesthetica (1750). Cabe señalar que es posible transportar el concepto, en cuanto a los estudios sobre el tema, a los filósofos de la Grecia clásica. Los antiguos griegos tenían un vocablo equiparable al actual concepto de estética, que era Filocalía que significa Amor a la belleza7 . Digamos entonces que en Grecia nació la estética como concepto, mientras que con Baumgarten se convirtió en una ciencia filosófica. En la Época Moderna, Kant desarrolló la teoría idealista de las categorías. Las categorías, según él, son formas demostrativas de la contemplación y del entendimiento. En Kant es posible detenerse porque contrapone la crítica de la razón pura, que para él es la que analiza las condiciones del conocimiento teórico, así como la crítica de la razón práctica que se establece como la de la conducta de la moral. Ante esto nos interesa lo que contrapone como la crítica del juicio donde precisamente analiza las condiciones de la vida sentimental, y este sentimiento que deviene de esta crítica del juicio de dominio no intelectual y si uno de tipo reflexivo. Si bien la naturaleza y la vida moral en conjunto no son el resultado de un juicio objetivo si pueden ser el resultado de una reflexión sobre los objetos naturales, estos objetos naturales que solamente pueden ser condicionados por las categorías del entendimiento. Se entiende de la siguiente manera, el juicio del sentimiento no determina como el del entendimiento la constitución de los objetos fenoménicos, estos objetos que ya están constituidos solo pueden ser reflexionados para descubrir su conformidad con las necesidades de la vida moral, el juicio del entendimiento es determinante y el del sentimiento reflexivo. OBJETOS YA CONSTITUIDOS = JUICIO DEL ENTENDIMIENTO = DETERMINACIÓN DE LOS OBJETOS 7 Esta información es posible de encontrarse en “Historia de la Filosofía” (Tomo II) de Nicolas Abagnano (P. 23)
  • 24. 24 OBJETOS YA CONSTITUIDOS = JUICIO DEL SENTIMIENTO = REFLEXIÓN SOBRE LOS OBJETOS Se puede entender el objeto, lo que inmediatamente lo determina. Puede ese objeto provocarnos sentimientos diversos, lo que nos lleva a la reflexión del objeto en cuestión. La conformidad de esto es lo que Kant llama un juicio estético, es decir, sin que medie un concepto aún. Sí hubiese un concepto en sí mismo de relación con un fin este juicio sería teleológico. Los juicios no pueden ser emitidos más que por el ser humano y el ser humano es en sí mismo un ser de fines y un ser finito. Es probable que aunque los objetos producidos por el hombre tengan su misma constitución de finalidad, pero no solo como objetivo o meta, sino como final, estos hayan sido muchas veces conformados en la necesidad de infinitud lo que en sí mismo sería un fin. El juicio estético que es el que interesa en este punto es, como se comprende, un juicio de tipo subjetivo, sin embargo para Kant no es posible hacer un juicio reflexivo sin que exista la posibilidad dual de un juicio estético y uno teleológico, o sea, uno subjetivo y otro objetivo, este juicio reflexivo que contiene los principios del sentimiento, que incluso pueden ser tanto de gusto o disgusto no tiene un valor cognoscitivo, no tiene relación con la razón y sus principios, porque este juicio estético solo le concierne a la belleza natural, dice Kant que la belleza artística está en comunión con la natural según nos expresa en su libro Crítica del Juicio, por lo tanto un arte es bello mientras tenga la apariencia de la naturaleza, el ser humano es capaz de discernir cuando es arte y cuando es naturaleza, pero debe el arte aparecer como si naturaleza fuese o un producto de ella. Para juzgar la belleza de los objetos es necesario el gusto, pero para la producción de estos objetos se necesita al genio, ni más ni menos y esta unión no es más que la imaginación y el entendimiento. El entendimiento es un principio del gusto: éste disciplina la emancipación sin rienda de la imaginación, y es entonces la imaginación la que permite la riqueza y la espiritualidad de la producción artística. La obra artística requiere entonces, imaginación, entendimiento, espíritu y gusto. Como también se necesita, desde Kant una distinción de lo que es el juicio del gusto y la actitud estética fundamentado en cuatro categorías, con ellas se puede resumir la relación con la naturaleza de lo bello:
  • 25. 25 Cualidad: el gusto es la facultad de juzgar un objeto o una postura dada por la satisfacción o el desagrado desinteresado ante una forma. Se llama bello al objeto de este deleite. Volvemos a hallar aquí el criterio del desinterés de la actitud estética. Cantidad: es bello todo aquello que gusta universalmente, sin necesidad del concepto. Aquí está la actitud del conocimiento, lo universalizable de hecho hasta el límite de su posible amplificación. Finalidad (la relación): la belleza es la forma de la finalidad de un objeto en tanto es percibida sin la representación de un fin. Es el formalismo y la apariencia, el esquema, no una meta cierta, es una orden sin más: es la maravilla inútil. Modalidad: es bello lo que es reconocido sin concepto como objeto de una satisfacción necesaria. Aquí tenemos no solo lo universalizable de hecho, sino de derecho, es decir, lo necesario: lo normativo y apodíctico8 . En fin que la dialéctica del juicio estético se nos presenta en contradicción. Por un lado se entiende que el juicio del gusto no se funda en conceptos, porque es imposible su demostración, pero por otro lado debe fundarse en conceptos, sino como lo aprueban los demás. Esto es factible de resolverse, ya que, si el juicio del gusto no se funda en conceptos y por tanto no es un juicio del conocimiento, se establece en la misma facultad del juicio, propia del ser humano. Esta facultad crea en sí misma el acuerdo de las representaciones sensibles, entiéndase una idealidad del fin que se revela en la belleza, en donde se encuentran los objetos de los sentidos, veámoslo más claro. 8 En la lógica aristotélica, una expresión es apodíctica si se refiere a una propuesta demostrable, que es necesaria, cierta o válida, o por el contrario, falsa o inválida. Se opone a dialéctico, de la misma forma que una prueba científica difiere de algo probable o razonable. Immanuel Kant diferencia apodíctico de problemático y de asertivo en su Crítica de la razón pura, diciendo: La modalidad de los juicios es una función muy especial de los mismos que se caracteriza por no contribuir en nada al contenido del juicio (pues fuera de la cantidad, cualidad y relación, nada queda ya que constituya el contenido del juicio), y referirse tan sólo al valor de la cópula, en relación con el pensar en general. Problemáticos son aquellos juicios en los cuales el afirmar o negar se admite sólo como posible (voluntario). Asertóricos, cuando es considerado como real (verdadero). Apodícticos son aquellos en los cuales se advierte como necesario. La expresión apodíctico se aplica también a un estilo de argumentación en el que la persona presenta un razonamiento como verdad categórica, sea o no necesario hacerlo.
  • 26. 26 SER HUMANO = SENSIBILIDAD Y ENTENDIMIENTO = VALOR DEL JUICIO DEL GUSTO = UNIVERSALIDAD (AUN CUANDO NO SE FUNDA EN CONCEPTOS) Y esto nos interesa de Kant. Aunque su pensamiento se encuentre situado y sitiado en el mundo occidental, nos evoca la posibilidad de categorizar el mediante el juicio estético, donde hay una intervención del sentimiento, del entendimiento y que común a un gusto, no se necesita un concepto para ello: se necesita sentir y comprender el fenómeno. El objeto entonces podemos colocarlo en su finalidad y en su infinitud, las razones por las cuales llegamos a este punto es porque todo objeto, toda forma, todo elemento etc. que la naturaleza o el ser humano ha creado tienen un fin, un objetivo, que reflexionado y entendido nos podrán llevar al juicio puesto en ese objetivo, el objeto puede poseer la fuerza abstracta del sentimiento, categorizado en el objeto. Las categorías estéticas son determinaciones generales y esenciales del universo real que llamamos estético, esto lo entendemos a partir de las reflexiones hechas por Sánchez Vázquez en Invitación a la Estética, justo en el capítulo sobre La categoría general de lo estético (P. 145-146). De esta parte también se determina que la categoría estética general, es aquella que permite uniformar cierta realidad específica, o de cierto comportamiento del hombre con ella, y que permite captar a su vez lo que hay de común entre diferentes categorías estéticas particulares, esto es justamente la categoría de lo estético. Por tanto, la estética es una forma de razonamiento, que el humano interpreta a partir de los estímulos sensoriales que recibe del mundo externo, aquel por el que está rodeado, y las categorías son la forma en la que el humano clasifica ese estímulo, a partir de su propio contexto, de su innato momento histórico y de la lógica en la que el sentir se vincula con esa realidad en la que está insertado y que lo sorprende, la categoría explica la afectación estética, así que es un claro proceso cognoscitivo.
  • 27. 27 ESTÉTICA=ESTIMULOS SENSORIALES---MUNDO EXTERNO CATEGORÍAS=CLASIFICACIÓN DE ESE ESTÍMULO=EXPLICACIÓN DE LA AFECTACIÓN ESTÉTICA—CONTEXTO, MOMENTO HISTÓRICO, LÓGICA PROCESO COGNOSCITIVO El principio histórico ayuda a situar los fenómenos estéticos y artísticos en el tiempo, tanto en relación con lo que los precede como con su propio momento o tiempo, teniendo en cuenta que los lenguajes artísticos van cambiando, esto no se debe perder de vista. Se comprende entonces que sin esa diversidad de aspectos de la realidad el hombre no podría afirmarse en el mundo, digamos que es una combinación del espíritu y la realidad que viéndose en su hondura se comprende lo subjetivo y lo objetivo, cuestiones que al final de cuentas competen al ser humano y su relación con la comprensión del mundo. Si lo vemos así entendemos que el hombre del mundo precortesiano no hizo más que lo mismo, se reafirmó en esta dualidad e intentó comprender el universo desde estas dos posturas, tal como lo podemos interpretar ahora. I.5. Estética prehispánica: la idea versus lo bello Entre sus ideas se encontraba la de otro mundo y sus dioses, no la de otra civilización y sus hombres Octavio Paz Las razones por las cuales no debemos partir de la estética occidental para comprender el arte prehispánico, son tan simples como complejas. Las reflexiones estéticas durante largos siglos han girado en torno a lo bello y la misma categoría en sí, en vinculación con otras: como lo feo, lo bueno, lo útil y así sucesivamente. Ante esta no resuelta problemática nos queremos enfrentar desde nuestra visión americana, en un sentido local, porque en definitiva también somos un concepto sui generis.
  • 28. 28 La situación histórica de las distintas ilustraciones de cambios de sensibilidad durante largos siglos, determinadas por los cambios también de categorías y reflexiones estéticas reafirmarían porque una realidad no puede ser categorizada de la misma manera que otra, es decir la posibilidad de comprender un fenómeno estético está determinado no solo por la cuestión histórica sino también por situaciones de tipo cultural. Podemos en palabras de Octavio Paz (Paz O. T., 2009). Explicar la situación que vivió la Coatlicue en sus enterramientos y desenterramientos: “La carrera de la Coatlicue- de diosa a demonio, de demonio a monstruo y de monstruo a obra maestra […] reflejan la progresiva secularización que distingue a la modernidad. Entre el sacerdote azteca que la veneraba como diosa y el fraile español que la veía como una manifestación demoniaca” (P.22) Si bien categorizar empeña lo real y lo espiritual, es viable imaginar lo posible ante la realidad prehispánica, que viaja dentro de estas posibilidades, determinadas en asuntos generales y esenciales. Las relaciones del hombre prehispánico con el mundo tienen las características de lo práctico-productivo y de lo práctico-utilitario-sagrado y esto definitivamente tiene una relación que se sabe simbólica y que además es inevitable en cuanto a lo perceptivo de su universo terrenal y celeste. El conocimiento del mundo no siempre tuvo la connotación de ciencia que ahora percibimos, para el hombre prehispánico este conocer era en función de lo místico- religioso. ¿Qué significa? Que no había una concepción estética de esa realidad, por lo tanto, sin negar la posibilidad estética, de ese reconocimiento de ella: los objetos producidos son el entendimiento, la respuesta y hasta la misma pregunta a lo que no era más que un pensamiento provocado en dudas que se manifestaba de manera simbólica. Para nosotros, sin embargo, ante estos magníficos objetos, nuestra experiencia va conectada a la delirante experiencia estética. Y esto nos convoca a percibir cuestiones que aunque van de la mano con la casualidad, resumen una forma de evocar distinta a occidente. Digamos que:
  • 29. 29 EL MUNDO PARA EL HOMBRE PREHISPÁNICO VISIBLE E INVISIBLE ESTO CAUSA UN ESTÍMULO A NIVEL DE LOS SENTIDOS COMO SE CATEGORIZA ESE MUNDO PREHISPÁNICO VIDA Y MUERTE ENTRE ELLAS HAY UN VACÍO QUE LLENAR, UN CENTRO DE EQUILIBRIO TAMBIEN NECESARIO DE CATEGORIZAR Enfrentarnos ante la común y a la vez distante manera en la que concebimos el mundo, ese mundo que se presenta simbólico nos destroza ante cosas ya aprendidas, y digo esto en función de la perspectiva de las entidades que se ostentan como occidentales en nuestro razonamiento. Podemos hablar de rasgos comunes en la experiencia estética y establecer un marco amplio del criterio estético y de las categorías en que éste se aplica, pero también hay que enfrentarse a la idea de realidad, que aunque seamos a través de ella, tal cual la vemos, también es cierto que la realidad se muestra como algo que está más allá de lo que alcanzamos a ver, en este punto Paz (Paz O. T., 2009) reafirma que:“ Lo que llamamos obra de arte - designación equivoca - sobre todo aplicada a las obras de las civilizaciones antiguas- no es tal vez sino una configuración de signos” como menciona en su libro Los privilegios de la vista (P.22). En este punto tenemos que detenernos sobre lo que ya Justino Fernández había esbozado con respecto a este tema y que debemos anteponer, si bien la belleza, esta categoría estética de purezas occidentales ha regido no solamente en las opiniones sobre lo que arte es y lo que arte debe ser sino como conducta predispuesta en la psique humana de
  • 30. 30 que arte es bello en cuanto no contradiga los principios esquemáticos de su hechura simétrica, proporcionada, imitativa, perspectivesca, areática, equilibrada etc. Este arte que en relación con la belleza se determina “puro” no es posible que contenga al arte prehispánico en su concepción estética puesto que el arte mexicano no cumple con esta parálisis del tiempo en un tiempo que se puede llamar el de la incólume belleza, sino como dice Fernández (Fernández, Estética del Arte Mexicano, 1990): “sobre las bellezas impuras, históricas y particulares del arte mexicano” (P.7). Esta parte, que además coincide con lo que se pretende contradice el concepto de universalidad que anteriormente explicábamos de Kant, aquí el juicio estético sobre el gusto no puede ser un acuerdo infinito que establezca un pacto, una actitud total ante el arte y su estética, sino que como bien dice Fernández (Fernández, Estética del Arte Mexicano, 1990): “ […] la belleza […] ni es autónoma, ni intemporal, ni única, sino plural y dependiente de sujetos de un tiempo y lugar […] las bellezas, que no la belleza, son históricas, pertenecientes también a tiempos, lugares e intereses varios. La belleza es impura, puesto que es histórica” (P.7). Claramente se establece que no puede existir una idea cerrada sobre que la belleza es una sola, así como Kant dice o se ha quedado a vivir en la mente y los conceptos que se mueren de universales, tendríamos que hablar de las bellezas, porque esta varía en un tiempo o podemos también decir que hay tiempos para las bellezas. La belleza entonces es subjetiva y esto contradice su universalidad, es imposible que esta belleza establecida como de reconocimiento de todos sea en sí misma un juicio ecuménico y desde el sentido de particularidad en su connotación de otra belleza, en otro núcleo es donde ponemos la vista, la percepción, nuestro ser, conocer y sentimiento hacia el arte prehispánico y su comportamiento estético distintivo. A partir de esto es posible atreverse a plantear; aunque las categorías estéticas hayan surgido en occidente y estas asuman adjetivos como sustantivos para la categorización del mundo, el arte prehispánico siendo una estética de otra belleza, esta particularidad, puede también proponer categorías que solo puedan ser sustantivos que siempre estarán en relación con algo más que no es un adjetivo. Esa sustantividad se puede convertir en un símbolo, y de hecho se puede entender que ésta ha sido la tendencia, lo explico mejor:
  • 31. 31 TENDENCIAS DE LAS CATEGORÍAS ESTÉTICAS OCCIDENTALES: LO BELLO, LO SUBLIME, LO TERRIBLE, LO FEO ETC ----- ADJETIVOS CONVERTIDOS EN SUSTANTIVOS O SUSTANCIA QUE PUEDE SER ADJETIVIZADA EJ. LA GIOCONDA ES PROPORCIONADA, LA GIOCONDA REFLEJA LO BELLO (ADJETIVO CONVERTIDO EN SUSTANTIVO) LO BELLO ES PROPORCIONADO, LA GIOCONDA ES BELLA (SUSTANCIA ADJETIVIZADA) TENDENCIAS DE LAS CATEGORÍAS ESTÉTICAS PREHISPÁNICAS: LA VIDA Y LA MUERTE, LA TIERRA Y EL CIELO ---- SUSTANTIVOS EN RELACIÓN CON ALGO MÁS QUE NO ES UN ADJETIVO. EJEMPLO. LA VIDA Y LA MUERTE ---- NO SON BONITA Y FEA SINO QUE SE OBSERVA EN, PONEMOS EJEMPLOS: SACRIFICIOS HUMANOS, ARTE. ETCÉTERA Y nada de lo anterior contradice a la estética, como bien dice Fernández (Fernández, Estética del Arte Mexicano, 1990): “La estética no puede ser de lo general sino de lo particular, de aquello que nos atrae, emociona y revela unos sentidos de la realidad que nos interesan fundamentalmente […]” (P.18). Lo que ha sucedido también es que esas artes, que no son las occidentales, fueron descubiertas con la marca indeleble del arte abstracto, elevadas en sus cualidades formales, pero han sido desterradas de su verdadera realidad, fueron sustraídas de sus consideraciones cosmogónicas, históricas, de un pensamiento. Lo debe ser visto, como establece Justino Fernández, desde lo histórico-artístico porque autentica su verdad, es la verdad que los asienta, los reconoce, los comprende, no han surgido con base en principios occidentales sino bajo otros fondos religiosos, mágicos y trascedentes en cuanto a su conformación sagrada. Si continuamos en esta reflexión necesaria, ponemos ante nuestros ojos la categoría de relación que establece Aristóteles, hay un concepto aquí que es importante rescatar que es el de interconexión entre todos los fenómenos. Sí logramos entender un elemento de interconexión dentro del arte prehispánico, este explicará por sí mismo la categoría de
  • 32. 32 relación, pero no como esencia de un pensamiento occidental, sino según Levi Strauss9 , en la introducción de su libro “Mitológicas” (lo crudo y lo cocido): “ […] mostrar de qué modo categorías empíricas, tales como las de crudo y cocido, fresco y podrido, mojado y quemado, etc., definibles con precisión por la pura observación etnográfica y adoptando en cada ocasión el punto de vista de una cultura particular, pueden sin embargo servir de herramientas conceptuales para desprender nociones abstractas y encadenarlas en proposiciones” (P.16). Lo que Strauss aporta a esta reflexión fundamental es que todos los seres humanos, absolutamente todos categorizamos el mundo, lo importante es descifrar, saber, comprender que no lo categorizamos igual. Lo que sería la relación como categoría para el pensamiento occidental será un elemento reflejado en la palpabilidad visible y reconocible en el comportamiento del arte mesoamericano. Cada parte realizada, cada hecho razonado e imaginado se convertía en un objeto concreto que no pierde su aspecto sensible, la singularidad de ellos se vuelve por tanto estética en enlace con la percepción de los mismos. En cuanto a la comprensión del fenómeno estético en el arte prehispánico, no podemos perder de vista la relación significativa del sujeto con el objeto, esto se da en la medida que existe en cuanto a satisfacción, y esta resolvía adecuadamente sus necesidades profundamente humanas, reflejadas en símbolos. Los objetos artísticos, las formas realizadas, las formas interpretadas, las metáforas en cada línea, círculo, área o trazo, parten de la expresión misma de una distancia con el misterio, pero que lograba en realidad una concreta comunicación. El arte para el hombre prehispánico fue un vehículo necesario, complicado ante nosotros, pero necesario para comprender que el arte en realidad, en su concepción estética, plantea su negación de lo inútil. Enriqueció el arte al hombre del México antiguo, el mensaje les fue alentador y produjo un cargado simbolismo que representa a lo más sublime del florecimiento humano. 9 Revista de la Universidad Nacional de Colombia. (30 de 6 de 2013). Obtenido de Revista de la Universidad Nacional de Colombia: http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/revistaun/article/view/12094/12708
  • 33. 33 Sánchez Vázquez (Sánchez Vázquez, 2007) se refiere a que: “[…] las categorías estéticas son históricas. No pueden ser separadas de la historia de la realidad de la que son su expresión teórica, abstracta, ni tampoco de su propia historia: historia de los ideales estéticos y de las realizaciones artísticas de esos ideales, y todo ello como parte indisoluble de la historia real de la sociedad” (p.146). Cierto es, como decíamos con anterioridad, que el hombre prehispánico partió de sus propios sentidos perceptivos y razonados en sus realizaciones, no dejó de participar en un proceso que devino y que le fue simplemente heredado, la conciencia de la herencia era un aspecto más en concreto vinculado con el amor y la lealtad al conocimiento y a la perdurabilidad de aprendizajes terrenos, mundanos y cosmológicos en general. Partir de esto permite categorizar en un camino que no se supone fácil, pero tampoco imposible para el arte prehispánico, lleno de singularidades y conceptos propios. La estética no solo está enfocada en las vivencias producidas en el hombre, sino también en su actividad creadora. En el caso del arte prehispánico lo podemos observar en la fabricación de objetos de uso diario, que podemos explicar en el sentido mismo de la creación artística con el empleo frecuente de la estilización, que subraya ciertos rasgos y anula todo lo demás que no le es característico, y lo traduce en una forma sensible y palpable, así también su preocupación por la decoración del medio que lo rodea, si de manera esencial nos ubicamos ante piezas que nos parecen fantásticas y poco naturales, rasgo que nos acosa y acusa occidente, estos rasgos, en sí mismos, también nos ahuyentan toda sospecha de utilizar la estética y sus famosas categorizaciones occidentalizadas para introducirnos en el entendimiento del arte mesoamericano, sencillamente, porque la razón reside en las ideas que se proponían transmitir, López Austin (Arroyo, abril del 2004) se refiere en este sentido a: “ el pensamiento ajeno ya no puede sernos indiferentes: con él nos descubrimos un rostro novedoso; lo ajeno no nos muestra insertos en la complejidad de lo diverso” ( P.20). El proceso en el que están inmersos los productos artísticos, no aspiran alcanzar la terminología de lo acabado, de lo facturado impecablemente, sino que lo que importa, durante y luego, es el uso, la utilidad en diversas índoles, no se busca embellecer, se busca conversar con lo otro, que es igual, que es naturaleza, que es cosmos, que es lo
  • 34. 34 inatrapable con lo sagrado. Es difícil categorizar el arte prehispánico, partiendo de que, a nuestros ojos, palabras como estética, categorías, símbolos, incluso la misma palabra Arte, no eran de evocación, ni de reflexión, ni de ubicación lógica en el contexto mesoamericano, sin embargo, podemos concebir la estética allí, las categorías estéticas y lo símbolos en su mundo, si denotamos que no son espejo de lo mismo que Occidente, sino espejo de una realidad regional, digamos que su universo social e histórico, pero encima de todo, y es algo que aquí nos ocupa para fascinarnos, el pensamiento y la cosmogonía, que permiten la existencia de elementos de cierta recurrencia en los objetos que explican el mundo, que se subsanan en ellos, que aparecen como realidades de lo irreal. La búsqueda de la belleza no es ni siquiera una idea ubicable, porque lo bello, ante el mundo de occidente, es un contrario contundente de lo feo. Lo bello, entre muchas cosas es simétrico, es útil, es proporcional, por ende, lo feo es todo lo contrario. Aspectos como lo simétrico y lo proporcional, serían categorías de elevación jerárquica en su concepción de la belleza que se retoman perfeccionándose en épocas del Renacimiento, por ende, lo feo es todo lo contrario, lo feo es lo malo, los malos en las tragedias griegas eran los feos. Lo feo en El Renacimiento jamás cabe en el mundo de la creación artística, pero parafraseando a Sánchez Vázquez, lo feo es también una consideración estética, porque se sale de lo cotidiano, lo feo es una afectación emocional, es una consideración del mundo. Si lo vemos así de simple, el arte prehispánico para los ojos de Occidente y sus estudiosos de la estética, así como el pensamiento que rige en una totalidad a sus individuos, no debe ser tratado como estético, ni desde la estética, porque no contiene los rasgos necesarios que lo compongan de lo bello, entendiendo que de lo bello se ocupa la estética occidental, incluso, cuando ha negado su esencia, en este punto un ejemplo es el arte de las vanguardias, en donde lo bello no es ineludible al arte. Y aunque esto al parecer no permite comprender la categoría simbólica debemos sospechar que la diferencia hará que lo que sería un símbolo para Occidente no lo sería jamás para los precortesianos y viceversa.
  • 35. 35 Leopoldo Castedo (Castedo, 1972) nos da más razones: “la libertad de expresión individual, en el concepto desarrollado por la Europa del Renacimiento, no tiene vigencia ni sentido alguno en este hombre que estaba, además, encadenado totalmente a su mundo” (P. 20). Por lo tanto, sus categorizaciones del cosmos, estéticos y simbólicos, no siempre se podrán ver separados, pero tampoco podemos observarlos desde las perspectivas occidentales del análisis de estos aspectos, ya que están enmarcados por otras realidades, cito por eso a Justino Fernández (Fernández, Estética del Arte Mexicano, 1990): “Al arte indígena antiguo ha de vérsele como expresión histórica y artística tan válida como cualquier otra y ha de procurarse descubrir sus propios valores estéticos, su original belleza, diferente de la clásica y tradicional. Es un arte simbólico por naturaleza” (P. 4). a. De la sonrisa de La Gioconda a la sonrisa de Tláloc La palabra son con todo y que se comporte como un prefijo latino de significado abajo, cuando acompaña a la risa, solo se refiere al esbozo, a la crueldad con la que la risa se reprime. El significado, también latino de ésta, tiene su origen en la palabra ridículo, por eso podemos decir que La Gioconda posee la sonrisa más reprimida del mundo y por supuesto que la más arbitraria. Su sonrisa, llamada enigmática e incluso travesti es equivalente a un espejismo, porque su sonrisa jamás será risa. Su sonrisa, repito con firmeza, está evaluada en un juicio de valor tan sustancial como inconsistente, vacila ante otras interpretaciones, y se vuelve a desnudar y desnudar ante el juicio de la historia, ver su sonrisa es enfrentarse a un convencionalismo. Ya no interesa en La Gioconda el sfumato, ni la línea oblicua de sus hombros, ni la perspectiva atmosférica, importa la sonrisa, pero importa porque los juicios ante ella se han convertido en universales, y eso de lo universal también tiene que ver con lo bello, porque ya expresaba Kant en el siglo XVIII que todo lo bello nos causa placer, aunque este sea desinteresado, y este placer se convierte en uno sustancialmente universal, asunto que niega toda capacidad subjetiva que posee la afectividad. Y ante lo anterior ¿a quién le importa la sonrisa de Tláloc? El asunto que realmente nos interesa para comprender la intencionalidad de los recursos formales en el arte mesoamericano, es el que estos recursos están sometidos a la idea, al
  • 36. 36 concepto que en sí mismos, nos traducen el mundo, nos muestran su cosmogonía y pensamiento. Justino Fernández (Fernández, Arte Mexicano, 2009) asienta: “[…] pretender examinar la variedad histórica desde el estrecho punto de vista naturalista y de la belleza clásica es tanto como dejar fuera, por incomprensión, varios periodos y muchas obras de la historia del arte” (P.4). Para comprender o acercarnos a la idea que se quiere proyectar Ernst Gombrich (Gombrich, 1997) nos ayuda refiriéndose a:” […] la lluvia es con frecuencia cuestión de vida y muerte, pues sin ella las cosechas pueden fallar, dando lugar a que se perezca de hambre. Se comprende, pues, que el dios de la lluvia y las tormentas asuma en el espíritu la forma de un demonio terrorífico de poder. El rayo, en el cielo, aparece en la imaginación como una gran serpiente y, por ello, muchos pueblos americanos han considerado a la serpiente de cascabel como un ser sagrado y poderoso…” (P.53) FIG 1. Tlaloc, dios azteca de la lluvia, siglo XVI- XV. Piedra, 40 cm de altura; Museo Etnológico, Museo Nacional, Berlín. Imagen 30. Obtenida del libro: “Historia del Arte” de Gombrich. P.52
  • 37. 37 Digamos que, la conformación de un rostro, como el del dios de la lluvia azteca Tláloc, que se nos asoma en forma de serpientes enroscadas, este elemento formal de la serpiente, por sí mismo, no es únicamente la reproducción de la imagen de la serpiente, su esencia fundamental es la clara relación con la idea, la idea del rayo, y el rayo conduce a la relación con el concepto de fertilidad, la serpiente es un signo entonces que expresa el rayo que a su vez convoca lo fértil, es un modo de escritura y lenguaje del mundo, el rayo aparece en la tormenta, la tormenta es lluvia extremosa, y esta idea terrorífica para occidente, que asusta o que espanta, como es la idea de una tormenta en sí, para los prehispánicos es la cualidad de equilibrio del mundo, más lluvia, o sea una tormenta, es signo de buena cosecha, cosecha es signo de vida, el rayo, parte de la tormenta, es un ruido necesario que aparece después del silencio, es la luz que aparece después de la oscuridad, no en forma de contrarios, sino como una simbiosis de lo que emite la cualidad, de soportar en pesos, la vida y la muerte. Castedo (1972) plantea: “La representación imaginada no es una simbolización real o abstracta del Dios […] sino el Dios […] lo único real es el mito. […] dar apariencia física a ese mito y representarlo en forma objetiva, llevando a veces tal objetivación hasta las abstracciones absolutas” (P. 21). El Hueco, como explicaré en páginas posteriores, se convertirá en una categoría, este elemento ahuecado que observaremos, nos permitirá comprender funciones de enlace y de explicación del mundo, otra fuerza que recaerá como equilibrio entre la vida y la muerte. b. Reflexiones sobre la autenticidad de la escultura “La Dualidad”10 Aunque el trabajo del Dr. Morante se basa en el análisis minucioso, en cuanto a su autenticidad como una obra del genio totonaca; de la famosa escultura de “La Dualidad” exhibida en el Museo de Antropología de Xalapa, aunque esta pieza, aparentemente refleja el pensamiento dual que atraviesa a toda Mesoamérica, en realidad veremos algunos asuntos relacionados con esta investigación en curso, que navegan por la idea 10 http://www.analesiie.unam.mx/pdf/93_163-175.pdf . Trabajo de análisis sobre una pieza considerada emblemática de la cultura Totonaca aparecido en los Anales del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM titulado: LA DUALIDAD ¿ESCULTURA PREHISPÁNICA O DEL SIGLO XX? realizado por el Doctor en Antropología por la Unam, exdirector del Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz Rubén B. Morante López donde establece una clara identificación de falsedad de esta pieza partiendo de elementos fundamentalmente cosmogónicos. (última consulta el 9 de junio de 2014)
  • 38. 38 del proceder del arte prehispánico y su infinita correlación de lo místico-religioso con el hacer de sus formas. FIG. 2. La Dualidad vista de frente, Museo de Antropología de Xalapa. Foto: Rubén B. Morante López. Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. CONACULTA-INAH-Mex. Esta obra según nos relata Rubén Morante López11 se describe de la siguiente manera: es de basalto con una altura de 0.45 m, un diámetro de 0.30 m en su parte superior y de 0.15 m en su base, y pesa aproximadamente 25 kg. Es una cabeza humana que posee relieve y este a su vez parte de forma transversal el rostro, donde en la mitad derecha se observa la faz del personaje y la otra es totalmente lisa, no tiene cabello y en la parte inferior se encuentra un cuello simulado que tiene forma de copa terminado en una base circular (observar la anterior FIG. 2). Esta escultura ha sido considerada durante años como emblemática, pero también de suma importancia dentro de Las Culturas del Golfo, de manera tal, que como bien nos establece Morante López ha formado parte de revistas, de imagen de varios congresos, 11 Rubén Morante López. Maestro en historia y etnohistoria por la ENAH y doctor en antropología por la UNAM. Director del Museo de Antropología de Xalapa de 1997 a 2005. Investigador y catedrático de la Universidad Veracruzana en los programas de geografía e historia. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
  • 39. 39 de exposiciones privadas, de libros y catálogos del propio museo donde se encuentra (datos en la FIG. 2) etc. Las referencias a esta escultura han sido repetidamente, según nos comenta el Dr. Morante, ideas en relación con lo dicho en 1975 por Medellín Zenil12 : “[…] es de la cultura Totonaca Posclásica Tardía, S. XIII-XV de N.E, [y que…] alude a la ambivalencia de los dioses, seres y cosas, es decir la unión de los opuestos […] partiendo de que los mesoamericanos entendieron la Creación como fruto de una dualidad, Ometéotl”. Determinar la falsedad o autenticidad de una obra no debe ser asumido como un privilegio del estudioso en el tema, sino que, fundamentalmente, es un asunto que provee de información acertada a una sociedad y al conjunto de saberes verdaderos en el mundo, nada ganamos con mentir, una pieza no es mentirosa, mentiroso quien no la estudia a fondo y asevera su mentira como verdad absoluta. En ese sentido, llevar un correcto análisis de una pieza, como asegura Morante, nos conducirá a las respuestas necesarias y concretas que aclaren y aporten a la cultura regional, nacional y por supuesto que universal. Estos análisis son pertinentes, partir de varias aristas, como un recuento histórico, análisis estilísticos, artísticos, conceptuales y técnicos que nos conduzcan a un centro básico de concreción, permiten, sobre todo aprender un proceso metodológico adecuado para analizar obras bajo esta conformidad de lo auténtico o lo falso, porque es un camino relevante, donde el arte se enmienda con lo social. El autor dice que el estilo de esta pieza no corresponde a ningún otro, o no coincide con ningún estilo de los establecidos para la escultura prehispánica y que al ser observada la obra parece ser de la primera mitad del siglo XX cuando las vanguardias artísticas reflejan la recuperación modélica del arte primitivo. En cuanto a lo artístico la mitad con rostro es más amplia que la lisa lo que rompe con un principio de la escultura en Mesoamérica: La simetría. También hace referencia al cuello que en el arte precortesiano se hicieron cabezas unidas a espigas que se conocen, nos señala Morante López como “Clavos Arquitectónicos”, estas espigas salen sin pulir de la parte posterior de la cabeza porque la intención era que fuesen incrustadas en el muro o talud de algún 12 Alfonso Medellín Zenil (1925-1986) fue un arqueólogo mexicano, investigador fundador del INAH y del Museo de Antropología. Logró establecer una secuencia cronológica para la cultura Totonaca.
  • 40. 40 edificio y esto no se observa en “La Dualidad” sino que su cuello está pulido y sirve de soporte. Paul Westheim estableció la vida y la muerte como la dualidad eje del arte prehispánico, sus categorías estéticas no han sido rebatidas, más bien reafirmadas, son punta base de análisis en la actualidad para acercarse de forma eficiente al mundo mesoamericano. Murió, dice Morante, sin conocer a “La Dualidad”, si Westheim la hubiese conocido, hubiese tenido el convencimiento de su falsedad, porque quien mira bien y quien ha mirado tanto tiempo lo que admira aprende a olfatear sus sentimientos. Aunque Westheim, seguramente, se hubiera acercado a un análisis de esta naturaleza profundo y acertado, y con ello habría constatado lo que Morante asevera con argumentos, permitiendo que desde hace mucho tiempo se habría dejado de exhibir esta obra, como algo extraordinario, de la cultura totonaca del posclásico tardío. Bien dijo como una idea fundamental del arte prehispánico (Westheim, Arte Antiguo de México, 1997): “Arte colectivo mágico-religioso [cuyo fin era…] crear obras destinadas a la comunidad […] no es un invento de una imaginación artística, su fin no es embellecer” (pp. 61 y 62) Una cultura como la totonaca, que empezó a construir desde el siglo I una extraordinaria ciudad como Tajín, que labró nichos o huecos en una pirámide con la paciencia de un relojero, que esculpió yugos con precisión y avaricia de formas, de la misma manera que palmas y hachas, la escultura realizada con maestría, limpieza, perfilada con minuciosidad, que concebían el tiempo y el espacio como un único convenio existencial, donde la vida obtiene sentido para la relación hombres y dioses, como bien nos establece Morante López diciendo que en Mesoamérica el arte se subordinaba a la religión y la política y no militaba por sí mismo, en este tono, no parece que las manos totonacas pudieron desalinear un rostro como el de “La Dualidad”, ni consumar lo inconsumable, no existe en ella esa idea de ligazón cosmogónica, y aunque todos los análisis del mundo hubiesen dicho que era auténtica, seguramente que existía una posibilidad, un resquicio airoso que permitiría decir, que ni habiéndose quedado un totonaca solo, que
  • 41. 41 haya escapado como cimarrón, se hubiese atrevido a esculpir una dualidad tan dualista, una escultura tan fatalista. En esta pieza no se concibe la dualidad de la vida y la muerte, ni siquiera, como bien dice el Dr. Morante la relación de lo humano y lo divino o de la naturaleza y el hombre. Es interesante que Morante López reafirme que la dualidad es un idioma plástico y es un código gráfico que además se generaliza, es decir, que lo vamos a observar con constancia en el mundo mesoamericano, estos atributos no son ni visibles ni imaginados en la escultura mencionada, sino que como dice el autor referido se mezclan en ella lo abstracto y lo realista, ideas totalmente occidentales que hablan del pensamiento universal y no del principio filosófico que rige a Mesoamérica, el principio claro de la dualidad.
  • 42. 42 II. CAPÍTULO. CONCEPTOS Y CATEGORÍAS EN EL ARTE PREHISPÁNICO MEXICANO II.1. Cosmogonía y Pensamiento El destino humano radicaba en ser el principal colaborador de los dioses. Antonio Caso El hombre prehispánico fue un hacedor de cultura, con un extraordinario poder creador y logró transformar a la naturaleza y darle vida propia al dejar impregnada su esencia, su conveniente concepción del universo y sus propios mitos plasmados en el muro, en la piedra, en el barro. Todo lo transforma, lo recrea, lo convierte en parte de su ser. Lo aprehende de la naturaleza y a ella lo regresa transformado en mito, en ritual. Es el rostro múltiple de los dioses y del hombre mismo, de las esencias abismales del rostro de la vida y de la muerte, obra creadora que rebasa desde el momento mismo de su creación el tiempo y el espacio en que fueron hechos. Es importante partir de la definición que López Austin (Arroyo, abril del 2004) hace de Cosmovisión para adentrarnos en el tema con mejores recursos: “[…] puede entenderse el conjunto articulado de sistemas ideológicos relacionados entre sí en forma relativamente congruente, con el que un individuo o un grupo social, en un momento histórico, pretende aprehender el universo” (P.20) Los antiguos mexicanos evitaban catástrofes, lo hacían a través de manifestaciones que ahora vemos artísticas y complejas, pero su razonamiento concebía un universo que siempre estaba allí presumiendo de peligros como su posible detención o muerte. ¿Qué hacían ante ello? La sencillez, que no es tal, era alimentar al sol con sangre, pero no cualquier sangre, sino la del guerrero vencido. La batalla es una acción necesaria que conlleva un ejemplar
  • 43. 43 fundamento y que concibe una visión del mundo y la colocación del hombre en ese cosmos misterioso. La consecuencia era el arte, y esto ahora nos agrada nos permite reencuentros con una atención filosófica, que accede, al final de cuentas, comprender que la consecuencia del quehacer artístico del ser humano prehispánico, es de corte profundamente simbólico. Se relaciona con la naturaleza del entendimiento y su concepción de todo lo que lo rodea. En este tenor encontramos el tiempo, diría Octavio Paz genialmente (Paz O. T., 2009): “[…] la pirámide es espacio convertido en tiempo; a su vez, en la pirámide el tiempo se vuelve espacio, tiempo petrificado” (P. 47). Un cosmos, un mundo con sus piezas propias, no es anterior al sujeto o éste a aquél, ambos son coexistentes. La cosmovisión describe, nombra, llama y señala a las cosas con varios sentidos posibles. Por ejemplo, el hecho de que los mesoamericanos expliquen por qué estamos vivos o porque morimos, es una estructura basada en la cosmovisión, ese momento, en el que el cosmos es comprendido y donde necesariamente existe el sujeto que usará distintos medios para expresarlo. Considerando esto como la posibilidad de la forma en vínculo con pensamiento y arte, estaríamos adecuando una formula distintiva: ARTE=PENSAMIENTO=FORMA Pensar es hacerlo cíclicamente para el prehispánico y todo lo que de eso emane tiene una directa relación con ese conocer o interpretar lo que le rodeaba, de ahí que relacionar el arte con el pensamiento no es una distracción sino la esencia misma de la razón creativa, en tanto que las formas diversas con las que nos enfrentamos dentro del arte prehispánico son una constante visión de ese pensamiento movilizado en una espiral. Un ejemplo claro de sus complejas interpretaciones del mundo que los rodeaba era la visión cuadripartita del universo, que en sí mismo simboliza formas, colores y otros modos de interactuar con el mundo, en este sentido López Austin ayuda a explicarlo. La superficie terrestre se planteaba como una cruz: esta era dividida en cuatro partes, conteniendo un centro, que Austin refiere como ombligo y que se representaba como una piedra verde preciosa, de la cual salen los cuatro pétalos de una enorme flor, cada
  • 44. 44 uno de estos pétalos tenía asignado un color, aclara Austin (Austin, 1989) que: “[…] la distribución de los colores no era la misma en toda Mesoamérica”. (P.65). Plano del Mundo Mesoamericano según Alfredo López Austin13 Este esquema nos refiere también a otra de las características del pensamiento mesoamericano, este consiste en lo dual, en aparentes opuestos, vida-muerte y femenino-masculino, cuando digo que son aparentes opuestos no significa que no lo sean, significa que se necesitan, y que entraran en esta dimensión cosmogónica como dependientes de un centro que girara eternamente para mantener, como nos ilustra el plano: el orden y el equilibrio en la tierra. Es relevante plantear que a pesar de que el México antiguo es un abanico amplio de naciones, lenguas, culturas y estilos artísticos de alguna forma conciben cierta unidad, estas son las ideas y creencias, y por eso es totalmente posible que se le llame civilización mesoamericana, porque de alguna forma han concebido un espacio y una continuidad en el tiempo, la diferencia o lo informe es el cómo usaron la técnica y los materiales para la realización de su arte. Hay que entender que cada pueblo aprende y crea conforme a su propia visión del universo y la naturaleza. Las manifestaciones así expresadas responden a una manera 13 El plano del mundo. interpretación personal a partir de lo que plantea Alfredo López Austin (1989) capítulo sobre La Cosmovisión dentro del libro “Cuerpo Humano e ideología” (P.65) MASCULINO ROJO CAÑA E O CASA BLANCO FEMENINO S CONEJO AZUL VIDA N PEDERNAL NEGRO MUERTE VERDE ORDEN Y EQUILIBRIO
  • 45. 45 específica de concebir el mundo circundante. Mediante la cosmovisión las distintas sociedades del México antiguo manifiestan una estructura de pensamiento coherente, una totalidad lógica del cosmos, donde el ordenamiento del más mínimo proceso cotidiano viaja entre la fecundidad y la muerte de ese cosmos. La vida es una circularidad en espiral de nacimiento, desarrollo, muerte y renacer y todo es vivido como parte de un módulo, así que eran sociedades circulares o cerradas, ya que el todo está contenido dentro de su único proceso circular de vida, muerte y renacimiento. El mito guardaba los sentidos ocultos de la existencia y los concebía en conceptos metafísicos inteligibles para los iniciados en la religión como también para el resto de la comunidad. La conciencia estaba invadida de la sabiduría mítica y sólo era posible acceder a ella, o sea, a esta sabiduría, siendo parte de la dimensión mágica de la realidad. Existían diversas formas de acceder a ella, como las danzas rituales, el consumo de plantas sagradas, dominio del dolor físico y otras más que se enriquecían de música concebida a partir de instrumentos musicales tocados por hombres destinados a ello y que podían durar largos períodos de tiempo haciendo sonar ritmos evocadores a los dioses. Para conseguir ciertos efectos alucinantes que podían equipararse con los de un letargo espiritual o dicho de otra manera, como una vía de acceso, a través de esta práctica mística, al mundo sagrado del mito. Toda la cosmovisión mesoamericana partía de la diaria observación de la naturaleza, del movimiento de los astros, de la existencia de una temporada de lluvia en que todo fructificaba y otra en que todo moría. Las plantas, los animales, el hombre mismo está inmerso dentro de esa dualidad vida y muerte. Porque como dice Austin (Arroyo, abril del 2004): “En sociedades como las mesoamericanas uno de los sistemas […] es el de la mitología, cuyo contenido tiene notable injerencia en el sistema religioso, moral, mágico, médico […]” (P.22). Sánchez Vázquez (Sánchez Vázquez, 2007) nos aclara a través del pensamiento marxista lo siguiente: “El pensamiento se apropia de lo concreto y lo reproduce en forma de lo concreto pensado” (P.69). Significa que lo que se reproduce, pasando de una abstracción a otra es el objeto real. Casi se comprende como un principio platónico en el que tenemos LA IDEA o EIDOS, la configuramos o le damos forma, lo que sería el
  • 46. 46 objeto artístico, la forma del mismo nos evoca otra idea, o muchas más, que en este caso relacionamos con la percepción estética. El pensamiento de los precolombinos tenía una relación, como hemos mencionado, directamente con la idea que es la misma divinidad, cada objeto es la representación de lo pensado, y cada uso del objeto reenvía el mensaje de lo místico, esto es una relación abstracta, pero es el objetivo mismo del arte prehispánico. Octavio Paz (Paz O. , 2006) nos lleva a una reflexión: “Una civilización no sólo se mide por su tecnología, sino por su pensamiento, su arte, sus instituciones políticas, sus logros morales […]” (P.46). Lo cierto es que toda interpretación por rara o terrible que nos parezca en este momento, como el mismo tema de los sacrificios humanos, tiene una explicación que debemos visualizar en el antes y no en el ahora, porque el sacrificio contaba con la dualidad de doble dádiva, la de la sangre y la del guerrero vencido, y esto es lo que para nosotros no sería ético, pero es la ética prehispánica, es la forma de colaborar con los dioses y la manera de honrarlos, o de lo contrario el mundo se detendría, y ese horror que ahora sentimos por aparentes salvajismos desde nuestra postura occidental, era para ellos, el más terrible de los pánicos, que radicaba, en que si no realizaban ese tipo de acciones todo perecería. El miedo es característica de los seres vivos, los humanos buscamos soluciones para él, el miedo es parte de un contexto y de una cosmogonía y cuando no podemos comprenderlo lo reflejamos en formas, palabras y actos y en eso no estamos alejados de los prehispánicos, sólo cambian los recursos y el contexto interpretativo del miedo. Para Austin (Austin, 1989): “[…] la cosmovisión […] es un producto cultural colectivo[…]” (P.21) es por eso que el arte precolombino posee los atributos de la indisoluble conexión de los hombres con sus dioses, por ese motivo, lo que ahora observamos tienen claridad de una relación de absoluta dependencia. II.2. Dualidad y Centralidad La dualidad ha sido tratada con seriedad dentro del arte mesoamericano por diferentes expertos, no es una definición nueva ni exagerada, es una manera de explicación que
  • 47. 47 también ayudará a comprender y analizar dentro de esta investigación el recorrido que El Hueco hará para ser clasificado como categoría simbólica. Para adentrarnos a las categorías sugeridas en esta investigación debemos introducirnos en una breve historia que defina el concepto de dualidad, porque esto permitirá comprender que todos y cada una de las categorías y subcategorías en las que El Hueco se inserte y se relacione, tienen como principio fundamental el sentido de un pensamiento dual. El término dualidad proviene del latín dualitas14 y en sí mismo señala la presencia de dos fenómenos diferentes que se pueden relacionar con una sola persona o con un estado de cosas. La filosofía o la teología hablan de dualismo como una doctrina que insta la existencia de dos primicias supremas independientes y que además son contrarias e insumisas. El claro ejemplo se da en las nociones del bien y del mal, estos son el claro paradigma del dualismo, en este caso, se asienta en el principio de esencias distintas por completo, así como cuando decimos materia-espíritu o realismo-idealismo. Sin embargo, la definición que los chinos hacen de la dualidad con su famoso YIN-YANG nos permite entender y comprender mejor una verdadera razón dual de la existencia del pensamiento mesoamericano que iremos penetrando en líneas posteriores, claro está, que una filosofía oriental no converge con la occidental desde que la dualidad aplicada a cualquier situación u objeto sostiene que en todo lo bueno hay algo malo y viceversa, sencillamente porque el bien para la religión católica es solo una conexión con Dios y lo malo una conexión con el diablo, y nada malo ha sido creado por Dios, en fin, que hay una separación completa y transparente de lo que lo bueno es y de lo que malo es. Para los chinos en cada parte hay un poco de ambas y por tanto son inseparables. La dualidad manifestada de esta forma puede explicar el sentido de claridad cíclica que los mesoamericanos poseen de entendimiento de su realidad cósmica. Lo bueno y lo malo no son conceptos aplicables a la cultura de Mesoamérica, la vida y la muerte si lo son, lo 14 Se intenta decir con esta definición el origen de la palabra desde los albores occidentales para más adelante connotar su definición para el pensamiento de las culturas no occidentales. Este término lo definimos en este momento a partir de La Real Academia Española como la existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas.