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El liberalismo y fujimori
1. El liberalismo y Fujimori: una relación tirante
Una de las estratagemas más exitosas usadas por la progresía caviar en su lucha contra la
libertad ha sido recurrir a la etiqueta de neoliberal para desprestigiar todo intento de reforma
liberal y a su vez unir esta supuesta corriente de pensamiento con líderes tan odiosos al ideario
progre como Pinochet o Fujimori. El éxito de esta argucia ha sido tal que muchos liberales
discuten abiertamente el posicionamiento a la derecha del liberalismo e incluso llegan a
comprarse parte del discurso progre.
Aunque siguiendo la lógica filonazi de la progresía una mentira repetida mil veces merezca ser
verdad, los hechos son sorprendentemente claros, no existe tal cosa como el neoliberalismo. El
liberalismo es uno solo desde sus orígenes hasta la actualidad y aunque quizás existan tantas
escuelas de pensamiento liberal como liberales haya. Para ponerlo en claro tomemos el
ejemplo de los famosos rescates bancarios, rescatar a un banco privado que ha quebrado por
causa de malos manejos de sus propietarios o gestores a costa del dinero del erario público, no
es una medida que pueda ser defendida por un liberal muy por el contrario; semejante acto es
una interferencia en el funcionamiento del mercado que a largo plazo resultara perjudicial para
el conjunto de la economía. Puede ser politiquería barata, puede ser mercantilismo, puede ser
hasta socialismo de los ricos –ganancias privadas y pérdidas públicas-, puede ser miles de
conceptos que quepan en la mente humana; pero algo que definitivamente nunca será eso es
liberalismo.
¿Puede un liberal apoyar los regímenes de
personajes como Pinochet o Fujimori? En
primer lugar y para reírnos un poco,
miremos como nuestros inmaculados
amigos socialistoides admiran a personajes
como Stalin, Mao, el “Che”, Fidel Castro, la
dinastía comunista de Corea entre otros,
mientras callan sobre las noticias de
corrupción en los regímenes afines a su
ideología ¿Entonces con que moral pueden cuestionar a los demás? Sin embargo como ese no
es el punto tenemos que hacer una aclaración pertinente, personajes como Pinochet o Fujimori
en sus respectivos contextos no fueron liberales, pero si aplicaron reformas de apertura
económica compatibles con el esquema liberal que ofrecieron resultados concretos y
cualitativamente superiores a las alternativas previas.
En el caso peruano que es el que nos interesa, no podemos decir de ninguna manera que
Fujimori fuera liberal, era más bien un outsider pragmático que tuvo a bien darse cuenta que
sus promesas de campaña eran incompatibles con la realidad y tomo parte de los técnicos y
propuestas de su rival en la segunda vuelta para aplicar un programa de ajuste económico que
se convirtió en el pilar del crecimiento que hemos experimentado en los últimos años gracias al
seguimiento de sus líneas maestras durante las subsiguientes administraciones hasta hoy.
Las reformas fueron inconclusas dada la corrupción y el afán continuista en que se coloco el
régimen, pero fueron sin duda más de lo que cualquier otro actor político se hubiera arriesgado
a asumir dados los costos intrínsecos a esas medidas. En ese sentido, no es extraño el
compromiso de una parte sustancial del liberalismo peruano en la defensa no del Fujimori, ni
tampoco del fujimorismo sino más bien de las reformas aplicadas durante el primer gobierno de
Fujimori e incluso la constitución del 93 frente a los intentos de la izquierda radical y parte de
los partidos tradicionales por volver al status quo anterior a la constitución del 93.
2. Habría que ser necio o muy estúpido para afirmar que estábamos cualitativa y
cuantitativamente mejor en los 80´s que en la actualidad y ansiar la vuelta hacia el pasado. Esa
de por sí es una razón para que el liberalismo o al menos parte del mismo haga causa común
en puntos críticos con el fujimorismo, sin dejar de señalarle sus falencias y aspirar a profundizar
las reformas necesarias para encaminar al Perú por la senda del desarrollo tal y como lo han
logrado países como Irlanda, Corea del Sur, Singapur, Taiwán entre otras que empezaron
incluso con peores condiciones que las que teníamos en Perú hace pocos años.
Entre ser movidos por el odio antifujimorista y hacer causa común con el radicalismo que ansia
destruir lo poco alcanzado hasta la fecha para llevarnos a la feliz utopía de los experimentos
fracasados, una parte del liberalismo incluso a riesgo de poner en juego la pureza inmaculada
de los principios, prefiere escuchar el sonido de las calles y hacer causa alianza con los
hechos y ellos dictan que en gran parte lo ocurrido en los 90´s es digno de rescatarse por lo
menos hasta que algo mejor asome en nuestro camino…
Iván Budinich Castro
ivanbudinich@yahoo.com
@ibucas