El documento discute la falta de reconocimiento del fútbol femenino y los desafíos que enfrenta debido a las actitudes machistas en la sociedad. Argumenta que la cultura occidental ha considerado a las mujeres como inferiores y que el fútbol se ha asociado tradicionalmente con la masculinidad. También señala que los roles de género se aprenden desde una edad temprana y que las mujeres a menudo evitan deportes considerados masculinos por temor a ser criticadas.