Material para todos los que trabajan en la iniciación y formación de jugadores infantiles y menores. La formación de jugadores es lo mas importante por sobre todo.
Material para todos los que trabajan en la iniciación y formación de jugadores infantiles y menores. La formación de jugadores es lo mas importante por sobre todo.
Una de las leyes más celebradas de Murphy sostiene que la cantidad de
inteligencia en el planeta permanece estable mientras la población aumenta sin parar. No se sabe que su afición al fútbol inspirase tanta ironía, pero muy bien pudiera serlo.
El equipo de fútbol es una estructura en la que hay un jefe, un
director, un líder formal establecido: el entrenador. Pero preguntémonos si el entrenador es el líder real del grupo, el que maneja y dirige y el que tiene el mando de la toma de decisiones. Preguntémonos si el entrenador puede afirmar que los jugadores lo ven como el “guía” del grupo.
Una de las leyes más celebradas de Murphy sostiene que la cantidad de
inteligencia en el planeta permanece estable mientras la población aumenta
sin parar. No se sabe que su afición al fútbol inspirase tanta ironía, pero muy
bien pudiera serlo.
Juan Manuel Lillo nació el 3 de noviembre de 1965, en Tolosa, España, y es un reconocido entrenador de fútbol. Con tan solo 17 años comenzó su carrera y después de ciclos exitosos, recayó en UD Salamanca en 1992. En dicho club cimentó las bases de una trayectoria que trasciende los triunfos y las copas dentro del campo de juego.
PUNTO CLAVE
Las adaptaciones en la fase precoz del entrenamiento contra resistencia se relacionan principalmente con las mejoras neurales, incluidos un mayor reclutamiento y un mayor porcentaje de codificación, de sincronización y de descargas en dobletes.
El impulso nervioso
Varias adaptaciones neuronales se han propuesto al considerar las ganancias de fuerza que se producen durante la adaptación al entrenamiento de resistencia. La principal es el incremento del estímulo nervioso. Las investigaciones indican que los humanos son incapaces de producir voluntariamente fuerza muscular máxima (187), pero la exposición repetida al entrenamiento contra resistencia mejora esta capacidad.
Parece ser que la mayoría de nosotros nos encontramos cómodos en las zonas de estabilidad, y mayoritariamente Intentamos huir instintivamente de las inestabilidades que preceden los procesos de cambio en nuestro entorno. Y posiblemente ahora mismo estamos en un punto en el que han aumentado considerablemente las desviaciones del atractor dominante de la metodología de entrenamiento, observando un aumento de las fluctuaciones criticas, una variable predictora de la proximidad del punto de transición Transición contra la que luchan algunos, pero que sin embargo se ha producido ya en otros ámbitos de la ciencia, de la cual formamos parte
ES periodo de competición de una temporada futbolística abarca aproximadamente 10 meses. Es la duración de este periodo y la exigencia de un alto nivel cada semana, lo que implica que aparezcan soluciones propias que difieren de la preparación física que se lleva a cabo en deportes en los cuales hay grandes ciclos de preparación para la competición.
Según Tudor Bompa, la resistencia es una de las cualidades físicas básicas denominada como capacidad biomotora. El prefijo Bio- alude a la importancia biológica de esta cualidad y motor significa movimiento.
Hendrik Johannes Cruijff, conocido internacionalmente como Johan Cruyff, fue un jugador y entrenador de fútbol neerlandés. Militó diez temporadas en el primer equipo del Ajax de Ámsterdam.
Siempre se ha com entado que el deporte es uno de los m edios que disponem
os los encargados de educar a los niños para poder proporcionales una educación
integral, aunque actualmente no todo el m undo piensa así, debido fundamentalmente
p o r el uso abusivo que se ha hecho de la competición, la selección
de participantes y en general po r la imitación del deporte de competición del que aspiraba a ser cantera. De hecho podemos encontrar dos corrientes bien diferenciadas como son la Corriente Idealista y la Corriente Crítica.
El deporte como herramienta de educación, a través del
aprendizaje y el respeto de las reglas del juego, la práctica
de ejercicios y de juegos codifi cados, el respeto hacia los adversarios y colaboradores, la voluntad de ser el mejor,
de superarse, la alegría de ser el vencedor y la tristeza de
resultar vencido.
Permitir a los niños jugar juntos. El fútbol como medio de
comunicación e intercambio.
El deporte es positivo para la salud, con mensajes básicos
como el bienestar, el equilibrio y el sentirse a gusto con su
cuerpo.
En la naturaleza cada cosa tiene un periodo de gestación. Lentamente la noche se transforma en un nuevo día, o una estación sigue a la otra, sin cambios bruscos, o con una programación imparable. Las plantas crecen de la semilla y cada ser humano - y
así también el jugador de fútbol- debe pasar obligatoriamente a través de unas fases de
formación hasta alcanzar, con el tiempo, la madurez. Todo está programado en un orden natural y sin prisas, pues la naturaleza no da saltos.
Una de las decisiones más importantes de la vida es la elección de la vocación, y en este caso ser entrenador, representa una gran responsabilidad como parte formadora de jóvenes futbolistas, pero a su vez se logran una gran cantidad de satisfacciones.
Un líder es alguien capaz de dirigir a un grupo de personas sin forzar sus decisiones ni obligarles a hacer nada.
Dirigir sin liderar implica que nadie pueda aportar ideas nuevas al modo de hacer del director. El líder, en cambio, apoyará las ideas por parte de sus colaboradores, siempre buscará la mejor manera de hacer las cosas y nunca jamás lo hará por quedar bien él sino por ofrecer un mejor resultado a la causa.
Sampaoli jamás dejó de lado su libro. No recuerdo el nombre exacto, pero era algo relacionado con los grandes genios de la humanidad que habían sido malos alumnos.
La coordinación es una capacidad física complementaria que permite al deportista realizar movimientos ordenados y dirigidos a la obtención de un gesto técnico. Es decir, la coordinación complementa a las capacidades físicas básicas para hacer de los movimientos gestos deportivos. Podemos hacer cualquier tipo de movimientos: rápidos -velocidad-, durante mucho tiempo -resistencia- y para desplazar objetos pesados -fuerza-. Para "convertir" estos movimientos en gestos técnicos, precisan de coordinación.
1. FÚTBOL Y ANTruALORES
Al preguntar a profesores y padres de familia si los encuentros de fútbol en los que
intérviénen su hijos -niños y adolescentes- contribuyen a generar antivalores en los
menores, la casi totalidad negaría tal relación. Aún más, igual número podría sostener
que la actividad deportiva del fútbol más bien fomenta valores. Tan convencidos están
sobre el supuesto valor del fútbol que se vive en las escuelas, en los estadios y hasta
en la televjsión, que no vacilarían en afirmar que es una actividad positiva y de
beneficio para sus vástagos. Muchos argumentarán que su práctica favorece la salud,
al promover la actividad física y mental; otros dirán que se trata de un deporte
salüdable que contribuye al fortalecimiento muscular y el funcionamiento fisiológico y,
por fin, no faltará la explicación que se trata de un espaciamiento que evita que los
niños y jóvenes utilicen su tiempo libre en ocupaciones peligrosas. En definitiva, se
trataríá áe la actividad física por excelencia para favorecer el crecimiento personal
físico y psicológico de los chicos; después de todo, si elfútbol es una "religión" mundial
debe tener todos los atributos axiológicos.
En este estudio se intenta contrarrestar estas concepciones generalizadas sobre el
supuesto valor del futbol para la formación de la personalidad de los menores. Se
expondrá varios razonamientos orientados a demostrar que los elogios al fútbol como
p"n"."" para contar con mejores personas y una mejor sociedad son una ilusión y
hasta un engaño promovido por quienes manejan este deporte.
Antes de entrar en exponer nuestros argumentos es necesario advertir que el fútbol,
por sí mismo, como actividad física, como deporte o como práctica de esparcimiento
no tiene nada de malo, ni puede atribuírsele motivaciones antiéticas. Nos referimos al
fútbol creado y difundido en un determinado contexto socioeconómico; por lo que no
puede existir ál tOtnol como una entelequia al marg_gn de los condicionantes de una
sociedad concreta. Entonces, cuando se hable del fútbol, no se puede prescindir de
las intenciones que lo motivan, de los intereses que existen detrás, ni de las fuerzas
político-ideológicos que lo utilizan. En tal virtud, no se puede alabar o cuestionar la
práctica el fút6ol per se, sino enmarcado en un entorno o sistema específico, y todos
iabemos cuáles el sistema económico y político que domina el planeta'
Lo que sucede es qüe casi todos los ciudadanos, no han logrado suficiente conciencia
crítica de esta actividad en la sociedad capitalista, ni de muchas otras que se
ór"réntrn como prototipos de valcires o por lo menos como acciones neutrales, al
margen de las implicaciones políticas o ideológicas. Esta creencia es una ficción que
po.ó. pueden llegar a desmixiificarla y conseguir un posicionamiento cuestionador.
Nos proponemos, pues, presentar una serie de hechos y acontecimientos que
invalidan'la idea generalizada que el fútbol es un deporte benéfico y hasta promotor de
valores. Nuestros juicios se referirán más que rtada a lo que sucede en el sistema
educativo y familiai, pues allí es donde se dan las primeras deformaciones del deporte.
Al último, nuestra crítica estará dirigida hacia la sociedad que genera otras
distorsiones antihumanas.
En primer lugar, la idea de GANAR en el fútbol, y en cualquier otra actividad' está tan
enraizada en la mente de nuestros profesores y padres, que es materialmente
imposible desterrarla. Esta inveterada creencia de los mayores, a su vez' tiene
influencia decisiva en los niños y adolescentes, que no pueden concebir un encuentro
deportivo sin vencedores ni ventidos. Ni siquiera los einpates pueden dejar tranquilos
a los afiebrados por el ansia de ganar.
2. cuando se les plantea lo erróneo de la obsesión por ganar, todos contratacan nuestro
criterio argumentando que, después de todo, Lpara qué se juega? si no es para ganar'
No tendría sentido juiát'o pátti.ipar para no obtener.un triunfo como premio al
esfuerzo, a la dedicatién y otros atiibutos. Si se observa toda la actividad deportiva y
de competencias en el mundo, la única razón de ser de esas acciones es vencer'
ganar, lograr, triunfar y un largo etcétera'
Lo que la mayoría de habitantes de este planeta no alcanza a discernir que el ganar'
vencer, triunfar... son valores internalizados en la mente y el corazón de los seres
humanos por un .iJát" que privilegia la ganancia, valor que a la larga se vuelve un
antivalor, por las graves deformaciones deiganar, generadas en el sistema capitalista'
Durante siglos se han conformado una
-sociedád
de triunfadores en todas las
actividades numanas, áunque en las últimas décadas esta ambición se ha constituido
en una verdadera obsesión enfermiza, cuya máxima. expresión es "ganar dinero",
cuánto mayor, me¡o.
-Á
l" t"rg" esta
'obsásión
termina por convertirse en codicia
desmedida,
"uyor'-rejores
elemptos son los banqueros y los dueños de las
transnacionales, quien"t h"n llevado a enorme crisis que afronta el mundo'
si alguien cuestiona estas razones argumentando que
.el
deseo de ganar' triunfar'
acumular ... son
"orÑátiento
innatoé, naturales en.el hombre y en la mujer está es
,n-grá"" error. Diveisos antropólogos han demostrado que estas cond.uctas no son
connaturales a los seres humanos, sino actitudes adquiridas de un sistema socio-
cultural determinado. Erich Fromm, por ejemplo, en su famoso libro "ser o tened"
demuestra
"on "rpituO
o" pruebas qr"
"t
"té¡9r"
19 "t
universal o consustancial a
todas las culturas. El autor advierte que ta palabra "!ene/" se desarrollo en relación
con la propiedad privada, y ésta no
""itt" "n
l"t sociedades en que la propiedad es
predominantemente social".
Por su parte elfilósofo español José Marina cita el caso de dos culturas con diferentes
concepciones sobre las conductas Je las naciones "civilizadas": "La dificultad de
sobrevivir fueua a los hombres a unirse. Al parecer en aquellos lugares donde el
entorno es especialmente difícil, se exige unt *"yor.solidaridad entre los miembros de
una socied"o., poiqrá la red de depeñdencia es más notoria' Catherine Lutz contaba
que los llongot, habitantes de un atolón del pacífico, sometidos a condicione extremas
desconfiaban del;;;; consideraba fefi) porqu,e creían que en esa.situaciÓn se
preocuparía ¡-nry io"o de los demás. Y' según Jeanne Brigss, otra conocida
antropóloga, los esquimales no se dejan llevar nunca de la furia' No porque no la
sientan, sino porqué oesoe niños se les educa para evitar esos sentimientos que
pueden entorpecer la convivencia en una sociedad en la que todos necesitan de todos
para salir adelante'i, De tal modo, fray que eliminar de nuestras mentes la creencia
generalizada que la motivación natural del hombre es superar a otros' ser más que los
demás y eliminar contrincantes para ser más y tener más' Según esto' el fútbol no
sería sino et ,t;ü;"F vivencial de la óonfrontación, el dominio sobre los
congéneres, el ¡náiviJualismo triunfante y la expresión de las emociones violentas'
De otro lado, ¿puede decirse que el desenfrenado apoyo de los padres' con todas sus
imprecaciones, sus desorbitadas actitudes en los estadios y canchas de fútbol' son
ejemplos de transmisión de valoresi En muchas situaciones, es difícil describir los
comportamientos-ie-iá. páoiár at ooroe oer c11g1 de juego, cualquier filmación
evidenciaría que viven un paroxlsmo extremo propio de la conducta poseída por
fuezas p"rrnort"l"r. ¡o, pbOres vastagos al interior de la cancha procuran por todos
los medios, licitos o ilícitos, complacer lós estentóreos gritos de sus progenitores que
incitan a ganar a cualquier precio. Dá hecho, la enseñairzade valores que la escuela
pretenda internalizar en los menores como la armonía social' la cordialidad' la
solidaridad ... poco efecto tendrán tn1á t. ptusión familiar y social de vencer' hundir al
3. rival, destrozarlo, humillarlo. Resulta así que el fútbol se transforma en la antítesis de
la fraternidad humana. Por supuesto que en la sociedad competitiva y rivalizante como
es el sistema capitalista, el aprendizaje mayor de los niños y jóvenes es vivir de
acuerdo con la ley del dan¡rinismo social, y el fútbol es una expresión clara de este
antivalor.
Pero si en los padres, los llamados a formar en la cordialidad humana, ¿qué podría
decirse de quienes fungen el papel de entrenadores o "coachs" según la jerga inglesa?
Para casi todos ellos, los deportes son el escenario para demostrar cómo las personas
deben "luchar" contra los opositores, los enemigos. El campo de juego es un "selva"
donde solo los más fuertes, hábiles y listos pueden sobrevivir (vencer). Y hay que ver
cómo se esmeran estos adiestradores para internalizar en sus pupilos la fuerza, la
rudeza, la hostilidad, propia de feroces combatientes. El deporte no es la actividad
para departir, solazarse y respetar a los participantes, sino para "eliminar" a rivales,
hundirles en la más oprobiosa derrota.
Esto nos lleva a pensar que el fútbol y cualquier otro deporte como se lo practica en
las escuelas no tiene nada de "educativo" o formativo para la personalidad de nuestros
alumnos. El deporte no es educativo si se limita a enseñar aspectos técnicos y
tácticos, junto a la adquisición de conductas reñidas con los valores, con el objetivo de
crear "campeones" y ganar el mayor número de competiciones. La función educativa
del deporte debería implicar además de la enseñanza de técnicas y el desarrollo de las
cualidades físicas de los alumnos, la transmisión de hábitos, valores y actitudes.
Llegados a este punto, conviene recordar que el problema principal es: ¿qué hábitos,
valores y actitudes debemos transmitir en una sociedad donde lo que prima son los
antivalores? (Véase el documento "¿Enseñar Valores o desarrollar el pensamiento
crítico?").
De este modo, padres y maestros se convierten en hooligans enfebrecidos alentando
los triunfos y avances de sus pequeños, azuzados por la necesidad de creer que el
sueño que jamás cumplirán por sí mismos, lo puedan materializar en las supuestas
fulgurantes carreras de sus vástagos, y de paso proyectar una jubilación dorada llena
de fama, trofeos y entrevistas a los medios (Bonet, 2011).
Y sin embargo, hay que ver como los gobernantes, sociólogos, educadores y otros
cientistas sociales se alarman por el crecimiento de la violencia, la rivalidad, el feroz
antagonismo en el mundo actual. Si diariamente se fomentan esos antivalores, y el
deporte es la mayor expresión de esas conductas, resulta una hipocresía rasgarse la
vestiduras frente al mundo violento e insolidario que vive la humanidad. Para Erich
Fromm, es claro que las asimetrías estructurales como las del capitalismo, crean
condiciones para el desarróllo de las estructuras caracterológicas individuales que
subyacen a las manifestaciones más graves de la agresividad humana. Heller (cit. por
Solano, 2007) sostiene que la competencia provoca la mayoría de las veces
frustración y agresión, y además no solo en los derrotados en la lucha competitiva sino
también en los vencedores. No solo la derrota sino el hecho mismo de la competencia
y el miedo a la derrota ocasionan constantes agresiones".
Aún más, en el mundo del fútbol, ¿puede decirse que los hinchas y fanáticos delfútbol
son muestras de racionalidad, hermandad, o concordia que tanto se quiere conseguir
en nuestros niños y jóvenes? ¿Quién creo ese monstruo, engendro de los más
abo¡ninables instintos humanos, cuyo núcleo es el odio y el afán de destrucción a
cuanto oponente exista? Por supuesto que, como se ha dicho anteriormente, no es el
fútbol quien crea estas aberraciones, sino quienes lo utilizan como comercio y lucha de
poderes.
3
4. El otro gran "valor" que el fútbol ha transmitido a los menores es concebirlo como
fuente de riquezas. Las pantallas de televisión, la9 páginas de periódicos y revistas,
las redes digitales, están saturadas de información e"imág"n", sobre la'danza de
millones de dólares que significan los contratos de futbolistais y
"us
sueldos, cuestión
que es una verdadera afrenta para una sociedad empobreciáa. Adultos, jóvenes y
niños se obnubilan ante tales muestras de riqueza y ostentación. Graciás a ello,
actualmente, el sueño de nuestros infantes es emular eéos ídolos oe ta oputencia.
¿Qué valores se enseñan con estás imágenes? Que no se diga que el dinero solo es
la parte visible del valor del fútbol, sino el esfuerzo, la constancia, el sacrificio y
algunas habilidades psicomotrices, las que conducen a los grandes logros monetarios,
y éstas cualidades son innegables valores humanos. Esta eé la clásica quimera que se
tragan los padres y, desde luego, los menores; miles de millones tras el vellocino de
oro y solo un millar de figuras del fútbol. que han logrado solvencia económica y,
muchos menos, vivir en la opulencía. y sin embargo, ¿oue fuerza pu"u" 1-orper ra
ilusión de esos niños que sueñan vivir como sus ioótos; quién pueoe convencer a los
padres de lo vano de tal fantasía? Y mucho menos persuadirles que el fútbol puede
ser una distracción sana que fortalece el cuerpo y la psiquis, al margen de la enfermizo
obsesión por llegar a ser figura y ganar abundanie o¡neio. Los expertos sostienen que
el empeño paterno en que los hijos emulen al número uno, puede ir incluso en
detrimento de la formación educativa que necesíta todo ser que se prepara para vivir
en sociedad.
En una investigación realizada en elValle de Chota descubrimos que más del g0 % de
púberes y el 80 % de padres están convencidos que elfútbol sacirá a los menores de
la pobreza' Con esa ilusión miles de pequeños iutbolistas se esmeran por alcanzar
esta meta, pero muy pocos pueden cumplirla, pues deben enfrentai poderosas
barreras en las cuales no solo son suficientes las habilidades con un balón. Desde
luego que estos datos no solo pueden aplicarse a una zona geográfica, sino de una
aspiraciÓn mundial, para millones de niños de diferentes naJones, el fútbol se
convierte en el mayor mecanismo de ascenso social. Pocas actividades como elfútbol
ofrece a tanta gente convertirle en millonario, por el sólo hecho de tener buenas dotes
de jugar bien a la pelota y hasta convertirse, el día de mañana, en celebridad
representativa del pueblo y tal vez en alguien con reconocimiento público en el mundo
entero, gracias a la difusión desde los medios de comunicación masivos.
No se necesita ser expertos para reconocer que el sueño de muchos niños y jóvenes
latinoamericanos y africanos es llegar un día a jugar al fútbol profesionalmente en
Europa es una simple ilusión. Nadie les advierte qué tas posibilidades de fracaso son
mayores que las del éxito, y que en la mayoría de los casos, quedarán atados a
contratistas que los negociaián como esclavos. Determinadas informaciones relatan
los casos de muchos jóvenes se mantienen en Europa escondidos sin papeles,
aceptando cualquier trabajo, después de ver truncados sus sueños de futbolistas por
alguna lesión temprana o descartados por los clubes. Es probable que aunque
advertidos de esa situación, intenten de todas maneras probar fortuna. Lo que les
espera en casa sigue siendo un futuro de miseria y marginalidad para la inmensa
mayoría.
No puede descartarse que en esta sociedad las aptitudes de muchos niños y
adolescentes se han convertido en comercio redondo para dirigentes y empresarios.
Miguel Alcantud en su película "Diamantes Negros" dór¡uestra una nueva forma de
esclavitud se extiende ahora en el mundo: la del tráfico áe niños de África y América
Latina, para jugar al fútbol en los grandes clubes europeos. La casi totalidad de estos
menores terminan abandonados cuando no cumplen las expectativas de los
mercaderes. En nuestro país, conocemos, por ejemplo, el caso de un respetado
4
5. dirigente deportivo de uno de los clubes más renombrado del paÍs que reclutaba
jovencitos con aptitudes y los mantenía en viviendas precarias, para luego venderlos a
otros clubes, si es que alcanzan las habilidades necesarias. Obviamente estas
transacciones aparentemente legales constituyen un verdadero tráfico de personas.
Todo a nombre del "dios fútbol". ¿Alguien puede sostener que en estas ominosas
experiencias se cumplen elementales valores éticos?
Asimismo, conviene preguntar si el fútbol ha contribuido a superar el racismo y la
xenofobia que cunde en el planeta. Resulta muy difícil sostener que este deporte ha
sido el mejor medio para eliminar dichos estigmas de la humanidad, creados
hístóricamente por las sociedades colonialistas e imperialistas. En el mejor de los
casos, si se soporta a futbolistas de test morena o latinos no es porque los aficionados
del primer mundo, e inclusive los de nuestras latitudes, hayan alcanzado superiores
niveles de respeto a la diversidad y consideración a los atributos de otras etnias y
culturas, sino en la medida que un equipo o un país logren triunfos. Es decir, el gradó
de aceptación al diferente está supeditado a su éxito deportivo, no a los valores
intrínsecos que puedan tener. Así es que, los afanes de la FIFA y las Federaciones
para contrarrestar y tratar de eliminar el racismo en el fútbol, es una ilusión y hasta una
hipocresía. El racismo como esencia de una sociedad de clases como es la capitalista,
solo podrá superarse cuando este régimen deje de ser poder y manipule a sus
súbditos de acuerdo con los antivalores que dominan el mundo. Creer que se pueden
eliminar las tendencias racistas con sanciones a los estadios es una empresa perdida,
pues bien sabemos que estos estereotipos solo pueden abolirse cuando la igualdad y
la justicia social imperen en el mundo. Por el, contrario, en muchos casos, parece ser
que el fútbol y otros deportes exacerban los prejuicios racistas y xenofóbicos.
Obsérvese sino los afanes por demostrar la superioridad de ciertos países y razas en
todos los deportes.
Pero los ingenuos panegíricos del fútbol, también deberían saber que el fútbol ha sido
y es utilizado como instrumento ideológico en favor de las clases dominantes. Sobre
este asunto algunos expertos han demostrado cómo el deporte en general, y sobre
todo el fútbol, sirve entre otras cosas para desviar la atención de las masas sobre los
grandes problemas que sobrellevan, para contrarrestar las protestas sociales, para
aumentar la popularidad de los gobernantes de turno, en fin, como recurso de
domesticación social. RegÍmenes de las más variadas tendencias políticas, desde
dictaduras militares y civiles, gobiernos oligárquicos y seudo-democráticos, de
izquierda y más de derecha, reconocen al fútbol como valioso instrumento de
sojuzgamiento de los pueblos. El concepto de fútbol como droga social, término
acuñado por el historiador británico Paul Preston y entendido como la capacidad de
mantener a la población en un estado de pasividad política de tal manera que se
eviten levantamientos y mariifestaciones, ha sido uno de los aspectos habitualmente
más utilizados por los regímenes políticos de todo el mundo como herramienta de
control de la población. Así, los graves problemas de desempleo, pobreza, corrupción,
violencia ... diseminados en el mundo, dejan de ser preocupaciones esenciales de los
pueblos, para dedicar su tiempo a llenar estadios, a pasarse horas enteras frente a un
televisor o leyendo las noticias del fútbol. Las palabras de Bonet son ilustrativas.
"Pareciera que vivimos unos tiempos propensos a que se desencadene el Apocalipsis
más destructivo y fulminante en cualquier momenio. Los desatinos de la humanidad
post-capitalistá casi loexTgen. Vivimos instalados en una perpetua crisis de sinsentido.
Mientras la debacle (económica, ecológica, política, moral...) sucede, se juegan
torneos, ligas, mundiales de futbol y otros depoftes, olimpiadas , rallies, regatas,
campeonatos de Fórmula 1 ... como si nada pasara".
Si esto es así, ¿de qué valores se puede hablar si el futbol ha servido para alienar a la
población y para anestesiar la conciencia de las masas? Los principios ontológicos
5
6. propugnan que cualquier actividad que realice el hombre debe contribuir a su
desarrollo personal (cognitivo, afectivo, axiológico y físico), al ejercicio de su libertad,
alfomento de su pensamiento crítico ... pero no para deshumanizarlo o convertirlo enjuguete de fuerzas externas económicas y políticas.
La otra forma de alienación se manifiesta cuando millones de personas delegan su
capacidad de jugar, correr, caminar... a un pequ.eño grupo de personas que son parte
del espectáculo deportivo. Es decir, desconocen
"u.""piitudes
para la actividad física
como fuente de salu.d y prefieren que otros la realicen por ellos. Cuando se expone
este razonamiento, las personas objetan: "asistimos a los eventos O"po.tiuos para
observar las habilidades superiores de atletas o campeones; y bien vale la pena pagar
por estas demostracjones". Negar las propias capacidadeá,
"unqre
no tengan la
expe.rticia de los gladiadores, ciertamente es una forma de aliánación, que denigra su
propia naturaleza humana.
Pero no solo en el ámbito político es donde ve el empleo deformado delfútbol, también
es funcional en cuanto a la economía, porque se ha convertido en una mercancía que
genera fabulosas ganancias a quienes controlan este deporte. Como se sabe, la
mercancía es la base del. sistema capitalista que lleva en sus formas la enajenación.
Presentar solo los ejemplos del poder económico de la FIFA y de las federaciones
nacionales, implicaría todo un volumen de miles de folios, solo digamos que et
presupuesto de este organismo rector del fútbol a nivel mundial es supérior a un país
9om9
Francia (2 billones para 2012), lo que significa más de 80 veces el presupuesto
del Ecuador. Como ejemplos más concretos pueden citarse que la autorización para
que Sudáfrica, un nación con millones de pobres, realice
"t
6lti*o *unJ¡rl debió
desembolsar 5.000 millones de dólares a la FiFA, amen de los gastos que impticaoa ta
construcción de estadios y otras obras. Para el mundiat oL grasil 201'4, según
Asociación Brasileña de lnfraestructura e lndustrias de Base (Abdib), socia técnica de
la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y el Ministerio üe Deportes, üs gastos
rondarán los 64.739 millones de dólares.
Cientos de estos ejemplos podrían citarse para demostrar en grado de enajenación a
l?t qy.g han llegadó las naciones por la obsesión del fútbol. Dilapidar miles de millones
de dólares en el cemento de estadios e infraestructura, mientras millones de
pobladores se debaten en la más cruda miseria, demuestra la insania colectiva en la
que ha caído la humanidad. No obstante, los gobiárnos, la sociedad, no paran de
exigir que las escuelas deben formar los chióos'con ideales de justicia social,
solidaridad con los más necesitados, distribución equitativa de recursos, austeridad
económica en tiempos de crisis ... sobre todo en l'a naciones con alto índices de
pobreza.
En fin, se podría escribir numerosas páginas para verificar que el futbol como es
utilizado en este sistema es fuente de antivaloies funestos. Se ha demostrado que
este deporte ha provocado que nuestros niños y jóvenes adquieran una serie de
comportamientos ajenos a los verdaderos valoreé humanos, y explican también las
formas comunes de actuar en la sociedad. El corolario obligadó es: ¿qué hacer frente
a esta perturbadora realidad?, ¿es posible devolver al Jútbol, y-a'cualquier otro
deporte, su verdadera esencia formativa y educativa? Lo argumentado en los párrafos
anteriores no da para respuestas optimlstas; mientras estas experiencias estén en
manos de los mercaderes nunca podrán cumplir con la máxima finalidad del
crecimiento humano, del hombre y la mujer.
Dr. Jorge Villarroel ldrovo
v ill arroel 0 8@g m ail. com