El perro que no sabía ladrar era un perro muy tímido que vivía solo en el bosque. A pesar de que los otros perros lo invitaban a unirse a ellos para cazar y jugar, él prefería estar solo porque no sabía ladrar. Un día, cuando unos lobos amenazaban con atacarlo, el perro descubrió que podía ladrar para defenderse y desde entonces se unió a los otros perros.