3. Composición literaria que se concibe como expresión artística de la belleza por
medio de la palabra, en especial aquella que está sujeta a medida y cadencia del
verso. Se suele hablar de poesía épica (luego narrativa); de poesía lírica (o destinada
al canto del arpa manual de cinco cuerdas conocida como "lira"); y de poesía
dramática (o destinada a la representación escénica).
4. TRATA…
Casi siempre de sentimientos o vivencias del autor.
Los tiempos en los que se sitúa el poeta, presente, pasado y, pocas veces, futuro que
no es el tiempo de la emoción más directa. Incluso cuando se siente añoranza o
melancolía por el pasado, esa emoción se siente desde el presente.
Su modo de expresión más frecuente es el verso corto, en el que abundan ritmos o
recurrencias fónicas, semánticas o de estructura sintáctica. Así, por ejemplo, el ritmo
se conseguía en la poesía hebrea repitiendo el mismo significado de un verso en el
siguiente, pero de forma distinta.
El poema lírico tiende a tener una duración reducida a fin de concentrar su significado
ya sea en verso o en prosa.
5. Los subgéneros principales del poema lírico son el himno u oda, la elegía y la sátira.
El himno y la oda expresan sentimientos positivos, de alegría y celebración.. La
elegía, por el contrario, expresa sentimientos negativos, de tristeza o lamento. Por
eso se empleaba como molde para expresar pérdidas de cualquier tipo que afectaban
al equilibrio psíquico del poeta: muertes, desengaños amorosos, etc. La sátira
formula, por otra parte, también sentimientos básicos, como la indignación, la burla o
el desprecio ante algo que va contra la virtud o la moral social.
6. POETAS TALES…
Hesse, Hermann (ALEMAN)
Almagro, Ramón de (ARGENTINO)
Bernárdez, Francisco Luis (ARGENTINO)
Neruda, Pablo - Parte I (CHILENO)
Delmar, Meira (COLOMBIANO
Flórez, Julio (COLOMBIANO)
Rivas, Duque de (ESPAÑOL)
Salinas, Pedro (ESPAÑOL)
Unamuno, Miguel de (ESPAÑOL)
Zorrilla, José (ESPAÑOL)
7. Ayer te besé en los labios...
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más. El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada ya,
para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no...
-¿Adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
PEDRO SALINAS
8. SONETO XXIII
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza su costumbre.
9. Oda a la Cebolla
(Autor: Pablo Neruda)
“Cebolla luminosa redoma,
pétalo a pétalo se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío (…)
Estrella de los pobres, hada madrina
envuelta en delicado papel,
sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro
y al cortarte el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.
Yo cuanto existes celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos globo celeste,
copa de platino, baile inmóvil
de anémona nevada
y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina”.
10. EL RIO
YO entré en Florencia. Era
de noche. Temblé escuchando
casi dormido lo que el dulce río
me contaba. Yo no sé
lo que dicen los cuadros ni los libros
(no todos los cuadros ni todos los libros,
sólo algunos),
pero sé lo que dicen
todos los ríos.
Tienen el mismo idioma que yo tengo.
En las tierras salvajes
el Orinoco me habla
y entiendo, entiendo
historias que no puedo repetir.
Hay secretos míos
que el río se ha llevado,
y lo que me pidió lo voy cumpliendo
poco a poco en la tierra.
Reconocí en la voz del Arno entonces
viejas palabras que buscaban mi boca,
como el que nunca conoció la miel
y halla que reconoce su delicia.
Así escuché las voces
del río de Florencia,
como si antes de ser me hubieran dicho
lo que ahora escuchaba:
sueños y pasos que me unían
a la voz del río,
seres en movimiento,
golpes de luz en la historia,
tercetos encendidos como lámparas.
El pan y la sangre cantaban
con la voz nocturna del agua.
PABLO NERUDA